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1. CONSIDERACIONES GENERALES.
El pago puede definirse como el medio ideal de extinción de las obligaciones. El pago implica la
ejecución de la obligación en las condiciones convenidas en su origen, es decir el cumplimiento dentro
de los términos previstos. Pagar es actuar conforme a lo debido. Pagar es llegar al destino natural de
toda obligación. Significa la ejecución voluntaria de la misma, en estricto orden a lo convenido o
previsto por la ley.
El pago es la forma normal de extinguir las obligaciones. Sin embargo es la única. Existen otras formas
de extinguir las obligaciones como la novación (sustituyendo una obligación por una nueva), la
compensación (cuando a una obligación le es opuesta otra que existe entre el mismo acreedor y el
deudor), la condonación (que es el perdón de la deuda), la consolidación o confusión (cuando en una
misma persona se confunden las cualidades de deudor y acreedor), etc.
Existen varios criterios para diferenciar los medios extintivos de las obligaciones.
El primero, es cuando el acreedor obtiene la prestación debida, que es el pago.
La segunda, cuando se reciba satisfacción en otra forma, como ocurriría con la dación en pago, la
novación, la confusión y la compensación.
La tercera, cuando obran por excepción, ya sea porque el derecho de ejercerla ha perecido, como
la prescripción, o porque el acreedor consiente en la inejecución, como en la condonación.
Por pago se debe entender, como el cumplimiento de la obligación. «El pago es el hecho de cumplir
la obligación, es decir, de realizar la prestación que dicha obligación impone el deudor: entrega de la
cantidad de dinero o del objeto debido, realización del hecho prometido. La palabra tiene, por lo tanto,
en el lenguaje jurídico, un sentido más comprensivo que en el lenguaje corriente. Se puede decir que
es sinónimo de cumplimiento. Pagar es cumplir una obligación».
Cuando nuestro Código trata del pago se está refiriendo a la ejecución de la prestación debida y no
únicamente a la movilización de dinero. El código alemán utiliza la palabra pago en el significado de
entrega de dinero, y para los demás casos usa la palabra ejecución. En el derecho italiano el pago es
indicado como cumplimiento. La expresión pago es sinónima de cumplimiento exacto de la prestación
debida. «El pago o cumplimiento es una exacta y puntual ejecución de la prestación convenida, que
opera como un medio de satisfacción del interés del acreedor y como un medio de realización del
deber del deudor con la lógica consecuencia de su liberación. En el pago, satisfacción del interés del
acreedor, cumplimiento del deudor y liberación de éste son elementos estrechamente entrelazados».
En Derecho de Obligaciones «pago» es la ejecución de una prestación debida, ya sea ésta de dar, de
hacer o de no hacer.
2. NOCIÓN DE PAGO
La primera de las normas que el Código Civil Peruano consigna para el tema del pago es el artículo
1220º, por el cual se establece que él se entenderá efectuado solamente cuando se haya ejecutado
íntegramente la prestación:
Artículo 1220º.- «Se entiende efectuado el pago sólo cuando se ha ejecutado íntegramente la
prestación».
Recordamos que se considerará ejecutada una prestación, solamente cuando ésta se cumpla y este
cumplimiento implique la realización completa, íntegra, del dar, hacer o no hacer prometidos.
Definitivamente un dar, hacer o no hacer cumplidos parcialmente, nos llevará al tema del
cumplimiento parcial, puesto que, si algo se cumple en parte, ese algo también se incumple en otra
parte.
Es en tal sentido que el artículo 1220º del Código Civil recoge ese principio, pues de acuerdo con esta
norma se entiende efectuado el pago sólo cuando se ha ejecutado íntegramente la prestación.
3. REQUISITOS
Respecto de los requisitos del pago, éstos son los siguientes:
a) Preexistencia de una obligación
El primero de los requisitos no amerita mayor desarrollo puesto que resulta evidente que la
ejecución de una prestación no debida es cualquier cosa menos pago.
El artículo 1221º establece: «No puede compelerse al acreedor a recibir parcialmente la prestación
objeto de la obligación, a menos que la ley o el contrato lo autoricen.
Sin embargo, cuando la deuda tiene una parte líquida y otra ilíquida, puede exigir el acreedor el pago
de la primera, sin esperar que se liquide la segunda».
El supuesto ideal en toda obligación es que el deudor la cumpla, ejecutando la prestación exactamente
de acuerdo a lo convenido. Pero podrían ocurrir, por las más diversas circunstancias, supuestos de
excepción en los cuales la prestación ejecutada revista dimensiones distintas a las originalmente
pactadas.
