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Con esta teoría, Freud rompía con la creencia de que la sexualidad se nacía en la
adolescencia, pues él afirmaba que ésta es una constante en la vida del sujeto desde el
nacimiento, se estructura a lo largo del tiempo y además, pasa por diferentes etapas.
Esta organización depende de cómo se acoplen los diferentes procesos que se dan en
un individuo que son tres: los biológicos, los psicológicos y los socioculturales. La
disposición de estos tres elementos serán fundamentales para el desarrollo del ser
humano.
Dentro del Psicoanálisis, la Teoría Psicosexual explica que existen tres componentes
fundamentales dentro de la personalidad: el ello, el yo y el super yo. El ello es la parte
en la que se satisfacen los deseos, en la que aparecen los primeros impulsos de la
mente humana. No hay noción del tiempo ni tampoco de lo bueno o lo malo,
simplemente se llega a la satisfacción de las necesidades de cada uno. Por su parte el
yo es la parte consciente de ello. Es aquí donde aparece el sentido común y la razón,
no se basa en satisfacción si no en la realidad que rodea al individuo. Por último,el
super yo es la parte relacionada con lo moral,con la ética que nos han enseñado desde
pequeños. Estas enseñanzas provienen de muchas fuentes, los padres, el colegio, la
religión… son doctrinas que frenan la conducta. Así Freud estipulaba una parte
inconsciente en el individuo (el ello), una parte consciente, (el yo) y una parte moral (el
super yo).
Además, el autor definía que dentro del Psicoanálisis, la organización psicosexual se
establecía en dos períodos diferenciados: el período pregenital y el período genital. El
período pregenital transcurre desde que el individuo nace hasta la pubertad. Es una
fase en la que la sexualidad aparece como una herramienta para satisfacer las
necesidades, aquí el objetivo principal es la búsqueda de placer y evitar el dolor. Esta
búsqueda, aunque tiene como base la sexualidad, no tiene porqué satisfacer siempre
las necesidades sexuales pues también se habla de la necesidad de comer, de beber,
de afectividad… En este periodo el niño busca la manera de llegar a complementar
rápidamente todo lo que le da placer, lo que se conoce como necesidades básicas.
Cuanto antes llegue a encontrar el camino para satisfacerlas, antes comenzará a
centrarse en la parte psíquica del cuerpo, a organizar su vida en este campo.
Con la Teoría Psicoanalítica, Sigmund Freud quería demostrar que la mayor parte de
actividades que realiza el ser humano son inconscientes, dejando un pequeño
porcentaje para otras que las realizamos conscientemente. La gran mayoría de ellas
provienen desde la niñez, que se van desarrollando a lo largo de nuestras vidas. Es por
ello, que los conflictos que surgen desde pequeños se deben ir paliando poco a poco y
enseñando para que no influyan, a posteriori, en nuestra vida adulta.
Teniendo en cuenta todo ello, para Freud la sexualidad es una parte fundamental en el
desarrollo del ser humano y, sobre todo, de la conducta, es por eso que su teoría está
muy ligada a lo sexual. La teoría psicoanalítica trata de explicar el por qué los
individuos actúan de una manera u otra, dependiendo del contexto en el que se
encuentren. Si bien es cierto que, al basarse en el estudio del sujeto en sí mismo, no se
considera una teoría científica puramente dicha, sino un modelo más metafórico.
Metas del psicoanálisis
Técnicas Psicodinámicas.
Hipnosis
La meta principal del psicoanálisis es ayudar a los pacientes a ser conscientes de sus
sentimientos y recuerdos inconscientes causantes de su ansiedad y que interfieren con su
funcionamiento cotidiano; es decir, hacer lo inconsciente consciente. Dos observaciones hechas
por Freud mientras trabajó con Breuler y Charcot, lo motivaron a usar la hipnosis como una
forma de hurgar en el inconsciente del paciente. Primero Breuler y Freud emplearon la hipnosis
para tratar una joven mujer, Anna O., y encontraron que sus síntomas mientras estaba
hipnotizada. Segundo cuando Anna O. Expresaba emociones fuertes bajo hipnosis, la intensidad
de sus hipnosis parecía disminuir. Con base a esas observaciones, Freud creyó que la hipnosis
podría ser la clave para desentrañar los secretos del inconsciente. Los pacientes tenían contacto
con la información del inconsciente sólo cuando estaban bajo los efectos de la hipnosis; después
de salir del estado hipnótico sus mecanismos de defensa continuaban asegurando que estarían
inconscientes de ese material. Y si los pacientes olvidan que hablaron acerca de sus sentimientos
o materiales ubicados en su inconsciente, no tendrán ganancias terapéuticas del tal proceso
fuera del estado hipnótico.
