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Un paso a la acción.

Líneas de
reflexión sobre la
educación inclusiva.
10 DICIEMBRE, 2017 / CORALELIZONDO

El uso del adjetivo inclusivo/inclusiva está de moda. Se une indistintamente


a educación, centro educativo, actividad, lenguaje, deporte, sociedad… de
forma habitual, para dar énfasis en la aceptación de todos, en la no exclusión.
Pero la realidad es bien distinta. Ni la educación, ni los centros educativos, ni
las actividades, ni el lenguaje, ni el deporte, ni la sociedad serán
verdaderamente inclusivos si no somos capaces de cambiar la mirada, de ver
capacidades donde otros ven discapacidades; de ofrecer contextos flexibles
que permitan que todas las personas puedan participar y obtener logros,
contextos donde no existan barreras que les impida estar, participar, sentirse
acogidos y poder desarrollar así, su pleno potencial.
Si en educación nos centramos en la discapacidad, si nos fijamos únicamente
en lo que las personas no saben hacer, decir o realizar, si la respuesta sigue
siendo segregadora y terapéutica, entonces tenemos un problema, un problema
conceptual que es necesario aclarar y leer en el post aclarando conceptos,
antes de pasar a la acción.
PRIMERA REFLEXIÓN. El modelo social sobre el que se apoya la
educación inclusiva se basa en un cambio de mirada de la
discapacidad, poniendo el énfasis en el contexto, en las barreras, en los
prejuicios, en las actitudes negativas y en la exclusión por parte de la sociedad
de determinadas personas que son distintas a ellos. El modelo inclusivo no
niega que haya diferencias individuales, puesto que todas las personas somos
únicas y diferentes; este modelo se centra en que es la sociedad la que
promueve la exclusión, en que la discapacidad es una construcción social, y
que la inclusión no es un premio sino un derecho. De esta forma, la
exclusión estaría por lo tanto en nosotros mismos, en nuestra mirada. Nacho
Calderón lo explica de una forma muy poética cuando señala que “la
discapacidad no está en un cuerpo, sino al menos, entre dos cuerpos”.
Las barreras que pone la sociedad a la discapacidad, las barreras que ponemos
los docentes a una educación inclusiva de calidad para todo el alumnado,
pueden ser barreras físicas o mentales, visibles o invisibles, conscientes o
inconscientes, pero en cualquier caso son barreras que debemos eliminar y que
deben constituir por lo tanto nuestra primera reflexión.

¿En mi aula, en mi centro, hay barreras a la participación, a la presencia?


¿Las pongo yo? ¿Todo el alumnado del aula, del centro, participa, está
presente? ¿Tengo siempre altas expectativas para todo el alumnado?
¿Ofrezco posibilidades para que los estudiantes se ayuden mutuamente?
¿Fomento la colaboración en el aula? ¿Los estudiantes tienen la seguridad de
que recibirán ayuda si tienen dificultades? ¿Fomento la cultura de la
colaboración en el aula, en el centro? ¿Cómo es mi mirada, dónde veo las
discapacidades?
PROPUESTAS PEDAGÓGICAS. El cambio de mirada.
Es importante trabajar en el aula el cambio de mirada con actividades que
impliquen reflexionar y dialogar sobre ello, fomentando de esta forma el
pensamiento crítico en todo el alumnado, unas actividades que buscan que el
alumnado reflexione, comprenda, argumente y contraargumente, emitiendo
juicios de valor.
Un ejemplo de estas actividades
sería el mapa inclusivo de la empatía a partir de libros, vídeos o situaciones
que nosotros planteamos como hipotéticas y sobre las que podemos
reflexionar; es interesante que en el mapa de la empatía los alumnos
descubran las barreras que existen y sobre todo que hagan propuestas sobre
cómo derribarlas o eliminarlas; o las siempre interesantes tertulias literarias
dialógicas a partir de libros como La lección de August o la
película Wonder. En el blog Wonderpeli, encontraréis propuestas de
actividades para trabajar en el aula y en la familia después de la lectura del
libro o del visionado de la película.
Que la educación inclusiva, equitativa y de calidad es un derecho, como
también lo es asegurar los ajustes razonables y los apoyos adecuados para
fomentar al máximo el desarrollo académico y social en todo el alumnado (1),
es algo que ya a estas alturas del siglo XXI debería ser conocido por todos los
docentes, y sin embargo la realidad te dice que eso no es cierto.
No solo se utiliza el adjetivo inclusión para asociarlo a prácticas segregadoras,
sino que se cometen injusticias abanderadas por el calificativo inclusivo. Estas
reflexiones son importantes para comenzar a cambiar, es necesario pararnos a
pensar y a repensar para comenzar así a ser conscientes de que en ocasiones
no estamos garantizando el derecho a una educación inclusiva, equitativa y de
calidad. Y no lo estamos haciendo cuando retiramos los apoyos, cuando no los
ofrecemos o cuando no los gestionamos adecuadamente; cuando pensamos
que un aula específica o un aula de educación especial en si mismas ya son
una respuesta inclusiva; cuando no hay nada que ajustar porque se piensa que
algunos alumnos ni saben, ni pueden ni quieren; cuando solo realizo
adaptaciones significativas que condenan al alumnado a una vida de pobreza y
miseria. Pero también cometo injusticias cuando asocio el apoyo única y
exclusivamente con el profesorado especialista en pedagogía terapéutica y
audición y lenguaje o compensatoria y luego en clase estos alumnos tienen
currículos paralelos que condicionan su participación en las dinámicas que se
hacen en las aulas; o puedo caer también en el error de considerar que apoyo
es sinónimo de los recursos que deben ofrecernos las Administraciones y
cuando no tenemos esos apoyos decimos que este niño o este joven, estaría
mejor en otro centro con más recursos; o… cuando encontramos otras muchas
razones para no asegurar ni los apoyos ni los ajustes que por ley les
corresponden.

