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HAROLD L. TAYLOR
CÓMO ADMINISTRAR
LA ENERGÍA PERSONAL
CONTENIDO
Introducción 6
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Learning & Development
By the Chief Learning Officer of McKinsey
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6 Conclusión 47
INTRODUCCIÓN
Para poder maximizar el rendimiento, mantener una buena salud y proteger el cerebro, se
requiere administrar bien los niveles de energía. Esto implica, en primer lugar, ganar energía
y mantenerla a través de un buen hábito de sueño, dieta y ejercicio, y, en segundo lugar,
administrarla a través del uso racional de su tiempo.
Su cerebro necesita grandes cantidades de energía para poder llevar a cabo sus funciones
normales. Solo representa el 2% del peso corporal, pero consume aproximadamente 25%
de la glucosa oxigenada y otros nutrientes que transporta el sistema circulatorio.
Además de las funciones normales, el cerebro debe concentrarse durante largos períodos
de tiempo, tomar decisiones y pasar de una tarea a otra mientras mantiene el foco en lo
importante; y todo esto, lamentablemente, consume energía. Para la mayoría de las personas,
esto tiene que ver con situaciones de estrés y con malos hábitos nutricionales y de sueño.
Administrar los niveles de energía implica, en primer lugar, acumular suficiente energía a
través del descanso, el ejercicio y una adecuada nutrición. Probablemente el principal motivo
de tener niveles bajos de energía es la falta de sueño. El sueño es el más afectado por nuestra
necesidad de obtener tiempo adicional para terminar todas las cosas que tenemos que hacer;
hasta tal punto que el rango promedio de horas de sueño recomendadas (entre siete y ocho)
por noche se ha reducido al menos una hora.
De todas formas, las personas creen que las horas de descanso no tienen nada que ver con
la energía, ya sea física o mental. Sin embargo, el guepardo, la criatura más rápida del
planeta, nos demuestra lo contrario. Este animal puede acelerar de 0 a 60 mph en tan solo
3 segundos. Pero pasa 18 horas al día durmiendo.
Supongamos que tiene una cantidad suficiente de energía, podrá administrarla de forma
eficiente al evitar las sesiones maratónicas de trabajo, dejar de realizar varias tareas al mismo
tiempo y reducir tantas fuentes de estrés como sea posible; además, es bueno añadir una
mayor cantidad de descansos a su jornada.
Tal como explica Wray Herbert, en su libro On second thought, si estamos muy cansados y
agotados a nivel mental, nuestro cerebro pasa automáticamente a un estado de pasividad
en el que es muy difícil procesar mucha información y almacenarla con inteligencia si no
tenemos la energía suficiente para pensar. Por ejemplo, si tiene el hábito de escribir correos
electrónicos y entablar conversaciones con sus compañeros mientras almuerza, puede que
la capacidad de su cerebro esté disminuyendo.
David Rock, en su libro Your brain at work, afirma que la corteza prefrontal, es decir, el
área del cerebro que se encarga de analizar las cosas y tomar decisiones, agota la energía
metabólica más rápido que lo que las personas creen. También afirma que tenemos una
cantidad limitada de recursos energéticos para llevar a cabo actividades como la toma de
decisiones y el control de los impulsos. Tomar una decisión difícil hace que la siguiente
decisión sea aún más difícil.
Tomar decisiones y resolver problemas durante el día demanda mucha energía. El lóbulo
frontal de nuestro cerebro está constantemente considerando los aspectos positivos y negativos
de cada dato que ingresa al cerebro e intenta determinar cuáles son los más indicados.
En un artículo del New York Times se describieron las consecuencias de esta disminución de
energía en las decisiones de una junta de libertad condicional. Luego de examinar más de
1100 decisiones en el transcurso de un año, se descubrió que los reclusos que se presentaban
ante la junta temprano a la mañana recibían la libertad condicional en el 70% de los casos,
pero aquellos que se presentaban a final del día recibían la libertad condicional en menos
del 10% de los casos. En al menos un caso, dos reclusos estaban cumpliendo la misma
condena por prácticamente el mismo crimen y, aun así, el primero que se presentó ante la
junta a las 8:50 a.m. recibió la libertad condicional, mientras que el otro se presentó a las
3:30 p.m. y se la denegaron.
Emitir un dictamen para cada caso durante todo el día había provocado que la capacidad
para tomar decisiones de los miembros de la junta disminuyera y, por ende, su juicio se
vio afectado.
Y esto puede tener un efecto similar en todos nosotros si no aprendemos a controlar nuestra
energía y nuestro tiempo. Sin embargo, con tiempo, energía y el hábito de planificar y
priorizar las tareas de forma adecuada, podrá obtener mejores resultados.
Si esto es así, no está solo. Muy pocas personas han aprendido a sacar ventaja de sus propios
ritmos biológicos y a controlar los niveles altos y bajos de energía en el transcurso del día.
Si intenta trabajar en tareas que demandan mucha energía luego de esos 90 minutos, su
desempeño disminuirá y no podrá obtener beneficios por el tiempo invertido. Tiene sentido
que, cuando uno está concentrado en la misma tarea durante un tiempo prolongado, el
cerebro necesite descansar. Por eso, un cambio de tareas es relajante, y realizar trabajos que
demanden poca energía, como revisar correos electrónicos, por lo general, hace bien.
Si queremos ser productivos en nuestro trabajo y tener energía cuando estamos con nuestra
familia o cuando hacemos actividades personales, debemos escuchar nuestro reloj biológico
y no solo el que está en la pared. El planeta también tiene sus ciclos. La Tierra tiene sus
estaciones, la luna tiene sus fases, las flores florecen en distintos momentos, y nosotros
tenemos nuestros propios ciclos para caminar, dormir, comer, etc. Se ha descubierto que
nuestros cuerpos incluso tienen relojes en los pulmones, en el hígado y en el páncreas, no
solo en el cerebro. Hasta puede llegar a descubrirse que tenemos un reloj en cada célula
de nuestro cuerpo.
Para tener una buena salud y lograr el máximo rendimiento, debe estar en sintonía con
su cuerpo. Una vez que establezca un hábito de sueño, intente incorporarlo a su vida. La
falta de sueño puede generar una alteración de los ritmos ultradianos. Si tiene que reducir
las horas de sueño una noche determinada, trate de compensar las horas perdidas con
una siesta durante la tarde. Algunos de nosotros nos consideramos madrugadores y, otros,
Dado que nuestro cuerpo está diseñado para funcionar de manera sincronizada con el
mundo natural y nuestro reloj interno funciona de acuerdo con los momentos de claridad
y oscuridad, y con los períodos de descanso, nuestro estilo de vida moderno, que implica
acostarse tarde, recibir los estímulos de la luz artificial y abusar de los dispositivos digitales,
no nos permite mantener una salud y un nivel de energía óptimos.
La luz brillante de la mañana hace funcionar el reloj interno para el resto del día, mientras
que la oscuridad hace que nuestros órganos entren en «modo nocturno». Sin embargo, la
luz brillante de la pantalla de la computadora le indica a nuestro cuerpo que ha comenzado
un nuevo día. Lo mismo sucede cuando comemos algún bocadillo tarde a la noche, ya que
esto estimula la hora del desayuno. No hay dudas de que nuestros ritmos circadianos están
desequilibrados y, por ese motivo, padecemos insomnio, cambios de humor, problemas
digestivos y bajos niveles de energía.
¿Qué podemos hacer al respecto? Intente hacer todo lo posible por mantenerse en sintonía
con su reloj biológico. Esto implica ir a la cama más temprano cada noche, apagar los
dispositivos electrónicos una hora antes de ir a dormir, asegurarse de que no está expuesto
a ninguna luz mientras duerme, evitar comer bocadillos durante la noche, abrir las cortinas
y recibir toda la luz apenas se levanta y comenzar el día con un buen desayuno. También
debería evitar el café, el alcohol y otros estimulantes antes de ir a dormir, dormir al menos
entre siete y ocho horas por noche, y, si es posible, tomar una siesta durante la tarde; en
especial, aquellos días en los que durmió menos cantidad de horas.
Cuanto más esté en sincronía con la naturaleza y con su reloj biológico, mayores serán las
reservas de energía.
