Está en la página 1de 8

Inforgeo, Julho 2007, 29-36

AQUÍ, NO!
LA CONFLICTIVIDAD TERRITORIAL
DE BASE LOCAL

Oriol Nel·lo

1. La conflictividad territorial Sin embargo, esta aproximación resulta, en


muchos casos, reductiva e inadecuada para
de base local: un fenómeno describir de manera adecuada el carácter de la
estructural conflictividad asociada al rechazo de determi-
nados usos del territorio. En efecto, aún
En el léxico urbano corrientemente utili- cuando a inicios del siglo XXI, la creciente
zado en los países desarrollados, la expresión integración del territorio está conllevando, en
«Aquí, no!» se asocia hoy a un determinado muchos casos, una exacerbación de la conflic-
tipo de conflictos: aquellos suscitados por la tividad de base espacial, la pugna acerca de los
oposición de comunidades locales o grupos de usos del espacio no es, obviamente, en modo
interés a actuaciones públicas o privadas –la alguno un fenómeno novedoso o circunscrito:
construcción de una autopista, la localización a lo largo de la Historia, en todos los contex-
de una cárcel, la instalación de una industria, tos, grupos sociales diversos han tratado de
la ubicación de un vertedero- que podrían hacer prevalecer sus intereses excluyendo o
venir a alterar el status de un lugar y las con- pugnando por la presencia de determinados
diciones de vida de quienes en él residen. La usos y símbolos sobre el espacio. Así, en epi-
ciencia política anglosajona ha bautizado estos sodios tan dispares como la destrucción de los
movimientos locales y reactivos con el acró- templos musulmanes en las ciudades indias, la
nimo NIMBY: es decir, movimientos que, con oposición a la línea eléctrica del Valle de Susa
escasa consideración por las implicaciones en el Piemonte, el rechazo de la prostitución
generales que su acción conlleva, reaccionan callejera en el entorno de la estación ferrovia-
de manera negativa ante la radicación en el ria de Frankfurt, el conflicto por la presencia
lugar que consideran propio de equipamien- de símbolos de esta o aquella religión en los
tos, infraestructuras o servicios percibidos lugares santos de Jerusalem o Nazareth, la
como incómodos, desagradables o peligrosos exclusión de población hispana o negra en
(de aquí la denominación «Not In My Back- algunos barrios de los Ángeles, las dificultades
yard») [Dear, 1992; Rabe, 1994; McAvoy, de uso del espacio público por parte de la
1999; Bobbio & Zeppetella, eds., 1999; Nel·lo, mujeres en el Cairo, la discusión sobre la subs-
2003]. titución de estatuas y monumentos en la anti-

29
i n f o r g e o
gua Unión Soviética o la lucha contra el tras- espacio. Esto ha posibilitado y potenciado un
vase del Ebro en Cataluña, por poner sólo unos aumento extraordinario en la movilidad de
pocos ejemplos dispares, sus protagonistas mercancías, capital, información y personas.
han blandido el estandarte del «Aquí, no!», Ahora bien, contra aquello que pudiera
frente a determinados usos del espacio. intuirse, en un mundo crecientemente domi-
La extensión y la recurrencia de este tipo nado por flujos globales, la importancia de las
de conflictos llevan a colegir que se trata de un singularidades locales ha tendido a aumentar y
fenómeno que responde a razones de carácter no a disminuir. En efecto, la mayor facilidad
estructural que se compadecen mal con las de desplazamiento ha hecho que la ventaja
visiones reduccionistas que lo interpretan sim- comparativa que se puede obtener por el hecho
plemente ya como la reacción egoísta de unos de radicar una actividad, un servicio o una
pocos que –patrimonializando su espacio de inversión en un lugar y no en otro devenga hoy
residencia y sus recursos- actúan sin ninguna en mucho más decisiva que en el pasado. La
consideración del interés general, ya como un existencia de la ventaja comparativa depende,
síntoma de democracia de base destinada a como es sabido, de la dotación de factores de
defender una mayor equidad social, territorial cada lugar y de las externalidades que las acti-
y ambiental. Frente a estas interpretaciones vidades allí radicadas puedan obtener gracias a
simplificadoras diversos autores han avanzado elementos tales como la disponibilidad, coste
la hipótesis de que el incremento de la conflic- y productividad de la fuerza de trabajo, la exis-
tividad de base territorial está relacionada más tencia de determinadas actividades comple-
bien con dos de los fenómenos más relevantes mentarias, la accesibilidad exterior, la existen-
de nuestra vida colectiva contemporánea: el cia de servicios adecuados, la seguridad jurí-
renacimiento del lugar y la vindicación de las dica, la eficacia administrativa y de aquello
identidades específicas [Castells, 1997; Bob- que se ha venido a denominar, de modo gené-
bio, 1999; Nel·lo, 2002 y 2003]. rico, «la calidad de vida».

