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Universidad Centroamericana - UCA


Número 118 | Agosto 1991 << Nro. anterior Nro. siguiente >>

En este mismo numero:

Nicaragua
El primer congreso del FSLN

Nicaragua
Objetivo: desmantelar la educación
sandinista

Internacional
La Haya: un juicio para la historia
Internacional
La Haya: un juicio para la historia Nicaragua
Cuatro discursos escuchados en el
Primer Congreso del FSLN
Resumen de las resume las etapas fundamentales de un proceso que es un hito
histórico para los pueblos del Sur. Lo hace Augusto Zamora, quien fue abogado
de Nicaragua en la Corte de la Haya hasta 1990.
Augusto Zamora

Hace cinco años, un 9 de abril de 1984, en el Palacio de la Paz, en La Haya,


Revista Envío Nicaragua introducía ante la Corte Internacional de Justicia, "órgano judicial
Edificio Nitlapán, principal" de las Naciones Unidas, una demanda en contra de los Estados
2do. piso
Universidad Unidos de América. Se iniciaba así el juicio más polémico de los conocidos por
Centroamericana la CIJ y el más famoso de los ventilados ante un tribunal internacional. Quizás,
UCA el juicio más trascendental para el futuro desarrollo del Derecho Internacional.
Apartado A-194
Managua, Nicaragua La trascendencia de la acción nicaragüense se debía no sólo al objeto mismo
de la demanda - una política en curso de intervención y de amenaza y uso de la
Teléfono:
(505) 22782557 fuerza, caso sin precedentes en la CIJ - sino también a los protagonistas del
caso, un pequeño Estado, Nicaragua, y una superpotencia, miembro
Fax:
(505) 22781402
permanente del Consejo de Seguridad y uno de los artífices de la creación de la
Organización de las Naciones Unidas y del órgano judicial internacional, los
Email: Estados Unidos de América.
info@envio.org.ni
Después de la derrota electoral del FSLN, la Asamblea Nacional -el parlamento
de Nicaragua - aprobó el 5 de abril de 1990 una ley - la número 92 -
denominada Ley de Protección de los Derechos de Nicaragua en la Corte
Internacional de Justicia, con la que intentaba preservar el histórico juicio y su
consecuencia más directa, el derecho de Nicaragua a ser indemnizada por los
Estados Unidos.

La creación de la Corte Internacional de Justicia


En las postrimer+ias de la Segunda Guerra Mundial se reunieron en Dumbarton
Oaks, un barrio de Washington, en los meses de agosto y septiembre de 1944,
los representantes de las potencias aliadas, Unión Soviética, Reino Unido y
Estados Unidos, con representantes de China y de los otros gobiernos de la
alianza antifascista mundial, para sentar las bases de una nueva organización
internacional, que recibiría el nombre de Organización de Naciones Unidas.

La Declaración de Dumbarton Oaks sirvió de base para la Conferencia de San


Francisco, celebrada en 1945, de la que surgieron las Naciones Unidas. Esta
organización nació con el propósito declarado de preservar a la humanidad del
flagelo de la guerra, mantener la paz y seguridad internacionales, garantizar la
supresión de actos de agresión y velar por la solución pacífica de las
controversias. La Declaración contemplaba que el tercer órgano principal de
Naciones Unidas, junto al Consejo de Seguridad y a la Asamblea General, sería
una Corte Internacional de Justicia, cuyo Estatuto formaría parte integrante de
la Carta de Naciones Unidas.

La Carta de Naciones Unidas fue suscrita en San Francisco el 26 de junio de


1945 y en esa misma fecha quedó establecida la Corte Internacional de Justicia
(CIJ), que sucedería a la anterior Corte Permanente de Justicia Internacional,
creada en el marco de la fracasada Sociedad de Naciones. La CIJ nació como
el "órgano judicial principal de las Naciones Unidas", según expresa el artículo
92 de la Carta de la organización mundial. El más alto tribunal del mundo rige
su actuación por un Estatuto, que es parte de la Carta. Según establece este
Estatuto, "en caso de disputa sobre si la Corte tiene o no jurisdicción, la Corte
decidirá" (articulo 36,6). Las sentencias de la Corte son de obligatorio
cumplimiento, sin excepción (articulo 59 del Estatuto y 94 de la Carta). Las
sentencias, además, son definitivas e inapelables (articulo 60 del Estatuto).

Estados Unidos y Nicaragua suscribieron la Carta de San Francisco, teniendo la


condición de miembros originarios de las Naciones Unidas. Estados Unidos
aceptó la jurisdicción obligatoria de la CIJ el 14 de agosto de 1946. Por su parte,
Nicaragua había aceptado la jurisdicción obligatoria ante la Corte Permanente
de Justicia Internacional el 24 de septiembre de 1929, aceptación que mantuvo
ante la CIJ, la que incluía en sus Anuarios a Nicaragua dentro del grupo de
Estados que habían aceptado la llamada jurisdicción compulsiva.

Estados Unidos y la Corte Internacional de Justicia


Estados Unidos, además de miembro fundador de Naciones Unidas, fue uno de
los primeros países del mundo en aceptar la jurisdicción obligatoria de la CIJ.
Fue también uno de los primeros en presentar un caso ante ese Tribunal: un
juicio con Francia incoado en 1950, que fue el quinto caso conocido por la
Corte. Entre 1950 y 1984, Estados Unidos compareció ante la CIJ en 13
ocasiones. El caso numero trece fue precisamente el introducido por Nicaragua
el 9 de abril de 1984, que fue el caso numero 50 conocido por la Corte
Internacional de Justicia.

Ante la CIJ, Estados Unidos introdujo demandas contra Hungría y la URSS en


1954, contra Checoslovaquia en 1955, contra la URSS en 1955, contra Bulgaria
en 1957, nuevamente contra la URSS en 1958, otra vez contra la URSS en
1959 y contra Irán en 1979. Estados Unidos ha sido demandado ante la Corte
por Francia en 1950, por Italia en 1953, por Suiza en 1957 y por Nicaragua en
1984 y fue a juicio con Canadá de mutuo acuerdo en 1981. Después de haber
desconocido a la CIJ en el caso de Nicaragua, Estados Unidos presentó
demanda contra Italia en 1987, fallada por la Corte en 1989.

