El D. Leg.

N° 1301: ¿Quo vadis,

colaboración eficaz?

Iván Pedro GUEVARA VÁSQUEZ*

El autor estudia la actual regulación del proceso de colaboración eficaz, resaltan-

do la posibilidad de que los jefes, cabecillas y dirigentes de organizaciones crimi-
RESUMEN

nales puedan constituirse en colaboradores o delatores y hacerse acreedores de los

beneficios de disminución de pena o suspensión de su ejecución, según la impor-
tancia de su aporte a las investigaciones y a su grado de participación dentro de la
estructura criminal y en el delito.

I. Introducción

A raíz de la reciente modificación norma-

MARCO NORMATIVO:
• Código Procesal Penal de 2004: arts. 472 - 481-A.
PALABRAS CLAVE: Proceso de colaboración eficaz /
Lucha contra la delincuencia / Criminalidad organizada /
Delitos de corrupción de funcionarios / Beneficios premia-
les / Información eficaz.
Fecha de envío: 10/04/2017
Fecha de aprobación: 17/04/2017
tiva del instituto de la colaboración eficaz
mediante el D. Leg. N° 1301, se aprecia que
el referido instituto experimenta un cierto
replanteamiento de sus bases que hace que
nos planteemos la legítima interrogante
sobre su congruencia y sentido con sus orí-
genes, considerando que su primera manifes-
tación dataría del 24 de abril de 1996, cuando
se publica el D. Leg. N° 824 (Ley de Lucha
contra el Narcotráfico), al regularse, en tér-
minos generales, por vez primera en el Perú,
en lo específico del título referido a los bene-
ficios procesales y penitenciarios excepcio-
nales, particularmente en lo que respecta al
artículo 21, que establecía que los beneficios
consignados en el artículo 19 (exención de
pena, remisión de la pena e indulto) no son

* Abogado por la Universidad Nacional de Trujillo. Maestro en Derecho. Maestro en Filosofía e Investigación.
Docente asociado de la Academia de la Magistratura. Docente universitario. Ex Juez Superior de la Corte Supe-
rior de Justicia de La Libertad. Ex Fiscal Adjunto Provincial Penal de Lima.

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 ESPECIAL

aplicables a los dirigentes, jefes y cabecillas
de las bandas u organizaciones denominadas
“firmas” o “cárteles”, dedicados al tráfico
ilícito de drogas, situación que se desarrolló
durante el auge y caída del régimen del ex
presidente constitucional Alberto Fujimori
Fujimori. Los círculos de poder que se die-
ron alrededor del círculo central contribu-
yeron para fundar una responsabilidad de
los mandos máximos gracias, en irrefutable
gran parte, a la dación de la Ley N° 27378
(Ley que establece beneficios por colabora-
ción eficaz en el ámbito de la criminalidad
organizada), promulgada con fecha 20 de
diciembre de 2000, durante el gobierno de
transición del ex presidente constitucional
Valentín Paniagua Corazao, que se consti-
tuye como la norma fundacional, en estricto
sentido, en materia de colaboración eficaz, lo
que habría posibilitado incluso el papel que
desempeñó Matilde Pinchi Pinchi en el deve-
lamiento de la red de Montesinos1.
Como el crimen organizado no se acabó, bajo
ningún punto de vista, con las condenas a los
personajes centrales del régimen de la última
década del siglo XX, el gobierno de turno ha
realizado un cambio en la norma que impli-
caría por lo menos un giro de ciento ochenta
grados en la institución in comento. La modi-
ficación de la colaboración eficaz, decan-
tada y compaginada dentro de la estructura
del Código Procesal Penal de 2004 (Decreto
Legislativo N° 957) ha sido de tal magnitud
que ha cubierto la generalidad del articulado
comprendido desde el artículo 472 al 481 del
mismo. Y es propósito del presente trabajo
determinar si los cambios normativos han o
no alejado al referido instituto de sus fuentes
tradicionales, o si, en todo caso, se ha cons-
tituido un nuevo paradigma en el desarrollo
evolutivo de la colaboración eficaz, a partir
de una frase tan latina y cristiana, como es
el quo vadis2.
II. El principio implicado en la norma
fundante: principio de economía
procesal
Si bien el Decreto Supremo N° 008-98-JUS
se constituye en el Reglamento del Decreto
Legislativo N° 824, bajo el título de Regla-
mento de Beneficios Procesales y Peniten-
ciarios Excepcionales, la norma madre que
funda, en estricto sentido, el instituto de
la colaboración eficaz es la Ley N° 27378,
que fue reglamentada a través del Decreto
Supremo Nº 020-2001-JUS, por la cual se
aprobó el Reglamento de Medidas de Pro-
tección de Colaboradores, Testigos, Peri-
tos y Víctimas, en aplicación de la Segunda
Disposición Final de la mencionada Ley.
Construida sobre la precursora Ley de
Lucha contra el Narcotráfico de 1996, la
norma fundante en materia de colaboración
eficaz fue fiel reflejo de la emergencia de
los tiempos, y reprodujo una característica
del procedimiento penal del common law:
el pragmatismo de la norma ciertamente
es propia de la cultura anglosajona, en lo
específico del procedimiento del plea bar-
gaining que es una institución común en

1 José Ugaz, menciona la intervención de Matilde Pinchi Pinchi, al haberse acogido a la colaboración eficaz: “No
sería sino hasta un par de semanas después que volví a saber de Matilde Pinchi, quien me envió a decir que esta-
ba dispuesta a iniciar las conversaciones para tramitar su colaboración (…). Fue así como, en presencia de la fis-
cal Magallanes, la colaboradora eficaz Matilde Pinchi Pinchi inició un largo periplo en el que proporcionó una
cantidad apreciable de información y pruebas”. Vid. UGAZ SÁNCHEZ-MORENO, José Carlos. Caiga quien
caiga. Editorial Planeta, Lima, 2014, p. 86.
2 Quo vadis es una frase latina que significa: “¿adónde vas?”. Sus referencias son bíblicas y ha inspirado incluso
epopeyas cinematográficas del celuloide norteamericano en su época dorada.

