Está en la página 1de 12

¿EXISTE DIOS?

Esta es una de las preguntas más importantes que una persona puede considerar. Tu creencia en la
existencia de Dios tiene implicaciones enormes sobre las visiones de la vida, de la humanidad, moralidad
y destino.
Para responder esta pregunta necesitamos ver tres razones por qué la vida no tendría propósito sin Dios y
luego presentaremos cinco fuertes argumentos a favor de la existencia de Dios, demostrando lo razonable
que es creer que Dios existe.

¿Existe Dios? C.S. Lewis una vez comentó que Dios no es el tipo de cosa en la que uno puede estar
moderadamente interesado. Sobre todo, si Dios si existe, entonces esto es de sumo interés y nuestra
preocupación ultima debería ser de cómo estar relacionado apropiadamente con ese ser, del cual
dependemos momento a momento para nuestra existencia.
De modo que las personas que escogen los hombres y dicen, “¿Existe Dios?, ¿qué diferencia hace eso?”
meramente muestran que ellos todavía no han pensado profundamente acerca de este asunto. Inclusive
filósofos ateos como Sartre y Cammus – quienes han pensado muy enserio sobre este problema – admiten
que la existencia de Dios hace una gran diferencia para el hombre. Permítame mencionar solo tres razones
de porqué hace una gran diferencia si Dios existe.
¿Existe Dios? – Tres razones de porqué su existencia hace una diferencia.

1. Si Dios no existe, la vida al final no tiene sentido. Si tu vida está condenada a terminar con la
muerte, entonces al final no importa cómo vives. Al final, no hace ninguna diferencia ultima si
exististe o no. Seguro, tu vida podría tener un significado relativo en que influenciaste a otros o
tuviste un efecto en el curso de la historia. Pero al final, la humanidad está condenada a perecer en
la muerte caliente del universo. Al final no hace diferencia alguna quien eres o que haces. Tu vida
no tiene ninguna importancia.
Por lo tanto, las contribuciones del científico al avance del conocimiento humano, las
investigaciones del doctor para aliviar el dolor y el sufrimiento, los esfuerzos del diplomático por
afianzar la paz en el mundo, los sacrificios de hombres buenos en todo lugar para mejorar la
condición de la raza humana: todo esto al final llega a la nada. Por lo tanto, si el ateísmo es
verdadero la vida al final no tiene significado.

2. Si Dios no existe, entonces al final debemos vivir sin esperanza. Si no hay Dios, entonces al final
no hay ninguna esperanza para la liberación de los defectos que resultan de nuestra existencia
finita.
Por ejemplo, no hay esperanza de que seamos librados de la maldad. A pesar de que muchas
personas hacen la pregunta de cómo Dios pudo crear un mundo en que haya tanta maldad, hasta
ahora la mayoría de los sufrimientos en el mundo se debe a la propia inhumanidad del hombre. El
horror de las dos guerras mundiales durante el siglo pasado efectivamente destruyó el optimismo
ingenuo del siglo xix acerca del progreso humano. Si Dios no existe, entonces estamos atrapados
si esperanza en un mundo lleno de sufrimientos injustificados y sin redención, y no hay esperanza
de que seamos librados de la maldad.
Otra vez, si no hay Dios, no hay esperanza de que seamos librados del envejecimiento, de la
enfermedad y de la muerte. Aunque pueda ser difícil para ti como estudiante contemplar, el grave
hecho es que al menos que mueras a una edad joven, algún día – sí, tú mismo – serás un hombre
viejo o una mujer vieja, luchando una batalla a perder con el envejecimiento, luchando contra el
avance inevitable de la deterioración, de la enfermedad, quizás de la senilidad. Y final e
inevitablemente vas a morir no hay vida mas allá de la tumba. Por lo tanto, el ateísmo es una
filosofía sin esperanza.

3. Por otro lado, si Dios existe, entonces no solo hay significado y esperanza, sino que también existe
la posibilidad de llegar a conocer personalmente a Dios y Su amor. ¡Pensemos sobre esto! ¡Que el
Dios infinito le deba amar y quiera ser tu amigo personal! ¡Este sería el estatus más alto que un ser
humano podría disfrutar! Claramente, si Dios existe, no solo hace una tremenda diferencia para la
humanidad en general, sino que también podría hacer una diferencia que cambie la vida para ti.

Ahora, ciertamente nada de esto muestra que Dios existe. Pero sí muestra que hace una
tremenda diferencia si Dios existe. Por lo tanto, incluso si la evidencia a favor y en contra de la
existencia de Dios fuese absolutamente igual, la cosa racional a hacer, pienso yo, es de creer en Él.
Es decir, me parece ser positivamente irracional, cuando la evidencia es igual, preferir la muerte,
futilidad y desesperación sobre la esperanza, el significado y la felicidad.
Pero en efecto, no pienso que la evidencia sea absolutamente igual. Pienso que existen buenas
razones para creer en Dios. Y hoy quiero compartir brevemente cinco razones. Se han escrito
libros completos sobre cada una de estas razones, de manera que todo lo que tengo tiempo para
hacer es presentar un bosquejo breve de cada argumento y luego durante el tiempo de discusión
podemos ir más profundo sobre cualquiera de ellas que ustedes quisieran hablar.

