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0 LAS MATRICES DEL PENSAMIENTO TEORICO-POLITICO 1. Crencta, POLITICA ¥ CULTURA La multiplicidad de cortientes teéricas, las disimiles fundamentaciones, lineas de interpretacién y metodologias de analisis presentes en el cam- po de Jos estudios del hombre, evidencian la relatividad del conocimien- {to acerca de Io histérico y Jo social. Con su sola presencia cuestionan | la ciencia libre de valores y los pastulados de objetividad y universa- | lidad de sus afinmaciones. A su vez, estas caracteristicas se vinculan con las dificultades de prediccidn de los procesos socio-histéricos —mis alli de Ja capacidad para seialar ciertas tendencias o probabilidades— ~ evidenciando ¢] caracter hipotético, controvertido y controvertible de Jas bumanidades y las ciencias sociales. Sin duda, Ja modalidad esen- cialmente polémica manifestada por el desarrollo bistérico del pensa- miento social, se deriva de Ja intima vertcbracién entre estas formulaciones teéricas y determinados proyectos politico-culturales, como expresién de visiones de! mundo que impregnan los mas diversos aspec- tos del acontecer de las sociedades. Afirmar que tas) grandes corrientes de las ciciicias humanisticas y Sociales jstin_inlrinsecsmcale-vinculacet_con_proyerton his orcas cy f de vasto alcance, supone concebirlas como/sistemiatizaciones SSreeptiales que influycn, fundamentan o explicitan tales proyectos y que, por lo tanto, estén siempre prefiadas de politica atu cuando pretendan scr portadoras Beans apelable objetividad ciemtifica. Pero este reconocimiento de ias profundas diferencias que exhibe cl pen- samiento politica y social —incluyendo el concepto mismo de socie- dad, es decir, cl abjeto de estudio por excelencia— no implica des- calificar la utilidad de las herramientas tedrjcas y metodaldgicas. No nicga la riqueza de las diversas lincas interpretativas ni las potencia- lidades de Ia recuperacidn critica de ideas 0 valores que, a través de 67 ALORA ARSUMEDO ‘ mediaciones mis © menos claboradas, procuran un ordenamiento de \ los datos de la realidad y la fundamentacién de grandes propuestas estratégicas, Esta relacién histéricamente condicionada entre la produccién teé- ica y los procesos politicos, obliga a definir.cl Iugar, la perspectiva desde donde se interpretan los fenémenos sociales -y problematiza la pretensién de aquellas posicioncs que se autoatribuyen cl patrimonio de Ia ciencia —con los criterios de autoridad que esto conlleva— considerando a las otras formas del pensamiento como politicas, ideo- J6gicas, valorati:.1s o precicntificas. Es por clio que la premisa de Ja cual partimos busca establecer las connotaciones y propuestas expli- cita o implicitamemte formuladas por los diferenies marcos concep- tuales frente a los momentos histéricos en os cuales emergen, se actualizan, se adaplan o enriquecen: de modo tal que la controvers: ledrica deja de ser un problema estrictamente académico y se engarza con los debates politicos sustantivos que signan el desarrollo histérico y social. E] tema de las influencias politicas en las ciencias bumanisticas ha sido seiialado, con los matices del caso, por autores pertenccientes a diversos cnfoques dentro de csic campo. Con referencia a la historiografia. José Luis Romero afirma: La historia social debe hacerel es(ucrzo de llevarsus temas al campo de ka mas estricta objetividad. Este estuerzo, por cierto, no ¢s facil... Las casi inevitables implicaciones de lipo ideoléico que entraian estos temas hacen cl esfuerzo aun mas dificil... Un capitulo fundamental es el de la cong la dominacidn hispanolusitana. Los problemas que alli se originaron con motivo de la impostacién de un nficleo conquistador y colonizador sobre Ja masa aborigen derro- tada recibieron distintas y sucesivas solu pero nin nna de ellas acabé con aquéllas, Los problemas subsisten alin hoy, y si constituyen un tema hist6rico, constituyen también cuestiones de palpitante actualidad... La cuestis del enfrentamtiento cnire los grupos blancos y los grupos de indigenas, negros, mestizos, etc., ha asumido caracteres de problema decisive en distintas épocas y en diferentes paiscs... ha condicionado el estudio de los problemas de la historia social, puesto que, en la medida en que son proble- mas vivos que han originado actos de poder, se insertan inevitablemente en el cvadro de la historia politica y responden en sus planteos a las incitagiones de la politica misma, ia ¥ ba colon a Los Siuexcios ¥ tas Voces EN AMERICA LATINA Desde una vision diferente y-con- énfasis ain mayor, también Arturo Jauretche! remarca el cardcter: esencialmente politico de las interpretaciones’ histé [No cs pues un problema de historografia, sino de politica: Jo que se nos ha presentado como historia es una politica de Ja historia, en queésta ess6louninstrumento de planes nis: vastos destinados precisamentea impedir quc la historia, Ja historia verdadera, contribuya a la formacién de una con- u. Ciencia histérica nacional que es Ia base necesaria de toda politica de la Nacién. Asi, pues, de Ja necesidad de un pensamiento politico nacional ha surztido la necesidad del revisionismo histérico. De tal manera cl revisionismo se ve obligado a superar sus fines exclusivamente histéricos, comto corresponderia siel problema fuera sélo de técnica € investigacién, y aparcja necesariamente consecuencias y finalidades politicas?, La dificultosa decantacién de las interpretaciones, Ja caracteriza cién de fos procesos y las figuras de la historia que se hace espe- cialmente evidente en América Latina mianificsta esta vinculacion entre los estudios historiograficos y las posiciones politicas. En tat medida, antes que ct refinamiento alcanzado por las herramicntas académicas, son los condicionamienios politicos det presente y las lidades de encontrar puntos de acuerdo, limar asperevas bilitar espacios de verdadero didlogo, Jas que pueden facilitar una aproximacién menos maniquea a la recuperacién de la propia his ria. Lo sefialado para 1a historiogralia es extensible al conjunto de earias y recursos concepluales v metodalégicos de las ciencias sovia- les, ¢ invade asimismo 1 campo de Ia filosofia: Las filosofias de la historia, en particular las que produjo ct siglo XIX pueden ser consideradas como discursos politi- cos abiertamente intencionados. en los que se ha planteado comio Gbjeto sefialarcl camino que se debia recorrer, come asimismo Ios escollas que se debian evitar para que las ~ potencias europeans pudicran cumplit con un destino al cual se senfian convocadas dentro del vasio proceso de damina- cidn del globo iniciado con el Renacimiento. De este mode puede alirmarse que la filosofia dé Ia historia acabé cons- "Romero, José Luis: Larinoumériea: situaciones ¢ ideologias, Bucnas Airey Ediciones del Candil, 1987, *Jauretche, Arturo: Politica nacional y revisionismahistérico, Puchi Peta Lillo. Coleccién La Siringa. 1959. 69 00004 AANA ADA Sig fay a i lin tm ns em ne in re CBs9000000009 oO COVVOVOOCVDDOVDOODDOOOO00O ALORA ARGUMEDO tiluyéndose, en una de sus Ifneas de desarrollo, sin duda Ia de mayor volumen, en un modo de “filosofia imperial” que se ocup6 tanto de los eventuales motivos de decadencia que habia que evitar, como de las formas mediante las cuales la bumanidad europea y dentro de ella una burguesia ya segura de si misma, habia de asumir de modo definitive el destino de toda bumanidad posible’. Y si, como sefiala Rodolfo Agoglia, “nuestro siglo hace filosofia desde Jas ciencias huitianas © Historias”, es posible concluir que j{ todas ellas —la filosoffa, las ciencias sociales, Ja historia— se vertebran en marcos mas amplios, en concepciones culturales y modos de percibir el mundo que les otorgan sus significaciones esenciales al margen de In especificidad y las caracteristicas dé cada una de sus areas de cstudio. Como contracara, esta afirmacién considera que es posible recuperar, sistematizar y reclaborar en términos de rigurosidad teérica,"cl pensamiento_popular latinoamericano que histéricamente se ha manifestado bajo la forma del discurso politico 0 como expresio- nes discursivas no académicas?. La intima, conexién existente entre ciencias humanas y politica, entre las vertientes académicas y los proyectos que sc despliegan en