Está en la página 1de 6
pesar de que la obra de Juan Carlos Onetti desde el Principio lo cautiva a uno, se puede decir que imanta o hechiza al lector, son pocos los estudios {que existen sobre ella. La mayor parte de la critica sobre la obra onettiana procede de criticos del mismo Uruguay, algunos de ellos de reconocida capacidad; sin embargo son contados los criticos de otros paises que se han ocupado de la obra de este autor. Ya lo dije, el ingreso a esta obra fascina, uno se introduce y de pronto queda abandonado, al fgarete ‘en mundos extrafios y absurdos, alucinantes. Por el momento no se sabe qué hacer, las situaciones son raras, los personajes extrafios y deformes y sin embargo uno se prenda de ellos y Jos sigue en sus espiraciones o inquietudes hasta quedar perdido con ellos en el anonadamiento total, como en el caso de Larsen, el protagonista de El astillero. Sobre esta novela se han emitido algunas ideas. Rodriguez Monegal encuentra una alegoria del descenso al infieno; cita ademis, en su prélogo, la opinién del critico ingés David Gallagher que considera El astillero como la alegorfa de la decadencia del Uruguay. Otros criticos, aiirma el mismo Monegal, ven simbolos cristianos en el hecho de que Larsen se redima en el astillero de “un pasado de crapulo- neria”. Por otro lado, Calvert Casey nos dice que se podria ensayar “una simbologia aproximativa. Larsen serfa la ‘esperanza desesperada, la negativa a la derrota”.? Para Luis Harss, “El astillero funciona como una antiiglesia con su apéstol reinante, Larsen, el sumo pontifice de la dese cin, que oficia diariamente ante un altar deshabitado”.? La novela carga con es0 y con otras cosas més, algunas de las cuales se irin deslindando a lo largo de este trabajo. De todos 1, “Prélogo” a tas Obras completas de Juan Carlos Onetti, p. 33, 2 Calvert Casey, “Juan Carlos Onetti y HI astillero”, p. 119. 3. Luis Hares, Los nuestros, p. 245, E] astillero de Onetti un vacio humano = Eliseo Andrade Carmona modos, la idea del “altar deshabitado” y del viaje a ese infierno que es el astillero tienen algo en comin con las ideas que vamos a desarrollar. La primera imagen que surge de la novela es la de un hombre, del que no se sabe por qué delito (a menos que se haya le{do Juntacaddveres) se encuentra desterrado del pue- blo de Santa Marfa. El ojo del narrador omnisciente lo sigue a través de todos los vericuetos por donde deambula solitario, Nos informa de su paso por las calles de Ia ciudad, de sus entradas a hoteles, restaurantes y cantinas, y sobre todo, nos informa de las actitudes de seguridad y de desplante con que s¢ protege en un medio en el que, él mismo, Larsen, viene siendo el hostil. El narrador logra damos esta presenci extrafia, porque el narrador no es otro que la vor multitudina- ria y andnima del pueblo de Santa Marfa. Siempre que Larsen visite, a partir de ahora, Santa Marfa, apareceri ese narrador miiltiple que lo observa de lejos y que a veces se declara presente en un “nosotros”: “estaba triste, envejecido y con ganas de pelear; mostraba el dinero como si tuviéramos miedo de que se fuera sin pagamos” (p. 1051). Es un ser acorralado que s6lo arma plitica con Ia gente que no frecuentaba mientras vivid en Santa Marfa, La vejez, la tristeza, la deformidad (era gordo) y la pequeftez de Larsen son datos que sirven para contrastarlo con la atmésfera agresiva, no s6lo de Santa Maria, sino, principalmente, con la atmésfera de Puerto Astillero. En Santa Marfa es el contraste con lo humano lo que nos lo presenta como una rata acorralada. En cl astillero se enfoca su pequefiez, su insignificancia humana, frente a la naturaleza; casi un contraste de imagenes de cine: “Camino metiéndose en la quietud del frfo, tieso y taconean- do sin resultado, calle