Está en la página 1de 11

Sin embargo, se habla y hay una lectura vicio es decir aquella que se hace sin

orden ni concierto, sin orientación ni propósito, en donde se lee por leer y


cualquier cosa. Su consumidor es un personaje enterado de mucho, que conoce
de todo, pero que no sabe lo principal: quién es él, ni para qué sirve todo lo que
ha leído y lee.

La lectura en tal situación habría devenido en ser un hacinamiento asistemático


de elementos, sin finalidad, caminos ni razones.

Por eso, no solamente es importante leer mucho, sino leer guiados hacia su fin,
en búsqueda afanosa de una concepción del mundo, orientados a encontrar un
sentido de afirmación de la vida que podamos compartirla con los demás.

Leer por eso es producir sentido, dar a luz nociones lúcidas acerca del mundo,
esclarecer algo; leer es entrar en el cauce de una acción, concretar un producto,
poner a flote nuestra identidad y realizar un destino superior en la tierra.

2.3.6 Lecturas complementarias

HÁBITOS DE LECTURA

Silvana Salazar y Dante Ponce

Construir el sentido de un mensaje

“Leer es construir por sí mismo el sentido de un mensaje” define Charmeux,


aludiendo a un comportamiento que puede ser aplicable tanto al discurso escrito,
a la imagen, e inclusive a la realidad. Esta noción hace posible referirse a la
lectura, no sólo de libros sino también de los gestos, películas, fotografías,
pinturas, hechos sociales, etc. Por tanto el texto pasa a ser un cuerpo de análisis,
es decir, un objeto o lugar donde se ha producido un mensaje que toma forma y
se actualiza al ser tocado por el lector. A partir de esta dimensión conceptual
vamos a referirnos específicamente a la lectura de textos escritos.

Hecha la salvedad, proseguimos tipificando la lectura como acto de expresión y


comunicación del individuo, en el que se conjugan su imaginación, experiencia

100
personal, conocimiento previo y ciertas necesidades como, distraerse,
comprender, elegir, aprender. El razonamiento y la afectividad son componentes
esenciales de la lectura; al leer se van confrontando nuestras ideas y emociones
con el mensaje escrito, al leer transformamos las palabras y frases en imágenes
concretas, relacionamos, inferimos, inventamos, deducimos lo que no se dice,
descubrimos la ambigüedad y los implícitos contenidos en una obra.

Tanto el emisor (autor) como el receptor (lector) confluyen en el cuerpo textual


generando situaciones de comunicación y/o expresión. Cuando el interés central
del que escribe o del que lee, es, producir una acción o encontrar una respuesta,
facilitar una elección o solución, es decir, al mediar un objetivo concreto, estamos
en una situación de comunicación. Mas, si el autor busca expresarse a sí mismo
en su creación sin condicionarse a las opiniones del lector, y si éste recurre a la
obra sin ánimo utilitario, tan sólo para “saborear el acto de escribir del otro”, y a
partir de ello, liberar su imaginación y fantasía, encontrarse a sí mismo, construir
su yo, divertirse, sentir placer; entonces se trata de una situación de expresión. Es
decir no sólo el autor sino también el lector pueden expresarse a través del texto,
el primero lo hace escribiendo, y el segundo leyendo. En innumerables ocasiones
quien lee es sorprendido por la forma como la obra refleja sus más íntimos
sentimientos y pensamientos, mejor dicho, siente que se expresa a través de ella.

Las motivaciones descritas definen los dos tipos básicos de la lectura, la lectura
funcional, que se da cuando usamos, por ejemplo, un diccionario, un manual de
entrenamiento, un texto escolar, y, la lectura asociada al ser: de placer o
entretenimiento, que nos lleva a las obras poéticas, literarias, de ficción y arte en
general.

La operación cardinal de la lectura, su esencia, es la construcción del sentido.