mutua confrontacién, comienza a evidenciarse asimismo en el debate politico _y cultural europeo procesado cn el contexto de Ia actual crisis de époea y de las profundas refornulaciones en los planteos histéricos de os paises centrales del Este y del Ocste: [ Lasctisis... deshicieron las seguridades tan Iaboriosamente conquistadas... Paralelamente a-las nvdltiples dudas que socavarian todos los rincones de la prictica, desde hace varins décadas experiencias de las mas variadascrosionarian, progresiva ¢ implacablemente, a su vez, las nociones cpisteme'Sgicas mas preciadas heredadas del siglo pasado —cuna det proyecto cientifico moderno— entre las cuales descollarian las de objetiyidad, neutralidad_valorativa, causalidad.lincal, verdad transhistérica, cic. Siaqui impor- taccharalguna luzsobre la crisis epistemolégica, es porque *'Roig, Arturo Andrés: Teoria y eritica del pensamiento latinoamericano, México, Fondo de Cultura Econémica, Coleccién Tierra Firme, 1981. Agoglia, Rodolfal Conciencia histérica y tiempo histérico, Quito, P.U.C.E., 1978. — Agog Rodolfo: “Cultura nacional y filosofia de !a historia en América Latina” en. Revista de Filosofia Latinoamericana y Ciencias Sactales N"13, Buenos Aires, 1988. > Roig, Arturo Andrés: op. eit. —Salazar Bondy, Augusto: ;Existe una filosofia en nuestra América?, México, Siglo XXI, 1969. 70. Los Smuencios ¥ Las Voces ex América Lan: Ia puesta en cuestiénde estas categorias basales del pensa- miento cientifico y de la epistemologia moderna es indisociable de la crisis del proyecto de 1a modernidad, ‘Aunque la cadena de mediaciones a recorrer sea sumamen- te larga e intrincada, no cabe duda de que gran parte de lo més rico que podemios encontrar en la critica que la post- modemidad le hace a a modernidad esta ligada tanto al cuestionamiento de sus proyectos politicos y sociales cuan- toa los supuestos epistemolégicos e ideoldgicos 2 los que estos estaban implacablemente wnidos'. | Tomando esta perspectiva, en el desarrollo conceptual de Thomas Hobbez resalta el objetivo de dar legitimidad a Ja monarquia absoluta sobre bases no teoldgicas, para una Inglaterra que a niediados del siglo XVII buscaba superar sus conflictos dinésticos y lanzar una ofensiva contra el Imperio Espaiiol, cuestionando a la autoridad re- ligiosa que avalaba el Tratado de Tordesilias y, en cl nombre de Dios, ponia obstaculos a su sed colonial. Décadas més tarde, la Revolucién Gloriosa va a encontrar en Ja obra de John Locke los fundamentos de la monarquia parlamentaria donde, bajo una forma filoséfica funducional que apela a la naturaleza humana originaria, al modo de constitucién de las sociedades, a sus modclos organizativos © al caricier del poder federative y de Ia guerra justa, es posible encontrar los lineamientos de la nueva era politica abierta con cl arribo al poder de Guillermo de Orange. El potencial alcanzado por Inglaterra desde mediados del siglo XVIH y su éptima preparacién para competis por cl dominio del mercado mundial en proceso de consolidacién, asi como la reformulacién del poder interno que préduce’ cl crecimiento de las nuevas burguesias comerciales ¢ industriales, estin en la base de las propuestas cientificas del liberalismo econémico de Adam Smith y David Ricardo, De la misma manera, en Ja brillante sistematizacion teérica begeliana subyace ol problema de Ja couformacién de un Estado fuerte capaz de orientar las tendencias de la sociedad civil hacia la construccién de ta unidad de Jos principados alemanes luego de la traumética experiencia de Ia invasién napoleénica. Una invasion que también ha de influir sustancialmente en distintas verticntes del romanticismo alemin y en pensadores como Fichte 0 Clausewitz. La ciencia en Carlos Marx —que sinteliza criticamente los apor- *Piscitelli, Alejandro: *Postmodernidad ¢ identidad latinoamericana” en Cuadernos de Ja Comuna N*10, Santa Fe, Municipalidad de Puerto Gral. San Martin, 1988. — Harvey, David: The Condition of Postmodernity, USA, Blackwell Inc. Cambridge, 1991. 7 ALEIRA ARGUMEDO tes de Ia filosofia, la politica y la economia claborados por los imelectuales orgénicos del ascenso burgués en Evropa— constituye cl Sustento tedrico' de: una politica que intenta develar el horizonte del proletatiado europeo, clegide para forjar la: verdadera historia huma- na, Con las caracteristicas propias de los diferentes tiempos y" lugares histéricos, este objetivo fundamenta los aportes de~Lenin, Rosa Luxem- burge o Antonio Gramsci. El debate sobre cl futuro de~Alemania en Jas décadas que corren entre 1890 y 1920 es alimentado por-todas y cada una de las categorias aparentemente formales y neutralmente valorativas de Max Weber; en tanto la busqueda de nuevas formas ¢ infegracién social para rcencauzar Ja vertiginosa his- toria de Francia cn los cien aios que siguen a la Revolucién, im- pregna Jas formulaciones teéricas de Emile Durkheim. Tales con- diciosamisstnspotiticns, que pueden detectarse en los més diveFsos iores y teorias ciencias humanas no sc reficren sélo al | ontexto del_descubrimienta”, ni se ligan con aspectas parciales de sociologia del conocimicnto” 9 de una historia social de Jas | ideas. La definicién ¥ concatenacién misma de las categorias concep-, tuales estan contamitadas por objetiyos politicos globaics y desde suj \ Sptica peculiar influyen en los grandes enlfentamientos procesados { ~ durante ¢l transcurso de Ia historia. nalizar de este moda las corrientes del pensamiento acadé- mico-politico. ¢s preciso adoptar un punto de vista integral, un marco aharcador cntendida tanto en téeminos teéricas como histéricos. c(t ada critica incluye mecesatitmente wna perspectiva englobad ciende Stas fronteras entre Ins distintas disciplinas cien- fificas, ramas o subramas de las ciencias sociales y la filosofia, y se entremezcla can las espacias culmrales mas amplins, de kx palitice y de los comportanticntos colectives, con fa interpre cién de los principales hechos de la historia. En tal sentido, no pucde limitarse a Ja discusién de conceptos aislados, de ideas parcia les. de fenémenos acotados, dado que sdlo cn el marco de una visin de canjunto esos conceptas, ideas 6 fendmenos adquieren una signi- : ada, una verdadera coherencia, un sentido mas ri- ite Las sueesivas particiones del ¢ guroso ¥ consist rocintiento. social, que en tas jf parcalizadan son hijas de una de las versiones dominantes en . Principalmente cl liberal-funcionalismo formula del neias social el requisito de mienios cstancos, d blecer_ compar saber susceptibles de desarrolios autarquicas, sin cot veriebracién de cada una de esas particularidades con los otros fc1 tenes que, cn muchos casos, iticiden de mianera decisiva sobre cl especitico problema en estudio. ee a ee eee eee rere \ Los SWENCIOS ¥ LAS Voces Ex AmEnICA LATINA 4:(A partir de la segunda. postguerta, :¢l_liberalsfuncionetisnr—tal vez una de {as vertientes mas enpobrecedoras de Max Weber,'a cuya concepcién. se! le‘ elimina Ja historia, la politica y In filosofia para cosificarla cn‘un anodino sistema de accién social— (ue el promotor de la “departamentalizacién” de fos estudios académicos, pretendicn- do clevar al plano de ciencias autarquicas a las diferentes subramas que abordan problemas sectoriales del acontecer histérico y social como la sociologia, las ciencias politicas, la psicologia social o las ciencias de la comunicacién, diferenciandolas tajagtemente de la his- toria, la cconomia, la filosofia o la antropologi No obstante, estos planteas de especializacién cicntifica y el cs- tablecimiemto de severos limites entre las distintas disciplinas, consi derados como garantin de la rigurosidad y la objetividad del saber, fueron incapaces de impedir que las principales corrientes teéricas se hicicran presentes cn sus respectivos programas de estudio — Marx, Gramsci o Weber, por citar sélo algunos— de ntaner tal que aquéllo que se pretendia diferenciar “verticaimente™ en supuestas cien- cias auinonmas vuelve de becbo a articularse “horizontatmente” en funcién de las distintas concepciones que dan cuenta, desde una visién integral, de la problemitica socio-histérica. Lo cual no supone negar Ia legitimidad de tas investigaciones sobre aspectos. parcinle: relativamente avlénomes, con dindmicas propias de desarrollo, sus ceplibles de ser estudiados analiticamente como factores con cicria independencia, tal como son encarados por jos estudios cconémicos, Ia historia de} desarrollo tecnolégico. 