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Justa Montero
Feminismo: un movimiento crítico
Psychosocial Intervention, vol. 15, núm. 2, 2006, pp. 167-180,
Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
España

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Psychosocial Intervention,
ISSN (Versión impresa): 1132-0559
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Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid
España

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Intervención Psicosocial, 2006, Vol. 15 N.° 2 Págs. 167-180. ISSN: 1132-0559

DOSSIER

Feminismo: un movimiento crítico


Feminism: a critical social movement

Justa MONTERO*
Fecha de Recepción: 25-09-2006 Fecha de Aceptación: 06-11-2006

RESUMEN
El artículo parte de la consideración del feminismo como un movimiento plural y crítico;
de ideas, denuncia y reivindicación, producto del conflicto social que genera una posición
de subordinación y desigualdad de las mujeres. Se describen algunas de sus característi-
cas como la configuración de un nuevo sujeto a partir de un doble proceso: individual y
colectivo de las mujeres, o el carácter multidimensional de su acción y su carácter trans-
formador.
En una segunda parte se plantean las peculiares relaciones del movimiento con la
sociedad a partir de considerar algunos de los dilemas a los que se enfrenta. Se analiza la
constante redefinición, a partir de su acción en el campo social, de la dialéctica entre lo
privado y lo público. Se abordan las implicaciones teóricas y práctica de la tensión entre la
individualidad de las mujeres y su pertenencia de género. Y por último se defiende una
práctica feminista que combine elementos culturales de identidad con una política social
de justicia e igualdad, medidas de protección junto con políticas que avancen en la auto-
nomía y libertad de las mujeres.

PALABRAS CLAVE
Feminismo, Pensamiento crítico, Proteccionismo, Justicia social, Identidad cultural.

ABSTRACT
The article sets off considering the Feminist Movement as something critical and plural;
in ideas, reports, and claims as a result of the social conflict generated by women’s subor-

* Asamblea Feminista de Madrid. justa@arrakis.es

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Feminismo: un movimiento crítico

dination and inequality position. Some of its characteristics are described as a new sub-
ject configuration coming from women double process: individual and collective, or multidi-
mensional character of their action, and its transformer character.
In a second part the peculiar relationship between the Movement and society is raised,
after considering some of the dilemmas, which faces. The constant redefinition of dialectic
between public and private is analyzed from its action in social ground. Practical and theo-
retic implications of women tenseness between their individuality and gender belonging
are expounded. And finally a feminist practice, which combines cultural identity elements
with a social politics of justice and equality, protection measures together with politics,
which promote autonomy and freedom for women, is defined.

KEY WORDS
Feminism, Critical thiking, Protectionism, Social justice, cultural identity.

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LAS MUJERES: SUJETOS DE UN mación profunda de la sociedad. El