Estados Unidos es el país que, en los 41 años de existencia de la CIJ, ha


visitado con mayor frecuencia el Palacio de la Paz, ya como parte demandante,
como parte demandada, o por mutuo acuerdo con otro Estado. Estas cifras nos
dan la medida no solo de la importancia que Estados Unidos ha concedido
históricamente a la CIJ, sino de la magnitud de la decisión del gobierno
norteamericano de desconocer a la Corte Mundial, retirándose a la mitad del
juicio incoado por Nicaragua, en una actitud sin precedentes en los anales de
Naciones Unidas.

La demanda de Nicaragua contra Estados Unidos


En la convicción de que la política de la administración Reagan constituía una
violación a las normas y principios más fundamentales del Derecho
Internacional, sobre los que descansa la paz y seguridad internacionales, el 9
de abril de 1984, Nicaragua depositó su demanda en la CIJ, indicando sus
causas:

"Los Estados Unidos de América hacen uso de la fuerza militar contra


Nicaragua e intervienen en sus asuntos internos en violación de su soberanía,
de su integridad territorial y de su independencia política, así como de los
principios más fundamentales y más universalmente reconocidos del Derecho
Internacional".

En razón a los hechos, Nicaragua rogaba a la Corte juzgar y declarar:

"a.) Que los Estados Unidos al reclutar, entrenar, armar, equipar, financiar,
abastecer y de cualquier otra manera alentar, apoyar, ayudar y dirigir acciones
militares y paramilitares en y contra Nicaragua han violado y violan sus
obligaciones expresas en virtud de Cartas y tratados con respecto a
Nicaragua...

"b.) Que los Estados Unidos en violación de sus obligaciones derivadas del
Derecho Internacional... han violado y violan la soberanía de Nicaragua por el
hecho:
- de ataques armados contra Nicaragua por aire, tierra y mar;
- de incursiones en las aguas territoriales de Nicaragua;
- de la violación del espacio aéreo de Nicaragua;
- de esfuerzos por medios directos e indirectos por coercionar e intimidar al
Gobierno de Nicaragua.

"c.) Que los Estados Unidos, en violación de sus obligaciones en virtud del
Derecho Internacional..., han usado y usan la fuerza y la amenaza de la fuerza
contra Nicaragua.

"d.) Que los Estados Unidos, en violación de sus obligaciones derivadas del
derecho internacional... han intervenido e intervienen en los asuntos internos de
Nicaragua.

"e.) Que los Estados Unidos, en violación de sus obligaciones en virtud del
derecho internacional... han infringido e infringen la libertad de los mares e
interrumpen el comercio marítimo pacífico.

"f.) Que los Estados Unidos, en violación de sus obligaciones en virtud del
derecho internacional... han matado, herido y secuestrado y matan, hieren y
secuestran a ciudadanos de Nicaragua.

"g.) Que teniendo en cuenta esas violaciones de las obligaciones jurídicas antes
mencionadas, los Estados Unidos tienen el deber expreso de cesar y desistir
inmediatamente:

- de todo uso de la fuerza directa o indirectamente, abierta o encubierta y de la


amenaza del uso de la fuerza contra Nicaragua;
- de todas las violaciones de la soberanía, la integridad territorial o la
independencia política de Nicaragua, incluyendo toda intervención directa o
indirecta en [sus] asuntos internos;
- de todo apoyo de cualquier naturaleza que sea, incluyendo el entrenamiento y
el suministro de armas, municiones, financiamiento, avituallamientos, ayuda,
mando o cualquier otra forma de apoyo a cualquier nación o grupo,
organización,
movimiento o individuo que participe o se disponga a participar en acciones
militares o paramilitares en o contra Nicaragua;
- de toda tentativa que tenga por objeto restringir, bloquear o poner en peligro la
entrada o la salida de los puertos de Nicaragua;
- de todas las muertes, lesiones y secuestros de ciudadanos nicaragüenses;

h.) Que los Estados Unidos tienen la obligación de pagar a Nicaragua en su


propio nombre y como 'parens patriae' de los ciudadanos de Nicaragua,
reparaciones por los daños sufridos por las personas, los bienes y la economía
de Nicaragua, a causa de las violaciones antes mencionadas al Derecho
Internacional, cuyo monto será determinado por la Corte. Nicaragua se reserva
el derecho de introducir ante la Corte una evaluación precisa de los daños
causados...".

Después de que el gobierno norteamericano se enteró de la decisión


nicaragüense de incoar el juicio ante la CIJ, el Secretario de Estado, George
Shultz, dirigió una carta al Secretario General de las Naciones Unidas, el 6 de
abril de 1984 - tres días antes de que se presentara la demanda -comunicando
la modificación de la aceptación de la jurisdicción obligatoria de la CIJ,
expresando que: "La mencionada declaración no debe aplicarse a controversias
con cualquier Estado Centroamericano o que se originen o se relacionen con
acontecimientos que se desarrollan en Centroamérica; estas controversias se
solucionarán en la forma que convengan las Partes en las controversias de que
se trata".

Traducido a román paladino, Estados Unidos pretendía burlar la jurisdicción


obligatoria de la CIJ y librarse de la demanda.

Nicaragua solicita medidas provisionales de protección


En la solicitud presentada a la Secretaria el 9 de marzo de 1984, Nicaragua
pedía a la Corte indicar urgentemente medidas provisionales de protección, por
considerar que las actividades militares y paramilitares de Estados Unidos
contra Nicaragua continuarían provocando daños irreparables a la población y
al país. En tal virtud, Nicaragua demandó a la CIJ:
"Que los Estados Unidos cesen y se abstengan inmediatamente de prestar,
directa o indirectamente, todo apoyo incluyendo entrenamiento, armas,
municiones, avituallamiento, ayuda y recursos financieros, mando u otras
formas de apoyo a cualquier nación o grupo, organización, movimiento o
individuo que participe o se disponga a participar en actividades militares y
paramilitares en o contra Nicaragua.

"Que los Estados Unidos deben cesar y desistir inmediatamente de toda


actividad militar o paramilitar de sus representantes, agentes o fuerzas armadas
en Nicaragua en o contra Nicaragua y a todo uso o amenaza de uso de la
fuerza en sus relaciones con Nicaragua".

Estados Unidos respondió a la demanda alegando lo siguiente:

- "Los Estados Unidos estiman que la Corte es incompetente 'in limine' y ve en


este defecto de competencia una desestimación de demanda fundamental (...)

- Los Estados Unidos concluyen que la Corte no debe dar curso a la demanda
de Nicaragua y (...) tampoco debe indicar medidas provisionales.