Algunos autores usan para la misma actividad términos como “interpretación” o
“comprensión”, en ambos casos el lector aparece como un sujeto subordinado a
las verdades enunciadas por el autor, en un rol, más bien, pasivo. Por el contrario,
la expresión “construcción del sentido” refleja mejor el papel dinámico de aporte
del lector. Quien lee trabaja con dos esquemas, el propio que nace de sus
concepciones, conocimientos y afectividad, y el que aparece en el texto, que
corresponde al punto de vista del autor; como resultado de esta interacción,
descubre y elabora respuestas, formula nuevas preguntas, acepta, disiente o
simplemente ignora, esto es, construye el sentido de los mensajes, el sentido
válido para sí.

101
Porque el individuo que se dispone a leer tiene siempre una expectativa,
espera un resultado, se forma una idea acerca del autor y del texto. Una vez
situado en el interior del tejido textual, el lector evoca vivencias y conocimientos
relacionados con los mensajes que va leyendo, convierte las frases y oraciones
en imágenes mentales que va analizando, y establece la jerarquía de las ideas
conforme a su propósito original de lectura.

“La lectura se concibe como un acto transaccional, en el que autor y lector


crean un significado que es obra de ambos, no sólo del autor. Éste toma la
iniciativa aportando los elementos de una comprensión potencial (significado). Los
actos de comprensión son guiados por las estructuras del texto pero no están
totalmente controlados por ellas. El lector aporta sus conocimientos y experiencias
anteriores, sus esquemas cognoscitivos, por no mencionar los procesos
fisiológicos y neurológicos que entran en juego en la operación de leer”, nos dice
Peña. Todo aquello se da independientemente de las intenciones del autor, de ahí
que, un mismo libro puede generar distintas lecturas, en diferentes tiempos, ya
sea por un mismo lector o diversos lectores. En ocasiones, y esto lo podemos
observar en la crítica literaria, es posible elaborar significados e interpretaciones
jamás previstas por los escritores.

Entendida así la lectura, no podemos admitir la posibilidad de leer sin


comprender, aun cuando estemos frente a la pronunciación de un texto en voz
alta; la seguridad de que se trata de una verdadera lectura está determinada por
el papel activo de la inteligencia y razonamiento del ejecutante.

Leer no es oralizar; ésta es una distinción que hay que hacer. Se confunde a
menudo la oralización, que consiste en transformar los signos escritos en signos
sonoros, con la lectura en voz alta, una actividad sumamente difícil, que supone
decir a una audiencia lo que se ha leído, comprendiendo claro está, una fracción
de segundos antes. Sólo es posible llegar a la lectura en voz alta a partir del
dominio pleno de dicha actividad, pues constituye un esfuerzo mayúsculo el hecho
de sumar, a la elaboración del significado que se hace con la lectura y que pone
en tensión el cerebro, otros procesos como hacer funcionar las cuerdas vocales,
el oído, y más aun, preocuparse porque el mensaje llegue adecuadamente al
auditorio. Una forma sencilla de comprobar si se está haciendo oralización o
lectura en voz alta, es observar al individuo: si sus movimientos oculares van

102
paralelos a la dicción, si está diciendo lo que ve (letras, palabras) en el momento
en que ve, sin levantar la mirada del texto, y se observa una enunciación
fragmentada, sin la entonación adecuada, estamos frente a la oralización. Quien
lee en voz alta, primero lee para sí, su mirada capta el mensaje del texto
segundos antes de decirlo verbalmente, y gracias a la comprensión de lo leído
para sí, su comunicación al público es fluida, al extremo que puede evidenciar su
aceptación o no del mensaje haciendo uso de la entonación que considera
pertinente.

Pero, ¿cómo sucede la lectura, qué procesos físicos y psicológicos se


producen en el individuo durante el acto de construir el sentido de un mensaje?
Intentaremos explicarlo en las siguientes líneas.,

El proceso de la lectura
A partir de los años cincuenta, las investigaciones sobre el funcionamiento de la
mente humana, y en particular sobre el proceso de lectura, han avanzado mucho
gracias a adelantos como la computadora. Ahora sabemos que leer es un
comportamiento adquirido como consecuencia de un proceso complejo que pone
en funcionamiento los dos hemisferios del cerebro; el hemisferio izquierdo del que
parte el pensar lógico-racional, permite ordenar las experiencias, analizarlas y
categorizarlas, y, el hemisferio derecho que nos hace percibir las imágenes,
donde se generan las representaciones e Intuiciones, y a partir del cual se
establecen relaciones entre partes diferentes e interrelaciones entre cosas y
sucesos.

