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QUJOSO:
AUTORIDADES RESPONSABLES;
1.
2.
3.
Por medio del presente escrito y con fundamento en lo dispuesto por los artículos 103 fracción I y 107
fracciones I, II, IV y demás aplicables de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en lo
sucesivo, la “Constitución”); artículos 1, 2, 3, 5, 6, 17, 19, 22, 37, 75, 76, 77, 107 fracción I, inciso b), 108,
110 y demás relativos y aplicables de la Ley de Amparo, Reglamentaria de los artículos 103 y 107 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (en lo sucesivo, la “Ley de Amparo”), en relación con
lo dispuesto en el artículo 52, fracciones I, II y III de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación,
vengo a demandar el AMPARO Y PROTECCIÓN DE LA JUSTICIA DE LA UNIÓN en contra de los actos
reclamados de las autoridades responsables que más adelante se señalan.
En cumplimiento a lo dispuesto por el artículo 108 de la Ley de Amparo, se MANIFIESTA BAJO PROTESTA
DE DECIR VERDAD lo siguiente:
a. La C. Tanya Müller García, Secretaria de Medio Ambiente el Gobierno del Distrito Federal, con
domicilio para oír y recibir notificaciones en su recinto oficial.
a. De la C. Tanya Müller García, Secretaria de Medio Ambiente el Gobierno del Distrito Federal se
reclama la suscripción y expedición del PROGRAMA DE VERIFICACIÓN VEHICULAR
OBLIGATORIA PARA EL SEGUNDO SEMESTRE DEL AÑO 2014, publicado en la gaceta oficial
número 1889 BIS de fecha 30 de junio de 2014, mismo que entró en vigor el día primero de julio de
2014, específicamente por lo que se refiere a su numeral 1.4.1 mismo que establece que para
obtener la Constancia de Verificación Tipo cero “0”, los vehículos, aunado a que sus emisiones no
sobrepasen los límites ahí establecidos, deberán ser vehículos de año 2006 y posteriores violando
con ello la garantía de igualdad constitucional establecida en los artículo 1 y 13 constitucionales, la
garantía de legalidad, debida fundamentación y motivación establecida en los artículos 14 y 16
constitucionales y la violación a los principios de supremacía de la Ley y reserva de ley en materia
reglamentaria, al haber usurpado la función reglamentaria del titular del ejecutivo local consagrada en
el artículo 122, Base Segunda, Fracción II. Inciso B). Asimismo se reclama de dicha autoridad
cualquier acto ordenado o emitido al amparo del Inconstitucional Programa ya sea por si, sus
subalternos o por los Centros de Verificación de Emisiones Vehiculares autorizados por la Secretaría
de Medio Ambiente del Distrito Federal.
Aunado a lo anterior, se reputa inconstitucional y violatorio de la garantía de legalidad tributaria el artículo 6.1
del Programa en razón de que el mismo impone un tributo por concepto de la prestación del servicio de
verificación de emisiones vehiculares por un monto de $398.00 (Trescientos Noventa y Ocho Pesos 00/100
MN) para todo tipo de constancia de verificación, lo cual resulta a todas luces violatorio del artículo 31,
fracción IV de nuestra Constitución, mismo que exige que los tributos se prevean en la ley, especialmente sus
elementos esenciales, por lo cual, al establecerse una contribución, en el caso específico un derecho, en un
programa de carácter reglamentario, resulta a todas luces inconstitucional.
Asimismo, se reclama la inconstitucionalidad de los numerales 8.7.5 y 16.4.7 del “Programa” mismos que
imponen como condicionante para llevar a cabo la verificación de los vehículos el encontrarse al corriente en
los adeudos de infracciones impuestas por violaciones al Reglamento de Tránsito Metropolitano y del
Impuesto Sobre Tenencia y Uso Vehicular, lo cual viola mis garantías de legalidad y seguridad jurídica
contenidas en el artículo 16 Constitucional ya que dichas contribuciones no se encuentran relacionadas y
cumplen la finalidad perseguida por el Programa referido, consistente en controlar las emisiones
contaminantes provenientes de vehículos automotores en circulación sin que se advierta razón objetiva que
justifique su exigencia para asegurar una calidad de aire satisfactoria para la salud y el bienestar de la
población.
Contradicción de tesis 164/2009. Entre las sustentadas por los Tribunales Colegiados Séptimo, Tercero,
Noveno y Décimo Quinto, todos en Materia Administrativa del Primer Circuito. 28 de octubre de 2009. Mayoría
de tres votos. Disidentes: Genaro David Góngora Pimentel y José Fernando Franco González Salas. Ponente:
Mariano Azuela Güitrón. Secretaria: Amalia Tecona Silva.
Tesis de jurisprudencia 193/2009. Aprobada por la Segunda Sala de este Alto Tribunal, en sesión privada del
cuatro de noviembre de dos mil nueve.
Jurisprudencia, 2a./J. 193/2009, Semanario de la Suprema Corte de Justicia y su Gaceta, novena época,
segunda sala, XXX, diciembre 2009, pág. 316
b. De los CC. José Ramón Amieva Gálvez, en su calidad de Consejero Jurídico y de Servicios Legales
del Distrito Federal y Claudia Luengas Escudero, en su calidad de Directora Jurídica y de Servicios
Legislativos se reclama la publicación el pasado 30 de junio de 2014, del Programa de Verificación
Vehicular Obligatoria para el Segundo Semestre de 2014.