1a estrategia militar. los proce- S05 politicos, las conmnicaciones, los aspectos vinculados con cl Estado y la administracidn, los movimientos sociales, Ia demrografia, el sin- dicalisina, tas politicas culturas indianas. Pero a-zo muy distinto esc] plantco que sgnora en forma ‘a la veriebracién de estas particularidades con los marcos abarcadores dentro de los cuales adquicren su sivnificado m: cabal; @ pretender que existe una itnica forma “ciemtilica” y “obj liva” de interpretar cada uno de estas procesos’. canis El Gndlisis critico de las cortienies de pensamicnto desde Splica global, “transdisciplinaria”, susceptible de dar cuenta de la incarporacién de Jos fendmenos sociales dentra de las coordenad: que trazan las grandes lineas imterpretativas, se conjuga con el reqii- sito de abordar los fendmenas sociales € histéricas desde una deter- minada idea de totalidad. En rasgos muy generales, cnlendemos por Sotalida@ una mirada que no sélo contemple cn sus principales ten- dencias los factores y contradicciones que juegan jen una sociedad Zea, Leopoldo: Latinoamériea, Tercer Mundo. México. oe. 1977. € € Cee P eee ccccsesvcocesoooccooooseses ALCIna ArcuMEDo ©. determinada sino, ademés, la articulacién de estos procesos en su relacién con otras sociedades, con Ia dindmica internacional cn un momento histérico dado’. No se trata de reivindicar entonces una idea de totalidad cerrada sobre si misma ni de ignorar la obvia dificultad de incluir todos los factores que intervienen en los proce- sos histéricos y sociales. La nocién de totalidad que utilizamos pre- tende recuperar una visién comprensiva, abierla y dinémica, que cuestione Jas interpretaciones parcializadas y permila incluir lo ex- cluido, seiialar los silencios. Una idea de totalidad que reconoce la tiqueza y complejidad del desarrollo de las socicdades y plantea Ia claboracién de hipétesis, diagnésticos o supuestos acerca de las ten- dencias fundamentales que actiian en Jos fendmenos sociales, sin caer| cn un gencralismo abstracto o en negar Ja rclativa autonomia con que puede encararse el conocimiento y Ia investigacién de aspectos espe- cificos. (or0 de los instrumentos mis tipicos de distorsién y encubrimiento de Tas realidades sociales ba sido el aislamiento de los hechos par- liculaies, cludiendo su articulacién con contextos ms amplios o la inclusién de otros clementos que muchas veces tienden a reformular dristicamente el diagnéstico de una situacién dada} No casualmente las vertientes de origen liberal son Jas que*més enfatizan la parcializacién en el andlisis de los problemas histéricos, politicos y sociales, negando la posibilidad cientifica de abordarlos desde una perspectiva de conjunto. Las verdades a medias, los cautos silencios, acompaiiaron el desarrollo histérico del liberalismo, tanto en la ma~ triz decla filosofia juridico-politica —con sus hombres libres, iguales Y propictarics, organizados socialmente a través de un contrato— como én la versin de la economia politica, que preficre a ver a las sociedades cual fruto de la sabia e invisible mano del mercado, capaz de transformar en un bienestar general el comportamiento egoista de los hombres que procuran su lucro individual. Tales me- tiforas conformaron un instrumental ideol6gico contundente en la desintcgracién del mundo feudal evropeo y se fueron ensiqueciendo al ritmo de desarrollo de las nuevas técnicas aplicadas a Ia industria, al transporte y a las comunicaciones; acompaitando los ptocesos de expansidn colonial, fundamentando la Jcgitimidad de un destino nianifieste para civilizar al mundo, para incorporarlo al progreso de las artes y de las ciencias, de Ja inciativa privada, de la acumulacién del capital. A lo largo de los siglos XVIII y XIX las ideas liberales asentarian su predominio en Europa y América del Norte, dando origen a las ilamadas Revoluciones Democrdticas, aportando a la * Argumedo, Alcira: Los laberintos de la crisis (América Latins comunicaciones), Buenos Aires, Puntosur/ILET, 1987. : poder transnacional y 4 Los Sissies ¥ Las Voces EN AMERICA Lamina construccién de una nueva cra de libertad igualdad y al despliegue isofos del del proyecto de la modernidad formulado por los’ fil Tluminismo. Sin embargo, esta es sélo una parte del relato. La primera gran revolucién democratica liberal instavrada en los Estados Unidos, in- corpora Ja teoria revolucionaria que impulsa Thomas Jefferson, autor intelectual de la Declaracién de la Independencia. Como es sabido, Ja Declaragién establecia las bases de una sociedad democratica, republicana, independiente, federativa, igualitaria, regida por la clec- cidn de representantes y las libertades individuales; pero los hombres y mujeres negros seguian siendo esclavos. Esta otra parte del rclato simplemente no se menciona, ni en esa Declaracién ni en la posterior Constitucién que iba a regir los destinos de la gran nacion del Norte. Ejemplo democratico en el cual los postulados tiberales convivieron durante casi un siglo con la presencia abgrrante de la esclavitud para millones de seres, humanos de esa misma sociedad. Silencios repeti- dos en las mas diversas experiencias de, conformacién de los gobier- nos liberales de las naciones europeas( Desde las monarquias parla- mentarias a las repéblicas, la légica del pensamiento liberal tuvo Ja misma constante: iguales, libres y propietarios, los blancos*. Los hindiies, vietnamitas, argelinos, chinos 0 negros —que no eran ver- daderamente humanos— sélo podian aspirar al privilegio de ser ci- izados por cl dominio blanco, transformindose en pueblos “deudo- res” y pagando los costos correspondicntes. Una visién contundente del mundo que subyace al pensamiento académico y politico curopeo; que absorben fascinadas las oligarquias y ciertas clites iSustradas de Ameria Latina; que condena al ostracismo a los pueblos de ultra- mar. Para nosotros, esta doble perspectiva integral —por una parte, con referencia a las grandes concepciones teéricas y por otra en lo rela- tivo a la interpretacién de los procesos histéricos y sociales— cons- tituye un punto de partida para aproximamnos a los. nudos cruciales de la polémica en el seno de la filosofia y las ciencias sociales y su relacién con los proyectos estratégicos que se formulan para afrontar una nueva época mundial. Desde una vision popular latinoamericana, la confrontacién politica de los afios ochenta y noventa en Occidente, donde se hacen presentes los neoliberales, Jos neoconservadores, los postmarxistas, los modernizantes 0 los postmodernos; las nuevas ten- dencias politicas ¢ idcolégicas que comicnzan a procesarse en las * Hinkelammert, Franz: “Frente a fa cultura de la postmodernidad: proyecto politico y utopia”, en David y Goliath N*52, Buenos Aires, CLACSO, septiembre 1978. — Beard, Charles; Beard, Mary: Historia de los Estados Unidos, Buenos Aires, Tipogrifica Edivora Argentina, 1962. Yo wetuny ALCIRA ARGUMEDO naciones del’ Este; os interrogantes acerca del futuro de América Latina; obligan’a insertar la discusién tedrico-politica en cl context de las agudas transformaciones que se estén produciendo en la arena | mundial, como consecuencia del reordenamiento de los ejes del poder, y el acelerado despliegue de la Revolucién Cientifico Técnica", Imponen c] requisito de enfrentar cl debate con berramientas capaces de detectar las claves tedricas mas sustantivas; las connola- ciones ¢ interrogantes de los distintos ejes de interpretacién; las ié- gicas intenas, los puntos de continuidad o ruptura y las formas de actyslizacién de las diversas tcorias. Herramientas conceptuales diri- gidus a establecer lineamientos de andlisis que vayan mas alld de los acuerdos insospechados, la profusién de matices,-las renovadas Iectu- tas de las fuentes, las lacerantes criticas de amliguas identidades, Ia muerte de las utopias y los grandes relatos, el fin de los sujetos colectivas, cl anacronismo de jos consensos, la reivindicacién de las subjetividades y otras formulaciones que expone el debate predom nante en Occidente, signado en su conjunto por la impronta del silencio acerca de los costos sociales y