- Los Estados Unidos, por consiguiente, reiteran respetuosamente a la Corte su


demanda de cerrar de una vez por todas el procedimiento sobre la solicitud de
Nicaragua y su demanda de indicación de medidas provisionales".

Audiencia Oral:

Estados Unidos habla por Honduras, El Salvador y Costa Rica


En la audiencia oral publica convocada por la Corte los días 25 y 27 de abril de
1984, para conocer las observaciones de Estados Unidos y Nicaragua sobre la
solicitud de indicación de medidas provisionales de protección, Estados Unidos
amplió su alegato sobre la incompetencia de la Corte, acusando a Nicaragua de
estar involucrada en una "revolución sin fronteras" y en ataques contra
Honduras y Costa Rica, países que se habían dirigido a Estados Unidos
solicitando ayuda para su seguridad para acordar medidas colectivas de
legítima defensa.

Para apoyar esta posición, Estados Unidos entregó a la Corte copias de


telegramas dirigidos al Secretario de la Corte por los Gobiernos de Costa Rica y
El Salvador y un telex de Honduras al Secretario General de Naciones Unidas,
todos los cuales señalaban que la concesión de las medidas provisionales
requeridas por Nicaragua perjudicaban los derechos de esos tres países.
Finalmente, Estados Unidos pidió a la CIJ, por "razones imperativas", rechazar
la solicitud de medidas provisionales y cerrar de inmediato el caso.

Una anécdota de esta primera audiencia oral pública: los abogados del equipo
nicaragüense no alcanzaban a llenar la primera fila de asientos destinados a
Nicaragua. El equipo norteamericano, en cambio, ocupaba cuatro filas. También
hay que señalar que Nicaragua renunció a designar a su 'juez ad hoc' para esta
primera etapa del juicio. Estados Unidos tiene juez permanente.

La Corte indica medidas provisionales de protección


Partiendo del principio de que la indicación de medidas provisionales de
protección no prejuzgaba en forma alguna sobre la jurisdicción, la CIJ
desestimó la petición norteamericana. Y el 10 de mayo de 1984, en audiencia
pública, dio a conocer su fallo sobre la solicitud de Nicaragua:

"La Corte: Indica, en calidad provisional, pendiente de su fallo final en el


procedimiento incoado... por la República de Nicaragua contra los Estados
Unidos de América, las medidas provisionales siguientes:

Que los Estados Unidos deben inmediatamente cesar y abstenerse de cualquier


acción que tenga por efecto restringir, bloquear o poner en peligro la entrada o
la salida de puertos nicaragüenses, en particular por la colocación de minas.

Que el derecho a la soberanía y a la independencia política que posee la


República de Nicaragua, como cualquier otro Estado de la región o del mundo,
sea plenamente respetado y no sea comprometido en manera alguna por
actividades militares y paramilitares que están prohibidas por los principios del
derecho internacional, particularmente por el principio de que los Estados se
abstengan, en sus relaciones internacionales, de recurrir a la amenaza o al uso
de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de
cualquier Estado, y por el principio relativo al deber de no intervenir en los
asuntos que dependan de la competencia nacional de un Estado, consagrado
por la Carta de las Naciones Unidas y la Carta de los Estados Americanos".

El fallo de la CIJ fue una importantísima victoria de Nicaragua. Se dio en


momentos en que Estados Unidos arreciaba sus acciones y presiones contra el
país. El minado de los puertos a principios de ese año y los ataques a los
depósitos de combustible en Corinto fueron la expresión más dramática del
acoso sufrido por Nicaragua. Este fallo hizo mayor el descrédito de la política
norteamericana, muy afectada entonces por el minado de los puertos, criticado
hasta por el incondicional gobierno de Margaret Thatcher.

Segunda etapa:

Jurisdicción de la Corte y admisibilidad de la demanda


Finalizada la cuestión de las medidas provisionales, correspondía ahora
determinar si la CIJ, como afirmaba Nicaragua, tenía plena jurisdicción para
conocer la demanda nicaragüense y si esa misma demanda entraba dentro de
las competencias de la Corte. O si, como afirmaba Estados Unidos, la Corte no
tenía jurisdicción y la demanda de Nicaragua no era admisible por estar fuera
de las competencias que la Carta de Naciones Unidas otorgaba a la CIJ.

Por ordenanza del 14 de mayo de 1984, el Presidente de la Corte fijó los plazos
dentro de los cuales Estados Unidos y Nicaragua debían presentar su memoria
y contramemoria (o alegatos escritos) sobre estas cuestiones. Nicaragua debía
presentar su Memoria antes del 30 de junio de ese año, y Estados Unidos su
Contramemoria antes del 17 de agosto de 1984.

El Salvador reclama intervenir en el juicio


El 15 de agosto de ese mismo año, El Salvador presentó una "declaración de
intervención" en el juicio contra Estados Unidos, por considerarse parte
afectada. En su declaración afirmaba, entre otras cuestiones, que:

"El Salvador se considera bajo la presión de un eficaz ataque armado de parte


de Nicaragua y se siente amenazado en su integridad territorial, su soberanía y
su independencia, junto con otros países centroamericanos (...). En opinión de
El Salvador (...) no es posible para la Corte fallar las demandas de Nicaragua
contra Estados Unidos de esta manera sin determinar los derechos de El
Salvador y de Estados Unidos para comprometerse en acciones colectivas de
legítima defensa. Las demandas de Nicaragua contra Estados Unidos están
directamente interrelacionadas con las demandas de El Salvador contra
Nicaragua".

La solicitud salvadoreña - apoyada de inmediato por Estados Unidos - no sólo


estaba fuera de lugar, sino que era jurídicamente insostenible, pues se basaba
en acusaciones sin posibilidades de prosperar. Nicaragua, consciente de esa
situación, no objetó la petición, a pesar de que hubiera podido oponerse con
éxito a la misma. Casi habría bastado argüir el principio de reciprocidad, pues El
Salvador había excluido de su aceptación de la jurisdicción obligatoria de la
Corte todo lo referente a "situaciones de hostilidad, conflicto armado, actos de
legítima defensa individual o colectiva, (y) resistencia a la agresión" y por tanto,
no podía invocar frente a Nicaragua la jurisdicción obligatoria.

El 4 de octubre de 1984, la Corte desestimó la petición de El Salvador, como


Nicaragua había previsto, decidiendo que la declaración de intervención era
inadmisible en aquella fase de la demanda. Concluía el capítulo incidental
introducido en el juicio y Estados Unidos y Nicaragua quedaban de nuevo solos
frente a frente.

