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Historia del psicoanálisis

La teoría psicoanalítica o psicoanálisis es una pseudociencia que fue fundada a finales


del siglo XIX (alrededor de 1896) por el neurólogo austríaco Sigmund Freud, uno de los
intelectuales más influyentes del siglo XX. Esta teoría trata de explicar las fuerzas
inconscientes que motivan al comportamiento humano, es decir, aquellos conflictos
internos que aparecen durante la niñez y que afectan, a posteriori, a los
comportamientos y emociones del individuo. En el Psicoanálisis la sexualidad es la base
del desarrollo de las personas.

Con esta teoría, Freud rompía con la creencia de que la sexualidad se nacía en la
adolescencia, pues él afirmaba que ésta es una constante en la vida del sujeto desde el
nacimiento, se estructura a lo largo del tiempo y además, pasa por diferentes etapas.
Esta organización depende de cómo se acoplen los diferentes procesos que se dan en
un individuo que son tres: los biológicos, los psicológicos y los socioculturales. La
disposición de estos tres elementos serán fundamentales para el desarrollo del ser
humano.

Todos poseemos emociones, sueños, pensamientos, motivaciones… pero también


conductas, es aquí donde incide el autor en su teoría, pues piensa que el origen de
estas conductas es la sexualidad de cada uno. Además, explica que los primeros años
de vida son decisivos en el desarrollo de la personalidad, es aquí donde la sexualidad
cobra mayor importancia, pues comienza a darse los conflictos entre los impulsos
biológicos sexuales del niño y los límites impuestos por la sociedad.

Dentro del Psicoanálisis, la Teoría Psicosexual explica que existen tres componentes
fundamentales dentro de la personalidad: el ello, el yo y el super yo. El ello es la parte
en la que se satisfacen los deseos, en la que aparecen los primeros impulsos de la
mente humana. No hay noción del tiempo ni tampoco de lo bueno o lo malo,
simplemente se llega a la satisfacción de las necesidades de cada uno. Por su parte el
yo es la parte consciente de ello. Es aquí donde aparece el sentido común y la razón,
no se basa en satisfacción si no en la realidad que rodea al individuo. Por último,el
super yo es la parte relacionada con lo moral,con la ética que nos han enseñado desde
pequeños. Estas enseñanzas provienen de muchas fuentes, los padres, el colegio, la
religión… son doctrinas que frenan la conducta. Así Freud estipulaba una parte
inconsciente en el individuo (el ello), una parte consciente, (el yo) y una parte moral (el
super yo).
Además, el autor definía que dentro del Psicoanálisis, la organización psicosexual se
establecía en dos períodos diferenciados: el período pregenital y el período genital. El
período pregenital transcurre desde que el individuo nace hasta la pubertad. Es una
fase en la que la sexualidad aparece como una herramienta para satisfacer las
necesidades, aquí el objetivo principal es la búsqueda de placer y evitar el dolor. Esta
búsqueda, aunque tiene como base la sexualidad, no tiene porqué satisfacer siempre
las necesidades sexuales pues también se habla de la necesidad de comer, de beber,
de afectividad… En este periodo el niño busca la manera de llegar a complementar
rápidamente todo lo que le da placer, lo que se conoce como necesidades básicas.
Cuanto antes llegue a encontrar el camino para satisfacerlas, antes comenzará a
centrarse en la parte psíquica del cuerpo, a organizar su vida en este campo.

Por su parte, el período genital aparece a partir de la adolescencia. El desarrollo de los


genitales suma una nueva necesidad en el individuo, antes desconocida para él, la
necesidad de la reproducción. Aquí se comienzan a establecer los vínculos sexuales
con otros individuos. Freud mantenía que si se superaban estas dos etapas de forma
satisfactoria, se llegaba a la edad adulta correctamente y se desarrollaba una vida
adulta sana, en caso contrario, el ser humano es capaz de establecer mecanismos de
defensa y represiones que pueden llegar a ser muy perjudicial para él mismo.

Con la Teoría Psicoanalítica, Sigmund Freud quería demostrar que la mayor parte de
actividades que realiza el ser humano son inconscientes, dejando un pequeño
porcentaje para otras que las realizamos conscientemente. La gran mayoría de ellas
provienen desde la niñez, que se van desarrollando a lo largo de nuestras vidas. Es por
ello, que los conflictos que surgen desde pequeños se deben ir paliando poco a poco y
enseñando para que no influyan, a posteriori, en nuestra vida adulta.