De este modo,
2. El renacimiento del lugar «cuando menos importantes son las barre-
ras espaciales mayor es la sensibilidad del capi-
y la vindicación tal a las diferencias de los lugares en el espacio
de la identidad específica y mayor es el incentivo para los lugares de dife-
renciarse en formas atractivas para el capital»
La irrupción de las problemáticas, las diná- [Harvey, 1990, pp. 295-296].
micas y las identidades locales en el primer
plano de la política de los países desarrollados Así, en un espacio cada vez más integrado,
tiene su explicación, de forma paradójica, en cada lugar se define por aquello que tiene para
el abatimiento de barreras espaciales que ha ofrecer y en función de esta oferta se va espe-
caracterizado la historia reciente de estas socie- cializando –o va siendo especializado- en la
dades. En efecto, durante las últimas décadas, ubicación de determinados usos o actividades.
los acontecimientos políticos y el desarrollo De aquí se deriva la creciente competencia
tecnológico se han conjugado para provocar entre ciudades y territorios, en la cual cada
una reducción sin precedentes de las barreras comunidad se ve enfrentada a la necesidad de
–administrativas, arancelarias, tecnológicas- adoptar estrategias para atraer unos usos y
que durante siglos han dificultado el movi- escapar de otros. Esta estrategia sobre la oferta
miento de los factores de producción sobre el de cada territorio pasa, así, a resultar de vital

30
As escalas do ordenamento
importancia para los intereses –a menudo con- nan la evolución de cada sociedad están vin-
tradictorios- de quienes lo habitan. Son pues culadas a flujos articulados a una escala que
las dinámicas de integración territorial a todos supera, con mucho, el espacio de experiencia
los niveles de escala las que justifican la cotidiana de la gran mayoría de la población.
mayor atención y preocupación por los facto- La escisión entre lo que Castells ha denomi-
res locales [Nel·lo, 1995]. nado «el espacio de los flujos» y «el espacio
Ahora bien –aún cuando sus exegetas tien- de los lugares» es una de las características
dan a menudo a olvidarlo- la competencia a más destacadas de las sociedades contemporá-
ultranza entre territorios comporta la existen- neas [Castells, 1997].
cia de vencedores y vencidos, y contiene, por Es esta escisión la que confronta indivi-
ello, un enorme potencial de conflicto entre duos y sociedades a la necesidad de replante-
territorios y entre los diversos grupos que, con arse su identidad colectiva. En efecto, si la
intereses divergentes, habitan en cada territo- identidad es el resultado de la construcción de
rio. El politólogo Luigi Bobbio ha expuesto un sentido individual y colectivo a través de
con claridad esta la relación entre competitivi- determinados atributos culturales –la historia,
dad y conflictividad local: el paisaje, la lengua, la manera de producir y
distribuir la riqueza, las tradiciones, las creen-
«Le proteste contro le localizzazioni indesi- cias [Giddens, 1997]- y estos atributos están
derate non sono infatti che l’altra faccia della siendo alterados y condicionados por lógicas
competizione che si manifesta tra le città e i que resultan incomprensibles e incontrolables,
contesti locali per attrarre investimenti produt- las personas pueden percibir, razonablemente,
tivi o insediamenti di prestigio. Ci si batte per que la integración económica y territorial es
ottenere localizzazione buone o desiderabili nel una amenaza para su identidad.
proprio territorio e per sottrarle agli altri. E spe- Aquí radica el origen del resurgimiento del
cularmente si lotta per allontanare da casa pro- impulso identitario en todo el mundo, sea de
pria la localizzazioni cattive e indesiderabili e carácter nacional, religioso o social. Se trata
per dirottarle altrove» [Bobbio, 1999, p. 189]. de aquello que se ha venido a denominar la
construcción de «identidades de resistencia»
El renacimiento del lugar y la conflictivi- [Castells, 1997], es decir, la búsqueda de sen-
dad apareada tienen, pues, una primera expli- tido y coherencia por parte de actores que
cación en los procesos de integración territo- tienden a verse postergados hacia posiciones
rial hoy en curso. Estos procesos se encuentran devaluadas y estigmatizadas por las lógicas
también en la raíz de otro fenómeno que ha económicas, sociales o territoriales dominan-
venido a adquirir una importancia fundamen- tes. Esta búsqueda trata de encontrar respuesta,
tal en la conflictividad territorial: el surgimiento a menudo, en el sentimiento de pertinencia
o la afirmación de las identidades locales. territorial. Así, ante los temores y amenazas
Como es bien sabido, la integración e –reales o supuestas- que conllevan la integra-
interdependencia del espacio mundial es, a un ción territorial y la globalización, y en ausen-
tiempo, causa y consecuencia de la configura- cia de otras alternativas verosímiles capaces
ción de circuitos de poder y de toma de deci- de hacerles frente, las personas buscan refu-
siones a escala global. Ahora bien, en este gio, seguridad y sentido en aquello que les es
mundo crecientemente dominado por flujos, la más cercano:
mayor parte de la población continúa viviendo
en un lugar concreto. Así, las dinámicas –eco- «Cuando el mundo se hace demasiado grande
nómicas, culturales y políticas- que determi- para ser controlado, los actores sociales preten-