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los Estados Unidos de Norteamérica que
permite que el procesado y el fiscal nego-
cien no solamente beneficios procesales
–contenidos en la fundante Ley N° 27378–,
sino que incluso se pueda cambiar la tipi-
ficación del delito, a favor del imputado,
como puede ser el caso de la modificación
de la calificación de un asesinato hacia un
homicidio menor3. Tal pragmatismo no se
vio reflejado en su integridad en la referida
ley, pues hubo determinados límites, como
es el hecho de la prohibición de los benefi-
cios procesales a las personas de los jefes,
líderes o cabecillas de la organización cri-
minal, y el hecho de la condicionalidad de
los beneficios a la existencia de información
valiosa y concluyente, tal como lo estableció
el artículo 7 de la ley en mención, que esta-
bleció textualmente que no podrán acogerse
a ninguno de los beneficios establecidos
por colaboración eficaz (exención de pena,
disminución de la pena hasta un medio por
debajo del mínimo legal, suspensión de la
ejecución de la pena, reserva del fallo con-
denatorio, conversión de la pena privativa
de libertad de hasta cuatro años, o libera-
ción condicional previo cumplimiento de
los requisitos de ley, y remisión de la pena
para quien se encuentra cumpliendo la pena
impuesta) a los jefes, cabecillas o dirigentes
principales de organizaciones criminales,
altos funcionarios que tienen la prerrogativa
de acusación constitucional sea cual fuere
el delito cometido, autores y partícipes de
los delitos de genocidio, desaparición for-
zada y tortura. Y tal como lo estableció el
artículo 3 de la referida Ley, sobre el ámbito
de la colaboración eficaz, al estipular que la
información que proporcione el colabora-
dor debe permitir alternativa o acumulati-
vamente: evitar la continuidad, permanen-
cia o consumación del delito, o disminuir
3 UGAZ SÁNCHEZ-MORENO, José Carlos. Ob. cit. p. 85.
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Comentario relevante
del autor
Uno de los requisitos esenciales para
que sea viable este procedimiento
especial es que el solicitante abando-
ne voluntariamente sus actividades
delincuenciales; de no hacerlo, por
más que admita, libre y espontánea-
mente los hechos en los que ha inter-
venido o que se le hayan imputado,
no procederá el beneficio por colabo-
ración eficaz.
sustancialmente la magnitud o consecuen-
cias de su ejecución; impedir o neutralizar
futuras acciones o daños que podrían produ-
cirse cuando se está ante una organización
criminal; conocer las circunstancias en las
que se planificó y ejecutó el delito, o en las
que se viene planificando o ejecutando el
mismo; identificar a los autores y partícipes
de un delito cometido o por cometerse o a
los integrantes de una organización criminal
y su funcionamiento, que permita desarticu-
larla o menguarla o detener a uno o varios
de sus miembros; averiguar el paradero o
destino de los instrumentos, bienes, efectos
y ganancias del delito, indicar las fuentes de
financiamiento de la organización criminal,
y entregar a la autoridad los instrumentos,
efectos, ganancias o bienes delictivos.
La norma fundante albergaba, en su estruc-
tura lógico-axiológica, un principio más
propio de nuestro sistema jurídico general
(el sistema romano-germánico): el princi-
pio de economía procesal. Como informa
 ESPECIAL

la doctrina procesal, este principio significa
el máximo aprovechamiento de los medios,
y sus manifestaciones son ya la economía
de esfuerzo, de bienes y de tiempo4. Dentro
de esta visión, el pragmatismo se replantea
como un practicismo, en la medida de la
prohibición de los beneficios procesales para
los líderes, jefes o cabecillas de la organiza-
ción delincuencial5. En esa medida, la teleo-
logía normativa consiste en acceder a mejo-
res cuotas de justicia material por medio de
conductas de facilitación en el desarrollo de
actos de investigación, proceso y ejecución,
en procura del descubrimiento y acreditación
de la verdad legal.
La legislación anterior sirvió de fuente de
inspiración para establecer un puente con los
implicados en el delito, de modo que deter-
minados sujetos activos puedan sindicar a
otros como los responsables de específicos
eventos delictivos.
La lógica informaba que los colaboradores
deberían ser de menor rango respecto a los
que deberían de sindicar como corresponsa-
bles de sus crímenes, pues los jefes o capos
de las mafias difícilmente van a entregarse,
cual “mansas palomas”, precisamente por
ostentar mayor poder económico o político.
No renuncia o declina el que está en una
muy buena posición en una determinada
organización o empresa. Esa era la idea
original con la cual se trabajó para que sea
posible acceder a los miembros de la cúpula
criminal, como lo fue, por ejemplo, para los
casos de los megaprocesos contra la mafia
siciliana de la llamada “Cosa Nostra”, en
donde el juez instructor Giovanni Falcone
llegó al líder máximo Totó Riina a través del
colaborador Tommaso Buscetta, que decidió
delatar a los jerarcas de la empresa criminal
cuando Riina ordenó el asesinato de prác-
ticamente toda su familia consanguínea, en
línea recta y colateral, y de determinados
parientes por afinidad.
Esa lógica ha sufrido un cierto replantea-
miento con la aprobación del Decreto Legis-
lativo N° 1301, en una especie de nuevo
estado de correlación de fuerzas entre el
liberalismo y el conservadurismo jurídico
penal, pues el nuevo párrafo 6 del artículo
475 del Código Procesal Penal de 2004 esti-
pula que los jefes, cabecillas o dirigentes
principales de organizaciones delictivas y
los que han intervenido en delitos que han
causado consecuencias especialmente gra-
ves, únicamente podrán acogerse al beneficio
de disminución de la pena o suspensión de
su ejecución, siempre que su aporte permita
identificar a miembros de la organización
con mayor rango jerárquico, apreciándose
un elemento de afirmación en el hecho de
que se haya legislado en el sentido de indi-
car que el fiscal para acordar el beneficio,
debe ponderar la proporcionalidad entre el
grado de aporte del colaborador y su grado
de participación dentro de la estructura cri-
minal y el delito, lo que habría logrado un
cierto debilitamiento en el conservadurismo
penal anterior y, por lo tanto, un avance de
los supuestos normativos de acceso al pro-
ceso de colaboración eficaz.
En consecuencia, cualquier oposición a
la naturaleza economicista del proceso de
colaboración eficaz es de índole subjetiva
y particular, y si bien pueden tener ciertos
aspectos rescatables, como es la crítica al