Para la tramitación del presente juicio de garantías, Bajo protesta de decir verdad manifiesto que los hechos
que me constan y que constituyen Antecedentes de los actos reclamados y sirven de motivo a los Conceptos
de Violación que posteriormente se hacen valer, son los siguientes:
HECHOS
1.- Soy propietario de un vehículo marca _________________, submarca _______________, año modelo
_______ con número de serie ___________________.
2.- El día 30 de junio de 2014, la Secretaria de Medio Ambiente del Distrito Federal aprobó y expidió el
denominado “Programa de Verificación Vehicular Obligatoria para el Segundo semestre del año 2014” al tenor
del artículo único que se transcribe a continuación:
3.- En cumplimiento a lo señalado en los artículos transitorios del Programa señalado en los párrafos
anteriores, con fecha 30 de Junio de 2014 se publicó en la gaceta oficial número1889 el referido programa
aprobado y signado por Tanya Müller García, Secretaria del Medio Ambiente.
4.- Con fecha primero de julio del año 2014, día siguiente a la publicación en la Gaceta Oficial del Distrito
Federal entró en vigor el “Programa de Verificación Vehicular Obligatoria Para el Segundo Semestre de 2014”
(En lo sucesivo “El Programa”).
Con el propósito de acreditar la afectación del interés jurídico por la simple entrada en vigor del acto de
autoridad combatido, adicional a las consideraciones que se desarrollan en los subsecuentes conceptos de
violación, señalaré los aspectos de la norma general impugnada que trasgreden los derechos constitucionales
y convencionales arriba mencionados y afectan mi esfera jurídica.
Con fundamento en los artículos 5, fracción I, y 6º de la Ley de Amparo, se encuentran legitimados para
promover el juicio de amparo, la persona física o moral a quien afecte la norma general impugnada, y genere
una afectación real y actual en su esfera jurídica, ya sea de manera directa o por situación especial frente al
orden jurídico.
En el caso particular, el Programa de Verificación Vehicular Obligatoria Para el Segundo Semestre del
Año 2014 publicado en la Gaceta Oficial del Distrito Federal del día 30 de junio del año 2014, establece en
sus numerales 5.1, 5.2, 5.3 y 5.4 que todos los vehículos deberán realizar y aprobar la verificación de
emisiones. En su numeral 6.1 se establece que el costo por los servicios de verificación vehicular que presten
los Verificentros es de $398.00 (Trescientos Noventa y Ocho Pesos 00/100 M.N.) para todo tipo de constancia
de verificación. Los numerales 7.4 y 7.4.1 establecen que no obstante que los niveles de emisión de mi
vehículo no sobrepasen las 100 partes por millón de hidrocarburos, 0.6% en volumen de monóxidos de
carbono, 1000 partes por millón de óxidos de nitrógeno, 0.6% en volumen de oxígeno, un lambda no mayor a
1.05 y una suma de monóxido de carbono y bióxido de carbono en un intervalo de 13 a 16.5 en volumen no
podré obtener la constancia de verificación tipo cero “0” por el hecho de que el año modelo de mi vehículo sea
anterior al 2006.
Por tal motivo, es que me encuentro afectado, ya que el “Programa” impugnado es una norma autoaplicativa,
ya que con su sola vigencia, crea y modifica una situación concreta de derecho y me genera obligaciones de
hacer y de no hacer, al vincularme en mi carácter de propietario de un vehículo de año modelo anterior al
2006 a acudir a verificar mi vehículo, pagar los inconstitucionales derechos establecidos y hecho lo anterior,
dejar de circular un día a la semana y dos sábados al mes no obstante se encontraren las emisiones de mi
vehículo por debajo de los límites máximos establecidos en la NOM- SEMARNAT-041-2006 y en el propio
Programa.
Así las cosas, el perjuicio que me causa esta norma surgió desde que tuvo vigencia formal, porque
desde entonces me constriñó a reunir las condiciones en ella establecidas, a someterme a
determinada situación jurídica y cumplir determinadas obligaciones. Causándome de este modo un
agravio personal y directo.
Lo anterior es así ya que por la entrada en vigor por un lado me encuentro obligado a acudir a verificar mi
vehículo, pagar la inconstitucional contribución ahí establecida y por el otro me encuentro obligado, no
obstante mi vehículo no sobrepase las emisiones establecidas en el “Programa” y en la NOM-SEMARNAT-
041-2006, a dejar de circular un día a la semana y dos sábados al mes de conformidad con lo establecido en
los numerales 4.9, 7.4.1 y 7.5.1 por lo que resiento un perjuicio por lo que está legitimado a promover medio
de defensa contra una tasa inconstitucional.
Los artículos 103 constitucional, fracción I y 1o., fracción I, de la Ley de Amparo, establecen la procedencia
del amparo contra leyes o contra actos de autoridades que violen las garantías individuales, y los artículos 22,
fracción I, 73, fracción VI, y 104, fracción I, de la Ley de Amparo, confirman la procedencia del mismo contra
leyes, cuando por su sola expedición entrañan violación de garantías; así mismo, la jurisprudencia de la
Suprema Corte, interpretando la fracción I del artículo 103 y la fracción I del artículo 107 de la Constitución, en
relación con la antigua controversia sobre la procedencia del amparo contra leyes, ha establecido el principio
de que, aun cuando por regla general es preciso un acto de ejecución para que pueda impugnarse una ley, el
juicio de garantías es procedente cuando los preceptos de ella adquieren por su sola promulgación, el
carácter de inmediatamente obligatorios, o sea cuando contienen un principio de ejecución que se realiza por
la existencia misma de la ley, sin necesidad de actos posteriores de aplicación concreta de la misma, por
cuanto que a virtud del puro acto legislativo y por los relativos a su promulgación y publicación, quedan
perfectamente señaladas las personas o entidades que en acatamiento de la ley están obligadas a obrar en
determinada forma.
