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Manual de literatura colombiana ME UIRA PLANETA Procultura S.A, © Planeta Colombiana Editorial S.A, Calle 31 No. 6-41, piso 18, Bogota, DE. 1988 8 Genmasi Elitoria jerman Arciniegas ~ Presidente German Vargas Cantilo, Germin Santamaria, Germén Castro Caycedo, Camilo Calderén Sch, Disenio Diego Tenorio Tstracién de cubierta: Macondo, dleo de Sofia Urrutia, ISBN 958614263-9 Obra completa '958614265-5 Tomo IT PRINTED IN COLOMBIA Contenido Los autores 9 Los Nuevos Fernando Charry Lara... Piedra y Cielo: Que se hicieron las lamas de los fuegos encendidos? Carlos Martin coo 87 Mito Juan Gustavo Cobo Borda a9 EI Nadaism Juan Gustavo Cobo Borda... 193 Poesia colombiana posterior al Nadaismo Maria Mercedes Carranza. 27 Gabriel Garcia Marquez Martha L. Canfield 267 {La novela colombiana después de Garcia Marquez Ricardo Cano Gaviria 351 Siete novelistas colombianas Helena Araiijo wera: 5 409 La novela colombiana contempordnea en la modernidad literaria César Valencia Solanilla 463 El cuento: Historia y andlisis Eduardo Pachin Padilla su La literatura historiea en la Replica Jorge Orlando Melo ...e.cesescesesesvssescssee 589 El proceso del Teatro en Colombia Fernando Gonzélez Cajiao 665 Lo autenticamente viviao.. Una eseritura en que el subconsciente irrumpe con sus mediaciones analogicas, puede traducir mejor la rebeldia de iuien rechaza la derrota y el fracaso, Entre las novelistas de 23. id, p. 26. 428 — Manual de literatura hoy, ALBALUCIA ANGEL concentra esa rebeldia en la explora- cién de una «cultura de lo reprimido»**, que no elude teferen~ cias aencierro, cércel, tortura, manicomio, droga. ¥ en medio de todo ello, mujeres que soportan «las falacias del discurso autoritarion®, Pese a su «falta de contenido dinamicoy?®, la primera novela de Alba Lucia de Angel ya implica una ruptura on lo que llaméramos género «de opresion». Viajando de pats en pais, de ciudad en ciudad, pero sobre todo en sus propios espacios interiores, su protagonista busca en cl arte y el amor Jas realidades de una vocacién itinerante. Aficionada a espejos y acertijos, prolongard su trayectoria en otra narracién que le inspiran Carroll y la imprevisible Alicia”. Esta ficcién-puzzle para armar y desarmar, marca una evolucién importante con respecto a funciones, personajes y motivos estructuradores. Sin embargo, después de dos novelas trashumantes, Albalu- cia Angel siente, como sus protagonistas, que es tiempo de abandonar el Viejo Mundo, donde parece estar la nueva mujer, para regresar al Nuevo Mundo, donde ella, trégica- mente, lleva vida de anciana, En esas latitudes, va urdiendo tuna historia que titularé Misid Sefiora. «Durante la elaboracion de ese libro, los fantasmas de mi madre y mi abuela y mi bisabuela me acorralaron sin tregua ni compasién. Vivi sus vidas por perfodos largos ¢ intensamente dolorosos, donde aquellas simbiosis, licidas y crudas y amo- rrosas, me enseffaron cosas que nunca habia sofiado apren- det», En Misid Sefiora, la protagonistase expresa en funcion Da. Me refiero a ciertas corrientes del ferminismo radical ya movimien- tos como cl de la anti-siquiatria, 35. Ana Maria Bastos, "Notas obre el discurso autoritario”, en: ECO, siimero 209, Bogoti, Edit. A B.C, p. 421 36. L_ Raymond Williams, La novela colombiana contemporénea Bog tic Plaza & Janés, 1976), p. 18. 