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“Pedagogía de
la no violencia”
Por: Basconcelo Juan Carlos.
Licenciado en psicología
Profesor en psicología
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Consideraciones previas sobre la “Pedagogía de la no violencia”
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importante para los niños y adolescentes postmodernos. Significa
en forma mas detalladas, considerar que el lazo social y la
conexión con el semejante dependen del “amor fraterno” en el
sentido del respeto, cuidado, consideración y reconocimiento del
semejante y el diferente.
En quinto lugar, la pedagogía de la no violencia y su búsqueda de
un “cultura de la no violencia” significa el replanteo crítico,
dialógico y democrático de la cultura de la proyección de las
propias frustraciones y estilos de vidas violentos sobre el
semejante. En sexto lugar, la pedagogía de la no violencia significa
la búsqueda de reconocimiento en cada sujeto, grupo social, clase
y cultura, del “narcisismo” o amor propio exagerado que conduce
a la violencia ante la menor crítica o replanteo de la propia
situación. El narcisismo social, individual, grupal, de género, etc.,
constituye una de las raíces principales de la intolerancia y la
agresividad en el ser humano.
En sexto lugar, la pedagogía de la no violencia significa el
replanteo radical de la visión “instintivista” de la agresividad que
nos equipara a los animales buscando justificar una “darwinismo
social” que solo beneficia a los amos de la sociedad (imperios,
clase dominante, aliados políticos, indiferentes, etc.). Son los
pensamientos y creencias los que resultan en conductas agresivas
y no un “impulso” desligado de loas cuestiones sociales, políticos,
económicos y culturales.
En séptimo lugar, la pedagogía de la no violencia considera que
cuando la educación y el sistema educativo coarta los deseos y
motivaciones individuales y grupales, indefectiblemente genera
violencia escolar como respuesta a la agresión efectivamente
realizada por la generación adulta. Por lo tanto, para la
pedagogía de la no violencia es importante trabajar las propias
conductas violentas para con los niños u adolescentes para
generar un clima institucional y áulico mas dialógico y tolerante.
Los niños constituyen los espejos imitativos de nuestra conducta
social y escolar.
En forma general, para la pedagogía de la no violencia, es posible una
sociedad menos violenta y una educación preventiva que oriente a los
chicos hacia una cultura de la no violencia.
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La agresividad, ¿va en aumento?
¿C En otras épocas, los ideales sociales (como las
utopías), las normas religiosas y morales, los
omo explicar la
agresividad y las diversas límites familiares y escolares, solían operar como
formas de violencia escolar? diques para inhibir la agresividad. Contrariamente,
La agresividad (del latín “ad- en la actualidad, la falta de legitimidad de las
instituciones previamente citadas, el narcisismo
gredi” que significa “ir
exagerado de los individuos, las condiciones
contra”, dañar, atacar)
económicas inciertas, la desaparición de las
requiere de intencionalidad. grandes utopías, y la falta de valores humanitarios
La intención de dañar puede claros desembocan en la desinhibición de los
ser consciente o inconsciente impulsos agresivos y su irrupción en la vida
(ignorada) cotidiana a través de la violencia social de toda
Otro termino muy clase: robos, maltrato infantil, violencia familiar,
usado es el de “violencia” (del social y cultural. La ausencia de límites que
latìn “vis” y significa “fuerza contengan los impulsos agresivos ya se da en la
contra algo”) En éste trabajo propia familia, que constituye la célula básica
vamos a utilizar en forma donde se gestan los modelos violentos. A ello se
indistinta el término suman los aportes de los medios y sus modelos
“violencia” y el de
agresivos, que contribuyen para estimular la
“agresividad” para expresar “cultura de la violencia”. La dificultad más grande
nuestra faceta destructiva. es que en el siglo XXI la patología principal
Entre las explicaciones consiste en la intolerancia hacia el prójimo y al
más importantes, diferente, lo cuál realimenta la violencia en mundo
diferenciamos la propuesta del donde el periodismo sensacionalista justifica la
psicoanálisis (que postula una agresividad como innata, ahistórica e inevitable.
causa pulsional, la “pulsión En toda época existen factores sociales (crisis de
agresiva” como origen de la valores, inseguridad), económicos (crisis
agresividad), las queeconómicas), psicológicas (frustración de los
provienen del campo de la deseos y necesidades) y políticos (falta de
biología como la propuesta estrategias verdaderas para paliar el problema),
que facilitan la agresividad. La agresividad ha
etológica, y las teorías
disminuir un flagelo negativo para todos.
sociológicas que sostienen un
origen social de la agresividad.
Desde el psicoanálisis, la
agresividad se debe a una “pulsión” que Freud denomina “Pulsión de muerte”
y que origina todos los deseos y conductas agresivas. De ésta manera, el
psicoanálisis de Freud sostiene la existencia de una pulsiòn agresiva que no
posee un objeto predeterminado genéticamente y no detona automáticamente
ante los estímulos como el instinto. La pulsiòn se desarrolla en el curso de la
evolución de la personalidad, gracias al cual, podemos ser mas o menos
agresivos.
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El mecanismo psíquico principal de la agresividad es la proyección. En éste
mecanismo, se desplaza sobre el prójimo, los propios impulsos agresivos
ignorados. Por éste mecanismo, el
“Lo amo” inconsciente se trasforma
por proyección en “Lo odio” Orígenes permanentes de la
consciente porque “él me odia, me agresividad humana
persigue”. En el fondo, el odio no es
sino un “amor encubierto” o Podemos asegurar que, las causas
expresada en forma regresiva (“Del permanentes de la agresividad humana se
amor al odio no hay sino un paso”, o ubican en diversos factores como:
“Quién bien te quiere, te hará
llorar”). El aprendizaje de la agresividad
La pulsión agresiva, sostenida por el
Quienes utilizan a menudo la psicoanálisis.
proyección como defensa ante los La identificación con el agresor.
impulsos agresivos, suelen ser El narcisismo exagerado
desconfiados y “perseguidos”, con La frustración y la consiguiente agresión.
ideas fijas, cuando no prejuiciosos. La caída de los ideales o referentes
Estas actitudes son típicas en los debido a la declinación de la función paterna
grupos fanáticos, en líderes en la postmodernidad, lo que desemboca en
mesiánicos, en las personalidades una sociedad de incrédulos y de un “Otro
paranoides y esquizofrénicos, para que no existe”.
citar las más comunes. Es común en Las condiciones sociales, económicas y
los sistemas totalitarios, sectas, políticas que coartan las motivaciones y
potencialidades humanas desde una
religiones e instituciones opresivas.
“violencia social silenciosa” e inducida.
La proyección es la base del
El auge de la videocultura y una cultura
mecanismo de segregación grupal y
imaginaria alienante, con predominio del
social que es la formación del “chivo
mercado y el marketing.
emisario”, localizado como el El auge del hedonismo imaginario y la
culpable de la situación de falta de oportunidades que lleva a la
frustración, proyectándose la culpa frustración y violencia resultante.
y todo lo malo sobre tales individuos Otros.
y grupos con la consiguiente
búsqueda de expulsión. El “” o
“chivo expiatorio” es quien carga con los resentimientos y frustraciones de
todos, permitiendo la “catarsis” o descarga grupal. Esto lleva a la “ilusión
grupal” de que el conflicto esta resuelto. Por ello, el mecanismo se torna
repetitivo en los individuos, grupos y sociedades “enfermas”. A su vez, quienes
se ven obligados a proyectar su frustración son incapaces de hacerse cargo de
la misma o darle un fin socialmente valorado. Son los que ven frustrados sus
expectativas y necesidades.
Para continuar con los modelos teóricos explicativos de la agresividad
humana, tenemos la propuesta del Etólogo Konrad Lorenz, quién postula un
origen instintivo e ineludible de la agresividad. Sin embargo, esta propuesta
ha sido criticada como “biologista”, que reduce la condición humana a la del
animal, aunque ni siquiera es consecuente con los animales, quienes, se tornan
agresivos solamente para defender su territorio, la comida, la hembra y los
cachorros. Más aún, existen animales no agresivos como los bonomos y
chimpancés, etc. Aún aceptando que poseemos impulsos agresivos, no
podemos aceptar la posición biologista que sostiene un instinto de agresión
fatal e ineludible.
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Desde la otra vertiente, el conductismo social de Albert Bandura y la
teoría de la “frustración-agresión de Dollard y Millar, sostienen que la
agresividad es aprendida en base la imitación de modelos violentos: “lo que se
ve se aprende”. La agresividad se adquiere por imitación de modelos violentos
en la familia y a a través de los medios. Bandura presenta un experimenta que
prueba que lo que “se ve se aprende”. En 1966 se diseñó un experimento con
66 niños dividido en 3 grupos. A cada grupo se le presentó una película
durante 5 minutos cada una. Cada película poseía algo común consistente en
que un adulto atacaba a una muñeca de plástico. En una de ella, el adulto
recibía una recompensa, en otra sufría un castigo y en la última no recibía ni
premios ni castigos. Posteriormente observó el juego de los niños con unos
juguetes, entre las cuales se encontraba la muñeca del experimento. En el
registro minucioso de la experiencia observó que el aumento de la agresividad
en los niños que observaron la recompensa de la agresión a la muñeca y
mínima en las que habían visto el castigo del agresión. Luego se les solicitó que
imitaran al adulto de la película y observó que los 3 grupos imitaron sin mucha
diferencia al adulto violento. Mejor dicho, todos habían incorporado la
conducta agresiva. Como conclusión del experimento, Bandura explica que los
niños incorporan las conductas agresivas por imitación de los modelos, que la
recompensa o el castigo de la violencia no evitan que los niños incorporen la
violencia y que si las conductas agresivas son premiadas aumentan en
intensidad.
Otra propuesta perteneciente a la línea del “aprendizaje social” de la
agresividad es la teoría de la “Frustración-agresión” que sostiene que el origen
de la agresividad es un estado de frustración del individuo. Es el círculo vicioso
típico en que la frustración provoca agresión y ésta frustración. Por
consecuencia, un individuo frustrado se torna agresivo, lo que lo lleva a nuevas
frustraciones.A esto se suma el factor social y cultural con sus exigencias,
doblando la frustración y la consiguiente agresividad. Por lo tanto, la
agresividad es proporcional al grado de frustración y disminuye en forma
proporcional a la expansión de las potencialidades individuales y sociales.
Desde una mirada amplia, cada sociedad produce sus modelos o ídolos
positivos y negativos como materia prima de las pautas agresivas, de donde
surgen los héroes y villanos, incorporados en la personalidad en el curso de la
socialización. Las condiciones sociales, como la pobreza, privaciones afectivas y
materiales, educación punitivas, etc., operan como detonantes de la
agresividad.
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pretendiendo considerar que la agresividad positiva se orienta hacia el logro de
fines y metas en un mercado competitivo y la negativa como la violencia que se
encamina hacia el prójimo. Creemos en éste trabajo que se confunde
“motivación” en sus diversas formas (de logros, de necesidad de afectos,
pertenencias, autorrealización, etc.) con la agresividad que se orienta hacia la
anulación, daño, descalificación y destrucción tanto de la imagen del otro como
su cuerpo real y los símbolos vinculados con el mismo. La agresividad siempre
es negativa, aunque s acompañe de intenciones-supuestamente positivas- y se
aleja de toda fuerza vital, de deseo de vida, de tolerancia y solidaridad para
con el otro.
Como conclusión, la justificación de una “agresividad positiva”, no
consiste sino en admitir un “darwinismo psicológico” donde se justifica la
lucha y supervivencia de los más aptos, lo que desemboca en inmundo
considerado como “campo de batalla” donde sobreviven los mas fuertes. Es
diferente a lo que desde el psicoanálisis se denomina “sublimación” de la
agresividad, y que consiste en utilizar los impulsos negativos en fines
socialmente valorados y que le reporten al sujeto un incremento de su
autoestima y amor propio. Así, la sublimación se resume en la transformación
de lo negativo en algo productivo, en algo cultural, en investigaciones
científicas, el arte, el deporte, y la creatividad cultural en muchos de sus
formas. Por lo tanto, la utilización creativa de los impulsos negativos y su
transformación en fines socialmente valorados se diferencia a utilizar los
propios impulsos agresivos para superar al otro, anular sus iniciativas, a la
competencia negativa, a la intolerancia y humillación del semejante cuando se
pisotea su imagen, sus símbolos y expectativas en pro de ideales tanto
individuales o colectivas. La sublimación construye mientras que la
agresividad destruye, aún en sus formas simbólicas o concretas.
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consumista sino que se compite por obtener el mejor estilo de vida, el mejor
modo de goce. Esto desemboca finalmente en que no se tolere el estilo de vida
del otro, su modo de gozar, de existir, lo que lleva a la intolerancia, una de las
mas fuertes “enfermedades” del presente siglo.