La ley es impugnable cuando sus preceptos, independientemente de otros actos de autoridad, imponen una
obligación de hacer o dejar de hacer a una parte bien definida de los miembros de la colectividad. Es de
advertir, por otra parte, que a virtud de las recientes reformas a la Ley de Amparo, la actual fracción VI del
artículo 73 establece que la acción constitucional es improcedente contra leyes que, por su sola expedición,
no causen perjuicios al quejoso, sino que se necesite un actor posterior de autoridad para que estos se
originen. Consecuentemente, tanto conforme a los principio sentados por la jurisprudencia, como por los
términos del texto actual de la citada fracción VI del artículo 73 de la Ley de Amparo, se necesita, para que
proceda éste contra leyes, que lleven en sí mismas un principio de ejecución inmediata; es decir, que no sea
menester un acto intermedio o posterior de autoridad para que se origine la afectación del quejoso.
Amparo administrativo en revisión 4568/51. Villers de Orellana Ma. de los Ángeles y coag. 10 de febrero de
1955. Unanimidad de cinco votos. Ponente: Nicéforo Guerrero.
Una norma será autoaplicativa, cuando al cobrar vigencia, cree, modifique o extinga una situación concreta de
derecho, o genere una obligación de hacer, de no hacer o de dejar de hacer, siempre que esa nueva situación
jurídica u obligación creada por la sola vigencia de la norma, vincule a personas determinadas por
circunstancias concretas que las definen de manera clara, es decir, a individuos innominados, pero
identificados por las condiciones, circunstancias y posición en que se encuentran; y siempre que el
cumplimiento de esa obligación, o la sujeción a esa condición jurídica, no esté condicionada por la realización
de acto alguno de individualización de la norma, sino que sea bastante que el gobernado reúna las
condiciones, circunstancias y posiciones de los individuos a los que la norma vincula.
De ello se sigue que el perjuicio de una norma que reúna tales caracteres, surge formalmente desde su
vigencia, porque desde entonces constriñe a quienes reúnan las condiciones que en la misma se describen a
someterse a determinada condición jurídica o a cumplir determinada obligación, y es precisamente esa
sujeción a las condiciones u obligaciones generadas por la ley, la que ocasiona perjuicio a los gobernados y
da lugar al agravio personal y directo.
Ahora bien, conforme al artículo 1o. de la Ley de Impuesto sobre Tenencia o Uso de Vehículos, en vigor
desde el primero de enero de mil novecientos ochenta y uno, están obligadas al pago del impuesto
establecido en esa ley, las personas físicas y las morales, tenedoras o usuarias de los vehículos sujetos a
registro en los términos de la Ley del Registro Federal de Vehículos; y además, se precisa que el
contribuyente deberá pagar el impuesto por año calendario, durante los dos primeros meses ante las oficinas
autorizadas; por tanto, es inconcuso que esa disposición es autoaplicativa, porque generó con su sola
vigencia una nueva condición jurídica: se causará un impuesto por la tenencia o uso de vehículos; además, se
establece la sujeción a una obligación de hacer: pagar el impuesto dentro de los dos primeros meses de cada
año calendario; y también, porque precisa que quienes están sujetos a esa nueva condición jurídica y
obligados al pago del nuevo impuesto en esas condiciones, serán las personas físicas y las morales,
tenedoras o usuarias de los vehículos sujetos a registro en los términos de la Ley del Registro Federal de
Vehículos; y, por último, porque fuera de las anteriores circunstancias, el nacimiento de la condición
generadora del impuesto y de la obligación tributaria, no queda sujeta a condición de individualización o
aplicación alguna: bastará con que sea tenedor o usuario de un vehículo sujeto a registro, para que se cause
el impuesto y, por ende, esté obligado a su pago en los dos primeros meses del año calendario; ahora bien,
es cierto que dicha norma autoaplicativa ha sido reformada en diversas ocasiones, sin embargo, las
modificaciones que a la misma se han hecho no inciden en las circunstancias que recién se destacaron, pues
sólo se circunscribieron a establecer que los sujetos causantes del impuesto serán las personas tenedoras o
usuarias de los vehículos descritos en la propia ley (ya no sujetos a registro); y que el impuesto se pagará por
estas personas, dentro de los primeros tres meses del año calendario (en lugar de los dos primeros meses);
sin que se modificara en algo la ausencia de condición de individualización. Por consecuencia, para efectos
de la procedencia del juicio de amparo debe considerarse que dicha ley es de carácter autoaplicativo.
Por todo lo anterior, y considerando que la esfera jurídica de mi persona, encuentra afectación cuando se
impone una obligación inconstitucional tengo interés jurídico en acudir al juicio de amparo.
El Programa en comento es inconstitucional por establecer obligaciones tributarias sin que se haya emitido
por el órgano estatal correspondiente. Asimismo, es una norma general que no ha seguido el proceso
legislativo o reglamentario. Esto genera un acto de molestia en si mismo, razón por la cual, es dable acreditar
la existencia mi interés jurídico individual para poder promover el presente juicio de garantías, con fundamento
en los artículos 107, fracción I, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como los
artículos 1, fracción I, y 5, fracción I, de la Ley de Amparo.
En nuestra constitución, para el caso del Distrito Federal en tratándose de leyes locales, dicha facultad se
encuentra conferida exclusivamente al titular del órgano ejecutivo local de conformidad con el artículo
122, Base Segunda, Fracción II, inciso b) de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que a
la letra dice:
“II. El Jefe de Gobierno del Distrito Federal tendrá las facultades y obligaciones siguientes:
b) Promulgar, publicar y ejecutar las leyes que expida la Asamblea Legislativa, proveyendo en la esfera
administrativa a su exacta observancia, mediante la expedición de reglamentos, decretos y acuerdos.