mnacionales de las nuevas sendas de la modernizacién. = Como imentaremos ver inés adelante, exisien sin duda significa tivas diferencias entre el neoconservador Daniel Bell, el ncoliberal Von Hayek o el postmoderno Lyolard. Pero coinciden demasiado en su desprecio hacia las formas del cansenso y en fa afirmacién de wi individualismo ‘ris © menos egoista; precisamente cuando 1a “ingobernabilidad”de las democracias ante demandas sociales que no han de ser satisfechas cn ta légica impuesta por un poder econdmico y fmanciero cada ve7 mas concentrado, constituye una grave preocu- : de Tes duusinanics cn ies paises centrales. Los postmarsistas y Jos modernizantes na parecen avanzar mucho mis sistema claborada por Weber y restringen sus propuestas a un neo-contractualismo absiracto, que elude las relaciones de poder y la polarizacién creciente en Ia distribucién de los recursos en detri- mento de lis mayorias sociales y las naciones periféricas’ Los juegos del Ienguaje y los intercambios simbélicos tienden a dejat ta realidad tal cual cs y no hablan de los actores excluides del juego.)Podemos Preguatarmas entonces hasta dénde, una vex mas, el dehateael Norte occidental ineluye sélo tna parte del rclato. En fa otra parte, Amé- rica Latina padece las presiones del endeudamiento externo y cl comportamicnto de los grupos locales de poder cconémico-financiero que, cn una accién articulada con la banca y las -corporaciones transnacionales —y al margen de sus eventuales contradicciones se- " Atgumedo, Alcira: Un horizoute sin certesas: América Latina aute la Revolucion Ciemtifico-Técnica, Buenos Aires, Puntosur/ILET, 1987, 76 Los Sitencios ¥ Las Voces EN AMERICA LATINA nara ob cundarias— actéan con una implacable voraci nacionales; desgajando a nucstras socicdades entre un blogic social! concentrido, excluycnte y pretendidamente moderizante y amplias! capas de la poblacién que se van empobrecicndo dia a dia, mientras, crece en niveles alarmantes el desempleo y la marginalidad ‘con sus’ secuelas de desesperacién. . Por Jo tanto, plantcamos un conceplo de totalided que, sin cacr , en tolalizaciones reducc tas, sea capaz de develar los silencios de las corricntes begeménicas en las ciencias sociales y de hacer cmerger Jas voces de otros protagonistas de la historia’, Se trata de incorpo- rar los datos de Ja realidad dentro de un marco comprensivo, para evaluar criticamente esas versiones que, al considerar s6lo wna parte de los procesos bistéricos, al desarticular los fenémenos sociales en imilliples espacios sin relacién entre si, al seleccionar unos rasgos y cludir otros, al jerarquizar tos saberes parcializados, pretenden impo- ner una versién “cientifica” del relato de Ja historia que ve sélo el rostro del progreso y no ef del cspanto, que habla de una acialidad y de un nosoiros de selecios € ignora o desprecia a ese otro que imegran as masas populares de América Latina’? La esirecha rclacién de las corrientes tedricas con determinados proyectos politico-historicos, indican a su vez una articulacién mis 0 menos mediatizada entre Jas ciencias humanas y los patrimonios culturles y expericncias vitales de diferentes capas sociales y freas geogrificas, En tanto modos de percibir cl mundo de distintos sec- lores de un pais o region dados, tales patrimonios y experiencias conforman cl sustento para la constitucién de Jas “voluntades colec- livas",sobre las cuales se erigen y consolidan los proyectos de socic~ Gad. (En tal sentido, ias formulaciones tcdricas —al margen de los concepios y metodologias planteados, del caricter fundacional o pe- recedere de los aportes conceptuales, del menor o mayor alcance de su influcncia— estin inthersas cn contextos culturales, son expresion de épocas histéricas particulares y se vertcbran con las mentalidades predominantes en diferentes capas de Ia poblacién de un pais.iMen- talidades y sentido comin entendidos como a incorporacién sociali- ada de patrones culturales que actian —con sus espacios de opacidad y sus contradicciones— como referentes de la vida cotidiana y base para la constraccién de los consensos politicos". Asi, 108 limites entre las distintas formas del conocimiento, catre Ios diverses modos " Roig, Arturo Andrés: op. cit. Todorov, Tavetan: Le conquista de Amérien: el problems del otro, México, SigloXX1, 1987. * Perdn, Juan D.: El modelo argentino, Buenos Ai ‘jeblo Entero, 1980. lad sobre los ‘re cursss st O86 COGO0G b ; p 1 b Oo jO lO = ALaIRA ARGUMEDO de percepcién de Ja realidad, se hacen mis difusos. Tienden a rom- perse esquemas rigidos que pretenden reivindicar la racionalidad y la Posesién de la verdad para /a ciencia, despojando de toda capacidad de saber a las expresiones de lo popular. Y de la misma manera que/ se diluyen las divisioncs estancas entre conocimiento sistematico yy sentido contin, entre ciencia y saber popular, tienden a deses- Iructurarse también las versiones clitistas, las soberbias il minadas, Jas distancias entre las fracciones intelectuales y el “pucblo-nacién”™, | La existencia de “trincheras” en ef seno de la sociedad civil — verdaderas reservas estratégicas de una concepcién del mundo despa- tramada en la conciencia de las clases subordinadas— fue brillante- mente percibida por Antonio Gramsci Iuego de la derrota de los levantamicntos de 1919 9 1921. Cuando la magnitud del fracaso y cl dolor'de Ja cércel 1o obligan a replantcarse las preguntas acerca de los limites y fatencias de sus propuestas, Gramsci bari el intento mis hicido de rompimiento con las rigidas determinaciones del marxismo en lo referido a los procesos de desarrollo de Ia conciencia social"’, Va a buscar en las complejidades culturales los caminos de elabora~ cién deuna reforma intelectual y moral que dificilmente podia ser impuesta “desde afuera". Pensando desde Italia y desde Europa, for- mula fértiles interrogantes acerca de Ja articulacién entre sentido comin, politica y filosofia superior, que abren al pensamiento social caminos mas fructiferos que las divisiones entre “el sabio” y “el politico”. Esa dristica separacién entre ciencia y politica, que la inteligencia y la pasién impidieron alcanzar al propio Weber, cuya produccién intelectual esta decididamente impreguada de la cultura y a politica alemana de su tiempo. —Bialet Massé, Juan: Informe sobre el estado de las clases abreras en el interior de la Repiblica, Buenos A'res, Imprenta y Casa Editora de Adolfo Grau, 1904, —Stavenhagen, Adolfo: “La cultura poputar y Ia creacidn intelectual” en Colombres, Adolfo (compilador): La cultura popular, México, Premia/La red de Jonés, 1987. — Duran, Leonel: “Cultura popular y mentalidades populares” en idem. — Bonfill Batalla, Guillermo: “Lo propio y lo ajeno (una aproximacion al probtema del control cultural)” en La cultura popular, idem. Arico, José: La cola det diablo: Aites, Puntosur, 1988. — Foucault, Michel: Microfisiea del poder, Madrid, La Piqueta, 1979. Gramsci, Antonio: El materialisme hist6ricoy ta filosofia de Benedesto Croce, Buenos Aires, Laularo, 1958, — Gramsci, Antonio: Literatura y vida nacional, Buenos Aires, Lautaro, 1961. — Gramsci, Antonio: Notas sobre Maquiavelo, sobre politica y sobre cf Estado moderno, Bucnos Aires, Lautaro, 1962. ‘* Olsson, Gunnes: “Notas sobre el pensamiento nacional” en Antropologia Tercer inerario de Gramsci en América Latina, Buenos 78 “4 Los SiLENcios Y Las Voces EN América LATINA 2. EL CONCEPTO DE MATRICES DE PENSAMIENTO ‘A Jos fines de nuestro trabajo, denominamos matriz_tedrica-palt- tica @ la articulacién de un conjunto de’ categorias-¥ valores consti 1iivos, que conforman la trama légico-conceptual basica y establecen los fundamentos de una determinada corriente de pensamiento. Den- tro de las coordenadas impuestas por esa articulacién conceptual fundante se procesan las distintas vertientes internas como expresio- nes o modos particulares de desarrollo teérico. Estas verlientes cons- tituyen ramificaciones de un tronco comin y reconacen una misma matriz, no obstante sus mélliples matices, sus caractcristicas particu- lares, sus eventuales contradicciones o Ios grados dc. refinamiento y actualizacién alcanzados por cada una de elias. Las diversas matrices de pensamtiento conticnen definiciones acer- ca de la naturaleza humana; de la constitucién de Jas