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nales, en el que Florescano busca “contri-

buir a coser los desparramados hilos de la


memoria colectiva que nos ha formado, y
servir a comprender mejor el presente ace-
lerado y cambiante que nos ha tocado vi-
vir” (p. 13). De esta forma, el texto preten-
de mostrar las variadas funciones que los
pueblos y los historiadores le han asigna-
do a la recuperación del pasado; cuyo ob-
jeto es la reflexión sobre la labor desempe-
ñada por los historiadores en la sociedad.
El libro se encuentra dividido en dos
apartados. En el primero, titulado “La fun-
ción social de la historia”, el autor discu-
te justo esa “función social”, vista como
un reencuentro con lo irrepetible, la me-
moria del poder o una reconstrucción
crítica del pasado; mientras que en el se-
gundo, “Los pilares de la construcción his-
toriográfica”, ahonda en los cimientos que
dieron pie al surgimiento de esta cons-
trucción, como el redescubrimiento de la
narrativa oral y su impacto en la recons-
trucción del pasado, desde el mito, la me-
moria o la ficción.
En primera instancia Florescano dis-
cierne las que a su parecer son las funcio-
nes de la historia, empezando por la iden-
tidad, entendida como la recuperación del
pasado, cuyo fin es la creación de valores
sociales compartidos, como la idea de que
Enrique Florescano, La función social de la el grupo o la nación tuvieron un origen
historia, México, FCE, 2012 (Colección Bre- común cohesionador. Otra función social
viarios, 576). es el conocimiento de lo extraño y remoto, refe-
rido a que el estudio del pasado obliga a
“Debemos a los que nos precedieron una par- conocer lugares nunca antes vistos, al mis-
te de lo que somos”. mo tiempo que familiarizarnos con con-
Paul Ricœr, La memoria, la historia, el olvido. diciones de vida diferentes a las propias, y
reconocer la diversidad.
Este libro es una recopilación de charlas En el registro del transcurrir temporal, la
impartidas y artículos ya publicados por el historia es entendida como “el estudio de
autor, y dispersos en revistas especializa- los cambios de las sociedades y los indivi-
das, tanto nacionales como internacio- duos en el tiempo” (p. 29), en donde la

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periodización es inmanente a la empresa proveedor irreprimible de arquetipos que
historiográfica, y permite dar cuenta de influyen en la conducta y la imaginación
los cambios y las transformaciones de un de las generaciones posteriores. A través
colectivo. Al hablar sobre el encuentro con lo de relatos dedicados a dar cuenta del mis-
irrepetible, Florescano indica que se proce- terio de los orígenes, a dotar a los pue-
de con el criterio de autenticidad en la blos de valores comunes y a legitimar el
que el historiador le confiere a los hechos poder de los gobernantes, pero sobre todo
una significación propia y un valor dura- a la extracción de ejemplos morales. En
dero, singular e irrepetible dentro del de- la actualidad el libro, el museo y los me-
sarrollo humano general. Por esa vía las dios masivos de comunicación son los
experiencias sociales y los actos nacidos principales difusores de imágenes y tra-
de la intimidad más recóndita se convier- diciones provenientes del pasado.
ten en testimonios imperecederos, pero El apartado “De los anticuarios a la ars
que nos hablan de un momento fugaz, en histórica y la aparición de una historia con
ese tiempo de larga duración. fines propios y dimensión universal”, me
En el pasado como historia contemporánea, parece muy pertinente, ya que da cuenta
se refiere a que el historiador por más es- del nacimiento y formación de la historia
fuerzos que haga por situarse en el pasado como ciencia y su desarrollo, empezando
y analizarlo en sus propios términos, no por los “anticuarios”, pasando por la co-
puede escapar de la determinación de in- rriente ars historica, que concluye con la
terrogarlo desde el presente, lo que origi- creación de nuevas instituciones univer-
na mirar los sucesos pasados con pregun- sitarias. De igual manera da cuenta de una
tas actuales, pero tratando de evitar los historia separada de la tradición cristiana
anacronismos. También la cualidad de ma- y convertida en una disciplina con fines
gistrae vitae, aunque a la historia no pue- propios, cuya meta es alcanzar la verdad;
de atribuírsele esta, sí podría servirse de su llegada al siglo XIX estará ligada a su
esos conocimientos para no incurrir en los función social y política, además de una
errores que afectaron a nuestros ancestros, aproximación con la sociología. En este
o para normar los actos de la propia vida, apartado, Florescano recurre a diversos au-
apoyándolos en las experiencias del pasa- tores, tratando de enmarcarlos en esta
do. Del mismo modo nos habla de la his- temporalidad propuesta, y demostrar que
toria como un tribunal, partiendo de la idea estas aseveraciones no sólo las dice él, sino
de que el estudio de la historia proporcio- que se encuentra fundamentado en lo que
naba sustento para hacer juicios morales otros han dicho con anterioridad.
sobre el pasado, y en este contexto se juz- Tanto en “La creación de ‘comunidades
gaba a los acontecimientos a los ojos de los imaginadas’” como en la “Memoria del
sucesos actuales; sin embargo, en el plan- poder”, Florescano nos señala cómo en
teamiento realizado por Florescano, se se- el discurso se fue configurando la idea del
ñala que el problema de los historiadores Estado-nación, señalando que en los go-
no es si debemos emitir juicios morales o biernos de algunos países hispanoamerica-
no, sino hacerlo con responsabilidad. nos, asiáticos y europeos en el siglo XIX, se
Otra función es la de la historia como manipuló el pasado, inventando lazos
proveedora de arquetipos. El pasado es un de identidad, con el propósito de unir a