Asimismo, podrá hacer observaciones a las leyes que la Asamblea Legislativa le envíe para su promulgación,
en un plazo no mayor de diez días hábiles. Si el proyecto observado fuese confirmado por mayoría calificada
de dos tercios de los diputados presentes, deberá ser promulgado por el Jefe de Gobierno del Distrito
Federal;”
Así las cosas, el constituyente permanente decidió que la facultad de expedir reglamentos, decretos y
acuerdos materialmente legislativos, en aras de detallar una ley, estuviera conferida de manera exclusiva al
titular del ejecutivo sin que éste estuviera facultado para delegar dicha atribución a ningún funcionario, ente y
órgano subalterno.
Así, en nuestro régimen constitucional, sólo tiene facultades para legislar el Poder Legislativo y
excepcionalmente el Ejecutivo, en el caso de la facultad reglamentaria, que únicamente puede ser
ejercitada por el titular de este poder, sin que en la Constitución exista una disposición que lo autorice
para delegar en alguna otra persona o entidad, la referida facultad, pues ni el Poder Legislativo puede
autorizar tal delegación.
Decir que conforme a una aplicación análoga de los artículos 92, 93 y 108 de la Constitución, los secretarios
del Distrito Federal tienen facultades ejecutivas y gozan de cierta autonomía en las materias de su ramo y de
una gran libertad de acción, con amplitud de criterio, para resolver cada caso concreto, sin someterlo al juicio
y voluntad del Jefe de Gobierno, es destruir la unidad del poder; es olvidar que dentro del régimen,
constitucional, el titular del ejecutivo es el único que tiene el uso y el ejercicio de las facultades ejecutivas.
En este tenor, el Programa que en este acto se busca acreditar su inconstitucionalidad, se trata de un
conjunto de normas generales y abstractas, obligatorias y vinculantes, que se subordinan y buscan proveer en
su exacta observancia las disposiciones contenidas en la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Ley
Ambiental de Protección a la Tierra en el Distrito Federal, es decir UN REGLAMENTO sin importar la
denominación que se le dé, ya que la naturaleza de un acto administrativo no se deriva al nombre o título que
se le dé, sino a su esencia, al marco constitucional y a los términos en que trascienden en la esfera jurídica de
los gobernados.
En este tenor, tal y como puede apreciarse en la publicación de la Gaceta Oficial de mérito, el inconstitucional
programa fue expedido exclusivamente por la C. Tanya Müller García en su carácter de Secretaria de Medio
Ambiente en el Distrito Federal, sin que interviniera de manera alguna el único funcionario con la facultad
indelegable de expedir reglamentos, a saber, el Jefe de Gobierno del Distrito Federal.
No pasa desapercibido el hecho de que el artículo 140 de la Ley Ambiental de Protección a la Tierra en el
Distrito Federal establece que la obligación de los propietarios de vehículos automotores matriculados en el
Distrito Federal de someter sus unidades a la verificación de emisiones contaminantes en los centros de
verificación autorizados por la Secretaría de Medio Ambiente dentro del periodo que corresponda de
conformidad con el Programa de Verificación Vehicular que al efecto se expida. No obstante lo anterior, de
dicho dispositivo no se desprende que el mencionado Programa pueda ser expedido de manera directa y
autónoma por la Secretaría del Medio Ambiente y aun suponiendo que esa u otra Ley le confiriere tal facultad,
nos encontraríamos frente a una delegación legislativa que resultaría a todas luces inconstitucional.
Derivado de lo anterior, con independencia de los vicios de constitucionalidad de fondo que contiene el
Programa, tan solo por la falta de competencia constitucional de la autoridad que lo emitió, la justicia de la
Unión debe ampararme y protegerme contra este conjunto de normas a efecto de que no resulten aplicables a
mi persona.
El Tribunal Pleno, el primero de julio en curso, aprobó, con el número 79/2009, la tesis jurisprudencial que
antecede. México, Distrito Federal, a primero de julio de dos mil nueve.
REGLAMENTOS ADMINISTRATIVOS.
Si el Ejecutivo dicta una disposición de carácter legislativo, en uso de la facultad que la Constitución le otorga,
para proveer, en la esfera administrativa, a la exacta observancia de las leyes, y por medio de ella, crea una
obligación de naturaleza general, pero dicha disposición no tiene un carácter autónomo, ya que su finalidad
es la de evitar situaciones que condena un precepto constitucional, es decir, es una disposición que tiende a
la exacta observancia de una ley expedida por el Poder Legislativo, esto obliga, a considerar tal disposición
desde un punto legal doctrinal, como un acto reglamentario, sin que para ello sea óbice el que exista un
reglamento sobre la misma materia, porque no hay imposibilidad legal de que respecto de una misma ley, se
expidan varios reglamentos simultáneos o sucesivos; pero conforme a nuestro régimen constitucional, sólo
tiene facultades para legislar el Poder Legislativo y excepcionalmente el Ejecutivo, en el caso de la facultad
reglamentaria, que únicamente puede ser ejercitada por el titular de este poder, sin que en la
Constitución exista una disposición que lo autorice para delegar en alguna otra persona o entidad, la referida
facultad, pues ni el Poder Legislativo puede autorizar tal delegación; por tanto, sostener que la Ley de
Secretarías de Estado encarga a la de Economía, la materia de monopolios, y que esa ley, fundada en el
artículo 90 de la Constitución, debe entenderse en el sentido de que dicha secretaría goza de cierta libertad y
autonomía en esta materia, es desconocer la finalidad de aquélla, que no es otra que la de fijar la
competencia genérica de cada secretaría, pero sin que por ello puedan actuar en cada materia, sin ley
especial, ni mucho menos que la repetida ley subvierta los principios constitucionales, dando a las secretarías
de Estado, facultades que, conforme a la Constitución, sólo corresponden al titular del Poder Ejecutivo.
