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Taller de Ciencias Bíblicas.

Clase #15
Temáticas:

1. EL INFIERNO
EL INFIERNO

El concepto popular acerca del infierno es de un lugar de castigo para las "almas
inmortales" de los inicuos inmediatamente después de la muerte, o el lugar de
tormento para aquellos que sean rechazados en el juicio. Nuestra convicción es que
la Biblia enseña que el infierno es el sepulcro, donde van todos los hombres al morir.
Como palabra, el término hebreo original "sheol", traducido en antiguas versiones
de la Biblia como "infierno", significa "un lugar tapado". Infierno es la forma
castellanizada del término latino infernus; de este modo, cuando leemos acerca del
"infierno" estamos leyendo una palabra que no se ha traducido correctamente.

Bíblicamente, este "lugar tapado", o "infierno", es el sepulcro. Hay dos ejemplos


donde la palabra original "sheol" se ha traducido como "sepulcro". En todos los
otros 63 casos donde aparece se ha transliterado como "Sheol". Los dos casos
donde la palabra "sheol" se ha traducido como "sepulcro" debería ser suficiente
para torpedear el concepto popular acerca del infierno como un lugar de fuego y
tormento para los inicuos:

 "En el sepulcro [sheol, infierno], adonde vas, no hay obra, ni trabajo, ni


ciencia, ni sabiduría" (Eclesiastés 9:10) -- ellos no estarán allí gritando en
agonía.

 "Duros como el sepulcro [sheol] los celos" (Cantares 8:6).

La creencia de que el infierno es un lugar de castigo para los inicuos, del cual no
pueden escapar, simplemente no puede cuadrar con esto; un hombre justo puede
bajar al infierno (al sepulcro) y volver a salir. Oseas 13:14 confirma esto: "De la
mano del Sheol [infierno, sepulcro] los redimiré [al pueblo de Dios], los libraré de
la muerte". Esto se cita en 1 Corintios 15:55 y se aplica a la resurrección al regreso
de Cristo. Asimismo, en la visión de la segunda resurrección, La muerte y el Hades
[griego para "infierno"] entregaron los muertos que había en ellos" (Apocalipsis
20:13). Note el paralelo entre la muerte, es decir, el sepulcro y el Hades (véase
también Salmos 6:5).

Las palabras de Ana en 1 Samuel 2:6 son muy claras: Jehová mata, y él da vida.
Él hace descender al Sheol [infierno, sepulcro], y hace subir".

Ya que el "infierno" es el sepulcro, se ha de esperar que los justos se salvarán de


él por medio de su resurrección a vida eterna. De este modo, es muy posible entrar
en el "infierno", o sepulcro, y después salir de ahí por medio de la resurrección. El
ejemplo de Jesús, cuya "alma no fue dejada en el Hades [infierno, sepulcro], ni su
carne vio corrupción" (Hechos 2:31) nos permite comprender muy bien este punto.
Note el paralelo entre el "alma" de Cristo y su "carne" o cuerpo. Que su cuerpo "no
fue dejado en el Hades" indica que estuvo allí por un período de tiempo, es decir,
los tres días en que su cuerpo estuvo en el sepulcro. Que Cristo haya ido al "infierno"
debería ser prueba suficiente de que no es precisamente un lugar adonde van los
inicuos.
Tanto las personas buenas como las malas van al "infierno", es decir, al sepulcro.
En línea con esto, hay otros ejemplos de hombres que han ido al infierno, es decir,
al sepulcro. Jacob dijo que él "descendería enlutado... al Sheol [sepulcro]", es decir,
al infierno, por su hijo José (Génesis 37:35).

Una cristiandad errada a menudo asocia el "infierno" con la idea de fuego y


tormento. Esto está en fuerte contraste con la enseñanza bíblica acerca del infierno
(el sepulcro). "Como a rebaños que son conducidos al Sheol, la muerte los
pastoreará" (Salmos 49:14) implica que el sepulcro es un lugar de pacífico olvido.
A pesar de que el alma, o cuerpo, de Cristo estuvo en el infierno [sepulcro] durante
tres días, no sufrió corrupción (Hechos 2:31). Esto habría sido imposible si el
infierno fuera un lugar de fuego.

Fuego Figurado

Sin embargo, la Biblia usa con frecuencia la imagen del fuego eterno a fin de
representar la ira de Dios ante el pecado, lo que resultará en la destrucción total del
pecador en el sepulcro. Sodoma fue castigada con "fuego eterno" (Judas 7), es
decir, fue destruida totalmente debido a la iniquidad de sus habitantes. Hoy día esa
ciudad está en ruinas, sumergida bajo las aguas del Mar Muerto; de ninguna manera
se halla todavía en llamas, lo cual es necesario si hemos de entender el "fuego
eterno" literalmente. También Jerusalén fue amenazada con el fuego eterno de la
ira de Dios, debido a los pecados de Israel: "Yo haré descender fuego en sus
puertas, y consumirá los palacios de Jerusalén, y no se apagará" (Jeremías 17:27).