4 BARRIOS DE ANGELIS, Dante. Teoría del proceso. 2ª edición, B de F. Montevideo-Buenos Aires, 2005, p. 89.
5 Es de anotar que, aunque para algunos pragmatismo significa lo mismo que practicismo, sucede que pragma-
tismo es una concepción general por la cual el objetivo a lograr justifica plenamente los medios empleados, a
diferencia del practicismo que se detiene ante determinadas situaciones por consideraciones ético-sociales.

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quebrantamiento de códigos morales entre
los miembros del hampa6; pero en una pon-
deración de valores prima, con absoluta cer-
teza, la visión sistémica, que deja en claro
la importancia de los fines del proceso y los
principios que asisten al nuevo modelo pro-
cesal penal, pletórico en garantismo jurídico
penal.
III. El fundamento de la lucha contra
la corrupción o un elemento im-
propio dentro de la prevención y
represión de los delitos contra la
Administración Pública y crimina-
lidad organizada
El título que tiene el D. Leg. N° 1301 hace
referencia a la finalidad general de fortale-
cer la lucha contra la delincuencia común,
la corrupción y el crimen organizado,
mediante la modificación de la sección
VI del Libro Quinto del Código Procesal
Penal de 2004, con el objetivo específico
de dotar de operatividad el proceso espe-
cial por colaboración eficaz. Sin embargo,
en una visión de modelo procesal penal, la
“lucha contra la delincuencia” no sería el
término más adecuado, al expresar cierta
subjetividad, más cercana a la lógica de una
función policial y de persecución al que
delinque, que a la lógica de modificacio-
nes normativas para hacer más efectivo al
nuevo modelo procesal penal, sin afectar su
esencia acusatorio-garantista.
En esa medida, cobra actualidad el hecho de
las tareas de prevención y sanción respecto a
los delitos contra la Administración Pública
y criminalidad organizada, por cuanto estas
son las metas principales en el sistema pro-
cesal penal, más allá de cualquier lucha que
se puede relativizar o trivializar por excesos
o defectos de determinado órgano público
al momento de asumir sus roles o funciones
públicas.
En consecuencia, podemos afirmar que
cuando se trata de dispositivos legales que
se aprueban para hacer frente a determinados
fenómenos de criminalidad, lo más recomen-
dable –o lo único recomendable– es hacer
la norma en términos de prevención y san-
ción, teniendo como referente operativo a los
fines del proceso, y como referente teórico
al modelo que se construye bajo la guía del
garantismo jurídico-penal.
IV. Sectores normativos modificados
por el Decreto Legislativo N° 1301
1. El conjunto de cambios introducidos
El artículo 2 del Decreto Legislativo
N° 1301 estipula la modificación de los
artículos 472, 473, 474, 475, 476, 477,
478, 479, 480 y 481 del Código Procesal
Penal de 2004, y el artículo 3 del referido
Decreto Legislativo establece la incorpora-
ción de los artículos 473-A, 476-A y 481-A
al mencionado código adjetivo, que regulan
la participación del agraviado, la eficacia
de las diligencias de corroboración y su
incorporación en otros procesos, y la uti-
lidad de la información en otros procesos,
respectivamente.

6 El quebrantamiento de códigos morales entre los miembros del hampa parte de un pensamiento nuclear: no de-
ben perjudicar la organización criminal, pues de esta dependen sus miembros. Sin embargo, en el caso de empre-
sas criminales como la “Cosa Nostra”, cuando el jefe máximo ordena el asesinato de la descendencia de un rival,
viola códigos humanos profundos que justificarían claramente cualquier delación, constituyéndose esta incluso
en un instrumento de justicia.

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 ESPECIAL

2. Los sectores particulares objeto de la suscripción del Acuerdo de Beneficios y

modificación: algunos principales Colaboración.

2.1. Sobre la solicitud de colaboración El contenido anterior del párrafo 2 se des-

Una modificación que se introduce es sobre
el artículo 472 del Código Procesal Penal
de 2004, que originalmente se refiere al
acuerdo de beneficios en general. La modifi-
cación consiste, en primer lugar, en precisar
las circunstancias previas al acuerdo en sí,
en el sentido de que el acuerdo se presenta
bien sea por promoción directa por parte del
Ministerio Público, cuando este le propone
al imputado o sentenciado la fórmula de la
colaboración eficaz, o bien sea por recepción
de solicitudes de colaboración de los intere-
sados que se encuentran o no sometidos a un
proceso penal. En este caso, si bien la pre-
sentación de la solicitud es al final de cargo
del particular, la precisión sirve para efectos
de ilustrar las circunstancias que expliquen
la existencia de la solicitud. Asimismo, se
explicita el trámite de las solicitudes verba-
les que dan origen al levantamiento de las
actas respectivas.
En el esquema general del proceso de cola-
boración eficaz la modificación normativa a
nivel de detalle de las solicitudes escritas o
verbales se complementa con la concatena-
ción de la etapa del procedimiento de corro-
boración, que culmina, si corresponde, con
plaza para el nuevo contenido regulado en
el artículo 474, quedando en su lugar una
información de trámite puntual, referido al
requerimiento de información, por parte del
fiscal que recibe la solicitud, por promoción
directa o iniciativa de parte, de colaboración,
hacia otros fiscales y jueces, con la necesaria
e imprescindible reserva del caso, respecto a
los cargos imputados al solicitante. Se dis-
pone la remisión obligatoria de la informa-
ción requerida, sin trámite y siempre con la
necesaria reserva propia del proceso de cola-
boración eficaz7.
Asimismo, se aprecia un cierto carácter
declarativo cuando el dispositivo legal
en mención proclama la autonomía del
proceso especial de colaboración eficaz,
con el añadido de dejar en claro la posibi-
lidad de la utilidad de la información para
otras investigaciones fiscales. La mención
de la Fiscalía de la Nación es directa, en
el sentido de que se dispone que la misma
dictará las instrucciones con relación a la
forma en que la información debe ser com-
partida. Del mismo modo, se destaca la auto-
nomía formal8 del proceso de colaboración
eficaz cuando se señala que la sentencia
de colaboración eficaz es oponible a todos