La expectativa de las personas de que deberían dormir profundamente durante siete u ocho
horas impulsa a muchos a recurrir a las pastillas para dormir. Se ha demostrado que estas
pastillas son adictivas, producen efectos secundarios, como problemas en la consolidación
de la memoria, y hacen que las personas estén somnolientas y molestas durante la mañana.
La National Sleep Foundation afirma que el 25% de los estadounidenses toma algún tipo
de medicamento para dormir durante la noche.
En un estudio, las pastillas para dormir solo ayudaron a los participantes a dormir 11 minutos
más cada noche, lo que no mejoró en nada la calidad del sueño. Además, según bibliografía
referida a las pastillas para dormir, parece que son más los riesgos que los beneficios. Un
estudio publicado en el BMJ Open Journal descubrió que las personas que a menudo
tomaban pastillas para dormir tenían 4,6 más probabilidades de morir de forma prematura.
Thomas Wehr, un científico del National Institute of Mental Health de los Estados Unidos,
demostró que sin la luz artificial, las personas tienden a quedarse dormidas aproximadamente
dos horas después de que la habitación se vuelve oscura, duermen durante aproximadamente
cuatro horas, permanecen despiertas durante al menos una o dos horas y, luego, vuelven a
dormir otras cuatro horas. Ya sea que a usted le tome dos minutos o dos horas dormirse,
no es algo para preocuparse. Recuerde que no todos tienen el mismo ciclo de sueño. Lo
importante aquí no es la cantidad de tiempo que pasa en la cama, sino la cantidad de horas
que duerme.
Dormir siete horas por noche se considera lo mínimo e indispensable, y cualquier cantidad
inferior a esa puede producir privación del sueño, junto con una serie de efectos secundarios.
Uno de estos efectos es tener menos energía, lo que hace que nuestro rendimiento disminuya,
al igual que nuestra productividad.
estrategia importante para lograr hacer más cosas en el tiempo que dispone. Dormir para
recuperarse del trabajo lo ayudará a no dormirse en el trabajo.
Dado que un buen hábito de sueño también influye en la longevidad, podría ayudar a
aumentar el tiempo total de vida que tiene a su disposición.
Robert Posen, autor de Extreme Productivity, libro publicado en 2012, describió un experimento
que demostró el impacto de la falta de sueño en la toma de decisiones. Los investigadores
elaboraron un juego empresarial que implicaba tomar constantemente decisiones mientras se
incorporaba información nueva, lo que demandaba un pensamiento flexible. Aquellos que no
dormían durante la noche tenían un peor desempeño tratando de adaptar estas estrategias
empresariales que el grupo control. Los que tenían privación del sueño se aferraban a sus
propias estrategias a pesar de aprender información nueva. Al final del juego, la mayoría
de los jugadores que habían dejado de dormir por una noche fueron a la quiebra, mientras
que los del grupo control lograron mantener la rentabilidad.
Por otra parte, el exceso de trabajo, la falta de sueño y un nivel de energía bajo pueden causar
accidentes de tránsito. La National Highway Traffic Safety Administration en Estados Unidos
estima que los conductores somnolientos causan 100.000 accidentes, 71.000 lesiones y 1550
accidentes fatales cada año; esto se debe, en parte, a la privación del sueño. La somnolencia
disminuye la atención en un 50%. Prácticamente uno de cada cinco conductores afirman
haberse quedado dormidos al volante al menos una vez. Uno de cada cuatro conductores
de entre 18 y 29 años afirma lo mismo.
En algunos de mis libros y artículos y en todos mis seminarios, hablo acerca de la organización
de proyectos en segmentos de 90 minutos. Siempre supe que era más productivo trabajando
en períodos de 60 o 90 minutos e intenté elaborar miles de razones que justifiquen esto,
como por ejemplo, que esa es la cantidad máxima de tiempo que puedo trabajar sin recibir
interrupciones o distraerme. Pero nunca supe, hasta hace varios años, que las ondas ultradianas
de alta y baja atención se habían identificado. Un estudio realizado a violinistas jóvenes en
el año 1993 reveló que los mejores violinistas practicaban de la misma manera: durante la
mañana, en tres segmentos de no más de 90 minutos con un descanso entre cada segmento.
Lo mismo se evidenció en otros músicos, atletas, jugadores de ajedrez y escritores.
Recomiendo que las personas descubran cuál es el momento de la mañana en el que tienen
mayor energía y que comiencen a trabajar en ese momento en las tareas más importantes
durante aproximadamente 90 minutos. Luego, deben tomarse una pausa de unos 15 o 20
minutos antes de comenzar con la nueva tarea. Una vez finalizada la segunda sesión de
trabajo de 90 minutos, debe haber una pausa de al menos una hora antes de volver a trabajar.
(Durante esta pausa se puede ir a almorzar y caminar un poco). Lleva tiempo adoptar una
metodología de trabajo correcta. Debe escuchar a su cuerpo y determinar la mejor hora
para empezar a trabajar y la duración real de su ciclo de atención alta.
No necesariamente tiene que usar sus descansos para ir a tomar un café, salir a caminar
o realizar estiramientos; lo importante aquí es que deje de hacer lo que estaba haciendo
para cambiar a otro tipo de actividad. Existen tres tipos de actividades: mentales, físicas y
emocionales. Si ha estado trabajando en tareas mentales que requieren gran concentración,
limpiar el área de trabajo o enviar mensajes por Twitter o Facebook durante 20 minutos
puede ser relajante para su cerebro.
El problema es que las personas han estado tratando de hacerle frente a sus ritmos biológicos
con tazas de café y estimulantes, y han estado desarrollando hábitos laborales ineficientes
al igual que han interrumpido sus ciclos naturales de sueño al acostarse tarde y recibir el
estímulo de las dispositivos electrónicos y las luces.
De acuerdo con John Medina, en su libro Brain Rules (2008), no se trata de ser uno o el otro.
La mayoría de las personas no son totalmente madrugadoras ni totalmente trasnochadoras,
sino que se encuentran en algún punto medio entre estos dos. Solo aproximadamente el
10% de las personas son madrugadoras, mientras que el 20% son trasnochadoras. El resto
se encuentra en algún punto medio.
Existe un período central, más o menos a mitad del día, en donde todos los grupos trabajan
en el punto máximo de energía. Por lo tanto, a menos que sepa cómo está calibrado el reloj
biológico de cada persona, es mejor que programe las sesiones de lluvia de ideas o proyectos
difíciles a mitad del día. Sin embargo, debe evitar el «momento de siesta» aproximadamente
entre la 1 p.m. y las 3 p.m. Según Medina, es a las 3 p.m. cuando el cerebro desea tomar
una siesta y no le importa lo que su dueño esté tratando de hacer en ese momento.
Las personas madrugadoras, según The Secrets of Our Body Clocks de Susan Perry y Jim Dawson,
tienden a presentar ritmos circadianos menos flexibles, por lo que obtienen más beneficios
de una rutina diaria estructurada. Incluso usted mismo puede hacer un seguimiento de su
nivel de atención y temperatura corporal para determinar si es una persona madrugadora.
Una persona madrugadora, por lo general, tiene una temperatura que aumenta rápidamente
durante la mañana, alcanza el punto máximo durante las primeras horas de la tarde y
comienza a decaer antes de las 8:00 p.m.
No espere que ninguna persona actúe igual que usted. Estos ritmos biológicos son innatos;
por lo tanto, deberíamos organizar nuestras vidas para que coincidan con estos ritmos y no
para que vayan en contra de ellos.
Además de trabajar en sintonía con el reloj biológico, dividir la jornada laboral en períodos
de 90 minutos y sacar provecho del momento de mayor energía, debe maximizar la cantidad
de energía a su disposición. Y, además del descanso, existen muchas otras fuentes de energía
que puede incorporar a su vida. Analizaremos estas fuentes en los siguientes capítulos.
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Si constantemente duerme entre siete y ocho horas por noche, es probable que no requiera
dormir siesta; pero si tiene un trabajo que demanda mucha energía mental o física, es
recomendable que lo haga. Puede que sea imposible, según el tipo de trabajo que tenga,
pero una siesta de veinte minutos es mejor que un receso de veinte minutos para beber café.