Los argumentos de las partes sobre jurisdicción y admisibilidad


Nicaragua entregó su Memoria el 30 de junio de 1984 y Estados Unidos su
Contramemoria el 17 de agosto de ese mismo año. La Corte convocó a la
audiencia oral pública sobre estos temas para el mes de octubre de 1984. En su
Memoria, Nicaragua había presentado a la Corte cinco conclusiones
fundamentales:

a) La jurisdicción de la Corte para conocer la controversia está fundamentada


en la declaración de Nicaragua del 24 de septiembre de 1929 y en la
declaración de los Estados Unidos del 14 de agosto de 1946.

b) La declaración de Nicaragua del 24 de septiembre de 1929 está en vigor y es


un instrumento valido de aceptación de la jurisdicción obligatoria de la Corte.

c) El intento de Estados Unidos de modificar su declaración del 14 de agosto de


1946 a través de la carta del 6 de abril de 1984 del Secretario de Estado Shultz
al Secretario General de las Naciones Unidas, es nula y no tiene ningún efecto.

d) De conformidad con el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre los


Estados Unidos y Nicaragua, la Corte tiene jurisdicción para conocer la
demandas presentadas en el presente juicio en los aspectos referentes a ese
Tratado.

e) No existe obstáculo alguno que impida a la Corte conocer la demanda de


Nicaragua. La demanda es admisible.

Estados Unidos contraargumentó en los siguientes términos:

1) Nicaragua nunca aceptó la jurisdicción obligatoria de la Corte y por lo tanto


no tiene derecho de invocar esa jurisdicción contra los Estados Unidos.

2) El Tratado de Amistad, Comercio y Navegación no proporciona ninguna base


para la jurisdicción de la Corte en el presente caso.

3) La demanda presentada por Nicaragua está fuera de la competencia de la


Corte y por lo tanto no es admisible.

4) La no admisibilidad de la demanda de Nicaragua se basa en lo siguiente:

a) Nicaragua ha participado en ataques armados contra sus vecinos.

b) Los problemas de Centroamérica son regionales y se originan principalmente


en interrelacionados factores económicos, sociales, políticos y de seguridad.

c) Estados Unidos, Nicaragua y otros Estados de América Central están de


acuerdo con la resolución del conflicto a través de Contadora.

d) Las declaraciones de Nicaragua no entran dentro de la esfera del


consentimiento de los Estados Unidos a la jurisdicción de la Corte.

La sentencia sobre jurisdicción y admisibilidad


El 26 de noviembre de 1984, la Corte Internacional de Justicia dió a conocer su
decisión sobre la cuestión de la jurisdicción y admisibilidad. La sentencia de la
Corte expresaba que:

"La Corte, 1)
a) Decide (...) que tiene jurisdicción para conocer la demanda presentada por la
República de Nicaragua el 9 de abril de 1984...;
b) Decide (...) que tiene competencia para conocer la demanda presentada por
(...) Nicaragua (...) en la medida en que plantea una controversia concerniente a
la interpretación o aplicación del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación
entre los Estados Unidos de América y la República de Nicaragua, firmado en
Managua, el 21 de enero de 1956, sobre la base del articulo XXIV de este
tratado.

2) Decide (...) que la referida demanda es admisible".

Con este fallo se resolvía a favor de Nicaragua esta fundamental etapa del
juicio, quedando abierto el camino para entrar al fondo de la demanda: las
acusaciones contra Estados Unidos por sus "actividades militares y
paramilitares en y contra Nicaragua". Se pasaba a la etapa definitiva, en la que
era necesario demostrar cual de los dos Estados tenía la razón y la justicia de
su lado.
Otra anécdota. El equipo de abogados de Estados Unidos llegaba al Palacio de
la Paz en una consistente caravana de limosinas y Mercedes... El equipo de
Nicaragua lo hacía en un microbús alquilado para la ocasión.

Un hecho sin precedentes: Estados Unidos rechaza a la CIJ


Después de fracasados los intentos norteamericanos dirigidos a impedir que la
CIJ conociera de la demanda, en una actitud sin precedentes y después de una
fuerte campaña para desacreditar a la Corte Internacional de Justicia, Estados
Unidos dirigió una carta a la CIJ el 18 de enero de 1985, en la que expresaba:

"Los Estados Unidos se ven obligados a concluir que la Sentencia de la Corte


es claramente errónea, tanto respecto a los hechos como al derecho (...). Los
Estados Unidos continúan firmemente convencidos de que la Corte no tiene
jurisdicción para conocer del conflicto y que la demanda nicaragüense del 9 de
abril de 1984 es inadmisible. Me incumbe, en consecuencia, informarles que los
Estados Unidos no tienen la intención de participar en ningún otro
procedimiento referente a este caso..."

En los 41 años de existencia de la Corte Internacional de Justicia solo unos


pocos Estados se habían negado a participar desde un principio en juicios
entablados en su contra por otro Estado. Pero nunca se había dado el caso de
que un Estado, después de haber aceptado participar en un juicio incoado en la
CIJ, se retirara del mismo por haber obtenido un fallo desfavorable. La actitud
norteamericana era otra gravísima violación de la Carta de Naciones Unidas.

El juicio continúa
De conformidad con el Estatuto de la CIJ, la retirada de una de las partes no
paraliza el procedimiento judicial. El 22 de enero de 1985, el Presidente de la
Corte fijó los plazos para la presentación de la Memoria de Nicaragua y la
Contramemoria de los Estados Unidos, para el 30 de abril y el 31 de mayo de
1985, respectivamente. Nicaragua presentó en fecha su Memoria sobre el fondo
de la demanda, con la documentación probatoria de las acusaciones contra
Estados Unidos, contenida en doce anexos. Estados Unidos no se presentó.

En la Memoria del 30 de abril de 1985, Nicaragua presentó pruebas exhaustivas


de sus acusaciones contra Estados Unidos, tanto en la parte material - los
hechos - como en la formal - las normas y principios de Derecho Internacional
violados por Estados Unidos -. En la Memoria, Nicaragua expresaba:

"Primero:
Se ruega a la Corte que juzgue y declare que los Estados Unidos han violado
las obligaciones del Derecho Internacional indicadas en esta Memoria, y que
(...) los Estados Unidos están violando constantemente esas obligaciones.

Segundo:
Se ruega a la Corte que declare (...) la obligación que tienen los Estados Unidos
de poner fin a las (...) violaciones del derecho internacional.

