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Ensayo: “Teoría del sujeto freudiano” Psicología Social Teórica IV (Tutorías)

Presenta: Ana Karen Ramírez Cuandón Grupo: 2805

Índice

1. Primera tópica
1.1 Inconsciente
1.2 Preconsciente
1.3 Consciente
1.4 Pulsión

2. Segunda tópica
2.1 Yo
2.2 Ello
2.3 Superyó

3. Teoría del sujeto


3.1 Freud
3.2 Lacan

4. Bibliografía
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Facultad de Estudios Superiores Iztacala
Psicología Social Teórica IV

Justificación

El interés hacia este tema, radica en conocer el concepto del sujeto desde la teoría
lacaniana y freudiana, ya que las bases epistemológicas de dicha teoría se irán
conociendo poco a poco de acuerdo al programa de Psicología Social; sin embargo, el
concepto como tal de “sujeto”, es factible de investigar para que al final de este ensayo,
se pueda entender con más facilidad el tema y los planteamientos tomen sentido
conforme a la teoría revisada. La importancia de hacer una breve revisión teórica sobre
el término “sujeto” se basa en las repetidas ocasiones donde se presenta el término
“sujeto” en las obras de Freud o de autores que explican conceptos de la teoría
freudiana.

Cabe mencionar, que es un tema un poco complicado, debido a que no se encuentra


una definición concreta de “sujeto”, pero confió en que las bases teóricas revisadas a lo
largo de este ensayo, serán de gran ayuda para hacer la redacción de dicho ensayo y
sobre todo lograr tener una idea más clara de este concepto esencial de sujeto, en la
teoría freudiana/lacaniana.

Al indagar en los planteamientos históricos que dan pauta al hecho de pensar en el


“sujeto”, es curioso encontrar estas interrogantes en las poblaciones desde siglos atrás,
donde se interesaban por saber el origen del sujeto y en especial por tratar de descubrir
el origen de todos los aspectos que caracterizaban al sujeto. Situándose por principio
de cuentas en el cuerpo del sujeto y en sus pensamientos; donde algunos magos,
médicos y astrólogos trataron de explicar estas características al encontrar evidencias
en investigaciones hechas a los planetas y en general al universo, que al parecer eran
los responsables de la conexión entre cuerpo y pensamiento; sosteniendo como
primicia que la naturaleza del hombre depende de todo el mundo y el destino del
hombre como sujeto se veían influido por los planetas o en su defecto por una fuerza
divina que hacía posible esa concepción del hombre. ()
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Conforme la humanidad evolucionó y los sabios de cada pueblo y/o cultura investigaron
el origen del sujeto para tratar de encontrar una explicación; fueron modificando las
ideas que tenían cuestionándose cada vez más este concepto; sin embargo el
problema que se puede identificar en este proceso es “ese vacío dejado por el hombre
que no logra constituirse como una figura epistémica, generando una diferencia
epistemológica, donde surgirá un sujeto ligado a la dimensión del inconsciente”
(Morales, 1997).

Es evidente, que a pesar de acercarse un poco más a una definición de “sujeto”, siguen
existiendo muchas dudas y no se llega a tener el concepto determinado. Pero esta es
realmente la verdadera importancia del ensayo, revisar distintas fuentes teóricas y
recapitular los principales postulados planteados para cumplir con los objetivos
planteados al inicio de la investigación.
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Planteamiento del problema

Las primicias del concepto de “sujeto”, recaen en el discurso de las semejanzas;


encontrando que para definir el sujeto, hay que retomar las ideas del siglo XVI, que
señalan que el cuerpo humano está gobernado por los astros, constituidas sus partes
por las constelaciones, donde la semejanza es una de sus principales características y
su naturaleza es imitación de otros cuerpos humanos, donde este cuerpo debe retomar
características del individuo (Escobar, 2012).