4- Sin embargo, en un marco social consumista y globalizado, donde
el mercado rige el deseo y lo que se debe consumir, todos buscan el mismo tipo
de goce modelado por la publicidad y los medios. Como consecuencia de la
homogenización mental y del deseo individual-globalizado- obtenemos que
todos desean el mismo estilo confortante de vida, el placer, el goce de la
tecnología ofrecida por el mercado como los celulares, dvd, la moda, los
estereotipos, etc. Esto conduce finalmente a que todos compitan en forma
infernal sobre los mismos objetivos y a la frustración por la imposibilidad de
acceso a todos los “espejitos de colores” del mercado y a la agresión como
instrumento de diferenciación y control del semejante y de la situación.
5- Como efecto del o anterior, quienes aparecen como diferentes en
su estilo de vida o de goce como los gays, lesbianas, transexuales, negros,
discapacitados, pobres, sectores sociales, etc., sufrirán la discriminación al
diferente como consecuencia de la intolerancia a todo lo que contraría el
mercado y su imaginario consumista.
6- El impulso a la homogeneización del mercado consumista obliga
a su vez a que todos desean ser diferentes en un mundo de “iguales”. Tal
paradoja no es sin consecuencia nefastas: la búsqueda de la igualdad instala la
necesidad de la diferencia por ls consecuencias subjetivas de la confusión con
los ideales de la sociedad consumista. De ahí la segregación del diferente y aún
de los iguales.
7- En el fondo, lo que se ha acentuado actualmente es el exagerado
amor propio, el elevado monto de la autoestima que linda con el delirio de
grandeza y el deseo de poder, éxito, fama, belleza, etc., al máximo de sus
exponentes. Un “mundo narcisista” lleva a que todo lo que contraria la propia
imagen, el propio pensamiento, el estilo de vida, la forma de goce, etc, sea
tomado como agresión y el ataque consiguiente como forma de defensa. De
manera que, la violencia forma parte de un mundo narcisista y egocéntrica,
aunque en el sentido de que la imagen de si se corresponda al ideal del
mercado a la vez a los propios ideales del sujeto, lo que genera conflicto y
problemas psicológicos graves: violencia social, delincuencias, problemas de
convivencias, trastrocamiento de los vínculos familiares, disfunción del os roles
parentales, docentes y todo lo que se relacione con salir del mundo narcisito de
características tensional, competitiva y agresiva.
8- Todo lo anterior se puede traducir en que los sujetos de la
postmodernidad rechazan la diferencia, lo que contraria la imagen narcisista,
completa, auto idealizado que estimula el mercado. En términos psicológicos,
se rechaza la castración o la posibilidad de diferenciación de las imágenes
alienantes de los medios y el mercado consumista.
9- Todo ello nos habla entonces de una imposibilidad radical, a
saber, la convivencia, el lazo con el otro diferente. Este “otro” debe ser
reducido a lo igual, a la homogeneidad, al si mismo y su mundo de imagen
narcisísticas, lo que habla de una imposibilidad que frustra, que lleva a
problemas de convivencias, agresividad, rupturas, cuando los deseos singulares
y únicos del otro emergen para contraria los propios anhelos. Tal la conflictiva
mas radical de la sociedad postmoderna y la subjetividades inmersas en ella.
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10- Situación paradójica y conflictiva porque el discurso del amor
promueve un mundo de individuos narcisista y singulares a la vez que sujetos
iguales o similares. Esto obliga a la búsqueda de similitud a la vez de la
diferenciación, vale decir, de a quienes nos parecemos) nuestros iguales y a la
segregación de quienes sean diferentes. Esta exclusión del diferente es
consecuencia de la afirmación del propio narcisismo, de lo propio, y del
rechazo de las diferencias. Mejor dicho, dividimos el mundo en dos vertientes,
uno bueno y perteneciente al propio mundo, y otro malo, peligroso y
persecutorio, perteneciente a los demás. Es lo que Freud denominó
“Narcisismo de las pequeñas diferencias”.
11- Pero cuidado, lo anterior conduce a que la democracia busque la
“igualdad” como objetivo fundamental, lo que es cierto, aunque igualdad entre
quienes gocen o posean el mismo estilo de vida y persecución al diferente. En
este sentido, la democracia posee una idea autoritaria en su seno que es la idea
de igualdad, lo que contraría las diferencias. Quizás a nivel de los objetos o la
economía suene mejor aunque ene l campo de las relaciones sociales lleva a que
las mayorías “iguales” tiranicen, excluyan y combatan a las minorías
diferentes: o también podemos desembocar en su opuesto, a saber, que las
minorías se consideren víctimas y consideren en forma tiránica a las mayorías
porque también son diferentes. Si embargo, las oportunidades en que las
mayorías tiranizan a las minorías en la norma universal que desemboca en
violencia social. La imposición de un mismo estilo de vida no se logra sin
violentar a quienes piensen diferente.
12- Como propuesta de solución a un mundo en crisis de límites
psíquicos y de aumento del descontrol, intolerancia y agresiones, podemos
brindar la solución de que el amor, en el sentido de vínculos que unen, que
integran, o producen lazos centrales, donde el otro existe como otro, con su
historia emocional y sus derechos, etc.,
13- Las relaciones humanas que ligan a otro de una manera
tolerante, con sentimientos “tiernos” como la simpatía, aceptación,
comprensión, etc., producen el fortalecimiento de los vínculos humanos,
14- A lo anterior se suma el proceso de identificación con el
semejante, donde se incorpora el modelo de conducta del otro en forma parcial
o total. Este proceso permite que nos identifiquemos con comportamientos
positivos y humanitarios cuando lo podemos observar en los demás. De ahí la
importancia de brindar modelos positivos, humanitarios y tolerantes en la
familia y en la escuela.
En otros términos, en una sociedad que estimula la libido agresiva, los
aspectos destructivos como medios hacia el éxito, debemos aprender a localizar
nuestro propio odio, nuestras propias frustraciones antes que en los diferentes.
Debemos aprender a reconocer nuestra forma particular de goce, ya sea
envidiando al diferente o quienes consideramos nuestro ideal del yo, ya sea
odiando o amando. La envidia siempre aparece respecto de imágenes o
cualidades del otro que casi siempre nos sirve de mucho. Debemos aprender a
no envidiar los espejitos de colores de la postmodernidad para aprender a
tolerar a quienes obtienen cosas o habilidades diferentes.
15- El consumismo empuja a la competencia desleal, a la envidia de
quienes logran objetos o posesiones como un celular, auto, dinero, lujos, etc., y
a una “violencia generalizada” e infantil que corroe los cimientos de la
sociedad.
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Violencia escolar: ensayo de clasificación
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Ataques al estilo de vida del prójimo.
Impedir la libertad de expresión.
Críticas al origen social y cultural del otro.
Ataques a los ideales morales, familiares, religiosos y políticos del
otro.
Las descalificaciones: consiste en descalificar o desmerecer las
cualidades, logros o estatus social del semejante o el diferente.
Las críticas destructivas.
Uso inadecuado de los “deberías”: todos poseemos los famosos
“deberías” o concepciones personales sobre cómo deben ser los demás, aunque
lo real nunca se ajusta a la imagen demasiado perfecta de como “deberían” ser
las cosas.
El desprecio hacia el otro en oposición a un aumento de la auto
valorización:.
La intolerancia en cualquiera de sus formas.
Inhibición de la libertad de expresión de los actores a través de
actitudes, sugerencias, temores, miedos, prejuicios, miradas inquisidoras u
otras formas de persuasión negativa.
Aislamiento del prójimo.
Rotulación o esquematización negativa(“Loco”, “Marginal”, etc.)
de individuos y grupos.
Presión grupal hacia las minorías diferentes: “tiranía” de la
mayoría contra la minoría. “Te adaptas o te vas”.
Invasión de la intimidad personal de parte de un individuo hacia
otro o de parte de un grupo hacia el individuo.
Bloqueo sistemático de iniciativas o sugerencias de cambios.
Apoyo de un subgrupo en contra de otros.
Calumnias.
Amenazas abiertas o encubiertas a través de justificaciones.
Sabotajes orientados hacia el semejante.
Agresiones físicas (peleas, trompadas, golpes, etc.).
Invasión del territorio del otro (su zona espacial, su “lugar de
movimiento”).
Campañas de desprestigios como medio para justificar o lograr
determinado fin.
Peleas implícitas no declaradas.
Campaña de opinión contra otros.
Inducción de fracasos hacia el otro.
Robos o destrucción de los bienes del otro.
Violencias sexuales (toqueteos, acoso, etc.)
Encierro o coartación de la acción.
Actitudes racistas.
Actitudes machistas o feministas entre ambos géneros.
Imposición de ideologías, religión, normas, estilos de conductas,
usos y costumbres, pensamientos o ideas.
Inducción de conflictos entre alumnos, entre alumnos y docentes
y entre docentes.
Manipulación tendenciosa y personal de la información con el
objetivo de lograr réditos de trascendencia, poder o supremacía del más apto.
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Utilización de los conocimientos para humillar al “ignorante”.
Desprecios hacia la clase baja debidos a prejuicios de clases o
información inexactas.
Uso intimidatorio del poder del cargo, del poder carismático o de
la propia autoridad.
Propagar rumores negativos hacia la escuela o los actores con
fines individuales o de logros de poder, etc.
Otras.
“La enfermedad, la más grave patología de fin de siglo sería entonces que
no aguantamos a nadie”. Menassa
S
egún Sigmund Freud, padre del psicoanálisis, el comportamiento
emocional de los seres humanos semeja al famoso cuento de
Schopenhauer sobre los puercoespines: era un helado invierno,
los puerco espines se apretujaban entre sí para darse calor y no morir de frío.
Pero de pronto, sintieron las púas del semejante y debieron tomar distancia.
Pero la necesidad de obtener calor los hizo acercarse nuevamente unos a los
otros y se repitió aquel segundo mal. Así, se vieron llevados una y otra vez a
acercarse y a alejarse unos de otros en el vaivén de los roces y alejamientos
hasta que encontraron una “distancia moderada” (el “punto medio”) que les
permitían una cierta coexistencia pacífica.
Entonces, según éste “símil” de nuestro comportamiento en relación al
prójimo, podemos decir con Freud que casi todas las relaciones humanas (de
pareja, familiar, escolar, etc.) afectivas y prolongadas contienen sedimentos de
de hostilidad y desautorización del semejante que no llegamos a percibir.
¿Porqué no solemos percibir tales “desencuentros” u hostilidades
inconscientes?. Desde el psicoanálisis respondemos que se debe al mecanismo
psíquico denominado “represión”. ¿En qué consiste?. El mecanismo de
represión consiste en excluir de la conciencia las ideas y sentimientos que
aparecen como prohibidas o censuradas desde el punto de vista de la
adaptación a los demás. Como los sentimientos agresivos o ideas hostiles hacia
los demás se aparecen como “negativos” o “inmorales”, son excluidos de la
conciencia para evitar que el sujeto tome conciencia de su faceta negativa. Tal
toma de conciencia provocaría culpa y remordimientos de conciencia y la
represión permite resolver el conflicto a beneficio de los deseos mas egoístas y
negativos del sujeto.
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Generalizando un poco la idea, podemos decir que debido al
mecanismo de represión de los impulsos agresivos, estas suelen manifestarse en
forma indirecta como en las cofradías, organizaciones, etc, donde el
subordinado critica al superior y cada miembro compite y disputa con el resto.
. En el ámbito escolar o familiar, los
individuos y grupos se juzgaran y criticarán
y rivalizarán fácilmente, y todas las Las causas de la Violencia escolar y social
manifestaciones que conocemos como en la sociedad global.
conflictos, “peleas”, “diferencias”,
“guerras” entre bandos contrarios, etc. Globalización desigual.
Si la hostilidad apunta a seres Consumismo y nuevos pobres.
queridos se denomina “ambivalencia” Empleos precarios y vulnerabilidad
porque la persona odiada es al mismo social.
tiempo querido. ¿Qué es lo que se Exclusión social, marginalidad y angustia
manifiesta en éstas aversiones y repulsiones resultantes.
del otro?. Según Freud, se manifiesta el Relativización de la moral.
Narcisismo o amor de si mismo (en forma Carencia de valores fijos para la
exagerada) que contraría toda diferencia, convivencia.
toda diversidad y manifestación original Individualismo que dificulta el lazo social.
propia del otro. Sobre todo, lleva a la Pragmatismo que desvaloriza los valores.
intolerancia de las diferencias Falta de pensamiento crítico ante el
mercado consumista y mediático.