7 Sobre la respuesta reservada al requerimiento de información, se puede optar por disponer el envío de informa-
ción sin realizar una mención expresa del propósito de la remisión, llevar a cabo el envío con la existencia de un
cuaderno especial o realizar el acto de remisión de información de un modo absolutamente no escrito; esto es,
absolutamente verbal, sin confección de acta alguna. Cuando la norma nueva indica “sin trámite alguno”, se en-
tiende que el envío de información es automático, por lo que se debe de optar por la alternativa más célere y efi-
caz, que sea consustancial con la reserva del caso.
8 El carácter formal de la autonomía del proceso especial de colaboración eficaz se verifica por su naturaleza pro-
cesal de referencia, esto es, que no es, estrictamente hablando, un proceso de decisión de condena o absolución,
sino uno que se refiere a la declaración de la condición o no de colaborador eficaz de un imputado o de un sen-
tenciado, respecto al otorgamiento de determinados beneficios procesales que se pueden hacer valer en los pro-
cesos objeto del Acuerdo de Beneficios, teniendo en cuenta que, de acuerdo al artículo 35 del Decreto Supremo
Nº 007-2017-JUS (Reglamento del Decreto Legislativo N° 1301), en lo que se refiere a los efectos de la senten-
cia de colaboración eficaz, inciso 1), “la aprobación del acuerdo de beneficios y colaboración eficaz, alcanza a
todos los procesos descritos en la sentencia”.

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los procesos que se detallan en el Acuerdo
de Beneficios y Colaboración; esto es,
que la sentencia en el proceso especial
se puede hacer valer por su relevancia en
los procesos incluidos en el Acuerdo en
referencia.
También se puntualiza el hecho de la necesi-
dad de la aceptación o no contradicción total
de los cargos atribuidos, por parte del solici-
tante. En un propósito didáctico-explicativo,
la norma informa que el procedimiento9 de
colaboración eficaz no comprende aque-
llos cargos que el solicitante o sindicado no
acepte, por lo que todo lo no aceptado por
el imputado o sentenciado será parte de la
investigación preliminar o el proceso penal
respectivo.
2.2. Sobre la fase de corroboración
El artículo 473 del Código Procesal Penal de
2004 es modificado en el sentido de que este
regula expresamente el trámite de la etapa
de la corroboración de la información brin-
dada por el imputado o detenido colaborador,
mudando su antiguo contenido al artículo
474 del CPP de 2004. El inicio del proceso
de colaboración eficaz tiene un carácter
potestativo, pero en esta esencia facultativa
implica que puede disponer que se lleven a
cabo diligencias de corroboración necesarias
para determinar precisamente la eficacia de
la información proporcionada por el solici-
tante, por el colaborador, que de simple cola-
borador se convierte en colaborador eficaz
cuando las diligencias de corroboración han
llegado a buen puerto.
Entre los aspectos destacables de la reforma,
es de anotarse que el nuevo contenido del
artículo en mención ut supra se ha extraído,
en potenciación del contenido regulado en la
versión antigua del artículo 475 que llevaba
por título “Diligencias previas a la celebración
del acuerdo”. En comparación con este ante-
rior contenido normativo, la nueva versión del
artículo 473 procesal tiene un mejor criterio
de ordenación y sistemática, en donde las acti-
vidades contempladas se centran en la figura
del colaborador y las distintas autoridades del
sistema de justicia penal, habiéndose desti-
nado un artículo autónomo, incorporado en la
modificación legal introducida por el D. Leg.
N° 1301, para la participación del agraviado a
través del flamante artículo 473-A del CPP de
2004.
La estructura de la etapa de la corroboración
brindada por el colaborador se inspira en
gran medida por el principio de eficacia, por
el cual la información proporcionada debe
ser importante y útil para la investigación
fiscal; esto es, que permita evitar acciones
delictivas futuras, conocer las circunstan-
cias de planificación o ejecución del delito,
conocer a los autores o partícipes, etc.10.
Asimismo, al haberse explicitado la corro-
boración como fase en el proceso de colabo-
ración eficaz, con mayor técnica legislativa,
se aprecia centralmente la aplicación del
principio de corroboración, por el cual la
información aportada por el colaborador se
somete a acciones propias de investigación y
corroboración a cargo del fiscal y de la poli-
cía especializada11.

9 La terminología de la norma debe de respetar los cánones científicos, en el sentido de saber diferenciar entre la
categoría de lo procesal, en donde hay principios implicados, y la categoría de lo procedimental, en donde hay
normas involucradas, al punto que podemos notar, por ejemplo, la diferencia entre un Código de Procedimien-
tos Civiles de 1912 y un Código Procesal Civil de 1993; entre un Código de Procedimientos Penales de 1940 y
un Código Procesal Penal de 2004.
10 SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. Código Procesal Penal comentado. Idemsa, Lima, 2013, p. 506.
11 Ídem.