Tercero:
Se ruega a la Corte que juzgue y declare que, como consecuencia de las
violaciones del derecho internacional indicadas en esta Memoria, se debe una
indemnización a Nicaragua, tanto en su propio nombre como respecto a los
daños causados a sus nacionales; y se ruega a la Corte asimismo recibir las
pruebas y determinar, en una fase subsiguiente del presente procedimiento, la
parte de los daños que han de ser evaluados como indemnización que se debe
a Nicaragua.

Cuarto: Sin perjuicio de la solicitud anterior, se ruega a la Corte que adjudique a


la República de Nicaragua la suma de $ 370.200.000 (dólares de los Estados
Unidos), cuya suma constituye la valoración mínima de los daños directos, con
la excepción de los daños por el asesinato de nacionales de Nicaragua, como
consecuencia de las violaciones del Derecho Internacional indicadas en esta
Memoria".
En relación con la cuarta solicitud, la República de Nicaragua se reserva el
derecho de presentar pruebas y argumentos, con el propósito de elaborar la
valoración mínima (y en este sentido provisional) de los daños directos, de
acuerdo con los principios del Derecho Internacional, con respecto de las
violaciones de este mismo derecho en general, en una fase subsiguiente del
actual procedimiento de la República de Nicaragua".

En una parte de su Memoria, Nicaragua se hacía la siguiente afirmación:

"Es significativo que solamente en el foro de la Corte Internacional de Justicia


puede Nicaragua enfrentarse a los Estados Unidos como un igual, sin que los
resultados de la controversia sean afectados por el aplastante poder militar y
económico de su adversario. Nicaragua pide a la Corte no sólo que reivindique
sus derechos legales, sino también que defienda la administración de la justicia
internacional contra la perversión en manos del poderoso".

Continuando con el procedimiento, se celebró la Audiencia Oral convocada por


la Corte para el mes de septiembre de 1985. Nicaragua presentó cinco testigos
para reforzar las pruebas sobre la responsabilidad de Estados Unidos.

La sentencia del 27 de junio de 1986


En horas de la tarde de Holanda, amanecer en Nicaragua, la Corte en pleno
leyó, en sesión pública, su sentencia definitiva sobre el caso. Más de medio
centenar de sentencias habían sido leídas con anterioridad en el Palacio de la
Paz, pero ninguna había levantado tanta expectación como la de ese día.

La sentencia de la CIJ dió la razón a Nicaragua y condenó sin vacilación alguna


a Estados Unidos. La decisión de la Corte, razonada en 291 numerales y
concretada en 16 puntos resolutivos, desmenuzó uno por unos todos los
argumentos presentados por las partes. Y es necesario hacer una aclaración:
aunque Estados Unidos se retiró del juicio después de la sentencia del 26 de
noviembre de 1984, durante su participación en las dos primeras etapas del
juicio hizo abundante uso de todos los argumentos posibles, los argumentos
básicos que habría utilizado si, respetando el Estatuto de la CIJ, hubiera
continuado en el juicio. De ese modo, la CIJ pudo contrastar los argumentos de
Nicaragua y los de Estados Unidos y sacar sus propias conclusiones. La Corte
se procuró también sus propios medios de prueba. Un porcentaje de ellos fue
aportado por el juez norteamericano ante la CIJ, Schwebel. Después de
rechazar los argumentos norteamericanos de legítima defensa, la CIJ resolvió:

"La Corte:
Decide que los Estados Unidos de América, al entrenar, armar, equipar,
financiar y abastecer a las fuerzas "contras" y al instigar, apoyar y asistir en
cualquier otra forma las actividades militares y paramilitares en Nicaragua y
contra esta, han violado (...) la obligación que les impone el Derecho
Internacional (...) de no intervenir en los asuntos de otro Estado;

Decide que los Estados Unidos de América, en virtud de ciertos ataques


efectuados en territorio nicaragüense en 1983 y 1984, contra Puerto Sandino el
13 de septiembre y 14 de octubre de 1983, contra Corinto el 10 de octubre de
1983, contra la base naval de Potosí el 4 y 5 de enero de 1984, contra San Juan
del Sur el 7 de marzo de 1984, contra barcos patrulleros en Puerto Sandino el
28 y 30 de marzo de 1984 y contra San Juan del Norte el 9 de abril de 1984, así
como en virtud de actos de intervención que implican el uso de la fuerza
indicados en el inciso 3 anterior, han violado, respecto a la República de
Nicaragua, la obligación que les impone el Derecho Internacional
consuetudinario de no recurrir a la fuerza contra otro Estado; Decide que los
Estados Unidos de América, al ordenar o autorizar el sobrevuelo del territorio
nicaragüense, así como por actos que les son imputables (...), han violado,
respecto a la República de Nicaragua, la obligación que les impone el Derecho
Internacional (...) de no atentar contra la soberanía de otro Estado;

Decide que al colocar minas en las aguas interiores o territoriales de la


República de Nicaragua en el transcurso de los primeros meses de 1984, los
Estados Unidos de América han violado, respecto a (...) Nicaragua, las
obligaciones que les impone el Derecho Internacional (...) de no recurrir a la
fuerza contra otro Estado, de no intervenir en sus asuntos, de no atentar contra
su soberanía y de no interrumpir el comercio marítimo pacífico;
Decide que, por los actos indicados en el inciso 6 anterior, los Estados Unidos
de América han violado, respecto a la República de Nicaragua, sus obligaciones
derivadas del artículo XIX del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación (...),
firmado en Managua el 21 de enero de 1956;

Decide que los Estados Unidos de América, al no indicar la existencia ni


situación de las minas colocadas por ellos (...), han violado las obligaciones que
les impone al respecto el Derecho Internacional;

Indica que los Estados Unidos de América, al producir en 1983 un manual


titulado "Operaciones psicológicas en guerra de guerrillas" y al difundir el mismo
entre las fuerzas "contras" han instigado a estas a cometer actos contrarios a
los principios generales del derecho humanitario; pero no encuentra elementos
que le permitan concluir que los actos de tal clase que se hayan podido cometer
sean imputables a los Estados Unidos (...) en calidad de actos propios de estos;

Decide que los Estados Unidos de América, por sus ataques contra el territorio
de Nicaragua indicados en el inciso 4 anterior y por el embargo general del
comercio con Nicaragua que han impuesto en 1 de mayo de 1985, han
cometido actos susceptibles de privar de su finalidad y objeto el Tratado de
Amistad, Comercio y Navegación entre las Partes, firmado en Managua el 21 de
enero de 1956;

