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RELACION DE LAS COSTUMBRES ANTIGUAS DE LOS NATURALES DEL PIRU Cerca de la religiin Creyeron y dijeron que el mundo, cielo y tierra, y sol y luna, fueron criados por otro mayor que ellos: a este llamaron Illa Tecce (1), que quiere decir Luz eter- Ded lle g& 10 mismo que El, hebreos Ela, sito; Theos, giego: 4s, latino. Tecce ¢s lo mismo que principinm rerum sine principio. (Nota del autor.) La detinicién que el autor da de Tecce en el texto de la Relacién, relacionando el nombre Fecce con «Luz» corresponde a la opinion AE Sefiend fl seconoxido linguista peruano Aliredo Torero. Pero 1ego cn La nota en que compara la expresion quechua con otras len- 22s, la Relactdn se aleja del significado que habia empleado en el Rte, atrbuyendole el sentido tcologico judeocristiano del libro del énesis, litcralmente de «principio de las cosas sin principio». La de- mostracion de Torero es interesante y atrayente. No contradice lo € afirme en otras ocasiones acerca de la idea del «dios nico» y cl signiticado de «fundamento», los cuales son, a todas las luces, de influencia cardlica (A. Torero, «Procesos lingdisticos ¢ identifi- ‘eacién de dioses en los Andes centrales», Revista Andina, aio 8, n. 1 Giulio 1990}, 237-263; H. Urbano, «Thunupa, Taguapaca, Cachi. In- Woduccién a un espacio simbélico andino», Revista Andina, aio 6, 1 Gulio 1988), 201-224; H. Urbano, «Introduccién» a la Relacion ‘de Cristobal de Molina, en Fabulas y mitos de los Incas (Crénicas de América, 48), Historia 16, Madrid, 1989). 45 na. Los modernos (2) aiiadieron otro nombre, ques Vi- racocha (3), que si ifica Dios inmenso del Pirua, esto es, a quien Pirua, el primer poblador destas provincias, adoré, y de quien toda la tierra e imperio tomé nombre de Pirua, que los espafoles corruptamente dicen Peri 0 Pird (4). Encajéles el Demonio, que este Dios inmenso y ver- dadero tenia comunicada su divinidad y potencia a diversas criaturas, para que cada una obrase segin el oficio o virtud que tenia. Y que estos eran dioses com- pafteros y consejeros del gran Dios, y principalmente es- taban en los cielos, como son el sol, luna y estrellas y planetas. Por donde estuvieron los del Pird gran suma de afios sin idolos, sin estatuas, sin imagines, porque so- lamente adoraban las luminarias del cielo y las estre- Ilas(4 bis). (2) La palabra «modernos» aparece varias veces en esta Relacién para dar a entender que hubo una época anterior a la de los Incas con otras ereencias. @) El nombre Viracocha es objeto de muchas y desencontradas ‘opiniones (ver H. Urbano, «Thunupa, Taguapaca, Cachi. Introduc- cién a un espacio simbélico andino», Revista Andina, afo 6, n. 1 {julio 1988), 201-22+), Entre las muchas razones que se podrfan reu- nir para negar el significado que el autor le atribuye, «Dios inmenso de Pirua», estin las que se inducen de la raiz de la palabra Vira- cocha, insinuando coche, 1a idea de agua, laguna o mar, y vira, la de espuma 0 cebo © manteca, como decian los antiguos. Claro esta gue nada de eso impide que la idea de «Dios inmenso» se ahada a las mencionadas por la raiz. Pero barrunto que cl significado abs- tracto de la expresin «Dios inmenso» obedece a preocupaciones ¢2- tequtties del autor jesuita, muy frecuentes 7 difundides ca voda' Le América desde el alba de la evangelizacion. (4) Para la discusion de este tema y su interpretacién por el Inca Garcilaso de la Vega, ver mi Introduccién. (4 bis) Autores: Polo, en la Averiguacién; Juan de Oliva, en sus Annales, al principio; fray Melchior Hernandez, en sus Anotaciones, verbo Tocaps, los quipos de Yuta inga, los de Huallpa inga y la co- min tradicién, (Nota del ancor.) Para ios problemas planteados por la existencia y referencias del autor a las mencionadas obras, ver mi Invroduccién. En la referencia al escrito de Fray Melchior Hernin- dez se nombra el nombre Tocapu también presente en la Relacién 46 Fl sol dijeron que era hijo del Illa Tecce, uc Wb Vaasecd petals quel cenfe)vevarlai Durteyde.da cdivielded que Illa Tecce le habia comunicado, para que rigiese y Fobernase los dias, los tiempos, los afios y veranos, y Slos reyes y reinos y sefiores y otras cosas. La luna, ie era hertana y mujer del sol y que le habia dado tits Teece