Teniendo en cuenta todo ello, para Freud la sexualidad es una parte fundamental en el
desarrollo del ser humano y, sobre todo, de la conducta, es por eso que su teoría está
muy ligada a lo sexual. La teoría psicoanalítica trata de explicar el por qué los
individuos actúan de una manera u otra, dependiendo del contexto en el que se
encuentren. Si bien es cierto que, al basarse en el estudio del sujeto en sí mismo, no se
considera una teoría científica puramente dicha, sino un modelo más metafórico.
Metas del psicoanálisis

En la práctica, la meta última de todos los enfoques psicoterapéuticos es el mejoramiento de la


calidad del funcionamiento cotidiano del paciente. Sin embargo, como se verá, cada forma de
psicoterapia tiene también objetivos más específicos derivados sobre todo de las bases teóricas
sobre las que se construyó la terapia. En cuanto al psicoanálisis, una meta importante de la
terapia es ayudar a los pacientes a lograr insight o capacidad de introspección sobre las fuentes
y orígenes de sus problemas. Este objetivo se basa en la formulación de Freud acerca dela
importante contribución del inconsciente a la sensación de ansiedad y malestar general. Debido
a que es ese material inaceptable en el inconsciente lo que provoca la ansiedad, el psicoanálisis
intenta ayudar al individuó a ser consciente del material y la información inconscientes para
llevar os al nivel de la conciencia; es decir, ayudar a hacer consciente lo inconsciente. En
realidad, Freud creía que sólo puede cambiarse lo consciente; los conflictos, pulsiones e
impulsos inaceptables que permanecen en el inconsciente no es posible enfrentarlos y
manejarlos de una manera psicológicamente madura y efectiva. Esta "transferencia" de material
del inconsciente al nivel consciente no sólo representa una ganancia de introspección (insight)
por parte del paciente, lo que facilita el proceso de cambio sino que también reduce o elimina
la necesidad del paciente de seguir utilizando mecanismos de defensa que mantenga ese
material inaceptable en el inconsciente. Así, esta reducción en el uso de los mecanismos de
defensa libera la libido, por lo que su energía ahora puede usarse para un funcionamiento más
adaptativo.

Técnicas Psicodinámicas.

Hipnosis

La meta principal del psicoanálisis es ayudar a los pacientes a ser conscientes de sus
sentimientos y recuerdos inconscientes causantes de su ansiedad y que interfieren con su
funcionamiento cotidiano; es decir, hacer lo inconsciente consciente. Dos observaciones hechas
por Freud mientras trabajó con Breuler y Charcot, lo motivaron a usar la hipnosis como una
forma de hurgar en el inconsciente del paciente. Primero Breuler y Freud emplearon la hipnosis
para tratar una joven mujer, Anna O., y encontraron que sus síntomas mientras estaba
hipnotizada. Segundo cuando Anna O. Expresaba emociones fuertes bajo hipnosis, la intensidad
de sus hipnosis parecía disminuir. Con base a esas observaciones, Freud creyó que la hipnosis
podría ser la clave para desentrañar los secretos del inconsciente. Los pacientes tenían contacto
con la información del inconsciente sólo cuando estaban bajo los efectos de la hipnosis; después
de salir del estado hipnótico sus mecanismos de defensa continuaban asegurando que estarían
inconscientes de ese material. Y si los pacientes olvidan que hablaron acerca de sus sentimientos
o materiales ubicados en su inconsciente, no tendrán ganancias terapéuticas del tal proceso
fuera del estado hipnótico.

Freud comenzó a utilizar la hipnosis con sus pacientes, pero encontró que los resultados eran
decepcionantes. Continúo creyendo en la importancia de tener acceso al material inconsciente,
pero sentía que, si los pacientes habían de ser conscientes de ese material, era necesaria la
participación activa del Yo en el proceso. Freud pensaba que la hipnosis no producía efectos
duraderos sobre todo por qué pasaba sobre el yo en el acceso a los materiales inconscientes.
Los pacientes tenían contacto con la información del inconsciente sólo cuando estaban bajo
hipnosis; después de salir del estado hipnótico. En ese sentido Freud se enfrentó con el
problema de tratar de acceder al inconsciente de los pacientes al mismo tiempo que sorteaba
los mecanismos de defensa que permitieran a los pacientes tener consciencia de ese material.