31
i n f o r g e o
den reducirlo de nuevo a su tamaño y alcance. estos conflictos presentan, en buena parte de
Cuando las redes disuelven el tiempo y el espa- los casos, un conjunto de rasgos comunes. De
cio, la gente se ancla en sus lugares y recuerda su esta forma, se observa la recurrencia de unos
memoria histórica» [Castells, 1997, Vol. II, p. 89]. patrones comunes por lo que a su origen, carác-
ter, organización y repercusión se refiere [Nel·lo,
La conexión entre la construcción de las 2002 y 2003].
identidades de resistencia y el resurgimiento Así, hoy en Europa Occidental, el origen
de sentimientos y movimientos nacionalistas y inmediato de la mayor parte de los conflictos
religiosos, que encierran, en la gran mayoría locales se encuentra en un proyecto, actuación
de los casos, un fuerte componente de ideolo- o fenómeno que afecta un lugar concreto y que
gía e imaginario territorial, resulta evidente. Y, es percibido o presentado como una interven-
a otra escala, la búsqueda de sentido en la ción o una amenaza foránea. Esta circunstan-
identidad territorial se produce también en el cia suele producirse por la existencia de un
ámbito local: proyecto o actuación de la administración o las
empresas que puede ser relativo a los temas
«Así fue como surgió la paradoja de una más diversos: la implantación de instalaciones
política cada vez más local en un mundo estruc- energéticas; la construcción de puertos, aero-
turado por procesos cada vez más globales. puertos, infraestructuras viarias o ferroviarias;
Había producción de sentido e identidad: mi la localización o el funcionamiento de centros
barrio, mi comunidad, mi ciudad, mi escuela, de tratamiento de residuos; la ubicación de
mi árbol, mi río, mi playa, mi capilla, mi paz, actividades industriales o complejos urbanísti-
mi entorno. Pero era una identidad defensiva, cos; la captación, depuración o tratamiento de
una identidad de atrincheramiento de lo cono- agua. Proyectos y actuaciones que son fruto de
cido contra el carácter impredecible de lo des- decisiones administrativas o empresariales (y,
conocido e incontrolable» [Castells, 1997, Vol. muy a menudo, administrativas y empresaria-
II, p. 84]. les), que, como se decía más arriba, responden
a decisiones localizativas condicionadas por
La voluntad subjetiva de hallar refugio factores que superan ampliamente las conside-
ante el proceso de individualización, de trans- raciones locales y por lo tanto resultan extra-
formación social y de especialización territo- ños o oscuros para los actores locales. Incluso
rial converge pues con las razones objetivas de los conflictos de carácter social o cultural (la
carácter económico a la hora de explicar las inmigración, la introducción de nuevas creen-
razones del renacimiento de la importancia del cias, hábitos o valores) y aún los mismos efec-
lugar y la renovada vindicación de las identi- tos de los riesgos naturales (los incendios, las
dades territoriales. Estas, y no otras, son las incidencias climáticas) son cada vez más a
razones estructurales que se encuentran hoy en menudo percibidos y presentados en el ámbito
el origen de la proliferación de los conflictos local como el resultado de lógicas externas e
territoriales de base local. incontrolables. Ante esto, una parte de la pobla-
ción afectada (por lo menos) considera que la
intervención exterior entraña una amenaza para
3. Las formas del conflicto su calidad de vida, su medio ambiente, su pai-
saje, sus recursos naturales, su seguridad o su
Los conflictos territoriales de base local patrimonio. Ésta actúa en consecuencia, opo-
adoptan hoy las formas más variadas. Sin niéndose a los otros agentes implicados, y así
embargo, en los países de Europa Occidental, acaba por desencadenarse el conflicto.