abajo sobre la tierra hiimeda, negro y empequeniecido ‘entre alturas de drboles” (p. 1086). Esta ‘otra imagen: “a pasar de Ia luz gris, del frf0, del viento que ‘gemfa en los agujeros de las chapas del techo, de la debilidad 2 de su cuerpo hambriento, caminé, pequefio y atento, entre miquinas herrumbradas e incomprensibles, por el desfiladero, que formaban las estanterias enormes. ..” (p. 1070). Aqui podemos notar el cor re su ruina y la gran ruina del astillero, entre su tamafo y este ambito de proporciones enormes en que él ingresa y que seré su mundo en toda la novela, Nadie sabe qué podré hacer la insignificancia del hombre para reb gran ruina, Por otra parte, hay que notar también la atmésfera que rodea al personaje. El llega fen el inviemo, en una lancha que lo dejé ahi como pudo haberlo dejado en alguna otra parte, porque Larsen va a la tierra de nadie, a ningin sitio, como él mis Pero llega aqui, y precisamente en el invierno, La atmésfera es triste, siempre gris, deshilachada en una tluvia constante. En ella permaneceri prisionero el insignificante Larsen, hasta el Dia del fin, ef dia de su partida definitiva, porque se iri j, se embarcaré rumbo a la muerte, La novela transcurre en 4. Pacheco afirma que, en general, Onetth “opone al paisjismo uralezas mucrtas, de una simetria helada, helada porque ‘més alto punto de combustion”. José Emilio Pacheco, ‘in del disco dedicado a 10s Onetti p, 2. Toda la no- vela EU astillero we bas en hombre con la simétrica naturaleza 2 este ambiente, puede decirse nocturno por lo gris; el calor y Ja Iluvia son el ambiente desde Sta. Maria a Puerto Astllero. 1 mismo Larsen se da cuenta de que “fuera de la farsa que habia aceptado literalmente como un empleo, no habfa més que el invierno, la vejez, el no tener a donde it, la misma posibilidad de la muerte” (p. 1105). Se hallan resumidos aqui los cuatro motivos que sostienen Ia novela: la vejez, la muerte, el invierno, la farsa y, ahora, “el no tener a dénde ir” antes, cuando é1 llega al astillero se nos habfa informado que a Larsen no le importaba haber bajado allf 0 en cualquier otro lugar. En otra parte lo hubiera seguido el invierno, la vejez y la muerte, pero aqui, en el astillero, lo espera la oportunidad de vivir la farsa y, sobre todo, 1a oportunidad de comprender que Ia vida de él y Ia de los demés es una farsa, que la vida del hombre no es sino una farsa. Hubo un momento en que percibié que Kunz y Galvez tenian con ciencia, como él, de estar jugando a trabajar, de estar jugando a vivir, Entonces piensa que si los demas conciben la vida como un juego absurdo, su juego privado deja de serlo y se transforma en la realidad.’ Esta es, a nuestro parecer, la parte medular de la Novela; contiene la idea més lacerante, la del hombre que tiene conciencia de la futilidad de la existencia humana y que a pesar de ello tiene que seguir hasta el fin jugando ese juego. Pero Larsen tenfa que ir al astillero para que alli se le revelase esta gran verdad. De este modo el juego de la vida —la farsa— que desarrollan los tres hombres en el astillero se proyecta a la vida total de todos los personajes. Otro personaje, Diaz Grey, lo reconoce asi “Usted y ellos. Todos sabiendo que nuestra manera de vi es una farsa, capaces de admitirlo, pero no haciéndolo, porque cada uno necesita, ademés, proteger una farsa perso- nal. También yo, claro” (p. 1118). El escozor que provoca la novela depende de ese vacio que estan viviendo y del que tienen conciencia. Esto es lo mis terrible. En este aspecto, y 5. Ademds de las implicaciones existencialistas que seftalaremos en otra parte, ésta que nos ocupa aquf nos llama la atencién por coincidir con uno de los motivos fundamentales que sostienen la novela. Et juego de Larten es una locura, pero