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y se estará a lo que se decida en el proceso

Comentario relevante
del autor
Uno de los criterios orientadores
que el fiscal debe revisar, de mane-
ra insoslayable, para acordar el be-
neficio premial por la colaboración
eficaz, es ponderar la proporcionali-
dad entre el grado de aporte del co-
laborador y su grado de participa-
ción dentro de la estructura criminal
y el delito.
2.3. Sobre la procedencia de la colabora-
ción eficaz
En lo que respecta a los aspectos centra-
les del artículo 474 del CPP de 2004, se
advierte que recoge –en parte– contenido
de la antigua versión del segundo párrafo
de la versión anterior del artículo 472 del
citado código adjetivo, y el primer párrafo
de la versión anterior del artículo 473 del
mismo código procesal. En tal sentido, la
procedencia asume, de una parte, el nivel de
presupuestos materiales cuando se establece
normativamente, en primer lugar, que el soli-
citante debe haber abandonado voluntaria-
mente sus actividades delictivas; en segundo
lugar, admitir o no contradecir, libre y expre-
samente, los hechos en que ha intervenido
o que se le imputen, con la precisión de que
aquellos hechos que no acepte no formarán
parte del proceso por colaboración eficaz,
penal correspondiente; y, en tercer lugar –en
un carácter claramente concurrente–, presen-
tarse al fiscal mostrando su disposición de
proporcionar información eficaz.
No tiene sentido que el solicitante quiera
acogerse a un beneficio por colaboración
eficaz cuando no ha clausurado efectiva-
mente sus acciones criminales. La norma
es lo suficientemente clara cuando estipula
que el colaborador debe haber abandonado
sus actividades de un modo voluntario, esto
es, no puede abandonar sus acciones ilí-
citas cuando se encuentra obligado a ello
por las circunstancias, como puede ser el
caso de encontrarse cercado por las autori-
dades. En este apartado, es menester dejar
en claro la importancia de la espontaneidad
en el hecho del abandono de las activida-
des delictivas del solicitante, pues un vicio
en la misma puede afectar directamente
la esencia de la colaboración eficaz12. En
el caso en comentario, si el solicitante no
abandona voluntariamente sus actividades
delincuenciales, por más que admita, libre
y espontáneamente, los hechos en los que
ha intervenido o que se le imputen, no pro-
cederá el beneficio por colaboración eficaz.
Lo mismo sucederá si el solicitante se pre-
senta ante el fiscal mostrando su disposición
de proporcionar información eficaz, pero
sin abandonar voluntariamente sus acciones
ilícitas.
El otro nivel implicado en la procedencia de
la colaboración eficaz viene a ser el objeto
jurídico sobre el cual se realiza el Acuerdo:

12 Una manera de entender la trascendencia de la espontaneidad en el acto del abandono de las actividades crimina-
les del solicitante es acudiendo al instituto del desistimiento, habida cuenta que éste necesariamente debe de ser
voluntario como espontáneo, pues si un sujeto activo del delito cancela su acción delictiva porque se encuentra
amenazado por la proximidad de ser descubierto por la autoridad policial, tal desistimiento no es tal. Al ser un
desistimiento impropio o impuro, el acto debe ser reprimido a título de tentativa.

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a) asociación ilícita13, terrorismo, lavado
de activos, delitos informáticos, contra la
humanidad, trata de personas y sicariato;
b) para todos los casos de criminalidad orga-
nizada previstos en la ley de la materia (Ley
Nº 30077); c) concusión, peculado, corrup-
ción de funcionarios, delitos tributarios, deli-
tos aduaneros, contra la fe pública y contra
el orden migratorio, siempre que el delito
sea cometido en concierto por pluralidad de
personas; y d) otros que establezca la Ley. El
carácter de numerus apertus es de relativa
apreciación. Pero el determinar adicionales
tipos penales susceptibles de ser objeto del
Acuerdo de colaboración eficaz no es, en
primera instancia, precisamente tarea del
juez, sino del legislador. Asimismo, tal como
estaba estipulado antes de la reforma norma-
tiva introducida por el Decreto Legislativo
Nº 1301, no es obstáculo para la celebración
del Acuerdo de colaboración eficaz cuando
se trata de concurso de delitos y uno de estos
no corresponde a los previstos específica-
mente en la norma.
2.4. Sobre los requisitos de la eficacia
de la información y beneficios
premiales
El artículo 475 del CPP de 2004 recoge en
parte el contenido normativo de la versión
anterior del artículo 474 del referido código
adjetivo, con el agregado de un párrafo en
donde se puntualiza que en el caso de que el
Acuerdo de Beneficios y Colaboración sea
de pena efectiva, el sentenciado no podrá
requerir la aplicación de los beneficios
penitenciarios previstos en las leyes de la
materia, a manera de un mecanismo de evi-
tación de una doble aplicación de beneficios,
esto es, para no caerse en un exceso de dere-
cho penal premial.
Dentro del abanico de cambios legales al pro-
ceso de colaboración eficaz hay reformas de
carácter formal, en cuanto un procedimiento
sujeto a replanteamiento para dotarlo de una
mayor celeridad, así como hay reformas de
carácter sustancial, que afectan a determi-
nada institución jurídica al punto que pueden
orientarla hacia otros objetivos, reformu-
lando profundamente sus puntos de partida.
Pero también hay elementos normativos que
permanecen tal como se encontraban antes
de la reforma. De ese modo encontramos ele-
mentos que permanecen intactos, tales como
lo que se refiere a los requisitos de la eficacia
de la información, constituidos centralmente,
en un carácter alternativo o acumulativo, por
la utilidad de la información proporcionada
por el colaborador, en el sentido de que per-
mita: a) evitar la continuidad, permanencia o
consumación del delito, o disminuir sustan-
cialmente la magnitud o consecuencias de su
ejecución. Asimismo, impedir o neutralizar
futuras acciones o daños que podrían produ-
cirse cuando se está ante una organización
delictiva; b) conocer las circunstancias en las
que se planificó y ejecutó el delito, o las cir-
cunstancias en las que se viene planificando
o ejecutando; c) identificar a los autores y
partícipes de un delito cometido o por come-
terse o a los integrantes de la organización