Decide que los Estados Unidos de América, por los ataques contra el territorio
de Nicaragua (...), y por el embargo general del comercio con Nicaragua que
han impuesto el 1 de mayo de 1985, han violado sus obligaciones derivadas del
(...) Tratado de Amistad, Comercio y Navegación entre las Partes;

Decide que los Estados Unidos de América están obligados a poner fin
inmediatamente y a renunciar a cualquier acto que constituya una violación de
las obligaciones jurídicas mencionadas;

Decide que los Estados Unidos de América están en la obligación, frente a la


República de Nicaragua, de reparar cualquier perjuicio causado a esta por la
violación de las obligaciones impuestas por el Derecho Internacional;

Decide que los Estados Unidos de América tienen la obligación frente a la


República de Nicaragua, de reparar cualquier perjuicio causado a esta por la
violación del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación;

Decide que la clase y el monto de esas reparaciones se establecerán por el


Tribunal, en caso de que las Partes no llegasen a un acuerdo al respecto y
reserva, al respecto, la continuación del procedimiento..."

La sentencia dió la razón a Nicaragua en todos los planteamientos


fundamentales presentados ante la CIJ. Pero la sentencia abarcó más
cuestiones que las reflejadas en la parte resolutiva. Estados Unidos adujo los
puntos más sorprendentes para justificar sus actividades ilegales, tales como el
tipo de régimen existente y las alianzas políticas y militares de Nicaragua,
además del presunto apoyo a la insurgencia salvadoreña. A ellos se refirió
también la Corte. En relación a la denuncia del Congreso norteamericano sobre
"la intención de establecer una dictadura comunista totalitaria", dice la Corte:

"Sea cual sea la definición que se hace del régimen de Nicaragua, la adhesión
de un Estado a una doctrina particular no constituye una violación del Derecho
Internacional (...) Concluir de otra forma supondría privar de su sentido al
principio fundamental de la soberanía de los Estados sobre el que reposa el
Derecho Internacional, y la libertad que todo Estado tiene de elegir su sistema
político, social, económico y cultural".

Refiriéndose a la política exterior y alianzas de Nicaragua, expresó:

"Es suficiente constatar que la soberanía de un Estado se extiende (...) al


ámbito de su política exterior y que no existe ninguna regla de Derecho
Internacional (...) que impida a un Estado decidir y conducir una política exterior
coordinada con otros Estados".

Abordando la situación de los derechos humanos, la Corte manifestó:


"Si los Estados Unidos pueden ciertamente tener su propia apreciación sobre la
situación de los derechos humanos en Nicaragua, el empleo de la fuerza no
puede ser el método apropiado para verificar y asegurar el respeto de tales
derechos".

Refiriéndose a la cuestión del "armamentismo" de Nicaragua, "juzgado por


Estados Unidos como excesivo y apropiado para probar las intenciones
agresivas" de Nicaragua, acusación esgrimida repetidamente por Estados
Unidos, dice la Corte:

"Es impertinente e inútil, en opinión del Tribunal, tomar posición sobre esta
alegación de los Estados Unidos, desde el momento en que no existen en el
Derecho Internacional otras reglas más que las que el Estado afectado quiera
aceptar (...) que impongan una limitación al nivel de armamento de un Estado
soberano, siendo válido este principio para todos los Estados sin excepción".

En definitiva, se trataba de una sentencia única en su género. En ella se


desarrollaron, por vez primera, aspectos puntuales de los principios de no
intervención y no uso de la fuerza y del respeto a la soberanía. Se examinaron
cuestiones concretas que suelen ser utilizadas como pretexto para promover y
ejecutar políticas imperiales, en detrimento de las naciones débiles.

La última etapa: la Memoria sobre indemnización


Después de la histórica sentencia, que Estados Unidos se apresuró a
descalificar, era necesario agotar ciertas formalidades, en el sentido de que, al
no reconocer la sentencia el gobierno norteamericano, las gestiones para su
cumplimiento serían inútiles. El 17 de julio de 1986 Nicaragua dirigió nota oficial
a Estados Unidos invitando a un arreglo bilateral del caso, conforme a la
decisión de la CIJ. Nueva comunicación fue dirigida el 12 de mayo. Estados
Unidos rechazó oficialmente cualquier arreglo bilateral el 1 de agosto de 1987,
por lo cual Nicaragua comunicó a la CIJ, el 7 de septiembre de ese año, su
decisión de continuar el procedimiento para que la Corte resolviera lo referente
al monto de la reparación económica. Por ordenanza del 18 de noviembre de
1987, la CIJ fijó el plazo de entrega de la Memoria sobre indemnización para el
29 de marzo de 1988. Nicaragua la presentó ese día. En sus conclusiones,
reclamaba a Estados Unidos:

1. Por las personas asesinadas y heridas: 900 millones de dólares.

2. Por los daños materiales directos: 275 millones 400 mil dólares.

3. Por las pérdidas de producción: mil 280 millones con 700 mil dólares.

4. Por daños causados por ataques directos efectuados por Estados Unidos,
incluyendo el minado de puertos: 22 millones 900 mil dólares.

5. Por gastos de defensa y seguridad: mil 353 millones con 300 mil dólares.

6. Por daños derivados del embargo comercial: 325 millones de dólares.

7. Por perjuicios provocados al potencial de desarrollo: 2 mil 546 millones 400


mil dólares.

8. Por daños causados al desarrollo social: 2 mil millones de dólares.

9. Por reparación por los atentados contra la soberanía: mil 68 millones 700 mil
dólares.

10. Por reparación por perjuicios morales: 2 mil 443 millones 200 mil dólares.

La suma que Nicaragua reclamaba a Estados Unidos como reparación


ascendía a la cantidad de 12 mil 216 millones 600 mil dólares. Estas cantidades
- como se expresaba en la memoria - abarcaban los daños sufridos por
Nicaragua entre el 1 de diciembre de 1981 hasta la fecha de su presentación.
Nicaragua basó el monto de este reclamo en argumentos y casos sostenidos
anteriormente por Estados Unidos ante la CIJ y ante otros tribunales. Se basó
también en tesis y hechos esgrimidos por otros países, ante la misma CIJ y ante
su antecesora, la CPJI. La Memoria de Nicaragua, de miles de páginas
contenidas en 6 gruesos volúmenes, es el más serio, minucioso y
fundamentado trabajo que se haya elaborado sobre el impacto de la agresión
norteamericana en la endeble economía nicaragüense. La Memoria se inicia
con esta afirmación:

"Ninguna reparación pecuniaria, cualquiera que sea su monto, puede realmente


resarcir a Nicaragua por las devastaciones causadas en su territorio por la
conducta ilícita de Estados Unidos. Tal reparación no puede resucitar a los
seres humanos muertos, ni reparar los daños físicos y psicológicos sufridos por
una población que ha soportado una campaña despiadada de ataques armados
y estrangulamiento económico durante más de siete años... Las consecuencias
globales de tal política sobre un pequeño país son simplemente incalculables".

