¿POR QUÉ UN GRAN PORCENTAJE DE SERES HUMANOS SE MUESTRA
INDIFERENTE ANTE UNA SITUACIÓN DE MALTRATO A LA MUJER?
Aborde esta problemática ya sobre esta podemos evaluar temas psicológicos, morales y éticos. Es muy triste ver noticias como la de la joven Deisy Yureli Pantoja, de 17 años de edad la cual fue apuñalada sesenta veces por su novio y padre de su hija frente a la mirada de muchas personas, que de manera indolente empezaron a grabar la situación en vez de intervenir y tal vez poder salvar la vida de esta joven. ¿Esta situación nos lleva a pensar porque la indiferencia? A menudo creemos que ser indiferente es una actitud pasiva que consiste en no hacer una acción, por ejemplo, no elogiar a nuestra pareja, nuestros hijos, nuestros padres, nuestros amigos, no compartir sus inquietudes y problemas, no manifestarle nuestro amor… Sin embargo, la indiferencia no consiste sólo en dejar de hacer algo. Consiste en dañar mediante la supresión de nuestra intervención allí donde nuestra intervención sería esperable. Todos esperamos algo del otro y el otro también espera algo de nosotros. Cuando esa espera se ve frustrada, la relación se resiente. Por ejemplo, llegar tarde a una cita, así esa cita sea en nuestro propio hogar para cenar, hacer aquello que se sabe que al otro le molesta, desoír sus reclamos, son actitudes que pueden también encuadrarse dentro de la indiferencia porque tienen como rasgo en común la indiferencia ante las demandas o expectativas del otro. Contrariamente a lo que se cree, no hacer algo que sería esperable es hacer algo que daña de manera seria una relación. Pocas son las personas capaces de percibir que la indiferencia no es una actitud pasiva, sino muy activa y que cuando se instala en cualquier relación afectiva, ésta se convierte en un tóxico que la daña seriamente, pero en pequeñas cuotas. Saber detectarla a tiempo es sustancial para poder aplicar el antídoto adecuado a ese poderoso tóxico. Pero si la indiferencia ya se ha instalado, a no desesperar. Siempre se está tiempo de revertirla.