Las prácticas científicas: Incidencia de la política Profesor: Dr. Ricardo Gómez. Alumna: Adriana A. Stagnaro
Michel Foucault. Conocimiento/Poder
Nuestra civilización ha desarrollado el sistema de
saber más complejo, las estructuras de poder más sofisticadas: ¿qué hizo de nosotros esa forma de conocimiento, ese tipo de poder? ¿De qué manera esas experiencias fundamentales de la locura, del sufrimiento, de la muerte, del crimen, del deseo y de la individualidad están ligadas al conocimiento y al poder? Estoy seguro de no hallar nunca la respuesta; pero eso no quiere decir que debamos renunciar a plantear la pregunta. Michel Foucault ¿Qué es la Ilustración? 1996:41
Este nudo temático emerge como reflexión en el itinerario teórico de Foucault en el
período que va de 1975 a 1984, cuando se inaugura el método genealógico que lejos de sustituir a su precedente arqueológico interesado en cómo se organiza el saber, lo complementa al agregar una dimensión más a la caracterización de los distintos discursos y sus relaciones interdiscursivas: el análisis de la interconexión entre saber y poder. Las obras representativas de esta etapa son el primer volumen de La historia de la sexualidad (1976), Vigilar y castigar (1975) y diversos artículos, conferencias y entrevistas, entre ellas “Verdad y Poder.” Este corpus será indagado por sus comentaristas, de los cuales hemos seleccionado tres para desarrollar: Oscar Terán (1983,1995); Carl Gordon (1980) y Dreyfus y Rabinow [1982] (2001)
En su Presentación de Foucault Oscar Terán (1983) considera al análisis de la conexión
entre política y verdad como eje organizador de las investigaciones foucaultianas, en los dos momentos teóricos previamente distinguidos, aún en el arqueológico consagrado al análisis del discurso. Así encuentra en su repaso de la primer conferencia dada en Río de Janeiro el 21-5-1973, incluida en La verdad y las formas jurídicas [1978] (1988:13,31) la siguiente reflexión metodológica respecto de sus anteriores investigaciones sobre las cuestiones acerca de: “¿ cómo se formaron dominios de saber a partir de las prácticas sociales? “(p.13) y más precisamente “ cómo es el problema de la formación de ciertos determinados dominios de saber a partir de relaciones de fuerza y relaciones políticas en la sociedad” (p.31) Siguiendo su línea exploratoria, las citas siguientes provienen de mi lectura: “Me propongo mostrar a ustedes cómo es que las prácticas sociales pueden llegar a engendrar dominios de saber que no sólo hacen que aparezcan nuevos objetos, conceptos y técnicas, sino que hacen nacer además formas totalmente nuevas de sujetos y sujetos de conocimiento. El mismo sujeto de conocimiento posee una historia, la relación del sujeto con el objeto; o, más claramente, la verdad misma tiene una historia” “Podemos decir entonces que la historia de los dominios de saber en relación con las prácticas sociales, excluida la preeminencia de un sujeto de conocimiento dado definitivamente, es uno de los temas de investigación que propongo” (p. 14) 2
“Sería interesante que intentáramos ver cómo se produce a través de la historia, la
constitución de un sujeto que no está dado definitivamente, que no es aquello a partir de lo cual la verdad se da en la historia, sino de un sujeto que se constituyó en el interior mismo de ésta y que, a cada instante, es fundado y vuelto a fundar por ella.” Es decir, la verdad no entendida como adecuación entre un objeto y un sujeto previamente constituidos. En 1976, en una entrevista hecha por la revista Herodote editada en Microfísica del Poder (1992:116) , luego de plantear la necesidad del filósofo de preguntarse qué es el conocimiento y qué es la verdad y de afirmar que la ciencia, su forma de legitimación de lo verdadero y los procedimientos que aseguren su producción estuvieron presentes en la sociedad occidental durante milenios, universalizándose en la actualidad para erigirse en ley general de toda civilización, suelta directamente esta interrogación”¿Cuál es su historia, cuáles son sus efectos, cuál es su entramado con las relaciones de poder? El desplazamiento del interés del análisis discursivo a la temática saber-poder y el acento puesto en lo político y su fusión con lo discursivo, viene acompañado- según Terán- con la modificación de categorías: definición del discurso como acontecimiento; paso de una concepción represiva del poder a otra productiva