Freud comenzó a utilizar la hipnosis con sus pacientes, pero encontró que los resultados eran
decepcionantes. Continúo creyendo en la importancia de tener acceso al material inconsciente,
pero sentía que, si los pacientes habían de ser conscientes de ese material, era necesaria la
participación activa del Yo en el proceso. Freud pensaba que la hipnosis no producía efectos
duraderos sobre todo por qué pasaba sobre el yo en el acceso a los materiales inconscientes.
Los pacientes tenían contacto con la información del inconsciente sólo cuando estaban bajo
hipnosis; después de salir del estado hipnótico. En ese sentido Freud se enfrentó con el
problema de tratar de acceder al inconsciente de los pacientes al mismo tiempo que sorteaba
los mecanismos de defensa que permitieran a los pacientes tener consciencia de ese material.
Asociación libre
En la asociaci6n libre, al paciente, acostado sobre el diván, se le motiva a decir cualquier cosa
que le venga a la mente durante el curso de la sesión terapéutica. Freud (1913) instruía al
paciente a Actuar como… si fuera un viajero sentado cerca de las Ventanas del vagón de un
ferrocarril y describiera a alguien dentro del vagón las vistas cambiantes que ve en el exterior"
(p. 135). En esencia. Freud deseaba que los pacientes aprendieran a ser recipientes pasivos y
reporteros de sus trenes de pensamientos, eliminando el control consciente de este proceso
mental. El terapeuta es sólo un escucha cuidadoso y atento, que .no guía las verbalizaciones del
paciente. De hecho, el terapeuta trata de no interrumpir los pensamientos y el discurso del
paciente a menos que la interrupción ayude al proceso de descubrimiento. Freud suponía que
en esas condiciones no estructuradas y ambiguas, los mecanismos de defensa se relajarían y los
procesos inconscientes podrían emerger. El proceso es muy importante ya que como el paciente
está despierto y consciente a lo largo de este proceso (en contraste con la hipnosis), cualquier
material que se descubra del inconsciente se vuelve parte de la experiencia y los recuerdos
conscientes del paciente.
En este proceso la función del analista es tratar de dar sentido a las secuencias de asociaciones
del paciente. Basado en el principio del determinismo psíquico, el analista trabaja a partir de la
suposición de que cada asociación se relaciona de alguna manera con el contenido de la
verbalización previa. Debido a que los mecanismos de defensa del paciente están relajados o
debilitados por la estructura del ambiente psicoanalítico, el material inconsciente empieza a
emerger con la asociación libre. Es posible que el paciente no esté al tanto del significado o la
importancia de lo que está diciendo en un momento dado; por ello, corresponde al analista
entender e interpretar la importancia del habla algo intrincada del paciente.
Freud creía que un proceso similar se encuentra involucrado en el análisis de los sueños. Creía
que durante el sueño los controles normales del yo están más relajados de lo que sucede
mientras el paciente está despierto y, en consecuencia, los procesos inconscientes están en
mayor libertad de operar y ser expresados en los sueños. De hecho, Freud (1900, p. 647) se
refería a los sueños como “el camino real al... inconsciente".
Creía que los sueños representan la satisfacción de los deseos y distinguía entre dos niveles de
contenido en el análisis de los sueños contenido manifiesto y contenido latente. Mientras que
el primero se refiere al contenido real del sueño, el segundo se refiere a lo que el contenido
manifiesto representa simbólicamente. Por ejemplo. El contenido manifiesto de un sueño
acerca de un tren que ingresa a un túnel oscuro son el tren y el túnel. En contraste, el contenido
latente puede implicar los sentimientos del paciente acerca de involucrarse en actividad sexual.