Las opiniones varían, dado que la siesta tiende a disminuir la continuidad del sueño y es
posible que no consiga lograr un sueño de calidad durante la noche; sin embargo, Sara
Mednick, autora de Take a nap: change your life, explica un buen motivo por el que hay que
dormir la siesta durante la tarde. La necesidad de tomar una siesta parece estar presente en
nuestro ADN, pero la presión por generar productividad después de la revolución industrial,
los salarios por hora y las distracciones digitales hicieron que, de alguna manera, la hora
de la siesta no fuese bien vista; a pesar de que un 7% de los trabajadores de las grandes
ciudades como México y España todavía duermen la siesta durante el día.
Una cosa es segura: no es un almuerzo pesado lo que nos hace sentir somnolientos, sino los
ritmos circadianos; es por eso que los investigadores recomiendan tomar una siesta a la tarde,
ya que aumenta el estado de alerta y la productividad. Incluso la NASA programa siestas
durante los vuelos, ya que ayudan a mejorar el rendimiento de los pilotos en viajes largos.
Las investigaciones han demostrado que la luz del sol también mejora la calidad del sueño,
lo cual produce un impacto en la energía diaria y la productividad.
La luz artificial de bajo consumo está, en realidad, consumiendo nuestra energía personal.
Norman Doidge, en su libro The brain´s way of healing, escrito en 2015, explica cómo
el citocromo de nuestras células convierte la energía de la luz solar (que se origina a 93
millones de millas de la Tierra) en energía que utilizan nuestras células. Nuestros ojos no
solo sirven para ver. Cada célula sensible a la luz de la mañana envía señales eléctricas,
en una secuencia distinta que la usada para ver, a células del cerebro que hacen funcionar
nuestro reloj biológico.
Es difícil imaginar que la luz solar no solo calienta la superficie de nuestro cuerpo, sino
que también llega a nuestro cerebro, el cual genera una especie de «fotosíntesis humana»
que nos brinda energía.
a la luz solar. Cuanto más nos veamos atraídos por las grandes ciudades y nos refugiemos
en nuestras oficinas, más nos alejaremos de la naturaleza y sus numerosos beneficios.
Con esto no quiero decir que tiene que colocar su escritorio en el techo o en el patio trasero,
sino que, al menos, puede ubicarlo de tal manera que esté expuesto a la luz natural. Realice
caminatas matutinas y aproveche los momentos de descanso para salir de la oficina.
Mudé mi escritorio que estaba en una habitación sin ventanas a una habitación con paredes
vidriadas y acceso al balcón.
Los estudios sobre la terapia de la luz, enfocados en tubos fluorescentes de color azul,
demostraron un aumento en el estado de ánimo, el rendimiento, el estado de alerta, entre
otras capacidades. Estos tubos no son tan buenos como trabajar al aire libre o cerca de una
ventana, pero resaltan la importancia de la luz para nuestra salud y bienestar, que, a su vez,
mejora nuestro rendimiento personal.
No fue hasta 2005 que los investigadores comprobaron científicamente lo que Florence
Nightingale ya había demostrado: que la luz natural puede reducir el dolor, acelerar el proceso
de sanación e incluso curar ciertos tipos de depresión. Es una «droga mágica» cuando se
trata de recobrar la energía.
Si piensa que el ejercicio es algo muy cansador, intente añadir a su rutina algo de música.
Según un artículo escrito por Allison Bond en la edición de mayo/junio de 2014 de la
Scientific American Mind, el ejercicio, cuando se practica junto con la música, agota
menos energía. Thomas Fritz, un becario postdoctoral del Max Planck Institute for Human
Cognitive and Brain Sciences en Leipzig, afirma que la música hace que el ejercicio sea más
sencillo, ya que activa el control motor de las emociones. El control motor de las emociones
es responsable de las acciones espontáneas. Puede activar este sistema al cantar mientras se
ejercita al ritmo de la música.
El ejercicio también ayuda a expulsar los pensamientos negativos, y aquellos que liberan sus
mentes durante el ejercicio, se sienten con más energía.
El ejercicio físico estimula la creación de nuevas neuronas que no están limitadas a la región
del hipocampo que se encarga de almacenar nuevos recuerdos. Arthur Kramer de la Universidad
de Illinois en Urbana-Champaign descubrió que un año de ejercicio puede proporcionarle
a una persona de 70 años la conectividad de una persona de 30. Los investigadores de
Hardvard han asociado los ejercicios aeróbicos con las mejores decisiones alimenticias y
con la capacidad para resistir a la tentación. Ellos sienten que esto puede inspirar a tomar
decisiones más saludables, ya que permite alterar las estructuras de nuestros cerebros que
lidian con la regulación y el control del impulso mientras que, a su vez, nos hace estar más
felices y tranquilos. Esto también permite explicar la pérdida de peso y de las calorías que
se queman con el ejercicio.
El ejercicio tiene otros tantos beneficios además de favorecer la calidad del sueño y el control
del peso. Por ejemplo, investigaciones realizadas en todo el mundo indican que el riesgo de
padecer demencia se reduce a la mitad cuando la persona participa de ejercicios aeróbicos
periódicamente. Por su parte, el riesgo de padecer la enfermedad de Alzheimer se reduce
en más de un 60%, según el libro Brain Rules de John Medina.
La neurociencia ha demostrado que cuanto más use un circuito en el cerebro, más fuerte
se volverá y menos energía requerirá en el futuro. Y cuanto menos lo use, más débil se
volverá, así que no destine todas sus tareas a la computadora. La memoria, la escritura
creativa o cualquier otra habilidad puede fortalecerse con la práctica. Sin embargo, parece
que la variedad es la clave. Mejorar una habilidad ejecutiva no necesariamente mejora todas
las demás. Hacer crucigramas solo ayuda a mejorar la habilidad para hacer crucigramas. Y
esto también se aplica a la mayoría de los juegos de computadora.
Puede ejercitar su cerebro y mantenerlo activo, al igual que las conexiones neuronales, al
aprender nuevas habilidades. Puede comenzar por hacer tareas diarias de forma diferente.
Utilice su mano izquierda para usar el mouse de la computadora (si es diestro) o para
cepillarse los dientes.
Por otra parte, aprender un segundo idioma puede mejorar muchas de las actividades
ejecutivas. Ellen Bialystok de la Universidad York en Canadá descubrió que el entrenamiento
que el cerebro obtiene al aprender otro idioma mejora otras habilidades como la resolución
de problemas y el cambio del foco de atención.
2.5 NUTRICIÓN
Casi no hay dudas de que la comida que ingiere tiene una estrecha relación con los niveles
de energía. Antes se sugería que la persona comiera mucha proteína para poder obtener
altos niveles de energía. Pero, según un extenso artículo publicado en la revista prevention.
com, en agosto de 2015, son las bacterias buenas las que ayudan a la digestión y permiten
recuperar la energía de la comida que ingerimos. La autora del artículo The way to a woman’s
energy is through her gut, afirma que las bacterias fabrican aproximadamente el 95% de la
serotonina del organismo, una hormona clave para el aumento de energía, que se produce
principalmente en el intestino, no en el cerebro.
La autora, Samantha Heller, una nutricionista del Centro médico Langone de la NYU,
sugiere que para tener un intestino que esté lleno de bacterias buenas y que aporte energía al
organismo, la persona debe adoptar una dieta rica en fibra, nutrientes y proteínas vegetales.
Los alimentos que ella menciona son frutas, vegetales, legumbres, nueces y semillas, productos
integrales, yogur natural, té, y aceites insaturados. Además, sugiere que evite comidas como
carne roja, carne blanca, huevos, café, endulzantes artificiales, bebidas refrescantes y lácteos
(a excepción del yogur, que tiene gran cantidad de probióticos). En el artículo, también
sugiere que si se siente hambriento o insatisfecho, debe añadir más frijoles, tofu, nueces o
mantequilla de nuez a sus preparaciones, dado que la proteína llena y es importante para
mantener altos niveles de energía. Luego de dos semanas, las bacterias buenas del intestino
se reabastecerán lo suficiente para que vuelva a incorporar proteína animal en su dieta; sin
embargo, cuanto menos proteína animal consuma, mejor.