sociedades, su composicién y formas de desarrollo; diferentes interpretaciones de Ja historia; elementos para la comprensién de los fenémenos del presen- te y modelos de organizacién social que marcan los ejes fundamen- tales de los proyectos politicos hacia cl futuro. Asimismo, formulan planteos sobre Jos sujetos protagénicos del devenir histérico y social; hipétesis referidas a los comportamientos politicos, econdmicos, s0- ciales y culturales y Cundamentos para optar entre valores o intereses en couflicto. Constituyen los marcos mas abarcadores que actian como referencia explicita o implicita, manifiesta o cncubierta de las corrientes ideolégicas otorgando un “parecido de familia” a las ver- tientes-y actualizaciones que procesan en su seno. Siguicndo a Gunnar Olsson’, la pregunta por Ia esencia de fo social, por el concepto o la naturaleza de fa sociedad, cs la base para la construccién de las distintas ‘matrices prescntes ext las ciencias sociales y en cl pensamiento politico ¢ ideolégico. El punto de par- fida de una matriz de pensamiento estaria dado entonces por Ja forma como concibe 2 Io social. Las afirmaciones referidas al modo en que se constituye la sociedad —las relaciones entre los hombres en un Ambito espacial dado y Jas relaciones entre sociedades— establecen la matriz teérica que vertebra, en sus principales lincamientos, las concepciones y Ja actividad politica tanto como el pensamiento cien- tifico social. El concepto de sociedad conlleva una determinada vie sién acerca de Ia naturaleza humana y es el ndclco a partir del cual se estructura cl entramado mas sustantivo de los esquemas de pen- samiento, estableciendo una cierta coherencia interna dentro de la cual adquieren su sentido los distintos conceplos, metodologias de ‘Mundo NYS, Buenos Aires, 1970. "Olsson, Gunna op. cit. 719 ALORA Axut tio andlisis y relaciones, formuladas como procesos sociales © histéric neas de comprensién de los En las ciencias sociales existe un concepla basico que es el de sociedad. En el punta de partida de la investigacion estaria determiinada la naturaleza de “la sacial”. Elobjetivo dela ciencia serfa determinar a realidad de losocial, pensar © conocer esa realidad. Definido de csta manera el objeto de la ciencia social quedaria por dcfinir su método. Pero el \\ mmétodo debe ser apropinda a) objeto, es decir, que Ia ) pregunta por la esencia de lo sacial es previo a la ciencia, cn cl sentido de que su respuesta ha de scr la base para la constitucién de la ciencia. Dicho de otra manera, la cons- ién de una ciencia social comienza por determinar el concepto o la realidad de “Io socia!”. Se trata de ver, por lo tanto, las distintas. concepcianes de lo social como el fundamento de las distintas cortientes de las ci sociales!”. ncias, Partiendo de las definiciones bisias sobre cl concepto de socie- dad, 8c despliegan con wna coherenci legica particular las celaciones entre los diferentes postulados acerca «de qué es la ciencia social, cuales son sus formas de objetividad \ conocimiento y los méiodos de aproximacién a ese objeto de estudt. Se establece Ia vinculacién entre conocimiento cientifico y concepciones paliticas; se desarrailan las afirmaciones fundamentales con reterencia a los sujetos y los comportamientos sociales; Jos criterios para ta opcion entre valores 0 intcreses contrapuestas; Jas atticulaciones esistentes entte las diversas ishinives (economia, poiitica, ciencia y tecnoiogia, comunicaciones, ete.) y las hipatesis centrales relalivas a su funcionamicnio y relaciones mutuas. Esta sistematizacién conceptual otorga —por encima de Jas distinciones: entre sus vertientes internas— la sigmilicaci ajustada alos distintos conceptos: cstamentos 0 clases seciiles, Ja forma-y fas fun- ciones de) Estado, Jas relaciones del sistema politico con Ja sociedad las hipétesis sobre el caricter y ios contenidos de la comuni- én social, la consiruccién de la heyemor e] consenso 0 ¢) dominio, las definiciones de la democracia. la justicia, Ja libertad. la igualdad y otros aspectos que hacen a ia lormulaciin de los modelos de sociedad y Estado y a las rclaciones entre soviedades. A su vez, lates marcos conceptuales establecen Ins lineas metodalégica “método” de la ciencia que es diferente, cu sus aspectos 1 ™ Piaget, Jean; Garcia, Rolando: Psicogénesis ¢ histuria de In ciencia, México, Siglo : sa Los ILENCIOS Y Las Voces EN AMERICA LATINA. sivos; para cada una de Jas matrices consideradas. Esta perspectiva se asimila a las afirmaciones de Jean Piaget y Rolando Garcia cuando sefialan que: ’ El método cieutifico aparece subordinado a la concepcién del mundo y a la naturaleza de los problemas formulados. Es en Ia concepcidn del mundo y en Ja naturaleza de los problemas y no en la metodologia, donde se sitta la diferencia fundamental entre Oresme y Galileo." La definicién de las matrices de pensamicnto nos permite detectar las lincas de continuidad 0 ruptura de los valores, conceptos, enun- ciados y propucstas pertenecienics a las principales corrientes ideolé- gicas en las ciencias sociales y en cl debate politico de nuestro ticmpo. Ante la transmigracién de ideas parciales o la interpenctracion de concepios y valores que se produce necesariamente en cl proceso de confrontacidn te6rica y politica, es preciso cstablecer el significa- do real adquirido por cada uno de cllos en cl interior de una matriz dada; ya que los conceptos no actian aisladamente ni aleanzan un sentida consistente al margen de su insercién en un especifico con- texto tcérico. Lo cual no implica plantear esquemas rigidos, desco- jociendo Jos cambios que sc estin producienda en cl pensamiento contemparineo. o la evolucién de las ideas que pueden ser reconstituidas a través de nuevas sintesis. Sin embargo, los meros juegos de palabras no garamiizan verdaderas transformaciones del pensamicnto social: y al eludir la vinculacién de esas ideas con las lenmas conceptuales sustantivas. se corre el riesgo de confundir la mencién vacia de determinados conceptos con cl sentido profunde que estas adquicren en ei marco de Jas diferentes matrices tedrico- politicas. - Las matrices de pensamicnto son formas de reelaboracién y sistematizacién conceplual de determinadas mados de pescibir c) mundo, de idearins y aspiraciones que ticnen rigambre en procesos _histéticas y expericncias poliicns de amplios contingentes de pobla- jn y sc alimentan de sustratos culturales que exceden los marcos Lriciamente cientificas @ intelectuales. Es por ello que Ia construc- cién de las matrices se relaciona estrechamente con lo semalado por José Luis Romero refiriéndose a lis ideas de Ja Mustracién: En general, las ideas de ja Mustracién se claboraron despaciosamente en Europa a través de maltiples experien- XI, 1984, { Romero. José Luis: op. cit. | 81 92P99PODDDDGCODDDODDDO00D00000000000G4 ALCIRA ARGUMEDO cias que hizo Ja burguesia durante 1a Edad Media ya lolargo de unproceso intelectual que fijé la concepcién racionalista. S6lo después de tan larga claboracién, ¢l pensamiento burgués y racionalista logré integrarse en un sistema no s6lo de gran coherencia sino también de creciente simpli- cidad. Sin embargo, la sintesis no fue universal... En todos los casos, ¢l sistema arrastraba un conjunto de experiencias reales previas a su claboracién intclettual y un nutrido contexto de supuestos que anunciaban su presencia cual- quiera fucra el esfuerzo que se hiciera por ocultarlo...!” En este sentido las matrices de pensamiento son expresién de procesos sociales, politicos, econémicos y culturales y tienden a in- cidir con mayor o menor fuerza sobre las realidades y los conflictos nacionales ¢ internacionales. Conforman las bases de fundamentacién de proyectos histéricos y guardan una fluida continuidad con las nianifestaciones de Ia cultura, con las menlalidades predominantes en distintos estratos de poblacién y en diferentes regiones, reflejando el cardcter intrinsecamente polémico del conocimiento social. 