En su capítulo primero, Nicaragua elabora los fundamentos jurídicos de su


reclamo. Toda violación del Derecho Internacional hace nacer la obligación de
reparar el daño. Este principio ha sido aceptado por todos los países del mundo
y, especialmente, por Estados Unidos y para probar esto se citaron dos casos.

En 1937, el Paney y otros barcos norteamericanos fueron bombardeados y


hundidos por aviones japoneses cuando navegaban por el río Yantze, en China.
Por este acto, Estados Unidos exigió a Japón una "indemnización completa y
total" por los daños en vidas y bienes sufridos por sus ciudadanos. En 1955, un
avión israelí de pasajeros fue abatido sobre Bulgaria, pereciendo todos sus
ocupantes, entre ellos ciudadanos norteamericanos. Estados Unidos exigió a
Bulgaria "una indemnización rápida y apropiada a Estados Unidos en beneficio
de las familias de los ciudadanos de Estados Unidos muertos en este ataque".
La Memoria de Nicaragua recuerda el caso del Personal Diplomático y Consular
de Estados Unidos en Teherán ante la CIJ. La Memoria de Estados Unidos, de
1980, dice lo siguiente:

"En particular, Estados Unidos sostiene que tiene derecho a la plena reparación
de los perjuicios sufridos a la vez por Estados Unidos, en tanto que Estado, y
por sus ciudadanos, en tanto que víctimas de los actos ilícitos de Irán".

Nicaragua partió de los mismos presupuestos utilizados por Estados Unidos en


anteriores casos. Igual sistema se utilizó para evaluar el monto de la
indemnización por las pérdidas de vidas humanas y lesiones corporales. En
este capítulo, como en otros, Nicaragua actuaba en representación de los
ciudadanos nicaragüense afectados en su vida y bienes por las actividades
ilegales de Estados Unidos, sin considerar su filiación política. Para
fundamentar su reclamo, Nicaragua recurrió a tesis defendidas por Estados
Unidos. Después del derribo del avión israelita, Estados Unidos demandó ante
la CIJ a Bulgaria. En la Memoria presentada el 27 de julio de 1955, Estados
Unidos solicitó a la CIJ que condenara a Bulgaria a pagar una indemnización
por las víctimas argumentando así:

"La suma de 257 mil 875 dólares demandada en la solicitud en nombre de las
víctimas norteamericanas solo tiene un valor de indemnización. A título de
reparación pecuniaria suplementaria que los Estados Unidos han mencionado
(...) el Gobierno de Estados Unidos ruega respetuosamente a la Corte fallar a su
favor los daños e intereses por un monto de cien mil dólares por los otros actos
censurables cometidos sin motivo por el Gobierno de Bulgaria (...)"

Para fortalecer su argumentación, Nicaragua hizo mención a otros tres casos.


En 1977, Benin fue objeto de un ataque comando. Para determinar los daños
sufridos, Benin solicitó el apoyo de las Naciones Unidas, para lo cual el
Secretario General constituyó un equipo de expertos. El equipo concluyó que el
ataque había provocado 7 muertos y 51 heridos y valoró los daños humanos en
40 millones de dólares. En 1985, Botswana fue víctima de un ataque de fuerzas
especiales sudafricanas, por lo cual Botswana se dirigió al Consejo de
Seguridad. Una misión especial de las Naciones Unidas evaluó los daños en
118 mil dólares por persona fallecida y en 69 mil 971 dólares por cada herido.

Un último caso: los dos norteamericanos fusilados por el Gobierno de Nicaragua


en 1909, por su involucramiento en actos contra el régimen de Zelaya. Estados
Unidos reaccionó con la Nota Knox. Una comisión mixta de reparaciones
impuesta por Estados Unidos condenó a Nicaragua a pagar en 1918 la suma de
20 mil dólares. El valor actual sería de 50 mil dólares por persona.

Como indicó Nicaragua, no es agradable tasar la vida de un ser humano:


"Es imposible estimar la vida humana en términos monetarios. Es
particularmente ingrato para un Estado proponer la cifra de una indemnización
pecuniaria por la vida de sus nacionales. Y no será fácil para la Corte hacer un
cálculo de este género".

Para fijar el monto de los gastos por razones de defensa y seguridad de


Nicaragua, se recurrió al siguiente sistema: se determinó el monto medio, en
dólares de los Estados Unidos, de la asignación presupuestaria combinada de
los Ministerios de Defensa e Interior para los años 1980 a 1982. Después se
tomaron los datos presupuestarios de los gastos de estos Ministerios en los
años 1983 a 1987 y seguidamente se compararon con los gastos "normales".
La diferencia representa los gastos "suplementarios" sobre los cuales descansa
la reclamación.

Se podrían resumir los demás capítulos y los distintos métodos utilizados para
determinar el monto de la reparación que Estados Unidos tendría que pagar a
Nicaragua, pero no es posible por problemas de espacio. Los ejemplos sirven
para ilustrar el rigor y la seriedad de la Memoria de Nicaragua, apoyada
firmemente en la práctica, la jurisprudencia y la doctrina internacional,
particularmente en la que han seguido los propios Estados Unidos.

¿El último capítulo?


La derrota electoral sorprendió al FSLN y, entre las muchas cosas que
quedaron pendientes, se encontraba la última etapa del juicio del siglo. Distintas
causas se combinaron para que la CIJ difiriera en el tiempo la fase oral que
habría puesto fin al procedimiento, quedando visto para sentencia. En la actitud
de la CIJ influyeron las vacilaciones en política exterior que caracterizaron los
dos últimos años del gobierno sandinista. El retiro inesperado de Nicaragua del
juicio contra Costa Rica y las posposiciones del caso que había iniciado contra
Honduras tuvieron un efecto negativo en la credibilidad de Nicaragua. Las
acusaciones de Estados Unidos, Honduras y otros países, en el sentido de que
Nicaragua "instrumentalizaba" a la CIJ parecían confirmarse.

