Caminaba por Rivadavia, a la altura de membrillar,
En la esquina un muchacho, cuyo carácter me dejó perplejo
Un joven sin resplandor, que no podía brillar Era un chico joven, pero con cara de viejo A primera vista parece un muchacho Pero de cerca un gran señor Tiene veinte, o tiene cincuenta La incertidumbre no es una exageración Siempre firmes y rectos Hacen todo bien, todo correcto Desde el día que nacen Tienen pensada la vida y su trayecto Un cuerpo sin espíritu Que busca cumplir con su función Nacen y se reproducen Pero por la vida no sienten pasión Nunca se enamoraron de la maestra Chicos pavorosos y tétricos Siempre con un énfasis reglamentado Preocupados por seguir lo ético Chicos que están en tu salón Pero siempre los ves de lejos Eran chicos jóvenes, pero con cara de viejo