32
As escalas do ordenamento
Su origen y temática confiere pues a la nes propuestas responden siempre al interés
gran mayoría de los conflictos locales en los general, ni se admitirían en todos los casos si
países de nuestro entorno un carácter marca- sucedieran en otro lugar, ni existe casi nunca
damente defensivo: los movimientos que los una unidad de intereses a escala local o supra-
originan no tienen tanto por objetivo la reivin- local.
dicación de la mejora de las condiciones de La organización de los movimientos aso-
vida de aquellos que los protagonizan (a través ciados a los conflictos locales presenta asi-
de la obtención de nuevos equipamientos, mismo una serie de rasgos distintivos: se sue-
infraestructuras o servicios) como la defensa len dotar de una organización específica (nor-
de la calidad de vida ya existente contra aque- malmente denominada «plataforma» en España,
llo que se considera una amenaza exterior des- «comitato cittadino» en Italia, «assotiation en
tinada a empeorarla o hipotecarla. Este carác- défense des riverains» en Francia) que afirma
ter defensivo de los conflictos locales contem- su independencia respecto a instituciones, par-
poráneos contrasta, en términos generales, con tidos y entidades preexistentes; se circunscri-
los episodios de conflictividad local de fases ben, en principio, a la consideración de un solo
históricas anteriores, en las cuales los movi- asunto o problema (la oposición contra el
mientos tuvieron connotaciones más ofensivas proyecto, actuación o acontecimiento que se
y propositivas [Castells, 1983; Tarrow, 1994]. encuentra en el origen del conflicto); se mani-
Asimismo, se podría colegir que su origen reac- fiestan «a-políticos» y autónomos, sin renun-
tivo confiere a estos conflictos características ciar, sin embargo, a mantener contactos con
que se adecuan a la definición de los movi- los partidos y a utilizar las instituciones; adop-
mientos NIMBY y ello es cierto, sin duda, en tan formas de acción colectiva contenciosa,
algunos casos. Sin embargo, la denominación disruptiva y orientada, en muchos casos, a su
NIMBY tiene connotaciones que no se ajustan proyección a través de los medios de comuni-
necesariamente a la mayoría de los conflictos. cación; argumentan su rechazo con razones de
En efecto, la denominación se utiliza a menudo carácter ambiental, de seguridad y de equidad
para sugerir que la intervención prevista res- territorial; obtienen, a menudo, resultados bas-
ponde a lógicas generales que tienen en cuenta tante relevantes, ya que si bien no siempre
el bienestar de la sociedad en su conjunto, satisfacen la totalidad de sus objetivos, consi-
mientras que la oposición parte de considera- guen condicionar y modificar de manera nota-
ciones únicamente parciales; por otro lado la ble la actuación de la administración y del resto
denominación «no en el patio de mi casa» de agentes que intervienen en el conflicto. Así,
indica que el movimiento opositor obedece los conflictos locales responden ciertamente a
simplemente a un reflejo egoísta, según el cual la existencia de movimientos sociales –es decir,
estaría dispuesto a aceptar la actuación que a intentos colectivos de alcanzar un objetivo
rechaza siempre que ésta se hiciera en otro común a través de la acción colectiva ejercida
lugar; finalmente, la calificación prejuzga la fuera de las instituciones establecidas- cuya
unidad de los agentes locales en una posición organización se caracteriza, en términos gene-
(el frente del rechazo) y los agentes externos rales, por la especificidad territorial y temá-
en otra (el frente del sí). Es estudio de la con- tica, la pretensión de independencia y apoliti-
flictividad local en Europa muestra que estas cismo, el ejercicio de la acción disruptiva y un
premisas resultan inadecuadas para la caracte- rendimiento razonablemente elevado.
rización de una parte importante de los con- Finalmente, la repercusión política y ciu-
flictos: se trata, ciertamente de movimientos dadana de los conflictos depende, en buena
defensivos y reactivos, pero ni las intervencio- medida, del tratamiento y respuesta que estos