¿Existe Dios? Como viajantes a lo largo del camino de la vida, es nuestra meta de hacer sentido de las
cosas, tratar de entender la manera que es el mundo. La hipótesis “Dios existe” le da sentido a una amplia
gama de los hechos de la experiencia.

¿Existe Dios?—Dios le da sentido al origen del universo

¿Te has preguntado alguna vez de donde vino el universo? ¿Por qué todo existe en lugar de simplemente
nada? Típicamente, los ateos han dicho que el universo es simplemente eterno y punto.

Pero ciertamente eso es irracional. Sólo pensemos acerca de esto por un minuto. Si el universo nunca tuvo
un comienzo, eso significa que el número de acontecimientos pasados en la historia del universo es
infinito. Pero los matemáticos admiten que la existencia de un número realmente infinito de cosas lleva a
auto-contradicciones. Por ejemplo, ¿qué es infinidad menos (-) infinidad? Bueno, matemáticamente,
obtienes respuestas auto-contradictorias. Eso demuestra que la infinidad es sólo una idea en tu mente, no
es algo que exista en realidad. David Hilbert, quizás el matemático más grande del siglo XX, declara,

El infinito no se encuentra en parte alguna en la realidad. Ni tampoco existe en la naturaleza ni


proporciona una base legítima para el pensamiento racional. El papel que le queda jugar al infinito es
simplemente el de una idea. [1]

Pero eso implica que como los acontecimientos pasados no son simplemente ideas, sino que son reales, el
número de acontecimientos pasados debe ser finito. Por lo tanto, la serie de acontecimientos pasados no
puede ir hacia atrás para siempre. Más bien, el universo debió haber comenzado a existir.

Esta conclusión ha sido confirmada por los descubrimientos increíbles en la astronomía y la astrofísica.
En uno de los desarrollos más sorprendentes de la ciencia moderna, ahora tenemos evidencia muy fuerte
de que el universo no es eterno en el pasado, sino que tuvo un comienzo absoluto alrededor de 13 billones
de años atrás en un acontecimiento cataclísmico que se conoce como el Big Bang. Lo que hace que el Big
Bang sea tan sorprendente es que este representa el origen del universo literalmente de la nada, ya que
toda la materia y energía, inclusive el espacio y el tiempo físico mismos, vinieron a la existencia en el Big
Bang. Como explica el físico P. C. W. Davies, “la llegada del universo a la existencia, como se discute en
la ciencia moderna […] no es simplemente un asunto de imponer algún tipo de organización […] sobre un
estado incoherente previo, sino literalmente la llegada a la existencia de la nada de todas las cosas
físicas”. [2]

Por supuesto, a través de los años se han desarrollado teorías alternas para tratar de evitar este comienzo
absoluto, pero ninguna de esas teorías se ha impuesto en la comunidad científica como más plausible que
el Big Bang. De hecho en el 2003, los cosmólogos Arvind Borde, Alan Guth, y Alexander Vilenkin
pudieron demostrar que cualquier universo que esté, en promedio, en un estado de expansión cósmico no
puede ser eterno en el pasado sino que debe tener un comienzo absoluto. Vilenkin no vacila ni por un
minuto:

Se dice que un argumento es lo que convence a los hombres razonables y una prueba es lo que se toma
para convencer inclusive a un hombre irracional. Los cosmólogos ya no pueden esconderse detrás de la
posibilidad de un universo con un pasado eterno. No hay ninguna salida, tienen que enfrentar el problema
de un principio cósmico”. [3]

Antony Kenny de la Universidad de Oxford entendió ese problema muy bien. Él escribe, “Un proponente
de la teoría del Big Bang, por lo menos si es un ateo, debe creer que el universo vino de la nada y por la
nada."[4] ¡Pero seguramente que eso no tiene sentido! De la nada, no viene nada. De modo que ¿por qué
existe el universo en lugar de simplemente nada? ¿De dónde vino este? Debe haber existido una causa
que trajo el universo a la existencia.

Hasta ahora, podemos resumir nuestro argumento de la siguiente manera:

1. Todo lo que comienza a existir tiene una causa.

2. El universo comenzó a existir.

3. Por lo tanto, el universo tiene una causa.

Dada la verdad de las dos premisas, se deduce la conclusión de una manera necesaria.

De la naturaleza misma del caso, esta causa debe ser un ser no causado, incambiable, atemporal e
inmaterial quien creó el universo. Este debe ser un ser no causado porque hemos visto que no puede haber
una regresión infinita de causas. Debe ser atemporal y por lo tanto debe ser incambiable—por lo menos
sin el universo—ya que creó el tiempo. Debido a que también creó el espacio, ese ser también debe
trascender el espacio y por eso debe ser inmaterial y no físico.