Tal como lo dispone el artículo 1221° del CC. El acreedor no podrá ser compelido, a recibir
parcialmente la prestación debida (indivisibilidad del pago), salvo que la ley o el contrato lo permitan.
Cuando no se paga algo íntegramente, ello podría obedecer a que se paga más de lo debido o a que
se paga menos. Nos referiremos en forma separada a cada una de estas hipótesis:
a) En caso el bien entregado tenga mayores dimensiones que las convenidas (por ejemplo, un
terreno que se vendió por 1,000 metros cuadrados, pero en realidad tenía 1,100), consideramos
que podría concluirse en que el pago ha sido verificado y, por tanto, dicho exceso podría
representar, eventualmente, un supuesto de pago indebido, si se configurase la institución con
los requisitos que el Código Civil prevé para el mismo.
Artículo 1222º.- «Puede hacer el pago cualquier persona, tenga o no interés en el cumplimiento de la obligación,
sea con el asentimiento del deudor o sin él, salvo que el pacto o su naturaleza lo impidan.
Quien paga sin asentimiento del deudor, sólo puede exigir la restitución de aquello en que le hubiese sido útil el
pago».
En consecuencia, de acuerdo con el texto transcrito, tenemos tres grupos de personas que podrían
efectuar el pago:
a) El deudor
Destacamos que este tercero podría estar actuando o en nombre propio o en nombre del deudor.
En esta definición hay dos notas características:
1. La calidad de tercero, o sea de persona ajena a la relación jurídica pendiente entre acreedor y
deudor;
2. La contingencia del perjuicio propio, a causa de la falta de cumplimiento de una deuda ajena.
A decir de lo expuesto podría deducirse que constituyen ejemplos de terceros interesados, los
que se mencionan a continuación:
El fiador
El fiador no es un tercero, porque considera que el fiador es frente al acreedor un deudor
condicional, subordinada al hecho de que no pague espontáneamente el deudor. Considera
que tampoco lo son los codeudores solidarios o indivisibles, porque ellos al satisfacer la
totalidad de la prestación debida se limitan a actuar conforme a la exigencia de conducta que
les impone la obligación.
c) Un tercero que tenga interés indirecto en el cumplimiento de la prestación o que carezca de interés.
El interés indirecto es entendido como aquel que no tiene relevancia para el Derecho, pero puede
tenerla en razón de consideraciones extrajurídicas. Definitivamente, al tercero que tiene
solamente un interés indirecto, no le ocasionará ningún perjuicio patrimonial el incumplimiento
de la obligación por el deudor; pero, en razón de otras consideraciones, pagará en su nombre.
Éste podría ser el caso de un padre, que ante la desesperación de su hijo por no poder pagar una
obligación dineraria que se había comprometido a ejecutar, y cuyo incumplimiento ocasionará al
deudor la pérdida (a través de la ejecución de una hipoteca) de la casa de su familia, lleve a su
padre a pagarla, evitando de esta forma las consecuencias gravosas que se producirían de no
efectuarse el pago debido por su hijo.
Pero este caso, dentro de la lógica de la ley civil peruana, sería el de un tercero no interesado.
6. APTITUD LEGAL PARA EFECTUAR EL PAGO
El artículo 1223º del Código Civil se refiere a la aptitud para realizar el pago estableciendo que: «Es
válido el pago de quien se encuentra en aptitud legal de efectuarlo.
Sin embargo, quien de buena fe recibió en pago bienes que se consumen por el uso o dinero de quien no podía pagar,
sólo está obligado a devolver lo que no hubiese consumido o gastado».
El artículo 1223º del CC .señala que para realizar válidamente el pago se requiere que quien lo verifique
se encuentre en aptitud de efectuarlo. Consideramos que por aptitud deben entenderse dos
circunstancias:
Ahora bien, ¿cómo podría un incapaz estar obligado a la ejecución de una prestación?
Nos planteamos el caso de un menor de edad (8 años), hijo único, cuyos padres, adinerados, mueren
intestados en un accidente. El menor de edad se convertirá entonces en el único heredero de sus
padres, razón por la cual será él, y sólo él, el dueño de toda la masa hereditaria de los mismos. Podría
ocurrir que sus padres tuviesen una deuda dinerada, por ejemplo, frente a un tercero. En este caso, al
ser ahora su único hijo el titular del patrimonio hereditario, también sería deudor único de dicha
prestación. Pero el menor de edad no podrá ejecutar por sí mismo la prestación debida, sino que
deberá cumplirla su representante legal, que para estos efectos será el tutor nombrado de acuerdo a
las disposiciones legales vigentes (artículos 502º a 563º del Código Civil).
