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Otra cosa son ciertos sonidos que pueden presentarse cuando más atento y tranquilo se

está. Estos sonidos, que tienen varias modalidades, pueden no ser producto de ninguna
actitud errónea, sino que pueden corresponder a la actividad vibratoria de determinados
centros superiores, y son bien conocidos por los practicantes adelantados de yoga y por
cuantos se dedican seriamente a la meditación. Una de las formas de saber con certeza si
se trata de esta clase de sonidos, es comprobar lo siguiente: 1) cuanto más claro,
despierto y tranquilo se está, más claro también se percibe el sonido; 2) cuando más
claro e intenso se percibe el sonido, se tiende de un modo natural a un mayor
recogimiento y elevación de la mente. Si ello no es así, entonces conviene aplicar lo que
hemos dicho en el caso de las visiones. Si con esto no desaparecen los ruidos conviene
dejar la práctica de la relajación y se debe consultar a un neurólogo.

En el caso de que se trate efectivamente de esta clase de sonidos de tipo positivo,


entonces pueden utilizarse con provecho como base para fijar la atención, en lugar de
utilizar el centro del impulso respiratorio.

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