Además, yo argumentaría que ese ser también debe ser personal, ya que ¿cómo más pudiera una causa
atemporal ocasionar un efecto temporal como el universo? Si la causa fuese un conjunto de condiciones
necesarias y suficientes que operase mecánicamente, entonces la causa nunca podría existir sin el efecto.
Por ejemplo, la causa del congelamiento del agua es la temperatura estando bajo 0˚ Centígrados. Si la
temperatura estuviese bajo 0˚ desde la eternidad pasada, entonces cualquier agua que estuviera alrededor
estaría congelada desde la eternidad. Sería imposible de que el agua se comenzara a congelar un tiempo
finito atrás.

De manera que si la causa está permanentemente presente, entonces el efecto también debería estar
permanentemente presente. La única manera para que la causa sea atemporal y para que su efecto
comience en el tiempo es que la causa sea un agente personal, quien libremente escoja crear un efecto en
el tiempo sin que haya algunas condiciones determinadas previas. Por ejemplo, un hombre sentado desde
la eternidad podría libremente desear pararse. Por lo tanto, fuimos traídos, no meramente a una causa
trascendente del universo sino a su Creador Personal.

¿No es increíble que la teoría del Big Bang confirme lo que el teísta cristiano ha siempre creído: que en el
principio Dios creó el universo? Ahora bien, te lo presento: ¿cuál tiene más sentido: que el teísta cristiano
tenga razón o que el universo saltó de la nada a la existencia sin haber sido causado? ¡Yo, por lo menos,
no tengo problema evaluando estas alternativas!

¿Existe Dios?—Dios le da sentido al ajuste fino del universo para la vida inteligente.
Durante aproximadamente los últimos 40 años, los científicos han descubierto que la existencia de la vida
inteligente depende de un complejo y delicado balance de las condiciones iniciales que se dan en el
propio Big Bang. Los científicos una vez creían que cualquier cosa que fuesen las condiciones iniciales
del universo, con el tiempo podía evolucionar la vida inteligente. Sin embargo, ahora sabemos que
nuestra existencia está balanceada sobre el filo de una cuchilla. La existencia de la vida inteligente
depende de una conspiración de las condiciones iniciales que deben estar bien ajustadas a un grado que es
literalmente incomprensible e incalculable.

Este ajuste fino es de dos tipos. En primer lugar, cuando las leyes de la naturaleza se expresan como
ecuaciones matemáticas, encuentras que aparecen en ellas ciertas constantes, tales como la constante que
representa la fuerza de la gravedad. Esas constantes no están determinadas por las leyes de la naturaleza.
Las leyes de la naturaleza son consistentes con una amplia gama de los valores para esas constantes. En
segundo lugar, además de esas constantes, hay ciertas cantidades arbitrarias que están puestas
precisamente como condiciones iniciales sobre las cuales opera la naturaleza, por ejemplo, la cantidad de
entropía o el balance entre la materia y la anti-materia en el universo. Ahora bien, todas estas constantes y
condiciones caen en un rango extremadamente estrecho de valores que permiten la vida. Si estas
constantes o cantidades han de ser alteradas en lo más mínimo, el equilibrio que permite la vida se
destruiría y la vida no podría existir.

Por ejemplo, el físico P. C. W. Davies ha calculado que un cambio en la fuerza de la gravedad o en la


fuerza atómica débil sólo por una parte en 10100 hubiese prevenido un universo que permita vida. La
constante cosmológica que conduce la inflación del universo y que es responsable por la aceleración que
recientemente se descubrió de la expansión del universo está inexplicablemente bien ajustada a más o
menos una parte en 10120. Roger Penrose de la Universidad de Oxford ha calculado que la probabilidad de
la condición de la baja entropía del Big Bang que existe al azar está en el orden de una parte de 10 10 (123).
Penrose comenta, “ni siquiera me puedo recordar haber visto otra cosa en la física cuya precisión se
conozca acercarse, inclusive remotamente, a una figura como una parte en 1010(123).”[5] Y no es sólo
que cada constante o cantidad debe estar exquisitamente bien ajustada, sus proporciones una a la otra
también deben estar bien ajustadas. Así que la improbabilidad se multiplica por improbabilidad por
improbabilidad hasta que nuestras mentes se enredan con números incomprensibles.

Ahora hay tres posibilidades para explicar la presencia de este increíble ajuste fino del universo: la
necesidad física, el azar, o el diseño. La primera alternativa sostiene que hay alguna desconocida Teoría
del Todo (TDT) que explicaría la manera que es el universo. Tenía que ser de esa manera y realmente no
hubo (o hubo un poco de) azar de que el universo no sea uno que permita vida. Por el contrario, la
segunda alternativa dice que el ajuste fino se debe por completo al azar. Simplemente es un accidente el
que el universo sea uno que permita vida y somos los afortunados beneficiarios. La tercera alternativa
rechaza esos dos relatos a favor de una Mente inteligente detrás del cosmos, quien diseñó el universo para
que permita vida. ¿Cuál de estas alternativas es la más plausible?

La primera alternativa parece ser extraordinariamente improbable. Sencillamente no hay ninguna razón
física de porqué estas constantes y cantidades deban poseer el valor que poseen. Como declara P. C. W.
Davies.