13 Llama la atención que la reforma legal, en su propósito de ordenar con mejor técnica legislativa el proceso de co-
laboración eficaz, incluya dentro de los delitos que pueden ser objeto del Acuerdo, a tipos penales extintos como
la asociación ilícita, que ha sido reemplazada, en el artículo 317 del Código Penal, por el flamante delito de or-
ganización criminal. La vigencia de una ley antigua y derogada, que puede caracterizar a la ultractividad penal,
no viene exactamente al caso, pues por el principio de irretroactividad la ley penal aplicable es la vigente en el
momento de la comisión del hecho punible. La mención de la asociación ilícita, dentro del catálogo de delitos
susceptibles del Acuerdo de colaboración eficaz, no tiene razón de ser en realidad. En su lugar, se debió incluir
el delito de organización criminal, introducido mediante el Decreto Legislativo N° 1244, publicado con fecha 29
de octubre de 2016.

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 ESPECIAL

delictiva y su funcionamiento, de modo que cumpliendo. La modificación formal se apre-

permita desarticularla o menguarla o detener
a uno o varios de sus miembros; d) entregar
los instrumentos, efectos, ganancias y bienes
delictivos relacionados con las actividades
de la organización delictiva, averiguar el
paradero o destino de los mismos, o indicar
las fuentes de financiamiento y aprovisiona-
miento de la organización delictiva.
Ello significa que, a diferencia de lo estable-
cido para la procedencia del beneficio premial
por colaboración eficaz, en lo que se refiere
a lo que se necesita para estar ante una infor-
mación eficaz, que haga posible a su vez el
tránsito de la condición de mero solicitante a
la de colaborador eficaz propiamente dicho,
no se exige una concurrencia, al bastar que
se presente una de las situaciones previstas
en el nuevo contenido del primer párrafo del
artículo 475 bajo comentario, precisamente
por la alternatividad contemplada en este
párrafo. De presentarse una acumulación de
situaciones de información eficaz, esto no
invalida el hecho de que la constatación de
la presencia de una de ellas es suficiente para
estar ante la calidad de una información eficaz.
Asimismo, se detectan ciertos cambios for-
males, en mayor o menor medida, desde el
hecho de establecer que el colaborador podrá
obtener como beneficio premial, teniendo
en cuenta el grado de eficacia o importan-
cia de la colaboración en concordancia con
la entidad del delito y la responsabilidad
por el hecho, los siguientes beneficios pro-
cesales: exención de la pena, disminución
de la pena, suspensión de la ejecución de la
pena, o remisión de la pena para quien la está
cia, por ejemplo, en la eliminación de condi-
cionantes en la disminución de la pena, pues
antes de la reforma introducida por el D. Leg.
N° 1301 la disminución de la pena procedía
hasta un medio por debajo del mínimo legal.
También, de una parte, se mantiene, en líneas
generales, la prescripción normativa consis-
tente en que el beneficio de disminución de
la pena podrá aplicarse acumulativamente
con la suspensión de la ejecución de la pena.
Por otra parte, se confirma, en general, lo
dispuesto para la exención y la remisión de
la pena, en cuanto se exige que la colabo-
ración sea activa, y la información eficaz
permita14, en primer lugar, evitar un delito
de especial connotación y gravedad; en
segundo lugar, identificar categóricamente y
propiciar la detención de líderes de especial
importancia en la organización delictiva; y,
en tercer lugar, descubrir concluyentemente
aspectos sustantivos de las fuentes de finan-
ciamiento y aprovisionamiento de la organi-
zación delictiva, o de los instrumentos, efec-
tos, ganancias y bienes delictivos de notoria
importancia para los fines de la organización.
2.4.1. El meollo del asunto
La norma fundante albergaba, en su estruc-
tura lógico-axiológica, un principio más
propio de nuestro sistema jurídico general
como es el sistema romano-germánico: el
principio de economía procesal. Cierta-
mente, también están incluidos en el bene-
ficio los que han intervenido en delitos que
han causado consecuencias especialmente
graves, de una manera uniforme, habiendo

14 En la anterior versión el texto del dispositivo informaba: “La exención y la remisión de la pena exigirá que la co-
laboración activa o información eficaz permita: (…)”. Como se observa, el cambio en las conjunciones; esto es,
el paso del “o” al “y” ha afectado en términos positivos el alcance terminológico de lo normativamente regula-
do, pues la colaboración que debe brindar el solicitante debe de ser activa, y teniendo esta calidad, la informa-
ción que brinda el mismo debe ser eficaz.