Durante la lectura ocurren cuatro procesos:

1. Proceso perceptivo. Es la operación de captación o extracción de los


signos gráficos que aparecen en una superficie, que puede ser una página; los
ojos recorren la línea dando pequeños saltos y haciendo pequeñas paradas en
diversos puntos. Las paradas también se denominan fijaciones. Es en estas
paradas cuando el ojo ve el texto escrito, no cuando se mueve o salta de un punto
a otro. Al aumentar la dificultad de la lectura disminuye la longitud de los saltos y
aumenta en cambio la duración de las fijaciones. Cuando los ojos se detienen
recogen la información, que luego pasa por brevísimo tiempo a la memoria
sensorial manteniéndose el conjunto de rasgos visuales. Doscientos cincuenta
milésimas de segundo es el tiempo promedio que dura aquí la información, tal

103
cual, como en una registradora de gran capacidad. El destino siguiente es la
memoria de corto plazo, para ejecutar las operaciones de reconocimiento
lingüístico: identificación y discriminación de las letras según sus formas, por
ejemplo, la letra T con una línea horizontal en la parte superior y una línea vertical
central por debajo. Así se verifican los contornos gráficos de todas las letras que
forman el texto. Luego, se asocian los signos, apareciendo la palabra como
unidad lingüística, siendo posible diferenciar entre “sal” y “sol”. Esta operación usa
la memoria de largo plazo donde existen ya el alfabeto y un léxico mental
individual.

2. Procesamiento léxico. Luego de formar las palabras, se produce la


búsqueda de su significado en el almacén de conceptos del lector, donde se
encuentran categorizadas: nombres de frutas, de animales, objetos inanimados,
datos geográficos e históricos, nombres de personas, direcciones, etc. Cada
individuo posee un léxico visual (imágenes, formas, letras) y un léxico auditivo
(sonidos, voces) que interactúan con el sistema semántico.

Sucede de la siguiente manera: una vez reconocidas las palabras se busca el


concepto. Por ejemplo, en el sistema semántico personal existe el concepto que
representa “gato”, que puede ser actualizado a partir de la palabra escrita “gato”,
el sonido onomatopéyico “miau” incluso al ver una ilustración o fotografía de este
animal. Ahora bien si se está leyendo en voz alta, habrá que encontrar también,
en la memoria fonológica la representación de la palabra a pronunciarse y
ordenar a los músculos correspondientes su ejecución.

“Aunque tenemos la impresión de que inmediatamente que vemos una palabra


accedemos a su significado, en realidad se trata de procesos independientes. El
léxico nos permite identificar la palabra, pero no nos indica a qué concepto
representa. Prueba de ello es que a veces nos encontramos con una palabra
poco familiar que reconocemos como parte de nuestro idioma, pero no somos
capaces de precisar lo que significa" (Cuetos: 1996, 36). Las investigaciones
indican que se reconocen más rápido las palabras cuando están dentro de un
texto que cuando aparecen aisladas, y nos demoramos menos para identificar las
letras que van dentro de las palabras que al hallarlas sueltas o concatenadas de
manera arbitraria.