(intelectuales, sociales, de inteligencia,
Reina la indiferencia e intolerancia hacia
económicas, étnicas, ideológicas, edad,
el semejante.
costumbres, etc.) y por ende, del otro. Un Caída de los referentes de autoridad.
verdadero “rechazo del otro” porque se nos Caída del padre como referente simbólico
aparece con “otra imagen” que replantea la de la identidad.
propia imagen narcisísticamente amado, lo
que desemboca en una “cultura de exclusión recíproca” y de “lucha” recíproca
de todos. Esta situación excluye a quienes forman parte del propio narcisismo,
es decir, del propio mundo subjetivamente construido, como los integrantes del
propio grupo, país, familia, escuela o club, etc. Por consecuencia, solemos ser
muy sensibles o susceptibles a las diferencias observadas en el prójimo. En
ella se da a conocer una “predisposición a la agresividad”, que según Freud es
fundamental y muy difícil de desmontar. La razón es el narcisismo de base de
todo sujeto. En los grupos, por ejemplo, lo que se denomina “cohesión” o unión
entre los integrantes del mismo, se logra gracias a la crítica y persecución de
quienes ostentan la cualidad de diferente. Diferencias en la manera de pensar,
vestir, opinar, actuar, hablar, en la propuesta, rasgos físicos, étnicos,
inteligencia, etc. Entonces y generalizando un poco la idea de que el narcisismo
origina agresividad, podemos decir que la inclinación agresiva o predisposición
a la agresividad debido al propio narcisismo, lleva a la cohesión de los grupos,
naciones o incluso “cultura”. Para un oriental no hay mejor que otro oriental,
etc. y en pocas palabras, a tales actitudes, Freud las denomina “Narcisismo de
las pequeñas diferencias”. Esto lleva a la segregación del diferente, exclusión
de minorías, discriminaciones, enfrentamientos entre grupos, etnias y culturas,
entre otras.
Sostiene que una fuente importante de la agresividad es el narcisismo o
amor propio exagerado, que lleva a la “manía de grandeza” (delirio de
grandeza) y al sentimiento de omnipotencia. Esto conduce al deseo de poder
ilimitado y a la agresividad cuando la realidad desmiente el delirio de
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grandeza. Cualquier crítica o contradicción es tomada como herida al
egocentrismo narcisista, lo que provoca frustración y agresión.
Desde una mirada hacia el individuo, podemos decir también que la
búsqueda de preservación del propio narcisismo, del amor propio (sobre
valorada o valorada en forma distorsionada) se logra a costa de la agresión al
semejante. Cuando atacamos lo que no podemos tolerar, lo que se nos aparece
como diferente a los que somos, pensamos o sentimos, es decir, las diferencias,
por muy pequeñas que sean, solemos defender el propio narcisismo, el amor
propio, la imagen de sí idealizada o sobrevalorada como el “ideal” de lo que
debe ser.
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casos en que nos encontramos en el mundo del discurso, con un otro
“regulado” desde las normas culturales y familiares. Sin embargo, cualquier
obstáculo al propio deseo lleva a sentir al prójimo como persecutorio, como
malo y peligroso, lo que obliga a un distanciamiento o al ataque en forma
defensiva, para sostener la integridad del propio deseo y la imagen de si.
¿P orque se considera la
actualidad
postmoderna como la
Son indiferentes a los valores y
modelos adultos.
Son individualistas y con dificultad
“Época del Otro que no existe?. ¿Cual es su para el lazo social
relación con los jóvenes y la violencia escolar?, Poseen un pensamiento pragmático
Desde los recientes aportes del que desvaloriza normas y valores.
psicoanálisis Lacaniano, se afirma que nuestra Son influenciado por las mass medias.
época donde reina la democracia liberal, donde Se asumen como portavoz de las
domina el mercado, el mundo del consumismo culturas violentas transmitidas por
de lo mismo para todos. El mercado domina los medios.
todo y ya no corren más los ideales que Son intolerantes a la autoridad.
regulaban nuestra vida en la sociedad moderna. Poseen códigos violentos y la violencia
como código.
Los ideales ya no organizan nuestra vida sino la
El proceso adolescente de cambio de
publicidad y el marketing de un mercado que la identidad se ve agravada por la
estimula el consumismo y el materialismo sociedad consumista y sin valores
hedonista. Los jóvenes, a falta de un humanitarios.
pensamiento crítico, son las primeras víctimas.
Como consecuencia, como la escuela y los
docentes no son “ideales” a imitar, los jóvenes redoblan su escepticismo e
incredulidad de las instituciones y las normas morales consagradas. Se borran
las referencias morales, no existen autoridades morales que legislen la vida de
los jóvenes y éstos responden con la incredulidad cuando no el cinismo y la
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canallada. Pero, son respuestas a la sociedad de los adultos y no podemos
proyectar la culpa y adjudicar a los jóvenes las causas de la agresividad en
la escuela y en la comunidad. Ellos son los espejos de una sociedad adulta
violenta y donde no se respetan las diferencias y donde predomina la
intolerancia.
Como consecuencia, la ética como la capacidad de diferenciar el bien y
el mal en relación al otro se resiente enormemente. Pero la consecuencia aún
mayor es que el lazo social se fractura, porque no se respetan las diferencias
debido a la búsqueda de “homogeneización mental” desde los medios y el
mercado. Aparece una doble dificultad en relación al vínculo entre el mundo
adulto y los jóvenes: por un lado la típica brecha intergeneracional se
ensancha y la comunicación se torna dificultosa. Por otro, el aumento de la
incredulidad y la intolerancia lleva a la desaparición de la referencia adulta
como ideal o modelo de vida a seguir de parte de los jóvenes. A la rebeldía
adolescente ante un mundo adulto en cuestión se le suma el relativismo de todo
proveniente de lo social, aumentando la incomunicación entre el docente y el
alumno. Como consecuencia, la intolerancia, el descreimiento y la agresión
como instrumento de control ante un mundo percibido como peligroso para la
integridad de la propia identidad, con sus acompañamientos de angustia y
depresión. La fragmentación vincular desemboca en un sentimiento de
vulnerabilidad subjetiva y de actitudes defensivas de los adultos y jóvenes que
se suele percibir como “violencia social” o “agresividad”.
El predominio del “antivínculo” o la ruptura de la posibilidad de
comunicación, empatía y fraternidad es claro. Esto se erige en lo que el
psicoanalista Jacques Lacan denominaba “La gran neurósis contemporánea”:
violencia social de toda clase, intolerancia al diferente, segregación de
minorías, exterminios étnicos, criminalidad, delincuencia, narcisismo
exagerado e intolerancia al prójimo, estallidos de violencias, ataques de
pánicos, depresión, angustia, entre otros.
Es una época de “relativismo vulgar” donde no se delimita la diferencia
entre lo absoluto y lo relativo, entre lo que permanece y lo que cambia. Es una
postura peligros porque constituye un rechazo radical de parte de los sujeto de
la diferencia del otro y del predominio de lo que Freud denominó “Narcisismo
de las pequeñas diferencias”: se combate al otro por el simple hecho de ser
diferente, porque contraría nuestra auto imagen narcisista y estable.
Lo más claro es que no existe “el referente” que trascienda los modelos
imaginarios de los medios, lo que lleva a la inexistencia de temas relevantes, de
discursos fundamentados en la ciencia y la ética que operen como referentes,
de cuestiones centrales para ordenar la vida cotidiana y social, todo se banaliza
o relativiza en el nombre de la incredulidad. El joven reduplica tales actitudes
y se torna intolerante, incrédulo en demasía, resiste en forma activa o pasiva,
se niega a aceptar al adulto como referente o como ideal, aparece el choque
intergeneracional, y las diversas formas d violencia simbólica o corporal, con
sus secuelas de fracaso escolar y sufrimiento para el joven.
Por el contrario, la posibilidad de instaurar lazos sociales fraternos
depende del amor a los ideales sensatos y humanitarios, de la creencia en un
referente válido, como Gandhi. Los jóvenes toman los modelos negativos de los
medios y los representan en la vida cotidiana como conductas violentas porque
carecen de los conductores idealizados que los jóvenes de la sociedad moderna
poseían. La posibilidad de una identificación con tales ideales o referentes
aparece como el sinequanon de una estabilización del vínculo social en base a
16
nuevos referentes. Lo que los jóvenes necesitan son la retraducción de los
referentes, de los valores, de una diferenciación entre lo imaginario y lo real,
entre un discurso vacío y periodístico y la propuesta de la ciencia. Requieren
de modelos adultos que sean relativistas, aunque con algo de certeza, para
poder delimitar una realidad caótica. Ante el avance del mercado, el
marketing y el consumismo hedonista, la incredulidad y la intolerancia, los
jóvenes requieren de adultos inteligentes que les presente una realidad más
clara y orientada hacia un proyecto de vida más realista, para poder escapar a
los “anhelos” consumistas de los espejitos postmodernos(celulares, DVD, mp4,
etc.).
Necesitan volver a creer en sus pares, para poder identificarse con
ellos, y con un conductor legítimo y creíble. Necesitan de eso porque la caída de
los referentes significó el quiebre de las identificaciones o referente yoicos, con
un vacío de subjetividad, angustia y vulnerabilidad resultante. Por lo tanto,
reconstrucción de los valores y la toma de conciencia de los
contravalores(intolerancia, falta de solidaridad, etc.), la recreación de la
cultura del discurso, la tolerancia y la no violencia dependen de si la escuela
pueda ofrecer un ambiente facilitador del proceso adolescente, que se
atractiva, con los últimos avances
tecnológicos en cada aula e
institución, con docentes que ¿Por qué agreden niños y
puedan actuar en un escenario adolescentes?
social mediatizado, posibilitando la
retraducción de los modelos Porque el mundo de los adultos les
mediáticos a través de materias provoca frustración en demasía.
que brinden proyecto de vida, Porque los adultos no reconocen las
pensamiento crítico y límites para capacidades reales de los niños y
con el prójimo. jóvenes.
A la enorme Porque se sienten inseguros y sin
vulnerabilidad, angustia e horizonte de expectativas claras en un
inseguridad promovida por la mundo cambiante.
sociedad relativista e incrédula, la Porque la “pedagogía del castigo”
escuela debe proporcionar un predomina sobre los límites
ambiente segura, receptivo a las democráticos.
demanda de los jóvenes, donde no Porque los medios estimulan el amor
se los perciba como malos, propio y la intolerancia hacia los
rebeldes o incrédulo sino como demás.
Porque se sienten desadaptados e
verdaderos “víctimas” de un orden
impotentes a un mundo atractivo e
consumista, hedonista y cínico, que
inaccesible.
es el modelo neoliberal. De lo
Por las contradicciones e
contrario, el choque violento entre inconsistencias de los padres y
jóvenes y adultos aumentará a docentes.
medida que el orden social Por la influencia nociva de los medios
mediático sugestiones a los jóvenes como la TV.
a sumir roles superficiales, Porque los niños reflejan la violencia
agresivos e imaginarios en social silenciosa (pobreza inducida,
detrimento del orden “letrado” de etc.) y la violencia de los adultos.
los docentes. Porque los niños se sienten excluidos y
Es que los jóvenes son vulnerables.
empujados por modelos Porque existe inmundo desigual,
hedonistas, imaginarios, y por plagado de pobreza, desocupación,
baja calidad de vida, caída de valores
y problemas psicológicos resultantes.
17 Otros.
adultos incrédulos de todos, lo que para ellos se aparece como un futuro
imposible, con pocas oportunidades, donde no existe un orientador, referente y
amigo para seguir. Por lo tanto, para evitar la violencia escolar del os jóvenes
y a las que se suma la frustración y agresividad proveniente de una sociedad
expulsiva, exigente a la vez frustrante, incrédula e intolerante, debemos
ubicarnos como “oído”, intérprete comprensivo y orientador de los jóvenes en
éste paso del mundo hedonista e imaginario al mundo planificado de un
proyecto de vida basado en el los estudios, el amor al sacrificio y el trabajo y la
planificación de la vida de pareja, familiar y emocional.