GACETA PENAL & PROCESAL PENAL | Nº 94 • ABRIL 2017 • ISSN: 2075-6305 • pp. 30-43 39
tenido anteriormente limitaciones normati-
vas, como el poder acogerse únicamente al
beneficio de la disminución de la pena en una
reducción restringida a un tercio por debajo
del mínimo legal sin que corresponda sus-
pensión de la ejecución de la pena, “salvo la
liberación condicional y siempre que haya
cumplido como mínimo la mitad de la pena
impuesta”.
Tal artificio ha sido superado por un practi-
cismo uniformador de las condiciones de los
jefes, cabecillas o dirigentes principales de
las organizaciones criminales, y de los inter-
vinientes en delitos que han causado conse-
cuencias especialmente graves. Se consigna
asimismo como criterio orientador que, para
acordar el beneficio, el fiscal debe ponderar
la proporcionalidad entre el grado de aporte
del colaborador y su grado de participación
dentro de la estructura criminal y el delito.
Si bien es cierto, no se permite el beneficio
de la exención de pena, lo destacable es el
acceso de los jefes, cabecillas o dirigentes
principales de las organizaciones delictivas
a beneficios que antes les estaban veda-
dos, como son la disminución de pena o la
suspensión de la ejecución de la pena. Sin
embargo, no se trata de los líderes máxi-
mos de una organización criminal, sino de
determinados líderes, de menor rango den-
tro de la organización, que a manera de
“gerentes de área” no tienen la calidad ni
el poder de un “gerente general”. La razón
de la permisión estriba en la complejidad
de la organización delictiva, pues hay líde-
res de base que pueden proporcionar infor-
mación sobre la estructura mayor. De ahí
la condicionante referida al hecho de que el
aporte del colaborador permita identificar a
miembros de la organización de mayor rango
jerárquico. Se trata también sin duda de un
enfoque sumamente práctico, de acuerdo al
ritmo de los tiempos. Por cierto, en tal per-
misión no se encuentran los beneficios de
la exención ni la remisión de la pena porque
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implicarían la excarcelación del colaborador
eficaz. Son un límite normativo infranquea-
ble para los “jefes de área”, que si bien no
niega un determinado avance respecto a la
prohibición general de beneficios procesa-
les establecida en el procedimiento anterior,
se constituye actualmente en un desincen-
tivo para aquellos líderes de base (“gerentes
de área”) y jefes intermedios (“subgerentes
generales”) que se confrontan con el líder
máximo (“gerente general”) cuando la orga-
nización experimenta una fase de recomposi-
ción. Pese a todo, no ha de negarse el avance
logrado: los líderes de base pueden colaborar
eficazmente y verse beneficiados con la dis-
minución de la pena o la suspensión de la
ejecución de la pena.
2.4.2. Un conflicto de principios
Si el principio implicado en la norma fun-
dante del proceso de colaboración eficaz (Ley
N° 27378) viene a ser el principio de eco-
nomía, el desarrollo posterior del instituto
procesal de la colaboración eficaz, alcanzado
recientemente con el Reglamento del proceso
especial de colaboración eficaz –aprobado
mediante el Decreto Supremo Nº 007-2017-
JUS, publicado en el diario oficial El Peruano
con fecha 30 de marzo de 2017– muestra a
través de su artículo 2 una serie de principios,
como el de autonomía, eficacia, proporcio-
nalidad, oportunidad de la información, con-
senso, oponibilidad, reserva y flexibilidad.
Mas estos últimos tienen un carácter opera-
tivo, comparados con el principio macro de
la economía procesal, pues, en primer lugar,
si bien la colaboración eficaz se rige por sus
propias reglas y no depende de otro proceso
común o especial, por su carácter central de
reservado no reuniría, en sentido estricto, el
carácter de proceso, al no haber propiamente
contradicción ni publicidad con su respectiva
garantía de oralidad. En segundo lugar, la
eficacia se limita a la persecución de los deli-
tos graves, esto es, hay un alcance limitado
respecto a los fines generales del proceso que