Aún si las leyes de la física fueran únicas, no se deduce de ello que el universo físico sea único […] las
leyes de la física deben ser aumentadas por las condiciones iniciales cósmicas [...] No hay nada en las
ideas presentes sobre ‘leyes de las condiciones iniciales’ que remotamente sugiera que su consistencia
con las leyes de la física pudiera implicar unicidad. Lejos de ello […] Parece, entonces, que el universo
físico no tiene que ser necesariamente de la forma que es: pudiera haber sido de otra manera.[6]

Por ejemplo, el candidato más prometedor para una Teoría del Todo (TDT) que existe hasta ahora, la
teoría de supercuerdas o la teoría-M, no predice de una manera única nuestro universo. De hecho, la
teoría de cuerdas permite un "paisaje cósmico" de alrededor de 10 500 diferentes universos, regidos por las
leyes actuales de la naturaleza, de manera que no hace nada para presentar los valores observados de las
constantes y cantidades físicamente necesarias.
¿Qué podemos decir acerca de la segunda alternativa, de que el ajuste fino del universo se debe al azar?
El problema con esta alternativa es que las probabilidades en contra de que el universo sea uno que
permita vida son tan incomprensiblemente grandes que ellas no se pueden confrontar de una manera
racional. A pesar de que habrá un gran número de universos que permitan vida que yacen dentro del
paisaje cósmico, sin embargo, el número de mundos que permiten vida será insondablemente pequeño en
comparación con el paisaje completo. De modo que la existencia de un universo que permita vida es
fantásticamente improbable. Estudiantes o laicos que alegremente afirman “¡pudo haber sucedido al
azar!” simplemente no tienen ninguna concepción de la fantástica precisión del requisito del ajuste fino
para la vida. Ellos nunca irían a apoyar dicha hipótesis en cualquier otra área de sus vidas—por ejemplo,
para explicar cómo de la noche a la mañana apareció un auto en su estacionamiento.

Algunas personas han intentado escapar de este problema al afirmar que no deberíamos estar
sorprendidos con las condiciones finamente ajustadas del universo, ya que, si el universo no estuviera
bien ajustado, entonces no estaríamos aquí para sorprendernos acerca de ello. Dado que estamos aquí,
deberíamos tener la expectativa de que el universo esté bien ajustado. Pero dicho razonamiento es
lógicamente falaz. Podemos mostrar esto por medio de una ilustración paralela. Imagínate que estés
viajando hacia el extranjero y seas arrestado con cargos inventados de drogas y te arrastran y te ponen al
frente a un pelotón de fusilamiento de 100 tiradores entrenados, todos con rifles apuntando a tu corazón,
para fusilarte. Tú escuchas al comandante decir “¡preparen, apunten, fuego! y escuchas el ensordecedor
ruido de las armas. ¡Luego observas que aun estás con vida, y que todos los 100 francotiradores fallaron!
¿Cuál sería tu conclusión? “Pues, me imagino que realmente yo no debería estar sorprendido de que todos
ellos fallaron. ¡Sobre todo, si todos ellos no hubiesen fallado, entonces yo no debería estar aquí para
sorprenderme de eso! Dado que estoy aquí, debería esperar que todos ellos fallaron”. ¡Por supuesto que
no! De inmediato sospecharías que todos ellos fallaron a propósito, de que todo ese asunto fue tramado,
ingeniado por alguien por alguna razón. Aunque no deberías estar sorprendido que no observas que estás
muerto, de hecho, deberías estar sorprendido que tú sí observas que estás con vida. De la misma manera,
dada la increíble improbabilidad del ajuste fino del universo para la vida inteligente, es racional concluir
que esto no se debe al azar, sino al diseño.

Para poder rescatar la alternativa del azar, sus proponentes han sido forzados a adoptar la hipótesis de que
existe un número infinito de universos ordenados aleatoriamente formando un tipo de Conjunto de
Mundos o multiverso del cual nuestro universo no es más que una parte. En algún lugar en este Conjunto
infinito de Mundos van a aparecer universos finamente ajustados únicamente al azar y nosotros por
casualidad somos uno de esos mundos.

Sin embargo, hay por lo menos dos errores principales con la hipótesis del Conjunto de Mundos: En
primer lugar, no hay evidencia de que exista ese Conjunto de Mundos. Nadie sabe si existen otros
mundos. Además, recordemos que Borde, Guth y Vilenkin probaron que cualquier universo que esté en
un estado continuo de expansión cósmica no puede ser infinito en el pasado. El teorema de ellos también
se aplica al multiverso. Por lo tanto, como el pasado del multiverso es finito, sólo un número finito de
otros mundos se pudieron haber generado hasta ahora, de modo que no hay garantía de que un mundo
finamente ajustado habrá aparecido en el conjunto.