27. Alba Lucia Angel, Los girasoles en invierno (Bogots: 1970); Dos veces Alicia (Barcelona: Edit. Seix Barra, 1971), 28. Carta personal escrita desde Londres, abril de 1984 Siete novelisias 429 «le un ancestro atormentado y doliente. Imaginerias, solilo- «usios, monélogos, elaboran una retGrica de la insubordina «in, Como anti-heroina, se aventura en la ignominia, atre- vigndose a sefalar los mecanismos de una sociedad que honra \ exalta los falsos pudores. Narradora de si misma en proyec- ‘ones infantiles, Mariana sabe que tarde o temprano debe escoger entre el gozo sensual y el sentido de la decencia, del mismo modo que deberd escoger entre una femineidad de hembra y una femineidad de madre. Al final, la nifia crecerd conocerd hombres, tendré hijos, pero sin liberarse totalmente sie los traumas iniciales, Es certo que la locura puede ser una invasién de impulsos extrafios a la conciencia, pero también iniciarse en una lenta pesadillaintroversa, bloqueo en el asla- iniento y el rechazo, Por eso, contra el miedo, Mariana pre- tende ¢jercer su imaginacién, «proyectarse hacia si misma, gozarser®, Sin embargo, alli sera derrotada una vez més. Adicta al fantaseo, inmersa en las simbologias del subcons- ciente, procuraré valerse, ya mujer, de los conjuros de la infancia, pero sabiendo que nunca son inocentes. Elegir la infancia significa adherir al partido del mal, aunque al mismo tiempo se denuncia la hipocresiay se aspiraa una visién poética del mundo. Entonces, se hace de nuevo imprescindible la partida, el viaje. _En trinsito. Prisionera del tirtaro, errante en el desierto donde las flores son de piedra y la arena me cobija, como un manto. Voy cautiva y sin luz, deshecha, acordonada. Los ecos de algo triste me acompafian por entre anillos de amaranto y un sonido estridente que quiere herirme el corazén mostrandome la pena de los que aqui detienen su camino. Es el lugar sin limites, El 29, Albalucia Angel, Misié Sefora (Barcelona: Edit. Argos Ver 2 c Edit. Argos Vergara, 430 Manual de literatura tiempo en su final, brotando, interminablemente, como un hilo de araiia. ' Busco a Amadis, mi caballero... [..} La bisqueda del amor entrafia aqui una seméntica de la decepeién y del vacio. A veces herméticos, a veces ambiguos, los signos atraviesan etapas de lo irraciona, proyeetindose en eldesvario, A medio camino entre la descripeién maniitica y la evocacién, han de disfrazarse, deformarse, en contra de su propia intligibilidad, Asi al quedar por fuera de un lenguaie {que s6lo halla coherencia en la incoherencia, la sensacion y expresion propician cierta complicidad. Objeto narrado y sujeto que narra, el“yo" mezela angusti, dolor, esperanza, una escritura que divaga. ,Dénde hallar un espacio para e} cuerpo? La voz interpela y exhorta; confrontindose con ¢! mundo, la narradora oscila entre un temor secular y una sexualidad que impulsa, incita, exige, dicta sus propias leyes. Naturalmente, esta Mariana en trance de peligro y capitu- lacién, como tantas mujeres que padecen «la leecién masculina del mundo»*", tiene antecesoras en la narrativa de Albaluci ‘Angel. Su primera y segunda novela implican un compromiso ala ver anhelado y temido por personajes posiblemente auto- biogrificos. En Bstando la pdjara pinta sentada en su verde limén, la infancia de Ana resume el acondicionamiento par un staiu “lemenino”. No obstante, sus malestares de adoles: cente la incitaran a ver de otro modo la familia, la religién, el sistema, Fatalmente, el drama de la violencia marca a una nifia cuyos primeros recuerdos se confunden con los motines y revueltas del 9 de abril. Por lo demés, una ciudad (Pereira) solariega la ve crecer como hija de familia, con nodriza, aot 9.282 / A ne Tova, "Miss Sefora en Magazin Domiical de Expectador, Bogota, julio 13 de 1982, p. 5 Siete novelistas 431 sucka, colegio de monjas, mama que reza el rosario por las turdles ¥ papa que lee el periddico o escucha la radio, eludiendo ‘us: preguntas de su hija sobre incendios y crimenes del “bogo- 170", Sin embargo, sera precisamente esa fecha tragica la que vv a marear la trayectoria de quien a partir de entonces se snle wencerrada en una cajita de cristal, como las mariposas vaysirosas», Luego, en los afios venideros, Ana apelard a la uinacién y la fantasfa para soportar el encierro