en cuanto se da cuenta de que “los otros", en ef concepto existencialsta, estin haciendo lo mismo conscientemente, ex decit, desde el momento en que ha sido ‘escubierto si juego por lx mirada de los demas, la situacién cambia, se convierte en la realidad A partir de este ‘momento la novela también indica que el juego imphca a todos Para el existencialismo ‘el acto constitutivo del ‘ser para otros’ es la mirada: el otro es aquel {que me mira, Fl serfa un objeto del mundo, como la piedra y la casa, Sino me mirara: en cuanto me mira, $e revela como sujeto hacia el ual se polariza el mundo y por cl cual yo mismo soy reducido a cosa, a objeto”, Norberto Bobbio, £7 existencialismo, p. 92. ——————_ en Lineas generales, Ia novela de Onetti tiene algunas relacio- nes estrechas con la filosofia existencialista.° Larsen proyecta ¥ los otros estin proyectando, pero en el fondo sus proyectos son proyectos que no conducirin nada, puesto que para los mismos personajes, y desde sien pre, la vida es un juego absurdo, carente de sentido. Sus proyectos, entonces, se reducirin a la nada. Por otro lado, en ésta como en otras obras, Onetti recurre a procedimientos novelisticos del absurdo que desnudan Ia esencia de sus personajes. Queremos decir con esto que técnica novelistica y concepcién de la vida tienen que ver con el absurdo y se complementan, Su novela desde este punto de vista se relaciona, por diferencia, con la novela de Camus, EI extran- jero. En ésta el protagonista se resiente de los sistemas absur dos que tienen aprisionados a los demas hombres, le son extrafias las convenciones sociales, las leyes, las conductas, porque él tiene también su propio modo de ser. Hay una oposicién entre su mundo y el mundo que lo rodea. Larsen, sin embargo, ha descubierto que Ia vida de él y de los que le rodean es un absurdo y, con el dolor de quien devela esto, tiene que continuar viviendo esta locura solidariamente con los dems.’ Larsen y Meursault s6lo tienen en comin esa coneiencia Kicida que descubre el absurdo de la vida. En otra parte piensa Larsen: “Ahora todo esté en la manera de jugar. El viejo y yo queremos dinero, y mucho, 6, Las ideas existencialistas que se citan a continuacion estin muy artaigadas en el interior de la novela y, por consecuencia, nos sirven para entenderla mejor: “EI naufragio to espera [al hombre] en Ia linde de toda conquista que intente: siempre es el hombre de ta finitud totalmente explicada y totalmente aceptada, en que toda decisiSn cs una repeticién de si mismo, la libertad una’ libertad para ta muerte.” Bobbio, op. cit, p. 45. En otta parte dice el mismo autor: “[EL hombre] se ha quedado solo, encerrado en su finitud, prisionero de sf mismo, y no tiene mis alli desi mismo otta posbilidad de tuaseendencia sino hacia I nada," Mid. p. 77 Las ideas del maufragio, dela soledad, del encaminarse hacia la nada son unas constantes que se mantienen en £7 stiller y concietnen sobre todo al protagonist. La afinidad de Onetti con el existencialismo la sefala Pacheoo en cl ensayo citado como una atmésfera que se respira en la década det 40, més que como una influencia que el autor haya recibido de Francia, 7. *[Los personaies de Onetti] —dice Jorge Campos bres que se encuentran marginados,frustrados, desesperanzados, angus tiados. Pero lo que no debe descuidarse un momento es que. st recorride por el mundo no se produce en un aislamiento 0 sokedad que Ios irradia 0 destruye. Fs todo un mundo el que es asf, que forma una ciudad 0 que rodea, como Jos suburbios, a la moderna, brillante y poderosa ciudad.” “Letras de América. Los mundos de Oneti p. 11 son hom: y también nos parecemos en ta falla de quererlo, en el fondo, Porque si, porque éa es la medida con que se mide un hombre. Pero él juega distinto