Siendo Jerusalén la capital profetizada del futuro reino (Isaías 2:2-4; Salmos 48:2),
Dios no dio a entender que leyéramos esto literalmente. Las casas de los hombres
importantes de Jerusalén fueron quemadas con fuego (2 Reyes 25:9), pero ese
fuego no continuó eternamente. El fuego representa la ira / castigo de Dios contra
el pecado, pero su ira no es eterna (Jeremías 3:12). Lo que el fuego quema se
convierte en polvo; y sabemos que la paga del pecado es muerte, un regreso al
polvo. Quizás es por eso que se usa el fuego como una figura retórica para
representar el castigo por el pecado.

De manera similar, se dice que Dios castigó a la tierra de Idumea con fuego que "no
se apagará de noche ni de día, perpetuamente subirá su humo; de generación en
generación será asolada... la lechuza y el cuervo morarán en ella... en sus alcázares
crecerán espinos" (Isaías 34:9-15). Ya que había de existir animales y plantas en
las ruinas de la tierra de Idumea, la expresión de fuego eterno debe referirse a la ira
de Yahve y a su total destrucción del lugar, así que no se debe tomar literalmente.

Las frases hebreas y griegas que se han traducido como "para siempre" significan
estrictamente "para la época". Algunas veces esto se refiere al infinito literal, por
ejemplo, la época del reino, pero no siempre. Isaías 32:14, 15 es un ejemplo: "Las
torres y fortalezas se volverán cuevas para siempre... hasta que sobre nosotros sea
derramado el Espíritu".
Esta es una manera de entender la "eternidad" del "fuego eterno".

Una y otra vez, la ira de Dios ante los pecados de Jerusalén e Israel se asemeja al
fuego: "Mi furor y mi ira se derramarán sobre este lugar [Jerusalén]... se encenderán,
y no se apagarán" (Jeremías 7:20; otro ejemplo incluye Lamentaciones 4:11 y 2
Reyes 22:17).

Gehenna

En el Nuevo Testamento, en idioma castellano, sólo queda un caso en que una


palabra griega se ha traducido como "infierno". El "Hades" es el equivalente del
"sheol" hebreo, del cual ya hemos hablado. "Gehenna" es el nombre del vertedero
de basura que se hallaba en las afueras de Jerusalén, donde se quemaban todos
los desperdicios de la ciudad. Tales vertederos de basura son típicos en muchas
ciudades en desarrollo hoy día. Como nombre propio, es decir, el nombre de un
lugar real, debió haberse dejado sin traducir como "Gehenna" en vez de traducirlo
como "infierno". "Gehenna" es el equivalente arameo del término hebreo "Ge-ben-
Hinnon". Éste estaba localizado cerca de Jerusalén (Josué 15:8), y en los días de
Cristo era el vertedero de basura de la ciudad. Allí se arrojaban los cadáveres de
criminales a las llamas que estaban siempre ardiendo, de manera que el Gehenna
llegó a ser simbólico de total destrucción y rechazo.

De nuevo debe destacarse que lo que se arrojaba a esas llamas no permanecía allí
para siempre; los cuerpos se descomponían quedando reducidos a polvo. En los
días previos a los juicios de Dios sobre su pueblo Israel a manos de los babilonios,
el Gehenna estaba lleno de cadáveres de los pecadores del pueblo de Dios
(Jeremías 7:32, 33).

En su estilo, los evangelios reúnen todas estas ideas del Antiguo Testamento en
su uso de la palabra "Gehenna". En palabras de Jesús, aquellos que fueran
rechazados en el tribunal a su regreso, irían "al infierno [Gehenna], al fuego que no
puede ser apagado... donde el gusano de ellos no muere" (Marcos 9:43, 44). El
Gehenna habría conjurado en la mente de los judíos las ideas de rechazo y
destrucción del cuerpo, y nosotros hemos visto que el fuego eterno es un modismo
que representa la ira de Dios en contra del pecado, y la eterna destrucción de los
pecadores por medio de la muerte.