En segundo lugar, si nuestro universo es sólo un miembro al azar de un Conjunto infinito de Mundos,
entonces es abrumadoramente más probable que deberíamos estar observando un universo muy diferente
a ese que de hecho estamos observando. Roger Penrose ha calculado que es inconcebiblemente más
probable que nuestro sistema solar debiera formarse de manera instantánea por la colisión al azar de
partículas de que un universo finamente ajustado debería existir. (Penrose le llama “completamente
alimento para pollos” en comparación [7]). Así que, si nuestro universo fuese simplemente un miembro
de un Conjunto de Mundos, es concebiblemente más probable que debiéramos estar observando un
universo más pequeño que nuestro sistema solar. Otra vez, si nuestro universo sólo fuese un miembro al
azar de un Conjunto de Mundos, entonces deberíamos estar observando acontecimientos altamente
extraordinarios, como caballos entrando y saliendo de la existencia por colisiones al azar, o máquinas de
moción perpetua, ya que esos acontecimientos son mucho más probables que todas las constantes y
cantidades de la naturaleza que caen por casualidad en el rango virtualmente infinitesimal que permite
vida. Universos observables como esos son muchos más abundantes en el Conjunto de Mundos que los
mundos como el nuestro y por lo tanto, deberían ser observados por nosotros. Dado que no tenemos esas
observaciones, este hecho invalida fuertemente la hipótesis del multiverso. En el ateísmo, por lo menos,
es pues altamente probable que no haya un Conjunto de Mundos.

Así que una vez más, la visión que los teístas cristianos siempre han sostenido, de que hay un diseñador
inteligente del universo, parece tener mucho más sentido que la visión atea de que el universo
simplemente por casualidad está bien afinado (al azar) a una precisión incompresible para la existencia de
la vida inteligente.

Podemos resumir este segundo argumento de la siguiente manera:

1. El ajuste fino del universo se debe ya sea a la necesidad física, al azar o a al diseño.

2. No se debe a la necesidad física o al azar.

3. Por lo tanto, se debe al diseño.

¿Existe Dios? —Dios le da sentido a los valores morales objetivos en el mundo.

¿Existe Dios? Si Dios no existe, entonces los valores morales objetivos no existen. Decir que hay valores
morales objetivos es decir que algo está bien o mal, independientemente de si alguien cree que lo está o
no. Esto, es decir, por ejemplo, que el antisemitismo nazi era moralmente malo, a pesar de que los nazis
que llevaron a cabo el Holocausto pensaban que era algo bueno, y estaría mal aun si los nazis hubieran
ganado la Segunda Guerra Mundial y hubiesen tenido éxito exterminando o lavándoles el cerebro a todos
los que no estaban en acuerdo con ellos. Y la afirmación es que, a falta de Dios, los valores morales no
son objetivos en ese sentido.

Muchos teístas como ateos por igual están de acuerdo en este punto. Por ejemplo, el fallecido J. L.
Mackie de la Universidad de Oxford, uno de los ateos más influyentes de nuestro tiempo, admitió: Si […]
hay […] valores objetivos, ellos hacen la existencia de Dios más probable que lo hubiese sido sin ellos.
Por lo tanto, tenemos un argumento defendible desde la moralidad hasta la existencia de un Dios”.
[8] Pero para evitar la existencia de Dios, Mackie, pues, negaba que existieran los valores morales
objetivos. Él escribió, “es fácil explicar este sentido moral como un producto natural de la evolución
biológica y social […]” [9]

Michael Ruse, un filósofo de la ciencia, concuerda y explica,

La moralidad es una adaptación biológica no menos que [lo son] las manos, los pies y los dientes.
Considerada como un conjunto de afirmaciones racionalmente justificables acerca de una cosa objetiva, la
ética es ilusoria. Aprecio que cuando alguien dice, ‘Ama a tu prójimo como a ti mismo,’ ellos creen que
se están refiriendo, sobre todo, a ellos mismos. Sin embargo, esa referencia verdaderamente no tiene
fundamento. La moralidad sólo es una ayuda para la supervivencia y la reproducción, […] y cualquier
significado más profundo es ilusorio. [10]
El gran ateo del siglo XIX, Friedrich Nietzche, quien proclamó la muerte de Dios, entendía que la muerte
de Dios significaba la destrucción de todo significado y valor en la vida.

Creo que Friedrich Nietzsche tenía razón.

Pero aquí debemos tener mucho cuidado. La pregunta no es: “¿debemos creer en Diospara vivir una vida
moral?” No estoy afirmando que debemos. Tampoco la pregunta es: “¿Podemos reconocer o admitir los
valores morales objetivos sin creer en Dios?” Pienso que sí podemos.
Más bien, la pregunta es: “Si Dios no existe, ¿existen los valores morales objetivos?” Al igual que Mackie
y Ruse, no veo ninguna razón para pensar que a falta de Dios, la moralidad humana sea objetiva. Después
de todo, si no hay Dios, ¿qué tienen de tan especial los seres humanos? Son simplemente subproductos
accidentales de la naturaleza que han evolucionado relativamente hace poco tiempo en una infinitesimal
mota de polvo, perdido en algún lugar en un universo hostil y sin sentido, y que están condenados a
perecer individual y colectivamente en un período de tiempo relativamente corto. En la visión atea,
alguna acción (por ejemplo, la violación) no pudiera ser socialmente ventajosa y de esa manera en el
transcurso de la evolución se ha convertido en un tabú. Sin embargo, eso no hace absolutamente nada
para probar que la violación sea algo realmente malo. En la visión atea, además de las consecuencias
sociales, no hay nada realmente malo con que tú violes a alguien. Por lo tanto, sin Dios no hay un bien o
mal absoluto que se imponga en nuestra conciencia.