y no solo por el tamafto y el montén de fichas. Con menos desesperacion que yo, para em: pezar, aunque le queda tan poco tiempo y lo sabe; y para seguir, me leva la otra ventaja de que, sinceramente, lo linico que le importa esel juego y no lo que pueda ganar También yo..." (p. 1024). Esti explicita, como en otras muchas partes de la novela, la idea de la vida como un juego, pensada en este caso por Larsen, el protagonista, Pero ko mas importante que hay que destacar es esa indifesencia ante el desarrollo del juego. Ya habfamos notado més arriba que Larsen ega al astillero por azar. Ahora, en el juego, no sabe Jo que quiere. Desea dinero “porque si", esta frase es muy importante porque indica su actitud ante la vida, ante los demds, ante si mismo. Notamos que sus acciones y su pensamiento manifiestan el vaivén de la indiferencia: quiere el dinero “porque medida del hombre”, porque a Petrus le interesa, porque, como a Petrus, a él también s6lo le interesa el juego. Ya sabemos que con Larsen juegan, ademis de Petrus, Kunz y Gélvez. Todos juegan a horarios en que no se hace nada, discuten sueldos imagina- rios, elaboran proyectos en relacién con el astillero o incluso 23 Petrus llega a firmarle a Larsen (en un acto que rezuma seriedad) un contrato provisional en que lo reconoce como “Gerente General de los astilleros de la firma Jeremias Petrus, Sociedad Anonima”. Hay hasta una referencia inequi- vyoca al juego en el Album de estampillas con el que Kunz alterna el trabajo-juego que se da en el astillero. El am biente lidico contagia toda la novela: todos estén jugando. Hay que destacar también que todas las cosas en esta novela son llamadas directamente por su nombre, se dice juego, trampa, ruina, decadencia, soledad, locura. Esto es {tivo porque establece una relacion estrecha entre esta ‘en nombrar asi las cosas y el hecho de que Larsen y los dems personajes estén conscientes de la locura que viven, de esa locura transparente. Los lugares donde se desarrolla este juego y que el mismo Onetti_ nos sefiala son: Santa Maria, el astllero, la casilla y la slorieta. Cada uno de estos lugares desempefia una funcién especifica en la novela, por algo el novelista nos los presenta de manera destacada e’insistente. Santa Maria es el lugar del desengafio, es ahi donde Diaz Grey le ratifica a Larsen la farsa en que todos estén viviendo y de la cual ya tenia conciencia, también ahi él le revela al viejo Petrus a traicion que esti a punto de realizar Galvez; en Santa Maria es donde Larsen descubre en la sonrisa del cadiver de Galvez, la verdadera personalidad, segin él, de este hombre. Contre dictoriamente, Santa Maria es también el lugar donde se abreva la fe, En el momento decisivo Larsen encuentra las palabras de Petrus que le insuflan nueva fe en el dnimo. De Santa Maria regresa con fe hacia el astillero. El astillero es el ugar del rito, los gestos y las actitudes cambian en cuanto los personajes entran en ese Ambito. Larsen recurre a un timbre para llamar a sus subordinados y ellos solicitan permiso para verlo, se anuncian, a pesar de que fuera de ahi conviven juntos. La casilla® es el lugar de una amistad extrafia entre los tres y donde Larsen proyecta su earifio de hombre de mundo hacia la mujer de Galvez, que esta encinta, Por diltimo, la glorieta es el lugar del amor de Larsen por una extrafa virgen idiota o loca, la hija de Petrus. La felacién con las dos mujeres (“la loquita” y “la preiada” como é1 las llama en el pensamiento) es la del hombre de mundo con la mujer; se basa en los regalos, los piropos y los 8. En a ensayo Campos reconoce que “la suciedad y cl abando- no son tnicamente correlatos externos de la falta de fe en si mix mo en los ous, en la humanidad”. Jorge Campos, Joc cif. Estas Ideas se