hogareiio, ‘ntras la obsesionan los enigmas de su propia sexualidad y \ propio cuerpo. Tan ajena asu identidad femenina como ala ‘euilidad social de su pais, se refugiaré en un narcisismo y en ‘wn egolatria de la cual ha de sacarla pronto la conciencia de vivir, como mujer/testigo, una etapa histérica. A lo largo de lwsalios, Ana reconocerd el régimen represivo de los conserva- slores, la democracia parédica del Frente Nacional. Pero al ual, su compromiso seré mas fuerte que su acondiciona- ‘icnto y decidird luchar por tantos campesinos sacrificados y ‘antos estudiantes que, como su compafiero, sufren cércel y tortura, Vistos porella, mezclados al aprendizaje del amor yla vila, los acontecimientos que marcan esa década trégica se esimen de cualquier lastre documental. Asombrada y empa- vonecida, Ana se debate «en medio de pantanos de flores warchitas y muertos queridos y retazos de patria, que ducleny®, Cabe agregar que en esta novela, cuando la narracién pasa de mondlogos y divagaciones al recuento de eventos politicos, la transicién resulta desfavorable. A nivel del texto, lis secuencias tpicas (que conciernen a la vida de Ana) no sleanzan a aparejarse con las secuencias correlativas (que con- vicrnen a sucesos hist6rico-sociales), entorpeciendo el orden iver6nico. Sin el testimonio vivencial interiorizado de Ana, el ‘lato tiende a convertirse en una sucesi6n de episodios que 12, Albalucta Angel, carta personal desde Londres, marzo de 1984, 432 Manual de literatura describen la suerte de campesinos, colonos, guerrilleros, poll- ticos, El intento de alternar la memoria personal con la memoria colectia, falla, asi, en la formacion de lo quese llama tatdlisis, es decir, lazos de unidn entre los niicleos del relato. Un relato que encierra siempre la violencia. Efecto de un sistema partidista que desangra al campesinado ante 1a mirada apatica de los lideres, a violencia implica conflictos econémi- cos y fendmenos de transculturacién: no s6lo una sociedad en proceso de integracion, un régimen militarizado, sino 18 Patluencia corruptora de una casta que trafica con dinero y poder. gCémo insertar en todo aguello a Ana, la mujer-nifia Jue se forma, se busca asi misma? En anovela, el exo entre lo Veridico-real y lo deceptivo-ficticio no aleanza a abarcar la Secuencia de historias inspiradas por ciertos acontecimientos. ‘Ademés, los personajes flaquean en sus funciones. Lorenzo, el estudiante, Valeria, su hermana, no rebasan el estereotipo heroico-militante de tantas novelas comprometidas:en ellos el Tenguaje se converte en causa, siendo ajeno aesa imagineria de figuras inconexas y asociaciones mecdnicas que reflejan en ‘Ana una crisis de conciencia, A pesar de ello, en la estructura de la novela el comporta- miento de la protagonista recibe menos atencién que el de {quienes «hablan en primer tono, y s¢ les oye la voz, entre el qiiridor de paginas de violencia y sangre y de estridor sin fin, Mas que la historia de Ana, se pretende relatar la historia de esas gentes en esa época sombria. Si, Estando la pdjara pinta Sentada en su verde liménes una novelacn que la tesis interpre- tativa pretende imponerse sobre la peripecia narrativa, No se debe olvidar que la elaboracién de documentos y testimonios tomé a la autora cinco afios. Supuestamente, serian aquellos Jos quedarian sentido y significaciénalrelato,nolosatisbosde una identidad femenina a la vez acaparada y marginalizada 3 Did. Siete novelistas 433 por el grupo social. Sin embargo, sucede lo contrario. Como ha dicho Jean Franco, en la problematica de la narrativa latinoamericana hay un conflicto con el referente. Sélo que, en este caso, la versibn autobiografica lo supera, otorgandole «a ese sesgo testimonial de lo auténticamente vivido, una imp! cita potencialidad artistica»™.

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