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poblaciones de lenguas y culturas diferen- tivos, los cuales tendieron a colocarse por
tes, forjando símbolos nacionales que de- encima de los colectivos. En este apartado
finieron los ideales y emblemas que les Florescano habla de forma dura contra el
dieron identidad y hegemonía, creando academicismo, concentrado en publicar
así “comunidades imaginadas” (pp. 88- para sus colegas y profesionales, dejando a
89), aunque son las personas que están en un lado al conglomerado social al cual de-
el poder las que configuran el derrotero berían fluir las ideas, y señala que
que ha de seguir este proyecto de nación.
Otra de las funciones sociales de la his- el trabajador intelectual es secuestrado de la
toria es la de hacer una reconstrucción críti- vida de relación que forma la experien-
ca del pasado, a través de la “crítica de fuen- cia política de los individuos, y es obligado
tes”, pero siempre relacionándolos con el a practicar una relación dependiente con la
contexto donde se inscriben, para dotarlos burocracia administrativa, ante la cual siem-
de un significado más profundo. En este pre está en condiciones de inferioridad”
apartado se hace hincapié en la adhesión a (p. 139),
una lógica de inquisición, gracias a la cual
los resultados de la indagación histórica en donde el rasgo que distingue la situa-
pueden ser verificados, confrontados y va- ción actual de los historiadores es la insti-
lidados de la misma manera como se hace tucionalización y profesionalización de sus
en otras disciplinas (p. 116). En la amplia- actividades. Sin embargo, un dato suma-
ción de las fronteras, se habla de los rasgos mente revelador es el que señala que a par-
más notables del desarrollo de la historia tir de los años sesenta, los investigadores
como disciplina, ligada esta a la Escuela de lograron imponer sus distintos proyectos
los Anales; es decir, nos habla de la com- personales como programa institucional.
plejización del método de estudio, así Y en donde la compulsión por publicar
como de la inclusión de nuevos mode- está en relación directa con los modelos
los de análisis, pero sobre todo de nuevas profesionales que hoy rigen el oficio de
preguntas del pasado, que abrieron al mis- historiador.
mo tiempo el cambio de perspectiva, Después de esta explicación sobre la
ya no macrohistórica, sino también mi- función social de la historia, el autor, en
crohistórica. la segunda parte, entra de lleno a expli-
Un apartado que lleva a la crítica y a car las sucesivas relaciones, roturas y nue-
la reflexión, es el de “Las ataduras de la vos acoplamientos que el relato histórico
institución académica y el gremio”, por- estableció con el lenguaje hablado y con la
que da cuenta de cómo las instituciones, escritura (p. 151). Abarca, como él mismo
intereses y propósitos, afectaron y defor- señala, la reconstrucción propiamente di-
maron, de distintas maneras, el desarrollo cha del discurso histórico, comenzando
de la historia como disciplina científica y con el establecimiento de la prueba do-
su posición en la sociedad; en donde el cumental, siguiendo con los métodos de
reduccionismo grupal produjo una sepa- explicación y terminando con la “repre-
ración creciente del profesional con res- sentación historiadora”. También incluye
pecto al conjunto social, y una correlativa un apartado dedicado a mostrar los cam-
sobrevaloración de los intereses corpora- bios asumidos por el historiador en las