Freitas (2012), considera que el concepto de sujeto cambio a lo largo de la teoría


psicoanalítica, siendo un estatus de discusión central, donde Freud no construyó como
tal el concepto; en sus alusiones al término acostumbraba asociarlo a la noción
corriente de autor de la acción, de participante activo. Sin embargo, es posible afirmar
que la referencia, a lo que Lacán más tarde denominó sujeto, es su aporte para el
avance del psicoanálisis y reside en las entrelíneas de textos freudianos desde sus
indicios. Se cree que por su formación médica, Freud usa en sus textos, términos de
manera indiferenciada, ya que sus ideas se basaban en la tradición científica y la
epistemología propia de la época. Clásica.

La concepción de un aparato psíquico que comprende un inconsciente, altera de


manera crucial la noción de yo como lugar de la verdad que imperaba hasta el
surgimiento de la teoría freudiana, cobijada por la prevalencia de la concepción de
cogito cartesiano, racional e indivisible. El cogito freudiano, al contrario, revela el yo
como lugar de ocultamiento, demarcando que sujeto y yo son términos que no se
recuperan. La cuestión del sujeto pasa claramente por un cambio radical a partir de la
lógica psicoanalítica y de la concepción de yo (García-Roza, 2001; cit en Freitas, 2012).
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Es en la obra lacaniana que la concepción del sujeto es tomada de las entrelineas de la


teoría psicoanalítica y pasa, paulatinamente, al estatuto de concepto. Lacán comienza a
trabajar en el psicoanálisis en un momento en que la teoría freudiana sufría una
apropiación por los postfreudianos, centrados en la comprensión del yo y en un
funcionamiento clínico que buscaba su fortalecimiento; ese planteamiento se opone al
descubrimiento primario de Freud, es decir, el inconsciente. A fin de hacer frente a esa
equivocación que Lacán formuló en su teoría, dando nuevamente primacía al
inconsciente y centrando la teoría freudiana en el sujeto (Cabas, 2009; cit en Freitas,
2012).

Como planteaba Foucault, el sujeto en la dimensión del inconsciente, es el que vive con
la muerte, camina con el deseo que ha perdido su objeto y es dependiente de una ley
que articula en silencio; mientras que Lacan reivindicará que el sujeto del psicoanálisis
es el sujeto cartesiano, que posteriormente se constituye como el cogito moderno.
Entonces, los objetivos a trabajar y que se espera lograr se plantean a continuación:

Objetivo general

 Conocer los principales conceptos propuestos por Lacan y Freud, para revisar
brevemente la teoría del sujeto desde la perspectiva psicoanalítica

Objetivos particulares

 Conocer los aspectos metapsicológicos del discurso psicoanalítico.


 Describir los componentes del aparato psíquico.
 Investigar los principios teóricos de la concepción del sujeto.
 Realizar una breve revisión de la teoría del sujeto planteada por Freud y Lacan.
 Extraer las ideas planteadas por Lacan en la teoría psicoanalítica.
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1. Primera tópica

1.1 Inconciente

Freud (1915), plantea que lo inconciente parte de un supuesto necesario y legítimo.


Necesario porque los datos de la conciencia son en alto grado lagunosos en sanos y
enfermos aparecen actos psíquicos, cuya explicación presupone otros actos de los que
la conciencia no es testigo. La mayor parte de lo que se le llama conocimiento
conciente tiene localización en un estado de latencia, es decir, un estado de
inconciencia psíquica. Y legítimo pues para establecerlo no nos apartamos de nuestro
modo habitual de pensamiento, a cada uno de nosotros la conciencia nos procura
solamente el conocimiento de nuestros propios estados anímicos.
Entonces, podemos decir que es necesario, en el entendido que todo el contenido que
se encuentra en nuestro aparato psíquico, en especial en el inconciente es importante
ya que ese contenido tiene que permanecer ahí de una forma pasiva, donde no nos
daremos cuenta que existe porque nuestra conciencia no podrá acceder a ellos. Y
legítimo, porque ese contenido ubicado en lo inconciente ya se encuentra situado ahí,
nosotros no podemos decidir retirarlo, sino que nuestro proceso psíquico será capaz de
traer a la conciencia sólo los estados anímicos, es decir, todo lo que podemos
identificar fisiológicamente (dolores de cabeza, cólicos, complicaciones digestivas, etc.),
cuya explicación es psíquica. Su explicación,