Definitivamente vale la pena que intente adoptar esta dieta; no obstante, sugiero que también
recurra al consejo de un profesional de la salud. Ralph E. Carson, en su libro The brain fix,
sugiere que incorporemos cosas como rhodiola rosea, una planta de las regiones frías del
hemisferio norte que los vikingos usaban para adquirir fuerza y resistencia, para combatir
la fatiga y aumentar la energía. También, sugiere que el ginseng es una hierba que ayuda
a mejorar la salud y es conocida por aumentar la energía, además de otras cosas, como la
capacidad cerebral.
Sugiero que se tome en serio su dieta y busque ayuda para asegurarse de que está incorporando
alimentos nutritivos, en vez de engullir su desayuno mientras se dirige a la oficina y alimentarse
de comida chatarra y barras de chocolate.
Algo que hago es comenzar cada día con un gran cuenco de avena cocinada, a la cual le
adhiero banana, arándanos, pasas de uva, semillas de lino, canela y miel. Tal vez, es solo
mi imaginación, pero me siento con mucho más energía para ser un octogenario. Su dieta
no tiene que ser exactamente igual a esta, ya que creo que una dieta tiene que adaptarse a
las necesidades particulares de cada uno.
A pesar de que el sueño, el ejercicio, la luz solar y la nutrición son las principales fuentes de
energía, existen también muchas otras maneras de incrementar la energía. Estas se abordarán
en el siguiente capítulo.
3 FORMAS DE IMPULSAR
LA ENERGÍA
Por ejemplo, estudios han demostrado que la presencia de plantas en macetas mejora
la productividad, la creatividad, el desempeño y la capacidad para aprender. También,
los investigadores han descubierto que las plantas actúan como filtros que eliminan la
contaminación del aire. La exposición a los contaminantes del interior y del exterior tanto
de nuestros hogares como de las oficinas se ha asociado con la ansiedad, la depresión, la
irritabilidad, la fatiga, el deterioro cognitivo a corto y largo plazo, entre otros.
Otro estudio que involucraba a más de 11.000 trabajadores de oficina reveló que las
interrupciones generaban más de dos horas de pérdida de productividad por día, es decir, un
25% de la jornada laboral. Esta cifra parece elevada; sin embargo, un estudio independiente
elaborado por Basex en 2005 estimó que las interrupciones representaban el 28% del día de
un trabajador promedio. Este estudio se mencionó en el artículo It’s Time to fight back against
infomania, publicado el 23 de enero de 2009 y escrito por Todd Bishop, periodista del P-I.
Cuando hablamos del ruido como distracción o interrupción, me estoy refiriendo a los
ruidos fuertes. Según un estudio revisado por colegas de la Universidad de Chicago, «un
nivel moderado de ruido ambiental es beneficioso para lograr una cognición creativa». Por lo
tanto, el ruido de fondo puede tener un efecto positivo. Investigaciones llevadas a cabo en la
Universidad de Illinois sobre los efectos del ruido de fondo en la creatividad descubrió que
el nivel de ruido que se experimentaba en una cafetería bulliciosa aumentó el rendimiento
e incluso ayudó a las personas a concentrarse.
Incluso existe un sitio web llamado Coffitivity en https://coffitivity.com/ que permite recrear
el sonido de una cafetería en su computadora mientras trabaja. Coffitivity recrea el sonido
de una cafetería para aumentar su creatividad y ayudarlo a trabajar mejor.
Las oficinas y salas de reuniones aburridas fomentarán ideas aburridas. Una compañía de
seguros de Milwaukee afirma que los niveles de productividad aumentaron un 15% luego
de mudarse a un edificio con un diseño creativo. Tenga esto en cuenta a la hora de decorar
su oficina o su espacio de trabajo.
La luz natural del sol, que se abordó en el capítulo anterior, es otro factor ambiental que
puede tener un efecto en la salud, así como también en el desempeño personal. Mejora
el rendimiento cognitivo, la concentración y el humor. Un estudio de la Universidad de
Míchigan demostró que las personas con ventanas que apuntan hacia el exterior son más
productivas, más sanas y son capaces de mantener altos niveles de concentración. Las personas
en oficinas sin ventanas, como los típicos cubículos para oficina, tienden a distraerse con
mayor facilidad.
¿Qué piensa acerca de una silla de oficina cómoda y un escritorio alto que le permitan
desplazarse con comodidad? Su entorno es importante si está buscando aumentar su energía
y productividad personal.
La duración de estos bloques de tiempo puede variar, pero, a menudo, intento programar
bloques de 90 minutos para trabajar en proyectos dentro de un ambiente relativamente libre
360°
de interrupciones. Por ejemplo, luego de media hora o más de ese período de arranque a
la mañana temprano, donde me deshago de tareas menores pero esenciales como revisar
.
la casilla de correo electrónico, correos de voz, solicitudes de información, etc., tengo un
thinking
período programado de 90 minutos para escribir artículos para mi newsletter y blog, y redactar
material para mis seminarios en línea, cursos o sitio web. Todo esto requiere escribir, utilizar
un software de reconocimiento de voz, consultar libros, tomar notas, etc.
360°
thinking . 360°
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24
CÓMO ADMINISTRAR LA ENERGÍA PERSONAL Formas de impulsar la energía
Una sesión dividida en varios bloques también podría mejorar la comunicación con varias
personas por teléfono, mensaje de texto o correo electrónico, ya sea sobre aspectos laborales
o personales, en un horario específico del día.
La división de tareas por lotes consume menos energía y genera menos cansancio mental,
dado que está usando las mismas áreas del cerebro, en vez de pasar de una tarea a otra todo
el tiempo o tomar decisiones poco relacionadas entre sí de manera frecuente, lo que produce
una disminución de la energía. También aumenta la productividad, dado que invierte menos
tiempo en tareas como buscar materiales, interrumpirse a sí mismo o decidir lo que tiene
que hacer después.
Es más fácil encarar todos los compromisos importantes apenas comienza el día (antes de
que las distracciones del día lo obliguen a desviarse de lo que estaba haciendo). Recuerde
que el 80% de todos los aumentos de productividad, por lo general, suceden en el primer
20% del día. Por lo tanto, asegúrese de que el primer bloque de trabajo del día esté dedicado
a las prioridades.
Otros ejemplos de tareas que son compatibles con la división de tareas por lotes son las
reuniones, entrevistas y diligencias sucesivas, donde visita primero los lugares más alejados
de la oficina, hasta llegar a los más cercanos. También puede implicar leer revistas, blogs,
sitios web, libros, entre otros, en busca de información sobre un tema específico, publicar
y revisar material en redes sociales como Facebook y Twitter, u organizar un área específica
de su casa u oficina.
Por supuesto, los recesos entre las sesiones de 90 minutos dedicadas a trabajar en proyectos
consistirán en actividades distintas a los proyectos y, principalmente, involucrarán el otro
hemisferio cerebral.
Existen muchos artículos recientes que asocian el café con el aumento de la función cerebral,
el mejoramiento del estado de ánimo y la disminución del riesgo a contraer enfermedades. El
café contiene antioxidantes, así como varios nutrientes como la riboflavina y la vitamina B5.
Declaraciones recientes han afirmado que el café disminuye el riesgo de padecer alzheimer,
párkinson, diabetes, depresión y cáncer de hígado. Un estudio de 2012, publicado en el New
England Journal of Medicine incluso siguiere que las personas que beben café con frecuencia
viven por más tiempo.
Sin embargo, beber demasiada cafeína o beber café tarde a la noche puede afectar la
capacidad de la persona para dormir o funcionar durante el día. Y la cafeína, al igual que
otros estimulantes, puede acentuar algunos síntomas físicos relacionados con la ansiedad.
La cafeína es, probablemente, la droga más popular en el mundo, dado que el 90% de la
población mundial la consume. Esta droga efectivamente tiene un impacto en el cerebro.
Es uno de los pocos químicos que atraviesa la barrera hematoencefálica, barrera que se
encuentra entre el torrente sanguíneo y el cerebro. Es allí donde estimula la liberación de
dopamina en el cerebro, al igual que sucede con otras sustancias adictivas. Hace que el
cerebro alcance altos niveles de concentración y atención.