33
i n f o r g e o
reciben por parte de la Administración pública 4. Las salidas del conflicto
ya que esta tiene un papel determinante a la
hora de decidir, autorizar o regular la ubica- La proliferación de los conflictos territo-
ción de cualquier obra pública, equipamiento o riales de ámbito local lleva a plantear, de modo
uso del territorio. Normalmente, en la radica- inevitable, la cuestión de su utilidad y de su
ción de usos indeseados la Administración ha gestión. Para afrontar estos temas dos son las
venido utilizando dos líneas de actuación dife- preguntas que se debe responder: ¿pueden los
rentes [Rabe, 1994]: bien como resultado de movimientos ciudadanos de base local contri-
regulaciones de orden general, que se imponen buir a hallar soluciones a los problemas estruc-
a la localidad concernida por razón de interés turales de equidad social, sostenibilidad ambien-
general y de legitimidad legal de la decisión; bien tal y articulación territorial? ¿podría la Admi-
como fruto de una negociación, en la cual la nistración pública adoptar formas de actuación
aceptación del uso trata de obtenerse mediante y gestión que, si bien no eviten la aparición de
la oferta de contrapartidas. Ambas aproxima- los conflictos territoriales, permitan al menos
ciones han mostrado, sin embargo, carencias darles una salida beneficiosa para la colectivi-
importantes: por una parte, la aproximación dad?
reguladora se basa en principio en la raciona- Para afrontar la primera cuestión hay que
lidad técnica de la decisión y en la legitimidad detenerse a contrastar las características de los
política del órgano que la toma, pero -con la movimientos territoriales que, como se ha
proliferación de la desregulación urbanística y visto presentan sobretodo un carácter local,
del llamado planeamiento indicativo- la opción reactivo, monotemático, «apolítico» y no ins-
carece, a menudo, de verdaderos marcos de refe- titucional, con los retos a los que se enfrentan.
rencia que permitan justificar de modo feha- El contraste lleva pronto a colegir que los ras-
ciente el reparto equitativo de beneficios y car- gos principales de los movimientos territoria-
gas sobre el territorio, reduciendo, con ello, la les se contradicen con la escala y la naturaleza
coherencia y la legitimidad de la decisión; por de las tensiones estructurales que los originan
otra parte, la aproximación caso por caso, o «de y de los problemas a los cuales se enfrentan.
mercado», basada en la negociación de contra- En efecto, las causas de fondo de los conflic-
partidas, se ha acabado mostrando en no pocas tos locales son, en la mayoría de los casos,
ocasiones contraproducente, puesto que –al no problemas ambientales, económicos y sociales
estar inicialmente todas las localidades en un de orden general o global que, aún cuando
plano de igualdad de oportunidades y de renta- el aparecen vinculados a cuestiones específica-
método de las contrapartidas toma a menudo la mente locales, requieren, para su tratamiento,
apariencia, particularmente oprobiosa, de for- de intervenciones a muchas otras escalas: local,
zar a quienes menos tienen a aceptar aquello que metropolitana, regional, continental y global
los más acomodados rechazan. Junto a estas (y no únicamente local). En segundo lugar, el
dificultades de aproximación general, los erro- carácter eminentemente sistémico de las cues-
res tácticos, las dudas y contradicciones inter- tiones territoriales y ambientales hace que estas
nas de la administración o los partidos políti- intervenciones deban ser casi siempre pluri-
cos, la incompatibilidad de discursos y de len- sectoriales y proactivas (y no monotemáticas y
guaje, la tendencia a infravalorar y estigmati- reactivas). En tercer lugar, los conflictos plan-
zar el rechazo, así como el carácter rígido e teados son colectivos y, por lo tanto, requieren
insuficiente de los mecanismos de participa- de más posibilidades para los ciudadanos de
ción tienden a enconar los conflictos territoria- debatir y decidir sobre los problemas que les
les, incrementado y amplificado su repercusión. afectan, es decir de más política (y no menos).