Decir que conforme a los artículos 92, 93 y 108 de la Constitución, los secretarios de Estado tienen facultades
ejecutivas y gozan de cierta autonomía en las materias de su ramo y de una gran libertad de acción, con
amplitud de criterio, para resolver cada caso concreto, sin someterlo al juicio y voluntad del presidente de la
República, es destruir la unidad del poder; es olvidar que dentro del régimen, constitucional, el presidente de
la República es el único titular del Ejecutivo, que tiene el uso y el ejercicio de las facultades ejecutivas; es,
finalmente, desconocer el alcance que el refrendo tiene, de acuerdo con el artículo 92 constitucional, el cual,
de la misma manera que los demás textos relativos no dan a los secretarios de Estado mayores facultades
ejecutivas, ni distintas siquiera, de las que al presidente de la República corresponden.
Tomo LXXV, página 9379. Índice Alfabético. Amparo en revisión 9637/42. Fernández Teodoro. 12 de febrero
de 1943. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Gabino Fraga. Ponente: Octavio Mendoza González.
Tomo LXXV, página 9379. Índice Alfabético. Amparo en revisión 9722/42. González Salinas Félix y
coagraviados. 10 de febrero de 1943. Unanimidad de cinco votos. Ponente: Gabino Fraga.
Tomo LXXV, página 3219. Amparo administrativo en revisión 5813/42. Villaseca Bautista. 4 de febrero de
1943. Unanimidad de cinco votos. La publicación no menciona el nombre del ponente.
SEGUNDO.- Inconstitucionalidad de los numerales 7.3.2, 7.3.7 y 7.4.1, inciso a) del Programa de
Verificación Vehicular Obligatoria para el Segundo Semestre del año 2014 vigente a partir del primero
de julio de 2014 por exceso en la facultad reglamentaria que desarrollaría la forma de llevar a cabo el
mencionado acto de autoridad de conformidad con lo previsto en el artículo 140 de la Ley Ambiental
de Protección a la Tierra en el Distrito Federal y 5to del Reglamento de la Ley Ambiental en materia de
Verificación Vehicular.
El acto de autoridad impugnado excede las facultades reglamentarias al crear nuevos derechos y obligaciones
no contemplados en la Ley Ambiental de Protección a la Tierra en el Distrito Federal en concordancia con Ley
General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente. Esto se afirma puesto que el artículo de la
mencionada norma que prevé la existencia y emisión del Programa de Verificación Vehicular dice:
En este sentido, queda claro que el Programa que desarrolle dicho artículo debe abordar y regular la cuestión
de las emisiones contaminantes y el control de estas mediante la estricta examinación del vehículo. Para ello,
el Reglamento de la Ley Ambiental en materia de Verificación Vehicular establece que:
Artículo 5.- Los propietarios o poseedores de vehículos automotores matriculados en el Distrito Federal al
someter sus unidades a la verificación de emisiones contaminantes en los Centros de Verificación autorizados
por la Secretaría, deberán hacerlo en los términos del Programa de Verificación Vehicular Obligatoria que al
efecto expida dicha dependencia, y, en su caso, reparar las fallas que hubiesen propiciado la no aprobación
de las Normas Oficiales Mexicanas correspondientes en lo relacionado a la emisión de gases en el escape,
gases volátiles y/o elementos relacionados con la inspección visual.
De lo anterior, se colige que ambas normas siempre mantienen el criterio de emisiones contaminantes como
eje rector del Programa que ahí mismo mencionan. Sin embargo, el numeral 7.3.2, 7.3.7 y 7.4.1, inciso a)
introducen un nuevo criterio arbitrario que no fue contemplado en las normas jerárquicamente superiores que
le preceden. Es decir, independientemente del concepto de emisiones contaminantes incluyen el concepto
año/modelo. En este tenor, se está creando un concepto de discriminación en contra de los propietarios de
vehículos de modelos anteriores a 2006 que no tiene fundamento legal.
Las facultades reglamentarias implican el desarrollo de una norma previamente existente pero no detallada.
Sin embargo, en el presente caso se establece un nuevo criterio que no detalla si no crea nuevas normas. En
este sentido se rompe el principio de certeza jurídica consagrado en el artículo 14 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos y que en relación con la fracción IV del artículo 62 del Estatuto de Gobierno
del Distrito Federal implican que corresponden al Jefe de Gobierno del Distrito Federal desarrollar normas y
no así a su Secretaría de Medio Ambiente. Sin embargo, en el presente caso, el llamado Programa de
Verificación Vehicular publicado el día 30 de junio de 2014 en la Gaceta Oficial del Distrito Federal fue firmado
únicamente por la Secretaria de Medio Ambiente y estableció nuevos criterios que no habían sido siquiera
mencionados en las normas que supuestamente detalla.
Es así que la creación del criterio de año/modelo como causa de limitación en la obtención del tipo de
holograma o signo externo de verificación que le correspondería a un vehículo en razón del tipo de emisiones
que expele al ambiente es violatorio de garantías pues ha sido incluido sin que haya sido vislumbrado en las
normas superiores que se deben de detallar en el programa con lo cual se acredita una evidente falta de
fundamentación. En otras palabras, es una norma creada al amparo de facultades inexistentes la que crea el
criterio limitante que causa agravio a los poseedores de vehículos de modelos anteriores al año 2006.