Es una sustancia que tiene sus aspectos positivos y negativos, donde los aspectos positivos
se presentan cuando se consume con moderación; por ejemplo, cuando la persona bebe
una o dos tazas de café como máximo por día. Puede aumentar el funcionamiento mental
y el estado de ánimo, además de la atención, la concentración, la velocidad de respuesta y
la precisión a la hora de realizar test de memoria.
Según el libro Caffeinated, escrito por Murray Carpenter, la cafeína, el ingrediente activo
del café, es una droga. El autor afirma que «1/64 de una cucharadita, la cantidad utilizada
en muchas bebidas refrescantes, le proporcionará un aumento sutil de energía. 1/16 de una
cucharadita, es decir, aproximadamente la cantidad que aparece en 12 onzas de café, es una
buena dosis para una persona acostumbrada a beber café. 1/4 de cucharadita generará un
malestar en el organismo, ya que hará que aumente la frecuencia cardíaca, que la persona
sude más y que los niveles de ansiedad incrementen. Una cucharadita lo matará».
La cafeína que se encuentra en el café puede hacerlo sentir más fuerte, más veloz, más
energético y más eficiente, pero también puede generar adicción. He sido testigo del síndrome
de abstinencia al café, el cual genera dolores de cabeza intensos, cuando decidí dejar de beber
una docena de tazas de café al día mientras hablaba en las conferencias y dictaba cursos.
El café sin dudas genera un incremento de energía; sin embargo, la energía no es real, es
una simulación química parecida al miedo. De todas maneras, una taza o dos al día es,
probablemente, una apuesta segura.
Las bebidas energéticas como Red Bull son, básicamente, bebidas refrescantes que contienen
el doble de cafeína que una taza de café. Se ha descubierto que causan trastornos del sueño,
por lo que, personalmente, me quedo con el café.
afectar su figura. El cerebro consume glucosa, al igual que un automóvil consume gasolina,
por lo que esta energía adicional puede ser beneficiosa. Sin embargo, debe evitar consumir
una dieta que priorice las bebidas con azúcar y los dulces. Como ocurre con la mayoría de
las cosas, la moderación es la clave.
Por lo tanto, elija bien con quién se relaciona, ya que el mal humor de otra persona puede
ser tan contagioso como el buen humor. Evite juntarse con gente tóxica en lo posible. Las
investigaciones sugieren que existe un tipo de célula cerebral, conocida como neurona especular,
que parece reflejar las acciones y sentimientos de los demás. No por nada nuestras madres
nos advierten que debemos alejarnos de personas desagradables y rodearnos de gente positiva.
Y cuando mamá decía: «Esto me duele tanto como a ti», no estaba bromeando. Las
investigaciones demuestran que el dolor que sentimos cuando otro se lastima activa las
mismas regiones del cerebro que se activan cuando nosotros mismos nos lastimamos.
No solo esto reafirma el hecho de que, a veces, recibimos «vibras negativas» de las personas
con las que hablamos, sino que también enfatiza la importancia de ser capaces de controlar
el estrés de manera eficaz; dado que el estrés es otra cosa que los demás nos «transmiten». Y,
justamente, el estrés puede afectar nuestra productividad, así como nuestra energía, humor
y bienestar.
4 ACTIVIDADES QUE
DISMINUYEN LA ENERGÍA
La capacidad de hacer más cosas en menos tiempo ya no está limitada por la tecnología, sino
que está limitada por nuestro cerebro. Nuestro cerebro tiene una capacidad limitada para
procesar la información, y este límite se sobrepasa con frecuencia debido al ritmo incesante
con el que la información nueva ingresa a nuestro cerebro.
Con más de 6000 millones de teléfonos celulares en uso, y el adolescente promedio, según
una investigación de Nielsen, mandando aproximadamente 4000 mensajes de texto por mes,
no es difícil imaginar el impacto que esto genera en nuestro cerebro. Torkel Klingberg, en su
libro titulado The overflowing brain, afirma que «los límites ya no los define la tecnología, sino
que los determina nuestro propio sistema biológico». Torkel hace referencia a una encuesta
sobre los lugares de trabajo en los Estados Unidos que demostró que los trabajadores eran
interrumpidos cada tres minutos, y que las personas tienen un promedio de ocho ventanas
abiertas al mismo tiempo.
Absorber información nueva disminuye la energía. E incluso consume más energía realizar
varias cosas al mismo tiempo, tomar decisiones y trabajar en tareas demandantes. Para
aumentar la eficiencia del cerebro, debemos protegerlo de las actividades que agotan la
energía y que son fomentadas por la tecnología.
Debemos continuar usando la tecnología y aprovechar todos los beneficios que nos ofrece
para mejorar nuestro rendimiento y estilo de vida. Sin embargo, debemos utilizarla de
tal manera que no atente contra nuestra salud, principalmente contra la del cerebro. Para
lograrlo, debemos usar Internet de forma razonable, controlar la tecnología y practicar el
hábito de la moderación, en comparación con el exceso.
Esta presión de estar siempre conectado y al tanto de todo absorbe nuestra energía y afecta
nuestra salud y bienestar. Nos cansamos, nos agotamos mentalmente y estamos constantemente
estresados, lo que, a su vez, pone a prueba nuestras reservas de energía aún más.
Cuanto más ocupado está, más rápido parece que el tiempo pasa y más personas parecen
estar constantemente sobrecargadas. Al usar la tecnología de manera indiscriminada, estamos
acelerando nuestras vidas, haciendo varias tareas a la vez, reaccionando ante las crisis y llenando
nuestro tiempo de interrupciones y cosas insignificantes. Ninguna generación ha tenido
una esperanza de vida tan larga como esta; sin embargo, un tercio de los estadounidenses
afirman que su tiempo no les alcanza. En ciertos aspectos, todo lo que hemos hecho al
incorporar la tecnología y aumentar la velocidad es reducir el tiempo que invertimos en
tareas banales y poco importantes para poder pasar más tiempo haciendo tareas más banales
y poco importantes.
Para controlar nuestra energía debemos, primero, controlar nuestra tecnología. Para conocer
un abordaje más profundo sobre este tema, consulte mi libro, Managing the use of technology,
publicado en Bookboon en 2015.
Al estudiar cómo el cerebro utiliza la energía, los científicos han aprendido que es casi
imposible hacer dos cosas al mismo tiempo con el mismo grado de atención. E intentar
hacerlo consume mucha energía.
El Dr. Amir Allen Towfigh, un neurólogo del Weill Cornell Medical Center afirma que realizar
varias tareas al mismo tiempo puede obstruir el procesamiento del cerebro. También explica
que los lóbulos frontales son los principales motores que dirigen nuestra atención, pero que
tienen una capacidad limitada de procesar la energía. Realizar varias tareas al mismo tiempo
genera tensiones en la memoria de trabajo dado que implica evocar grandes cantidades de
información para cada tarea a medida que la persona pasa de una tarea a otra constantemente.
Los estudiosos del cerebro afirman que puede tener varios programas motores funcionando
al mismo tiempo, ya sea que se trate de encender el coche, hablar por teléfono o enviar un
mensaje, pero que solo puede enfocarse plenamente en una sola cosa a la vez. Su cuerpo
puede reaccionar por costumbre, pero su cerebro solo puede pensar de forma secuencial. Por
lo tanto, confiar en la memoria muscular cuando se requiere pensar puede ser una práctica
peligrosa. Si una tarea es automática, como, por ejemplo, caminar, no implica una demanda
de energía en la misma área cerebral. Sin embargo, dos tareas que implican actividad cerebral
en la misma área pueden producir un agotamiento de energía.
La capacidad para enfocarse es una de las funciones más importantes del cerebro y depende
de la fortaleza de sus habilidades ejecutivas, que se encuentran, principalmente, en la
corteza prefrontal. Estas capacidades no están totalmente desarrolladas hasta que cumplimos
aproximadamente los 25, y nuestros cerebros se contraen un 2% por década a medida que
envejecemos; por lo tanto, es incluso mucho más importante que no realicemos varias tareas
al mismo tiempo ni cuando somos jóvenes ni cuando somos mayores. Es durante estas
etapas de nuestras vidas que nos distraemos con mayor facilidad. A pesar de que la atención
consume energía, realizar varias tareas al mismo tiempo consume mucha más.