3. Procesamiento sintáctico. Como las palabras aisladas no transmiten

104
ninguna información nueva, hay que asociarlas para reconocer, en principio las
funciones que cada una cumple, esto se hace a partir de su agrupación en
unidades mayores como frases y oraciones según las claves o reglas que el
lector ha asimilado: orden de las palabras, palabras funcionales, significados de
las palabras, signos de puntuación. El nivel sintáctico, gramatical, sólo relaciona
las palabras según sus funciones pero no tiene en cuenta el significado de las
oraciones. Tomamos aquí dos oraciones mencionadas por Cuetos: “El perro
asustó al gato”, y, “El gato asustó al perro” cuya estructura es similar en términos
de sujeto-verbo-objeto, pero con significados diferentes que no se procesan en
esta fase, pues se trata solamente de revelar la arquitectura de la oración, de
comprender las claves gramaticales usadas. Cada idioma tiene las suyas. La
inclusión o no de signos puede cambiar una oración, por ejemplo, no es lo mismo
el enunciado: “Búscame cuando regrese Pedro”, a “Búscame cuando regrese,
Pedro”, donde se incluye la coma (,).

4. Procesamiento semántico. Fase dedicada a extraer el mensaje del texto e


incorporarlo a la memoria, es decir, ensamblarlo con los conocimientos propios.
Aquí aparece el mensaje, “cada nueva oración va añadiendo información a las
anteriores, se va integrando con las anteriores, con lo cual la representación se
va haciendo más compleja cuanta más información introducimos. No obstante
habrá oraciones que aporten datos básicos y otras detalles, con lo cual la
estructura será de tipo jerárquico, es decir, habrá informaciones importantes y
otras secundarias” nos dice Cuetos. Mientras en el proceso sintáctico importa la
organización gramatical, en el semántico se atiende las funciones que realizan los
sujetos y el significado de las oraciones, de manera que, el mismo mensaje
puede ser reconocido en formaciones gramaticales diferentes, ejemplo:
Los adultos leen poco
La lectura es poco común entre los adultos

Así, a medida que avanza la lectura, vamos descubriendo el curso del


pensamiento expresado por escrito, la idea central y las secundarias, la estructura
de los hechos, detalles, datos, problemas o tesis, la fuerza de la argumentación y
la carga emocional. Se completa este proceso cuando el mensaje es incorporado
a la memoria; aquí el conocimiento previo juega un rol esencial, si no se dispone
de información mínima sobre el contenido de lo que se está leyendo será muy
difícil su comprensión y asimilación. Este es un hecho clave para la comprensión
lectora.

105
En suma, la actividad de la lectura supone la correcta ejecución de varias
operaciones mentales, cuya duración y articulación dependen de la forma de leer
de cada individuo. Hay todavía muchos aspectos referidos a este proceso que
continúan siendo investigados y sobre los que no existe consenso entre los
especialistas. No existen dudas, sin embargo, acerca de la importancia del
conocimiento previo como factor determinante para la comprensión lectora, a
partir del cual el individuo asiste al acto mejor preparado, es decir con hipótesis
de sentido ya elaboradas.

En el siguiente acápite analizamos los factores de la lectura: la comprensión de


las formas y convenciones de la escritura, el desarrollo de la capacidad visual, el
conocimiento previo, y, por último, y no por ello menos importante, el elemento
afectivo.

De: Hábitos de Lectura Ed. Instituto del libro y la lectura. Lima, 2001.

106
REFLEXIONES SOBRE EL PROCESO DE COMPRENSIÓN LECTORA

Javier Guevara Parra

El acto de leer, exclusivamente humano, ha intrigado a psicólogos y lingüistas


desde principios de este siglo. Uno de los pioneros en investigaciones
relacionadas con el proceso de la lectura fue Huey (1908), quien mostró un
marcado interés en los intrincados procesos que ocurren en nuestra mente
cuando tratamos de comprender lo que leemos. A partir de los estudios de Huey
y otros investigadores, nuestros conocimientos sobre esta materia han ido
progresando. En algunos países, como es el caso de los Estados Unidos, se han
creado institutos especializados dedicados al estudio de todo lo relacionado con
este campo. Uno de estos institutos es el Centro para el Estudio de la Lectura,
fundado por el Instituto Nacional de Educación, en la Universidad de Illinois. A
nivel mundial se cuenta con la Asociación Internacional de Lectura también con
centro de actividades en los Estados Unidos, cuyo objetivo está relacionado con
la lectura, especialmente aplicada a la educación. Esta asociación cuenta con
miembros individuales e institucionales en varios países; entre sus actividades
está la publicación de libros, revistas, periódicos y otros materiales profesionales,
así como la organización del Congreso Internacional de Lectura.

