Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
UNIDAD No III ECONOMIA SIGLO XIX Aprende en Linea
UNIDAD No III ECONOMIA SIGLO XIX Aprende en Linea
Durante la última mitad del siglo XVIII, en Antioquia, la producción de oro se había
efectuado sobre todo con base en el trabajo de mineros independientes, denominados
mazamorreros, que explotaban especialmente minas de aluvión. Después de la
Independencia, las actividades extractivas se llevaron a cabo con nuevas actitudes, y
al lado del mazamorreo se desarrolló un sector de empresarios mineros que trataron
de introducir nuevas técnicas en las minas de aluvión y explotar las minas de veta, que
sólo excepcionalmente habían sido trabajadas durante el período del dominio español.
A mediados de los años treinta, según Vicente Restrepo, al menos trece minas de
veta en Antioquia estaban utilizando molinos de pisones, aumentando así la velocidad
para triturar el mineral. El molino de arrastre permitió separar con mayor éxito la plata
del oro y de otros materiales. Estos primeros avances permitieron el crecimiento
acelerado de la minería de veta, mientras continuaba el lavado de los ríos en forma
tradicional.
Muchos mineros medios y sobre todo algunos grandes empresarios lograron amasar
fortunas muy notables en las actividades mineras; muchos de ellos, por lo demás, eran
comerciantes que añadían a las ganancias obtenidas en la minería los beneficios de
un comercio altamente monopolizado que abastecía a los mineros independientes y a
otros sectores de la población.
Algunos africanos se quedaron trabajando con sus amos en las haciendas y otros
comenzaron una vida como independientes en zonas de frontera y cerca de los viejos
enclaves de esclavistas.
Los franceses fueron los primeros en introducir el café a América. Las primeras
semillas las sembraron en sus colonias a fines del siglo XVII. El cultivo se esparció por
el continente en la primera mitad del siglo XVIII. Fue la Compañía de Jesús, quien lo
introdujo en Colombia a sus haciendas que poseían en los llanos, el valle del Cauca y
otras regiones.
Durante el siglo XIX con la economía cafetera se obtuvieron los siguientes beneficios:
1º Ampliación de la capacidad adquisitiva de las personas debido fundamentalmente a
la producción en pequeñas parcelas y a la gran cantidad de mano de obra que se
requiere para el cultivo y beneficio. En relación a la mano de obra hay que considerar
que desde la siembra en el almácigo hasta el transporte a la ciudad, contribuye una
gran cantidad de personas y que prácticamente toda la familia tiene una función que
cumplir en el beneficio del grano, desherbando, podando, o transportándolo los
hombres mayores, recolectándolo las mujeres adultas, separando los granos buenos
de los malos, en la secada los niños etc.
2º Creación de una burguesía nacional como premisa para la aparición de la industria.
A través del comercio del café se formó una burguesía que obtuvo o acrecentó el
excedente apropiado, el cual invirtió más tarde en la industria nacional.
3º Desarrollo de las vías de comunicación. Para trasladar el café desde las montaña a
los centros poblados y de allí hacia el exterior, se hicieron necesarias vías
permanentes y con especificaciones adecuadas. Los ferrocarriles de Antioquia, el de
Caldas hacia la Dorada, o el del Pacífico, tuvieron mucho que ver con las necesidades
de exportación del grano.
4º.Unificación económica del país. Con café y la ampliación del mercado de el
derivada, el país dio un paso hacia la unificación económica.
5º. Desarrollo del occidente colombiano. La industria nació y creció al occidente, y
Antioquia, Caldas y Valle llegaron a ser la tierra de los dirigentes políticos nacionales y
de los financistas rectores de la economía del país.
En la primera mitad del siglo XIX Cuba, Puerto Rico, Las Antillas y Venezuela, eran
grandes productores de café, pero al dedicarse los primeros al cultivo de caña de
azúcar y la última al petróleo, al finalizar el siglo XIX dejaron el campo libre a los cafés
brasileño, colombiano, centroamericano, etc.
Para Jorge Orlando Melo, “hacia 1880 se estaba formando un nuevo tipo de
empresario rural y urbano más ilustrado que el terrateniente tradicional, partidario del
progreso tecnológico, dispuesto a ensayar nuevos cultivos, nuevas actividades
productivas”. No obstante es un empresario a medias, un híbrido producido por las
oportunidades que abre el comercio mundial del café; pero, paradójicamente, de
hecho este tipo de empresarios introduce una organización del trabajo aún más
opresiva de la que exhibe el terrateniente “tradicional”.
