Además de facilitar la regeneración de la piel, el Aloe Vera es
una de las plantas con más propiedades beneficiosas para la salud. Ejerce una función facilitadora del tracto intestinal, ayuda a lidiar con digestiones pesadas y fortalece el sistema inmunológico, entre otras cosas.
La manzanilla: facilita la digestión
La parte más utilizada de esta planta son sus flores, siendo estas comercializadas popularmente de manera disecada. La manzanilla tiene propiedades tan diversas como el efecto antiinflamatorio, que ayuda a aliviar los dolores menstruales, la sedación o la capacidad de ayudar a reducir el colesterol.
El tomillo: función antioxidante
Esta hierba medicinal, además de sus funciones culinarias, tiene propiedades antioxidantes gracias a su alto contenido en flavonoides que ayudan a incrementar las grasas saludables de las membranas celulares.
Cilantro
Añadir un poco de cilantro a tus comidas es una
manera efectiva de saborear mejor tu comida y perder peso al mismo tiempo. Aparte de esto, el cilantro es rico en nutrientes esencial para mejorar tus procesos metabólicos y mantenerte nutrido. El cilantro también contiene altas cantidades de vitaminas y posee propiedades anti-inflamatorias y anti-oxidantes
Jengibre
El jengibre es conocido mundialmente por ser un
digestivo poderoso y una hierba anti-microbiana. La raíz de jengibre es excelente y muy potente para ayudar a la digestión y mantener un tono metabólico correcto y equilibrado. Tradicionalmente, el jengibre siempre ha sido utilizado para darle tratamiento a la artritis, dolores musculares crónicos, como también para las complicaciones alérgicas. La energía corporal
es la capacidad que tiene el cuerpo para realizar un trabajo; es decir, la fuerza
que se requiere para moverse y hacer funcionar el sistema de la forma más eficaz. Capacidad que solo se consigue a través del alimento.
Para que la comida ingerida se convierta en energía, se requiere del siguiente
proceso:
Fragmentación. Mediante la masticación y la digestión, el alimento se reduce a su
unidad más pequeña, la glucosa.
Absorción. Esta se lleva a cabo en el intestino delgado, en donde el sistema
venoso absorbe la glucosa y la dirige al hígado, los tejidos periféricos y a la célula.
Energía celular. La glucosa llega y penetra en el citoplasma de la célula, a la vez
que sufre de una primera división, para después transformarse en dos moléculas de ácido pirúvico.
Respiración celular. Los ácidos pirúvicos van hacia el órgano responsable de la
respiración celular, la mitocondria. Se inicia es el ciclo de Krebs, donde el ácido pierde hidrógeno y carbono. Este último se une al oxígeno disponible en la célula y genera CO2.
De gas al agua. El hidrógeno que previamente salió de la molécula de ácido
pirúvico se une al oxígeno de la respiración, al fusionarse forman moléculas de H2O. De estas una parte se elimina y el resto permanece en la célula, donde ayuda a crear el citoplasma.
A su vez, la energía corporal se reparte en otro gran sistema que mantiene la vida, el sistema de relación.
Este es el conjunto de órganos encargados de poner al ser humano en contacto
con el mundo exterior (el mundo físico y la naturaleza). Cuando se hace ejercicio o se realiza un trabajo intelectual, manual o físico, el organismo lleva gran parte de su energía hacia la función de relación y sus órganos: músculos, huesos, cerebro, sistema nervioso, órganos, sentidos y lenguaje.
Por consiguiente, la inteligencia interna y el instinto del cuerpo dirigen el reparto de
energía en el organismo, es decir, son los encargados (en último lugar), de enviar y equilibrar la energía corporal entre los diferentes sistemas del cuerpo, dependiendo del momento, las circunstancias y la edad de la persona.