Realizar varias tareas al mismo tiempo también puede ser estresante y, en una situación de
estrés, las habilidades ejecutivas más débiles comienzan a hacerse más evidentes. Realizar
mucho esfuerzo sin tomar los descansos necesarios también pone a prueba sus habilidades.
Las circunstancias se ponen en su contra cuando intenta realizar dos cosas a la vez.
Los experimentos demuestran que existe una cantidad limitada de energía mental disponible
para ejercer el autocontrol, la fuerza de voluntad, la resolución de problemas y la toma de
decisiones. Tal como se mencionó en la introducción, tomar decisiones constantemente puede
llegar a ser contraproducente, ya que la persona puede terminar tomando malas decisiones.
Asimismo, se ha demostrado que ejercer la fuerza de voluntad reduce el nivel de energía.
Realizar mucho esfuerzo mental sin tomar los descansos necesarios pone a prueba sus
habilidades. De hecho, una serie de estudios publicados en la Scientific American Mind
(mayo/junio de 2011) ha demostrado que las personas que se presionan a sí mismas a nivel
mental, como por ejemplo, cuando se resisten a la tentación de comer un chocolate, se dan
por vencidas ante los problemas mucho más rápido.
La fuerza de voluntad puede mejorarse con la práctica. Por ejemplo, practique rechazar el
postre cada tanto o una segunda taza de café. O bien puede elegir no mirar su programa
de televisión o evento deportivo favorito, entre otras cosas. Podría tener un vaso de agua
en vez de un licuado y resistirse a comer un chocolate después de jugar un partido de golf.
Demanda energía adoptar estos hábitos, pero, a la larga, es una inversión de energía, dado
que una vez que desarrolla la fuerza de voluntad, podrá ser capaz de resistir las tentaciones
y deseos con menos esfuerzo.
Ya sea que se trate de contratar nuevos empleados o decidir sobre adquirir o no un nuevo
producto, los empresarios, a veces, usan su intuición, en vez de toda la información que
tienen a disposición, y comparan los aspectos positivos y negativos. En los negocios, parece
haber una preferencia por lo rápido, en vez de lo correcto, dado que la cantidad de decisiones
que se deben tomar son demasiadas.
el trabajo de la oficina para poder terminar la carga total de trabajo del día lo más pronto
posible a fin de poder disfrutar de su tiempo personal luego. No estoy queriendo decir que
no debe disfrutar de su trabajo, pero si disfruta de sus dos facetas por separado, será más
eficiente y su energía no se agotará del todo.
No nos gusta distraernos cuando trabajamos en un proyecto, pero la capacidad del cerebro
para estar atento a las distracciones es un factor de seguridad incorporado para nuestro
propio bien. Una aparición repentina de un objeto amenazante en nuestra visión periférica,
por ejemplo, es algo que no debería ignorar. La concentración es buena en un ambiente
seguro, como los confines de su oficina, y debe hacer lo que esté a su alcance para evitar
las distracciones. No obstante, debe aceptar que siempre tendrá un cierto número de
distracciones que no podrá evitar. No les guarde rencor, téngalos en cuenta a la hora de
programar momentos para realizar sus proyectos y tareas.
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Organizar su oficina y hogar no solo lo ayuda a encontrar las cosas, sino que también lo
ayudará a encontrar un propósito en la vida. Según una investigación reciente publicada en
la edición de julio/agosto de 2015 de la Scientific American Mind, una vida ordenada sienta
las bases para la búsqueda de mayores objetivos y propósitos en la vida.
En situaciones estresantes, las habilidades ejecutivas menos desarrolladas son las que se ven
afectadas primero y las que se debilitan aún más. La fatiga y la sobrecarga de información
tienden a debilitarlas mucho más. Evitar, liberar y ser capaz de controlar el estrés es importante.
Una actividad conocida para reducir el nivel de estrés que se está volviendo cada vez más
popular es colorear libros para adultos. Los psicólogos afirman que esta actividad puede
ser tan eficaz como la meditación para reducir los niveles de estrés. Descubra aquello que
más lo beneficie y desarrolle una rutina diaria o semanal que incorpore actividades que
promuevan la reducción del estrés. Después de todo, las rutinas consumen menos energía.
5 FORMAS DE CONSERVAR
LA ENERGÍA
En 1995, ningún estado de Estados Unidos tenía un índice de obesidad superior al 20%. Pero
para 2011, todos los estados, a excepción de uno, tenían un índice de obesidad superior al
20%. (Fuente: Globe & Mail, 8 de julio de 2011). Un programa de la CTV news transmitió
casi al mismo tiempo que el Globe & Mail un artículo que mencionaba que los canadienses
consumían un promedio de 700 calorías más por día que lo que consumían en 1970.
Cuanto más ejercicio haga, más probabilidades tendrá de combatir la obesidad. Sin embargo,
en Canadá, solo el 5% de los niños y jóvenes, y el 15% de los adultos están cumpliendo
pautas de ejercicio físico según Christa Costas-Bradstreet, una especialista en actividad física
de la mano de ParticipAction.
De acuerdo con Statistics Canada, solo el 13% de los adultos canadienses entre 49 y 59
años y el 11% de los adultos de 60 años y más cumplen con las pautas detalladas para
una actividad física moderada (la cual consiste en 150 minutos de actividad moderada a
intensa por semana en períodos de 10 minutos o más, junto con actividades de estiramiento
de músculos y huesos que involucran a grupos musculares mayores, al menos, dos veces a
la semana).
Para evitar padecer un cuadro de obesidad y lograr vivir durante más tiempo, debe evitar
consumir comida rápida, controlar su dieta, comer un desayuno saludable, adoptar un buen
hábito de sueño y ejercitarse lo más que pueda.
Por su parte, Tom Rath, en su libro Eat Move Sleep (Missionday, 2013), denomina a estar
sentado como «la amenaza a la salud más subestimada de los tiempos modernos». El autor
afirma que estar sentado más de seis horas por día aumenta en gran medida el riesgo a
morir a una edad más joven.
Ni Tom Rath ni James Levine parecen sugerir las caminatas o las sesiones de trote como
un remedio para este problema; solo se limitan a sugerir que debe levantarse de su silla.
Levántese y muévase; para eso fuimos creados, no para llevar una vida sedentaria. Caminar
mientras habla por teléfono, trabajar en un escritorio alto, llevar a cabo reuniones sin sillas,
subir las escaleras, en vez de tomar el ascensor, caminar hacia el mercado, en vez de ir en
su automóvil, son el tipo de recomendaciones que estos autores parecen apoyar.
Tom Rath afirma que tan pronto como se sienta, la actividad eléctrica en los músculos de
la pierna se detiene, las calorías que quema disminuyen una por minuto, y la producción de
enzimas, que ayuda a combatir la acumulación de grasa, disminuye en un 90%. Y, después
de estar sentado durante dos horas, el colesterol bueno disminuye un 20%.
Por otra parte, estudios han demostrado que estar físicamente activo, socialmente conectado
y mentalmente estimulado ayuda a agilizar el cerebro.
La velocidad es enemiga de la gestión del tiempo, no su aliada. La vida se tiene que disfrutar,
no vivirla a las corridas. Disminuir el ritmo ayuda a tener menos errores, a causar menos
accidentes, a tener un estilo de vida saludable, a mejorar las relaciones interpersonales y a
tener más energía para disfrutar de una vida más memorable y placentera.
Muchas personas están tan apuradas a la mañana que no se detienen a desayunar. No tomar
el desayuno a la mañana hace que el cerebro no reciba la energía necesaria para funcionar a
su máximo nivel, según el Dr. Brian Morgan de la Columbia University College of Physicians
and Surgeons. Por su parte, Valorie Burton menciona una encuesta en su libro How Did I
Get So Busy, que revela que el 58% de los estadounidenses admiten que deciden saltarse el
almuerzo cuando están muy ocupados.
Varios estudios han demostrado que las personas que desayunan tienen más energía durante
el día. Puede arreglárselas bien con un yogur bajo en calorías, una rebanada de pan tostado
integral y una banana o un puñado de nueces. Sin embargo, cualquier incremento de energía
ocasionado por una taza de café o una rosquilla pronto se disipa.