3, MATRICES ¥ PARADIGMAS La idea de matriz de pensamiento presenta algunas simililudes y significativas diferencias con el concepto de paradigma claborado por T. S. Kuhn en La estructura de tas revoluciones cientificas. Vincula- do fundamentalmente con el} cstudio histérico de las ciencias exactas y naturales, el paradigma hace referencia a “las realizaciones cien- tificas niversalmente reconocidas que, durante cierto tiempo, propor- cionanIuodelos de problemas y soluciones a wna_comunidad cienti- fica", y conlleva leorias, métados. y normas de investigacién casi siempre inscparables entre si. Esta herramienta conceptual es espe- cialmente rica para aproximarse al origen de Jas controversias cxis- tentes en el campo de Jas ciencias; detectar los momentos de crisis y muptura de determinados modelos que han sido predominantes en su desarrollo ¢ indicar la emergencia de nuevos lincamientos que trans- forman rotundamente los marcos en Jos cuales hasta entonces se babian procesado las investigaciones cientificas. Kuhn seiiala explicitamente que en su esquema no ba sido con- siderado el papel que desempeiian el progreso tecnolégico o las condiciones externas sociales, cco1 SO Jectuales* cn la > Kuhn, Thomas: La estructura de tas revoluciones cientificas, México, Breviarios del Fondo de Cultura Econémica, 1983. Kuho, Thomas: ap. ei Los SineNcios ¥ LAs Voces EN AMERICA LATINA evolucién de jas ciencias. La propuesta ticnde mas bien a romper con ciertas ideas acerca del carécter lineal y acumulativo del desarrollo cientifico, haciendo resaltar Jos decisivos cambios que s¢ producen en las teorias explicativas, en las formas de percibir los intertogantes y Jas hipétesis y en los métodos de investigacién, a partir de las Ia- madas “revoluciones cicntificas”. Tales revoluciones dan lugar a trans- formaciones significativas de] mundo en el que se Ilevaba a cabo el trabajo cientifico anterior, donde predominaban determinadas normas para el desarrollo de la “ciencia normal”, es decir, Ia prictica investigativa cuyos fundamentos no son pucstos cn cuestin. Empero, cuando en una ciencia exacta o natural un individuo 0 grupo produce una nueva sintesjs capaz de atmer a Ja mayoria de los profesionales de la generacién siguiente, las escuelas mas antiguas desaparecen gradualmente. Se ha producido entonces una “revolucién cientifica” que establece nucvas pautas de investigacion y promueve la ciencia normal sobre carriles diferentes, donde vuelven a predominar los lemas acotados, los estudios detallados y en profundidad,! que van enriqueciendo las lineas trazadas’ por el nuevo paradigma o reformulando sobre estas bases los interrogantes anteriores; tratando de ajustar y resolver las ambigiedades, de dar respuesta a los enig- mas formulados, de precisar con creciente rigurosidad las coordena- das establecidas por el paradigma emergente. El instrumento elaborado por Kukn es sugestivo también para orientar ciertas problematicas de Jas ciencias sociales, precisamente porque indica que: “cs asombroso el niimero y alcance de los des- acucrdos patentes entre los cientificos sociales sobre la naturaleza de los problemas y los métodos cientificos aceptados”, No cabe duda de que es en este tipo de ciencias donde mas se hace presente la intluencia de los factores externos: en la convivencia conftictiva ‘cndémica” de diferentes corrienies de pensamiento, se expresa su caracter intrinsecamente politico; y las cicncias sociales Se manifies- tan como parte de un debaic mas amplio y una confrontacién que tiene sus raiccs en conflictos “extracit De esta manera, un primer punto de diferenciacién, estaria dado en el hecho de que, mientras el paradigma hace referencia especifica y Testringidamente al campo cientifice —sin tomar necesariamente en considcracion los Ilamados factores externos— las matrices de_pen- samiento serian_lns_formas_mig-sistemaliers: analitiensy de fundamentacién(tedricay wiietodologica: de es0s_Taciores €xlernos— Uno de los sida ei Sapresion TET ToncepeTones culturales abarcadoras y que, por lo tamo, se engarzan con otras formas de expre * Piaget, Jean; Garcia, Rolando: op. cit. 83 - * Piaget, Jean; Garci Ava Ancuneno como [a literatura, ciertas manifestaciones artisticas 0 el sentido comin de distintas:capas de la poblacién— y con propucstas~politicas arti culadas como proyectos estratégicos. Un segundo eje de diferencia: cién nos pemmitiria establecer que, en tanto el paradigma tiende a enfatizar Jos momentos de crisis y ruptura de los modelos predomi- nantes en las ciencias durante un periodo dado y su reemplazo por nuevos patrones cientificas, las_matrices buscan mis bien establecer las lineas de continuidad Kistérica’ de determinadas corrientes de pensamiento, vincuindas con Ta fecuperacién explicita o implicita de concepciones ¥ Galore fundantes que se reproducen en las ‘Wistintas verticals actunlzaciones degarrolladas a partir de un tronco coméin. Para la construccién del concepto de matrices tedrico-politicas consideramos especialmente valiosos los aportes que pucden derivarse de los trabajos de Jean Piaget y Rolando Garcia®. AGn con el temor de excedernos en la- libertad interpretativa de sus investigaciones sobre psicogénesis e historia de las ciencias exactas y naturales, algunas de esas ideas centrales nos permiten formular hipdtesis de aproximacion al problema de Jas relaciones entre patrimonios_cultu- rales, sentide_ comin, politica, filosofia y ciencias sociales. Una pri- mera Sinea se vineula con el caracier de los mécanismos ¢ instrumen- tos del conocimicnto: Todo conocimicnto, por nucvo que parezea, no esjamas un ~bechg primigenio” totalmente independiente de los que lo ban precedido. Se Mega a un nueve_conocimiento por reorganizaciones. ajustes, correcciones, adjunciones... No se inlegran sin mas al acervo cognoscitivo del sujeto: bace ny ncomodacidn que condi- ciona ja coherencia interna del propio sujcto, sine! cual éste no se entenderia ya a si mismo... En el caso de los process cognoscitives se agrega alsa determinacié 6 cultura). Dicho de otra manera, ¢] conocimiento na es nunca un esiado, sino un procesa.influide por las etapas precedentés de desarrollo... De aqui surge la necesidad det anilisis hist6rico-critico. El conocimicnte cicntifico no cs una categoria nucya, fundamentalmente diferente y heterogénea con respecto a las normas de} pensamicnto precientifico ya los mecanismos inherentes a Ins conductas Strumentales propias de Ja inteligencia prictica. Las normas cientificas se sitian en la prolongacién de las nommas de pensamicnto y de practicas anteriores, pero incorporando dos exigencias nuevas: la coherencia interna Rolando: idem. ‘Los Sruencios ¥ Las Voces ex Amtrica LATINA =). ! (det sistema total) y Ja verificacion experimental (para las ciencias no deductivas)*. Esta relacién entre las distintas formas del conocimiento ye hecho de que las cstructuras a partir de las cuales se asimilan los nuevos elementos cognoscitivos estén fuertemente impregnadas por Jas influencias sociales y culturales, permitiria suponer que, entre el sentido comin —ligado con las normas del pensamiento precientifico y con las pavtas que condicionan las conductas instrumentales de la intcligencia practica— y los proyectos politicos con sus fundamentos teérico-conceptuakes. —que requicren mayores niveles de ematizacién y coherencia interna— existe una continuidad otorga- da por los sustratos culturales y los modos diversos de ver el mundo y practicar el conocimicnto™, Este punto de vista —que permite retomar el anilisis de José Luis Romero acerca de la construccién histérica de las ideas de la Ilustraci6n— conlleva la recupcracién de un saber, de un conocimiento valida, de una sabiduri: propia de] sentido comin, atin cuando éste se maniticste bajo formas no siste- miiticas y con eventuales incoherencias internas, Las matrices de Peusamicnto serian cuionces Jas sistematizaciones tedricas y las arti- culaciones conceptvales coherentizadas de esos sabercs y mentali des propios de distintas capas de la poblacién de un pais, de los cuales se nutren y a las que, a su vez, les afrecen modalidades de imterpretacién tendientes a enriquccer los pracesos del conocimiento y el desarrollo del sentido comin. [La persistencia de los patrimonios culturales —como acervos colectives de diversas estratos sociales o identidades nacionales, que consuiluyen las cstructusas primigenias del sentido comin, a partir de las cuales s@ van incorporando las nuevas experiencias, conocimien tos c ideas— establece las tineas de continuidad historica, transmit das gencracionalmente, En ese