Asociación libre

En la asociaci6n libre, al paciente, acostado sobre el diván, se le motiva a decir cualquier cosa
que le venga a la mente durante el curso de la sesión terapéutica. Freud (1913) instruía al
paciente a Actuar como… si fuera un viajero sentado cerca de las Ventanas del vagón de un
ferrocarril y describiera a alguien dentro del vagón las vistas cambiantes que ve en el exterior"
(p. 135). En esencia. Freud deseaba que los pacientes aprendieran a ser recipientes pasivos y
reporteros de sus trenes de pensamientos, eliminando el control consciente de este proceso
mental. El terapeuta es sólo un escucha cuidadoso y atento, que .no guía las verbalizaciones del
paciente. De hecho, el terapeuta trata de no interrumpir los pensamientos y el discurso del
paciente a menos que la interrupción ayude al proceso de descubrimiento. Freud suponía que
en esas condiciones no estructuradas y ambiguas, los mecanismos de defensa se relajarían y los
procesos inconscientes podrían emerger. El proceso es muy importante ya que como el paciente
está despierto y consciente a lo largo de este proceso (en contraste con la hipnosis), cualquier
material que se descubra del inconsciente se vuelve parte de la experiencia y los recuerdos
conscientes del paciente.

En este proceso la función del analista es tratar de dar sentido a las secuencias de asociaciones
del paciente. Basado en el principio del determinismo psíquico, el analista trabaja a partir de la
suposición de que cada asociación se relaciona de alguna manera con el contenido de la
verbalización previa. Debido a que los mecanismos de defensa del paciente están relajados o
debilitados por la estructura del ambiente psicoanalítico, el material inconsciente empieza a
emerger con la asociación libre. Es posible que el paciente no esté al tanto del significado o la
importancia de lo que está diciendo en un momento dado; por ello, corresponde al analista
entender e interpretar la importancia del habla algo intrincada del paciente.

Análisis de los sueños

Freud creía que un proceso similar se encuentra involucrado en el análisis de los sueños. Creía
que durante el sueño los controles normales del yo están más relajados de lo que sucede
mientras el paciente está despierto y, en consecuencia, los procesos inconscientes están en
mayor libertad de operar y ser expresados en los sueños. De hecho, Freud (1900, p. 647) se
refería a los sueños como “el camino real al... inconsciente".

Creía que los sueños representan la satisfacción de los deseos y distinguía entre dos niveles de
contenido en el análisis de los sueños contenido manifiesto y contenido latente. Mientras que
el primero se refiere al contenido real del sueño, el segundo se refiere a lo que el contenido
manifiesto representa simbólicamente. Por ejemplo. El contenido manifiesto de un sueño
acerca de un tren que ingresa a un túnel oscuro son el tren y el túnel. En contraste, el contenido
latente puede implicar los sentimientos del paciente acerca de involucrarse en actividad sexual.
Freud reconocía que las ideas cargadas de deseos no emergen con facilidad en los sueños. Los
individuos mantienen esas ideas y fantasías que componen el contenido latente de los sueños
almacenadas en el inconsciente porque son inaceptables para ellos. Sólo porque el contenido
latente de los sueños está lo suficientemente disfrazado en la forma de un contraído manifiesto
más neutral o aceptable es que puede continuarse con los sueños y recordarlos cuando se está
despierto. Si pudieran reconocer con facilidad el contenido latente las personas, se tomarían
ansiosas y despertarían. De hecho, Freud creía que este mecanismo de defensa es el que causa
las pesadillas pero también es el que despierta a la gente de ellas; es decir, el contenido latente
inaceptable e inductor de ansiedad de los sueños emerge sin haberlo cambiado lo suficiente
como para ser inofensivo, por el101 es tan amenazante para el yo que la ansiedad despierta a
las personas.

Dada la alta tasa con la cual la gente sueño y la tasa relativamente baja con la cual la mayoría se
despierta por pesadillas, los psicoanalistas podrían concluir que obviamente hay un éxito
razonable para disfrazar el contenido latente de los sueños. El proceso de transformar el
contenido latente de los sueños en uno manifiesto se conoce como trabajo de sueño, el cual
ocurre por supuesto, en un nivel inconsciente. Es un proceso auto protector que permite
expresar nuestros deseos y sentimientos inaceptables a un yo relajado, pero de forma
disfrazada.

Al analizar los sueños, el psicoanalista a menudo pedirá al paciente que efectúe una asociación
libre con el contenido manifiesto del sueño, el único contenido del cual tiene conciencia el
paciente. Esas asociaciones proporcionan, a su vez, material adicional para un análisis posterior.
Es poco probable que mi solo. Sueño (o-una sola asociación) dé la respuesta al acertijo de los
problemas del paciente. Más bien, se necesita el análisis de muchos sueños y asociaciones para
revelar patrones consistentes de contenido latente que acercarán al analista y al paciente a la
comprensi6n de las motivaciones, recuerdos e impulsos inconscientes del paciente.