En la actualidad se siguen llevando a cabo estudios sobre naturaleza compleja


de la lectura, desde la perspectivas de la psicología cognitiva y la lingüística. Los
psicólogos están interesados en la descripción del proceso por medio del cual
llegamos a adquirir, almacenar, recuperar y utilizar nuestros conocimientos, así
como el papel que juega el lenguaje en este proceso. A los lingüistas, por su
parte, les concierne la exploración de las abstracciones del lenguaje en contextos
culturales determinados.

Uno de los descubrimientos más importantes originados en investigaciones


recientes tiene que ver con la influencia de nuestros conocimientos previos en la
comprensión de textos escritos. El mayor o menor grado de conocimiento previo
que una persona posea sobre un tema específico facilita su comprensión
eventual de dicho tema. Adams y Bruce (1982) afirman, por ejemplo, que “el
lenguaje es un medio para ayudar a construir ¡deas similares basadas en
experiencias previas”. En este sentido, la comprensión de un texto se puede
considerar como “una interacción entre el lector y el texto mismo” (Smith, 1982).

107
Pero, ¿cómo está organizado en nuestra memoria todo este cúmulo de
experiencias previas? Todo individuo, en condiciones normales, almacena
experiencias y conceptos mediante la formación de un sistema de categorías
basado en gran medida en patrones culturales y experienciales. Es bien conocido
el ejemplo de la cultura esquimal, que especifica un amplio sistema de categorías
para la cualidad “nieve”, mientras que en la cultura hawaiana la categorización de
dicho término existente. El objetivo de este sistema de categorías es el de ayudar
al individuo en la organización y comprensión de experiencias, facilitándole una
búsqueda rápida, en el centro de la memoria, de experiencias previas durante las
tareas de resolución de problemas. Un sistema determinado de categorías
funciona como una representación del conocimiento en la memoria, el cual puede
ser recuperado para darle sentido a una cosa, a una situación o a un concepto.
Sin embargo, la accesibilidad a determinados niveles de una categoría depende
en gran medida de las diferencias que presenta cada individuo con respecto a sus
experiencias, cultura e intereses particulares. Por ejemplo, un individuo que resida
en alguna región de la costa, y que muestre interés por la pesca, posee con toda
probabilidad una estructura cognitiva más detallada y, por ende, una mayor
accesibilidad a la categoría de “peces” o “sistemas de pesca”, mientras que otra
persona, residente en el interior del país, tendrá un sistema mucho menos
elaborado para esta categoría.

Los estudios relacionados con el papel de la experiencia previa en el proceso


de comprensión se han desarrollado alrededor de una teoría denominada Teoría
de los esquemas (Schema Theory), que intenta describir el proceso de
comprensión en términos de cómo enfrentamos información conocida, nueva, o
discordante. A principios del siglo XX surgieron las primeras investigaciones
relacionadas con el papel de la experiencias pasadas en la percepción (Psicología
Gestalt). El término “shema” se remota a Barlet (1932), quien a su vez lo tomó de
un libro de Head publicado en 1920. Sin embargo el uso moderno del término
“shema” se ha adoptado de Rumelhart, quien lo ha utilizado desde 1975.

Según la mencionada teoría, durante el transcurso de nuestras vidas


almacenamos experiencias (esquemas) de una manera jerárquica, en nuestra
memoria a largo plazo. Esta acumulación de esquemas representa todo tipo de
situaciones: actividades, eventos, reacciones a eventos, informaciones de tipo
específico, etc., que existen a todos los niveles de abstracción. Algunos pueden
ser demasiados concretos, como la presentación de una letra del alfabeto; otras
descripciones esquemáticas pueden ser más complejas, como el cato de realizar

108
compras, matricularse en un curso en la universidad, ir a un restaurante, etc.; hay
otros incluso más abstractos, como los esquemas que involucran la resolución de
problemas (Rumelthart y Ortony, 1977). Otro ejemplo es el de los esquemas
elaborados que tienen los estudiantes para objetos como una motocicleta o un
computador.