La quina:
El añil:
Los problemas técnicos de la explotación y cultivo del añil fueron explicados por el
mismo Camacho Roldan:
“La fundación de establecimientos de añil, que en 1868 y 1869 tuvo un vuelo muy
considerable, no ha seguido, sin embargo, después con el mismo entusiasmo, por
causas que son fáciles de expresar:
- El país no es rico en capitales disponibles…
- El añil agota pronto las fuerzas productivas de la tierra para sostener la misma
planta por largo tiempo.
- El añil se cultiva en tierras de temperatura media de 25 grados a 30, calor que
evapora pronto la humedad de la tierra…
2
Citado por Nieto Arteta, Luis Eduardo, op. Cit.,Pág. 279.
- El material empleado en la manipulación de la planta es de muy mala calidad.
- Las diversas operaciones que presupone la fabricación del añil requieren
abundancia de brazos oportunamente obtenidos.”3
Las condiciones técnicas y económicas para la producción del añil eran bastante
complejas, debido a ello, este producto no pudo adquirir un auge semejante al de la
quina y menos al del tabaco.
Inglaterra y Francia fueron los dos mercados principales para este producto. Las
exportaciones no fueron representativas.
Ospina Vásquez calcula hacia 1855 una producción textil nacional en 1.5 y 2 millones
de pesos, y en consumo importado de unos 5 millones; las cifras de comienzo de siglo
podrían haber sido de 1.5 millones para ambos, y para los ochenta, mientras que la
producción local seguía estable, las importaciones llegaban a 7 u 8 millones de pesos.
Todas estas empresas, con poca experiencia y capital insuficiente lograron una
permanencia que no pudieron tener las aventuras empresariales anteriores.
3
Citado por Nieto Arteta, Luis Eduardo, op. Cit. Pág. 284.
Producir hierro una de las metas de Rafael Núñez, en ese sentido emitió leyes como la
36 de 1880 a favor de la Ferrería de Samacá, en Boyacá. La 38 de 1881 y la 52 de
1884 para la Ferrería de La Pradera, mostraban la decidida voluntad de Núñez de
apoyar, mediante subsidios en dineros, exenciones y contratos especiales.
Muchas de las empresas montadas al finalizar el sigo XIX fueron un fracaso, aún antes
de empezar operaciones. La única empresa exitosa desde sus inicios fue Bavaria
quien a base de tecnología especializada, mano de obra calificada traída desde
Alemania e integración vertical logró una estructura empresarial moderna que sirvió de
ejemplo a nuevos emprendedores.
La hazaña de las ferrerías de Pacho y La Pradera domina todo el siglo XIX. A parte de
las empresas metalúrgicas ninguna industria en grande, con excepción de Bavaria,
surge en esta centuria.
En la época que va desde 1830 a 1850 ocurre en Colombia un debate sobre el modelo
que se debería utilizar para procurar el desarrollo de la economía. En un principio se
insistió en el modelo proteccionista que procuraba defender algunos sectores
afectados por la competencia extranjera. En este sentido los niveles arancelarios que
se utilizaron hasta 1847 fueron en promedio muy superiores a los de la década del 20
que eran en promedio del 20% frente al 27% promedio en la década del 40. La
filosofía económica de la época abogaba porque los gravámenes más onerosos fueran
los de los alimentos importados. Hasta 1847 el azúcar fue de prohibida importación, el
arroz pagaba un arancel del 173%, la harina el 63%, la manteca de cerdo el 70%, telas
ordinarias de algodón el 80% y las telas finas el 40%.
De todas formas los impulsos logrados a partir de 1850, en el sector agrícola con las
exportaciones de tabaco, quina, añil y café, como resultado del modelo de librecambio
abrieron las posibilidades para que nuestro país comenzara el despegue en la
construcción de nuevas estructuras productivas.