Resistencia

¿Por qué se lleva tanto tiempo descubrir el contenido latente en las asociaciones libres y los
sueños? En gran medida, la razón de este largo proceso se debe a que el paciente utiliza
mecanismos de defensa. s- emplean mecanismos de defensa para protegerse de experimentar
pulsiones, impulsos, sentimientos y recuerdos inaceptables que nos causarían ansiedad si se
fuera consciente de ellos. Paradójicamente, las principales metas del psicoanálisis van por
completo en contra. de este propósito. En efecto, el proceso del psicoanálisis en realidad activa
y fortalece el uso de los mecanismos de defensa del paciente. Es decir, mientras que el paciente
y el terapeuta intentan traer a la con- ciencia el material inconsciente del paciente, sus defensas
trabajan (inconscientemente) para impedir que esto suceda. Aunque no se le considera un
mecanismo de defensa clásico, como la represión o la proyección, el concepto de resistencia
claramente opera en contra de los esfuerzos del paciente y el terapeuta por descubrir el material
inconsciente. La resistencia, en el contexto del psicoanálisis, puede definirse como "la tendencia
de las fuerzas dentro de los pacientes que se oponen al proceso de cambio para mejorar"
(Mennioger, 1958, p. 104).

Freud reconocía la resistencia como una parte inevitable del psicoanálisis "la resistencia
acompaña al tratamiento paso a paso. Cada asociación, cada acto de la persona sujeta a
tratamiento debe vérselas con la resistencia y representa un compro- misó entre las fuerzas que
luchan por la recuperación y las opositoras (Freud, 1912, p. 103). Debido a que el paciente ha
tenido muchos años de práctica experiencia usando los mecanismos de defensa para impedir
que el material inconsciente inaceptable alcance la conciencia, esas defensas no van a dejar de
operar sólo porque el paciente esté en terapia. La resistencia se muestra de varias maneras. Por
ejemplo, un paciente puede llegar inexplicablemente tarde a una sesión u olvidar asistir a ella
(un fallo especialmente interesante si el paciente ha estado asistiendo de manera religiosa a las
sesiones de terapia tres veces por semana durante los tres últimos años). En la sesión misma, la
resistencia puede verse en la producción más lenta o el bloqueo de las asociaciones libres del
paciente, o en la transmisión de detalles insulsos o nimios de su día.

Cuando es muy fuerte, la resistencia puede incluso llevar al pa-ciente a dejar su terapia ·en forma
prematura. Es importante recordar que, como sucede con todos los mecanismos de defensa, la
resistencia opera a un nivel inconsciente, fuera de la conciencia del paciente. Por esto, el
paciente no se percatará que la motivación subyacente a su terminación de la terapia es evitar
manejar temas cargados de conflictos. Más bien, él creerá que dejó la terapia porque está
"curado'); cree que ahora está mucho más sano psicológicamente de lo que estaba al empezar
la terapia y que se ha beneficiado lo suficiente de ésta como para completar el tratamiento. Esta
terminación prematura del psicoanálisis, disparada por el miedo del paciente a tratar con temas
conflictivos activados durante la terapia, se conoce como "huida a la salud". Esta acción es una
forma de huir de sentimientos o recuerdos problemáticos.

Si el paciente termina el tratamiento de esta manera, los mecanismos de defensa habrán


"ganado". al cumplir su propósito de impedir que el paciente tomara conciencia de conflictos y
sentimientos inconscientes que le habrían causado mayor ansiedad de la que ya está
experimentando. Por desgracia, ésta es sólo una victoria a corto plazo. Los temas y problemas
que llevaron al paciente a la terapia continuarán atormentándolo cuando pase el alivio
inmediato de no tratar con esas dificultades.

Transferencia

Un aspecto primordial de esta alianza terapéutica o relación es el proceso de transferencia.


Freud observó que sus pacientes experimentaban sentimientos hacia él (por ejemplo, ira,
dependencia, atracción sexual) desproporcionados para la naturaleza real de su relación con
ellos. Conjeturó que este comportamiento se debía a que los pacientes se encontraban
reviviendo experiencias y sentimientos del pasado como si estuviesen ocurriendo en el
presente; es decir, los pacientes "transferían" sus sentimientos inconscientes a su relación con
Freud.

Freud creía que la transferencia era un proceso inconsciente para manejar conflictos internos.
Por ello, la relación del paciente con el analista es una representación de sus conflictos
inconscientes. Todo acerca de esta relación proporciona señales del inconsciente del paciente,
por lo que debe analizarse e interpretarse con el fin de ayudar al paciente a entender sus
problemas subyacentes.