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distintas fases de su oficio y que concluye toriadora es capaz de acreditar la preten-
con dos apartados: en el primero resume sión de verdad del discurso histórico. Pero
los desafíos que hoy enfrenta el historiador para que esto se cumpla cabalmente debe
y el otro se refiere al papel que cumple la ir acompañado de una buena escritura,
historia en la formación del ciudadano que haga amena la lectura y la compren-
(p. 152). sión del texto.
En “El redescubrimiento de la narra- En el apartado sobre los desafíos y cons-
tiva oral”, el autor enumera las caracte- tricciones que retan el oficio de historiador,
rísticas de la tradición oral, como luego Florescano aborda la modificación relacio-
indagar en el paso de la historia oral a la nada con los cambios motivados por las
cultura escrita, pero señalando los efectos computadoras y la Internet, que trastoca-
negativos de la escritura sobre los pueblos “sin ron en forma radical las actividades del
historia”, en donde la aparición de la es- profesor-investigador. En este contexto,
critura significó también una separación el autor señala que la tarea más exigente
radical entre la alta cultura, dominada por del historiador debe ser recordar a nuestros
el alfabetismo, y la cultura popular, signi- conciudadanos cómo llegamos a este pun-
ficada por el lenguaje oral, la tradición y to de nuestra historia, recobrando la con-
la noción de arcaísmo (p. 172). En con- versación con nuestros ancestros; es decir,
traparte, el paso del manuscrito al libro está pidiendo un nuevo renacimiento de la
impreso tuvo entre sus efectos un aumen- cultura, pero de “nuestra” cultura.
to considerable en la producción de libros Florescano señala que la historia con-
y una reducción en las horas para elaborar- tribuye a la forja del ciudadano; es decir, el
los, seguidos por un incremento súbito de conocimiento histórico es indispensable
los lectores y la propagación de los con- para preparar a los jóvenes a vivir en socie-
tenidos del libro, dando un nuevo impul- dad, ya que les proporciona un conoci-
so al renacimiento de los autores clásicos. miento global del desarrollo de los seres
En el apartado sobre mito, rito e historia, humanos y del mundo que los rodea, en
establece una clara diferenciación entre donde la historia, como instrumento de
uno y otro. De igual manera da cuenta educación política, permite la formación
del estrecho vínculo entre la memoria y la del ciudadano en una nación moderna y
historia, roto por la aparición de la im- democrática de individuos libres y que,
prenta; posibilitando la lectura de las his- por lo mismo, debería inculcarse en las
torias de otros y trabajar en soledad con familias desde la infancia y formar parte de
apuntes, con la libertad de releer lo que todos los programas de educación como
había escrito. Uno de los apartados más una disciplina básica.
importantes es el que se refiere a los tres pi- A manera de conclusión puedo señalar
lares de la operación historiográfica, y que que este es un libro que deberían leer los
son, al fin de cuentas, la metodología a estudiosos de la historia, sobre todo en los
seguir en la investigación histórica: 1) la años de formación, ya que nos sitúa en el
fase documental; 2) la fase explicativa- acento del texto y el contexto de lo que
comprensiva y, 3) la representación histo- debería ser el quehacer de todo historiador,
riadora (escritura), indicando que sólo la además de que nos da un panorama am-
unión de las tres fases de la operación his- plio no sólo de las herramientas con las

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que cuenta esta disciplina, sino de los pro- Hizo falta al final de cada apartado un
blemas con los que se encuentra en su de- cierre que lo conectara con el siguiente y
sarrollo, al mismo tiempo que plantea las una conclusión que englobara las princi-
posibles soluciones. Su importancia radi- pales ideas y aportes. Como dimos cuen-
ca en que da una conciencia global de lo ta, el fin de este libro es analizar la función
que es la historia y cómo se ha ido desa- del historiador, al considerarlo como el
rrollando hasta nuestros días, con la lle- encargado de superar las herencias del pa-
gada de nuevas tecnologías y la apertura sado y enfrentar los desafíos presentes. Y
del conocimiento histórico a los estudios más que hablar de la función social de la
interdisciplinarios. Pero también explica historia, yo concluiría que lo que se bus-
de forma clara la forma en que se dio el ca es adentrarse en la función social que
viraje al análisis político, en donde el his- el historiador ha venido desempeñando
toriador dejó de ser un vínculo con el en su papel político de formador de ciuda-
mundo social y se transformó en un ente danos, al mismo tiempo que es un libro
político, donde tuvo que sujetarse a la para pensar y reflexionar acerca de nuestro
“academia”, desvinculándose de su entor- propio papel como historiadores.
no social que pasó a un segundo término,
y realizando una clara crítica a cómo el Carmen Méndez Serralta
historiador desarrolló su trabajo separado CIESAS-PENINSULAR
de la esfera social.

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