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EL PROBLEMA
Cuando discuten, usted y su cónyuge se echan en cara antiguas
faltas que deberían estar enterradas desde hace mucho tiempo. ¿Por
qué? Porque uno de los dos, o los dos, no saben cómo perdonar.
Pero se puede aprender. Claro, antes hay que entender por qué
cuesta tanto trabajo perdonar.
LAS CAUSAS
Manipulación. Hay quienes se niegan a perdonar a su cónyuge a fin
de poder manipularlo más adelante. Entonces, en la siguiente
discusión, sacan a relucir el problema no resuelto para salirse con la
suya.
Sea razonable. La próxima vez que se sienta ofendido por algo que
el otro dijo o hizo, pregúntese: “¿Realmente es tan grave lo que
pasó? ¿Es necesario exigir una disculpa, o se puede pasar por
alto?”. (Principio bíblico: 1 Pedro 4:8.)
Si lo cree necesario, hable del asunto. Explique con calma qué fue
lo que le ofendió y por qué se siente así. No le impute malos
motivos a su cónyuge ni haga declaraciones tajantes, pues solo
conseguirá que se ponga a la defensiva. Simplemente dígale cómo
se sintió por lo sucedido.
TEXTOS CLAVE
“Continúen soportándose unos a otros y perdonándose liberalmente
unos a otros si alguno tiene causa de queja contra otro.” (Colosenses
3:13)
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EL PROBLEMA
“Pensé que había encontrado al hombre de mis sueños y que estaría
con él toda mi vida. Pero después de dos meses de salir juntos, tuve
que romper con él. No podía creer que algo que había empezado
tan bien, pudiera acabarse tan de golpe.” (Ana)*
“Éramos como dos gotas de agua, ¡nos parecíamos en todo! Podía
imaginarme casada con él. Pero a medida que fue pasando el
tiempo, empecé a ver que no nos parecíamos en nada. Cuando me
di cuenta de que seguir juntos era un error, rompí con él.” (Elena)
Aunque duela, romper tal vez sea para bien. Elena dice: “Por
supuesto, no quieres lastimarlo. Pero a la vez sabes que los
dos acabarán sufriendo si continúas un noviazgo que no funciona”.
Sara opina lo mismo. Dice: “Si no eres feliz con él mientras son
novios, tampoco lo serás cuando te cases con él. Así que terminar el
noviazgo es lo más conveniente”.
Rodéate de gente que te quiera. Tal vez prefieras estar solo. “Al
principio, no quería ver a nadie —admite Ana, mencionada antes—.
Necesitaba tiempo para recuperarme, poner en orden mis ideas y
entender lo que había pasado.” Pero con el tiempo, Ana se dio
cuenta de que estar con buenos amigos la animaba. “Ahora tengo la
mente más clara y ya no me duele tanto haber roto con mi novio”,
concluye. (Principio bíblico: Proverbios 17:17.)
Pídele ayuda a Dios. La Biblia dice que Dios “sana a los que tienen
roto el corazón, y les venda las heridas” (Salmo 147:3, DHH).
Es verdad que Jehová no es un casamentero, pero tampoco separa a
la gente. Él quiere que seamos felices; por eso, desahógate con él, te
hará bien. (Principio bíblico: 1 Pedro 5:7.)
TEXTOS CLAVE
“Si se enojan, [...] en la quietud del descanso nocturno examínense el
corazón.” (Salmo 4:4, Nueva Versión Internacional.)
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Tus sentimientos
Lo que puedes hacer
Tus sentimientos
Una ruptura puede hacer daño a las dos personas.
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La verdad: Es Dios quien decide a qué cristianos fieles les dará “el
premio de la llamada hacia arriba”, es decir, la esperanza de vivir en
el cielo (Filipenses 3:14). Este llamamiento no depende de las
preferencias o aspiraciones de cada uno (Mateo 20:20-23).
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EL PROBLEMA
El esposo dice: “Cuando nos casamos, teníamos opiniones
diferentes sobre lo que significa mostrar respeto. No es que una
opinión fuera mejor que la otra, simplemente eran maneras distintas
de ver las cosas. Muchas veces sentía que mi esposa no me hablaba
con suficiente respeto”.
¿Cómo resolverlo?
Si tienen que hablar de algún tema delicado, háganlo cuando estén
tranquilos y relajados. ¿Y si al otro le cuesta expresarse? Comprenda
que “las intenciones secretas son como aguas profundas” y que el
“inteligente sabe descubrirlas” (Proverbios 20:5, VP). Si se saca muy
aprisa un cubo de un pozo, se perderá mucha agua. De la misma
forma, si apremia demasiado a su cónyuge, es posible que este se
ponga a la defensiva y usted pierda la oportunidad de sacar lo que
hay en su corazón. En vez de eso, hágale preguntas con amabilidad y
respeto, y tenga paciencia si no le expresa sus sentimientos tan
rápido como usted quisiera.
¿Cómo resolverlo?
Acéptense el uno al otro como son y respeten sus diferencias. Para
ilustrarlo: la vista y el oído no tienen la misma función; sin embargo,
ambos sentidos se complementan para que podamos cruzar la calle
sin percances. Después de casi treinta años de matrimonio, Adriana
comenta: “Siempre que nuestros puntos de vista no sean contrarios
a la Palabra de Dios, aceptamos que puedan diferir. Al fin y al cabo,
estamos casados, no clonados”.
¿SE IDENTIFICA usted con Guillermo o con Raquel? Los dos quieren
comunicarse, pero a menudo acaban frustrados. ¿Por qué será?
¿Cómo resolverlo?
Si tienen que hablar de algún tema delicado, háganlo cuando estén
tranquilos y relajados. ¿Y si al otro le cuesta expresarse? Comprenda
que “las intenciones secretas son como aguas profundas” y que el
“inteligente sabe descubrirlas” (Proverbios 20:5, VP). Si se saca muy
aprisa un cubo de un pozo, se perderá mucha agua. De la misma
forma, si apremia demasiado a su cónyuge, es posible que este se
ponga a la defensiva y usted pierda la oportunidad de sacar lo que
hay en su corazón. En vez de eso, hágale preguntas con amabilidad y
respeto, y tenga paciencia si no le expresa sus sentimientos tan
rápido como usted quisiera.
¿Cómo resolverlo?
Asegúrese de que cuanto diga de su cónyuge “sea bueno para
edificación según haya necesidad, para que imparta lo que sea
favorable a los oyentes” (Efesios 4:29). Dicho de otro modo, sus
palabras deben transmitir una imagen favorable de su pareja.
¿Cómo resolverlo?
Acéptense el uno al otro como son y respeten sus diferencias. Para
ilustrarlo: la vista y el oído no tienen la misma función; sin embargo,
ambos sentidos se complementan para que podamos cruzar la calle
sin percances. Después de casi treinta años de matrimonio, Adriana
comenta: “Siempre que nuestros puntos de vista no sean contrarios
a la Palabra de Dios, aceptamos que puedan diferir. Al fin y al cabo,
estamos casados, no clonados”.
Recuerde que tanto si las cosas van bien como si no, su cónyuge
necesita saber que usted está decidido a luchar por su relación. Así
que no lo dude y tome las medidas que sean precisas para
convencer a su pareja de que usted tiene un verdadero sentido del
compromiso