C
entrándonos en un enfoque pedagógico y psicológico, podemos
afirmar que los jóvenes de la postmodernidad pueden ser
agresivos por diversos motivos, donde la violencia social,
familiar y de los medios (TV, etc.) aparecen como capitales. Si analizamos
algunas de las teorías psicológicas sobre los motivos de la agresividad, como la
“teoría del aprendizaje social” los aportes del psicoanálisis y la hipótesis de la
“frustración que genera agresividad”, podemos sostener que cuando la
sociedad es violenta, los jóvenes aprenden a ser violentos. Afirmación simple,
aunque requiere ser matizada en función de las características de los jóvenes
en la actual sociedad postmoderna. Aunque existan discusiones al respecto, hoy
en día nadie duda de que exista una “pulsión agresiva” como lo sostiene el
psicoanálisis o la raíz narcisista de la agresividad en el ser humano. Sin
embargo, debemos analizar las raíces postmodernas de la agresividad en los
niños y jóvenes para poder comprender sus irrupciones violentas y poder
delinear estrategas didácticas institucionales, áulicas y comunitarias para su
mejor orientación. Para perseguir éste objetivo y como primer paso, debemos
preguntarnos sobre algunas de las características de los niños y jóvenes en la
postmodernidad y si la escuela ha logrado un diagnóstico acertado sobre los
mismos. Porque debemos preguntarnos si no existe un “choque
intergeneracional” excesivo-sabiendo que siempre existe un
encuentro/desencuentro intergeneracional entre adultos y adolescentes y niños-
debida a una mala concepción de los docentes respecto de las cualidades de los
jóvenes. De ahí a un enfoque forzado de la enseñanza y las consecuencias
violentas en los jóvenes. ¿Cómo son, entonces, nuestros niños y jóvenes
postmodernos?. Una característica crucial es la dificultad para construir un
“pensamiento lógico y formal” consecuente con las exigencias conceptuales de
los contenidos curriculares. Al parecer, les resulta difícil razonar, pensar en
forma abstracta porque sus mentes se ven inundadas de imágenes que operan
como “proposiciones” desembocando en un “pensamiento por imágenes” o
pensamiento analógico: “Y es como...”. “Esto se parece a...”. Solo logran
comparar y relacionar imágenes y hechos en forma analógica, con imágenes y
menos en forma “digital” o verbal. Esto es consecuente con el “homo videns”
de J. Sartori o la llamada “cultura audiovisual” de Beatriz Sarlo. ¿Cómo se
18
relaciona el hecho de ser más o menos lógico de los jóvenes con el hecho de ser
más o menos agresivos?. Es que los docentes pertenecemos a una “cultura
letrada”, verbal, cientificista, lógica y los niños y jóvenes a una “cultura
audiovisual”, imaginaria, donde el pensamiento se ha vuelto “televisivo”,
analógico, y con dificultades para leer, pensar y procesar conceptos. Es un
choque cultural doble porque, por un lado, docentes “modernos”(amantes de
los libros) intentan forzar a jóvenes postmodernos(amantes del os celulares,
Internet, los videos, películas...observar...mirar...etc.), por otro, el encuentro
intergeneracional típico entre adultos y adolescentes, que, de por si es todo un
tema por la rebeldía y cambios adolescentes típicos(duelos por la infancia
perdida, el desasimiento del os padres, la falta de límites claros, predominio de
emociones y acciones sobre el pensamiento maduro, etc.).
Otra raíz social de la agresividad en niños y jóvenes es que en la
posmodernidad somos todos “consumistas” y la medida de muchas cosas es el
marketing, que delimita la moda, lo que se debe consumir, la moral y los
modelos de vidas igualmente consumista que todos debemos seguir. En este
sentido, la sociedad de las ofertas atractivos, con sus “espejitos de
colores”(celulares, computadoras, DVD, MP4, la moda, etc.) resultan mas
atractivas que nuestras ofertas educativas que son solo “letras”(¡¡En un mundo
de imágenes¡¡) y con una pobreza de efectos mediáticos, propuestas en
Internet, cibernética, telemática, robótica, enseñanza virtual, computadoras en
red, aulas equipadas con una computadoras y un pizarrón mediática, tele
conferencias, cámara Web, celulares didácticos, etc. Verdaderamente, no
estamos compitiendo con las ofertas de la sociedad tecnológica y no estamos
entendiendo en las escuelas que la sociedad cambió, que los libros gordos se
podían leer hace mucho porque no había otra cosa para hacer. Por lo tanto,
debemos mediatizar la escuela, incorporar las nuevas tecnologías pero en el
aula, conectar la escuela a Internet a través de cientos de proyectos, tratar de
que la escuela sea un ambiente atractiva para los jóvenes, como lugar de
oportunidades para incorporar algo nuevo, de progresar, etc. De lo contrario,
simplemente habrá choque de expectativas entre lo que los adultos esperamos
y lo que los jóvenes anhelan. Es decir, otro choque cultural pero ésta vez a
nivel de los cambios tecnológicos y el retraso tecnológico de la escuela o la
dificultad para organizar propuestas de cambios que vayan más allá del
verticalismo de las normas y los controles disciplinarios. La desilusión, la
apatía y la falta de motivación de los jóvenes resultan de una mala publicidad y
pobreza de Marketing educativa en las escuelas. No estamos “vendiendo” nada
atractivo ni motivante para los niños y jóvenes. El mercado consumista sí y
triunfa a cada momento con los seductores anuncios publicitarios, las
imágenes, la moda y lo adelantos que hipnotizan a cualquiera. La escuela, por
su parte, resulta tediosa, aburrida, monótona y con la pretensión de que los
niños amen la letra como los escritores y lectores de todas las épocas. Nada
más iluso. Por consecuencia, cuando los docentes buscan la motivación de los
niños, ellos no encuentran ningún atractivo a la escuela: no hay computadoras
en el aula (“ciberaulas”), ni Internet (ellos son internautas) ni pizarrones
mediáticos, videos didácticos de toda clase, etc. El choque con la abulia y la
apatía de los alumnos lleva a la exigencia y la frustración de los jóvenes:
surgen entonces, la agresiones de los jóvenes que también poseen su amor
propio y no desean ser manipulado, exigidos en demasía y ni siquiera
criticados. Ellos son “narcisistas” y cualquier búsqueda de cambio ya les
produce una ofensa y hostilidad hacia el docente. Es decir, el alumno al
19
sentirse atacado en su identidad, se frustra y exterioriza agresiones a través de
“no entendí”, “no me acuerdo”, “no lo hice”, y “no” y “no”, etc.
Si analizamos el enfoque de la vida de los jóvenes, todos llegamos a la
misma conclusión, a saber, la falta de un proyecto de vida realista y motivada.
Viven el presente con un criterio hedonista de la vida. Este enfoque de la vida
es legitimado desde los medios y un mercado que promociona el consumo, los
lujos y el placer como los objetivos supremos de la vida. El espíritu de
sacrificio, fue derrotado por el marketing y la publicidad. Ante un mercado
abrumador e incitante, lleno de nuevos “espejitos de colores”(celulares, mp4,
CD, etc.) la oferta educativa palidece: las letras motivan poco y menos aún el
discurso docente. Por consecuencia, el saber científico y escolar no es
legitimado como valor importante de ascenso social o da valor personal. La
consecuencia nefasta de un contexto social dominado por el marketing y un
enfoque hedonista de la vida que los jóvenes toman como “natural2 es que
lleva a un desencuentro negativo entre jóvenes y adultos, entre docentes y
alumnos: los docentes valorizan el saber, la lectura y los libros como medios de
inserción social para un proyecto de vida gratificante, por un lado, y por el
otro, los jóvenes “postmodernos” que no valorizan el saber. Por lo tanto, el
choque de expectativas entre una generación “moderna”(docente) y una
generación posmoderna(los jóvenes). Es un choque cultural a la vez que
psicológico y pedagógico. Cultural porque existe una forma peculiar de ser de
los adolescentes posmodernos que es producto de la influencia social, el
mercado consumista y materialista, el desinterés por la ciencia, los ideales y el
sacrificio. Psicológica porque los jóvenes tienden a rebelarse ante las exigencias
“modernas” (amor a las letras, el saber) y ello desemboca en ambivalencias,
conflictos, y agresiones mas o menos abiertas en el contexto escolar. Por lo
tanto, las consecuencias pedagógicas son negativas, con índices de fracaso
escolar acentuados (falta de motivación, apatía, ausentismo, bajo nivel de
aprendizaje, violencia escolar, predominio de contravalores, problemas de
límites, angustia y sufrimientos de ambas partes, etc.). Por lo tanto, la misión
de la escuela se resiente enormemente.
Como solución, la pedagogía del control no sirve porque desemboca en
mayores niveles de reacción y agresividad de parte de los jóvenes y se debe
apuntar en la búsqueda de otra cultura adolescente, donde los jóvenes puedan
debatir las influencias del mercado y los medios, retraducir su proyecto de
vida o construir un plan de vida en forma consciente. Es decir, se debe apuntar
a una retraducción de los valores y costumbre promovidos por le hedonismo
consumista y materialista a través de una didáctica dialógica, comprensiva y
atento a las características de los jóvenes (que a veces no coincide con la de los
libros, ni con los diagnósticos oficiales sobre cómo son los jóvenes.
Otro eje de análisis de las características del os jóvenes actuales es que,
debido a las exigencias del mercado, la desocupación, la preparación
insuficiente, la falta de oportunidades laborales, los jóvenes suelen percibir
enormes trabas o faltas de oportunidades para su inserción gratificante en la
vida adulta. No se les escapa la sociedad excluyente y viven su vida del lado de
los excluidos y marginal izados. El sentimiento de vulnerabilidad e impotencia
ante un mercado excitante y lleno de objetos atractivos, desembocan en
frustración y agresividad de los jóvenes.
20
y “tribus”(rollingas, rockeros, ricoteros, punk, etc.) barriales que les permiten
exteriorizar las frustraciones y protestas en contra de un mundo adulto
potencialmente agresivo o de agresión abierta a través de los impedimentos de
todo tipo al desarrollo de los jóvenes: falta de oportunidades, exámenes
exigentes y excluyentes, criterios y rótulos estigmatizantes, falta de oído a sus
demandas y derechos, trato infantilizante y muchas formas de violencia
intergeneracional que lleva a los jóvenes a un “proteccionismo generacional”
de lo que pertenece a su época y a su generación(“Usted escucha cumbia
Prof...”, “¿Conoce el mp4...?, etc.).
En relación a la intervención pedagógica y didáctica respecto de la
violencia escolar, es necesario que la escuela interprete éstos cambios para
delinear estrategias didácticas que permiten el estrechamiento comunicativo de
la brecha intergeneracional incrementado por la violencia adulta y la
defensividad adolescente. Para poder modificar el panorama, debemos
trascender la “pedagogía del control” y proponer estrategias de cambios desde
el sistema educativo, el nivel institucional, áulico y a nivel del factor humano
(trato a los docentes, salarios, incentivos, valoración profesional,
reconocimiento a su trayectoria y capacidades, etc.).
Otro rol asumido por los jóvenes es el de “observador no participante”
de los procesos sociales, políticos y culturales. Una razón radica en que los
jóvenes se encuentran desposeídos de los conceptos válidos sobre los diversos
temas explicitados en el aula, lo que desemboca en la falta de participación en
los debates a través de un pensamiento crítico y pro social. El joven delega los
hechos sociales a los adultos y se dedica a proteger sus áreas de intereses: los
aspectos emocionales, el amor, la sexualidad, la música, moda, las novedades
del mercado (celulares, música, ropa, etc.). Cuando se encuentra “marginado”
de “los hechos sociales”, aparece su sentimiento de vulnerabilidad, envidia por
los adultos y la frustración y agresividad nuevamente.
A las características anteriores se suma el “nihilismo” adolescente o
incredulidad radical respecto del mundo adulto en general: la política, y las
cuestiones sociales y culturales en general. Como consecuencia, un joven
pesimista, que observa los hechos sociales en forma negativa, como así su
futuro y sus posibilidades. Por lógica consecuencia, ante una realidad
percibida en forma negativa, la defensividad y los códigos violentos de los
jóvenes resalta a la vista.
A todo ello se suma una subjetividad mediatizada por los medios: los
jóvenes no son “fulano” con una identidad familiar o un apellido que los
caracterice ante los demás sino “actores” que juegan roles en un escenario
social de película. El joven no viene a la escuela sino a un escenario a
representar los personajes imaginarios de la TV. Como los docentes no se
percatan de la “identificación”(o asunción de los modelos mediáticos en la
identidad subjetiva, si utilizamos el psicoanálisis) de sus alumnos, se dirigen a
“personas”, cuando los alumnos son éste u otro personaje de la TV. Desde ya,
podemos observar una dinámica grupal característico de, por ejemplo, de
“Gran hermano”: un grupito aquí, otro mas allá, y un barullo largo que pasa y
se pierde..”.
Nuestros jóvenes, con el proceso adolescente típico, rebeldía, rechazo a
la autoridad de los adultos, inmadurez, falta de motivación, etc., también
padecen lo que podemos denominar el “Síndrome de Funes el
memorioso”(Borges), que consiste en manejar grandes cantidades de
información(visual, etc.) pero con poca capacidad para pensar, abstraer,
21
generalizar y razonar en forma científica y lógica. Como resultado, la
frustración y la agresividad defensiva cuando el docente exige categorías,
razonamiento hipotético-deductivo (Piaget), etc. Sin embargo, la característica
de “Homo videns” (J. Sartori) o un pensamiento en términos imaginario y
concreto, con regresión del pensamiento conceptual al concreto, requiere de
una didáctica más mediática, con videos didácticos, Internet en el la escuela,
proyectos vinculados, un docente mediatizado y postmoderno, y no el profesor
moderno y su libro (solamente). Pero por sobre todas las cosas, la escuela debe
competir con los medios y el mercado consumista a través de un a oferta
educativa actualizada, atractiva, con las últimas tecnologías para poder
organizar un escenario educativo motivante, atractivo, como la ocurrencia de
crear un “ciber biblioteca” (biblioteca en Internet, con las bibliotecas en red,
otras fuentes de datos, etc.)