Esta norma, por si misma causa perjuicio pues pone en vigor un criterio para la obtención o no de ciertos
elementos distintivos que acreditan haber cumplido con los reglamentos correspondientes a la verificación
vehicular. Con ese acto se limita en automático la esfera jurídica del poseedor del automóvil con antigüedad
mayor al año 2006 quien, independientemente del número de emisiones no es candidato a obtener los
distintivos propios de vehículos no contaminantes. En refuerzo de lo anterior, se cita el siguiente criterio
jurisprudencial:
El artículo 89, fracción I, de la Constitución Federal ha establecido en favor del Presidente de la República la
que se ha denominado facultad reglamentaria, al disponer que debe proveer en la esfera administrativa a la
exacta observancia de las leyes, según lo han reconocido la jurisprudencia y la doctrina mexicanas, en la
inteligencia de que al ejercitar la función reglamentaria, el Ejecutivo realiza materialmente una función
legislativa, aunque formalmente debe considerarse de orden administrativo, toda vez que da normas
creadoras de situaciones jurídicas de carácter general, abstracto y permanente, que no pueden ser
modificadas sino por otro acto de la misma naturaleza del que las creó. Por lo mismo, es inexacto que la
función legislativa esté reservada de modo exclusivo al Congreso de la Unión, ya que constitucionalmente el
Ejecutivo está facultado para ejercitarla, al hacer uso de la facultad reglamentaria y dentro de los límites
propios de ésta, que por tener como finalidad el desarrollo de las normas establecidas en la ley reglamentaria,
no puede contraria éstas, pero sí adecuarlas a las múltiples situaciones que pueden quedar regidas por ellas.
Amparo en revisión en materia de trabajo 9155/45. Sedas Águila, S.A. y coags. 13 de octubre de 1954.
Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Arturo Martínez Adame. Ponente: Luis Díaz Infante.
En resumen, el criterio establecido a través de un acto administrativo de carácter confuso –puesto que
pretende implementar normas generales y abstractas y ser reglamentario sin que cumpla los requisitos de uno
y de otro- es a todas luces inconstitucional. No sólo no justifica, por ausencia total de motivación al respecto,
la existencia de un criterio basado en la antigüedad para limitar el tipo de distintivo que se puede obtener, sino
que viola los principios de Reserva de Ley y supremacía jerárquica de la norma sobre el reglamento y demás
actos que se ejecuten en aplicación del mismo. Estos principios son consagrados en los artículos 14, 16 y 130
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
TERCERO.- Inconstitucionalidad de los numerales 7.3.2, 7.3.7 y 7.4.1, inciso a) del Programa de
Verificación Vehicular Obligatoria para el Segundo Semestre del año 2014 vigente a partir del primero
de julio de 2014 por falta de motivación al crear un nuevo criterio de limitación en la obtención de los
distintos hologramas y distintivos que permiten la circulación con base en la antigüedad del vehículo
a diferencia de los criterios establecidos en el artículo 140 de la Ley Ambiental de Protección a la
Tierra en el Distrito Federal y 5to del Reglamento de la Ley Ambiental en materia de Verificación
Vehicular.
Los artículos 14 y 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establecen los principios
básicos de seguridad jurídica que deben regir los actos de autoridad. En el caso concreto, el artículo 16
garantiza que cualquier acto de molestia debe ser fundado y motivado. Sin embargo, el acto que en el
presente libelo se combate no incluye de forma alguna razonamiento que permita esclarecer el motivo por el
cual se considera que el año/modelo de un vehículo automotor es fundamental para considerar el tipo de
distintivo que se le puede otorgar con independencia de los criterios objetivos relacionados con la cantidad de
emisiones contaminantes.
De esta manera no sólo carece de fundamentación al excederse en las facultades reglamentarias –como se
demostró en el concepto de violación anterior-, sino que se acredita una falta de motivación evidentísima con
la simple lectura del acto impugnado. La falta de este requisito violenta las garantías de los poseedores de
vehículos cuyo modelo es anterior a 2006. Esto es así pues las razones de una norma o acto de autoridad
permiten conocer la ratio legis que lo ocasiona y con ello tener la certeza de la manera en que debe ser
aplicada la norma.
Los preceptos que por esta vía se reclaman consistentes en la prohibición contenida en el numeral 7.4.1 de
obtener la Constancia de Verificación tipo “0” a vehículos de uso particular cuyo año modelo sea anterior al
2006 con independencia de que sus emisiones contaminantes sean iguales o inferiores a las establecidas en
el propio numeral y a la NOM-041-SEMARNAT-2006, resultan a todas luces inconstitucionales, toda vez que
no superan el juicio de racionalidad o de ponderación que toda medida legislativa debe acatar, en
concordancia con los artículos 1, 14 y 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
En este mismo tenor, la autoridad emisora del Programa que se combate no justifica ni motiva de manera
alguna el por qué en sus numerales 4.6 y 7.1 se establece que los autos híbridos podrán obtener la
constancia tipo “Exento” del programa de verificación vehicular, siendo que este tipo de autos cuentan con dos
motores, a saber, uno de combustión interna que, por lo tanto, emite gases contaminantes y otro eléctrico, por
lo que el primero de estos motores potencialmente puede llegar emitir gases contaminantes que superen los
límites permitidos en la NOM-041-SEMARNAT-2006 y en el numeral 7.4.1.
A continuación se demuestra a su Señoría que los actos materialmente legislativos que hoy combato,
transgreden en mi perjuicio los derechos fundamentales inmersos en las disposiciones constitucionales a que
se ha hecho mención.
En el orden jurídico mexicano, el principio de igualdad, en el nivel máximo de jerarquía normativa, se halla
previsto en el artículo 1 constitucional, de acuerdo con el cual todas las personas gozan de los derechos
humanos reconocidos en la Carta Magna y en los tratados internacionales, así como de las garantías para su
protección.
Asimismo, de conformidad con el artículo 1 constitucional, está prohibido cualquier tipo de discriminación que
atente contra la dignidad humana y tenga por objeto menoscabar los derechos y libertades de las personas.
Los artículos 14 y 16 constitucionales, por su parte, establecen los derechos fundamentales de legalidad,
seguridad jurídica, fundamentación y motivación a favor de los gobernados, en función de los cuales nadie
puede ser privado o molestado en sus derechos sin el agotamiento previo de un debido proceso, que arroje
una resolución debidamente fundada y motivada emitida por autoridad competente.