amoldan adecuadamente al astlero, la gran casa de Lar sen, Gilver y Kunz, y a a casilla, donde también conviven estos personajes. La cita arroja Tz sobre las relactones entre ellos. besos. La imagen que Larsen tiene de la esposa de Galvez es la de la mujer nostilgica y lejana con la que pudo haberse casado en otro tiempo. Con Angélica Inés, la hija de Petrus, guarda una relacién formal de noviazgo trasnochado. Estos son los sitios que frecuenta Larsen y en cada uno de ellos se realiza una accién predominante. Los lugares sugieren los circulos de la Divina Comedia 0 del mito del descenso al infierno. Laren, solitario, ve transcurrir su vida pasando del astillero, especie de infiemo, a la glorieta, “la tierra que él se habia prometido”. Los personajes que habitan estos circulos aumentan las sugerencias: en Santa Marfa esti Petrus que tiene “cabeza de momia de mono” y “manos hechas de alambre y papeles viejos”. El astillero alberza a hombres calvos y manidticos que le sirven de compaferos, en Ia caslla se destaca Ia presencia de la mujer deformada por una barriga prominente y en la glorieta, que puede considerarse como un cielo extrafio en todo este mundo novelistico extrafo también, vive una loca y una criada infiel, Ya para ferminar la novela, Larsen hace un recorrido por todos estos circulos: parte de Santa Maria donde presencia la muece de la muerte en el caddver de Galvez, llega a Puerto Astillero en donde en lugar del amor de Angélica encuentra el sexo de la criada _y significativamente (puesto que esté por concluir todo) quema en esta casa el contrato provisional que Petrus le habja firmado, sale de ah{ y se dirige al astillero; alli, ene conciencia de estar en la parte més alta del mundo y nel centro de Ia perfecta soledad que habia supuesto, y casi deseado. ..” Agreguemos a todas las extrafezas de la novela el hecho de que a Larsen no lo redime de la soledad ni el amor, ni el sexo de la mujer. Adquiere conciencia de que el astillero es el lugar sagrado por excelencia, donde él Kunz _y Galvez ingresaban con tanta solemnidad. Por fin Visita Ia casilla y alli le toca ver a la mujer de Galvez en trance de parit. Hay que detenerse un poco en esta parte final porque el relato aumenta en ambigiedades. El narrador dice que después de que Larsen vio a la mujer sangrando “pudo imaginar la trampa” y que “temblando de miedo y asco se apart de la ventana y se puso en marcha hacia la costa” (p. 1200). Pueden plantearse entonces estas cuestiones: GEn qué consiste la trampa que imagin? {Es que él representa la muerte, lo deshecho, y esta frente a la vida que quiere continuar la farsa? En relacion con esto cabe destacar que llega al astillero, significativamente, en el invierno gris, Y que su partida —que sabemos que es hacia la muerte~ se realiza con “el primer adelgazado olor de la primavera que se deslizaba incontenible por las figuras del invierno decré- pito” (p. 1201). Quizé esto conteste y, al mismo tiempo, enriquezca el sentido de la novela. Hay una alusién clara al mito de los ciclos de la vida, del renacer y de la muerte. Esto también tiene intima relacion con el Ultimo acto sexual que realiza Larsen, con el nacimiento del que huye y con la muerte que lo espera. El final de Ia novela insiste en dos posibles desenlaces, lo que es una explicita declaracién del caricter de relato de la obra y agrega ademés un elemento de ambiguedad. habjamos hecho notar el contraste entre la insignit} enorme del astillero en ‘otro aspecto en relacién con esto, hay otro contraste en otro plano entre el protagonista y el astillero, Es al plano de la acciGn al que nos referimos ahora: Larsen siempre esti en actividad, en él anida a inguietud, cuando no esté deambulando de un lado a otro, esti planeando Ia reparaci6n de barcos