proceso, los datos de Jas nuevas rea- lidades vitalizan, reformulan, actualizan y enriquecen los significados, los cddigos, simbolos y valores de las memorias sociales, otorgando {uidez a Ia relaciéa entre Jas distintas expresiones de una compleja concepcion cultural.jEs lo que planiea Arturo Andrés Roig con refe- rencia al primer Juan Bautista Alberdi, cl de las Ideas y el Fragmen- to preliminar al esutdio del Derecho: i Nésior: “;Reconsiruir lo pophiar?” en Seminario sabre Cultura in balance interdisciplinario, Buenc Aites, Instituto Nacional de Aatro- Pologia, 1988. > Alberdi, Juan Bauti ‘ragmento preliminar ese del Derecho, Buenos Aires, aT | SCOPVOODDCDDHOODDOOHQOCODO00Q000000 : Atara Arcumeno Junto con la critica negativa de los “filésofos sociales europeos” consagrados, se produce en Alberdi el rechazo del eclecticismo... Plantea el problema dela naturaleza de Ia filosofia desde dos angulos: es entendida como una suerte de saber espontinco, semejante a aquella “metafisi- ca habitual” de la que hablaba Hegel y que anticipa Ja problenvitica de los horizontes de comprensin que carac- teriza a las llamdas concepciones de! mundo y de la vida. Hay, en efecto, ciertos “principios que residen en Ja con- ciencia de nuestras sociedades? que “estn dados” y “son conocidos”. Se trata de un saber que surge naturalmente como “razén” y “sentimiento” de una época y de una sociedad, quesi bienes, enun primer momento, una especie de saber “precientifico”, se organiza luego como saber de ciencia y determina las modalidades propias u originales de peste. De ahi que Alberdi entienda... que su propio discurso filos6fico nosca incompatible con otras formas discursivas, de otros grupos humanbs colocados enestamentos sociales “populares”. Al recuperar en esta perspectiva algunos conceptos de Piaget y Garcia,fuede considerarse que las matrices de pensamiento son for- mas d¢_tematizacién de _determinadas visiones del_mundo_que Fan sido procesadas_por Jas mentalidades sociales. Constituirian una resul tante del pasaje desde el uso o aplicacion implicita de una nocién particular, que ya ha sido utilizada en numerosos casos pricticos, hacia Ia reflexién que permite su utilizacién consciente, una concep- talizacién de esas nociones. La tematizacidn requicre mayores nive- les de organizagién y refinamiento de ideas que han guiado el com- porlamicnto practico; pero ello sto implica que una menor tematizacion acerca de los fundamentos tedrico-conceptuales Ileve necesariamente a un pragmatismo ciego. La praais politica y las expetiencias vitales conllevan interpretaciones implicitas, derivadas de marcos culturales © histéricos que otorgan significados y orientacicnes a ese accionar, actuando como estructuras cognoscitivas bisicas susceptibles de un mayor enriquecimiento. sfasi, la actividad prictica se desarrolia en silvaciones generadas por un entomo sociocultural que Je da sentido ¢ influye en las “estructuras_légicasfundamentales” a partir de las Fl Atenco, 1968. —Roig, Arturo Andrés: op. cit, — Martinez, Armando: “La cuestiéa americana en la perspectiva de una filosofia contemporanca” en Revista de Filosofia Latinoamericana y Ciencias Sociales N"13, Buenos Aires, 1988. % Piaget, Jean; Garcia, Rolando: op. cit. = 86 Les SiLeNcios ¥ LAS Voces EX AMERICA LATINA cuales se articulan Jas respuestas. A su vez, tales respuestas se reor- ganizan, se corrigen o se ajusian mediante nuevas experiencias 0 mayores niveles de sematizacion: Nuestra tesis sera (porel momento, para losadultos) que un sujeto enfrenta al mundo de Ja experiencia con un arsenal de instrumentos cognoscitivos que le permiten asimilar, por consiguiente interpretar, los datos que recibe de los objetos circundantes, pero también asimilarla informacion que lees transmitida por la sociedad en la cual est inmerso. Esta tiltima informacion se refiere a objetos ya situaciones ya interpretadas por dicha sociedad... A partir de la adoles- - jo se han desarrollado las estructuras Iégicas fundamentales que habran de constituir fos instrumentos basicos de su desarrollo cognoscitivo posterior, el sujeto dispone ya, ademis de dichos instrumentos,de una concep- cidn del nundo (WWeltanschaung) que condiciona la asimi- = lacién ulterior de cualquier experiencia. Esta concepcién del mundo actiia a diferentes niveles y de diferente manera en cada nivel. Dada esta dinimica, en el campo de las ciencias socialés — mucho mas marcadamemte tal vez que en el de las ciencias fisico- naturales—- fos factores externos tienen una influencia decisiva_cn_el- tienen una influencia_decisiva_en_¢ desarrollo conceptual.(E} contexto_cullural de distinlGs estrafos so les oO espacios repionales no puede ser ¢ludido en fa sistematizaci teérica que, a su vez, incide con distinta intensidad en los procesos histéricos_y politicos de caracter extracientifico. Por ello, ia perspec- tiva nacional y popular latinoamericana de Ja filosofia y las ciencias sociales recupera como punto-de-partidacla, présencia contundente de las_visiones;dehmundo,-dejos saberes, valores, memorias y experien- is a cpl pops ef sora Se desarrolia a partir de Gas, otras i mérica Datiiiignoradas o despreciadas por las verticntes hegeménicas cn los mbites académicos$ 4. MaTnICEs ¥ “EPIsTEMES” No obstante Jas dificultades para aprehender cl concepto de episteme utilizado por Foucault?” —esas cstructuras profundas, subya- / centes, que delimitan al campo mas amplio del conocimiento y i —Ribeiro, David: “O Povo Latino-americano” en Caria: falas, reflexées, memérias N' Brasilia, 1991. . * Foucault, Michel: Las palabras y las cosas, México, Siglo XXI. 1986. 3 Romero, José Luis: op. cit. 87 articulando basicamente alrededor de esas nat ALORA ARGUMEDO percepcién en una época histérica determminada —es vélido’interrogar- nos acerca de las relaciones de! conccpto de. matrices. con esa. idea. Foucault sehala que en Ia episteme no, interesan las eventuales co- nexiones internas que obedezcan a una especie de- armonia prestablecida; importa, sobre todo, remarcar las discontinuidades, las rupturas, la’ dispersién que’ caracteriza al campo epistemolégico pre- dominante en un periodo de Ia historia) Indica expresamente que no ¢s posible cstablecer lineas de comtinudad o progreso histérico den- tro de una episteme ni pucde hablarse de una historia de epistemes, porque no se trata de una historia global ni ide una bistoria de las ideas, en tanto no existe continuidad entre una y otra episteme. Fenémeno sublerrineo, inconscientc, que establece et “Jugar” donde los hombres estin instalados y desde ¢l cual se conoce y actiia. Una disposici6n general que carcee de reglas estructurales, que se difercn- cia de wna concepcién del mundo y a la cual sélo pucde accederse por la arqucologia para delectar claves, pasadizos, dispersiones, in- cégnitas de dificil resalucién. A partir de esias naciones, consideramos posible afirmar que, en el marco de una misma episigme, pueden convivir distintas_concep- ciones_amurrices de pensdmiento. De hecho, si se toma como tefe- rencia la “cpisteme moderna” —quc, para Foucault, abre a comienzos del siglo XIX Jos umbrales de la madernidad europea y de la cual forman parte las ciencias humanas— ésta contiene en su seno, entre otras, las tres principales matrices del pensamtienta accidental predo- minantes, con sus crisis y actwalizaciones, en las ciencias sociales y en la realidad politica contemporanea: la matriz del liberalismo cco- némico, la matriz derivada de Ia filosofia juridico-pal eral y la que estructura ce} marxismo. Las profundas contradieciones. y antagonismos que signaron la politica curopea desde Ia primera mitad del siglo pasado se fueron ices en tanto Jas ex- ios sociales, politicos y presioncs mas representalivas en os espa culturales y en la evolucién de las ciencias humanas, enriquecidas por as miltiples vertientes que se procesaron a partir de cada uno de los troncos principales. A través de diversas influencias, reformulaciones, lineas de contaclo y suptura con las corrientés del romanticismo, Jas peculiaridades nacionales 0 ta recuperacién critica de aportes parciales, tales matrices se consolidaran como 10s 1 mvs’ comtundentes_ds_vertebracién_de_lis_menlalidades en_ Europa, aconipaiiando los procesos de formacién de Jas naciones y del mer- cado mundial, Las confrontaciones idcologicas se fueron desarrollan- do en cl marco de un distanciamiento, creciente respecto de las influencias teoldgicas, pero conservaron algunas premisas que pare- cian no discutirse a pesar de los torrentosos procesos de cambio que RR Los Sitencios v Las Voces en AMERICA LATINA 0 atravesara el mundo europeo: ta confianza en el progreso indefinido de law historia” humana yen la -supremacfa’ de la" Razén; la 0 autodefinicién del’ pensamiento occidental; con sus raices en'Ia an gua Grecia; como'la‘énica linea legitima y superior del conocimiento bumang. 