Como se puede dar cuenta, en el plano de lo inconciente, el contenido que ahí se


encuentra, podemos clasificarlo en lo reprimido, que no los notamos por el hecho de ser
inconcientes, tal como se menciona a continuación: “Lo inconciente abarca, por una
lado, actos que son apenas latentes, inconcientes por algún tiempo, pero en lo demás
en nada se diferencian de los concientes; y, procesos como los reprimidos, que, si
devinieran concientes, contrastarían de la manera más llamativa con los otros procesos
concientes” (Freud, 1915, pág. 168).
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Tal como menciona Freud (1915), el núcleo del inconciente (Icc) consiste en agencias
representantes de pulsión que quieren descargar su investidura, por tanto en mociones
de deseo; estas mociones están coordinadas entré sí, subsisten unas con otras sin
influirse ni contradecirse, aquí no hay negación y prevalece el proceso de
desplazamiento, donde una representación puede entregar a otra todo el monto de su
investidura; y por el de condensación, que puede tomar sobre sí la investidura íntegra
de muchas cosas; ambos procesos conforman entonces el proceso psíquico primario.
De ahí entonces, la importancia de estas mociones de deseo, que a pesar de estar
reprimidas, siguen activas y sólo cambian de lugar dentro del proceso psíquico del
inconciente. Crítica, Lacan.

Cuando hablamos del sistema Icc, tenemos que tener presente las principales
características de los procesos involucrados en él, que lo hacen único e importante:
“Los procesos del sistema Icc son atemporales, es decir, no están ordenados con
arreglo al tiempo, no se modifican por el transcurso de éste ni, en general, tienen
relación alguna con él” (Freud, 1915, pág. 184). Esta es una de las características clave
de estos procesos, ya que el tiempo no importa, ni siquiera es tomado en cuenta, no
existe una noción de la temporalidad, por lo que el tiempo no define, causa o provoca
que se haga presente el sistema o proceso inconciente.

Están sometidos al principio del placer; su destino sólo depende de la fuerza que
poseen y de que cumplan los requisitos de la regulación de placer-displacer; los
procesos inconcientes sólo se vuelve cognoscibles para nosotros bajo las condiciones
del soñar y de las neurosis. La descarga del sistema Icc pasa a la inervación corporal
para el desarrollo de afecto (ibídem). En este sentido, es bastante claro que los
procesos Icc, se encuentran bajo los principios de placer y displacer, ya que
recordemos seguimos hablando del Icc y por ende, el sujeto no puede conocer el
contenido de éste de manera conciente, sólo mediante los sueños y quizá no se
conozca del todo.
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Gallegos (2012), subraya que Freud logró dominar las definiciones que la filosofía, la
psicología y la psiquiatría proponían, ya que al instalar la noción de inconsciente como
categoría fundante del psiquismo y como noción central del psicoanálisis, se concretó la
importancia del Icc. Así pues, la primera operación de legitimación fue oponer la noción
de inconsciente a todo el dominio de la filosofía y la psicología de la consciencia que
imperaba como rectora del psiquismo en la época. De este modo, el inconsciente no
sólo adquiría un lugar de supremacía en la vida mental, sino además, ya no podía ser
conceptualizado como un subproducto o el negativo de la conciencia.
La segunda operación de legitimación de lo inconsciente fue teorizarlo como un
concepto implicado no solamente en la vida de los enfermos, sino además en la vida
normal de los seres humanos. Por tanto, los sueños, los chistes, los lapsus y otros
fenómenos de la cotidianeidad proporcionan las modalidades de pesquisajes del
inconsciente en la vida normal de los seres humanos. La tercera operación de
legitimación fue proporcionarle una estructura formal de funcionamiento, es decir,
conceptualizar el inconsciente en la estructura y funcionamiento del aparato psíquico.
Esta operación transcurre durante varios años, comenzando con la primera tópica,
luego con las elaboraciones metapsicológicas y más tarde con la formulación de la
segunda tópica del aparato psíquico.