y la fuerte presencia del pensamiento de Nietzsche. En especial su denuncia del ocultamiento por parte de la filosofía occidental del vínculo entre verdad y poder, que permitió concebir el conocimiento como una relación pura (exenta de valores) entre un objeto y sujeto neutros. Analizar la política de la verdad implica dar fin al mito occidental “donde hay saber no hay poder” e interrogarse el cómo del poder: cómo opera, qué mecanismos genera, cómo actúa y cómo se ejerce. Las condiciones políticas son una suerte de plataforma sobre la cual se instituyen los sujetos, los campos de saber y las relaciones con la verdad. Siguiendo a Deleuze (1979:99), Terán resume las reglas a seguir en el análisis del poder: 1) No estudiarlo en su cristalización institucional, como poder del estado en sentido restringido.”La condición de posibilidad del poder, en todo caso el punto de vista que permite volver inteligible su ejercicio…no debe ser buscado en la existencia primera de un punto central, en un foco único de soberanía del cual irradiarían formas derivadas y descendientes.” ; 2) No detenerse en señalar quién detenta el poder, sino analizar cómo se ejerce. “El poder se ejerce a partir de innumerables puntos, y en el juego de relaciones móviles y no igualitarias”; 3) Considerar que el poder no se posee como un bien, es una relación desigual que circula, funciona en cadena, reticular y transversalmente. “El poder no es algo que se adquiera, arranque o comparta, algo que se conserve o se deje escapar”; 4) Su investigación debe respetar sus propias formas de constitución de abajo hacia arriba. “El poder viene de abajo; es decir, que no hay, en el principio de las relaciones de poder, y como matriz general, una oposición binaria y global entre dominadores y dominados, reflejándose esa dualidad de arriba abajo y en grupos cada vez más restringidos, hasta las profundidades del cuerpo social” , 5) Tener presente que el poder no actúa sólo represiva o ideológicamente, sino que produce lo real, a su alrededor no se forman ideologías, pero sí saberes. “ Las relaciones de poder no se hallan en posición de superestructura, con un simple papel de prohibición o reconducción; desempeñan, allí en donde actúan, un papel directamente productor”; 6) Las relaciones de poder no son exteriores a los procesos económicos, a las relaciones de conocimiento, a las relaciones sexuales, porque son inmanentes a ellas; no se constituyen como una “superestructura” sino como materialidad directamente productora; 7) “las relaciones de poder son a la vez intencionales y no subjetivas”; 8) 3
Por eso, en su examen no hay que enfocarse en el sistema jurídico, ni en los
denominados aparatos de estado y sus concomitantes ideologías, sino apuntar hacia los operadores materiales de la dominación y las formas locales de sometimiento; 9) “Donde hay poder hay resistencia” Ante un poder definido por la dispersión, el contrapoder es pensado como acciones puntuales y locales eficaces para generar una revolución. Esto implica la entrada en juego de los saberes locales, discontinuos, no legitimados. (Las citas son nuestras y provienen del capítulo Método del primer volumen de Historia de la sexualidad, 1976 )
Carl Gordon (1980) encontrará en la investigación foucaultiana de 1968/69 en adelante-
paralela a la participación personal en diferentes frentes políticos y profesionales- una revisión y reformulación de sus propuestas básicas: 1) Una interrogación genealógica: ¿qué tipo de relevancia política podemos indagar en nuestro pasado para hacer inteligibles las “condiciones objetivas” de nuestro presente social, no sólo en sus crisis y fisuras visibles, sino también en la solidez de sus incuestionadas razones fundamentales?; 2) Una pregunta arqueológica: ¿ cómo analizar en nuestras sociedades la producción de formas sancionadas de discurso racional en relación a sus condiciones de posibilidad históricas y materiales y a sus sistemas reguladores de orden, apropiación y exclusión?; 3) Una demanda ética: ¿qué tipo de relaciones puede establecer el rol y actividad del intelectual entre la investigación teórica, el conocimiento especializado y las luchas políticas? 