22
choque de expectativas entre lo que los adultos esperamos y lo que los jóvenes
anhelan. La desilusión, la apatía y la falta de motivación de los jóvenes
resultan de una mala publicidad y pobreza de Marketing educativa en las
escuelas. No estamos “vendiendo” nada atractivo ni motivante para los niños y
jóvenes. La consecuencia nefasta de un contexto social dominado por el
marketing y un enfoque hedonista de la vida que los jóvenes toman como
“natural” es que lleva a un desencuentro negativo entre jóvenes y adultos,
entre docentes y alumnos: los docentes valorizan el saber, la lectura y los libros
como medios de inserción social para un proyecto de vida gratificante, por un
lado, y por el otro, los jóvenes “postmodernos” que no valorizan el saber. Por
lo tanto, el choque de expectativas entre una generación “moderna”(docente) y
una generación posmoderna(los jóvenes). Como solución, la pedagogía del
control no sirve porque desemboca en mayores niveles de reacción y
agresividad de parte de los jóvenes y se debe apuntar en la búsqueda de otra
cultura adolescente, donde los jóvenes puedan debatir las influencias del
mercado y los medios, retraducir su proyecto de vida o construir un plan de
vida en forma consciente. Otro eje de análisis de las características del os
jóvenes actuales es que, debido a las exigencias del mercado, la desocupación,
la preparación insuficiente, la falta de oportunidades laborales, los jóvenes
suelen percibir enormes trabas o faltas de oportunidades para su inserción
gratificante en la vida adulta. El sentimiento de vulnerabilidad e impotencia
ante un mercado excitante y lleno de objetos atractivos, desembocan en
frustración y agresividad de los jóvenes.
N adie duda de
que los medios
propagan
modelos violentos y una
Desde el campo de la psicología de la
comunicación, se sabe a ciencia cierta que
los medios operan sobre la psiquis del
cultura de la intolerancia. La
sujeto a través del mecanismo psicológico
indagación sobre los
de la sugestión o influencia subliminal,
mecanismos psicológicos de
inoculando modelos agresivos en niños y
transmisión de la agresividad
adultos incautos. Los niños son más
han puesto de manifiesto influenciables por la falta de un
interesantes procesos como la pensamiento crítico y de valores morales
“influencia subliminal” o sólidamente internalizados. Como
sugestión de nuestra mente en conclusión clara, las películas violentas y
forma inconsciente a través de los dibujos animados de contenidos
los patrones violentos de los violentos contribuyen al aumento de la
“héroes” y “villanos” de la TV agresividad en la sociedad, al estimular la
y los videos. Por imitación e pulsión agresiva en forma antiética e
incluso mejor, desde la irresponsable. Por ello, el rol preventivo de
identificación o asunción de la escuela y la necesaria búsqueda de
los modelos de conductas en la programas e intervenciones barriales,
propia subjetividad, los familiares y escolares a través de equipos
preventivos de salud, salta a la vista como
necesarias para evitar una adolescencia
marcada
23 por la falta de límites, el
descontrol agresivo y las consecuencias
sociales inherentes.
medios influyen en forma evidente para contribuir a una sociedad cada vez
mas violentas.
Por su parte, la familia no posee recursos para neutralizar tales
influencias negativas de los medios y es deber de la escuela problematizar y
cambiar en lo posibles tales conductas violentas.
Cuando uno observa el noticiero, encuentra que está plagada de hechos
violentos donde jóvenes de entre 15 y 25 años o más tienen protagonismo.
Preguntémonos respecto del “cómo” se produce el aprendizaje de los modelos
violentos a partir de tales informes periodísticos. Es claro que los hechos son
traducidos en un lenguaje periodístico y se transforman en “noticias”
interesantes para un espectador ávido de sucesos impresionantes o
“sensacionales”, para decirlo en términos de un cierto “sensacionalismo”
periodístico. Quiénes observan las noticias, y en ausencia de un pensamiento
crítico o responsable, caen víctimas del sensacionalismo al propagar luego tales
mensajes. De la misma manera, se brinda al joven inmaduro y lleno de
“energía” vital un contexto social de enfrentamientos entre patotas, asaltos
violentos, inseguridad, etc., que impulsan o motivan al joven a considerar que
vivimos en una sociedad de “todos contra todos”. Por lo tanto, los medios
brindan el formato o modelo de cómo deben(o pueden) hacerse las cosas.
A través de los medios, el joven adquiere el modelo de un hombre
exitoso o fuerte y lo incorpora en su subjetividad a través del mecanismo
psicológico que el psicoanálisis denomina “identificación”. Ser exitoso o famoso
significa para el joven ser agresivo, poco sensible, competitivo (en sentido
desleal) y carente de todo criterio moral o tolerancia hacia el prójimo. Y no es
todo, como muchos jóvenes son influenciados por los héroes agresivos de los
medios, esta actitud de ataque al otro se constituye como moda por lo tanto,
para estar actualizado y ser como los demás se debe ser agresivo. Los modelos
de conductas promedios se erigen como ideales a seguir sopena de ser
rechazado en los grupos de pares, escuelas o clubes. ¿Cómo procesar en forma
didáctica y constructiva éste panorama de mediatización agresiva de nuestra
vida cotidiana? Podemos responder que los proyectos educativos, los planes de
los equipos de gestión, programas, y modelos de enseñanzas deben descartar
toda medida represiva contra los comportamientos violentos de los jóvenes.
Pretender cambiar comportamientos violentos con agresión (verbal, a través
de normas punitivas, descalificación de
alumno, etc.) es inútil y hasta afianzan Causas psicológicas permanentes
todavía más la rebeldía de los jóvenes. de la agresividad en los jóvenes
Toda medida tendiente a cambiar de hoy:
comportamientos agresivos en la
escuela, debe considerar una intención El exagerado narcisismo
pedagógica o educativa respecto de las estudiantil.
situaciones violentas. Esto significa que La frustración de los deseos
el alumno necesita incorpora nuevos individuales en una sociedad
conocimientos en un clima emocional consumista.
caracterizado por ser dialógico, de La imposibilidad o dificultad
respeto y tolerancia recíproca, junto a para el cumplimiento de un
la aceptación y comprensión de sus ideal de vida dictada por el
problemáticas mas urgentes. Tales mercado.
problemáticas se vinculan con la El aprendizaje de la
situación psicológica del adolescente, agresividad a través de los
como el estado de duelo por la pérdida medios.
Otros
24
de la identidad infantil, el nuevo cuerpo, el desasimiento de los padres, la
vulnerabilidad, la falta de instrumentación adecuada para un mundo complejo
y cambiante, la falta de oportunidades, las situaciones de riesgos, la brecha
intergeneracional con los adultos, entre otros.
Para lograr eficacia en una pedagogía de la no violencia, se deben
descartar toda media moralista tendiente a inculcar patrones de conductas
“mejores” que las que el joven ha incorporado en la familia y a través de los
medios. Solo la deconstrucción reflexiva de los comportamientos agresivos y en
un clima áulico caracterizado por la escucha tolerante logrará rectificar y
reconstruir modelos vinculares mas tolerantes. Tampoco recomendamos las
“cruzadas” antiagresivas porque ya los jóvenes poseen en su subjetividad los
modelos violentos incorporados en la familia y a través de los medios. La
pedagogía de la no violencia no solo puede ser en la escuela, porque de esta
manera solamente intentaría cambiar los efectos y no las causas. Las causas de
la violencia escolar radican en los patrones de comportamientos familiares
violentos y en los modelos de la TV. De manera que y por un deber ético, los
gobiernos deben crear leyes que consideren la influencia negativa de las
películas sobre la mente de nuestros jóvenes. La responsabilidad de los
comunicadores sociales y mediáticos son necesarias para crear un mundo
menos violento. Se debe obligar a los productores mediáticos (cine, TV, etc.) a
crear películas y programas mas constructivos, creativos, inteligentes, y
carentes de la morbosidad violenta que consumimos porque no existen otras
opciones. No es posible que en aras de intereses minoritarias, las series y
dibujos animados contengan contenidos que produzcan “daño mental” en los
niños. Incluso un “peritaje” psicológico puede probar lo que estamos
afirmando. Cualquier test psicológico, con entrevista con un psicólogo, etc.,
puede expresar indicadores sobre la influencia de los medios sobre la mente d
los niños y su relación con la violencia social. El problema es no solamente
educativo sino político y se debe poner límite a la producción de imágenes
violentas e idiótas que luego se vuelcan en la sociedad sin ninguna
responsabilidad ética. Para mayor información sobre el tema, podemos decir
que no es cierto que el éxito de los medios, el cine y la TV dependan de escenas
y contenidos violentos. Los seres humanos poseemos muchas motivaciones
vinculadas con la pasión, el amor, los miedos, la angustia, tristeza, alegría,
preocupación, sentimiento de poder, ser querido u odiado, autoestima, etc., etc.
Todas ellas pueden ser enfocadas desde argumentos creativos y atragantes
para cualquier sujeto porque poseen motivación que nos competen a todos
como sujetos. Tenemos la familia, el deporte, el campo laboral, los animales, el
mundo de un niño, los vínculos barriales, la pobreza, las conductas solidarias,
etc., etc., y la lista pueden ser infinitas. La única dificultad radica en los
intereses minoritarios de empresarios que dañan las mientes de nuestros
jóvenes, cuando no de estados terroristas ligadas a intereses militares,
económicos o políticos.
Por último, es necesaria la creación de una ley que prohíba lo que
podemos denominar la “contaminación imaginaria” de los modelos violentos
de los medios y crear la ley de cultura responsable o de comunicación
responsable ligada a una ética compartida.
25
El factor cultural o “malestar en la cultura” como génesis de violencia
social y escolar
26
conducen a la despersonalización y a la falta de ideales saludables y
compartidos.
Por consecuencia, una demanda generalizada en la actualidad
consiste en la búsqueda de conocimientos para someter el deseo individual al
orden social imperante (consumismo conformista) lo cuál constituye otro
imposible. El deseo individual es imposible de ser sometido sin rebelión. Toda
imposición (cultural, educativa, moral, política, etc.,) desemboca en la
oposición del sujeto y sus aspiraciones mas singulares. La no consideración del
factor subjetivo, el deseo de cada uno, puede resultar peligrosa y violenta para
cualquier orden social, que a su vez genera violencia como respuesta. De ahí la
necesidad de buscar equilibrios entre la demanda social y el individual para
disminuir el monto de represión, culpa y agresividad resultante. Es por esto
que los métodos para solucionar los problemas humanos fracasan. Las
relaciones humanas poseen una contradicción insoluble en su base y solo es
posible un equilibrio precario. Los deseos individuales, conscientes o
inconscientes, siempre apelarán los moldes de cualquier sociedad. Cualquier
propuesta de cambio debe considerar lo anterior para no evitar el fracaso.
Solamente así se podrá interrogar el “deseo singular” de cada uno.
Debemos tolerar el conflicto como parte de la salud y la enfermedad y debe
aceptar que, curar, gobernar y educar en forma satisfactoria, son ideales casi
imposibles. Son los “imposibles” que el ser humano se forjó. Esto sucede
porque el ser humano goza del placer y del sufrimiento. A pesar de esto, son
los ámbitos institucionales los lugares donde se aspiran a gobernar, curar o
educar según los dictados de la cultura, desde un deseo urgente. Donde todos
se precipitan para ser amos, tener poder y ser maestros del saber. Todos
quieren gobernar, educar y modificar al prójimo. Con esto, seguimos
alimentando la insatisfacción humana fundamental y la represión de los deseos
en el nombre de ideales ilusorios que no aceptan el deseo del Otro y la palabra
individual como vehículo de nuestro deseo.
Aceptar la imposibilidad de domeñar el deseo, puede ser el comienzo
de un “bienestar en la sociedad”, porque significa aceptar los deseos
individuales y sin ignorar las demandas colectivas. El sujeto debe asumir su
deseo y darle un uso productivo, gratificante y sano. Pero también debe
analizar los fenómenos colectivos, donde se juegan deseos igualmente
individuales, aunque en un nivel más abstracto, para lograr la síntesis
permanente entre lo individual y lo social.
27
pigmalión” en homenaje a la obra de Bernard Shaw, obra en la que relata la
vida de un hombre que se enamoró de su propia obra, es decir, luego de
moldear a la joven poco educada y torpe en una mujer culta y refinada.
Podemos preguntar si los profesores pueden lograr semejante transformación
de los alumnos en personas tolerantes y con valores humanitarios. Para probar
el efecto pigmalión, el psicólogo Rosenthal consideraba que las dificultades
escolares de los chicos de la clase baja se debían a la creencia de los profesores
de que los chicos eran violentos y agresivos debido a su extracción social, como
la pobreza. Este proceso se denomina también “Efecto Rosenthal”, porque en
ella se busca confirmar la propia definición de la realidad en forma activa. Por
ello, en psicología, al efecto pigmalión se lo denomina “la predicción que se
cumple” o “profecías auto cumplidas” concordando con el teorema de W.I.
Thomas quien afirmaba que las expectativas de padres y docentes suelen
concretarse. Mejor dicho, si los docentes definen a los alumnos como agresivos
o potencialmente agresivos, tales creencias buscarán materializarse en
conductas efectivas que conocemos “violencia escolar”. A veces, en forma
inconsciente, solemos tratar a los alumnos en términos de estereotipos, es decir,
en término de las imágenes fijas sobre cómo se comportan. Se suele considerar
que los hijos de la clase trabajador son, por “naturaleza”, violentos y carentes
de códigos compartidos. De ahí que posprogramas y propuestas áulicas tengan
pocos efectos par modificar las conductas agresivas emergentes.