Durante el siglo XIX los medios de transporte estaban bastante atrasados. El río
Magdalena seguía siendo el principal medio de comunicación con el interior del país y
desde los puertos de éste a través de pésimos caminos, utilizando los lomos de las
bestias y de los seres humanos se llegaba a las principales ciudades. Los tiempos de
viaje entre los puertos del Atlántico y la capital tomaban entre 6 y 4 semanas, aún
después de haberse regularizado la navegación a vapor por el río Magdalena y de que
existan algunos tramos dispersos de ferrocarril. En términos generales se emplearon
primitivos y bárbaros sistemas de transporte inclusive a lomo del ser humano.
4
Nieto Arteta, Luis Eduardo, op. Cit, pág.173.
sus grandes industrias. Los ferrocarriles en Colombia se trazaron hacia el mar o hacia
el Magdalena y no para unir las ciudades del interior.
Para mediados del siglo XIX Inglaterra practicaba la filosofía del libre cambio en su
economía y lo proponía para otros países, amparada por el empuje de sus fábricas y
ante la necesidad de alimentos baratos para nutrir su población proletaria y reducir el
valor de la reproducción de su fuerza de trabajo. Fue el momento en que Inglaterra
dictó la famosa ley que abolía la protección para los cereales producidos en la isla.
Los comerciantes eran partidarios del liberalismo económico –no importa cuál fuera su
filiación política -, aunque algunos reclamaran sobretodo antes de 1845, algún grado
de protección para sus propias actividades, frente a la llegada de firmas europeas y
norteamericanas a las ciudades de la Nueva Granada. El único grupo, finalmente,
que tenía razones para ofrecer una resistencia continua de la apertura del país a los
mercados mundiales era el de los artesanos, y en particular los artesanos urbanos:
sastres, carpinteros, herreros etc.
Para otros sectores dominantes, por ejemplo para los terratenientes esclavistas,
algunas de las medidas propuestas les vulneraban intereses económicos, otras no
ofrecían contradicción con sus oponentes y otras les convenían.
La idea de que el Estado debía dejar a la iniciativa privada toda clase de actividades
productivas se expresó desde muy temprano en los intentos de eliminar los
monopolios coloniales, en particular los de el tabaco y el aguardiente. Por otra
lado, se creyó conveniente reducir los gastos públicos a los que resultaran
indispensables para el mantenimiento del orden público y la protección de los
derechos individuales, entre los cuales ocupaba lugar fundamental en derecho a
la propiedad.
La actitud de las colonias ante el problema comercial se manifestó en el siglo XVIII por
dos tendencias; primera, fortaleciendo la producción interna de los artículos que
necesitaban y que España no podía abastecer; y segunda, buscando la salida a los
mercados internacionales, aun cuando fuese por medio del contrabando.
Bolívar, en 1817, por intermedio de don Luis López Méndez logró obtener en Inglaterra
ayuda militar y económica para los gastos de la guerra de independencia. El señor
López logró reunir un ejército de 5.088 hombres, con quienes se formó la Legión
Británica que apoyó los ejércitos patriotas en la Campaña Libertadora.
El café:
El café se comienza a exportar en Colombia desde la década del 30. Fueron los
comerciantes de Cúcuta que aprendieron de los Venezolanos la importancia que podía
tener este producto en los mercados del mundo. Es así como se inicia el cultivo con
fines de exportación en la región de los santanderes.
La oportunidad con el café se presenta por el crecimiento del mercado mundial, por la
existencia de tierras aptas para el cultivo y porque otros países que antes lo producían
se dedicaron a otras producciones de mayor rendimiento. Está el caso de Cuba que se
dedicó a la caña de azúcar y el de Venezuela que se concentró en el petróleo.
El tabaco:
Con la ley de 23 de mayo de 1848 quedó abolido el estanco del tabaco. La ley
expresaba lo siguiente: “ Desde el primero de enero de mil ochocientos cincuenta será
libre en toda la república el cultivo del tabaco, pagándose a beneficio del tesoro
nacional a razón de diez reales por cada mil matas que se siembren.” Con la ley de
mayo 16 de 1850 suspendió la vigencia de este impuesto.
Hasta 1848 las exportaciones de tabaco habían sido muy pequeñas, a parir de esta
fecha comienza un ciclo de crecimiento veloz que hace pasar los valores exportados a
cerca de un millón de pesos anuales; para el periodo1856-59, ya se estaban
exportando dos millones en promedio y entre 1865-69 las exportaciones ascendían a
más de tres millones. A partir de estos años las cifras se reducen levemente hasta
1875, cuando comienza una caída más acelerada que coloca de nuevo las cifras en
cerca de un millón hacia 1879-80. Sin embargo, el cultivo no desapareció del todo y
siguió colocando en el mercado internacional cifras significativas durante todo el resto
del siglo.