Freud reconocía que las ideas cargadas de deseos no emergen con facilidad en los sueños. Los
individuos mantienen esas ideas y fantasías que componen el contenido latente de los sueños
almacenadas en el inconsciente porque son inaceptables para ellos. Sólo porque el contenido
latente de los sueños está lo suficientemente disfrazado en la forma de un contraído manifiesto
más neutral o aceptable es que puede continuarse con los sueños y recordarlos cuando se está
despierto. Si pudieran reconocer con facilidad el contenido latente las personas, se tomarían
ansiosas y despertarían. De hecho, Freud creía que este mecanismo de defensa es el que causa
las pesadillas pero también es el que despierta a la gente de ellas; es decir, el contenido latente
inaceptable e inductor de ansiedad de los sueños emerge sin haberlo cambiado lo suficiente
como para ser inofensivo, por el101 es tan amenazante para el yo que la ansiedad despierta a
las personas.
Dada la alta tasa con la cual la gente sueño y la tasa relativamente baja con la cual la mayoría se
despierta por pesadillas, los psicoanalistas podrían concluir que obviamente hay un éxito
razonable para disfrazar el contenido latente de los sueños. El proceso de transformar el
contenido latente de los sueños en uno manifiesto se conoce como trabajo de sueño, el cual
ocurre por supuesto, en un nivel inconsciente. Es un proceso auto protector que permite
expresar nuestros deseos y sentimientos inaceptables a un yo relajado, pero de forma
disfrazada.
Al analizar los sueños, el psicoanalista a menudo pedirá al paciente que efectúe una asociación
libre con el contenido manifiesto del sueño, el único contenido del cual tiene conciencia el
paciente. Esas asociaciones proporcionan, a su vez, material adicional para un análisis posterior.
Es poco probable que mi solo. Sueño (o-una sola asociación) dé la respuesta al acertijo de los
problemas del paciente. Más bien, se necesita el análisis de muchos sueños y asociaciones para
revelar patrones consistentes de contenido latente que acercarán al analista y al paciente a la
comprensi6n de las motivaciones, recuerdos e impulsos inconscientes del paciente.
Resistencia
¿Por qué se lleva tanto tiempo descubrir el contenido latente en las asociaciones libres y los
sueños? En gran medida, la razón de este largo proceso se debe a que el paciente utiliza
mecanismos de defensa. s- emplean mecanismos de defensa para protegerse de experimentar
pulsiones, impulsos, sentimientos y recuerdos inaceptables que nos causarían ansiedad si se
fuera consciente de ellos. Paradójicamente, las principales metas del psicoanálisis van por
completo en contra. de este propósito. En efecto, el proceso del psicoanálisis en realidad activa
y fortalece el uso de los mecanismos de defensa del paciente. Es decir, mientras que el paciente
y el terapeuta intentan traer a la con- ciencia el material inconsciente del paciente, sus defensas
trabajan (inconscientemente) para impedir que esto suceda. Aunque no se le considera un
mecanismo de defensa clásico, como la represión o la proyección, el concepto de resistencia
claramente opera en contra de los esfuerzos del paciente y el terapeuta por descubrir el material
inconsciente. La resistencia, en el contexto del psicoanálisis, puede definirse como "la tendencia
de las fuerzas dentro de los pacientes que se oponen al proceso de cambio para mejorar"
(Mennioger, 1958, p. 104).
Freud reconocía la resistencia como una parte inevitable del psicoanálisis "la resistencia
acompaña al tratamiento paso a paso. Cada asociación, cada acto de la persona sujeta a
tratamiento debe vérselas con la resistencia y representa un compro- misó entre las fuerzas que
luchan por la recuperación y las opositoras (Freud, 1912, p. 103). Debido a que el paciente ha
tenido muchos años de práctica experiencia usando los mecanismos de defensa para impedir
que el material inconsciente inaceptable alcance la conciencia, esas defensas no van a dejar de
operar sólo porque el paciente esté en terapia. La resistencia se muestra de varias maneras. Por
ejemplo, un paciente puede llegar inexplicablemente tarde a una sesión u olvidar asistir a ella
(un fallo especialmente interesante si el paciente ha estado asistiendo de manera religiosa a las
sesiones de terapia tres veces por semana durante los tres últimos años). En la sesión misma, la
resistencia puede verse en la producción más lenta o el bloqueo de las asociaciones libres del
paciente, o en la transmisión de detalles insulsos o nimios de su día.