Saltarse el desayuno no es una buena idea; es como si tratase de encender su automóvil con
un tanque de gas vacío. Una investigación australiana, publicada en la edición de junio de
2011 de la revista Chatelaine, descubrió que los niños que saltaban el desayuno tenían un
riesgo mayor de contraer enfermedades cardíacas y obesidad.
Dado que no nos hacemos tiempo para comer de forma adecuada, ejercitarnos, y dormir lo
suficiente, somos propensos a padecer obesidad. Y esto se considera una epidemia. En los
Estados Unidos, un tercio de la población está diagnosticada con obesidad. Es interesante
destacar que los niños en escuelas que están ubicadas cerca de restaurantes de comida rápida
tienden a ser obesos. Por su parte, 4,5 millones de canadienses son obesos. Eso representaría
el 20%. Esto se convierte en un obstáculo más en el objetivo de vivir una vida más larga,
más saludable y más feliz.
Según Matthew Edlund, en su libro The Body Clock Advantage, aquellas personas que no
están corriendo para todos lados durante el día y llevan un buen ritmo de sus vidas y de
sus trabajos, son las que viven por más tiempo. Esta es una estrategia de gestión del tiempo
más recomendable que trabajar de forma más eficiente.
La velocidad consume energía. Un nivel intenso de actividad puede generar que esté todo
el tiempo ocupado sin que obtenga los resultados esperados. Y existe una diferencia entre
trabajar más rápido porque quiere y trabajar más rápido porque debe. Si quiere, entonces,
estará más relajado y su nivel de energía no se reducirá tanto. Por lo tanto, es importante
que consiga un trabajo que disfrute.
Cuanto más activo esté su cerebro, más energía se consumirá. Cuando las neuronas no reciben
la cantidad necesaria de sangre, pueden sufrir una privación de energía, lo que genera que
la capacidad cognitiva se vea afectada.
Esto aplica para todo lo que hace, ya que tiene una cantidad limitada de energía para cada
cosa. Ya sea que se trate de resolver problemas complejos, realizar varias tareas al mismo
tiempo constantemente o enfocarse durante horas en una misma tarea, está agotando sus
fuentes de energía.
Debe ir a su ritmo cuando trabaja. Experimentos realizados en Europa han demostrado que
descansos de tres minutos cada hora ayudan a rejuvenecer más a las personas que solo dos
descansos de 15 minutos.
Deje de hacer o recibir llamadas telefónicas, revisar el correo electrónico o iniciar tareas
nuevas 15 o 20 minutos después del horario habitual de salida. Use ese tiempo para encarar
el trabajo sin terminar, organizar su área de trabajo, prepararse para el siguiente día y hacer
la transición de su trabajo a su hogar. Kenneth Ziegler, autor de Getting organized at work,
afirma que llevarse los asuntos del trabajo a casa no ayuda a que su rendimiento laboral
mejore y perjudica su vida personal.
Hace poco miré unos dibujos animados que retrataban las tres etapas de la vida. Como
adolescente tiene tiempo y energía, pero no dinero. Cuando llega a la edad laboral, tiene
dinero y energía, pero no tiempo. Y cuando llega a una edad mayor, tiene tiempo y dinero,
pero no tiene energía. En realidad, si logra controlar sus niveles de energía al aprovechar
las cosas que aumentan la energía y evitar aquellas que la agotan, podrá lograr un nivel de
energía adecuado para toda su vida.
Si cree que algo no se debe hacer y, por lo tanto, no lo hace, por lo general, no se sentirá
bajo presión. Si simplemente no le importa que algo se termine o no, tampoco sentirá esa
presión. Nunca he visto a un niño que tenga un ataque de estrés porque todavía no ha
terminado de limpiar su cuarto.
Ser un adulto responsable tiene sus desventajas. Nos preocupamos por miles de cosas que
se tienen que hacer. Y si tenemos más cosas para hacer que tiempo disponible para hacerlas,
¿cómo hacemos para salir de esta paradoja?
La primera cosa que tiene que hacer es anotar todo lo que cree que tiene que hacer. Cuando
las cosas se anotan, no pensamos en ellas demasiado. De esta manera, ya no aparecerán en
nuestra mente de manera inesperada para generarnos un constante estrés. El siguiente paso
es decidir qué cosas se pueden eliminar sin que esto produzca un impacto significativo en
nuestros resultados comerciales, nuestras carreras, o nuestro bienestar familiar o personal. La
mayoría de las personas tienen millones de cosas que entran y salen de sus mentes, y que
creen que deben realizarse. Intente recopilarlas y eliminarlas, antes de que ellas lo eliminen
a usted. Una vez que haya decidido no realizarlas, ya no le generarán más estrés.
De los elementos que quedan, rápidamente haga aquellas cosas que tomen menos de cinco
minutos hacerlas. Esto no respeta el principio de la gestión del tiempo de hacer las cosas
más importantes primero, pero definitivamente se sentirá mejor al ver todas esas tareas
tachadas en su lista. Y, cuando vea que la mayoría de los elementos están tachados, será
capaz de concentrarse en los más importantes.
Puede que su lista todavía no se haya reducido hasta un tamaño que se pueda manipular.
En caso de ser así, vea qué elementos pueden delegarse o terciarizarse. No tenga miedo de
pedir ayuda. Una vez que haya hecho esto, podrá priorizar los elementos restantes. Organice
tiempo para trabajar en las tareas de mayor prioridad, es decir, aquellas tareas que tendrán
un impacto significativo en sus objetivos personales y laborales. Las tareas más urgentes
deben programarse para realizarse a principios de la semana. Si se trata de tareas grandes
y que consumen mucho tiempo, divídalas en bloques más pequeños. Programar dos o tres
horas cada semana para, por ejemplo, escribir un procedimiento largo y complicado, hará
que la tarea se complete en unos meses.
Finalmente, coloque los elementos restantes en la lista semanal de «cosas por hacer», ya sea
en un organizador de papel semanal o en su dispositivo electrónico. Sea realista. No coloque
todas las tareas en la lista de «cosas por hacer hoy». Distribúyalas a lo largo de las siguientes
semanas. Si no se pueden realizar todas, no pasa nada. Ya tiene su tiempo organizado para
trabajar en las más importantes al menos.
Si, luego de todo esto, algunas cosas todavía han quedado inconclusas, quédese tranquilo
que no es su culpa. Su trabajo es hacer lo que sea posible, no lo que sea imposible. No se
preocupe por pequeñeces. La preocupación o el estrés debilitan su sistema inmunitario, así
como sus habilidades ejecutivas, lo que lo hace perder energía.
Tomar decisiones efectivamente consume energía. El lóbulo frontal de nuestro cerebro está
constantemente considerando los aspectos positivos y negativos de cada dato que ingresa al
cerebro e intenta determinar la mejor opción. Pero una vez que las decisiones se tomaron,
el estrés desaparece y ya no agota nuestra energía.
Pocas personas se oponen a la rutina de todas las mañanas que consiste en tomar una
ducha, vestirse y lavarse los dientes antes de comenzar el día. Esto prepara el terreno para
luego poder llevar a cabo las actividades más significativas. Tampoco se deberían cuestionar
la validez de desarrollar rutinas para planificar el día, organizar el correo electrónico, hacer
llamadas telefónicas y trabajar en proyectos importantes en períodos de tiempo reducidos
durante el día.
Luego, elija un buen organizador que muestre los siete días de la semana a primera vista,
segmentados en bloques de 15 minutos o media hora desde la mañana temprano hasta la
noche, a fin de que pueda organizar tanto sus actividades laborales como personales.
Adopte el hábito de organizar su tiempo para enfocarse en las prioridades del día antes de
que las actividades del día comiencen. Relegue las tareas menos importantes a la lista de
«cosas por hacer», preferentemente en la misma página del organizador.
Debe controlar su energía para ganar total control de su tiempo. Las rutinas requieren menos
energía, lo que le deja más tiempo para dedicarse a la creatividad, la toma de decisiones y las
demandas mentales de los proyectos y tareas importantes. Como consecuencia, la tendencia
a postergar las tareas se reduce al mínimo.