La psicóloga Janet Elliot llevó acabo en una escuela de EEUU un
experimento par comprobar cuan fácil resulta generar una situación de
prejuicio o de violencia en un grupo. El experimento consistía en asegurar a
los niños que los alumnos de ojos claros se comportan mejor que los de ojos
marrones. Esta predicción operó como expectativa y se confirmó en su
totalidad. El grupo de alumno se dividió en buenos y malos, en ojos azules y
marrones y los desencuentros y agresiones se dieron entre ambos bandos. En
pocos minutos, alumnos no violentos se tornan en agresivos y discriminadores.
Al ser etiquetados en buenos y malos, las expectativas obligaron a los alumnos
a asumir tales roles. Las expectativas (pensamientos, creencias, prejuicios,
fantasias, etc.) negativas de la docente originó las conductas violentas de los
alumnos. Este fenómeno se denomina “efecto pigmalión” o “profecías auto
cumplidas” y se define como la tendencia de padres y docentes a modelar la
realidad y la conducta de sus alumnos según sus propias creencias. Si el
docente brinda las condiciones óptimas y espera buenos resultados, podrá
lograr buenos resultados. Pero si sus expectativas son negativas, puede que
estructure una situación que confirme sus creencias negativas, lo que puede
desembocar en conflictos con los alumnos, violencia escolar, deserción,
repitencias y subaprendizajes. Mejor dicho, si se trata en forma tolerante y
positiva a una persona, responderá con actitudes tolerantes y puede que
mejore su rendimiento, pero si se subestima sus capacidades, puede que no
utilice su inteligencia y se transforme en un “alumno problema”.
28
¿Que hace que nos comportemos de modos tan infantiles, regresivos y
violentos en ciertas situaciones o circunstancias que luego aborrecemos o
descartamos como inmaduro e ilógicos?
El experimento de Philip Zimbardo en 1971 en la “Prisión de
Stanford” y que vamos a detallar, demuestra que todos podemos ser
violentos, discriminadores, autoritarios, sádicos, irresponsables, caer en la
sumisión extrema o leve, ser dominante, social o exterminador, normal o
lunático, etc., ante una situación límite e intensa que lo requiera. Todo depende
del rol que se nos adjudique o mejor, de qué lado estemos: “preso” o “guardia
cárcel”, “policías” y “delincuentes”, “Docente” o “alumno”,el “verdugo” y la
“víctima”, de un bando u otro en una guerra, dos grupos enfrentados, etc.,
constituyen el revés y el derecho, las dos caras de la misma moneda y
cualquiera de los dos bandos puede asumir las actitudes del otro si las
circunstancias así lo requieren. Esto nos recuerda aquello de José Ortega y
Gasset: “El hombre es él y sus circunstancias”. Mejor dicho, la “naturaleza de
la situación”, el tipo de conducta esperada de parte de las demás, las
expectativas, operan en el sentido de una “presión” que nos obliga a cumplir
los dictados de tales roles.
El experimento consistió en seleccionara a 18 estudiantes
universitarios con los roles de “prisioneros” y “carceleros” respectivamente.
El experimento fue filmado íntegramente. Los “presos” fueron encerrados en
celdas durante las 24 h. Del día. A medida que el experimento progreso, los
guarda cárceles comenzaron a tornarse exigentes, humillantes, y agresivos.
Comenzaron a perder el control de la situación. La conciencia de situación se
fue perdiendo así como la diferencia entre ficción y realidad, entre fantasía y
realidad. Los maltratos y agresiones comunes a los presos se incrementaron
(Según Zimbardo, el maltrato fue cada vez mas degradante). Como reacción,
los “presos” reaccionaban con sentimientos de baja autoestima, depresión, etc.
A pesar de la situación intensa, plena de tensión y agresiones mutuas.
Los “prisioneros” ni los “carceleros” (compañeros de universidad) pidieron la
interrupción del experimento. El experimento debía durar tres semanas, pero
Zimbardo debió interrumpirla antes de cumplirse una semana porque la
tensión y las agresiones se tornaron muy intensas. Demostró los peores
aspectos del ser humano sumidos en una situación intensa.
La toma de conciencia del significado del experimento de Zimbardo es
que los seres humanos somos seres de circunstancias, de situaciones sociales
que tienden a ser intensas, donde las personas asumen roles sin medir las
consecuencias. Muchos sucesos de la historia demuestran éstas afirmaciones.
Pensemos sino en la situación de los Nazis y los Judíos, entre los represores y
los detenidos desaparecidos en nuestro país, y en cientos y cientos de caos en
que la “situación” y los “roles” que asumimos se posicionan de nosotros
llevando a situaciones muy difíciles de controlar. La toma de conciencia de la
misma nos puede posibilitar una mejor coexistencia pacifica para con el
prójimo.
¿Cómo es que estudiantes pacifistas, compañeros de estudios de la
misma universidad se volvieron violentos, sádicos e inconscientes de la
situación?. Como conclusión, podemos afirmar que los seres humanos
poseemos “pulsiones agresivas”, “aspectos buenos y malos” a la espera de
situaciones o circunstancias que la faciliten. Esto explica que no somos
“corderos” o “lobos” sino ambas cosas al mismo tiempo y que nuestra
29
conducta depende del contexto social que puede facilitar los comportamientos
violentos o estimular nuestros aspectos “buenos”.
30
conducta defensiva de atacar o agredir. Las distorsiones intervienen en el
“como” tratamos a los demás, si en forma tolerante o agresiva. Constituyen
“puntos ciegos” de nuestra mente que perpetúan conductas violentas en la
sociedad. Pasaremos a detallar cada mecanismo y sus efectos:
31
Los rótulos: consiste en aplicar etiquetas o rótulos infundados,
como cuando utilizamos conceptos científicos sacados de contextos (“Es
agresivo”, “Los alumnos de la villa son mas agresivos”, “los varones son
agresivos”, “Fulano es violento”, etc. En sí misma, los rótulos o “marcas” se
transforman en “estigmas” o marcas negativas que luego es utilizado para
justificar una situación de violencia reciproca. El docente que acostumbra
utilizar rótulos, ignora que su conducta es violenta y condenatoria, al encerrar
una vida y una historia emocional compleja (la de cada sujeto) en un concepto
científico o seudocientifica desligado d su contexto de justificación científica.
En suma, tales distorsiones contribuyen a perpetuar la violencia escolar
y social. Constituyen mecanismos mentales inconscientes que el sujeto ignora, y
que, por esa misma razón, operan en forma eficaz para la repetición cotidiana
de las proyecciones agresivas y en el aprendizaje de la violencia escolar. La
misión de la escuela debe ser la de disminuir la incidencia de tales mecanismos
a través de una toma de conciencia de las mismas en el proceso educativo.
32
subjetividad y entablara un lazo social donde el Otro “existe” como semejante
o como interlocutor en un diálogo tolerante.
33
el neoliberalismo que en el fondo se fundamenta en consumismo imaginario y
alienante que atenta contra la familia como grupo fundante de la subjetividad
a través de la función paterna en el encuentro intergeneracional fructífero.
34
La denominada “pedagogía del terror” suele utilizar el miedo como
instrumento de agresión hacia la nueva generación. En ésta pedagogía, se
utiliza sobre todo, la amenazas “pedagógicas” tipo “El que no estudia
desaprueba”, “El profesor soy yo y ustedes los alumnos”, “Usted fue quién
desaprobó”, etc. Mejor dicho, las conductas intimidatorios de parte del
docente llevan a la rebeldía y al aumento de la violencia escolar. Al respecto, se
pueden diferenciar tipos de liderazgos que generan climas más o menos
violentos.
Por lógica consecuencia, toda sanción de una trasgresión a las normas
de convivencias debe ser reparatorio, constructivo y el joven debe poder
reflexionar en forma activa sobre la cuestión. También es bueno que
comprenda de la necesidad de solicitar disculpa al agredido, la aceptación del
error, trabajo comunitario, conducta pro social, investigación, etc. Nunca se
debe humillar ni utilizar medidas represivas porque el resultado es que la
agresividad se incrementa o desplaza hacia otros contextos.
Los jóvenes deben saber claramente que existe un castigo para tal o
cual conducta violenta y la naturaleza de tales castigos. Además deben conocer
las intenciones educativas de los docentes y la escuela, es decir, que nadie busca
castigar sino desarrollar las capacidades morales y éticas en pro de un
ciudadano relativamente equilibrado y tolerante. La socialización adecuada de
la información sobre normas de convivencia es necesaria. El instrumento
disuasorio puede ser el “temor” ante el castigo no represivo, porque los
jóvenes consideran cualquier alusión, consejo, o recuerdo de las normas como
un “ataque” a su amor propio o narcisismo. Por lo tanto, aún las medidas no
represivas generan cierto grado de temor y ansiedad que operan en el sentido
de generar límites éticos en los jóvenes. Otro elemento disuasorio es la culpa
que constituye un sentimiento que genera precauciones, tacto, remordimiento,
y límites auto impuestos en quién la padece. Es lo que podemos notar como
vergüenza, cargo de conciencia, e incluso de hostilidad cuando un adulto indica
al joven sus trasgresiones y actitudes intolerantes. Sin embargo, podemos decir
que aún la culpa y la pedagogía del temor se revelan como insuficientes aunque
sean útiles en ciertas medidas. El temor y la culpa siempre servirán para
originar límites éticos y la pedagogía adecuada es la que acude a un examen de
conciencia, la autocrítica, y la capacidad para ponerse en el lugar de
semejante. En pocas palabras, el enfoque educativo adecuado para construir
límites éticos en los jóvenes ante la irrupción de impulsos y actitudes
intolerante puede ser la pedagogía de la culpa y del temor hasta cierto grado
aunque se deben sumar muchas otras estrategias para posibilitar una
conciencia reflexiva de los alumnos. Entre ellas, ubicamos el diálogo, la
escucha atenta, la comprensión de la edad evolutiva de los jóvenes, consejos
breves y reflexivos, casuísticas interesantes, una mediación imparcial, y sin
olvidar que todo joven posee aspectos positivos, logros y capacidades y
expectativas que debemos valorar en forma explícita. Solo así logrará cifrar
una nueva identidad más tolerante y constructiva desde el punto de vista
educativo.
Para terminar éste apartado, decimos que lo que debemos apuntar a
cambiar desde el sistema educativo, la escuela y el aula son los “estilos de
vidas” intolerantes y violentos que los jóvenes incorporan en la familia, desde
los medios y la sociedad en su conjunto. Toda intolerancia y ataque a la
integridad del otro tiene su origen en modelos familiares y mediáticos, donde el
código de convivencia común es la agresión e intolerancia hacia el otro. En éste
35
sentido, la escuela se opera como una institución cuya misión consiste en
“desprogramar” el estilo violento de los jóvenes a través de nuevos modelos
cuyo sello característico se relaciona con actitudes valorativas no violentas.
Lo primero: la Prevención
36
medios, donde los golpes, la intolerancia y las agresiones de todo tipo
sustituyeron a los argumentos inteligentes de las películas humanitarias.
Ante una situación frustrante se deben enseñar las posibilidades de
respuestas: diálogo, acuerdos, disculpas, “ponerse en el lugar del otro”,
reparación positiva del daño,
retirada inteligente, el humor, ¿Podemos crear un mundo no violento?
la mediación y toda forma de
mediatización por el diálogo y Lo primero es que, para crear un mundo “no
los acuerdos institucionales. violento” debemos aceptar que somos violentos,
Una estrategia que no somos el “alma bella” del que hablaba
saludable consiste en rotular Hegel y que consiste en creerse exento de
las conductas violentas y agresividad y vivir ubicando la agresividad del
agresivas como “infantiles”, lado del prójimo o el diferente, gracias al
“inmaduros” “regresivos”, mecanismo de proyección. La toma de
para evitar que los jóvenes consciencia de nuestra faceta negativa, puede,
sean violentos. El temor a ser por fin, operar el cambio hacia la utilización
“niño” o infantil, lleva a productiva y socialmente valorada de los
asumir las conductas impulsos agresivos que en el fondo consiste en la
tolerantes. Además, es búsqueda de reconocimiento y aceptación por el
conveniente delinear un perfil Otro. La raíz de la agresividad es menos un
institucional y áulico de un impulso que el deseo de ser reconocido, aún a
comportamiento tolerante, con costa de los enfrentamientos y conflictos
valore afianzados, tolerante, cotidianos de todo tipo. La sublimación o
comunicativo y reflexivo. La utilización productiva de los deseos negativos
idea es brindar “ideales de (en la ciencia, el deporte, el arte, el trabajo, la
conducta” que los alumnos familia, etc.) puede ser instrumentado junto a
otras estrategias como la de incentivar la cultura
tomarán como ejes de sus
de la no-violencia, el castigo no represivo, la
pensamientos y lugar en la
tolerancia al diferente, el pensamiento múltiples,
institución.
y la lucha por una sociedad mas equitativa desde
los socioeconómico. Y sobre todo, debemos
conocer que las diversas formas de agresión,
Prevención primaria, comienzan por casa.
secundaria y terciaria de la
violencia escolar.
