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Isabel María Hernández Robles Filosofía de la cultura – 20/02/2018

im.hernandezrobles@um.es

Antonio López Eire, Retórica y oralidad en Revista de Retórica y Teoría de la Comunicación


Año I, nº 1, Enero 2001, pp. 109-124.

El autor en el texto quiere mostrar cómo los discursos han ido variando a lo largo de la
historia, con fases primeras donde primaba la oralidad, hasta pasar de un predominio de la escritura
a la cultura contemporánea (marcada de nuevo por la oralidad pero influida por todo lo anterior).
Los medios electrónicos de comunicación de masas son claves para entender esta nueva fase de la
comunicación y la retórica. Su intención última es confrontar la retórica antigua, teñida de oralidad
con la del presente.
Así, analiza que la retórica griega antigua, la primera (S. V- IV a. C), es fundamentalmente
oral y está marcada por el contexto político. Lo que mejor se adaptaba a las exigencias de la polis
era la oralidad por las características propias de sus discursos: con funciones y estrategias
mnemotécnicas propias de la poesía (asonancia, repetición, aliteración…), la funcionalidad de cara
a aprovechar el Kairós (“momento propicio de madurez y buen disposición del auditorio”) y que
aporta capacidad de maniobra en la modificación del discurso para adaptarlo a las exigencias
concretas. El autor sostiene que los discursos escritos o memorizados son “efigies de bronce o
estatuas de mármol” frente a los orales: “sus modelos vivos en carne y hueso”. La oralidad de la
retórica antigua está apegada al aspecto inmediato y concreto en relación al objeto particular de
cada momento. La escritura, a diferencia de la oralidad, separa al sujeto del objeto de conocimiento.
En las sociedades letradas aparece la personalidad individual, frente al sentimiento de apego a la
comunidad de las orales. El concepto de cosmopolitismo es clave en este sentido, nace con el
sentimiento de ciudadanía mundial cuando empiezan a enviarse cartas a lugares lejanos. La
escritura transformó decisivamente la mente humana y, con la invención del alfabeto, se abren
posibilidades con nuevas aplicaciones de la inteligencia racional. La enseñanza propia de la cultura
escrita es una enseñanza que exhorta al análisis, a la crítica de los saberes recibidos
tradicionalmente.
Hoy estamos en una tercera fase del proceso de desarrollo de la comunicación. Los discursos
hoy están marcados por la conjunción de escritura y oralidad. Fundamental para el análisis des tener
en cuenta los nuevos medios eléctricos y tecnologías, que determinan la comunicación permitiendo
por igual la oralidad y la escritura con lenguajes en diferentes códigos, donde está presente la
comunicación no verbal (imágenes, música, dibujos, fotogramas…). Se le da la misma importancia
al espacio visual que al acústico. Para el autor, hoy la retórica es una Teoría de la comunicación
persuasiva: en los medios de comunicación de masas se confunde la comunicación con la
información. Tenemos la “secondary orality” de las naciones cultural y tecnológicamente más
avanzadas, con rasgos que conserva de la primera oralidad (es también comunitaria, participativa y
altamente formular). Se diferencia en que ésta es una especie de oralidad basada en textos escritos y
en que no es cara a cara sino a través de los mass media que imponen sus condicionamientos al
discurso (“the medium is the message”). El discurso de los medios electrónicos de comunicación de
masas es breve, sincrético y multimediático. El autor pone como ejemplos concretos para ilustrarlo
la televisión y publicitario, con un discurso breve, conciso, con signos de diferentes códigos,
sometido al psicologismo de nuestro tiempo. Hace referencia, por ejemplo, al poder de asociación
instintiva que utilizan estos medios para llamar la atención del público.
El análisis de la retórica en la actualidad, que nace de la necesidad de seguir comprendiendo
cómo nos comunicamos, es totalmente relevante en la actualidad ya que estamos ante un proceso de
cambio en las comunicaciones y en las formas de nuestros discursos. Hoy hay un flujo de
información tan imponente y desmesurado que puede hasta afectar nocibamente la relación
cognoscitiva con la realidad. Las tecnologías, en relación con la información, han cambiado el
mundo humano. Ya hay pensadores que analizan el fenómeno de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación de masas, como un proceso que culmina en el desbordamiento por
parte del sujeto. Este ya no es capaz de asumir toda la información que tiene ante si, éste se pierde
ante tantos datos y ya casi que no es capaz de tener certezas duraderas de la realidad y de su
identidad. En este sentido, quizás, su capacidad de elección y pensamiento político se ven reducidos
a actos efímeros, individualistas y/o de escasa transcendencia. La filosofía pues sigue teniendo hoy
la tarea de comprensión del mundo que nos rodea y del propio ser humano; y, por lo que hemos
visto en el texto y he propuesto en esta última reflexión personal, los cambios en la esfera de la
comunicación suponen cambios antropológicos y culturales tan relevantes que no pueden pasarse
por alto.

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