fantasmas que nunca Iegarén al astillero 0 inventando. modemos procesos de metalizacién, Este contraste tiene como funcion destacar més la impasible presencia de bloque con que impresiona el astllero y el estatismo de la ruina que da la sensacin de fauces de hierro enmohecido en espera de tragarse al home bre. En definitiva, es el simbolo de a lucha tenaz del hombre contra Is naturaleza, contra las cosas creadas con sus 25 propias manos. Larsen es el héroe problemético de Lukécs, pero un héroe esencialmente distinto; carece de valores 0, me- jor dicho, se empefia en una lucha cuyos valores estén creados por su firme voluntad demoniaca, son valores que tienen por sostén la propia ruina, Larsen es un Quijote al revés, un Quijote que se da cuenta de la vacuidad de sus “ideales” y que, sobre esto, sigue luchando hasta el final por ellos, por la ruina, por la nada. Casey se pregunta: qué es el astillero? y se contesta: “una especie de terror a la nada y de amor a la nada, una lucha grandiosa y perdida por rechazar un destino, la historia de una derrota, un paisaje que se traga a sus perso- najes, una narracion que es también la historia de toda la especie humana”.,” ‘Aunque en esta novela se notan relaciones de amor, de amistad, de trato, sabemos que todo ello sucede en aparien- cia, pues todo esté carcomido por Ia farsa que los mismos personajes reconocen, Esto quiere decir que la novela esti poblada por verdaderos solitarios y que entre ellos se siente el insondable abismo que los separa. El hecho de que los ismos personajes reconozcan que su vida es una farsa que estin obligados a continuar deja en el lector una sensacion de amarga tragedia. En esta novela se ratifica plenamente la opinion de Angel Rama cuando afirma que Onetti nos presenta en sus novelas a “hombres distantes unos de otros, aun en la amistad y el amor”. ” Es sintomético que la literatura actual, y en especial la nuestra, insista tanto en los temas de la incomunicacién y de la soledad. Pignsese si no en la soledad que derrumba a Pedro Péramo a pesar de haber logrado un imperio casi perfecto sobre la tierra y los hombres 0 en los afios vividos por las generaciones de los Buendia en Cien aos de soledad Muchas de estas cuestiones tienen que ver con problemas muy profundos de nuestra sociedad, en la que el hombre, si bien se ve, es un solitario, manejado a su pesar por otros hombres, por la burocracia, por grupos de poder y por méquinas que no tienen nada que ver con Ia naturaleza humana. Al respecto, Adomo afirma que la dimensién metafisica de la novela modema “es en si misma fruto de su objeto real, una sociedad en la que los hombres estén desgarrados los unos de los otros y cada cual de sf mismo. En la trascendencia estética se refleja el desencanto del mundo”, 9. Calvert Casey, op. cit, p. 119. ‘Angel Rama, “Origen de un novelista y de una generacién lite taria®, en Juan Carlos Onets, 1 poro, p. 59. 11, Theodor Adomo, Notas de Literatura, p. 47. 26 BIBLIOGRAFIA Adomo,Theodor W. Notas de literatura Ariel, Barcelona, 1962. 136 p. Bobbio, Norberto. Ei existencialismo. Ensayo de interpreta cién. FCE, México, 1966. 96 p. Campos, Jorge, “Letras de América. Los mundos de Onetti” Insula, 1971. nim. 299. 11 p. Casey, Calvert. “Juan Carlos Onetti y El astllero”. Casa de las Américas, 1964, nim. 26. 117-119 p. Harss, Luis. Los nuestros. Sudamericana, 1971. 468 p. Onetti, Juan Carlos. Obras completas. prol. de Emir Rodri- guez Monegal. Aguilar, México, 1970. 1432 p. Pacheco, José Emilio. Presentacién del disco dedicado a Juan Carlos Onetti. Voz viva de América Latina, 1967, UNAM.99/100, Rama, Angel. “Origen de un novelista y de una generacin literaria”. En Juan Carlos Onetti. EY poza. Arca, Monte- video, 1967. Buenos Aires,

También podría gustarte