De aquí entonces, que Freud logró conjuntar y formular una definición incluyente de lo
que planteaba la psicología, la psiquiatría y la filosofía; teorizando al Icc como ese
concepto y cualidad de lo psíquico, presente en sanos y enfermos, así como dándole
una forma determinada y sobre todo un lugar, es decir, como un elemento del aparato
psíquico que no es estable, sino más bien, que será necesario en los demás procesos
psíquicos modificando un poco sus características, pero sin perder su origen.
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1.2 Preconciente

Un acto psíquico en general, atraviesa dos fases, en la primera es Icc, al pasar a la


segunda fase, automáticamente pertenece al segundo sistema, que es el sistema
conciente Cc, y bien podría confundirse a que ya es algo realmente conciente pero esto
no sucede, más bien, es susceptible de conciencia, podemos decir que pertenece al
orden preconciente Prcc.

Cueli (1998), retoma desde el momento en que Freud somete el paso del preconciente
al conciente la acción de una segunda censura, cuya función es evitar la aparición en la
conciencia de preocupaciones perturbadoras; este sistema Prr modifica ciertos
contenidos del inconciente mediante el proceso secundario; donde estos procesos Prr
suelen ser regidos por el proceso primario, de modo que pueden reconocer el dominio
del placer y la influencia del proceso primario. Además que la representación
preconciente se encuentra ligada al lenguaje verbal “a las representaciones de
palabras”; adjunto a esto el Prr se encuentra estrechamente relacionado con el yo.
Entonces, encontramos que el Prr tendrá rastros del Icc pero estará modulado por la
censura, a medida que interactúa con el yo, y por tanto al estar mediado su contenido,
es más fácil acceder a él y conocerlo, puesto que ya se acerca a la conciencia, y
podemos expresar ese contendido en la palabra; donde cabe destacar que la palabra
es un elemento muy importante en este discurso.

“Los procesos del sistema Prcc exhiben una inhibición de la proclividad a la descarga,
característica de las representaciones investidas. Cuando el proceso traspasa de una
representación a otra, la primera retiene una parte de su investidura y sólo una pequeña
proporción experimenta el desplazamiento” (Freud, 1915, pág. 185). El hecho de
encontrarse alguna representación en el sistema Prcc, no se presenta como tal en
comparación con el sistema Icc, ya que este es un sistema mediador, donde ya
tenemos indicios de lo Cc, aunque esto no es tan riguroso, es decir, al presentarse la
investidura, puede que se siga quedando en lo Icc.
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Al sistema Prcc competen el establecimiento de una capacidad de comercio entre los


contenidos de las representaciones, de suerte que puedan influirse unas a otras, el
ordenamiento temporal de ellas, la introducción de una censura o de varias, el examen
de la realidad y el principio de la realidad. También la memoria conciente parece
depender por completo del Prcc (ibídem). De esta forma, se da lugar al comercio en las
representaciones, es decir entre el Icc y el Prcc, por ende, al tener aún una parte en el
sistema Icc, puede ser complejo censurar la totalidad de la representación que ahora ha
pasado al sistema Prcc, que este sistema ya da pauta a tener más presente la realidad,
con todo lo que esto implica, es decir, una parte que ya está cerca de ser Cc, donde
además la memoria desde ahí rescatará parte importante de esa representación para
recuperarla cuando ya sea una memoria conciente.