La referencia a "donde el gusano de ellos no muere", es evidentemente parte de


este mismo modismo referente a una total destrucción; es inconcebible que pudiera
haber gusanos literales que nunca morirán. El hecho de que el Gehenna fuera el
lugar de previos castigos de los inicuos del pueblo de Dios, muestra además lo apto
del uso que hace Cristo de esta figura retórica acerca del Gehenna. De nuevo, como
con tantas otras áreas doctrinales, las ideas paganas influyeron en las percepciones
cristianas. Los egipcios creían que el inframundo era un lugar de fuego, y esto fue
trasmitido a la idea judía, y llevó a los cristianos a sentirse inclinados a malinterpretar
el uso figurado que hizo Cristo de los fuegos del Gehenna como un símbolo de
absoluta destrucción.
Nótese también como los coptos egipcios creían que los dioses del inframundo
usaban tridentes para atormentar a los muertos, y esto también pasó a formar parte
del cristianismo en forma de descripciones de Satanás en el "infierno" armado de
un tridente. Pero nunca se habla de un tridente en la Biblia, ni hay ninguna indicación
de que los inicuos sean atormentados inmediatamente después de la muerte; más
bien, se dice reiteradamente que su castigo se halla reservado hasta el día del juicio
final.

Joachim Jeremias explica cómo el valle literal del Gehenna vino a ser
malinterpretado como un símbolo de un "infierno" que se supone que es un lugar de
fuego. "[Desde tiempos antiguos [Gehenna] ha sido el nombre del valle al occidente
y sur de Jerusalén... por las desgracias que los profetas pronunciaron sobre el valle
(Jeremías 7:32 = 19:6; véase Isaías 31:9; 66:24) porque allí se realizaron
sacrificios a Moloc (2 Reyes 16:3; 21:6), allí se desarrolló en el segundo siglo a.C.
la idea de que el valle de Hinom sería el lugar de un infierno ardiente (Enoc 26;
90.26) ... se diferencia del sheol ".

Los judíos creían que el "infierno" tenía tres secciones: Gehenna, un lugar de fuego
eterno para aquellos judíos que rompieran el pacto o blasfemaran contra Dios; "las
sombras", un lugar intermediario similar a la idea católica de un purgatorio; y un
lugar de descanso donde los judíos fieles aguardaban la resurrección en el día final.

Esta división no tiene base en la Biblia. Sin embargo, es significativo que Jesús use
"Gehenna" y la figura retórica del fuego eterno para describir el castigo de la gente
por lo que los judíos de su día habrían considerado pecados incidentales, asuntos
que estaban lejos de ser blasfemia y quebrantamiento del pacto; mirar a una mujer
de manera lujuriosa (Marcos 9:47), hipocresía (Lucas 12:1, 5; Mateo 23:27-33),
no dar un vaso de agua a un "pequeñito", prohibir a un discípulo de Juan el Bautista
que siguiera a Jesús (Marcos 9:39-43); no predicar el evangelio intrépida y
resueltamente (Mateo 10:25-28). Estos asuntos eran y son descartados como
temas sin consecuencias eternas. Pero tal como lo hicieron los profetas de Israel,
Jesús utilizó estos temas y deliberadamente los asocia con los castigos más
extremos posible que los oyentes judíos podían concebir, el Gehenna. Una y otra
vez, la Biblia alude a las incorrectas ideas y razones de la gente respecto a la
suposición temporal que esas ideas pudieran ser ciertas.

Las palabras acerca de demonios (Como ya hemos estudiado) es un ejemplo


clásico. Y es muy posible que los evangelios hagan lo mismo con el concepto acerca
del Gehenna, el castigo para los judíos que rompen el pacto y blasfeman. Jesús
está enseñando especialmente acerca de la conducta, no dando una disertación
acerca del estado de los muertos. Y así él utiliza la máxima categoría del castigo
eterno que conoce su audiencia, y dice que esto es lo que les aguarda a aquellos
que pecan en asuntos que en su agenda son tan importantes, aunque a la vista del
mundo judío y de la humanidad en general éstos sean insignificantes.
También vemos a Jesús haciendo esto en Mateo 25:41. Ahí él habla del "fuego
eterno preparado para el diablo y sus ángeles", aludiendo claramente al mito del
Gehenna. Esta es una frase tomada directamente del pensamiento y literatura judía
apocalíptica. Era la peor categoría de castigo concebible en el judaísmo. Y sin
embargo Jesús en el contexto está hablando de que la gente religiosa que afirma
creer en él no quedará impune por ignorar las necesidades de sus hermanos
pobres. Todo esto es demasiado fácil para cometer pecado... Jesús usa las más
duras palabras del judaísmo para condenar. Pero esto no significa que él realmente
creía en la existencia literal del "fuego eterno" ni en un Diablo personal. Los ángeles
del Diablo son aquellos que ignoran a sus hermanos necesitados. Es una poderosa
y reveladora yuxtaposición de ideas empleada por Jesús.

Bibliografía:

- [Duncan Heaster] (El Verdadero Diablo; Una Exploración Bíblica)

- [Reinaldo Estrada] (El Verdadero Diablo de La Biblia)

Elmo Moore

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