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246, 247, 248, 249 y 250 del Código de procedimiento penal -CPP- (Ley
906 de 2004).
Por:
Los artículos que se van a examinar hacen referencia a la inspección corporal (247 CPP), al
registro personal (248 CPP), a la obtención de muestras que involucren al imputado (249) y
al procedimiento de inspección o toma de muestras en caso de lesionados o víctimas de
agresiones sexuales (250 CPP).
No pretendo referirme a las características propias de cada procedimiento, sino que voy a
analizar los artículos en su conjunto, entendiéndolos como formas de “investigaciones
corporales” o inspecciones corporales”, que genéricamente llamaré “intervenciones
corporales”. Estos mecanismos son definidos por la Corte Constitucional, siguiendo a
NICOLÁS GONZÁLEZ-CUELLAR SERRANO, como aquellas
medidas de investigación que se realizan sobre el cuerpo de las personas, sin necesidad de
obtener su consentimiento, y por medio de la coacción directa si es preciso, con el fin de
descubrir circunstancias fácticas que sean de interés para el proceso, en relación con las
condiciones o el estado físico o psíquico del sujeto, o con el fin de encontrar objetos
escondidos en él (C-822 de 2005).
Es decir, las intervenciones corporales son procedimientos que se adelantan sobre el cuerpo
de las personas, con el fin de obtener elementos materiales probatorios en una investigación
penal. Las intervenciones corporales, así entendidas, vulneran una serie de principios y
derechos constitucionales, sin embargo, buscan garantizar fines que también están
amparados por la constitución, lo cual implica ponderar entre derechos, principios y fines
constitucionales para abordar la admisibilidad jurídica de estas prácticas.
Así mismo estos procedimientos producen tratos crueles, inhumanos y degradantes (art. 15
CN), especialmente si las medidas generan lesiones en el cuerpo del hombre. También
transgreden la intimidad personal (art. 15 CN), en tanto con cada toma de muestras, con
cada inspección judicial, con cada registro palpable, etc., se está realizando una injerencia
en esa esfera privada inviolable de la que deben disfrutan los individuos. Vulneran el
derecho de no autoincriminación (art. 33 CN), ya que si se logra obtener elementos
materiales probatorios en el cuerpo del imputado, se hace del cuerpo un elemento en su
contra. En fin, menciono sólo algunos de los derechos que se vulneran al realizar estos
procedimientos, así, concuerdo con la posición de la Corte al considerar que “las medidas
previstas en las normas acusadas [247, 248, 249, 250 CPP] implican la afectación de
derechos fundamentales y amenazan el principio de la dignidad humana” (C-822 de 2005).
Conclusiones
Ante esta serie de derechos en disputa, la única opción es acudir a los criterios de
razonabilidad y proporcionalidad en las medidas. Así, podemos decir que la afectación de
derechos fundamentales que generan las intervenciones corporales se justifica
constitucionalmente, en tanto busca materializar principios y derechos constitucionales más
“pesados” que los que podría vulnerar. Por lo general los derechos vulnerados son derechos
individuales que deberían ceder en ciertas ocasiones a los intereses colectivos. Por
supuesto, esta regla permite que se consideren constitucionales las intervenciones en
general, pero no cualquier intervención corporal en cualquier situación. Hay que evaluar
cada caso concreto con sumo cuidado, para evaluar si se justifica la medida. Así mismo, las
prácticas deben realizarse en circunstancias especiales, por el personal adecuado y con una
reglamentación especial, de modo tal que la afectación de derechos se morigere.
Esta ha sido la posición adoptada por la Corte, específicamente permite estas prácticas si se
ha realizado un control previo de legalidad por parte de un juez de control de garantías. A
este juez le corresponderá decidir si se justifica o no la medida, acudiendo a criterios como
la idoneidad de la medida, la necesidad del procedimiento y la ponderación en sentido
estricto, estableciendo si la medida es estrictamente necesaria para el caso concreto, si se
puede realizar algún otro procedimiento, si el delito investigado justifica la práctica de la
medida, etc. En palabras de la Corte, “el juez de control de garantías al cual el fiscal le
solicite la autorización de la medida debe analizar no sólo su legalidad y procedencia, entre
otros, sino ponderar si la medida solicitada reúne las condiciones de idoneidad, necesidad y
proporcionalidad en el caso concreto” (C-822 de 2005).
Bibliografía
Libros/Artículos:
- Kant, Immanuel (1785), Fundamentación para una metafísica de las costumbres.
Madrid: Alianza Editorial, S.A., (2002).
- Acosta Vásquez, Luis A. (2007). Diferencias entre medio, fuente y objeto de la
prueba. En: Cuestiones Jurídicas. Revista de Ciencias Jurídicas de la Universidad
Rafael Urdaneta, Vol. I, N° 2, pp. 51-72.
Sentencias:
- C-822 de 2005
Leyes:
- Constitución política de Colombia.
- Código de procedimiento penal (ley 906 de 2004).