La transferencia Ocurre en un nivel inconsciente y, por lo tanto, no es un proceso lógico. La


transferencia no respeta la lógica, tiempo o lugar. En consecuencia, el paciente puede responder
a un analista como si éste fuera su madre rechazarte o a una analista como si ella fuera su
hermano celoso. Freud reconocía que la transferencia no es una situación exclusiva de la
relación psicoanalítica, sino que también se da en cualquier relación humana en la cual el
individuo proyecta en otra persona sus propios conflictos, deseos, atributos, etc. Lo que sí es
único acerca de la transferencia en la relación psicoanalítica es el uso que se da a esta situación
analizándola y utilizándola para promover el cambio. La relación de transferencia es
fundamental en el psicoanálisis porque trae al presente las necesidades y conflictos
inconscientes del paciente, haciéndolos visibles y accesibles a su conciencia.

Como la relación de transferencia era inmediata y evidente en la conducta del paciente durante
la sesión terapéutica, Freud creía que el análisis de la relación de transferencia era la técnica
más poderosa para hacer al inconsciente consciente y resolver conflictos inconscientes. La
transferencia no requería el recuerdo de los sueños, ni se basaba en una técnica especial como
la hipnosis. En la medida en que el analista fuera un escucha sensible pero pasivo, hasta cierto
punto, el paciente inevitablemente re experimentaría, o transferiría al terapeuta los
sentimientos y conflictos reprimidos. Esta relación se volvía incluso más imperiosa, ya que el
analista re presentaba una figura de autoridad para el paciente la cual era una recreación
poderosa de los actos autoritarios de la relación padre-hijo, Como los conflictos y problemas
más importantes estaban enraizados en las relaciones padre-hijo, según creía Freud, la relación
terapeuta-paciente se convertía en un contexto natural en el cual un paciente podía re
experimentar esos conflictos pasados.

Los propios psicoanalistas no son del todo inmunes a la transferencia; cuando el analista
experimenta sentimientos de transferencia hacia el paciente, esto se conoce como
contratransferencia. La contratransferencia puede tomar varias formas: soñar con un paciente,
olvidar una cita, llegar tarde a una sesión, entre otras. Si no sé reconoce y trata de manera
temprana, la contratransferencia dificulta el progreso de la terapia.

Catarsis

Como Karon y Widner (1995) observan, Freud pensaba que un conocimiento no emocional e
intelectual de los sentimientos y materia les previamente inconscientes es insuficiente para
producir un cambio duradero de personalidad. El inconsciente no será afectado por el
conocimiento estéril del conflicto. Se requiere, más bien, que el paciente experimente con
profundidad esos sentimientos y conflictos y llegue a verlos de una nueva manera. A veces, esta
experiencia de los sentimientos toma la forma de la liberación de emociones poderosas
reprimidas o cuya expresión directa ha sido bloqueada A este proceso Se le conoce como
catarsis. “El conocimiento del poder de la catarsis se remonta a los antiguos griegos, quienes
creían que evocar las emociones era un procedimiento efectivo al proporcionar alivio del
sufrimiento emocional. De manera interesante, la investigación reciente del profesor James
Pennebaker de la University of Texas ofrece validación empírica de los efectos paliativos de la
expresión emocional.

Interpretación y elaboración

En el psicoanálisis el paciente debe lograr, al mismo tiempo, un nuevo nivel de introspección


(insight) intelectual y emocional, así como la comprensión de su conducta. Esta introspección y
comprensión requieren que el analista interprete el material previamente reprimido por el
paciente. Una interpretación terapéutica a menudo supone replantear la conducta o los
Sentimientos del Paciente en un nuevo lenguaje y marco de referencia. En este caso, el marco
de referencia es la teoría psicoanalítica. Las interpretaciones son lo que el analista. dice al
paciente acerca de sus Conflictos con el propósito de ayudarle a incrementar su Conocimiento
de sí mismo y de sus experiencias (Brenner, 1995). Las interpretaciones comunican al paciente
el significado subyacente de una conducta. Entre las interpretaciones más importantes se
encuentran las que se centran en la relación de transferencia entre el paciente y el terapeuta
(Piper, Joyce, McCallum y Azim, 1993). Por ejemplo, un psicoanalista puede interpretar cómo el
terapeuta representa una figura de autoridad para el paciente y cómo parece que el paciente
recrea conflictos anteriores no resueltos dentro de la relación terapéutica.

Al realizar una interpretación efectiva. el analista debe considerar si el cliente es capaz de


aceptar la interpretación. Si la interpretación se ofrece demasiado pronto; es decir, antes de que
el cliente esté listo para escucharla, será rechazada y será incluso más difícil que el cliente la
escuche y la acepte en un momento posterior del tratamiento, Por consiguiente, es importante
que las interpretaciones sean oportunas. En general, el analista debería empezar desde la
"superficie"; es decir, con material cercano a la conciencia y luego profundizar en el inconsciente
sólo en la medida en que el cliente sea capaz. El analista también trata de formular
interpretaciones concernientes a las defensas o resistencias del paciente antes de interpretar
los conflictos o emociones que subyacen a ellas.