parte de su divinidad, héchola senora de la toot y de Ios vientos, de las reinas'y princesas, y del par- torde las mujeres y reina del cielo (5). ‘A la luna lamaban Coya, ques reina (6). ‘A la aurora, que era diosa de las doncellas y de las pase y autoras de las flores del npes y sehora de pr imadrugada y de los erepiseulos y celajes, y que ella dia sus cabellos, echaba el rocio a la tierra cuando sacu y asi la Hamaban Chasca (7). de Crisabal de Molina, El Cusqueio, Tocapo Viracochan, con el sentido de «Acedor en quien se incluyen todas las cosas, Esta él- ‘ima, expresién es de neto sabor catélico introducide por la eate~ ‘quesis del siglo xvi (ver H. Urbano, en Relacién de Cristobal de Molina, El Cusquetio, Fébulas y mitos de los Incas (Crénicas de América, 48), Historia 16, Madrid, 1989, 54, y nota 7). Segin los antiguos vocabularios, tocapo designaba «los vestidos de lavores pre- ciosos, © paios de lavores texidos» (Gongilez Holguin, 1952 [1608)). (3) Autores: Jos mismos, y fray Melchior, en el verbo Punchao, y el hicenciado Falcon en su Apologia pro Indisy diversos quipos. (Nera del autor). Si comparamos este texto a las declaraciones de etras eronistas, no cabe la menor duda que la concepcién religiosa expresada en estos pirrafos corresponde a una visién teoldgica dels creencias prehispénicas muy amplia y coherente. Los términos que- por esto reacrif- caban a este planeta todas las primicias de sus cosechas y todo aquello que parecia ms notable y mas seialado por naturaleza, como en la mazorca o grano de maiz, © en otras mieses y frutos de arboles. A este dios en comendaban sus trojes, sus tesoros, sus almacenes y por eso las mazorcas mas sefialadas 0 que eran primicias, y los almacenes que tenian dentro de sus casas para guar- dar sus tesoros y ropa, sus vajillas y armas, llamaban Pi- rua (9). Dijeron, lo segundo, que aquel gran Pirua Pa- caric Manco Inca, primer poblador de estas tierras, cuando muri6, fue levado al cielo a la casa y lugar des” te dios llamado Pirua, y que alli fue aposentado y re- galado por el tal Dios (10). lacién introduce una dimensién semintica que corresponde proba- blemente a la palabra codificada en Gongélez Holguin, ttamppa uma © cbbasce, «melena enmarahada o enhetrada sin peynar para sub- rayar la idea de sacudir los cabellos (Gongilez Holguin, op. cit.) (8) En la Introduccién mencioné las discusiones acerca del nom- bre de Pirua planteadas por los textos de Blas Valera transcriptos elle Geeildo, do la Vegn y ob uso publican’ cane ‘Re- wién. Nétese Ja manera como ef autor da cuenta de las ereencias prehispénias supedtando siempre la acién de los planetas o estre- las divinizados a la voluntad del todopoderoso Illa Tecce. Hasta cierto punto, la idea se puede relacionar con la concepcién griega clisica donde la «maquina del mundo», el movimiento de todos los astros del universo, depende del primum movens. (9) Todos los quipos y memoriales del Cuzco y de las demis provincias y el comtin uso que todos ven agora en el lenguaje. (Nota del autor.) (10) Los quipos de Paceri Tampw antiguos. Fray Melchior Her- nindez en la interpretacin de las oraciones antiguas, y en sus Ano- taciones, verbo Pirua y Viracocha. (Nota del autor.) La manera como el autor atribuye a Jupiter la idea de Pirua y explica el sentido de Pirua es caracteristica de su modo de inter- pretar el vocabulario quechua antiguo. De hecho, los significados co- dificados son los que corresponden a la cosecha, al acto de amon- tonar paja 0 productos agricolas y por extension se dice también de personas u otras cosas. Por eso, el autor habla de almacenes y juntar 48 A Marte —Aucayoc— dijeron que le habian encar- gado las cosas de fa guerra y soldados. A Mercurio —Catuilla— las de los mercaderes y caminantes y men- sajeros, A Saturno —Haucha— las pestes y mortanda- des y hambres, y los rayos y truenos; y decian que este esiaba cont una porra'y’ con vas-arcoa'y flschas pari’ he= rir y castigar a los hombres por sus maldades (11). A otras estrellas, como diversos signos del Zodiaco, daban diversos oficios, para que criasen, guardasen y sustentasen, unos el ganado ovejuno, otros a los leones, otrus a las serpientes, otros las plantas, y asi las demas cosas, Despues dieron algunas naciones en decir que en (12) cada uno de estos dioses 0 estrellas habia las ideas y mo- delos de aquellas cosas que tenian por cuidado y ofic y asi decian que tal estrella tenia figura de cordero, por~ que era su oficio guardar y conservar las ovejas; tal es- tesoros, vajilla, armas (ver Gongilez Holguin, op. cit., Pirhua, Coll- ea; Yila colleacollca, Pirhwani (11) Es evidente que el autor interpreta las ereencias andinas a la luz de la mitologia griega y nombra los astros o planetas con las palabras que corresponden a los hechos miticos de Grecia y Roma. Los vocablos quechuas auca, catu, hancha designan las acciones © ‘e0sas de que el autor induce el nombre de una divinidad. Es curioso el nombre de Catuilla que puede inspirarse de la divinidad Cate- quills, mencionada en los autores que hablan sobre todo de la extn le Huamachuco (ver «Religion en Huamachuco. Informe escrito por varios frailes agustinos en el aio de 1557, de trascendental impor- tancia-, en Francisco A. Loayza, Culto libre entre los Inkas [Los pe- quenos grandes libros de Historia Americana, tomo XVII), Lima, 1952, 67 y ss.) Pero Polo de Ondegardo, a quien critica abiertamente nuestro autor, define Catuilla como uno de los tres nombres atri: buidos al Trueno, Chuquiilla, Catuilla, Intiillapa (Doctrina christia~ na, ed. facs., Madrid, 1985, 266). (12) El gran dios Illa Tecce habia ciertas ideas de todas las cosas Presentes y venideras, y que para buen gobierno del mundo repartié. a cada uno. (Nota del autor. Al margen). Hasta cierto punto, también Cristobal de Molina y los cronistas gus atribuyen a Viracocha o Contici Viracocha la ereacién del mun- , hombres y pueblos afirman que él Ilevé a cabo su obra con dos © tres ayudantes 0 hijos 0 siervos. (H. Urbano, Wiracocha y Ayar. Heroes y funciones en las sociedades andinas, Cusco, 1981 49 trella figura de le6n; tal estrella figura de serpiente. Y que, compertia que, ack, en laysarce we. Liciesen estattes.o imigenes de aquellas ideas o cosas, segn el oficio que tenia cada uno. Y por esta via comenzaron los idolos de piedra, de madera, de oro, plata, ete, que decian ellos representar a los dioses que estaban en el cielo; aunque después dijeron que también aquellos eran las mismas ideas (13). También dijeron que el gran Illa Tecce Viracocha te- nia criados invisibles, porque al Invisible le habian de servir invisibles. Dijeron que estos criados fueron he- chos de nada por la mano del gran Dios Illa Tecce, y se dellos unde permanecicroa en el servicio silyor 7 & Dice llamaron' Heaindeos; soldadios y cviedor tesles y constantes —angel bueno, miles coclestis—, Hay buay- panti, hermosos, resplandecientes (14), Otros prevarica- (13) Autores: Polo en sus Relaciones, sub medium, y los demis arriba citados; y Don Luis Inga, en su Relacién. (14) Llama la atencién la manera como el autor describe la di- visién entre angeles buenos y angeles malos. No cabe la menor duda que ¢s de origen judeocristiana. Gongiler. Holguin traduce huaminca por «Valeroso soldado viejo 0 capitin famoso» (D. Gongilez Hol- ‘guin, op. cit, huaminca); el An6nimo por saventurero en la guerra», ‘© «fuerte y animoso, diestro» Andnimo [1586], Vocabulario y phra- sis... Lima, 1951, buamincs). Los buaminca han tenido una notable ‘expresiGn plastica en la regién andina donde proliferan los lienzos de los llamados «ingeles arcabuceros» (José de Mesa y Teresa Gis- pert) Esto ¢s contra fray Domingo de Santo Tomas. Autores: Juan de Oliva, bi supra, fray Agustin (sic, por Jeronimo), agustino, en la Repiiblica indiana, lib.... cap...; Francisco Yutu, Juan Guallpa, ingas, yD. Sebastian, seior de Guarochiris Diego Roca, inga; fray Mel- shior Herméndee, verbo. Hnaminca. (Nota del ator) i Domingo de Santo Tomas define cupay como «ingel, bueno, 0 mmalor; sdemonio, watgo de casa» (Domingo de Saute Tomi op. «it., spay). Domingo de Santo Tomas no establece las distinciones a que se refiere el texto de la Relacién. Probablemente, el autor je- suita de nuestro texto quiere subrayar la inexistencia prchispinica de un culo a Gxpay. Pero la idea es catélica y no prehispanica La referencia a Romén corresponde a la obra Repiiblicas de In- dias, cayo segundo tomo de la edicién de Madrid de 1897 trata de las

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