Sea más consciente de las cosas que le salen bien en la vida y recuerde que cuando el
panorama parece desolador, el humor ayuda. No se tome las cosas tan en serio. La risa
reduce las hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina, ayuda a generar inmunidad,
mejora el estado de ánimo, ayuda a pensar y desarrolla la memoria. Sandra Kornblatt, en su
libro A better brain at any age, también relata cómo el humor durante la enseñanza mejora
los resultados de los exámenes.
Realice tareas voluntarias con regularidad. Al ayudar a otros, también está ayudándose a usted
mismo, ya que esto genera una sensación de realización y le permite sentirse agradecido por
lo que tiene. Un estudio citado por los doctores Roizen y Oz en una columna independiente
del Toronto Star del 15 de enero de 2010, demostró que las actividades de voluntariado
aumentan la actividad en el área del cerebro que normalmente se deteriora con la edad.
No demore en pedir perdón. Le permitirá liberarse de ese dolor autoinfligido causado por
el resentimiento. Y haga algo bueno por los demás, sin esperar nada a cambio. Los actos
que vienen del corazón pueden cambiar de forma positiva su manera de mirar la vida.
Tenga cuidado de no permitir que las personas importantes en su vida queden excluidas
por cosas que no son importantes. Nuestras elecciones en la vida se han multiplicado
exponencialmente en la década pasada. Podemos navegar por Internet, sacar fotografías
con los teléfonos celulares, jugar videojuegos en nuestras computadoras portátiles, hacer
zapping en un televisor HD pantalla plana, enviar correos y mensajes de texto con nuestros
teléfonos inteligentes, escuchar nuestra música favorita en un iPad, entre miles de otras cosas.
Podemos pasar toda una vida leyendo manuales de instrucciones para juegos electrónicos
y artefactos del hogar.
Tome esa lista de personas, por ejemplo. Para asegurarse de que pasará bastante tiempo
con ellas, organice compromisos ahora mismo. Programe momentos en su organizador la
semana que viene o el mes que viene para tomar un café, almorzar o salir una noche con
ellas. Nunca termine una conversación con un amigo con la frase «tenemos que volver a
juntarnos en algún momento». En vez de eso, diga «Organicemos qué día podemos volver
a juntarnos». Y háganlo.
6 CONCLUSIÓN
El éxito tiene que ver más con la salud que con la riqueza. En esta era del estrés donde el 96%
de los líderes entrevistados afirmaron que se sentían agotados y donde el sueño, el ejercicio
y una dieta adecuada quedan opacados por la necesidad de conectividad y comercialización
las 24 horas del día, todos los días, un nuevo concepto de éxito está emergiendo.
Este nuevo concepto de éxito sigue incluyendo la adquisición de riqueza y poder, pero no
a costas de la salud y el bienestar. De hecho, los científicos han comprobado que tanto la
eficiencia como la eficacia disminuyen a medida que intentamos lograr cada vez más cosas
mediante estrategias mal concebidas como la realización de varias tareas al mismo tiempo
y la expansión del horario de trabajo.
La estrategia nueva para lograr el éxito en todas las áreas de la vida incluye el mindfulness
y la meditación, la empatía y la compasión, el descanso y la recreación, el propósito y el
equilibrio, la salud y el bienestar, y el constante cuidado de la mente, el cuerpo y el alma.
Seguramente no todos seguirán estas estrategias, pero cuantas más personas exitosas den fe
de sus experiencias al tratar de subir la escalera hacia el éxito, más personas se emocionarán
y motivarán para implementar cambios que mejoren sus carreras profesionales y sus vidas.
En cuanto a este aspecto, es recomendable consultar dos libros muy interesantes: uno se
llama Thrive: the third metric to be defining success in creating a life of well-being, wisdom
and wonder, escrito por Arianne Huffington, cofundadora y presidente del Huffington Post
Media Group y el otro se llama My stroke of insight, escrito por Jill Bolte Taylor, un científico
especializado en el cerebro. Ambos autores atravesaron experiencias transformadoras.
A medida que crecemos, parecemos estar más abiertos a ideas como las siguientes: vivir según
nuestro panegírico y no según nuestro currículum, el poder de nuestra mente permite sanar
e innovar, y las ventajas de trabajar con la naturaleza y no en contra de ella en términos
de productividad y salud.
Sin embargo, podemos aprender de los demás y de nuestras propias experiencias si logramos
ir de a poco a fin de absorber sus lecciones lo más que se pueda. Esto requiere una toma
de conciencia plena de nuestra parte (mindfulness) y una buena gestión de la energía y
del tiempo.
7 LIBROS CONSULTADOS
PARA ESTE LIBRO
Medina, John. Brain Rules: 12 Principles for Surviving and Thriving at Work, Home, and
School. Seattle, WA: Pear, 2008. Edición impresa.
Rock, David. Your Brain at Work: Strategies for Overcoming Distraction, Regaining Focus,
and Working Smarter All Day Long. Nueva York: Harper Business, 2009. Edición impresa.
Harris, Michael. The End of Absence: Reclaiming What We’ve Lost in a World of Constant
Connection. Nueva York: Harper Collins, 2014.
Klingberg, Torkel. The Overflowing Brain Information Overload and the Limits of Working
Memory. Oxford: Oxford University Press, 2009.
Kornblatt, Sondra. A better brain at any age. San Francisco: Conari Press, 2009.
Mednick, Sara C. Take a nap! Change your life. Nueva York: Workman Publishing, 2006.
Dawson, Susan, y Jim Perry. The secrets our body clocks reveal. Nueva York: Ballantine
Publishing Group, 1990. Edición impresa.
Herbert, Wray. On second thought: outsmarting your mind’s hard-wired habits. Nueva York:
Crown Publishing Group, 2010. Edición impresa.
Burton, Valorie. How Did I Get so Busy?: The 28-day Plan to Free Your Time, Reclaim Your
Schedule, and Reconnect with What Matters Most. Nueva York: Broadway, 2007. Edición impresa.
Carpenter, Murray. Caffeinated: How Our Daily Habit Helps, Hurts, and Hooks Us. Nueva
York: Hudson Street Press, 2014. Edición impresa.
Carson, Ralph E. The Brain Fix: What’s the Matter with Your Gray Matter. Deerfield Beach,
FL.: Health Communications, 2012. Edición impresa.
Doidge, Norman. The Brain’s Way of Healing: Remarkable Discoveries and Recoveries from the
Frontiers of Neuroplasticity. Nueva York: Viking Press, 2015. Edición impresa.
Edwards, Paul, y Sarah Edwards. Working from Home: Everything You Need to Know about
Living and Working under the Same Roof. Quinta edición revisada. Nueva York: Jeremy P.
Tarcher/Putnam, 1999. Edición impresa.
Levitin, Daniel J. The Organized Mind: Thinking Straight in the Age of Information Overload.
Edición impresa.
Roizen, Michael F., y Mehmet Oz. You, on a Diet: The Owner’s Manual to Waist Management.
Nueva York: Free, 2006. Edición impresa.
Taylor, Jill Bolte. My Stroke of Insight: A Brain Scientist’s Personal Journey. Nueva York:
Viking, 2008. Edición impresa.
Zeigler, Kenneth. Getting Organized at Work: 24 Lessons for Setting Goals, Establishing Priorities,
and Managing… No se conoce lugar de publicación: McGraw-Hill, 2013. Edición impresa.
8 INFORMACIÓN ACERCA
DEL AUTOR
Harold Taylor, quien ha recibido la designación CSP (Certified Speaking Professional), es el
director ejecutivo de Harold Taylor Time Consultants Ltd. y de la empresa asociada Taylor in
Time, y se ha dedicado a dar charlas, escribir y llevar a cabo programas de capacitación sobre
la gestión eficaz del tiempo durante más de 35 años. Ha escrito 18 libros, incluido el best
seller canadiense «Making Time Work for You». Ha creado más de 50 productos para la gestión
del tiempo, incluido el popular Taylor Planner, que se han vendido en 38 países alrededor
del mundo. También, tiene más de 300 artículos que se han aceptado para su publicación.
Desde 1981, año en el que constituyó la empresa de gestión del tiempo originaria, ha
realizado personalmente más de 2000 talleres, discursos y ponencias clave sobre la gestión
del tiempo y de la vida.