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Algunos conceptos básicos

De lingüística y de semiótica

Vale la pena aclarar que estas descripciones y definiciones no son las


únicas ni siquiera las más completas o las mejores, sino simplemente las más
sencillas y que aceptaremos en nuestro curso como punto de partida para
unificar la terminología en los primeros tramos… En diferentes autores se
pueden encontrar muy diversas definiciones.
La definición más corriente y sencilla de símbolo es "una imagen
concreta que pasa a representar una abstracción dentro de una determinada
comunidad cultural". Como la cruz representa al cristianismo.
Como proceso lingüístico, el símbolo es, en esencia, una cristalización
de cualquier operación retórica en el seno de una determinada comunidad
cultural, por el cual una imagen concreta - ya sea visual, lingüística o sonora -
se asocia a un concepto determinado. Con más frecuencia se trata de una
metáfora o metonimia, pero técnicamente cualquier figura puede cristalizase y
devenir símbolo. La cruz cristiana es una metonimia, pero la media luna
mahometana es una metáfora y el pez, por el que se reconocían los antiguos
cristianos y que aún hoy es una representación simbólica de Cristo, es un
acrónimo, basado en la coincidencia de la palabra griega pez y las iniciales de
Cristo.
El símbolo, como elemento de significación, es esencialmente diferente
del signo, porque mientras el signo es necesariamente arbitrario y establece
una relación incausada entre significado y significante (es decir entre una
imagen sonora y un concepto), el símbolo establece, por el contrario,
necesariamente una relación causal entre significante o elemento simbolizador
y significado o elemento simbolizado, por rocambolesca que pueda ser a veces
esa relación.
El símbolo es esencialmente diferente de la señal, que también
establece una relación causal entre significado y significante, porque el
símbolo es polisémico - una cruz representa al cristianismo, pero también un
cementerio o la muerte, etc. - mientras la señal es unívoca. Por lo tanto los
símbolos de una determinada comunidad cultural se organizan en sistemas
abiertos y las señales en códigos cerrados.
Se entiende por polisemina la capacidad de cualquier elemento de un
mensaje de contener más de una significación potencial o efectiva. Por
monosemia tener un signifcado único e inequívoco.
La confusión deriva normalmente de que con frecuencia los sistemas
simbólicos y los códigos de señales intercambian elementos. El rojo, en
nuestra sociedad, simboliza a la pasión, al peligro, la prostitución, etc, pero
usado como señal del código cerrado de tráfico ha pasado a significar
exclusivamente prohibido el paso.
El término código es uno de los de más amplia aplicación. Un código es
en esencia “cualquier conjunto de elementos organizados de manera tal que se
puedan cifrar y descifrar (técnicamente codificar y decodificar) mensajes entre
aquellas personas que tienen un conocimiento suficiente de sus elementos y
reglas de organización”.
Otro elemento de confusión es la existencia de códigos blandos,
aquellos en los que domina la flexibilidad de las normas y la polisemia, y
códigos duros, aquellos en que domina la rigidez de las normas y la
monosemia, en la terminología de Umberto Eco… Por ejemplo el lenguaje
científico o el del derecho tienden a ser muy reglados y monosémicos para
evitar confusiones y mal, en cambio el del arte tiende a ser muy poco normado
y muy polisémico.
Esto lleva a la necesidad de dar una definición menos amplia de código,
que podría ser “el conjunto de estructuras, reglas, normas signos y/o símbolos
y/o señales que deben compartir los integrantes de una comunidad para
intercambiar (codificar y decodificar) mensajes”.
Hay todavía un elemento significativo más que interviene en la gran
mayoría de los códigos y que tiende a confundirse con el signo: La marca. La
marca es un elemento de cualquier código – sea este de signos, de señales o
incluso, aunque más raramente, de símbolos – que carece de significado por si
misma, pero que sin embargo tiene la capacidad de alterar substancialmente la
significación de los demás elementos. Un ejemplo muy claro, en castellano, es
la “s” como “marca de plural”. Aunque el fonema “s” no tiene significación
propia, es capaz de alterar de idéntica manera gran cantidad de signos.
Metáfora, en su sentido más simple, proveniente de los estudios
literarios de estilo y la retórica, es la sustitución de un término por una
comparación abreviada; la metonimia, a su vez en los estudios de retórica, es
una substitución de un término con algún elemento interno del propio término
(el todo por la parte, la parte por el todo; la causa por el efecto, el efecto por la
causa; etc.).
En el universo de la lingüística y la semiología, a partir de Jackobson,
metáfora y metonimia han pasado a constituir una dicotomía – o visto desde
otro punto de vista una doble articulación – en la que la metáfora está
vinculada a la alteración del sentido sobre el eje paradigmático, mientas la
metonimia actúa sobre el eje sintagmático, esta estructuración hace que toda
metáfora, para ser entendida, tenga que estar construida sobre una operación
metonímica, mientras que toda metonimia está construida sobre una operación
metafórica.

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