Entre las causas para la decadencia de la producción y exportación del tabaco
tenemos: La baja de calidad, introducción de tabacos de Java en Alemania y la
producción en Brasil de tabacos a menor costo.
La quina:
Baja de los precios y competencia de las quinas coloniales, son los hechos
comerciales que precipitaron la decadencia de la extracción de quina. Idénticos
motivos suscitaron la crisis de los cultivos de tabaco.
El añil:
La motivación por la explotación del añil que llegó a su máximo en el año 1869
comienza a disminuir por las siguientes razones: poco dinero para la inversión y
pocos conocimientos técnicos para manejar la relación de la planta con la tierra.
La economía colombiana durante el siglo XIX estaba caracterizada por una serie de
limitaciones que hacían bastante rígida su estructura productiva. En el sector rural la
movilidad de recursos era muy poca: hasta mediados de siglo una parte de la mano de
obra estuvo conformada por esclavos, la tierra estuvo sujeta a regímenes que
dificultaban las transacciones comerciales de tierra y la acumulación de capitales se
hacía en forma individual o dentro de cerrados grupos familiares.
La economía del siglo XIX continuaba con el patrón ya existente durante la época
colonial, y el esfuerzo de los grupos dirigentes se orientó a encontrar nuevos
productos para la exportación.
A partir de 1849 el país entró en una época que se caracterizó por la expansión
acelerada de las exportaciones. Distintas a las exportaciones de oro aparecen una
serie de productos agrícolas y de extracción: Tabaco, quina, añil, algodón, cueros,
entre otros.
La expansión de las exportaciones entre 1850 y 1875 tuvo un ritmo relativo más alto al
comienzo del período, pero en todo caso produjo serios efectos sobre la economía
nacional. Como ya se mencionó, se elevaron los ingresos de los propietarios de
tierras y de los comerciantes, y al menos nominalmente los de los jornaleros del centro
del país.
El principal producto artesanal del país, conformado por las manufacturas textiles de
Boyacá y Santander, comenzó a ser desplazado del mercado nacional, aunque más
que sufrir una reducción absoluta sufrió una pérdida relativa: los aumentos en el
consumo nacional de textiles se hicieron con base en importaciones, que podían
adquirirse a precios cada vez más bajos.
En 1871, las importaciones colombianas provinieron en un 51% de Inglaterra, en un
10% de Francia, y en un 8 y 5% de Estados Unidos y Alemania, respectivamente. Las
exportaciones, por su parte, fueron sobre todo a Inglaterra (47%), a Alemania (19%),
Estados Unidos (14%) y Francia (1%), sin contar un 9% que figura como enviado a
Venezuela y en gran parte era mercancía en tránsito para otros países.5
A partir de 1880 se comenzó un proceso de abandono de la política de libre cambio
defendida durante tres décadas por todos los dirigentes políticos y económicos del
país.
Rafael Núñez, inició en la década de los 80s a proteger tímidamente una serie de
actividades artesanales concretándose esta nueva política en 1886 con elevación
general de los derechos aduaneros.
5
Memoria de Hacienda 1871, Págs. 65-76.
En el período da la Gran Colombia se contrataron con los tenedores de bonos ingleses
dos grandes empréstitos. El préstamo de Zea de 1822 por un monto de dos millones
de libras esterlinas, del que finalmente se reconocieron desembolsos por 1.876.000
libras esterlinas, y el de Arrublas y Montoya, en 1824, por 4.750.000 Libras esterlinas.
Al presentarse la separación de Colombia, Ecuador, y Venezuela, nuestro país heredó
la mitad de las obligaciones vigentes.
Para 1834 una deuda externa de Colombia presentaba un saldo de 3.313.000 libras
esterlinas que incluían unas obligaciones pendientes por concepto de intereses
acumulados.