34
As escalas do ordenamento
Finalmente, los conflictos muestran que hay tenga significado como parte de una política
un cierto déficit –por lo menos en la percep- más ámplia, la comunidad “para si” degenera
ción de los ciudadanos- en el compromiso de casi invariablemente en exclusiones y fragmen-
las instituciones para con la resolución de los taciones regresivas» [Harvey, 2000, p. 240].
problemas y la representación del interés colec-
tivo, carencia que sugiere la necesidad de más Del mismo modo, Francesco Indovina, al
y mejor gobierno (y no menor compromiso reflexionar sobre la capacidad de los movi-
institucional). mientos locales de favorecer cambios en la
Del análisis se deriva pues la constatación sostenibilidad global, ha afirmado que si la
de una cierta paradoja. Los movimientos terri- acción local:
toriales son hoy, sobretodo, locales, reactivos,
monotemáticos, apolíticos y no instituciona- «[…] dovesse fare riferimiento ad una
les, mientras que aquello que se precisa para “communità” o addirittura la sua realizzazione
afrontar los problemas que los originan son, essere collegata alla “costruzione” di una comu-
ante todo, planteamientos multiescalares, nità, la sua portata in termini di sostenibilità
intervenciones proactivas, visiones compren- sarebbe risibile».
sivas, decisión política y compromiso institu-
cional. Manuel Castells destacó ya hace años Para concluir que:
esta paradoja al explicar como los movimien-
tos urbanos «[...]Senza un agire globale e, contemporá-
neamente, senza una presa directa, il percorso
«abordan grandes cuestiones de nuestro verso un’organizzazione sociale sostenibile non
tiempo pero no lo hacen ni a la escala ni en los potrà neanche iniziare» [Indovina, 2002, pp. 20-
términos adecuados para esta labor» [Castells, -21].
1983, pp. 446].
Desde estos puntos de vista, los conflictos
Esta percepción ha llevado diversos auto- territoriales responden, ciertamente, a preocu-
res a mostrarse muy escépticos respecto a la paciones justificadas, pero la simple suma de
capacidad creativa y transformadora de los pulsiones locales no alcanzaría a diseñar una
movimientos territoriales locales. Así, David alternativa viable y articulada para hacer frente
Harvey ha alertado sobre los peligros de caer a los problemas planteados. Aún peor, en algu-
en lo que ha denominado «the community nos casos, la suma de reacciones defensivas
trap», es decir, el espejismo de que los proble- locales podría, incluso, venir a empeorarlos.
mas territoriales de hoy pueden ser resueltos a Así, se ha señalado [Nel·lo 2002 y 2003], que
escala local través del impulso unitario de los movimientos territoriales solamente se
cada comunidad –en la cual, afirma, hay casi convertirán en un sujeto transformador posi-
siempre intereses contrapuestos. Así, Harvey tivo si se dotan de un carácter más proactivo y
advierte: propositivo, si transcienden la escala exclusi-
vamente local y, sobretodo, si abandonan tota
«El rehacer y reimaginar la “comunidad” tentación apolítica, y, aún más, antipolítica
funcionará en direcciones progresistas sólo si se (teniendo en cuenta que, de hecho, suscitan los
conecta en route con una política insurgente y más políticos de todos los asuntos: la equidad
radical más generalizada. Eso significa que debe y la representatividad, para hacer frente a los
existir un proyecto radical (se defina como se cuales se precisa, obviamente de soluciones
defina […]. Así, aunque la comunidad “en si” políticas, normativas e institucionales).