Después de las elecciones, la Cancillería nicaragüense propuso elaborar leyes


protectoras de los casos contra Estados Unidos y Honduras, para proteger los
intereses de Nicaragua, dados los estrechos vínculos de la UNO con el
gobierno norteamericano. Así nació la Ley de Protección de los Derechos de
Nicaragua en la Corte Internacional de Justicia, aprobada por la Asamblea
Nacional el 5 de abril de 1990, y conocida como la Ley 92. La ley establecía la
obligación del gobierno de Nicaragua de continuar el juicio hasta la sentencia
sobre la indemnización, instituyendo un punto:

"La indemnización que Estados Unidos debe a Nicaragua constituye patrimonio


inalienable de todos los nicaragüenses, el que deber emplearse en reparar los
daños provocados por la guerra; indemnizar a las víctimas y a sus familiares,
desarrollar materialmente el país, combatir el atraso y la dependencia
heredados; mejorar las condiciones de vida del pueblo y realizar una
distribución cada vez más justa de la riqueza".

La ley contemplaba también la posibilidad de que Nicaragua desistiera de


continuar el juicio, "en caso de que Estados Unidos acepte indemnizar a
Nicaragua de forma voluntaria, en cantidad que nunca podrá ser inferior a la
suma reclamada por Nicaragua en su Memoria del 29 de Marzo de 1988". Si
Estados Unidos pagaba la cantidad reclamada, el retiro de Nicaragua sería
posible.

El sueño duró 14 meses. El 5 de junio de 1991, la Ley 92 fue derogada por los
diputados de la bancada de la UNO. Uno de los argumentos empleados fue que
la ley impedía a la Presidenta negociar amistosamente con los Estados Unidos.
Pero un somero vistazo a la misma demostraba que no había tal impedimento.
La Ley no prohibía que la Presidenta negociara amistosamente, sino solo que
renunciara a los derechos de Nicaragua o que aceptara un acuerdo
desventajoso. Otro argumento esgrimido era que Nicaragua no tenía medios
para obligar a Estados Unidos a pagar. Pero tampoco puede admitirse como
válido, pues la Carta de Naciones Unidas sí contiene mecanismos para que los
Estados cumplan con sus obligaciones internacionales.

La derogación de la Ley 92 fue un acto de sumisión a los intereses del imperio.


El acto de la bancada de la UNO pasará a la historia de Nicaragua haciendo
trilogía con otros dos tristes antecedentes: la aprobación del tratado Chamorro -
Bryan en 1914, y la aprobación, en 1928 y bajo la bota de la intervención, del
mal llamado "tratado" Bárcenas Meneses -Esguerra, por el cual un mal
constituido Congreso entregó las islas de San Andrés y Providencia a Colombia.

Sin embargo, es un error creer que con la derogación de la Ley 92 el caso


contra Estados Unidos ha quedado cerrado. El juicio solo puede finalizar por
una comunicación directa del gobierno de Nicaragua a la CIJ, que no se ha
dado todavía. La derogación de la Ley 92 sólo ha dejado al gobierno de
Nicaragua sin una limitación legal directa e inmediata. Operan los límites
morales y patrióticos y los límites impuestos por la Constitución de Nicaragua -
que debe ser respetada por todos -. La constitucionalidad o no de la ley
derogatoria es un asunto pendiente.

La derogación de la Ley 92 se sucedió con posterioridad al hecho más


dramático de los últimos años: la Guerra del Golfo. El 2 de marzo de 1991 el
Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobaba la resolución 686,
exigiendo a Irak, entre otras demandas, la aceptación de la responsabilidad por
daños de guerra en Kuwait y terceros Estados, el regreso de todas las
propiedades kuwaitíes sustraídas y ayudar en la reconstrucción de Kuwait.

Al invadir y anexionarse Kuwait, Irak violó el derecho de Kuwait a su soberanía


e independencia políticas, causándole graves perjuicios. La lesión de los
derechos de Kuwait obliga legalmente a Irak a reparar los daños. La resolución
del Consejo de Seguridad exige que Irak asuma esta obligación internacional,
incluyendo la reparación de daños causados a "terceros Estados", como Arabia
Saudita e Israel. Jurídicamente, la exigencia del Consejo es correcta. El
derecho internacional actúa 'erga omnes': para todos por igual.

La situación entre Kuwait e Irak es - con matices - similar a la surgida de las


actividades militares y paramilitares de Estados Unidos contra Nicaragua,
condenadas por la CIJ. En ambos casos, un país militarmente poderoso intentó
resolver una controversia con otro Estado usando la fuerza. En ambos casos se
transgredió el derecho de un Estado a su soberanía e independencia política y
se violó su integridad territorial. La diferencia es que en un caso el país
transgresor era Estados Unidos y en el otro, Irak.

El derecho internacional no puede aplicarse arbitrariamente, si se quiere crear


un orden jurídico que garantice la paz mundial. Para el derecho internacional
todos los Estados son iguales, independientemente de su poder económico o
militar. Naciones Unidas sirvió al interés de expulsar a Irak y restablecer la
soberanía, independencia e integridad territorial de Kuwait. Se trata de los
mismos principios violados por Estados Unidos en su guerra contra Nicaragua.

Una última anotación. Se dice que la indemnización que Estados Unidos debe a
Nicaragua es una cuestión política, no un derecho de Nicaragua. Es fácil refutar
tal desatino. Un Estado, por ejemplo, puede decidir adquirir un territorio - como
Estados Unidos cuando adquirió Alaska de Rusia - y esa decisión es política, en
el sentido de que puede adquirirse o no y no hay en ello violación a la soberanía
territorial de un Estado. Sin embargo, adquirido un territorio, su destino deja de
ser una cuestión política. El territorio adquirido pasa a ser parte del territorio
nacional y su destino afecta a todo el país, no sólo al grupo gobernante. Igual
sucede con la adquisición o reconocimiento de derechos en beneficio de un
Estado, como en el presente caso. Fue política la decisión de demandar a
Estados Unidos. Pero el derecho de Nicaragua a una reparación no es una
cuestión política, sino nacional, pues es un derecho reconocido a todo un
pueblo, a un Estado. Es en consideraciones de esta índole donde radicaría la
inconstitucionalidad de una decisión del gobierno que quisiera privar a
Nicaragua de un derecho reconocido en beneficio del país entero.

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