28et Fem coma ee tre “Cabria preguntarse en este punto hasta dénde Ia’ supremacia de Ja ¢ Razén —que desplaza cl predominio religioso cn Evropa— uo mant ne, sin embargo, una continuidad wilorativa mis profunda aiin que las ce propias epistemes, que recorre cl conjunto del pensamiiento curopeo desde finales del siglo XV, cuando Ja historia comicnza a transforni en historia universal. Un hilo de Ariadna unificante de las sucesivi epistemes que predominaron desde entonces en el viejo continente, al- rededor de esa idea que define a Europa como la dnica propictaria, indiscutida y legitima, de Ja religién, del conocimiento, la Razén, la Ciencia y por fo lanto, fa Verdad. Esa idea que, al margen de las disputas por las hegemonias nacionales o sociales, designa a los curo- peos como artifices de ta humanizacién de la humanidad, legitintadas para utilizar los medias de Ja conquista y la colonizacién que tan magna tarea requeria. Una idea cuya contacara cs el desprecio por las culturas de ultramar —formas primitivas, arcaicas, pre-racionales de lo bumtano— y que, de la misma manera que se apropiara por la violencia de Ins ticrras y los cuerpos de ios pueblos periféricos, dejé para si también el privilegio de_la_palabra, cl relato_de_la_historia, cl derecho Como seaala José Luis Romero: ¢ oO C € Oo C ¢ La palabra cristianismo representaba, por cierto, no tanto < religién como una cultura. Esta idea adquirié su mayor, vigor en Espaiia y fue la que inspiré Ia actitud de los * conquistadores. En grado distinto inspird ta actitud de Portugal 0 Inglaterra. Y fue esa idea la que justifies la conquista y la colonizacién, Las poblaciones indigenas americanas fueron equiparadas a los turcos que ca~ ( bana Europa y comprometian no sélo Ja posesién del suclo oO sino también Ia cultura cvropea de signo cristiano. La 2 conquisia fuc una guerra de culturas, estoes, una guerra sin cuartel en Ja que la victoria significaba cl aniquilamiento del vencida o, al menos, la sumisién incondicional... Esa imagen que las curopcosse hicieronde América corespon- Oo dia a la que, en las guerras de cultura, sc habian hecho los curopcos de Europa misma. Europa era, en Gltima intstan- el nuevo pucblo elegido, el poscedor de la verdad, el C destinatario de la revelacion, esto es, cl depositario de la cultura superior... Pomer, Loén: “,Qué celebrar?” en oe Paging 12.9 de octubre de 1988. so O \ { 0 COOVDODDDDDOQODDDDDDDQODODEOOQODOOG ALORA ARGUMEDO Asi, desde esa Edad Moderna iniciada al promediar el siglo XV, las cosmovisiones que se succdieron’en a begemonia cultural de Occidente tendicron a autoconcebirse como inlegrantes de la expre- sién verdadera, exclusiva, del pensamienio humano. La superioridad europea —tanlo bajo sus formas religiosas como mis tarde bajo el Huminismo y la Razén, la civilizacién y cl progreso, la moderniza- cién o el desarrollo— relegaria a la categoria de residuos de Ia historia, de expresiones primitivas, de manifestaciones de la barbaric, a los pueblos que integraban las vastas regiones sometidas a su do- minjo imperial. Es lo que reiteran diversos escritos, interrogindose sobre el verdadero significado del “encuentro” entre Europa y nues- tras ticrras: Durante siglos Europa babja preparado a gran parte de sus hijos para ser dominadores de otros pucblos, para hacerlo desde una certeza: la superioridad de Io propio. Las con- ciencias habjan sido largamente trabajadas. Primero fue Ja recuperacién det Santo Sepulcro en manos de los inficles; Juego las guerras contra frabes y turcos. Para defenderse de los,enemigos peligrosos que profesaban otras religioncs, hablaban otras Jenguas y cjercian otras modalidades de , los grupos dominantes de Europa habian machacado: la propia fe es Ia verdadera, la propia razén cra Ja razon humana por excelencia... Pricticas, actiludes, visiones inaciones eran algo mas que exclusivo patri de espafioles y portugueses. Estan ahi los conquistadores holandeses, ingleses y franceses para corroborarlo...” Todavia en los aios inmediatamente anteriores a Ia Segunda Guerra Mundial, esta posicién predominaba en el seno de la filosofia euro- pea, Entre otros, Edmund Huser! consideraba que, frente a la crisis, de la ciencia como expresién de una crisis integral de la cultura, los filésofos —funcionarios de la humanidad— debian encontrar el sen- tido de una humanidad auténtica, una radical autocomprensién, por- que: Solamenie con ello se resolveria si la humanidad curopea ¢s portadora en si de una idea absoluta y nade un mero tipo antropolégico empirico como"China”o “India”; ya la vez, si el cusdro de europeizacién de todas Is bumanidades extranjeras revela en si el imperio de un sentido absoluto, 2 Husserl, Edmund: "La Filosofia en la crisis de la humanidad curopea”, Viena, mayo Los SILeNcios ¥ LAS Voces EN AMERICA LATINA pertencciente al sentido del mundo, y no un sin sentido histérico del mismo™. Una sransepisteme entonces que bunde sus raices en las vetas discriminatorias del pensamicnto platénico y en las formulaciones de Aristételes sobre los bérbaros. Que se exticnde hacia el presente penetrando las visiones contemporaneas en méltiples aspectos, legiti- mando silencios, negando en dltima instancia el reconocimicnto de la historicidad de estas regiones; que inpregna el pensamiento de las clases dominantes y de una parte significativa de las clites ilustradas de Aiérica Latina: ‘Una exigencia de reconocer la historicidad de todo hombre es equivalente al reconocimiento de que tado ser humano posce voz. En consecuencia, ja distincién entre “hombres histéricos” y “hombres naturales”, entre un ser parlante y otro mudo, entre un individuo capaz de discurso y otro . impotente para el mismo no puede ser mas queideolégica... E! problema que sefialaios no es una cuestidn del pasado, dio la ténica a toda una época de nuestra modernidad, en particular la que culminé en el siglo XIX, el gran siglo de Ja Europa colonizadora, pero se ba seguido repitiendo bajo otras formasa las cuales no podianserajenas lassociedades latinoamericanas™. Si, tal como lo corroboran diversos autores latinoamericanos, es posible detectar como una constaute del pensamicnio curapco de los iiltimes cinco siglos esa idea mrs profunda que fas propias epistemes acerca de la supcrioridad occidental. De la incuestionada primacia de sus idcarios en tanto las Gnicas formas vilidas, como la cuiminacién de las’ expresiones de lo humano; -debemos interrogarnos acerca de las caracteristicas de Ju otra episteme que se constituye en nuestro continente luego de fa conguista. De esas giras ideas existentes en América Latina, que st van_conformendo-a_panir de te experiencia traumftica_del dominio occidental. Las que se procesan desde esas- culturas acosadas; las que bundiendo sus raices en los aucesttos pre- de 1935. —Coasalla, Mario: "La comprensidn husseriana de dicha ‘idea de Europa’, en Revista de Filosofia Latinoamericana N°, Bucnos Aires, 1975. —Rinesi. Eduardo: "Problemitica y febril”, Facultad de Ciencias Politicas y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional de Rosario, 1987 (mimeo). 4 Roig. Arturo Andrés: ap. cit on Seen eee ee ALORA ARGUMEDO colombines y en los acervos de Ia esclavitud negra, también mucs- tran su permanencia, mestizadas y enriquecidas, a través.\de estos cinco siglos, a pesar del hostigamiento y las derrotas. Las que cmergen en-grandes movilizaciones: de:masas, en-movimientos reivindicativos de-la:dignidad y las» identidades-populares. Se trata. de-ver cual. es clrpotencial teérico,, las “concepeiones aulénomas inmersas en “esos cédigos ignorados, los significantes que expresan esas voces silencia- das:

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