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Ciencia Potitica (Colecci dnigida por ermando Jaime EL propssito de xa colecen es efor plaids de la temdticas que han suede en los kimos atios a pai de un denomimador comin: el etucio de la insttciones plisens Com tiles ox, tienen on stems de goer, ls mecanimos de toma de dexionet en os sstenos poles fe rnzacin de atid legato sera electra Ia eractu de los pres ali 2% ls buroeracis piles la pws de bans pablcne yl regloign de os sehen pbs Todor enosfendaenes e aboran como esador de comple ntraceiones cane pe enn, es con intrses,iformaciones y creencn particulates y en dveron mateo nstioae, 1a coleciéa Ciencia Pata petende acerca al pblica de habla hapa slungs dese desc ds conibucones ae enoquedscipinario qc han read int en ibe aceon ‘ermcional como en el setoamerienno NUEVAS CORRIENTES EN TEORIA POLITICA Rowerr B. Goonin Teoria del diseio institucional B. Goy Pevers El nuevo institucionalismo ‘Teotia institucional en ciencia politica MewIn J. HiNicH - Teoria anatitica de la polite Y MicHast C: Muncer Jose Luis OnozcO Globalismo ¢ inteligencia politica Y CONSUELO DAVILA (cooRD.) José Luis Oxozco William James y la filosofia del Siglo ‘Americano José LUIS Ono7CO De tedlogos, pragméticas y geopoiticos SISTEMAS ELECTORALES Ganv W. Cox Ls coordinasién estaitgtca de tos sistemas electorales del mundo Hacer que los votos euenten COMO VOTAMOS Los sistemas electorales del mundo: pasado, presente y futuro Josep M. Colomer gedisa 1950, (Trad: aL. influencia de los sistemas electorales en la vida politia Diez textos bisices de a cienca politica. Barcelona, Ariel] Les partes politiques, Paris, Du Seuil, 1951. [Tead.: Los partidos politicos, Méxi- co, Fondo de Cultura Econ6miea, 1951] Elser, Jon, Claus Offe y Ulrich K. Preuss (Comps): Institutional Design in Post ‘Communist Societies: Re-building the Ship at Sea, Nueva York-Cambridge, Cambridge University Press, 1998, Grumm, John G. «Theories of Flectoral Systemse, en: Mitest Journal of Political Science, 2, 4, 1958, pips. 387-376. Lijphart, Arend y Bernzrd Grofiman (comps): Choosing an Electoral Sytem. Issues and Alternatives, Nueva York, Praeger, 1984, —y Carlos H. Waisman (comps.): Inttuional Design in New Democracies, Berke ley, University of Celifornia Press, 1988, Milles, Nicholas R.: sPuralism and Social Choices, en: American Politial Since Review, 21, 1983. Noiret, Serge (comp): Stratépes politiques et rffrmesélecorales: Aue origins des mo des de srain en Eumpe auce XIX et XX sees, Baden-Baden, Nomes, 1990. [Tiad, inglesa: Pottcal Strategies and Electoral Refom. 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[Trad Ingenieria constitwcional comparada, México, Fondo de Cultura Eeonémica,] Shepsle, Kenneth A.: «Institutional Equilibrium and Equilibrium Institutions», ‘en: Herbert Weisberg (comp): Politial Science: The Science of Polites, Nueva York, Agathon, 1986. 42 Los inventos La invencién de las reglas y los procedimientos electorales La historia humana ha sido testigo de continuas invenciones y reinven- ciones de fSrmulas electorales. El panorama historico de invenciones y decisiones sobre reglas y procedimientos electorales en diversas partes del mundo durante varios siglos que se presenta a continuaci6n esti guiada por una visién ligeramente evolucionista. La presentacién esti ordenada en toro a cuatro principios bisicos: wnanimidad, loteria, mayoria y propor sionalidad, aunque, por supuesto, en la realidad también existen muchas formulas intermedias o sistemas mixtos que combinan dos o mis de estos principios. Cada uno de ellos puede asociarse a diferentes virtudes y vi- cios, ha prevalecido en diferentes periodos y ha demostrado ser mis ade~ ‘cuado para distintos tipos de decisiones colectivas. De hecho, la adopcién de cada uno de los principios, asi como la in~ vencién de la inmensa variedad de reglas y procedimientos con los que se aplican en la prictica de las voiaciones