Está en la página 1de 6

Quevedo Epicteto y Phocílides en español con consonantes (Madrid, 1635

No olvides que es comedia nuestra vida


y teatro de farsa el mundo todo
que muda el aparato por instantes
y que todos en él somos farsantes;
acuérdate que Dios, de esta comedia
de argumento tan grande y tan difuso,
es autor que la hizo y la compuso.
al que dio papel breve,
solo le tocó hacerle como debe;
y al que se le dio largo,
solo el hacerle bien dejó a su cargo.
Si te mandó que hicieses
la persona de un pobre o un esclavo,
de un rey o de un tullido,
haz el papel que Dios te ha repartido;
pues solo está a tu cuenta
hacer con perfección el personaje,
en obras, en acciones, en lenguaje;
que al repartir los dichos y papeles,
la representación o mucha o poca
solo al autor de la comedia toca.

Cervantes:

“Y esto es verdad que no se me puede contradecir, y aquí entra el salir yo de los límites de mi
llaneza: que se vieron en los teatros de Madrid representar Los tratos de Argel que yo compuse; La
destruicion de Numancia y La batalla naval, donde me atreví a reducir las comedias a tres
jornadas, de cinco que tenían; mostré, o, por mejor decir, fui el primero que representase las
imaginaciones y los pensamientos escondidos del alma, sacando figuras morales al teatro, con
general y gustoso aplauso de los oyentes; compuse en este tiempo hasta veinte comedias, o
treinta, que todas ellas se recitaron sin que se les ofreciese ofrenda de pepinos ni de otra cosa
arrojadiza; corrieron su carrera sin silbos, gritas ni barahúndas. Tuve otras cosas en qué ocuparme;
dejé la pluma y las comedias”...
3 2 Américo Castro y Hugo A. Rennert, V id a d e L o p e d e V eg a , Salamanca, Anaya, 1969, pág.
394. 3 Miguel de Cervantes, L a g r a n s u lta n a . E l la b e r in to d e a m o r , Edic., introd. y notas
de Florencio Sevilla Arroyo y Antonio Rey Hazas, Madrid, Alianza, 1998, (Cervantes Completo, XV),
pág. 12.
Concilio de Trento:

"Además de esto, declara que se deben tener y conservar, principalmente en los templos, las
imágenes de Cristo, de la Virgen madre de Dios, y de otros santos, y que se les debe dar el
correspondiente honor y veneración: no porque se crea que hay en ellas divinidad, o virtud alguna
por la que merezcan el culto, o que se les deba pedir alguna cosa, o que se haya de poner la
confianza en las imágenes, como hacían en otros tiempos los gentiles, que colocaban su esperanza
en los ídolos; sino porque el honor que se da a las imágenes, se refiere a los originales
representados en ellas; de suerte, que adoremos a Cristo por medio de las imágenes que besamos,
y en cuya presencia nos descubrimos y arrodillamos; y veneremos a los santos, cuya semejanza
tienen: todo lo cual es lo que se halla establecido en los decretos de los concilios, y en especial en
los del segundo Niceno contra los impugnadores de las imágenes.
Enseñen con esmero los Obispos que por medio de las historias de nuestra redención, expresadas
en pinturas y otras copias, se instruye y confirma el pueblo recordándole los artículos de la fe, y
recapacitándole continuamente en ellos: además que se saca mucho fruto de todas las sagradas
imágenes, no sólo porque recuerdan al pueblo los beneficios y dones que Cristo les ha concedido,
sino también porque se exponen a los ojos de los fieles los saludables ejemplos de los santos, y los
milagros que Dios ha obrado por ellos, con el fin de que den gracias a Dios por ellos, y arreglen su
vida y costumbres a los ejemplos de los mismos santos; así como para que se exciten a adorar, y
amar a Dios, y practicar la piedad. Y si alguno enseñare, o sintiere lo contrario a estos decretos,
sea excomulgado. Mas si se hubieren introducido algunos abusos en estas santas y saludables
prácticas, desea ardientemente el santo Concilio que se exterminen de todo punto; de suerte que
no se coloquen imágenes algunas de falsos dogmas, ni que den ocasión a los rudos de peligrosos
errores. Y si aconteciere que se expresen y figuren en alguna ocasión historias y narraciones de la
sagrada Escritura, por ser estas convenientes a la instrucción de la ignorante plebe; enséñese al
pueblo que esto no es copiar la divinidad, como si fuera posible que se viese esta con ojos
corporales, o pudiese expresarse con colores o figuras. Destiérrese absolutamente toda
superstición en la invocación de los santos, en la veneración de las reliquias, y en el sagrado uso de
las imágenes; ahuyéntese toda ganancia sórdida; evítese en fin toda torpeza; de manera que no se
pinten ni adornen las imágenes con hermosura escandalosa; ni abusen tampoco los hombres de
las fiestas de los santos, ni de la visita de las reliquias, para tener convitonas, ni embriagueces:
como si el lujo y lascivia fuese el culto con que deban celebrar los días de fiesta en honor de los
santos. Finalmente pongan los Obispos tanto cuidado y diligencia en este punto, que nada se vea
desordenado, o puesto fuera de su lugar, y tumultuariamente, nada profano y nada deshonesto;
pues es tan propia de la casa de Dios la santidad. Y para que se cumplan con mayor exactitud estas
determinaciones, establece el santo Concilio que a nadie sea lícito poner, ni procurar se ponga
ninguna imagen desusada y nueva en lugar ninguno, ni iglesia, aunque sea de cualquier modo
exenta, a no tener la aprobación del Obispo".
CONCILIO DE TRENTO, sesión XXV, La invocación, veneración y reliquias de los santos y de las
sagradas imágenes (1653).
Caso Veronese:

Ante el tribunal de la Santa Inquisición (Sábado 18 de julio de 1573)

-El señor Paolo Caliari Veronese, domiciliado en la parroquia de San Manuel, fue citado por el
Santo Oficio a compadecer ante el Sagrado Tribunal, y le fueron preguntados nombre y apellido.
Contestó como se consigna arriba.
Se le preguntó su profesión.

R.: Pinto y hago cuadros.


P.: ¿Conocéis la razón de haber sido citado?
R.: No, señores.
P.: ¿Podéis suponerla?
R.: Puedo, seguramente.
P.: Decidnos qué suponéis.
R.: Por la razón que me ha dicho el Reverendo Padre, es decir, el Prior de San Juan y San Pablo,
cuyo nombre desconozco, el cual me dijo que había estado aquí y que Vuestra Ilustrísimas
Señorías le habían ordenado que me hiciera substituir un perro por una figura de Magdalena. Y yo
le contesté que con mucho gusto haría esto o cualquier otra cosa que me reportara crédito o
favoreciera a mi pintura, pro que no pensaba que una figura la Magdalena sentara bien allí, por
muchas razones que estoy dispuesto a exponer siempre que se me de ocasión.
P.: ¿A que pintura os referís?
R.: A una pintura de la última cena que hizo Jesús con sus apóstoles en casa de Simón.
P.: ¿Donde está esa pintura?
R.: En el refectorio de los frailes de San Juan y San Pablo...
P.: En esa Cena de Nuestro Señor, ¿pintasteis algunos sirvientes?
R.: Si, señores.
P.: Decidnos cuantos y lo que hace cada uno.
R.: Primero, está el dueño de casa, Simón. Después, debajo de esta figura, pinté un mayordomo,
que supuse había ido allí por curiosidad, para ver como iban las cosas en la mesa. Hay además
otros varios personajes que no recuerdo, porque ya hace tiempo que colgué esta pintura.
P.: ¿Habéis pintado otras Cenas, además de esta?
R.: Si, señores.
P.: ¿Cuantas habéis pintado y donde?
R.: Pinté una en Verona, para los reverendos monjes de San Nazario, que está en su refectorio.