Como puede suponerse, suele ser difícil para el paciente aceptar una sola interpretación del Uso
de un mecanismo de defensa o de un conflicto subyacente. Después de todo, el paciente ha
pasado la mayor parte de su vida defendiéndose de los temas y conflictos inconscientes y
evitando tratar eón las defensas. Debido a esto, es poco probable que tenga mucho impacto una
sola interpretación de que la indefensión del paciente en realidad es una forma inconsciente de
agresión. En consecuencia, deben ofrecerse varias interpretaciones del mismo tema o conflicto,
repetidas desde diferentes perspectivas y contextos para convencer al paciente de cómo el
conflicto afecta su vida de manera penetrante y adversa en una variedad de dominios. El
paciente debe ser consciente de cómo afecta el conflicto su vida en sus relaciones
interpersonales, el trabajo. el hogar, la vida social, el juego, etc. Este proceso -las repetidas
interpretaciones delos deseos, sentimientos y recuerdos inconscientes del paciente por parte
del analista y la experimentación y redescubrimiento de esas interpretaciones en muchos
contextos por parte del cliente- se conoce como elaboración. Este proceso es, en gran medida,
el responsable de la considerable duración del psicoanálisis.

Técnicas Psicodinámicas.

Psicología del Yo.

Una de las primeras derivaciones o descendientes de la teoría psicoanalítica la desarrolló, en


parte, la hija de Freud, Anna. A esta derivación se le conoce como psicología del Yo, la cual
resalta la relativa importancia del yo sobre las funciones del ello y el superyó. Freud había
descartado la importancia de los factores biológicos en la comprensión de la conducta humana
y escribió con gran detalle acerca del papel de los instintos, los cuales albergados en el ello.
Relegó al yo al papel de sirviente del ello y de sus pulsiones y minimizó el efecto que ejercía el
ambiente sobre el funcionamiento de las personas.

Los psicólogos del yo sintieron que éste podría desempeñar un papel más importante en la
terapia que el que la teoría de Freud le concedía. Con esta propuesta tuvieron un impacto
considerable en el campo de la psicoterapia, tanto con niños como con adultos.

El tratamiento basado en los principios de la psicología del yo no es un salto cuántico que lo aleje
del psicoanálisis ortodoxo; sin embargo, difiere en su punto de enfoque. En lugar de
concentrarse en instintos y necesidades profundamente enraizados y de tomar como objetivo
las experiencias de la niñez temprana, el análisis del yo se concentra, de manera más directa, en
las dificultades y conflictos actuales y se esfuerza por fortalecer el funcionamiento del yo. Esas
metas se logran, en parte, al obtener la cooperación activa del paciente y fortificando en forma
directa los aspectos efectivos y adaptativos del yo y su interacción con el ambiente, intentando
ayudar a los pacientes a reconocer y construir sobre sus fortalezas. El análisis del yo es, en cierto
Sentido, más un proceso de nueva crianza o reeducación de lo que es el psicoanálisis, al cual
Freud veía como reconstructivo. Por lo consiguiente, el tratamiento desde una perspectiva
analítica del yo es mucho más corto que las formas más ortodoxas del psicoanálisis.

Un aspecto que merece destacarse fue que el énfasis puesto por Anna Freud (1928, 1946) en el
yo, los mecanismos de defensa y el ambiente como determinantes importantes de la conducta,
la llevó a desempefi.ar un papel importante en el desarrollo del tratamiento psicoanalítico
dirigido a los niños. Con Melanie Klein (1932, 1955), una psicoanalista británica, Anna Freud jugó
un papel decisivo en concentrar la atención en la aplicación de los principios psicoanalíticos para
ayudar a los niños perturbados. Tanto Anna como Klein usaron el juego en lugar de la asociación
libre como técnica para entender a la naturaleza de las dificultades experimentadas por los niños
y para ayudarlos en el tratamiento. Mientras la hija de Freud consideraba que para los niños el
juego era un medio esencial que fortalecía su relación con el terapeuta, Klein se centraba más
explícitamente en el significado simbólico del juego. De hecho, en la medida en que Klein
desarrollaba su práctica con los niños, empezó a destacar la importancia del primer año de vida
y planteó que la calidad de la relación del infante con su cui dador, en ese primer año, es de
enorme importancia para determinar qué tan bueno será el funcionamiento psicológico del
infante en los años posteriores. Este énfasis puesto en la relación del infante con otra persona
(u "objeto", como Klein llamaba al cuidador) contribuyó al crecimiento de la teoría de las
relaciones objétales y al tratamiento basado en este punto de vista.