Vale la pena decir que las tasas de interés se modificaron de manera significativa en
cada uno de los períodos de renegociación de los intereses. El primer reconocimiento
de la deuda que hizo Zea en 1820, por un monto de 547.000 libras se hizo a tasas del
10 y 12 % anual. Más tarde, el crédito de 1822, fue pactado a una tasa efectiva del
7,5% efectivo anual. En 1824, el costo de la deuda contratada fue del 7% anual. En las
renegociaciones de 1845 y 1861 las tasas se situaron entre el 1% y el 6%, para 1874
las tasas presentaron promedios del 4% y para 1895 y 1905 las tasas fueron del 3%.
Los empréstitos fueron pactados con el compromiso de cancelar tanto el capital como
los intereses con recursos fiscales específicos. El empréstito de Zea se debía cubrir
con las rentas del tabaco y las minas. En las desembolsos posteriores, por lo general,
se estableció un porcentaje de la renta de aduanas como garantía, aunque también se
ofrecieron otras rentas como las salinas y el producido del ferrocarril de panamá.
Para 1842, el servicio de la deuda, sin incluir los intereses atrasados, equivalía al 50%
de los ingresos fiscales.
Las dificultades fiscales que se presentaron a fines de los años setenta y que se
prolongaron en el período de Nuñez (1882) tuvieron que ver más con incrementos de
gastos y transferencias que con los ingresos. El déficit público de la época obedece a
los gastos militares para atender las guerras civiles, a las intrigas políticas a nivel de
regiones y el mayor gasto en estimular el aparato productivo.
La crisis de la deuda de Colombia durante el siglo XIX sólo fue posible solucionarla
con los programas de ajuste macroeconómico iniciados por la administración Reyes a
partir de 1903.
En 1825 La casa Golds Smith tomó en arrendamiento del gobierno, varias minas de
oro, de filón y aluvión, y de plata en Marmato y Supía. El mismo año llegó a la Supía
M. Juán S. Boussingaul quien compró por cuenta de la “asociación colombiana de
minas”, de Londres seis minas de filón de oro y plata en Marmato, cinco de filón de oro
en Quiebralombo y una de aluvión en Supía.
Florentino González, defensor de las ideas del libre cambio en la Nueva Granada
compró en 1852, por cuenta de la compañía de Inglaterra la mina de Frontino y varias
minas de filón en el distrito de Remedios. En estas minas, se aplicó la primera
máquina de vapor destinada a dar movimiento a un molino y en ella, entre 1891 y
1893, la compañía inglesa obtuvo una producción en oro de 293.000 libras esterlinas,
fuera del valor de las jaguas exportadas que pasó de 70.000 libras.
Apenas hasta el tercer decenio del siglo XIX toma importancia la inversión en minería
cuando la Colombian Minnig logra controlar la explotación de las minas en toda la
antigua provincia de Riosucio, monopolio que lleva el liderazgo de toda la minería del
país.
Desde finales del Siglo XIX el capital norteamericano se fusionó con el capital inglés
para la producción del oro, la plata y el platino en Colombia.
Resumen sobre la historia económica de Colombia durante el siglo XIX:
En el siglo XIX son la quina y el tabaco los principales productos del comercio
de exportación de Colombia. El añil, el algodón y el cacao se exportaron en
virtud de circunstancias ocasionales. La exportación de café disfrutó desde su
iniciación de una relativa estabilidad.
A mediados del siglo XIX las estructuras coloniales sufrieron una fuerte
transformación: los pilares de la propiedad territorial fueron sacudidos, los
diezmos fueron suprimidos con la ley 20 de 1850. El censo también fue
abolido.
Hasta 1850, Las finanzas de nuestro país fueron endebles y para los años
siguientes fueron todavía peores. La pérdida de la renta del tabaco, la pérdida
de otras rentas estatales como resultado de la descentralización fiscal de 1850,
la ausencia de rentas nuevas que remplazaran efectivamente las antiguas y las
obligaciones crecientes que provenían del endeudamiento externo, mantenían
al organismo estatal colombiano en una situación de verdadera postración
económica.
Hasta 1850 hubo una aguda escasez de capitales líquidos, pues gran parte del
circulante, oro y plata, era el principal producto de exportación. La escasez de
dinero fue al parecer crónica durante todo el siglo, pero muchos más aguda
durante la primera mitad.
Para sufragar un creciente déficit fiscal ocasionado por la guerra de los Mil días se recurrió a la
desaforada emisión de papel dinero de curso forzoso, produciéndose una inflación galopante que
no empezó a ser controlada sino a partir de 1907 y que golpeó rudamente a todas las capas de la
población.