Es así que un acto legislativo será válido siempre que sea proporcional, esto es, cuando exista una
adecuación razonable entre la medida adoptada y el fin perseguido, que brinde una justificación objetiva al
trato disímbolo o, en su caso, a la intervención en algún derecho fundamental de los gobernados.
Para lograr esa razonabilidad o proporcionalidad, ante la colisión de derechos fundamentales apuntada, se
requiere el cumplimiento de los siguientes criterios: (i) idoneidad, puesto que la medida legislativa debe tener
un fin legítimo y ser objetivamente adecuada para conseguirlo; (ii) necesidad, ya que esa medida debe ser
estrictamente indispensable para lograr tal fin, siendo la menos gravosa de entre las opciones existentes; y
(iii) proporcionalidad en sentido estricto, dado que debe valorarse si el beneficio derivado del fin pretendido
justifica el menoscabo de los derechos fundamentales.
Novena Época, Registro: 174247, Instancia: Primera Sala, Jurisprudencia, Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, XXIV, Septiembre de 2006, Materia(s): Constitucional, Tesis: 1a./J. 55/2006, Página:
75.
Los preceptos que por esta vía se reclaman consistentes en la prohibición contenida en el numeral 7.4.1 de
obtener la Constancia de Verificación tipo “0” a vehículos de uso particular cuyo año modelo sea anterior al
2006 con independencia de que sus emisiones contaminantes sean iguales o inferiores a las establecidas en
el propio numeral y a la NOM-041-SEMARNAT-2006, resultan a todas luces inconstitucionales, toda vez que
no superan el juicio de racionalidad o de ponderación que toda medida legislativa debe acatar, en
concordancia con los artículos 1, 14 y 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
En este mismo tenor, la autoridad emisora del Programa que se combate no justifica ni motiva de manera
alguna el por qué en sus numerales 4.6 y 7.1 se establece que los autos híbridos podrán obtener la
constancia tipo “Exento” del programa de verificación vehicular, siendo que este tipo de autos cuentan con dos
motores, a saber, uno de combustión interna que, por lo tanto, emite gases contaminantes y otro eléctrico, por
lo que el primero de estos motores potencialmente puede llegar emitir gases contaminantes que superen los
límites permitidos en la NOM-041-SEMARNAT-2006 y en el numeral 7.4.1.
A continuación se demuestra a su Señoría que los actos materialmente legislativos que hoy combato,
transgreden en mi perjuicio los derechos fundamentales inmersos en las disposiciones constitucionales a que
se ha hecho mención.
En el orden jurídico mexicano, el principio de igualdad, en el nivel máximo de jerarquía normativa, se halla
previsto en el artículo 1 constitucional, de acuerdo con el cual todas las personas gozan de los derechos
humanos reconocidos en la Carta Magna y en los tratados internacionales, así como de las garantías para su
protección.
Asimismo, de conformidad con el artículo 1 constitucional, está prohibido cualquier tipo de discriminación que
atente contra la dignidad humana y tenga por objeto menoscabar los derechos y libertades de las personas.
Los artículos 14 y 16 constitucionales, por su parte, establecen los derechos fundamentales de legalidad,
seguridad jurídica, fundamentación y motivación a favor de los gobernados, en función de los cuales nadie
puede ser privado o molestado en sus derechos sin el agotamiento previo de un debido proceso, que arroje
una resolución debidamente fundada y motivada emitida por autoridad competente.
La metodología en cuestión surge como herramienta para evaluar los actos de autoridad, tomando como
referente principal más no exclusivo, el derecho fundamental de igualdad que asiste a los particulares,
conforme al cual, en su formulación más simple, se debe tratar igual a los iguales y desigual a quienes son
diferentes.
Es así que un acto legislativo será válido siempre que sea proporcional, esto es, cuando exista una
adecuación razonable entre la medida adoptada y el fin perseguido, que brinde una justificación objetiva al
trato disímbolo o, en su caso, a la intervención en algún derecho fundamental de los gobernados.
Para lograr esa razonabilidad o proporcionalidad, ante la colisión de derechos fundamentales apuntada, se
requiere el cumplimiento de los siguientes criterios: (i) idoneidad, puesto que la medida legislativa debe tener
un fin legítimo y ser objetivamente adecuada para conseguirlo; (ii) necesidad, ya que esa medida debe ser
estrictamente indispensable para lograr tal fin, siendo la menos gravosa de entre las opciones existentes; y
(iii) proporcionalidad en sentido estricto, dado que debe valorarse si el beneficio derivado del fin pretendido
justifica el menoscabo de los derechos fundamentales.
Novena Época, Registro: 174247, Instancia: Primera Sala, Jurisprudencia, Fuente: Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, XXIV, Septiembre de 2006, Materia(s): Constitucional, Tesis: 1a./J. 55/2006, Página:
75.
Novena Época, Registro: 177124, Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito, Tesis Aislada, Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, XXII, Septiembre de 2005, Materia(s): Común, Tesis:
I.4o.A.60 K, Página: 1579.
“TEORÍA DE LOS PRINCIPIOS. SUS ELEMENTOS. Conforme a la teoría de los principios, cuando dos
derechos fundamentales o principios entran en colisión, los juzgadores deben resolver el problema atendiendo
a las características del caso concreto, ponderando cuál de ellos debe prevalecer y tomando en cuenta tres
elementos: I) La idoneidad; II) La necesidad y III) La proporcionalidad. El primero se refiere a que el principio
adoptado como preferente sea el idóneo para resolver la controversia planteada; el segundo consiste en que
la limitación de cierto principio sea estrictamente necesaria e indispensable, es decir, no debe existir
alternativa que sea menos lesiva; y el tercer elemento se refiere a que debe primar el principio que ocasione
un menor daño en proporción al beneficio correlativo que se dé u obtenga para los demás, en otras palabras,
cuanto mayor sea el grado de no cumplimiento o de afectación de un principio, tanto mayor debe ser la
importancia del cumplimiento del otro.”