Relaciones objétales.

Una segunda derivación del psicoanálisis es la terapia basada en el trabajo de los teóricos de las
relaciones objétales como Otto Kemberg, Heinz Kobut, Margare Mahler y Jobn Bowlby. Los
teóricos de las relaciones objétales discrepaban, en esencia, con Freud en la idea de que lo que
motiva a la gente son los instintos sexuales y de agresión. En lugar de ello. postulaban una visión
más positiva de la naturaleza humana, como la de que la gente se encuentra motivada, por
buscar el contacto social y por vincularse con otra persona u "objeto". En particular, la relación
entre un infante o niño pequeño y su cuidador es muy importante en el moldeamiento de las
características del sí mismo y en la calidad de las relaciones subsecuentes del individuo. Dado
este énfasis, la terapia basada en la teoría de las relaciones objétales explora la naturaleza de
las relaciones interpersonales del paciente y razones de posibles deficiencias en esas relaciones
que puedan surgir de las experiencias interpersonales tempranas.

Desde el punto de vista de las relaciones objétales, un propósito importante del tratamiento no
sólo es entender las relaciones interpersonales de la niñez y la forma en que esos patrones se
repiten en la vida adulta sino también, y con igual importancia, ayudar al paciente a reconocer
las conductas y actitudes interpersonales problemáticas usando la relación de transferencia con
el terapeuta como prototipo, o ejemplo principal, de esas dificultades interpersonales. Otros
terapeutas se han inspirado en la teoría de las relaciones objétales para formular un tratamiento
centrado más explícitamente en lo interpersonal, una forma de terapia.

Terapia dinámica a corto plazo

Los métodos de psicoterapia psicodinárnica breve o de tiempo limitado emergieron primero de


la insatisfacción de varios de los seguidores de Freud, quienes sentían que el proceso de
psicoanálisis se había vuelto in- necesariamente largo y engorroso, señalaban que era posible
motivar el desarrollo de la transferencia en la relación terapéutica, traer conflictos inconscientes
a la conciencia mediante el análisis de la relación de transferencia y ofrecer interpretaciones de
manera mucho más rápida de lo que: Freud había permitido.

Los inicios más contemporáneos de las terapias actuales a corto plazo tuvieron lugar en la
década de 1970, cuando varios grupos de clínicos empezaron a experimentar sistemáticamente
con técnicas psicoanalíticas en el contexto de la psicoterapia a corto plazo, Malan (1976, 1979)
en Inglaterra, Sifneos (1972, 1987) y Mann (1973) en Boston, y · Davanloo (1978, 1980) en
Montreal crearon formas breves de terapias con orientación psicoanalítica que, aun cuando se
basaban en el modelo freudiano de psicopatología, permitían al terapeuta ser más activo en la
interpretación de las experiencias emocionales del paciente con el terapeuta (es decir, la
relación de transferencia). Esas terapias se llevaban de 12 a 50 sesiones y se centraban más
explícitamente en el problema que el psicoanálisis ortodoxo. De manera colectiva, demostraron
que los pacientes que sufrían de lo que podía caracterizarse como antiguos problemas
caracterológicos y neuróticos podían mostrar un cambio duradero después del tratamiento con
una terapia de orientación psicodinámica en un tiempo mucho más corto de lo que antes se
creía posible.

Terapia interpersonal

Dentro del desarrollo de los enfoques psicodinámicos de la psicoterapia, qui-zá el alejamiento


más dramático de los conceptos y métodos originales freudianos se encuentra en las
aproximaciones interpersonales a la psicoterapia. Los psiquiatras Harry Stack Sullivan (1953,
1956) y Adolf Meyer (1957) ofrecieron las primeras teorías interpersonales sistemáticas dela
psicopatología y la psicoterapia. Al igual que Freud, Sullivan creía que las raíces de las relaciones
interpersonales se encuentran en las experiencias de la niñez temprana. Sin embargo, a
diferencia de Freud, Sullivan sentía que las manifestaciones más importantes de esas
experiencias y en última instancia su resolución, estaban en las interacciones y relaciones
sociales actuales de la persona. Por lo tanto, de acuerdo con Sullivan, era necesario que el
énfasis del tratamiento cambiara del individuo y la resolución de las relaciones pasadas al
desarrollo exitoso de las interacciones interpersonales actuales. Sullivan proponía que el
analista, en lugar de esperar con paciencia y en silencio a que los deseos ocultos aparecieran a
través de la asociación libre y juego hacer interpretaciones, indagara activamente acerca de las
interacciones y relaciones interpersonales del paciente, aunque se mantenía el énfasis en
establecer un vínculo con los orígenes en la niñez de esos patrones interpersonales.

