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Entrevista de Christian Wildner (*) con Jorge Luis Borges sobre el científico y
visionario sueco
A continuación una entrevista realizada por Christian Wildner en 1984 a Jorge Luis
Borges sobre el místico sueco que pretendió difundir un conocimiento exhaustivo de
las jerarquías angélicas de los cielos y las presencias demoníacas del Infierno.
Emanuel Swedenborg (Estocolmo, 1688-Londres, 1772) brilló, en la primera etapa
de su vida, en el terreno de las ciencias. La última etapa de su obra explora el
mundo de lo invisible con rigurosa precisión científica. Para profundizar en la vida y
obra de Swedenborg recomendamos una conferencia borgeana de la que damos
precisiones al final de estas breves palabras preliminares.
E.I
"Voltaire dijo que el hombre más extraordinario que registra la historia fue Carlos
XII. Yo diría: quizá el hombre más extraordinario -si es que admitimos esos
superlativos- fue el más misterioso de los súbditos de Carlos XII, Emanuel
Swedenborg".
Por la misma época en que leía la versión escrita de esa conferencia, llegaba
casualmente a mis manos una novela de Balzac, una novela mística, inspirada
justamente en Swedenborg: Serafita. Algún tiempo después, volví a encontrar su
nombre, en una vieja colección de ensayos de Paul Valery.
Y toda esta íntima aventura del espíritu, es protagonizada por un hombre que al
llegar a los cincuenta años era considerado como uno de los científicos más
eminentes de su tiempo. Desde entonces, desde que descubrí el fabuloso mundo de
Swedenborg, me propuse acercarme a Borges, para agradecerle el hallazgo, y para
conversar con él (para oírlo hablar a él) sobre el tema.
Cuando llegamos a la casa de Borges -nos había citado a las cinco de la tarde-
interrumpimos una suerte de ceremonia todavía habitual entre ciertas familias; la
ceremonia del té. En mangas de camisa, una impecable camisa blanca; erguido,
Borges no se inclinaba para aproximarse a la taza: la elevaba hacia él, por así
decirlo, como si se tratara de algún instrumento ritual. Apenas notó nuestra
presencia; sin apresurarse, volvió a dejarla sobre la mesa con el mismo ademán
mesurado y casi solemne. Entonces se puso de pie; y ahora sí, inclinó levemente la
cabeza dándonos la bienvenida.
Al mismo tiempo que nos hacía pasar a la sala con expresiones de auténtica y
espontánea cortesía, volvió a tomar asiento luego de excusarse. En seguida,
acompañado por la doméstica, salió de la sala. La desenvoltura, la natural simpatía,
y la afabilidad de su trato, neutralizaron de entrada esa fastidiosa sensación
opresiva de los prolegómenos. Cuando regresó, lucía un regio traje de color pardo
claro, se había puesto una corbata de un tono algo más oscuro, y empuñaba su
emblemático bastón. Ahora nos recibía como anfitrión, con todas las de la ley;
había cambiado su atuendo para cumplir con otra ceremonia, la ceremonia de la
hospitalidad.
-"Yo escribí un prólogo a un libro sobre Swedenborg a instancias del Sr. Spiers,
de la Fundación Swedenborg. Y tengo en proyecto (claro que a mi edad los
proyectos son un tanto aleatorios) un libro sobre las tres salvaciones; la primera es
la de Cristo, que es de carácter ético; la segunda es la de Swedenborg, que es ética
e intelectual; y la tercera es la de Blake, discípulo rebelde de Swedenborg, que es
ética, intelectual y estética, que se basa en las parábolas de Cristo, que él dice que
son obras de arte".
-"Sí, pero ahora he pensado, que es mejor hacerlo de ese modo. Comenzando con
Jesús, luego Swedenborg y luego Blake. Sería más fácil hacerlo así, ya que no se
necesitarían tantos textos. Tengo la edición de Everyman's Library (cuatro
volúmenes), un par de biografías, un libro por un especialista escrito en sueco y
vertido al inglés ... ¿Usted quería hacerme una pregunta?"