35
i n f o r g e o
Ahora bien, se ha indicado también que BOBBIO, LUIGI, ed. (2004), A piú voci. Amministra-
para que los conflictos territoriales evolucio- zioni pubbliche, imprese, associazioni e citta-
nen de manera fructífera y no conduzcan sim- dini nei processi decisionali inclusivi, Napoli,
plemente a situaciones de tensión y bloqueo Edizioni Scientifiche Italiane.
CASTELLS, MANUEL (1983), The City and the Grass-
existe aún otra condición: una nueva actitud
roots. A Cross-Cultural Theory of Urban Social
por parte de la Administración. Así, los pode-
Movements, London, Edward Arnold.
res públicos deben asumir que la sociedad que CASTELLS, MANUEL (1997), La era de la informa-
avanza no es aquella que niega o esconde sus ción. Economía, sociedad, cultura, Madrid,
conflictos, sino aquella capaz de enfrentarlos y Alianza (Vol. II, El poder de la identidad).
resolverlos de forma positiva en beneficio de DEAR, MICHAEL (1992), «Understanding and Over-
la mayoría de la población. Por ello es necesa- coming the NIMBY Síndrome», in Journal of
rio que la administración abandone la descon- the American Planning Assotiation, Vol. 58, 3,
fianza sobre la capacidad de los ciudadanos de 288-300.
implicarse y tomar decisiones sobre asuntos GIDDENS, ANTHONY (1997), Modernidad e identi-
complejos: tomar decisiones después de deli- dad del yo, Barcelona, Península, 1997.
HARVEY, DAVID (1990), The Condition of Postmo-
berar a través de sistemas de participación que
dernity. An Enquiry into the Origins of Cultural
vayan más allá de la votación en cada período
Change, Oxford, Basil Blackwell.
electoral o de presentar alegaciones dentro los HARVEY, DAVID (2000), Spaces of Hope, Edimburg,
plazos administrativos de información pública Edimburg University Press.
[Bobbio, 2004]. INDOVINA, FRANCESCO (2002), «Il tema dell’azione:
Las alternativas para sacar de los conflic- è il locale una dimensione adeguata?», in Laura
tos territoriales frutos positivos y duraderos, Fregolent & Francesco Indovina (eds.), Un
provechosos para el conjunto de la sociedad futuro amico. Sostenibilità ed equità, Milano,
existen. Requieren de movimientos capaces de Franco Angeli, 7-22.
romper el marco y los horizontes estrictamente MCAVOY, GREGORY (1999), Controlling Techno-
locales y de vincularse a una lucha más gene- cracy. Citizen Rationality and the NIMBY
Syndrome, Washington, Georgetown University
ral por la equidad y la democracia. Y precisan
Press.
de Administraciones públicas y de fuerzas
NEL·LO, ORIOL (1995), «Políticas urbanas y
políticas que reúnan, por una parte, la voluntad gobierno metropolitano en el proceso de inte-
de articular el territorio de un modo más sos- gración europea», en Ciudad y territorio. Estu-
tenible, más eficiente y más equitativo; y, por dios territoriales, IV, 106, 783-792.
otra, la capacidad de diseñar y hacer prevale- NEL·LO, ORIOL (2002), «Sostenibilità, luogo e poli-
cer estas políticas a través de la apertura y el tica (o la favola delle formiche)», in Laura Fre-
diálogo con los ciudadanos hasta las últimas golent & Francesco Indovina (eds.), Un futuro
consecuencias. amico. Sostenibilità ed equità, Milano, Franco
Angeli, 323-332.
NEL·LO, ORIOL, ed. (2003), Aquí, no! Els conflictes
BIBLIOGRAFÍA territorials a Catalunya, Barcelona, Editorial
Empúries.
BOBBIO, LUIGI (1999), «Un processo equo per RABE, BARRY G. (1994), Hazardous Waste Setting
una localizzazione equa», in Luigi Bobbio & in Canada and the United Status, Washington,
Alberico Zeppetella (eds.), Perchè proprio qui? the Brookings Institution.
Grandi opere e opposizioni locali, Milano, TARROW, SYDNEY (1994), Power in Movement, Cam-
Franco Angeli, 185-237. bridge, Cambridge University Press.

36

También podría gustarte