Cuando es muy fuerte, la resistencia puede incluso llevar al pa-ciente a dejar su terapia ·en forma
prematura. Es importante recordar que, como sucede con todos los mecanismos de defensa, la
resistencia opera a un nivel inconsciente, fuera de la conciencia del paciente. Por esto, el
paciente no se percatará que la motivación subyacente a su terminación de la terapia es evitar
manejar temas cargados de conflictos. Más bien, él creerá que dejó la terapia porque está
"curado'); cree que ahora está mucho más sano psicológicamente de lo que estaba al empezar
la terapia y que se ha beneficiado lo suficiente de ésta como para completar el tratamiento. Esta
terminación prematura del psicoanálisis, disparada por el miedo del paciente a tratar con temas
conflictivos activados durante la terapia, se conoce como "huida a la salud". Esta acción es una
forma de huir de sentimientos o recuerdos problemáticos.
Transferencia
Freud creía que la transferencia era un proceso inconsciente para manejar conflictos internos.
Por ello, la relación del paciente con el analista es una representación de sus conflictos
inconscientes. Todo acerca de esta relación proporciona señales del inconsciente del paciente,
por lo que debe analizarse e interpretarse con el fin de ayudar al paciente a entender sus
problemas subyacentes.
Como la relación de transferencia era inmediata y evidente en la conducta del paciente durante
la sesión terapéutica, Freud creía que el análisis de la relación de transferencia era la técnica
más poderosa para hacer al inconsciente consciente y resolver conflictos inconscientes. La
transferencia no requería el recuerdo de los sueños, ni se basaba en una técnica especial como
la hipnosis. En la medida en que el analista fuera un escucha sensible pero pasivo, hasta cierto
punto, el paciente inevitablemente re experimentaría, o transferiría al terapeuta los
sentimientos y conflictos reprimidos. Esta relación se volvía incluso más imperiosa, ya que el
analista re presentaba una figura de autoridad para el paciente la cual era una recreación
poderosa de los actos autoritarios de la relación padre-hijo, Como los conflictos y problemas
más importantes estaban enraizados en las relaciones padre-hijo, según creía Freud, la relación
terapeuta-paciente se convertía en un contexto natural en el cual un paciente podía re
experimentar esos conflictos pasados.
Los propios psicoanalistas no son del todo inmunes a la transferencia; cuando el analista
experimenta sentimientos de transferencia hacia el paciente, esto se conoce como
contratransferencia. La contratransferencia puede tomar varias formas: soñar con un paciente,
olvidar una cita, llegar tarde a una sesión, entre otras. Si no sé reconoce y trata de manera
temprana, la contratransferencia dificulta el progreso de la terapia.
Catarsis
Como Karon y Widner (1995) observan, Freud pensaba que un conocimiento no emocional e
intelectual de los sentimientos y materia les previamente inconscientes es insuficiente para
producir un cambio duradero de personalidad. El inconsciente no será afectado por el
conocimiento estéril del conflicto. Se requiere, más bien, que el paciente experimente con
profundidad esos sentimientos y conflictos y llegue a verlos de una nueva manera. A veces, esta
experiencia de los sentimientos toma la forma de la liberación de emociones poderosas
reprimidas o cuya expresión directa ha sido bloqueada A este proceso Se le conoce como
catarsis. “El conocimiento del poder de la catarsis se remonta a los antiguos griegos, quienes
creían que evocar las emociones era un procedimiento efectivo al proporcionar alivio del
sufrimiento emocional. De manera interesante, la investigación reciente del profesor James
Pennebaker de la University of Texas ofrece validación empírica de los efectos paliativos de la
expresión emocional.