SEGUNDA REFLEXIÓN. La relatora de las Naciones Unidas (2) define


el apoyo como “el acto de prestar ayuda o asistencia a otra persona para
que pueda realizar actividades y pueda participar en el aula”. La educación
inclusiva se basa en una concepción humanista de la educación que se centra
en la perspectiva de los Derechos Humanos y de la justicia social. El modelo
social en el que se mueve la educación inclusiva habla de eliminar barreras
para crear contextos acogedores y seguros para todo el alumnado. Tendremos
alumnos y alumnas en nuestros centros educativos que necesiten siempre un
apoyo, una ayuda, para participar significativa y plenamente en el aula, otros
que necesiten el apoyo puntualmente, otros que no lo necesiten, pero siempre
nos basamos en la ayuda, en la colaboración. El apoyo en la educación
inclusiva es por lo tanto ayudar, colaborar, construir juntos partiendo de
la capacidad. Ofrecer un apoyo de calidad es un derecho y en ocasiones es
imprescindible para que todo el alumnado pueda participar activamente en el
aula. La falta de apoyos adecuados supone por lo tanto segregar, cometer
injusticias y poner barreras a la presencia, participación o aprendizaje, de una
forma consciente.
¿Entiendo entonces que apoyo son todas las actuaciones y actividades que el
docente pueda realizar para dar una respuesta inclusiva a todo el alumnado y
que le permitan entonces participar en el aula? ¿El apoyo es además
colaborar, ajustar el contexto, trabajar entre iguales, eliminar barreras o el
apoyo es solo estar en el aula junto a un alumnado concreto? ¿El apoyo son
solo recursos materiales y personales? ¿Los apoyos ayudan a eliminar
barreras?

PROPUESTAS PEDAGÓGICAS.
Apoyos para incluir a todo el alumnado.
Debemos hacer que nuestros centros educativos se constituyan en una
verdadera comunidad de apoyo. Que formen una red que se presta ayuda
para que todo el mundo pueda participar. De esta forma el apoyo no se centra
únicamente en un profesorado concreto, sino que alumnado, profesorado,
familias, comunidad educativa en general, colaboran para ayudar con
propuestas claras. La cultura de la colaboración impregna de esta forma
todas las actuaciones que allí se desarrollan.
La autonomía pedagógica, de gestión y de organización de los centros implica
la elaboración de unos documentos institucionales que deberán basarse en el
enfoque inclusivo. Estos documentos, como el Proyecto Educativo de
Centro desde un enfoque inclusivo, Plan de Atención a la Diversidaddesde un
enfoque inclusivo o el Proyecto de Dirección desde un enfoque inclusivo, son
documentos que determinan las señas de identidad de un centro y que van a
condicionar todas las actuaciones que allí se hagan.

En la normativa actual todavía se habla de adaptaciones curriculares y no de


diseño universal, se sigue centrando el foco en la discapacidad (cuestionando
incluso en ocasiones las capacidades de determinado alumnado), en las
necesidades educativas que en ocasiones son “especiales”, en las carencias y
deficiencias, para que luego el profesorado, teniendo en cuenta las
características individuales del alumnado y su contexto, haga una adaptación
al currículo, una adaptación que el niño o niña pocas veces compartirá con el
resto del alumnado, tendiendo de esta forma a dar una respuesta
individualizada, segregadora y rígida, que ni cambia ni modifica el contexto ni
elimina las posibles barreras a la presencia, a la participación y al aprendizaje,
ni mucho menos permite la participación activa y significativa en el aula, ni la
socialización de este alumnado.