En el siglo XIX al lado del capital extranjero, la mayor parte de la producción de oro
se hacía por los nacionales, en forma individual o por capitalistas nativos a través
de grandes empresas.
Con la introducción del libre cambio los artesanos se vieron afectados al perder
parte importante de sus mercados ante las importaciones de textiles, calzado,
vestido y muebles, lo cual hizo decaer sus ingresos.
La brusca caída de las exportaciones de quina y añil, así como las ventas de
algodón en la década de 1860, obedece la aparición de fuentes alternativas de
aprovisionamiento y a la caída de los precios internacionales, sacaron del mercado
europeo a productos que habían entrado en forma coyuntural.
La abolición del impuesto conocido como “diezmo” y del sistema de crédito, así
como la desamortización de tierras eclesiásticas ocasionaron un progresivo
enfrentamiento entre el Estado y la iglesia.
La política que se utilizó para adjudicar la tierra y la forma como de hecho esta fue
ocupada, mostrará, el porqué el desarrollo del país fue particularmente lento en el
campo y en el país durante el siglo XIX y hasta bien entrando el siglo XX.
En el siglo XIX nuestro país tuvo una preferencia marcada por los ferrocarriles, con
primacía sobre las otras vías de comunicación. A través de los ferrocarriles en
Colombia, Inglaterra derivó muchísimas ventajas. Ellos dieron lugar a un poderoso
crecimiento de las exportaciones y de las actividades externas, Todos los
ferrocarriles en Colombia estaban trazados hacia el mar o hacia el Magdalena,
pero no entre ciudades importantes del interior para unir al país económicamente.
El siglo XIX fue un siglo perdido para el país debido a que a fines del mismo el
ingreso per cápita no resultó ser mayor que en sus comienzos. La esperanza de
vida de los colombianos al nacer a duras penas sobrepasaba los 30 años. La
participación de la industria en el PIB apenas era del 8%.
Preguntas para ampliar y profundizar la historia económica de Colombia durante
el siglo XIX:
1. Cree usted que la República de Colombia quedó bien estructurada desde sus
inicios? Explicar.
2. Para usted, ¿fueron claras o no claras las relaciones entre la iglesia y el estado
colombiano durante el siglo XIX? Explicar.
4. Puede explicar las razones por las cuales los extranjeros no quisieron venir a
vivir o a invertir en Colombia durante el siglo XIX?
5. Puede usted explicar, ¿por qué durante el siglo XIX Colombia tuvo un escaso
desarrollo manufacturero?
6. Para usted, cuáles fueron los factores que más influyeron para que la economía
colombiana tuviera un pobre desarrollo económico durante el siglo XIX?
12. Puedes explicar, ¿por qué Colombia, a pesar de tener sus propias casas de
moneda, acudió al endeudamiento externo?. ¿ Consideras alto, normal o bajo
en nivel de endeudamiento externo de Colombia al finalizar el siglo XIX? Por
qué?
13. Para usted, ¿cuáles son las explicaciones del auge tabacalero de Colombia y de
la región de Ambalema durante la segunda mitad del siglo XIX?
15. Te invito a elaborar un ensayo como mínimo de 4.000 caracteres sobre las ideas
de proteccionismo y librecambio utilizadas en Colombia durante el siglo XIX.
19. Te invito a elaborar un resumen ejecutivo sobre las guerras civiles en Colombia
durante el siglo XIX y su incidencia en la economía.
20. Puedes explicar, al menos 10 razones, del por qué el siglo XIX es considerado de
pésimos logros en el desenvolvimiento económico.?
Bejarno, Jesús Antonio (ed.). “El siglo XIX en Colombia, visto por historiadores
norteamericanos”, Medellín 1977.
Tirado Mejía, Alvaro. “Aspectos sociales de las guerras civiles en Colombia”, Biblioteca
básica de la Cultura, núm.1, Bogotá, 1976.
Sowell, David. “La caja de Ahorros de Bogotá”, 1846 –1865. En Colombia en el siglo
XIX. Planeta, 1999.
Caballero Escovar, Enrique. “Historia Económica de Colombia, Ed. Oveja Negra, 1986
Duque Escobar, Iván. “Bolívar una visión dispersa”, Santa Fe de Bogotá, marzo de
2000.