-"Lo conocí por Emerson. Porque Emerson tiene un libro: "Representative Men". Ese
libro está escrito un poco a la manera de 'On Heroes Heroworship and the Heroic In
History', de Carlyle, que fue de algún modo su maestro; entonces, él toma distintos
tipos humanos. Recuerdo que son: Montaigne o el escéptico, Swedenborg o el
místico, Shakespeare o el poeta, Napoleón o el hombre del mundo y Goethe o el
escritor.
Yo comencé leyendo ese libro. Ese libro lo leí en Ginebra en el año 14 o 15; y
luego, mi padre tenía un ejemplar de 'Heaven and HeIl', Caelo et Inferno'; él lo
tenía en una edición de la Everyman's Library. Bien, yo leí ese libro y encargué a
Inglaterra los otros tres publicados por la misma editorial. Publicaron cuatro libros
de Swedenborg de acuerdo con la Sociedad Swedenborg de Londres. Y luego en
francés conozco solamente una versión de Caelo et lnferno'. Swedenborg fue a
Inglaterra porque quería conocer a Newton, y finalmente no pudo lograrlo, qué
raro, eh?
Yo he hablado mucho sobre Swedenborg con el pintor y místico argentino Xul Solar,
yo era muy amigo de Xul, iba a casa de él en la calle Laprida 1214, y leíamos a
Swedenborg, leíamos a Blake, leíamos a los poetas alemanes, leíamos al poeta
inglés Swinburne y muchos otros textos".
-Como un científico...
-"Sí, claro. El llevó esa... casi aridez, esa sequedad, esa precisión, a sus
descripciones. Generalmente cuando se habla de éxtasis, se usan metáforas del
amor, o metáforas del vino, metáforas arrebatadas. Pero en el caso de él no. El no
busca efectos patéticos. El describe lo que ha visto. En relación a esto recuerdo
algo que me dijo Xul: 'Lo que se ve en el otro mundo depende un poco de uno'. Hay
un poema muy lindo de Victor Hugo que expresa muy bien esta imagen: 'Ce que dit
la Bouche d'ombre', "Lo que dice la Boca de sombra"; el mismo espectro que le dice
a Nerón 'Soy Mesalina', le dice a Caín 'soy Abel'.
Del mismo modo, las visiones de los místicos musulmanes, de los sufíes, no
concuerdan con las de los cristianos. Quiere decir que hay como fuerzas o espíritus
que cada uno ve de acuerdo con sus prejuicios o
conocimientos. Posiblemente esos mismos ángeles, ese mismo Cristo, que él vio de
ese modo, fue visto por místicos de otra tradición de otro modo."
-Usted decía hace un momento que Swedenborg viajó a Londres para conocer a
Newton y que le parecía raro que no hubiera logrado hacerlo. Sin embargo en esa
misma ciudad, tuvo lugar su encuentro con Cristo.
-"Sí. Sé que el primer encuentro con Cristo fue en Londres, y los otros también. El
estuvo además en Alemania, Holanda, los Países Bajos, pero finalmente se
estableció en Londres. Tal vez el hecho de que fijara su residencia en Londres está
relacionado con esa experiencia. A partir de ese momento su vida cambió
totalmente. Abandonó el estudio de la ciencia; por ejemplo: la anatomía, la
astronomía, las matemáticas, y se dedicó a registrar minuciosamente ese mundo
espiritual. El diálogo con los ángeles empezó a ser un hecho cotidiano para él".
-En el prólogo al libro de Synnestvedt sobre Swedenborg, usted afirma que hay
algo incómodo en su obra; que usted piensa que él es un pensador por derecho
propio, y que tal vez trató de enmarcar, o acomodar su
pensamiento al texto de la Biblia.
-Una pregunta en relación al tema, pero vinculada más directamente con usted.
¿Alguna vez desde su infancia hasta hoy, usted percibió, sintió o intuyó la presencia
del mundo angélico o trascendente?
(*) Fuente: Entrevista realizada por Christian Wildner con Jorge Luis Borges en
prólogo a la traducción por él mismo realizada de Emanuel Swedenborg, El Cielo
y sus Maravillas y el Infierno, Buenos Aires, 1991, Editorial Kier, pp. 15-19. Esta
traducción de la mencionada obra de Swedenborg es la primera en lengua
castellana.