4) Finalmente una cuestión fundamental para poder analizar las precedentes: la del uso apropiado del concepto de poder y la mutua absorción, interacción e interdependencia de poder y conocimiento. La reflexión original y novedosa del poder sostenida por Foucault –más allá del bien y del mal- se ubica fuera de los campos de fuerza de dos concepciones antitéticas que determinaron las reglas básicas del pensamiento político moderno: el modelo sociológico de poder como agencia de cohesión social y la representación del poder como instancia de represión y coerción. Gordon lee la iniciativa de Foucault como un quiebre de la premisa compartida de que el poder consiste en alguna instancia sustantiva o agencia de soberanía, al introducir un doble principio metodológico de neutralidad o escepticismo en el análisis en términos de poder. “El poder no existe” en un sentido sustantivo. Y será necesaria una mirada nominalista para analizarlo en cuanto “relación estratégica compleja en una sociedad dada” siendo la tarea central el trazado del sistema móvil de relaciones y sus síntesis generadoras de las condiciones de posibilidad para la formación de ciertos órdenes y niveles de objetos y de las formas de conocimiento de ese tipo de objetos: el descubrimiento de un “a priori histórico”. La efectividad de los modernos aparatos de poder estriba en una “política o régimen de verdad” que hace posible el análisis de los procesos de producción en sí mismos, lo que constituye para Gordon el rasgo más radical del análisis del poder en términos de conocimiento y del conocimiento en términos de poder Las complejas relaciones entre las nociones de historia y racionalidad componen el esquema de su pensamiento crítico. Una historia de la ciencia, sin desestimar el componente interno de las categorías verdad/falsedad, debe dar lugar a una historia de lo que Canguilhem denominó discursos verídicos, prácticas gobernadas por la norma de un proyecto específico de formulación de proposiciones verdaderas. Este tipo de discursos son científicos no directamente por su real contenido de verdad, sino por la normatividad verídica organizada como una práctica. El poder es ejercido no sólo sujeto a , sino a través y por medio de las condiciones de posibilidad. Gordon concluye que para Foucault, el poder es omnipresente en el cuerpo social porque es coextenso con las condiciones de las relaciones sociales en general. 4
Una tercera interpretación de la obra de Foucault (Dreyfus y Rabinow,1982,2001)
presenta algunas tesis diferentes a las dos lecturas anteriores, a veces distintas, otras contradictorias. La cuestión del poder es central en el diagnóstico de Foucault sobre nuestra situación actual. Sin embargo no es una de las áreas que haya desarrollado de modo más completo. En discusiones sostenidas con el propio Foucault, él mismo concedió que su concepto de poder, continuó siendo elusivo, pero no obstante importante. Foucault no pretendía hacer de su descripción del poder una teoría, o sea una explicación objetiva, ahistórica y descontextualizada. Por ello no es aplicable como generalización a toda la historia. La propuesta es “ avanzar menos hacia una teoría que hacia una´ analítica´del poder,[…]hacia la definición del dominio específico que forman las relaciones de poder y la determinación de los instrumentos que permiten analizarlo” (Historia de la sexualidad, 1980) La siguiente tesis de Foucault es que el poder no se restringe a las instituciones políticas. Aunque las relaciones de poder son inmanentes a las instituciones, poder e instituciones no son idénticos. No obstante, cuando las tecnologías políticas se localizan en instituciones específicas (escuelas, hospitales, prisiones) las “invisten” y se hacen verdaderamente efectivas, dando lugar al despliegue del biopoder. Dreyfus y Rabinow subrayan que el significado del carácter productivo del poder, se relaciona con esto: no es una posición de exterioridad a cierto tipo de relaciones. El poder es una matriz general de relaciones de fuerza en un tiempo dado y en una sociedad determinada. Aunque Foucault nos dice que el poder viene de abajo y que nos encontramos enredados en él, no sugiere con esto que no hay dominación. Los constructores de la prisión y los carceleros tuvieron innegables ventajas a su favor. Pero estos grupos se hallan también involucrados en relaciones de poder que no controlan, sin negar la jerarquía y la desigualdad . Para Foucault, sólo en la medida de que estas desiguales relaciones se expresen en su funcionamiento material real, será posible su análisis. Caso contrario seguirán operando autónomamente, alimentando la