Pero el problema es que los valores morales objetivos sí existen y en lo profundo todos lo sabemos. No
hay más razón en negar la existencia objetiva de valores morales que en negar la realidad objetiva del
mundo físico. El razonamiento de Ruse, como mejor, sólo prueba que nuestra percepción objetiva de los
valores morales objetivos ha evolucionado. Pero si los valores morales se descubren gradualmente, no se
inventan, entonces nuestra comprensión gradual y falible de la esfera moral no más socava la realidad
objetiva de esa esfera que nuestra percepción gradual y falible del mundo físico socava la objetividad de
esa esfera. La mayoría de nosotros pensamos que comprendemos los valores objetivos. Como el mismo
Ruse confiesa, "El hombre que dice que es moralmente aceptable violar a los niños pequeños está tan
equivocado como el hombre que dice que, 2+2=5. [11]

Acciones como la violación, la tortura y el maltrato o abuso infantil no sólo son socialmente
inaceptables—[sino que] son abominaciones morales. Algunas cosas son realmente malas. Del mismo
modo, el amor, la igualdad y el autosacrificio son muy buenos. Pero si los valores objetivos no pueden
existir sin Dios, y los valores objetivos sí existen, entonces se deduce lógica e ineludiblemente que Dios
existe.

Podemos resumir este argumento de la siguiente manera:

1. Si Dios no existe, los valores morales objetivos no existen.

2. Los valores morales objetivos existen.

3. Por lo tanto, Dios existe.

¿Existe Dios? —Dios le da sentido a los hechos históricos referentes a la vida, muerte y resurrección de
Jesús.

La persona histórica, Jesús de Nazaret, era un individuo extraordinario. Los críticos del Nuevo
Testamento han alcanzado un tipo de consenso de que el Jesús histórico llegó al escenario con un sentido
sin precedente de autoridad divina: la autoridad de levantarse y hablar en lugar de Dios. Es por eso que el
liderazgo judío instigó su crucifixión por el cargo de blasfemia. Él afirmó que con él había llegado el
Reino de Dios y como demostraciones visibles de ese hecho, llevó a cabo un ministerio de hacedor de
milagros y de exorcismos. Pero la confirmación suprema de su afirmación fue su resurrección de entre los
muertos. Si Jesús resucitó de entre los muertos, entonces parecería que tenemos un milagro divino en
nuestras manos y por lo tanto, tenemos una evidencia para la existencia de Dios.

Ahora bien, la mayoría de las personas probablemente pensarían que la resurrección de Jesús es algo que
tú simplemente aceptas o no por fe. Pero realmente hay tres hechos establecidos, admitidos por la
mayoría de los historiadores del Nuevo Testamento de hoy, los cuales yo creo que se explican mejor por
la resurrección de Jesús: Su tumba vacía, sus apariciones post-mortem y el origen de la creencia de los
discípulos en su resurrección. Veamos de manera breve cada uno de ellos.
Hecho # 1: El domingo en la mañana un grupo de sus seguidoras encontraron la tumba de Jesús vacía.
Según Jacob Kremer, un erudito austriaco que se ha especializado en el estudio de la resurrección, "hasta
ahora, la mayoría de los eruditos sostienen firmemente la fiabilidad de las declaraciones bíblicas acerca
de la tumba vacía”. [12]Según D. H. Van Daalen, es extremadamente difícil objetar a la tumba vacía
sobre bases históricas. Aquellas personas que lo niegan, lo hacen sobre la base de suposiciones teológicas
o filosóficas.

Hecho # 2: En ocasiones separadas diferentes individuos y grupos de personas vieron apariciones de


Jesús vivo después de su muerte. Según Gerd Lüdemann, un prominente crítico alemán del Nuevo
Testamento, “se pudiera considerar como históricamente cierto que Pedro y los discípulos tuvieron
experiencias después de la muerte de Jesús en las cuales Jesús se les apareció como el Cristo
resucitado."[13] Esas apariciones fueron atestiguadas no sólo por creyentes, sino también por no
creyentes, por escépticos y hasta por enemigos.
Hecho # 3: Los discípulos originales de repente vinieron a creer en la resurrección de Jesús a pesar de
tener toda predisposición al contrario. Pensemos en la situación que los discípulos enfrentaron después
de la crucifixión de Jesús:

1. Su líder estaba muerto y las expectativas judías mesiánicas no incluían ninguna idea de un
Mesías que, en lugar de triunfar sobre los enemigos de Israel, iba a ser ejecutado vergonzosamente
por ellos como un criminal.