-Dijo: Hice una en el refectorio de los reverendos Padres de San Jorge, aquí en Venecia.
Le dijeron: Esto no es una Cena. Se os pregunta sobre la cena de Nuestro Señor.
R.:Hice una en el refectorio de los Servitas en Venecia, y una en el refectorio de San Sebastián,
aquí en Venecia. Y pinté una en Padua para los padre de la Magdalena. Y no recuerdo haber hecho
más.
P.: En la Cena que pintasteis en San Juan y San Pablo, ¿qué significa la figura del hombre con la
nariz sangrando
R.: La hice representando un criado, cuya nariz, por algún accidente, puede haberse puesto a
sangrar.
P.: ¿Que significan aquellos hombres armados, vestidos a la alemana, cada uno con una alabarda
en la mano?
R.: Aquí necesito decir unas palabras.
P.: Decidlas.
R.: Nosotros, los pintores, nos tomamos las mismas libertades que los poetas y los locos. Y yo pinté
estos dos alabanderos, el uno bebiendo y el otro comiendo junto a la escalera, apostados allí como
para cumplir algún servicio, porque me pareció propio que el señor de la casa, que era grande y
rico, según me contaron, tuviera tales sirvientes.
P.: este individuo vestido como bufón, con un papagayo en el puño, ¿con que objeto lo pintasteis
en la tela?
R.: Como adorno, según se hace a menudo.
P.: ¿Quién está sentado a la mesa con Nuestro Señor?
R.: Lo doce apóstoles.
P.: ¿Qué está haciendo San Pedro, que es el primero?
R.: Está trinchando el cordero, para pasarlo al otro extremo de la mesa.
P.: ¿Qué hace el siguiente?
R.: Presenta un plato para recibir lo que le dé San Pedro.
P.: Decidnos que hace el que sigue.
R.: Tiene un palillo con el que se está mondando los dientes.
P.: ¿Quién creéis que estuvo realmente presente en esta Cena?
R.: Creo que estaban presentes Cristo y sus doce apóstoles, pero si en una pintura quedan
espacios vacíos, los adorno con figuras según mi imaginación.
P.: ¿Os encargó alguien que en este cuadro pintarais alemanes, bufones y otras cosas de ese
género?
R.: No, señores. Pero me encargaron que adornara el cuadro según mi criterio, y es un cuadro
grande, con espacio para muchas figuras, según me pareció.

- Fue interrogado sobre los adornos que él, el pintor, tiene costumbre de introducir en sus cuadros
y pinturas murales, si tiene costumbre de hacerlos convenientes y adecuados al tema y a las
figuras principales, o si los pinta a capricho, siguiendo los antojos de su fantasía, sin discreción ni
juicio.
R.: Hago mis pinturas considerando bien lo que es adecuado, en la medida en que se alcanza la
mente.
- Se le preguntó si creía adecuado que en la Última Cena de Nuestro Señor se pintaran bufones,
borrachos, alemanes, enanos y payasadas semejantes.
R.: No, señores.
P.: ¿No estáis enterado de que Alemania y otros países infestados de herejía hay costumbre de
usar las pinturas extrañas y procaces y las invenciones semejantes para mofarse, escarnecer y
ridiculizar las cosas de la Santa Iglesia Católica, con el fin de enseñar la falsa doctrina a los indoctos
e ignorantes?
R.: Si, señores. Esto es abominable. Pero yo repetiré lo que he dicho antes, o sea que estoy
obligado a seguir lo que hicieron mis predecesores.
P.: ¿Qué hicieron vuestro predecesores?
¿Hicieron jamás algo parecido?
R.:Miguel Ángel, en Roma, en la Capilla Pontificia. Pintó a Nuestro Señor Jesucristo, a su Santísima
Madre, San Juan, San Pedro y a la corte celestial todos desnudos, incluso la Virgen María, con poca
reverencia.
P.: ¿ No sabéis que al pintar el Juicio Final, en el que se supone que no hay vestidos ni cosas
parecidas, no había necesidad de pintar ropajes, y que en estas figuras no hay nada que no sea
espiritual, y que no hay bufones, perros, armas ni parecidas payasadas? ¿Y presumís, basándoos
en este o cualquier otro ejemplo, de haber hecho bien al pintar este cuadro como está? ¿Y os
proponéis defenderos alegando que la pintura es totalmente correcta y decorosa?
R.: Ilustrísimos señores, no. No intento defenderla, pero pienso que yo obré bien. Y no reparé en
tantas cosas, no creyendo que hiciera nada incorrecto, tanto más cuanto que las figuras de los
bufones están fuera del lugar donde está Nuestro Señor.