¿Cómo se adquiere la compresión, según la teoría de los esquemas?

Expuesto en forma simple, cuando confrontamos una información nueva


consultamos nuestro “almacén” de experiencias, con el fin de tener acceso al
esquema apropiado que esté relacionado con la nueva Información. La
comprensión tiene lugar cuando logramos establecer relación exitosamente.

Basados en la teoría de los esquemas, Rumelthart y Norman (1978) describen


tres elementos que actúan en el proceso de comprensión. En primer lugar, un
individuo posee un sistema de categorías con información pertinente al ambiente
que lo rodea (esquemas). En segundo lugar, existen dos procesos alternos, que
están involucrados en el proceso de comprensión: la asimilación, o sea el proceso
que adecúa la información nueva al esquema existente, y la acomodación, o sea
el proceso que ajusta o modifica los esquemas existentes para la confrontarlos
con la información nueva. Pero existe aún una tercera posibilidad: una persona
puede simplemente ignorar o rechazar una información que no se adecúe a sus
concepciones prevalentes.

Aunque al principio de comprensión de texto basado en el conocimiento previo


o cúmulo de experiencias anteriores es de particular importancia para el diseño de
estrategias útiles en la enseñanza de la comprensión de lectura, debe observarse
que existen otros principios de igual importancia, como son el relacionado con los
niveles de comprensión de texto (explícito, implícito y experimental), y el principio
de la organización de la información en los textos. Estos dos principios están
relacionados específicamente con las etapas de lectura y postlectura,
respectivamente, mientras que el principio de conocimientos previos está
relacionado con la etapa de prelectura. Una discusión más amplia sobre estos dos
principios (al igual que sobre estos aspectos que intervienen en las diferentes
fases del proceso de enseñanza de comprensión de lectura) sería objeto de otro
trabajo, razón por la cual nos hemos limitado a la descripción del principio a las
experiencias previas.

109
Por medio de un trabajo metódico y controlado en clase es posible explotar e
incrementar el conocimiento que los estudiantes poseen acerca de un tema
determinado, antes de iniciar la etapa de lectura propiamente dicha. Para lograrlo
se pueden implementar algunas estrategias, como son, por ejemplo, las “guías
anticipatorios”, y la técnica común de las “las preguntas de sondeo”. Las “guías
anticipatorios” consisten en diagramas o cuadros cuyo objetivo es introducir un
tema específico, un capítulo, una lección, etc., en una forma atractiva, de tal
manera que logre activar las ideas u opiniones de los estudiantes que pueden ser
luego modificadas o confirmadas durante la fase de lectura, o reforzadas durante
la etapa de poslectura. Una de las ventajas de esta estrategia es que el profesor
puede apreciar el conocimiento previo que tienen los estudiantes sobre el tema,
para luego evaluar la manera cómo adquieren la nueva información. Desde este
punto de vista, las guías funcionan como un instrumento de diagnóstico. .

Conclusión

A pesar de estar viviendo una época de grandes avances en el campo


científico, donde los progresos en las áreas de las telecomunicaciones, la
televisión, la modernización de la prensa, la proliferación de publicaciones, etc.,
hacen pensar que los niveles de alfabetismo han disminuido notablemente, vemos
con preocupación como muchos de nuestros estudiantes poseen un bajo nivel de
interés por la lectura y una pobre preparación en cuanto a su habilidad para
comprender textos escritos, todo lo cual se evidencia en los reportes escritos y
orales basados en asignaciones de lectura de diverso tipo. Una de nuestra tarea
como docente es, entonces, comprometernos a actuar positivamente partiendo
del estudio y discusión de principios teóricos de tipo lingüístico, sicológico o social
incidentes en el proceso de comprensión de lectura que conduzcan a la búsqueda
de estrategias metodológicas útiles, que a su vez contribuyan a la solución de
esta dolencia. Este es un tema que a nuestro juicio merece discusión.

110

También podría gustarte