y las elecciones, ha sido estimula- da por las oportunidades y los desafios reales de la decisi6n. Por ejemplo, Jas desventajas de la regla de la unanimidad para la toma efectiva de deci siones 0 para la eleccién de un gobernante ~pongamos por caso, un papa en la Alta Edad Media— movieron a los participantes en tal tipo de deci- siones y elecciones, como sacerdotes, monjes y teélogos, a explorar, estu~ diar, imitar y experimentar con diferentes variantes de la regla de la ma~ B yoria, Asimismo, los inconvenientes de la regla de la mayoria en eleccio- nes de masas durante el siglo xix —pongamos por caso en elecciones par- lamentarias en paises con temas sociales 0 étnicos muy divisivos~ induje- ron 2 politicos, matemiticos, juristas y otros académicos a redescubrir 0 inventar nuevos procedimientos de votacién, asi como férmulas capaces de asignar escafios y carteras a diferentes grupos y partidos en vez de ad- mitir s6lo un Gnico ganador absoluto. Como se mencionaré en la presentacién histérica que sigue, muchos procedimientos y formulas de voto han sido remventados, incluso varios siglos después de los descubrimientos previos, bajo la presién de encon- trar nuevas y mejores soluciones problemas electorales practicos. La creatividad intelectual, que es habicualmente estimulada por la necesidad y la conveniencia, ha sido, en el campo de los sistemas electorales, tipica- ‘mente obra de perdedores reales o esperados con fuertes motivaciones para ganar 44 Unanimidad La aprobacién de propuestas y hi eleceién de delegados por unanimidad son procedimientos casi espontineos en reuniones y asambleas relati mente simples, més bien homogéneas y no muy numerosas, Las familias, los grupos de amigos, las bandas urbanas, las comunidades de vecinos, los socios empresariales y los miembros de un club tienden a tomar decisio~ nes colectivas bajo condiciones de acuerdo general. Un conjunto de ob- servaciones histéricas sugicre quc, en émbitus mis amplios, también las asambleas de las antiguas Mesopotamia, Siria y Sumeria, las 4goras de Ate- nas y Esparta, las comunidades cristianas primitivas, las eribus y comunas germinicas, los pucblos amerindios precolombinos, las asambleas locales inglesas y americanas y otras unidades comparables tomaban habitualmen- te decisiones vinculantes y alcanzaban acuerdos por virtual unanimidad, Asimismo, los cOnsules eran elegidos por los cometciantes, los obispos por Ios sacerdotes y los fieles, Ios magistrados por los ciudadanos, etcétera, so- bre la base de un amplio consenso. Los procedimientos de decision e tus diversas comunidades inclufan la aquiescencia silenciosa, el chasquido de las armas contra los escudos, los gritos de apoyo o aclamacién, los mur- uillos a favor 0 los gritos contre el que hubiera presentado una propues- 1a, el levantarse y otras expresiones viva voce, mis que sesiones de votacién formal. La invencién del principio de la unanimidad Mis formalmente, cabe encontrar regulaciones de decisiones por unani- midad en el c6digo justiniano de Roma, el cual establecié el principio de gue slo que afecta parejamente a todos debe ser aprobado por todos». Tam- big la Iglesia cristiana adopté en el siglo V el principio de que sel que go- bierna a todos debe ser elegido por todos. Estos principios, sin embargo, comportaban cierta confiusién entre participacién y decisién, ya que el sufragio general iba asociado al consenso undnime. Como sucede en los tiempos modernos con las familias, las empresas u otras corporaciones de derecho privado, se suponia que los miembros de aquellas antiguas comunidades te- nfan un claro interés comtin a cuyo cumplimiento cada uno contribuia no sobre una base igualitaria sino segiin sus recursos— y que una decision a favor del bien comin debia, por tanto, ser ficil de identificar. Dest Iue~ 420, las facciones organizadas © partidos no eran siquiera concebibles. Los

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