Asimismo, el menor de edad podrá ser titular de numerosas obligaciones cuyo cumplimiento le es
impuesto por la ley. Es el caso de las obligaciones tributarias, por ejemplo, que deberá satisfacer al
Fisco; si el menor de edad hubiese heredado bienes inmuebles, estará sujeto al pago del impuesto
predial, pero él mismo no pagará personalmente tal impuesto, sino su tutor.
También podría tratarse, en el mismo orden de ideas expuesto, del caso de una persona capaz que
contrae una obligación y que luego se vuelve incapaz.
Será inválido el pago de un incapaz. Ello, para evitar que el incapaz, al no administrar personalmente
su patrimonio, se perjudique por acciones de esa naturaleza.
Sin embargo, el propio artículo 1223º establece un caso de excepción: si el acreedor hubiese recibido
el pago de buena fe, y dicho pago consistiese en bienes que se consumen por el uso o dinero (el dinero
es el bien consumible por excelencia), sólo quedará obligado a restituir lo que no hubiese consumido
o gastado. Puede haber bienes que se consumen en forma relativamente rápida, pero no
necesariamente con el primer uso. Y en este caso, al reclamarse, pueden ser perfectamente inútiles
o, en la realidad de los hechos, estar destruidos por el transcurso del tiempo. Por otra parte, existen
bienes que, con buen cuidado, poco o nada se consumen con el uso; por ejemplo, un cuadro. Y otros,
en fin, que no se consumen por el uso; por ejemplo, un diamante.
Del referido precepto puede deducirse que si el acreedor de buena fe hubiese consumido o gastado
la integridad o parte del objeto de la prestación recibida, no deberá devolver nada o, en el segundo
caso, deberá devolver lo no consumido o no gastado.
El principio general que inspira esta materia es que el pago deberá efectuarse al acreedor de la
obligación, es decir, a quien realmente se debe la prestación, en virtud de cualquiera de las
fuentes de las obligaciones.
Se paga bien al acreedor capaz de recibir o a quien le represente en debida regla, pero, por
excepción, el pago resulta a veces válido por el concurso de circunstancias sobrevenidas al
acreedor incapaz o a quien no le representaba.
Las hipótesis planteadas por el Código Civil, en su numeral 1224º, son las que mencionamos a
continuación:
1. Pago hecho al acreedor
Ésta es la forma común de efectuar un pago, vale decir, ejecutarlo en favor del acreedor de la
prestación.
10. INEFICACIA DEL PAGO QUE EFECTÚA EL DEUDOR DESPUÉS DE NOTIFICADO PARA NO VERIFICARLO
Podría ocurrir que el deudor realizara el pago luego de que se le haya notificado para que no lo haga.
Este supuesto se encuentra contemplado en el artículo 1228º:
Artículo 1228.- «El pago efectuado por el deudor después de notificado judicialmente para que no lo
verifique, no extingue la obligación».
El Código Civil de 1984 solamente ha contemplado el supuesto de la notificación judicial, es decir, la
resultante de un proceso judicial, debiendo hacerse extensivo este criterio a los mandatos emanados
de la jurisdicción arbitral o militar, reconocidos por el artículo 139º, inciso 1, de la Constitución vigente.
Consideramos que el principio previsto es acertado, pues no obstante que el supuesto de notificación
extrajudicial es más expeditivo, en este caso podría ordenarse arbitrariamente que no se hiciera el
pago. Y el pago es no sólo una obligación, sino también un derecho del deudor.
El caso es que, habiéndose producido la notificación, el deudor ya no podría ejecutar válidamente su
prestación. De haber sido notificado para ello, y aun así la ejecutase, ella no extinguiría la obligación.
Éste sería el caso, por ejemplo, de que se notificara judicialmente al empleador de un trabajador, a fin
de que no le pague su sueldo, porque existe un juicio de alimentos pendiente; o de que se notifique a
un deudor para que no pague con un bien determinado, porque el bien se encuentra en litigio.
La notificación a que se refiere el precepto siempre emana de la solicitud de un tercero que alega y
logra, aunque no sea definitivamente, sino a través de una medida cautelar, que el deudor no le pague
al acreedor.
b) Obligaciones cuya ejecución no se agote en un solo momento, sino que se prolongue en varios
momentos periódicos o continuos.