2. Las creencias judías acerca de la vida después de la muerte excluían que alguien resucitara de
entre los muertos a la gloria e inmortalidad antes de la resurrección general que ocurría en el fin
del mundo.

Sin embargo, los discípulos originales de inmediato llegaron a creer tan fuertemente que Dios había
resucitado a Jesús de entre los muertos que ellos estaban dispuestos a morir por la verdad de esa creencia.
Luke Johnson, un erudito del Nuevo Testamento de la Universidad de Emory, declara, "se requiere de
alguna clase experiencia poderosa y transformadora para generar el tipo de movimiento que era el
cristianismo más primitivo”. [14]] N. T. Wright, un eminente erudito británico, concluye, "es por eso que,
como historiador, no puedo explicar el surgimiento del cristianismo primitivo a menos que Jesús se haya
levantado nuevamente, dejando una tumba vacía tras él. [15]

Los intentos de explicar estos tres grandes hechos—por ejemplo, aquellos que dicen que los discípulos se
robaron el cuerpo o que Jesús realmente no estaba muerto—han sido rechazados universalmente por la
erudición contemporánea. El simple hecho es que no hay ninguna explicación plausible, naturalista de
estos hechos. Por lo tanto, me parece que el cristiano está completamente justificado en creer que Jesús
resucitó de entre los muertos y que él era quien afirmaba ser. Pero eso implica que Dios existe.

Podemos resumir este argumento de la siguiente manera:

1. Hay tres hechos establecidos referentes al destino de Jesús de Nazaret: el descubrimiento de su tumba
vacía, sus apariciones post-mortem, y el origen de la creencia de sus discípulos en su resurrección.

2. La hipótesis: “Dios resucitó a Jesús de entre los muertos” es la mejor explicación de estos hechos.

3. La hipótesis “Dios resucitó a Jesús de entre los muertos” implica que el Dios revelado por Jesús de
Nazaret existe.

4. Por lo tanto, el Dios revelado por Jesús de Nazaret existe.

¿Existe Dios? —A Dios se le puede conocer y experimentar de inmediato.


Realmente este no es un argumento a favor de la existencia de Dios. Más bien, es la afirmación de que
puedes saber que Dios existe totalmente aparte de argumentos simplemente al experimentarlo de
inmediato. Esta fue la forma que las personas en la Biblia conocieron a Dios, como el profesor John Hick
explica:

Dios les fue conocido a ellos como una voluntad dinámica que interactuaba con la voluntad propia de
ellos—una pura realidad dada, tan inescapable para ser tomada en cuenta como una tormenta destructible
y la luz de sol que da vida [...] Ellos no pensaban de Dios como una entidad inferida, sino como una
realidad experimentada. Para ellos, Dios no era […] una idea adoptada por la mente, sino una realidad
experimental que le daba significado a sus vidas. [16]

Los filósofos llaman a las creencias como esta “creencias propiamente básicas”. No están basadas en
algunas otras creencias, más bien son partes del fundamento del sistema de creencias de una persona.
Otras creencias propiamente básicas serían la creencia en la realidad del pasado, la existencia del mundo
externo y la presencia de otras mentes como la tuya. Cuando lo piensas, ninguna de esas creencias se
puede comprobar. ¿Cómo podrías probar que el mundo no fue creado hace cinco minutos atrás con
apariencias integradas de edad como comida en nuestros estómagos de desayunos que nunca nos
comimos y como rastros de memoria en nuestros cerebros de acontecimientos que realmente nunca
experimentamos? ¿Cómo puedes probar que no eres un cerebro en una cubeta de productos químicos
siendo estimulado con electrodos por un científico loco para hacerte creer que estás aquí escuchando esta
charla? ¿Cómo puedes probar que otras personas no son realmente androides que muestran todo el
comportamiento externo de las personas con mentes, cuando en realidad no tienen almas, como entidades
semejantes a los robots?

Aunque esos tipos de creencias son básicas para nosotros, eso no significa que sean arbitrarias. Más bien,
están basadas en el sentido de que están formadas en el contexto de ciertas experiencias. En el contexto
experimental de ver, sentir y escuchar cosas, yo naturalmente formo la creencia de que hay ciertos objetos
físicos que estoy sintiendo. Por lo tanto, mis creencias básicas no son arbitrarias, sino que están
apropiadamente fundamentadas en la experiencia. Puede que no hay manera de probar tales creencias, y
sin embargo es perfectamente racional sostenerlas. ¡Tendrías que estar loco para pensar que el mundo fue
creado hace cinco minutos atrás o para creer que eres un cerebro en una cubeta! Por lo tanto, tales
creencias no son simplemente básicas, sino propiamente básicas.

De la misma manera, la creencia en Dios para aquellos que le buscan es una creencia propiamente básica,
fundamentada en nuestra experiencia de Dios.

Podemos resumir esta consideración de la siguiente manera:

1. Las creencias que están apropiadamente fundamentadas podrían ser racionalmente aceptadas como
creencias básicas que no están fundamentadas en el argumento.