Interpretación y elaboración
Como puede suponerse, suele ser difícil para el paciente aceptar una sola interpretación del Uso
de un mecanismo de defensa o de un conflicto subyacente. Después de todo, el paciente ha
pasado la mayor parte de su vida defendiéndose de los temas y conflictos inconscientes y
evitando tratar eón las defensas. Debido a esto, es poco probable que tenga mucho impacto una
sola interpretación de que la indefensión del paciente en realidad es una forma inconsciente de
agresión. En consecuencia, deben ofrecerse varias interpretaciones del mismo tema o conflicto,
repetidas desde diferentes perspectivas y contextos para convencer al paciente de cómo el
conflicto afecta su vida de manera penetrante y adversa en una variedad de dominios. El
paciente debe ser consciente de cómo afecta el conflicto su vida en sus relaciones
interpersonales, el trabajo. el hogar, la vida social, el juego, etc. Este proceso -las repetidas
interpretaciones delos deseos, sentimientos y recuerdos inconscientes del paciente por parte
del analista y la experimentación y redescubrimiento de esas interpretaciones en muchos
contextos por parte del cliente- se conoce como elaboración. Este proceso es, en gran medida,
el responsable de la considerable duración del psicoanálisis.
Técnicas Psicodinámicas.
Los psicólogos del yo sintieron que éste podría desempeñar un papel más importante en la
terapia que el que la teoría de Freud le concedía. Con esta propuesta tuvieron un impacto
considerable en el campo de la psicoterapia, tanto con niños como con adultos.
El tratamiento basado en los principios de la psicología del yo no es un salto cuántico que lo aleje
del psicoanálisis ortodoxo; sin embargo, difiere en su punto de enfoque. En lugar de
concentrarse en instintos y necesidades profundamente enraizados y de tomar como objetivo
las experiencias de la niñez temprana, el análisis del yo se concentra, de manera más directa, en
las dificultades y conflictos actuales y se esfuerza por fortalecer el funcionamiento del yo. Esas
metas se logran, en parte, al obtener la cooperación activa del paciente y fortificando en forma
directa los aspectos efectivos y adaptativos del yo y su interacción con el ambiente, intentando
ayudar a los pacientes a reconocer y construir sobre sus fortalezas. El análisis del yo es, en cierto
Sentido, más un proceso de nueva crianza o reeducación de lo que es el psicoanálisis, al cual
Freud veía como reconstructivo. Por lo consiguiente, el tratamiento desde una perspectiva
analítica del yo es mucho más corto que las formas más ortodoxas del psicoanálisis.
Un aspecto que merece destacarse fue que el énfasis puesto por Anna Freud (1928, 1946) en el
yo, los mecanismos de defensa y el ambiente como determinantes importantes de la conducta,
la llevó a desempefi.ar un papel importante en el desarrollo del tratamiento psicoanalítico
dirigido a los niños. Con Melanie Klein (1932, 1955), una psicoanalista británica, Anna Freud jugó
un papel decisivo en concentrar la atención en la aplicación de los principios psicoanalíticos para
ayudar a los niños perturbados. Tanto Anna como Klein usaron el juego en lugar de la asociación
libre como técnica para entender a la naturaleza de las dificultades experimentadas por los niños
y para ayudarlos en el tratamiento. Mientras la hija de Freud consideraba que para los niños el
juego era un medio esencial que fortalecía su relación con el terapeuta, Klein se centraba más
explícitamente en el significado simbólico del juego. De hecho, en la medida en que Klein
desarrollaba su práctica con los niños, empezó a destacar la importancia del primer año de vida
y planteó que la calidad de la relación del infante con su cui dador, en ese primer año, es de
enorme importancia para determinar qué tan bueno será el funcionamiento psicológico del
infante en los años posteriores. Este énfasis puesto en la relación del infante con otra persona
(u "objeto", como Klein llamaba al cuidador) contribuyó al crecimiento de la teoría de las
relaciones objétales y al tratamiento basado en este punto de vista.
Relaciones objétales.
Una segunda derivación del psicoanálisis es la terapia basada en el trabajo de los teóricos de las
relaciones objétales como Otto Kemberg, Heinz Kobut, Margare Mahler y Jobn Bowlby. Los
teóricos de las relaciones objétales discrepaban, en esencia, con Freud en la idea de que lo que
motiva a la gente son los instintos sexuales y de agresión. En lugar de ello. postulaban una visión
más positiva de la naturaleza humana, como la de que la gente se encuentra motivada, por
buscar el contacto social y por vincularse con otra persona u "objeto". En particular, la relación
entre un infante o niño pequeño y su cuidador es muy importante en el moldeamiento de las
características del sí mismo y en la calidad de las relaciones subsecuentes del individuo. Dado
este énfasis, la terapia basada en la teoría de las relaciones objétales explora la naturaleza de
las relaciones interpersonales del paciente y razones de posibles deficiencias en esas relaciones
que puedan surgir de las experiencias interpersonales tempranas.