-Después de lo cual, Sus Señorías decretaron que el citado señor Paolo fuera requerido y obligado
a corregir y enmendar la pintura en cuestión de sus propias expensas y en el plazo de tres meses, a
contar desde el día de la sentencia, bajo las penalidades que pudiera imponerle el Sagrado
Tribunal.

Giordano Bruno Teófilo V 1588

“el universo es uno, infinito, inmóvil... No es capaz de comprensión y por lo tanto es


interminable y sin límites y a ese grado infinito e indeterminable y por consecuencia inmóvil”

Geocentrismo:

(Josué. 10,13): Y paráronse el sol y la luna hasta que el pueblo del señor…
>>Esta cita claramente muestra que el sol se mueve de la misma manera que la luna alrededor de
la tierra.
– Sal 18,6 (en otras será 19,6): Allí le puso Dios su tienda al sol, que sale cual esposo de su tálamo,
alégrase cual gigante al recorrer el camino. Del confín del cielo es su salida, y su giro hasta el
confín del cielo, y nada se sustrae a su calor.
>> Aquí habla de la orbita de sol alrededor de la tierra.
-Job 26,7: Él es quien extendió sobre vacío el Septentrión (hemisferio celeste), y tiene suspendida
la tierra en el aire.
>>Suspendida, no moviéndose. Los planetas se mantiene en su circuito porque se mueven, pero la
tierra no se mueve porque está sostenida. ¿dónde? en el centro del universo.
-Sal 92,1 (en otras 93,1): Y afirmó el orbe de la tierra, que no se conmoverá.
-Sal 95,10 (de nuevo, en otras 96,10): Él afianzó el orbe, para que no se mueva: gobierna los
pueblos con equidad.
-Sal 103,5: Asentaste la tierra sobre sus basas: no se conmoverá por todos los siglos.
Es interesante ver lo que dice Tomás González Carvajal en su libro de 1819 sobre los salmos.
–Comentando el salmo 92 versiculo 1 dice:
“Ya el orbe de la tierra por su mano Estable se afianza…” En el primer sentido se alaba aquí la
singular providencia y sabiduría con que estableció Dios la tierra sobre sus propios ejes ponderibus
líbrala suis, como dice un poeta profano, con tan justo y firme equilibrio que nunca se podrá
desquiciar “qui fundasti terram super stabilita tem suam non inclinabitur in saeculum saeculi”
(Psalm 103). Y en el segundo, la incontrastable firmeza que dió Cristo á su Iglesia contra la cual
jamás prevalecerán las puertas del infierno.
–Y comentando el 95,10: Etenim correxit orbem terræ qui non commovebitur. Dice Carvajal:
Porque niveló el orbe de la tierra, que no se ladeará. El correxit de la Vulgata está puesto, no en el
sentido que suena de corregir, sino en el de arrelar, establecer, fundar, nivelar, que es el propio
aquí, y lo mismo que dice en el Salmo 92 firmavit orbem terrae, qui non commovebitur; y lo que
significa el verbo —- con, de que usa el hebreo.
Eclesiastés 1, 4-6: Pasa una generación, y le sucede otra; mas la tierra queda siempre estable.
Nace el sol y se pone, y vuelve a su lugar; de allí, renaciendo dirige su curso hacia el poniente.

También podría gustarte