2. La creencia de que el Dios de la Biblia existe está apropiadamente fundamentada.

3. Por lo tanto, la creencia de que el Dios de la Biblia existe podría ser racionalmente aceptada como una
creencia básica que no está fundamentada en el argumento.

Ahora bien, si esto está correcto, entonces hay un peligro de que los argumentos a favor de la existencia
de Dios en realidad pudieran distraer la atención de Dios mismo. Si estás buscando a Dios con sinceridad,
Dios hará que Su existencia se haga evidente a ti. La Biblia dice: "Acercaos a Dios y él se acercará a
vosotros" (Santiago 4.8). No debemos concentrarnos en las pruebas de que no escuchamos la voz interior
de Dios hablándole a nuestro corazón. Para los que escuchan, Dios se convierte en una realidad inmediata
en sus vidas.

¿Existe Dios? —Cinco buenas razones para pensar que Dios existe
¿Existe Dios? Hemos visto cinco buenas razones para pensar que Dios existe:

1. Dios le da sentido al origen del universo.

2. Dios le da sentido al ajuste fino del universo para la vida inteligente.

3. Dios le da sentido a los valores morales objetivos en el mundo.

4. Dios le da sentido a la vida, la muerte y la resurrección de Jesús.

5. A Dios se le puede conocer y experimentar de inmediato.

Estos son sólo una parte de la evidencia de la existencia de Dios. Alvin Plantinga, uno de los filósofos
más destacados del mundo, ha establecido dos docenas de argumentos a favor de la existencia de Dios.
[17] En conjunto, estos argumentos constituyen un caso acumulativo poderoso a favor de la existencia de
Dios.

Por lo tanto, creo que el teísmo cristiano es una cosmovisión plausible que se encomienda en sí misma a
la consideración pensadora de cada ser humano racional.
REFERENCIAS

1
David Hilbert, "On the Infinite," [Sobre el Infinito] en Philosophy of Mathematics, ed. Con una
introducción por Paul Benacerraf y Hillary Putnam (Englewood Cliffs, N.J.: Prentice-Hall, 1964), páginas
139, 141.
2
ABC Science Online, "The Big Questions: In the Beginning," [Las Grandes Preguntas: En el Principio],
Entrevista de Paul Davis realizada por Philp Adams, http://aca.mq.edu.au/pdavies.html.
3
Alex Vilenkin, Many Words in One: The Search for Other Universes [Muchos Mundo en Uno: La
Búsqueda de Otros Universos] (New York: Hill and Wang, 2006), p. 176.
4
Anthony Kenny, The Five Ways: St. Thomas Aquinas' Proofs of God's Existence [Las Cinco Maneras: La
Pruebas de Santo Tomás de Aquino de la Evidencia de Dios] (New York: Schocken Books, 1969), página
66.
5
Roger Penrose, "Time-Asymmetry and Quantum Gravity," [La Asimetría del Tiempo y la Gravedad
Cuántica] in Quantum Gravity 2, ed. C. J. Isham, R. Penrose, y D. W. Sciama (Oxford: Clarendon Press,
1981), página 249.
6
Paul Davies, The Mind of God [La Mente de Dios] (New York: Simon & Schuster, 1992), página 169.
7
Véase Roger Penrose, The Road to Reality [El Camino a la Realidad](New York: Alfred A. Knopf, 2005),
páginas 762-765.
8
J. L. Mackie, The Miracle of Theism [El Milagro del Teísmo] (Oxford: Clarendon Press, 1982), páginas
115-16.
9
Ibíd., páginas 117-18.

10
Michael Ruse, "Evolutionary Theory and Christian Ethics," [La Teoría de la Evolución y la Ética
Cristiana] en The Darwinian Paradigm (London: Routledge, 1989), páginas 262, 268, 289.
11
Michael Ruse, Darwinism Defended [El Darwinismo Defendido] (London: Addison-Wesley, 1982),
página 275.
12
Jacob Kremer, Die Osterevangelien—Geschichten um Geschichte (Stuttgart: Katholisches Bibelwerk,
1977), páginas 49-50.

13
Gerd Lüdemann, What Really Happened to Jesus? [¿Qué Realmente le Sucedió a Jesús?] traducido por
John Bowden (Louisville, Kent. Westminster John Knox Press, 1995), página 80.

14
Luke Timothy Johnson, The Real Jesus [El Jesús Real] (San Francisco: Harper San Francisco, 1996),
página136.

15
N. T. Wright, "The New Unimproved Jesus," [El Subdesarrollado Jesús] Christianity Today (Septiembre
13, 1993), página 26

16
John Hick, "Introduction," [Introducción] in The Existence of God, ed. Con una introducción por John
Hick, Problems of Philosophy Series (New York: Macmillan Publishing Co., 1964), pp. 13-14.
17
Alvin Plantinga, "Two Dozen (or so) Theistic Arguments," [Doce Docenas (más o menos) Argumentos
Teístas] Charla presentada en la Conferencia Anual de Filosofía 33va, Wheaton College, Wheaton,
Illinois, octubre 23-25, 1986.

También podría gustarte