Desde el punto de vista de las relaciones objétales, un propósito importante del tratamiento no
sólo es entender las relaciones interpersonales de la niñez y la forma en que esos patrones se
repiten en la vida adulta sino también, y con igual importancia, ayudar al paciente a reconocer
las conductas y actitudes interpersonales problemáticas usando la relación de transferencia con
el terapeuta como prototipo, o ejemplo principal, de esas dificultades interpersonales. Otros
terapeutas se han inspirado en la teoría de las relaciones objétales para formular un tratamiento
centrado más explícitamente en lo interpersonal, una forma de terapia.
Los inicios más contemporáneos de las terapias actuales a corto plazo tuvieron lugar en la
década de 1970, cuando varios grupos de clínicos empezaron a experimentar sistemáticamente
con técnicas psicoanalíticas en el contexto de la psicoterapia a corto plazo, Malan (1976, 1979)
en Inglaterra, Sifneos (1972, 1987) y Mann (1973) en Boston, y · Davanloo (1978, 1980) en
Montreal crearon formas breves de terapias con orientación psicoanalítica que, aun cuando se
basaban en el modelo freudiano de psicopatología, permitían al terapeuta ser más activo en la
interpretación de las experiencias emocionales del paciente con el terapeuta (es decir, la
relación de transferencia). Esas terapias se llevaban de 12 a 50 sesiones y se centraban más
explícitamente en el problema que el psicoanálisis ortodoxo. De manera colectiva, demostraron
que los pacientes que sufrían de lo que podía caracterizarse como antiguos problemas
caracterológicos y neuróticos podían mostrar un cambio duradero después del tratamiento con
una terapia de orientación psicodinámica en un tiempo mucho más corto de lo que antes se
creía posible.
Terapia interpersonal
Los estudios recientes sobre la importancia de las relaciones sociales y el estrés social en la
psicopatología (por ejemplo: Dohrenwend, 2000; Eaton, 2001) y sobre el papel de los vínculos
de apego interpersonal a lo largo del ciclo de vida (por ejemplo, Roberts, Gotlib y Kassel, 1996)
han proporcionado apoyo adicional a la relevancia de las aproximaciones interpersonales al
tratamiento de la depresión y otros trastornos. Por ejemplo, se ha encontrado que las personas
deprimidas, los individuos con trastornos alimentarios, los pacientes con trastorno de angustia
y las personas que experimentan dificultades con el abuso de sustancias tienen redes sociales
más pequeñas y brindan menos apoyo que los controles normales. También se ha encontrado
que la gente con depresión, ansiedad o alcoholismo experimenta dificultades matrimoniales
importantes (por ejemplo, Da Costa, Larouche, Dritsa y Brender, 1999; Kelly, Halford y Young,
2000; Kung, 2000). De hecho, ahora hay trabajos de investigación que sugieren que vivir con un
cónyuge o un padre muy crítico o muy negativo en sus comentarios y conducta pone a los
pacientes deprimidos y esquizofrénicos en mayor riesgo de recaída o recurrencia del trastorno
(Hooley y Gotlib, 2000). Los hallazgos empíricos como ésos ofrecen el impulso para que los
investigadores continúen desarrollando y perfeccionando los modelos de enfoque interpersonal
a la psicoterapia. Esos modelos, por lo general, no realizan suposiciones acerca de las causas
subyacentes de la psicopatología (por ejemplo, Mufson, Moreau, Weissman y Klermant 1993;
Weissman y Markowitz, en prensa), sino que más bien se centran en el contexto interpersonal]
donde los síntomas actuales se desarrollan y mantienen. El propósito principal del terapeuta es
cambiar los patrones de interacciones interpersonales auto derrotistas del paciente. La terapia·
es breve y el terapeuta es más directivo y activo que en otras formas de psicoterapia psicoclínica.
Sin embargo, de trianera similar al TLDP, el terapeuta usa su relación con el paciente como un
medio importante de identificación de conductas y patrones de comunicación desadaptados.