1.3 Consciente

Freud (1915), planteaba un divorcio tópico entre los sistemas Icc y Cc, con la
posibilidad de que una representación estuviera presente en ambos sistemas al mismo
tiempo; quizá esta idea se refiera a que dicha representación primero está en el sistema
Ic pero puedo estar también en el sistema Cc, ya que muy en el fondo se tiene esa
representación y cuando se trae al sistema CC, entonces podemos decir que se
presentó en ambos sistemas, pero del mismo modo se plantea el divorcio entre ambos
sistemas, ya que primero debe existir en uno y luego en el otro. Con respecto a estos
sistemas, se encuentran los afectos y sentimientos; donde en especial, el sistema Cc
gobierna la efectividad y realza el valor de la represión, que como se sabe, es ésta la
que es parte fundamental del sistema en cuestión, esto revela que no sólo coarta la
conciencia sino el desarrollo del afecto y la puesta en marcha de la actividad muscular;
ya que se ejerce control sobre los pensamientos y por ende las respuestas motoras.
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El sistema Cc tiene como característica protegerse contra la activación de la


representación sustitutiva mediante la contrainvestidura de su entorno, así como antes
se había asegurado contra la representación reprimida; cabe mencionar que este
sistema Cc poseía antes un pequeño lugar que servía de puerta de entrada para la
invasión de la moción pulsional reprimida. Este sistema, se encarga de realizar una
especie de modificación espontanea en el Icc, siendo un proceso lento y erizado de
dificultades; este proceso alude a aquellas mociones reprimidas que pueden producirse
en una situación o evento, donde se ejerce una influencia directa en las pulsiones del
Icc.

2. Segunda tópica

2.1 Ello

Freud (1986), lo plantea como este pronombre interpersonal que parece adecuado para
expresar el principal carácter del aspecto anímico, su ajenidad respecto del yo: cuando
se habla del ello se aproxima al caos, donde se encuentran una gran cantidad de
excitaciones nacientes de las pulsiones del interior del sujeto. Y recordemos que una
pulsión es energía, entonces es toda esa energía que el sujeto posee que todo el
tiempo está trabajando psíquicamente y en un momento dado necesita ser descargada;
en el ello no hay nada que pueda aceptar la negación, tampoco existe la temporalidad,
ya que las mociones de deseo nunca han salido de este sistema pero solo fueron
hundidas por la represión y aun así, jamás mueren, siempre estarán ahí vivas, activas,
ellas no sabrán si ya es tiempo de salir, o seguir reprimidas, ellas sólo trabajan con su
energía y no conocen tiempo ni espacio.

2.2 Yo
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“El yo puede tomarse a sí mismo por objeto, tratarse como a los otros objetos,
observarse, criticarse, y Dios sabe cuántas otras cosas podrá emprender consigo
mismo. Para ello, una parte del yo se contrapone al resto. El yo es entonces escindible,
se esciende en el curso de muchas de sus funciones… ” (Freud, 1986 pp 54).
Significativamente, el yo no es un cuerpo, ni un objeto, ni algo físico que sea tocable;
sabemos que existe y que hace y deshace lo que quiere y cuando así lo quiere, pero
aunque a nuestros ojos pareciera que cumple estas características; para Freud en
realidad, el yo era percibido como algo multifacético, recordemos que el yo esta
modulado por la moral, y esto hace referencia a lo que menciono antes, donde el yo se
critica, se auto observa y decide que sí hacer y qué no hacer, aunque estarán a prueba
y las tendrá que autorizar otro elemento psíquico, estas funciones hacen que se haga
difícil evitar lo sabido, se tratará más de concepciones y ordenamientos novedosos, es
decir, aunque se tenga el saber determinado, no podrán ser acatados aquellos deseos
porque estarán regulados por lo que el sujeto y por ende por su superyó.