37
de la salud mental abarca la prevención de la violencia social así como otras
manifestaciones problemáticas para el joven como el embarazo precoz, la
planificación familiar, la drogodependencia, enfermedades mentales severas
como psicosis, etc. La intervención oportuna de los docentes y gabinetes
psicopedagógicos radica en la anticipación o intervención preventiva y no
simplemente asistencial de la problemática.
2- La prevención secundaria
3- Prevención terciaria
El rol de la escuela
38
P odemos decir desde el punto de vista psicoanalítico que la
escuela como institución constituye un “límite” de la pulsión (de
los impulsos agresivos) porque con la enseñanza, permite dar
forma o estructura el mundo animal de los impulsos. Se trata entonces de dar
forma humana a las reacciones “animales” que nos acercan al mundo natural.
Por lo tanto, la educación y los educadores tratan con los impulsos
humanos, con las pulsiones que por su naturaleza constituyen formas de goces
que los límites familiares y escolares deben encaminar. Dicho en forma más
comprensible, la educación pone límites en el caos de las pulsiones infantiles
con el objetivo de lograr un sujeto regulado desde la norma social, a la vez que
fiel a sus deseos más personales (en lo posible). Por lógica consecuencia, la
educación debe “dar” límites pero también debe enseñar a comprender y
tratar con las limitaciones cotidianas de todo ser humano: la sociedad
compleja y exigente, las crisis sociales y políticas, las múltiples diferencias en
un mundo de la diversidad, el Otro y su legítimo mundo personal que es
preciso captar, respetar y apoyar, los límites corporales de la biología, los
límites de la inteligencia, los límites del mundo laborar y competitivo, etc. De
esto surge que la educación debe transmitir límites y capacidades para el
tratamiento de las limitaciones del ser humano inserto en una aldea global
dividido entre incluidos y excluidos. En la aldea no existe sino frustraciones,
privaciones, dificultades y obstáculos que la inteligencia humana debe
enfrentar. Si la escuela provee solo criterios de “empleabilidad” o de
“ciudadanía”, olvida que el ser humano proviene de un mundo de pulsiones o
impulsos que lo acerca al reino de la naturaleza y animal. La civilización fue
construida sofocando tales impulsos de naturaleza impulsiva e irracional y
cuando los límites establecidos (como la escuela o la familia) retroceden,
aparecen los “signos” irrebatibles de la animalidad del ser humano: violencia
escolar, social, familiar, guerras, suicidios, adicciones, crímenes, destrucción
del os valores, etc.
La escuela acostumbra ilusionar al alumno, porque cree que “llenando
su mente” de ideas y procedimientos lo proveerá de medios para salvar su
dignidad. Sin embargo, olvida que debe enseñar a tolerar los límites, las
normas, la palabra del otro, las diferencias, las frustraciones o privaciones y en
suma, la angustia de vivir/o de huir de ella con una seudo felicidad.
Se trata más bien de “castrar” o poner límites al niño inmaduro,
primitivo e impulsivo que mora en la escuela. La escuela debe poner límites a
pesar de los nuevos progresos, sopena de retroceder a niveles prehumano y
peligrosos. Las limitaciones constituyen verdaderas represiones de los deseos
más subjetivos, que aunque necesarias, nos hacen pagar un precio alto: la
represión de los deseos llevan a la neurósis y el malestar en la sociedad. De por
sí, nos encontramos atrapados en la civilización que creamos, en el mundo de
la cultura y el lenguaje donde nos encontramos inmersos. Para domar los
impulsos existe el viejo recurso a la coacción escolar: las tares, instrucciones,
lecturas, trabajo en clase, etc. Muchos docentes consideran que la
“democracia” es hacer lo que a los niños le interesan, desde una psicología mal
entendida. Error grave porque se libra la educación a los impulsos hedonistas
de los niños. Lo mismo para transmitir las normas o para su construcción. Por
lo tanto, como en nuestra sociedad se trata del marketing consumista, se
considera que de igual manera se debe satisfacer en todo al individuo, lo que
lleva a desvalorizar las normas que permanecen en un nivel irracional,
ambigua, negada, o excluida de una lógica pedagógica que considera que
39
reprimir los impulsos es necesaria, aunque se lo debe realizar en forma
dialógica e inteligente. La escuela debe ser sinónima de norma y freno a los
impulsos, sopena de seguir con que quiénes dirigen el barco escolar son los
niños y no los adultos. El retroceso de la familia y la escuela en un mundo
hedonista constituye un peligro para todos, porque la pulsión emerge en forma
bruta, como adicción, ciberadicción, delincuencia, violencia, intolerancia,
apatía, abulia, etc.
Si observamos el desarrollo de la civilización humana, podemos
observar un avance hacia la civilización o un retroceso hacia el mundo natural.
Una escuela anárquica, sin orden en el caos de los impulsos hedonistas,
no logrará un sujeto regulado desde lo ético y tolerante a las limitaciones de la
vida y la sociedad. Debemos trascender el mundo de la satisfacción consumista
de los instintos, y poner límite al marketing, el consumismo, y a las ofertas
postmodernas que llevan a la imposibilidad al no existir los medios para
cumplir con los modelos de éxitos estereotipados.
Por lo tanto, lejos del mundo intelectualistas, racionalista y verbal de la
actual sociedad postmoderna, debemos aceptar la naturaleza pulsional de los
seres humanos y delinear estrategias democráticas para poner límite a los
goces, a la emoción desenfrenada, al mundo imaginario a que acostumbran los
alumnos, y enseñar a tolerar los límites sociales, los conflictos y necesidades,
las frustraciones del mercado laboral o de las carreras universitarias, y dibujar
un proyecto de vida como eje vertebrador de los proyectos y programas
educativos donde se incluyan los aspectos biológicos, psicológicos, sociales,
culturales, tecnológicas, etc., pero por sobre todo, estrategias para poner límite
al goce desenfrenado impulsado por un mercado consumista y ávido de
acumulación de capital, aunque en detrimento de los individuos que desean
muchas cosas, pero que no poseen los medios para acceder a los bienes. Antes
que la ilusión, el pesimismo o el negativismo, es más inteligente educar a los
alumnos para controlar sus impulsos, organizar un proyecto de vida, y con
capacidades para enfrentar las múltiples limitaciones, privaciones o
frustraciones que imponen la naturaleza y la sociedad. Una vez transmitida los
límites, el sujeto podrá vislumbrar sus posibilidades reales, y podrá disfrutar
de una verdadera realidad, alejada del “cómo deberían ser las cosas” y
construir su propio proyecto de vida.
40
enemigos. El mundo se divide en dos y aparece la persecución y agresión como
defensa para mantener el estado de cosas. El objetivo de una educación para la
no violencia debe ser en primer orden el de “educar para tolerar la
diversidad”. Una cultura escolar intolerante se basa en el “narcisismo”, es
decir, en el exagerado amor propio de los sujetos. Lograr que los jóvenes y
niños puedan trascender el estrecho marco del narcisismo egocéntrico, puede
posibilitar la empatía como conocimiento de los pensamientos y emociones del
semejante. La posibilidad de salir de una cultura centrada en el propio punto
de vista de los sujetos, o mejor, en el egocentrismo del pensamiento, se
encuentra ligada indefectiblemente a una cultura dialógica y de intercambios
necesarios de los puntos de vistas individuales en el contexto escolar.
Ligada a la anterior visión egocéntrica del mundo, se encuentran
quiénes propagan el denominado “pensamiento único” cuya base narcisista e
individualista salta a la vista. Así, quienes caen víctimas de su propio amor
propio y narcisista, proponen verdades únicas, puntos de vistas cerrados, que a
su vez los obliga a la confrontación y a la agresión cuando desembocan en la
intolerancia. Cuando tales “verdades únicas”, “cosmovisiones”, “paradigmas”,
“propuestas”, etc., son contrariadas por otras visiones y propuestas, surge la
agresión contra quines no contemplen las “soluciones únicas y absolutas. Tal el
contexto de las agresiones. Como consecuencia lógica de éste hilo de
razonamientos, podemos decir que una educación para la diversidad y la no
violencia debería poder respetar las verdades individuales sin forzar a los
sujetos con propuestas unilaterales o demasiado globales como para considerar
los deseos de cada uno. En otros términos, la imposición de “grandes ideales”,
de estilos de vidas ideales, de formatos sociales imaginados o pensado en base
a ideologías demasiados utópicos, etc., y sin considerar y respetar el deseo y la
verdad de cada individuo desemboca necesariamente en la agresión al
semejante.
La consigna de la “tolerancia al diferente” respeta la diversidad y
ahorra impulsos agresivos hacia el prójimo que, por lógica consecuencia, son
canalizados hacia actividades individuales y socialmente valorizadas y
productivas. Es lo que se denomina en el psicoanálisis “sublimación”. La
promoción del respeto hacia el otro, la no división del mundo en “buenos” y
“malos”, en “amigos” o “enemigos”, etc., y la consulta a todos desde el respeto
a la diversidad, desembocan en una escuela tolerante, con convivencias
positivas y donde todos escuchan y son escuchados desde un reconocimiento
mutuo de las diferencia-.Todo ello redundan en una escuela y una sociedad
menos violenta.
41
permite el autocontrol, la autoobervación y la consideración de las normas
sociales y morales. El superyo es la instancia que contiene los valores
familiares internalizadas en el curso de la enseñanza familiar y que cada uno
de nosotros aplicamos en la convivencia, aunque solemos aplicar los moldes
familiares o valores familiares como “verdades” inmutables. De ahí la
discrepancia entre las expectativas individuales y sociales, lo que desemboca a
menudo, en conflictos de opiniones y formas de conductas. La escuela debe
retraducir y mejora los valores individuales y familiares a través del diálogo y
la problematización de tales valores “egocéntricos”. Gracias al superyo, el
sujeto posee una parte de si mismo que le reprocha las transgresiones a las
normas sociales, lo que es vivenciado como “culpa” o remordimiento. Un
comportamiento agresivo despierta culpas y remordimientos en un individuo
estructurado en forma relativamente “normal”, es decir, un individuo que
haya sido “tocado” por la ley familiar a través de sus padres, y que haya
podido instaurar una instancia especial que controla sus propios
comportamientos. Cuando esto falla, es decir, ando el superyo es precario o
estructurado en forma rígida como en los casos de padres autoritarios o
familias conflictivas, el individuo no posee los “frenos” o “inhibiciones internas
que le permitirían encaminar sus deseos o impulsos negativos, cayendo en la
violencia escolar y social. De ahí el papel crucial de la familia como grupo
normativizante de cada sujeto. A ello se suma la escuela y los “sustitutos”
paternos que son los docentes. Ellos contribuyen a “socializar” los superyoes
individuales a través de una norma compartida, lo que surge gracias a la
retraducción y mejora de las normas familiares incorporadas en un clima poco
pedagógico. Todo este proceso de incorporación de normas familiares y
sociales, donde intervienen los modelos mediáticos, constituye el proceso de
construcción de lo que Freud denomina “conciencia moral”, imprescindible
para domar los impulsos violentos o pautas conductas negativos.
Tales normas, instituidas en la familia y con la influencia negativa de
los modelos violentos de conductas de los medios (películas, etc.), son ya
difíciles d e modificar con el incremento de la edad. Por ejemplo, el joven
adolescente ya posee “criterios” propios para juzgar lo bueno y lo malo,
aunque tales criterios sean “subjetivos” en el sentido de considerar solo las
propias normas construidas en la familia y modificadas por los patrones de
conductas trasmitidas pro los medios. Modificar las “normas de convivencias”
que el niño trae de la familia, y que por la diversidad, resultan diferentes
en cada sujeto, consiste en el desafío de la escuela postmoderna para lograr
criterios de convivencias compartidas y humanistas. Se deben problematizar a
través de las manifestaciones explicitas durante la convivencia. El docente debe
tomar un “ejemplo”, como una trasgresión a la norma escolar, para analizar
en forma conjunta con sus alumnos y lograr nuevos criterios grupales. La
presión grupal y la necesidad de todo individuo de coincidir con la expectativa
de los demás, llevaran progresivamente a nuevos puntos de vistas sobre los
demás. Los valores personales serán retraducidos en forma grupal, y el
alumno podrá tomar conciencia de que sus modelos normativos incorporados
en la familia resultan más o menos adecuados a las expectativas escolares y
sociales. Es el papel crucial de la escuela, la de confrontar con los modelos
familiares negativos y los resultados nefastos de las sugestiones mediáticas,
donde el niño cae presa de modelos conductuales violentos y de intolerancia
hacia los demás. Si la escuela logra retraducir cada valor, en forma colectiva, a
través de proyectos creativos, fundamentados en el diálogo, la escucha y la
42
valorización de las producciones individuales y grupales, se podrá acceder
progresivamente a un clima de convivencia más tolerante y de convivencia
democrática.