Se observa entonces un baile entre el modelo social por el que aboga la


educación inclusiva y el modelo psicopedagógico de la normativa actual. Un
modelo este último que nace en la década de los 90 y que prácticamente no ha
cambiado nada desde entonces. Un modelo que se basa en las necesidades
educativas, que adapta el currículo, que lleva asociado unos recursos
personales y cuya intervención, en muchos casos, continúa siendo
segregadora. Un modelo que sigue asociando la atención a la diversidad con
un profesorado concreto, como si la respuesta educativa solo dependiese de
esos profesores, y que lleva la coletilla de “terapéutica” como si de un modelo
rehabilitador se tratase.

TERCERA REFLEXIÓN. Desde que en 1985 comenzase de forma


experimental el programa de integración, basado en el principio de
normalización e integración, hasta ahora, poco o muy poco han cambiado las
prácticas y los centros educativos y ¡han pasado más de treinta años!.
Sigue existiendo un profesorado especialista en pedagogía terapéutica y
audición y lenguaje para atender a un alumnado con unas necesidades
educativas “especiales”. Estas intervenciones suelen realizarse habitualmente
fuera del aula, enfatizando así en el término “especiales”. Son apoyos
puntuales, con un número de sesiones concretas a la semana. En otros centros
existe también la figura de profesorado de compensatoria, que trabaja con
el alumnado en situación de desventaja social, pero con la misma dinámica y
apoyos que la descrita anteriormente.

Y en el resto de las sesiones… ¿Qué hace este alumnado? ¿Participa de las


actividades que se realizan en el aula, hace otras tareas o lleva otro currículo
paralelo? ¿Participa en actividades grupales y colaborativas en el aula?
¿Comparte sus conocimientos y habilidades? ¿Se ofrece ayuda a los demás de
forma habitual?

Y el profesorado… ¿Cómo atiende la diversidad cuando está en el aula?


¿Asegura los ajustes razonables a todo el alumnado? ¿Qué apoyos les ofrece?
¿Tiene en cuenta un diseño universal para el aprendizaje?

Y el centro… ¿Cómo organiza los apoyos? ¿Sus documentos institucionales


son inclusivos? ¿Gestiona la autonomía pedagógica, de gestión y de
organización de una forma inclusiva? ¿Existe una verdadera comunidad de
apoyo o se centra el apoyo solo en un profesorado concreto?
PROPUESTAS PEDAGÓGICAS.
Diseño Universal para el Aprendizaje.
Desde el modelo social sobre el que se sustenta la educación inclusiva, la
rigidez del currículo y el dominio o no de metodologías inclusivas por parte
del profesorado suponen una barrera para la participación y el aprendizaje de
todo el alumnado.

Por lo que para facilitar una respuesta inclusiva es necesario que todo el
profesorado conozca y domine medidas curriculares y metodológicas que
faciliten el mayor grado de participación y aprendizaje de todos en el aula.
Estas medidas para dar respuesta al derecho a la inclusión deben formar parte
de los itinerarios formativos y de los documentos institucionales de los
propios centros educativos.
Una propuesta sustentada en el Diseño Universal de Aprendizaje se basa en la
necesidad de tener en cuenta a todo el alumnado desde el mismo momento de
la programación, para poder así hacer los ajustes necesarios que eviten
posteriores adaptaciones.

Un paso a la acción es un compromiso de todos, no únicamente de la


Administración con sus normativas, ¡que, por supuesto, son importantes! sino
también del propio profesorado. No olvidemos que la respuesta educativa
inclusiva es un tema que atañe a todo el profesorado y que “atender la
diversidad”, es atender a todo el alumnado, no solo al que tiene necesidades
educativas.
Un cambio de mirada que ponga el énfasis en el contexto discapacitante y no
en la persona con discapacidad y un cambio en la concepción del apoyo son
dos aspectos necesarios e imprescindibles para esta #RevoluciónInclusiva que
ya está en marcha. Esta respuesta educativa inclusiva debe poner el punto de
vista en la colaboración, en la ayuda mutua, debe tejer redes naturales de
ayuda que se apoyen en el vínculo y el cuidado, en el aprendizaje dialógico,
en el respeto, en los derechos humanos y en la justicia social.

La #RevoluciónInclusiva supone una concepción holística y humanística de la


educación, donde todo el mundo es acogido y siente que pertenece al grupo,
donde todas las personas pueden ser y estar sin necesidad de tener que
incluirse, porque ya son personas y ya están participando, donde todo el
mundo aporta, participa y brilla, donde se valora y se aprende de la
diferencia. Una educación para todos y con todos.

(1) Artículo 24 de la Convención Internacional de los Derechos de las


personas con discapacidad, que España aprueba y ratifica pasando a formar
parte de su ordenamiento jurídico. España se compromete así a cumplirla,
observarla y hacer que se cumpla.
(2) Naciones Unidas (2016). Informe de la Relatora Especial sobre los
derecho de las personas con discapacidad. Número de
publicación A/HRC/34/58. Recuperado
de https://www.dropbox.com/s/qa7cjpn9cvcyhq2/INFORME%20RELATOR
A%20APOYOS.pdf?dl=0
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