Sería el caso de una obligación de hacer un cuadro, por ejemplo. El deudor tendrá que pintar el
cuadro (más allá de si su acreedor le entrega o no el recibo correspondiente), puesto que el recibo
sólo se lo podrá exigir una vez terminado y entregado el cuadro (no antes). En tal sentido, dicho
deudor deberá ejecutar íntegramente la obra, y sólo en la fase de conclusión de la prestación (en
la entrega del cuadro) podría oponerse a terminar dicha ejecución.
En este segundo supuesto, a diferencia del primero, el deudor tendrá que ejecutar casi
íntegramente la prestación (pues sólo faltaría la entrega del cuadro).
Podríamos ilustrar este segundo supuesto, con otro ejemplo, como sería aquél de las obligaciones
de tracto sucesivo (la entrega mensual de trigo, el pagar mensualmente una renta, etc.).
La otra hipótesis prevista por el precepto está consignada en el parágrafo segundo del artículo
1230 del Código nacional. Ella se refiere al caso de deudas cuyo cumplimiento conste de un título-
valor, otorgado por el deudor en favor del acreedor. En estas situaciones el recibo puede estar
constituido por la devolución del título-valor, el mismo que podría haberse extraviado.
(a) Intereses.
(b) Gastos.
(c) Capital.
Naturalmente que el precepto admite pacto en contrario y éste sólo regirá a falta de dicha
estipulación.
El artículo 1232º, por su parte, dispone que el recibo de pago del capital otorgado sin reserva de
intereses, hace presumir el pago de éstos, salvo prueba en contrario:
Artículo 1232.- «El recibo de pago del capital otorgado sin reserva de intereses, hace presumir el pago de éstos,
salvo prueba en contrario».
Esta norma se diferencia del artículo 1257º del propio Código, en que aquí sí se ha establecido en el
recibo que el pago corresponde al capital, razón por la cual no será de aplicación el supuesto de
imputación del pago consignado por dicho precepto (pues ya se está efectuando la imputación). Si se
otorga recibo de pago del capital, sin expresar reserva en el sentido de que aún se deben los
correspondientes intereses, se presumirá que éstos ya han sido pagados.
Concordando los artículos 1232º y 1257º, puede llegarse a la conclusión de que, si se otorga recibo
por concepto de pago del capital sin reserva alguna, también deberá presumirse efectuado el pago de
los gastos de la obligación (además de los intereses).
En virtud de lo previsto por la última parte del artículo 1232º, esta situación admitirá prueba en
contrario, pues se trata de una presunción iuris tantum, la que, reiteramos, será sumamente difícil de
demostrar.
El tema del pago con títulos valores se encuentra regulado en el artículo 1233º del Código Civil,
precepto que establece:
Artículo 1233º.- «La entrega de títulos valores que constituyen órdenes o promesas de pago, sólo extinguirá la
obligación primitiva cuando hubiesen sido pagados o cuando por culpa del acreedor se hubiesen perjudicado, salvo
pacto en contrario.
16. NOMINALISMO
El Código Civil de 1984 optó, en su artículo 1234º, por mantener el principio nominalista como regla
general en el pago de obligaciones dinerarias, al establecer lo siguiente:
Artículo 1234.- «El pago de una deuda contraída en moneda nacional no podrá exigirse en moneda distinta, ni en
cantidad diferente al monto nominal originalmente pactado».
Prescribe el citado artículo 1234 dos reglas a seguir en el momento del pago de una deuda dineraria
contraída en moneda nacional.
La primera, que la ejecución de la prestación deberá necesariamente efectuarse en moneda nacional;
en tanto que la segunda regla consagra el principio nominalista en el cumplimiento de las obligaciones
dinerarias.
De este modo, conforme al nominalismo, al momento del pago se tomará en cuenta únicamente el
monto nominal de la moneda nacional pactada al tiempo en que se contrajo la obligación.
Es decir, el deudor cumplirá entregando al acreedor una suma de dinero en idéntica cantidad a la que
se obligó, independientemente de las fluctuaciones en su poder adquisitivo que la suma de dinero
nominalmente pactada pudiera haber sufrido desde el momento en que fue contraída la obligación
hasta el tiempo del pago.
Así, de acuerdo al principio nominalista, si «A» se obliga frente a «B» por la suma de 10,000 nuevos
soles, al momento en que deba ejecutar su prestación deberá entregar única y exclusivamente esos
10,000 nuevos soles pactados (monto nominal), aunque el valor de los 10,000 nuevos soles (el cual se
mide según el poder adquisitivo de éstos), al momento del pago, sea distinto de aquel que tenía al
tiempo en que se contrajo la obligación.