43
conducta impulsiva, para que los niños incorporen intrínsecamente las normas
y no en forma exterior o superficial. Las normas impuestas sin diálogos y
ejemplos didácticos permanecen exteriores a la conciencia del niño y no lleva a
una obediencia legítima. La moral auténtica resulta del acuerdo recíproco y la
cooperación, lo que se origina en el interior del niño y lleva a la obediencia
auténtica porque se origina en una voluntad autónoma
Estadio 1 :
44
obedecerla. Pegar a los compañeros del jardín, tirar las cosas, ensuciarse, decir
malas palabras, desobediencias al docente, etc., son comportamientos malos.
Estadio 2:
Estadio 3:
Estadio 4:
45
demás. Sin embargo, llegar a este nivel constituye una larga construcción
colectiva y los docentes deben entrever si los alumnos poseen los criterios
morales citados. De lo contrario y en base a un buen diagnóstico moral, se
deben retraducir para consolidar éste nivel de razonamiento y conducta moral.
Este estadio es el nivel medio o aproximado de desarrollo moral a que
acceden muchos adolescentes y adultos. El peligro de estancarse en este nivel
de razonamiento moral y comportamiento moral es que un un sujeto puede
justificar su razonamiento y comportamiento moral como fundado en la ley y
ls normas morales, lo cuál puede impedir la reflexión respecto de si esas leyes
y normas morales(o éticas) son justas o injustas para la humanidad y el
individuo.
La moral postconvencional
Estadio 5:
Estadio 6:
46
particular de individuos y grupos de interés, porque defienden los valores
compartidos como la igualdad de todos los seres humanos, el respeto por la
dignidad, la cooperación, la solidaridad, la tolerancia, la paz, entre otros. No
son normas concretas como una costumbre o un código de convivencia, porque
consideran el punto de vista de todas las partes. Las leyes y normas deben
apoyar tales principios. Las leyes pueden violar los principios morales
universales. En esta etapa, las personas son un fin en sí mismo y no un medio.
Los valores morales son jerarquizados, como cuando se reconoce lo justo para
un individuo y lo justo para toda la sociedad.
En la escuela, el fin supremo de la escuela debe ser construir un sujeto
que pueda acceder al nivel posconvencional, que pueda razonar y actuar
considerando las normas en sentido relativo y respetando los derechos
humanos e individuales como valores inalienables de la humanidad toda.
47
La importancia de los valores como “límites” de la agresividad
E comportamientos valorizados
como ejemplares o “modelos” de
comportamientos, constituyen un dique contra la
La tendencia común es que
los jóvenes actúan en forma
impulsiva o violenta porque
piensan que eso es lo justo.
exteriorización de conductas agresivas. Los Consideran que están a la
valores se erigen como normas o marcos de moda y cumplen con los
referencias sobre “cómo” deben ser los modelos ideales de conducta
comportamientos. Todo valor es “ideal” en el propagada por los medios
sentido de que reúnen un “tipo ideal” a la que se como la fuerza, ls golpes, la
acercan mas o menos nuestra conducta. Existen y intolerancia, y la falta de
surgieron como defensas contra nuestra faceta valores positivos para todos.
primitiva y agresiva.
48
Tales valores negativos o “contravalores”, son transmitidos en la
familia, a través de los ejemplos paternos. Los hijos asimilan o se identifican
con los deseos de los padres (los dichos, máximas, refranes, normas morales,
con el pensamiento respecto de cómo deben valorarse las relaciones humanas,
el trato al prójimo, cómo lograr éxito a la fuerza, “quién pega primero pega
dos veces”, etc. Son prescripciones o sentencias que entran a configurar
nuestra forma de ser de manera inconscientes. Si los adultos son democráticos
y respetuosos, pueden consolidar valores positivos.
49
materialista por los objetos de valor. De la misma manera, los jóvenes
incorporan los contravalores a través de la familia (ejemplos familiares,
paternos, etc.) y los medios. Tales contravalores como la mayor intolerancia al
prójimo, el amor a la fuerza, el extremo amor propio o narcisismo, la
competencia desleal, las agresiones verbales, y muchos de los ejemplos de
violencias y autoagresiones a través de las drogas, conductas de riesgos,
bulimia y anorexia en pro de un cuerpo “ideal” como las modelos, etc.
Si se indagan respecto de cómo se jerarquizan estos valores,
hallaríamos notables diferencias de un individuo a otro. Para alguno, será una
sorpresa saber que sabía de algunos valores pero que nunca puso en práctica,
porque sufre de una resistencia inconsciente, es decir, inconscientemente desea
otro valor o contravalor. Si la personalidad no es armónica, los contravalores
tenderán a invadir la propia conducta. Por otra parte, cuando alguien
jerarquiza los valores, tiende a percibir de manera “selectiva” y según sus
deseos inconscientes. Esto lleva a valorizar y desvalorizar cada valor según
coincida con esos valores familiares de referencia. Una vez mas, el acicate para
los contravalores es la toma de consciencia, la jerarquización y utilización de
los valores como referencias ideales.
Los seres humanos experimentamos progresos y retrocesos en
materia de valores, en consonancia con el medio social y el grado de salud
mental de individuos y grupos sociales. A veces, los contravalores materialista
y negativos (poder, riqueza, consumismo, éxito económico, subir en la escala
social, ganar por sobre todas las cosas, etc.) predominan sobre los valores
humanitarios (salud, vida, tolerancia, solidaridad, etc.). Esto se justifica con el
mecanismo de racionalización, que consiste en justificar según los propios
deseos antes que la realidad compartida.
A veces, los propios contravalores son proyectados sobre el prójimo:
“No soy yo, son ellos”. También podemos negar (ignorar) los valores como un
simple autoengaño.
Lo importante es que la construcción de una escala de valores
conduce a una toma de consciencia de las propias conductas violentas en los
jóvenes. El análisis y descripción de los propios valores habituales lleva a la
toma de consciencia, así como a la comparación entre los valores sostenidos en
forma consciente y lo que se hace realmente.
50
través de la rebeldía típica. Lo mismo sucede con los más chicos. Utilizan las
conductas agresivas en forma de oposicionismo o rebeldía y la escuela logra el
efecto contrario de lo que buscaba. Por lo tanto, para evitar éste efecto
contrario de lo que se busca, resulta útil el incentivo de actividades prosociales
o dirigidas hacia la solidaridad para aumentar el pensamiento altruista y los
lazos solidarios en los niños y jóvenes. Para lo mismo, el razonamiento y la
conducta prosocial resulta útil.
El pensamiento prosocial y la conducta prosocial se vinculan a
pensamientos y acciones que benefician a otro ser humano. Refieren a
comportamientos altruistas como ayudar, compartir, estimular, guiar,
asesorar, o consolar a otro. Incluyen conductas solidarias y altruistas como
compartir bienes con otros, apoyo emocional, campañas proayudas, diseño de
programas barriales solidarias, en clubes, sociedades de fomentos, escuelas,
hospitales, ayudas a alguna familia de parte de quien tiene mas, donaciones, y
en general, toda actividad destinada a mejorar el bienestar general, buscando
la igualdad social y la justicia.
La psicóloga Nancy Eisemberg estudió el razonamiento prosocial, es
decir, su desarrollo según la edad, utilizando dilemas, donde entran en
conflicto los deseos individuales con los de otros. Por ejemplo, si se debe
ayudar a una mujer asaltada o protegerse uno, si se debe ayudar a una niña
que sé perdió y llegar tarde al cumpleaños, etc. De acuerdo al tipo de
razonamiento, se pudieron diferenciar cinco niveles de razonamiento y actitud
prosocial:
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La importancia de los estilos de liderazgos docentes en la prevención
de la violencia escolar
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En conclusión, se observa la superioridad del liderazgo democrático,
frente al liderazgo autocrático y el anárquico. Esto es claro no solo desde el
punto de vista de la interacción y la salud mental de los integrantes sino
también desde la productividad grupal.
En todo grupo, el jefe o líder toma el lugar del ideal del yo. Es el lugar
anhelado por todos. La tendencia inconsciente de atribuir una imagen
idealizada al líder proviene de la imagen que de niño nos hicimos de la
autoridad paterna.
Sin embargo, la ambivalencia o amor y odio dirigido al líder es otra
tendencia típica en todo grupo. Sobre todo el odio, que es reprimido(excluido
de la conciencia, “olvidado”) y solo emerge en momentos de conflictos. Es lo
que hace a las relaciones humanas un tanto problemática. La historia está
llena de sucesos donde estalla la hostilidad reprimida contra el líder: Sócrates
condenado a beber la cicuta, Cristo crucificado, éste líder denigrado por sus
seguidores, aquel derrocado, etc.
Posteriormente, la nueva organización grupal fraterna, de hermanos e
iguales (camaradas, compañero,
hermano, etc.) vuelve a ser invadida
por rivalidades y deseos de Condiciones que requieren tanto el
dominación, competencia negativa, individuo como los grupos e
segregación de algún miembro desleal instituciones para disminuir la
(forma de adquirir una identidad
agresividad nuestro de cada día:
patológica, donde los “buenos” se
quedan), conflicto, etc. Esto lleva a la
búsqueda de un nuevo “padre”, Se deben estimular y satisfacer
fuerte y protector, con la consiguiente las motivaciones tanto
ambivalencia y nueva búsqueda de individuales, como las grupales
igualdad y justicia para todos. e institucionales.
La historia social y de los Se debe brindar oportunidades
grupos, al parecer, sigue el curso de oportunas para que los
ascenso y caída del líder idealizado y individuos puedan sublimar o
temido, en nombre de la igualdad y la transformar sus impulsos
justicia. Esto conduce a nuevas negativos en fines social y
alianzas y rivalidades entre iguales y culturalmente valoradas para
la búsqueda del nuevo líder que es... todos.
Se debe brindar un ambiente
institucional facilitadota de la
comunicación, la escucha
Sugerencias didácticas para la tolerante y el diálogo entre
construcción de una cultura de la “no todos.
violencia” Se debe incentivar ofertas
educativas justas en función de
un diagnóstico adecuado del
factor humano contenidas en la
institución escolar y el sistema
educativo.
Otros.
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Con el objetivo de crear una “cultura de la no violencia” y construir
una cultura juvenil tolerante e inteligente, se aconsejan los siguientes
lineamientos prácticos para prevenir y encaminar los comportamientos
agresivos en niños y jóvenes:
Otro proceso muy común es que las niñas deleguen a los niños el
rol agresivo.
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a) La creación de “Ongs Educativo preventivo” en la escuela.
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E N una sociedad materialista y consumista, caracterizado por el
relativismo de las ideas, donde los ideales ya no regulan nuestra
vida, donde los modelos sociales son hedonistas e imaginarias,
surge la frustración y la agresión como respuesta ala insatisfacción de las
expectativas y deseos individuales como primera reacción. Los jóvenes, a falta
de un pensamiento crítico, constituyen las primeras víctimas. Como
consecuencia, la escuela y los docentes no constituyen “ideales” a imitar. Los
jóvenes redoblan su escepticismo e incredulidad respecto de las instituciones y
las normas morales consagradas. Ellos son los espejos de una sociedad adulta
violenta y donde no se respetan las diferencias y donde predomina la
intolerancia. Sin duda alguna, el narcisismo exagerado, en un mundo donde se
resaltan lo estético y la imagen, constituye la raíz psicológica de la actual
violencia global.
Por otro, el aumento de la incredulidad y la intolerancia lleva a la
desaparición de la referencia adulta como ideal o modelo de vida a seguir de
parte de los jóvenes. La fragmentación vincular desemboca en un sentimiento
de vulnerabilidad subjetiva y de actitudes defensivas de los adultos y jóvenes
que se suele percibir como “violencia social” o “agresividad”.
El joven reduplica tales actitudes y se torna intolerante, incrédulo en
demasía, resiste en forma activa o pasiva, se niega a aceptar al adulto como
referente o como ideal, aparece el choque intergeneracional, y las diversas
formas d violencia simbólica o corporal, con sus secuelas de fracaso escolar y
sufrimiento para el joven.
Los jóvenes toman los modelos negativos de los medios y los
representan en la vida cotidiana como conductas violentas porque carecen de
los conductores idealizados que los jóvenes de la sociedad moderna poseían.
Ante el avance del mercado, el marketing y el consumismo hedonista, la
incredulidad y la intolerancia, los jóvenes requieren de adultos inteligentes que
les presente una realidad más clara y orientada hacia un proyecto de vida más
realista, para poder escapar a los “anhelos” consumistas de los espejitos
postmodernos(celulares, DVD, mp4, etc.).De lo contrario, el choque violento
entre jóvenes y adultos aumentará a medida que el orden social mediático
sugestione a los jóvenes a asumir roles superficiales, agresivos e imaginarios en
detrimento del orden “letrado” de los docentes. La misión de una “pedagogía
de la no violencia” radica en revertir los efectos nefastos de un orden social
imaginario e intolerante para crear una cultura de la no violencia y un orden
social más acorde con los deseos individuales y sociales.
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