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Clase #15
Temáticas:
1. EL INFIERNO
EL INFIERNO
El concepto popular acerca del infierno es de un lugar de castigo para las "almas
inmortales" de los inicuos inmediatamente después de la muerte, o el lugar de
tormento para aquellos que sean rechazados en el juicio. Nuestra convicción es que
la Biblia enseña que el infierno es el sepulcro, donde van todos los hombres al morir.
Como palabra, el término hebreo original "sheol", traducido en antiguas versiones
de la Biblia como "infierno", significa "un lugar tapado". Infierno es la forma
castellanizada del término latino infernus; de este modo, cuando leemos acerca del
"infierno" estamos leyendo una palabra que no se ha traducido correctamente.
La creencia de que el infierno es un lugar de castigo para los inicuos, del cual no
pueden escapar, simplemente no puede cuadrar con esto; un hombre justo puede
bajar al infierno (al sepulcro) y volver a salir. Oseas 13:14 confirma esto: "De la
mano del Sheol [infierno, sepulcro] los redimiré [al pueblo de Dios], los libraré de
la muerte". Esto se cita en 1 Corintios 15:55 y se aplica a la resurrección al regreso
de Cristo. Asimismo, en la visión de la segunda resurrección, La muerte y el Hades
[griego para "infierno"] entregaron los muertos que había en ellos" (Apocalipsis
20:13). Note el paralelo entre la muerte, es decir, el sepulcro y el Hades (véase
también Salmos 6:5).
Las palabras de Ana en 1 Samuel 2:6 son muy claras: Jehová mata, y él da vida.
Él hace descender al Sheol [infierno, sepulcro], y hace subir".
Fuego Figurado
Sin embargo, la Biblia usa con frecuencia la imagen del fuego eterno a fin de
representar la ira de Dios ante el pecado, lo que resultará en la destrucción total del
pecador en el sepulcro. Sodoma fue castigada con "fuego eterno" (Judas 7), es
decir, fue destruida totalmente debido a la iniquidad de sus habitantes. Hoy día esa
ciudad está en ruinas, sumergida bajo las aguas del Mar Muerto; de ninguna manera
se halla todavía en llamas, lo cual es necesario si hemos de entender el "fuego
eterno" literalmente. También Jerusalén fue amenazada con el fuego eterno de la
ira de Dios, debido a los pecados de Israel: "Yo haré descender fuego en sus
puertas, y consumirá los palacios de Jerusalén, y no se apagará" (Jeremías 17:27).
Siendo Jerusalén la capital profetizada del futuro reino (Isaías 2:2-4; Salmos 48:2),
Dios no dio a entender que leyéramos esto literalmente. Las casas de los hombres
importantes de Jerusalén fueron quemadas con fuego (2 Reyes 25:9), pero ese
fuego no continuó eternamente. El fuego representa la ira / castigo de Dios contra
el pecado, pero su ira no es eterna (Jeremías 3:12). Lo que el fuego quema se
convierte en polvo; y sabemos que la paga del pecado es muerte, un regreso al
polvo. Quizás es por eso que se usa el fuego como una figura retórica para
representar el castigo por el pecado.
De manera similar, se dice que Dios castigó a la tierra de Idumea con fuego que "no
se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo; de generación en
generación será asolada... la lechuza y el cuervo morarán en ella... en sus alcázares
crecerán espinos" (Isaías 34:9-15). Ya que había de existir animales y plantas en
las ruinas de la tierra de Idumea, la expresión de fuego eterno debe referirse a la ira
de Yahve y a su total destrucción del lugar, así que no se debe tomar literalmente.
Las frases hebreas y griegas que se han traducido como "para siempre" significan
estrictamente "para la época". Algunas veces esto se refiere al infinito literal, por
ejemplo, la época del reino, pero no siempre. Isaías 32:14, 15 es un ejemplo: "Las
torres y fortalezas se volverán cuevas para siempre... hasta que sobre nosotros sea
derramado el Espíritu".
Esta es una manera de entender la "eternidad" del "fuego eterno".
Una y otra vez, la ira de Dios ante los pecados de Jerusalén e Israel se asemeja al
fuego: "Mi furor y mi ira se derramarán sobre este lugar [Jerusalén]... se encenderán,
y no se apagarán" (Jeremías 7:20; otro ejemplo incluye Lamentaciones 4:11 y 2
Reyes 22:17).
Gehenna
De nuevo debe destacarse que lo que se arrojaba a esas llamas no permanecía allí
para siempre; los cuerpos se descomponían quedando reducidos a polvo. En los
días previos a los juicios de Dios sobre su pueblo Israel a manos de los babilonios,
el Gehenna estaba lleno de cadáveres de los pecadores del pueblo de Dios
(Jeremías 7:32, 33).
En su estilo, los evangelios reúnen todas estas ideas del Antiguo Testamento en
su uso de la palabra "Gehenna". En palabras de Jesús, aquellos que fueran
rechazados en el tribunal a su regreso, irían "al infierno [Gehenna], al fuego que no
puede ser apagado... donde el gusano de ellos no muere" (Marcos 9:43, 44). El
Gehenna habría conjurado en la mente de los judíos las ideas de rechazo y
destrucción del cuerpo, y nosotros hemos visto que el fuego eterno es un modismo
que representa la ira de Dios en contra del pecado, y la eterna destrucción de los
pecadores por medio de la muerte.
Joachim Jeremias explica cómo el valle literal del Gehenna vino a ser
malinterpretado como un símbolo de un "infierno" que se supone que es un lugar de
fuego. "[Desde tiempos antiguos [Gehenna] ha sido el nombre del valle al occidente
y sur de Jerusalén... por las desgracias que los profetas pronunciaron sobre el valle
(Jeremías 7:32 = 19:6; véase Isaías 31:9; 66:24) porque allí se realizaron
sacrificios a Moloc (2 Reyes 16:3; 21:6), allí se desarrolló en el segundo siglo a.C.
la idea de que el valle de Hinom sería el lugar de un infierno ardiente (Enoc 26;
90.26) ... se diferencia del sheol ".
Los judíos creían que el "infierno" tenía tres secciones: Gehenna, un lugar de fuego
eterno para aquellos judíos que rompieran el pacto o blasfemaran contra Dios; "las
sombras", un lugar intermediario similar a la idea católica de un purgatorio; y un
lugar de descanso donde los judíos fieles aguardaban la resurrección en el día final.
Esta división no tiene base en la Biblia. Sin embargo, es significativo que Jesús use
"Gehenna" y la figura retórica del fuego eterno para describir el castigo de la gente
por lo que los judíos de su día habrían considerado pecados incidentales, asuntos
que estaban lejos de ser blasfemia y quebrantamiento del pacto; mirar a una mujer
de manera lujuriosa (Marcos 9:47), hipocresía (Lucas 12:1, 5; Mateo 23:27-33),
no dar un vaso de agua a un "pequeñito", prohibir a un discípulo de Juan el Bautista
que siguiera a Jesús (Marcos 9:39-43); no predicar el evangelio intrépida y
resueltamente (Mateo 10:25-28). Estos asuntos eran y son descartados como
temas sin consecuencias eternas. Pero tal como lo hicieron los profetas de Israel,
Jesús utilizó estos temas y deliberadamente los asocia con los castigos más
extremos posible que los oyentes judíos podían concebir, el Gehenna. Una y otra
vez, la Biblia alude a las incorrectas ideas y razones de la gente respecto a la
suposición temporal que esas ideas pudieran ser ciertas.
Bibliografía:
Elmo Moore