ilusión de que el poder sólo se aplica de arriba hacia abajo. Su aporte es que el poder se ejerce tanto sobre los dominantes como sobre los dominados. La dominación, entonces no es la esencia del poder. Para estos autores, la propuesta más provocativa sobre el poder es la afirmación de que las relaciones de poder son “intencionales y no subjetivas”.Su comprensión depende de su intencionalidad, siempre hay objetivos y miras en el ejercicio del poder. Reconocer la actividad volitiva y la conciencia en la toma de decisiones, no implica buscar motivaciones secretas detrás de las acciones de los sujetos. Pero cómo hablar de intencionalidad sin un sujeto, de una estrategia sin estratega? La respuesta está en las prácticas, que focalizadas en las tecnologías políticas, se corporizan en lo que el analista está tratando de comprender. Las prácticas poseen una lógica. Existe un impulso hacia un objetivo estratégico, pero nadie lo impulsa. El objetivo surge históricamente, adoptando formas particulares y encontrando obstáculos, condiciones y resistencias. Voluntad y cálculo se involucran mutuamente. En palabras de Foucault “ las personas saben lo que hacen, frecuentemente saben por qué hacen lo que hacen; pero lo que no saben es lo que hace que hagan lo que hacen” (comunicación personal con Dreyfus y Rabinow). Foucault no es reduccionista respecto de las relaciones de conocimiento y poder. En el caso de las ciencias naturales, el conocimiento se separa de las prácticas en las cuales se 5
ha formado. Las combinaciones deben analizarse en cada instancia, no asumidas de
antemano. En el caso de las ciencias humanas, por el contrario hubo una constante interacción continua, mutua y prolongada de esas relaciones de saber-poder. Lo cual no quiere decir y Foucault jamás lo sostuvo que cada aspecto de la ciencia social tuvo un efecto disciplinario directo. El conocimiento es uno de los componentes definitorios para la operación del poder en el mundo moderno. Pero el saber no tiene una relación superestructural con el poder: es una condición esencial para la formación y el desarrollo de la sociedad tecnológica industrial. Tampoco poder y saber son idénticos entre sí. Foucault no trata de reducir el saber a la hipotética base del poder, ni conceptualiza el poder con una estrategia siempre coherente. Trata de mostrar la especificidad y materialidad de sus interconexiones. Tienen una relación correlativa, no causal, que debe determinarse en su especificidad histórica. La mutua producción de saber y poder es una de las tesis más fructíferas de Foucault. Lo que nos ofrece es una genealogía de las tendencia organizadoras de nuestra cultura. No afirma que todas las prácticas de la cultura son disciplinarias o confesionales, o que cada producción de saber opera de inmediato como efecto de poder. Como no disponemos del recurso a leyes objetivas, ni a la pura subjetividad, ni a la totalización de la teoría, sólo nos quedamos con las prácticas culturales que nos han hecho como somos. El trabajo a realizar no es liberar a la verdad del poder. En las ciencia humanas todos los intentos de “liberación” sólo generaron la energía para disciplinar y afirmar las tendencias tecnológicas en nuestra sociedad. Captar e interpretar las configuraciones específicas dadas de las relaciones de conocimiento y poder en nuestra sociedad, es la tarea por hacer.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
DELEUZE, Gilles. 1979. Foucault. Buenos Aires, Paidós.
DREYFUS, Hubert y RABINOW, Paul. 2001. Michel Foucault: más allá del estructuralismo y la hermenéutica. Buenos Aires, Nueva Visión. FOUCAULT, Michel. 1986. Historia de la sexualidad, Vol. 1. Buenos Aires, Siglo XXI. FOUCAULT, Michel. 1988. La verdad y las formas jurídicas. Guanajuato, Gedisa. FOUCAULT, Michel. 1992. Microfísica del Poder. Madrid, La Piqueta. FOUCAULT, Michel. 1995. Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones. Buenos Aires, Alianza. FOUCAULT, Michel. 1996. ¿Qué es la Ilustración? Córdoba, Alcion Editora. FOUCAULT, Michel.. 1975. Vigilar y castigar. Buenos Aires, Siglo XXI. GORDON, Carl. 1980. Power-Knowledge. New York, Panteón Books. RABINOW, Paul. 1984. The FOUCAULT Reader. New York, Pantheon Books. TERÁN, Oscar. 1983. Michel Foucault; El discurso del Poder. México, Folios Ediciones. TERÁN, Oscar. 1995. Michel Foucault: discurso, poder y subjetividad. Buenos Aires, El Cielo por Asalto.