no hace distingo entre tipologías de hechos
punibles. En tercer lugar, la proporcionalidad
también se encuentra restringida a la enti-
dad del delito y a la magnitud del hecho. En
cuarto lugar, la oportunidad de la información
acerca a la institución de la colaboración efi-
caz a la confesión sincera. En quinto lugar,
el consenso también tiene puntos de contac-
tos con la confesión corroborada con prueba.
En sexto lugar, el carácter de oponible de la
colaboración eficaz, al señalar que la sen-
tencia de colaboración eficaz surte efectos
sobre todos los procesos objeto del acuerdo,
implica a su vez un carácter de referencia. En
sétimo lugar, la reserva, por la cual la colabo-
ración eficaz solamente es de conocimiento
del fiscal, el colaborador y su defensor, el
agraviado –en su oportunidad– y el juez, le
hace un flaco favor al nuevo modelo proce-
sal penal, de corte acusatorio garantista; y en
octavo lugar, la flexibilidad tiene su límite en
los fines del proceso, pues el juez ha de bus-
car la justicia material en respeto del nuevo
modelo.
En esa medida, la norma fundante alber-
gaba, en su estructura lógico-axiológica,
un principio más propio de nuestro sistema
jurídico general como es el sistema romano-
germánico: el principio de economía pro-
cesal, por lo que los límites impuestos en
materia de beneficios procesales no tienen
en realidad razón de ser, como tampoco un
carácter reservado general en el procedi-
miento de colaboración eficaz. Y también
en esa medida se apreciaría la existencia de
prejuicios en la cultura procesal de países
como el nuestro que se encuentran dentro de
los dominios del sistema continental.
V. Hacia un salto cualitativo: la exen-
ción de pena por colaboración
eficaz del líder máximo en una es-
tructura de empresa criminal
Cuando el D. Leg. N° 1301 modifica la
Sección Sexta del Libro Quinto del Código
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ESPECIAL
Procesal Penal de 2004 lo hace al punto que
se realiza una modificación general de su
articulado, desde un plano formal; esto es,
desde el artículo 472 al 481, con el añadido
de la incorporación de tres nuevos artículos,
como son los artículos 473-A, 476-A y 481-A
del CPP de 2004. Los cambios legales han
sido considerables. Los cambios han sido de
orden cuantitativo, pero con tal intensidad
que el núcleo de la reforma legal se encuen-
tra reflejado en el párrafo 6 del artículo 475
procesal, que establece que los jefes, cabeci-
llas o dirigentes principales de organizacio-
nes delictivas y los que han intervenido en
delitos que han causado consecuencias espe-
cialmente graves, únicamente podrán aco-
gerse al beneficio de disminución de la pena
o suspensión de su ejecución, siempre que
su aporte permita identificar a miembros de
la organización con mayor rango jerárquico.
Se mantiene una prohibición para tales líde-
res de acceder a los beneficios de la exención
y de la remisión de pena. Empero, no habría
mayor fundamento atendible en la limitación
en referencia, al menos en lo que respecta a
los líderes y jefes de organizaciones crimi-
nales lo suficientemente desarrolladas como
para haberse constituido en “empresas crimi-
nales”, en donde hay una pirámide jerárquica
de mandos, comenzando por el “gerente de
área”, continuando con el “subpresidente o
gerente general”, y culminando con el “pre-
sidente de directorio”, el cual es nombrado
y removido por el directorio; esto es, por los
“directores” en cuestión.
La lógica de la prohibición de los beneficios
procesales por colaboración eficaz tiene sen-
tido en estructuras criminales no tan desa-
rrolladas, en donde el jefe máximo lo es para
toda la organización y es irremplazable por
su absoluta posesión y poder de dominio.
Pero el tiempo del jefe máximo o todopo-
deroso se encuentra en franca decadencia
por la presencia de las empresas criminales,
que informarían cada vez más del carácter
41
fungible y cambiable de ese “presidente
de directorio”. En tal sentido, los cambios
normativos han sido de índole cuantitativa,
estando ad portas de la aplicación general
del CPP de 2004, por lo que al parecer nos
encontramos ante un momento histórico de
giro de los meros cambios cuantitativos al
cambio de cualidad, al nivel de un cambio
profundo, propio de un salto cualitativo, que
para el presente caso se refiere a la exención
de pena por colaboración eficaz del líder
máximo en una estructura de empresa crimi-
nal en donde este es fácilmente reemplazado
por otro para ocupar el puesto de “presidente
de directorio”, elegido entre los “directores”
por diversos motivos, que van desde celos
particulares hacia el anterior “presidente”
hasta necesidades de la propia organización.
En esa línea de pensamiento, antes que el
“presidente de directorio” deje de serlo, es
por demás entendible que este se trate de
proteger dirigiendo su acción de denuncia
contra los “directores”. En un sentido for-
mal es inviable la colaboración eficaz del
máximo jerarca dentro de la organización
criminal; pero en un sentido sustancial
es perfectamente entendible que el líder
máximo pueda acogerse a la colaboración
eficaz, pues estaría actuando de un modo
preventivo respecto a la intención de otros
líderes de la organización criminal de can-
celarlo como tal. Frente a ello no se debe
negar la posibilidad de ese escenario, más
aún cuando es la justicia material la que
siempre debería guiar nuestros pasos en el
sistema de justicia penal en el país.
VI. Conclusiones
1. Cuando se trata de dispositivos legales
que se aprueban para enfrentar a determi-
nados fenómenos de criminalidad, lo más
recomendable es hacer la norma en tér-
minos de prevención y sanción, teniendo
como referente operativo a los fines del
proceso, y como referente teórico al
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Comentario relevante
del autor
En la colaboración eficaz no se per-
mite la exención de pena a los jefes,
cabecillas o dirigentes principales de
las organizaciones delictivas; sin em-
bargo, ahora pueden acceder a de-
terminados beneficios, tales como la
disminución de pena o la suspensión
de la ejecución de esta, que antes se
encontraban vedados para ellos.
modelo que se construye bajo la guía del
garantismo jurídico-penal.
2. El artículo 2 del Decreto Legislativo
N° 1301 estipula la modificación de los
artículos 472, 473, 474, 475, 476, 477,
478, 479, 480 y 481 del Código Procesal
Penal, y el artículo 3 del referido Decreto
Legislativo establece la incorporación de
los artículos 473-A, 476-A y 481-A al
mencionado código adjetivo, que regulan
la participación del agraviado, la eficacia
de las diligencias de corroboración y su
incorporación en otros procesos, y la uti-
lidad de la información en otros procesos,
respectivamente.
3. La norma fundante en materia de cola-
boración eficaz (Ley N° 27378) alber-
gaba, en su estructura lógico-axiológica,
un principio más propio de nuestro sis-
tema jurídico general como es el sistema
romano-germánico: el principio de eco-
nomía procesal.
4. La norma fundante albergaba, en su estruc-
tura lógico-axiológica, un principio más
propio de nuestro sistema jurídico general
como es el sistema romano-germánico: el
principio de economía procesal.

5. Los límites impuestos en materia de
beneficios procesales no tienen en rea-
lidad razón de ser, como tampoco un
carácter reservado general en el proce-
dimiento de colaboración eficaz. Y tam-
bién en esa medida se apreciaría la exis-
tencia de prejuicios en la cultura procesal
de países como el nuestro que se encuen-
tran dentro de los dominios del sistema
continental.
6. La lógica de la prohibición de los bene-
ficios procesales por colaboración eficaz
tiene sentido en estructuras criminales
no tan desarrolladas, en donde el jefe
máximo lo es para toda la organización y
es irremplazable por su absoluta posesión
y poder de dominio.
7. Los cambios normativos han sido de
índole cuantitativa, estando ad portas de
la aplicación general del CPP de 2004,
por lo que al parecer nos encontramos
ante un momento histórico de giro de los
meros cambios cuantitativos al cambio de
cualidad, al nivel de un cambio profundo,
propio de un salto cualitativo, que para
el presente caso se refiere a la exención
de pena por colaboración eficaz del líder
máximo en una estructura de empresa
criminal en donde este es fácilmente
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ESPECIAL
reemplazado por otro para ocupar el
puesto de “presidente de directorio”, ele-
gido entre los “directores” por diversos
motivos, que van desde celos particulares
hacia el anterior “presidente” hasta nece-
sidades de la propia organización.
8. En un sentido formal es inviable la cola-
boración eficaz del máximo jerarca den-
tro de la organización criminal; pero en
un sentido sustancial es perfectamente
entendible que el líder máximo pueda
acogerse a la colaboración eficaz, pues
estaría actuando de un modo preventivo
respecto a la intención de otros líderes
de la organización criminal de cancelarlo
como tal.
ŠŠBibliografía
ƒƒ BARRIOS DE ANGELIS, Dante. Teoría
del proceso. 2ª edición, B de F. Montevi-
deo-Buenos Aires, 2005.
ƒƒ SÁNCHEZ VELARDE, Pablo. Código
Procesal Penal comentado. Idemsa, Lima,
2013.
ƒƒ UGAZ SÁNCHEZ-MORENO, José Car-
los. Caiga quien caiga. Editorial Planeta,
Lima, 2014.
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