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Narrar con imágenes (fragmento)

Mario Levrero

(...)

Cuando el autor sabe demasiado sobre el argumento, a veces se apura a contarlo, y la literatura va
quedando por el camino. La literatura propiamente diche es imagen. No quiero decir que haya que
evitar cavilaciones y filosofías, y etcétera, pero eso no es lo esencial de la literatura. Una novela, o
cualquier texto, puede conciliar varios usos de la palabra. Pero si vamos a la esencia, aquello que
encanta y engancha al lector y lo mantiene leyendo, es el argumento contado a través de imágenes.
Desde luego, con estilo, pero siempre conectado con tu imaginación.

En ese énfasis por la imagen ¿no hay riesgo de caer en una suerte de “descripcionismo”, de que
sólo prime la imagen?

Yo no creo haber hablado de descripciones; suelen aburrirme mortalmente. Hablé de imágenes, y


las imágenes no se contraponen a la acción, sino que la cuentan de la mejor manera. No es lo
mismo decir: le dio tremenda trompada, que decir: el puño chocó contra la carne blanda y la
aplastó hasta que se oyó el crujir del hueso.
Tampoco dije que un relato deba consistir exclusivamente en imágenes, sino que eso es la esencia;
pero a menudo la esencia pura es desagradable, como por ejemplo la vainilla. Si la mezclás en un
refresco pasa mucho mejor. Hago hincapié en las imágenes porque es la gran falla de nuestra
literatura; todos somos retóricos, todos cantamos la justa, todos sabemos cómo arreglar los males
del país, todos estamos deseosos de mostrar nuestra visión del mundo, todos queremos volcar
nuestros sentimientos (...) Desde el punto de vista literario no dicen nada, pero nada: el lector
simplemente se paspa.

En Conversaciones con Mario Levrero. Pablo Silva Olazabal, Ed. Conejos, 2013.

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