Incidente de suspensión (revisión) 292/2005. Laboratorios Keton de México, S.A. de C.V. 10 de agosto de
2005. Unanimidad de votos. Ponente: Jean Claude Tron Petit. Secretario: Alfredo A. Martínez Jiménez.
Así, en el caso que nos ocupa, al establecerse que los vehículos cuyo año modelo sea 2005 o anteriores no
les sea posible obtener el holograma tipo “0” viola el principio de igualdad en razón de que supuestamente el
objetivo del programa es proteger el derecho a un medio ambiente adecuado, sin que se evidencie o justifique
que la antigüedad del vehículo per se genere una mayor contaminación ambiental ni por el otro lado justifica el
por qué el hecho de que a la fuerza propulsora de un motor de gasolina se acompañe de uno eléctrico
disminuya las emisiones contaminantes del primero de estos motores.
Así, el principio de igualdad ante la ley protege las distinciones y tratos arbitrarios como el que nos ocupa y
establece una uniformidad en la aplicación de una disposición por parte de las autoridades, de forma que la
autoridad materialmente legislativa evite diferenciaciones sin justificación violatorias al principio de
proporcionalidad. Así, en caso de existir una distinción en la norma, debe estar debidamente justificado de
manera racional, lo cual no ocurre en el caso que nos ocupa debido a una ausencia total de motivación que
por lo menos pretenda justificar el por qué la simple antigüedad del año modelo debe ser un impedimento para
obtener el Holograma “0” o el por qué el hecho de que aunado a un motor de gasolina y por lo tanto
contaminante exista uno eléctrico deba ser razón para Exentar del programa de verificación a estos vehículos.
Aunado a lo anterior, en reiteradas ocasiones la Justicia de la Unión ha reparado en éste hecho, tal y como
puede apreciarse en la siguiente tesis.
VERIFICACIÓN VEHICULAR OBLIGATORIA EN EL DISTRITO FEDERAL. EL CAPÍTULO 1, APARTADO
II, PUNTO II.1, SEGUNDO PÁRRAFO, DEL PROGRAMA RELATIVO PARA EL PRIMER SEMESTRE DEL
AÑO 2011, AL ESTABLECER QUE LOS VEHÍCULOS MODELO 2002 Y ANTERIORES NO PODRÁN
OBTENER EL HOLOGRAMA TIPO CERO "0", VIOLA EL DERECHO FUNDAMENTAL DE IGUALDAD
PREVISTO EN EL ARTÍCULO 1o. DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL.
El capítulo 1, apartado II, holograma tipo cero "0", punto II.1, segundo párrafo, del mencionado programa, al
establecer que los vehículos modelo 2002 y anteriores no podrán obtener el indicado holograma, viola el
derecho fundamental de igualdad previsto en el artículo 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, en razón de que si el objetivo del programa es proteger el derecho a un medio ambiente adecuado
para el desarrollo y bienestar de la población, el cual es constitucionalmente relevante y sobradamente
importante para operar como base justificadora, no se evidencia que la diferencia que se establece en relación
con el modelo del vehículo descanse sobre una base objetiva y razonable acorde con la finalidad perseguida
por el propio programa, sino que la rebasa, pues no se advierte que se encuentre íntimamente vinculada con
prevenir, controlar y reducir las emisiones de contaminantes provenientes de vehículos automotores en
circulación y no se vislumbra razón objetiva que justifique su exigencia para asegurar una calidad de aire
satisfactoria para la salud y el bienestar de la población, al no ponderarse, precisamente, la emisión de
contaminantes del vehículo.
En su defecto, el efecto de la sentencia de amparo deberá consistir en uno o varios de los siguientes:
1. Se deje sin efecto el inciso a) del numeral 7.4.1 del Programa impugnado con la finalidad de que si
mi vehículo cumple los límites de emisiones de dicho numeral y de la NOM-041-SEMARTAT-2006
me sea proporcionada la Constancia de Verificación tipo cero “0” y por lo tanto mi vehículo esté en
posibilidad de circular todos los días.
2. Se deje sin efectos el cobro de los servicios de verificación vehicular que presten los verificentros
para todo tipo de constancia de verificación por un monto de $398.00 (Trescientos Noventa y Ocho
Pesos 00/100) por tratarse de una contribución no contemplada establecida en la Ley.
3. Dejar sin efectos los numerales 8.7.5 y 16.4.7 a efecto de que no se condicione la verificación de las
emisiones de mi vehículo al pago del Impuesto sobre la Tenencia de Vehículos o infracciones de
tránsito.
IX. SUSPENSIÓN
En este acto solicito me sea otorgada la SUSPENSIÓN PROVISIONAL de los actos reclamados y en el
momento procesal oportuno la SUSPENSIÓN DEFINITIVA, de conformidad con lo dispuesto en los artículos
110, 115, 125, 128, 130, 136, 138, 142 y 148 de la Ley de Amparo a efecto de que se impidan los efectos
jurídicos del Programa impugnado en mi esfera jurídica.
Se hace ver este juzgado que la suspensión solicitada es procedente en razón de no encontrarme en los
supuestos del artículo 129.
Por las manifestaciones vertidas y con la finalidad de otorgar mayores elementos de convicción, ante Usted C.
Juez de Distrito en Turno, me permito exhibir y aportar las siguientes:
PRUEBAS
PROTESTO LO NECESARIO
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