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Antecedentes del método psicoanalítico

5to Semestre; Grupo 3


Michelle Torres

Tensiones entre psicoanálisis y literatura. Los recelos de Freud a su doble,


Arthur Schnitzter
Patricia Cifre

El texto me provoca una especie de incomodidad por un par de situaciones: la


primera tiene qué ver con concebir al psicoanálisis como un pensamiento poco
original, me hace saber cosas del mismo que no quiero saber y al mismo tiempo me
es grato alimentar mi intelecto con otra información que no deja de ser interesante;
y la segunda, me hace resonancia la cuestión del encuentro con un doble, que
puede aparecer en cualquier momento de la vida y además, poseer características
o rasgos -que el sujeto considera como algo genuino y esencial en la constitución
del propio ser- que resultan potencialmente amenazantes ante el yo. No voy a
profundizar, me parece, en ninguna de las cuestiones, porque aparecieron en mi
mente otro tipo de asociaciones que vale la pena comentar para los términos de
esta clase.
Está clara la semejanza con Schnitzler. La lectura de toda su producción
literaria, incluso médico-científica, hace que haya una especie de fragmentación en
mi concepción del psicoanálisis puesto que, como lo mencioné antes, hace que mi
lectura de Freud sea más real, y que esa atracción/afinidad por el psicoanálisis
quede retorcida, más aun sabiendo de antemano que personajes de la época como
Nietzsche o Marx –incluso años más atrás, Schopenhauer- ya habían pensado en
formas y modos de ser/estar del ser humano, tal como Freud lo hizo. No se diga de
la literatura, hemos visto ya, que los poetas y literatos ya tenían noción de su
inconsciente y que, por lo mismo, el psicoanálisis le debe mucho a esta disciplina.
Las novelas de Schnitzler y las concepciones teóricas de Freud dan lugar a la
subjetividad, pues en los casos presentados en ambas obras, nos llegan las voces
de un personaje –protagonista/paciente- y solo oímos/leemos a los otros a través
de ese personaje. Los personajes/pacientes siempre demuestran un vivo deseo por
profundizar en la propia conciencia, surgen entonces los soliloquios, las
interrogaciones y las interpretaciones.
Saliendo un poco de la temática en cuanto a la literatura, aunque no tanto, podemos
observar algo de psicoanálisis en el cine, como en Enter the void de Gaspar Noe o,
mejor aún, en cualquiera de las producciones de Ingmar Bergman, que son espejo
de sus propias angustias. Bergman fue algo arriesgado para mostrar un
psicoanálisis público en sus creaciones, pareciendo agresivo para quienes no
soportan su propia verdad; los temas de la muerte, el bien y el mal, Dios, etc.,
permearon su pensamiento, y fue su arte el medio perfecto para poder explorar y
simbolizar su propia alma humana con sombrías alegorías. Hacía uso del cine para
desnudar la vida, y viceversa, empleaba su vida para examinar el cine; sus
creaciones fueron autobiográficas -como el psicoanálisis en Freud- no sólo en tanto
a los hechos y ocurrencias presentadas, sino por las respuestas ante situaciones
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que tenían que ver con la feminidad, el matrimonio, la muerte, el sufrimiento, la


duda, la melancolía.
Por ejemplo, en Persona, la palabra, el lenguaje y sus grietas, y la emotividad son
el núcleo tanto del guion como de la imagen. Existen problemas de comunicación
debido a una especie de discontinuidad/fragmentación entre las protagonistas: una
actriz afásica y su enfermera (he ahí el conflicto, la relación entre el silencio y la
palabra/relato). La enfermera atiende a la actriz desde que se hundió en un estado
de silencio a partir de una representación teatral/actoral de Electra, y que tras
descartar cualquier causa fisiológica/neurológica, se le señala retirarse a una casa
en una isla con ella –la enfermera-.
Una parte del diálogo dice:
‘’¿Crees que no lo entiendo? El desesperado sueño de la realidad, no de lo aparente
sino de lo real. Consciente en todo momento, vigilante ante el abismo que hay ante
lo que eres para los demás y lo que eres para ti misma. La sensación de vértigo y
el deseo constante de ser descubierta por fin, de quedar expuesta en evidencia,
quizá incluso aniquilada. Cada tono de voz oculta una mentira, cada gesto una
falsedad, cada sonrisa una mueca. ¿Suicidarse...? No, no... Es muy feo. No es tu
estilo, pero puedes quedarte inmóvil, en silencio, así al menos no mientes y puedes
aislarte en ti misma, sin interpretar ningún papel, sin tener que exteriorizar gestos
falsos. Eso crees, pero la realidad es retorcida. Tu escondite no es en absoluto
hermético, la vida se filtra por todas partes. Te ves obligada a reaccionar. Nadie te
pregunta si lo tuyo es real o irreal, si eres auténtica o eres falsa. Ese extremo sólo
tiene importancia en el teatro y, a veces, ni tan siquiera allí. Yo te entiendo, entiendo
tu silencio, tu inmovilidad, que refuerces tu voluntad con ese fantástico sistema. Te
entiendo y te admiro. Creo que deberías seguir en el papel hasta agotarlo por
completo. Hasta que deje de ser interesante.’’ (Bergman, 1966)
Ahora bien, habremos de ahondar en y sobre la relación que existe entre escritura
–guion- y su proyección –puesta en escena/cine-animación-; las relaciones entre el
relato y su representación que Bergman nos muestra, se ubica en la intimidad de la
palabra ante la extimidad –término lacaniano, referente a exhibir lo íntimo- de la
imagen, creando así una imagen poética que nos exige a sus lectores una
participación activa, puesto que sus largometrajes superan el uso instrumental de la
palabra/relato –dicha, oída, vista-, tal como el psicoanálisis o el género poético nos
enseña.
Notas:
Dadas las circunstancias, al buscar más información de Schnitzler –además de la
ya proporcionada-, se filtró en los resultados de mi búsqueda el nombre de Miguel
de Unamuno, un español nacido en 1864, también contemporáneo de Freud y
Schnitzler. En sus producciones literarias-filosóficas –en sus distintos géneros:
teatro, novela, poesía, ensayo- exploraba cuestiones como la angustia, el dolor, la
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muerte, la fe como mentira vital –desarrollaba sus pensamientos sobre todo, a


través del teatro, pues le permitía estructurar y mostrar con mayor fidelidad la trama
de las historias y las personalidades de los personajes-. Aparentemente otro
contexto, pero la misma época… parece que pensaban en cuestiones similares.
También, a propósito de los comentarios al crítico literario en su posición como
psicoanalista, Mijaíl Bajtín –crítico literario y filósofo del lenguaje, de origen ruso- da
lugar al texto y al discurso como primer dato de las disciplinas dentro de las ciencias
humanas, partiendo del supuesto de que el texto es la realidad inmediata; donde no
hay texto, no hay objeto de estudio ni objeto de pensamiento. Cabe mencionar que
es un personaje sumergido en otra cultura, y en otro tipo de temáticas –religión,
literatura, ética- pero que gustaba de leer filosofía alemana de la misma época de
la que Freud y Schnitzler formaban parte.
Bibliografía
Bergman, I. (Dirección). (1966). Persona [Película].
Buenova, T. (s.f.). El espacio de Mijaíl Bajtín: filosofía del lenguaje, filosofía de la
novela. Instituto de investigaciones filológicas, Seminario de poética UNAM.
Epsztein, S. (2013). Extimidad y posición del analista. Buenos Aires.

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