Los estudios recientes sobre la importancia de las relaciones sociales y el estrés social en la
psicopatología (por ejemplo: Dohrenwend, 2000; Eaton, 2001) y sobre el papel de los vínculos
de apego interpersonal a lo largo del ciclo de vida (por ejemplo, Roberts, Gotlib y Kassel, 1996)
han proporcionado apoyo adicional a la relevancia de las aproximaciones interpersonales al
tratamiento de la depresión y otros trastornos. Por ejemplo, se ha encontrado que las personas
deprimidas, los individuos con trastornos alimentarios, los pacientes con trastorno de angustia
y las personas que experimentan dificultades con el abuso de sustancias tienen redes sociales
más pequeñas y brindan menos apoyo que los controles normales. También se ha encontrado
que la gente con depresión, ansiedad o alcoholismo experimenta dificultades matrimoniales
importantes (por ejemplo, Da Costa, Larouche, Dritsa y Brender, 1999; Kelly, Halford y Young,
2000; Kung, 2000). De hecho, ahora hay trabajos de investigación que sugieren que vivir con un
cónyuge o un padre muy crítico o muy negativo en sus comentarios y conducta pone a los
pacientes deprimidos y esquizofrénicos en mayor riesgo de recaída o recurrencia del trastorno
(Hooley y Gotlib, 2000). Los hallazgos empíricos como ésos ofrecen el impulso para que los
investigadores continúen desarrollando y perfeccionando los modelos de enfoque interpersonal
a la psicoterapia. Esos modelos, por lo general, no realizan suposiciones acerca de las causas
subyacentes de la psicopatología (por ejemplo, Mufson, Moreau, Weissman y Klermant 1993;
Weissman y Markowitz, en prensa), sino que más bien se centran en el contexto interpersonal]
donde los síntomas actuales se desarrollan y mantienen. El propósito principal del terapeuta es
cambiar los patrones de interacciones interpersonales auto derrotistas del paciente. La terapia·
es breve y el terapeuta es más directivo y activo que en otras formas de psicoterapia psicoclínica.
Sin embargo, de trianera similar al TLDP, el terapeuta usa su relación con el paciente como un
medio importante de identificación de conductas y patrones de comunicación desadaptados.

Es probable que la aplicación más sistemática y extensiva de la psicoterapia- interpersonal sea


la psicoterapia interpersonal (IPT, interpersonal psychotherapy) desarrollada por Gerald
Klerman Y.Myma Weissman para el tratamiento de la depresión (Weissman y Markowitz, en
prensa; Weissman, Markowitz y Klerman, 2000). La lPT se conduce sobre todo como una terapia
de corto plazo"(aproxi-madamente 16 semanas) pero también se ha modificado para usarse
como terapia de mantenimiento en el tratamiento a largo plazo de pacientes con depresión
recurrente o crónica. La IPT se diseñó con el objeto de reducir los síntomas depresivos educando
al cliente acerca de la naturaleza y curso de la depresión. Una meta importante de la IPT es
cambiar el funcionamiento interpersonal del paciente alentando expresiones más efectivas de
las emociones, comunicación más clara con otras personas significativas y mayor comprensión
de la conducta del paciente en las interacciones interpersonales. La lógica de la IPT es que, al
resolver los problemas interpersonales en la terapia, el paciente mejorará su situación y, al
mismo tiempo, aliviará los síntomas de su episodio depresivo. Aunque muchas de las técnicas
utilizadas en la IPT son similares a las empleadas en otras formas de psicoterapia psicodinámica,
la IPT también incluye técnicas específicas para seleccionar un foco para el tratamiento de la
depresión.
Una versión algo diferente de la psicoterapia interpersonal para la depresión la desarrollaron
David Shapiro y sus colegas como parte del proyecto de psicoterapia Sheffield en Inglaterra (por
ejemplo, Barkham et al., 1996; Hardy, Shapiro. Stiles y Barkham, 1998; Shapiro et al., 1995). Este
enfoque se basa en el modelo coloquial de psicoterapia de Hobson (Davenport, Hobson y
Margison, 2000; Hobson, 1985) y utiliza los conceptos psicodinámicos, interpersonales y
experienciales al centrarse en la relación terapeuta cliente como una forma de revelar y resolver
las dificultades interpersonales. El método resalta la negociación entre el terapeuta y el cliente,
un lenguaje de reciprocidad y el uso de afirmaciones más que de preguntas (Shapirti et al., 1995).
De manera similar, a la aproximación clásica al análisis de la transferencia, este método ve la
relación terapeuta-Cliente como. un reflejo de los problemas interpersonales considerados la
fuente principal· de la depresión.

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