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 Nos encontramos cada vez más ante personalidades impulsivas, muy ocupadas en hacer

cosas, pero que difícilmente saben, en el mejor de los casos, cómo se debe tomar la acción
y relacionarla con la reflexión.
 Los jóvenes acusan a los mayores de un excesivo amor por el dinero y el bienestar, de una
explotación de la gente, de deshonestidad en los negocios, corrupción en la política y un
acusado conservadurismo e hipocresía. Atacan el "buen aparentar" ante la sociedad
 Rechazan la sociedad establecida y dentro de ella, sus lacras y, en muchas ocasiones,
también sus logros. Por eso se marginan a veces, entendiendo de modo diametralmente
opuesto a los adultos las grandes cuestiones de la vida: amor, trabajo, religión
 Los jóvenes se encuentran cada vez más capacitados para adaptarse al mundo en que
viven, hoy se lee más, se estudia más que en los tiempos de nuestros padres. Resulta
evidente el número de jóvenes que frecuenta las escuelas, colegios, institutos, escuelas
técnicas, centros de artes y oficios, universidades… etc. Se crea un gran sentido
comunitario y una sensibilidad nueva para sentir la injusticia social.

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