3. Teoría del sujeto

3.1 Freud
Se dice que para hablar del sujeto, el pionero fue Freud, y sí bien es cierto, valdría la
pena pensar qué fue lo que dio pauta a esto, y es que a pesar de los años que han
pasado y de los aportes teóricos que se han venido desarrollando, no encontramos una
definición concreta y/o formal de sujeto. Esto radica quizá, en aquella postura en contra
de la noción que se tuvo inicialmente del cogito cartesiano y del yo. Como sabemos, el
hecho de hablar sobre el aparato psíquico es una de las bases para conocer la
construcción del sujeto, y ¿por qué hablar de esto? porque de ahí el cachorro humano
va creciendo y presentando estas características ya lo decía Freitas (2012), cuando
Freud denomina “narcisismo primario”, estado precoz en que el niño invierte en sí y que
prepara el terreno para el “narcisismo secundario”, cuando la pulsión ya es orientada
hacia los objetos, mas regresa sucesivamente al yo. Se anula aquí la oposición entre
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pulsiones del yo y objetal, una vez que las dos llegan a ser vistas como de la misma
naturaleza, diferenciadas solo por el objeto de inversión en cada momento.
Como respuesta al narcisismo infantil, tenemos la formación del ideal, que establece
exigencias más intensas al yo, surgiendo con ello la necesidad de remarcar cuando se
percibe una diferencia entre el ideal y lo que el yo ofrece. La identificación con la fuente
parental, modelo al que el individuo trata de conformar, converge con el narcisismo,
resultando en lo que Freud denomina ideal del yo. Hay por lo tanto dos identificaciones.
La primera, narcisista primaria, es pre-edípica, y la otra, narcisista secundaria, ya
presupone la construcción de otro.

Bibliografía

Cabas, A. G. (2009). El sujeto en el psicoanálisis de Freud-Lacan: el tema de la materia


en cuestión. Citado en: Freitas, B. A. (2012). Sobre la concepción del sujeto en
Freud y Lacán. Alternativas en Psicología, Año XVI, 27. Pp. 115-121

Cueli, J. (1998). Conceptos: inconsciente. Centro de Investigaciones Interdisciplinarias


en Ciencias y humanidades, coordinación de Humanidades. UNAM: México.
Pp.9-30

Escobar, S. H. (2012). Sujeto y psicoanálisis: Hacia una arqueología de los discursos


psicológicos. Recuperado de http://psikolibro.blogspot.com

Freitas, B. A. (2012). Sobre la concepción del sujeto en Freud y Lacán. Alternativas en


Psicología, Año XVI, 27. Pp. 115-121

Freud, S. (1915). Lo inconsciente. Obras completas

Freud, S. (1915). Las pulsiones y sus destinos. Obras completas

Freud, S. (1986). Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. Obras


completas
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García-Roza, L. A. (2001). El sujeto y el yo. Citado en: Freitas, B. A. (2012). Sobre la


concepción del sujeto en Freud y Lacán. Alternativas en Psicología, Año XVI, 27.
Pp. 115-121

Morales, H. (1997). Capítulo V: el hombre y el sujeto. En: Sujeto y estructura. Ediciones


de la noche: México.

Otras fuentes consultadas:

Gallegos, M. (2012). La noción de inconsciente en Freud: antecedentes históricos y


elaboraciones teóricas. Revista Latinoamericana de Psicopatologia Fundamental,
vol. 15, 4. Pp. 891-907 Recuperado a partir de:
http://www.redalyc.org/pdf/2330/233025245010.pdf

Naranjo, L. A. (2005). La noción de sujeto en psicoanálisis: una relectura de la obra


freudiana, a propósito del concepto de represión. Límite, Vol 1,12, pp 119-135

Salcedo, M. (2010). El aparato psíquico freudiano: ¿una máquina mental? Revista de


psicología GEPU, 1, 2, pp. 89-127

Villalobos, A. I. (2001). Perspectivas psicoanalíticas sobre el sujeto. Rev. Filosofía Univ.


Costa Rica, 98, pp. 87-96

Fernández, R. L. (1999). Subjetividad y psicoanálisis: la presencia del otro en la


constitución subjetiva. En: Caleidoscopio de subjetividades. Cuadernos del TIPI 8.
UAM-X, CSH: México, .D.F. Pp. 51-63

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