CONFLICTO movimiento feminista que da expresión a
este sujeto se configura a partir de un
El movimiento feminista surge ante la doble proceso: el personal e individual
necesidad de actuar sobre un arraigado por el que, de muy distintas formas
conflicto, que atraviesa a la sociedad, (todas ellas necesarias, valiosas y legíti-
determinado por el hecho de nacer mujer mas), se rebelan contra aspectos particu-
o varón. Si bien el análisis sobre el ori- lares de su condición y manifiestan las
gen y las consecuencias de la subordina- situaciones que viven y perciben como
ción de las mujeres ha dado lugar a dis- injustas; y la dinámica colectiva que
tintas teorías, y en ocasiones a infruc- genera la identificación de unas con
tuosos debates, parto de la considera- otras, la voluntad de actuar colectiva-
ción de que es sobre esa diferencia bioló- mente contra el sistema de prohibiciones
gica inicial como se articulan los proce- y exclusiones que las encierra en identi-
sos que otorgan poder a los hombres dades impuestas y la necesidad de abrir
sobre las mujeres y generan discrimina- nuevos horizontes en sus vidas. Esta
ción y desigualdad que se manifiestan acción conjunta, basada en una inter-
social, cultural y económicamente. Se pretación de los deseos y necesidades de
trata por tanto de un conflicto que con- las mujeres, configura una identidad
forma una de las características estruc- colectiva e inestable, que va a estar per-
turales del actual modelo de organiza- manentemente mediada por las múlti-
ción social. ples individualidades, identidades diver-
sas y cambiantes de las mujeres, de sus
La categoría “género”, acuñada por el experiencias, criterios y prácticas. Por-
feminismo, remite precisamente al carác- que es a través de su propia acción como
ter social y cultural del proceso por el el movimiento va a ir definiendo y redefi-
que se atribuyen características y signifi- niendo su identidad colectiva, su ideolo-
cados diferenciados y jerarquizados a gía y sus reivindicaciones (De Miguel,
mujeres y hombres, constituyendo este- 2000). Y esta doble dimensión: indivi-
reotipos que varían geográfica y tempo- dual y colectiva, le otorga singularidad al
ralmente, sobre lo que es y debe repre- movimiento y una enorme fuerza al
sentar nacer varón o mujer. Sin embargo situarse como referente para muchas
conviene señalar que al generalizarse el mujeres.
uso de este término, con frecuencia se
vacía su contenido crítico integrándolo Por último, aunque pueda parecer
en discursos políticos, académicos, de una obviedad, considero imprescindible
ONGs y medios de comunicación, en los destacar el carácter plural del movimien-
que no siempre designa relaciones de to, de su teoría, práctica y realidad orga-
poder y procesos sociales de discrimina- nizativa, frente a cualquier visión dog-
ción. Esta última es la acepción que uti- mática, pues no existe una única forma
lizaré a lo largo del texto. de analizar y representar la subordina-
ción de las mujeres. El feminismo no es
El conflicto al que me he referido un dogma (Agra, 2000) ni un proceso
requiere y define un nuevo sujeto social, acabado; no dispone de una teoría y pro-
las mujeres, que vertebran y protagoni- yecto cerrado ni de una práctica preesta-
zan el discurso y la acción colectiva de blecida. Se trata de un movimiento social
denuncia y contestación a los límites que crítico que, a partir de su intervención
a su libertad establece la sociedad concreta, se sitúa en permanente con-
patriarcal, en una dinámica de transfor- frontación y diálogo con la realidad

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Feminismo: un movimiento crítico

social y con su propia evolución interna. visión interactiva del funcionamiento


En este proceso va a desarrollar su capa- social y cualquier alternativa debería
cidad para examinar y poner de mani- articular el conjunto de factores de esa
fiesto sus propias tensiones. compleja realidad.
A modo de ejemplo sirva el análisis
LA MULTIDIMENSIONALIDAD de la relación de las mujeres con el mer-
DE LA CONTESTACIÓN FEMINISTA cado laboral. Su participación en el tra-
bajo asalariado es un elemento funda-
Hacer frente a las causas y manifesta- mental para su autonomía económica a
ciones de la subordinación requiere la vez que una fuente de sobreexplota-
identificar y actuar sobre los muy diver- ción laboral y discriminación social.
sos mecanismos por los que la sociedad Para constatarlo valga la referencia a
jerarquiza la diferencia sexual y afianza algunos datos actuales: en el Estado
una asimetría que se traduce en relacio- español el salario medio de las mujeres
nes de poder muy precisas. Así, tanto la es entre un 25% y un 33% inferior al de
lucha por reformas y mejoras concretas los hombres, su tasa de paro es siempre
como la crítica y propuestas de transfor- superior, la de ocupación siempre infe-
mación más radical, lleva a transitar por rior, y la feminización de un sector de la
la familia, la escuela, las leyes, el modelo economía lleva aparejada su desvalori-
sexual, las prácticas sociales, las relacio- zación social y la reducción relativa de
nes personales, la subjetividad, la econo- sus salarios.
mía, las instituciones representativas, y
un largo etcétera. Pero la explicación a esta situación
no se encuentra en los requisitos de un
La multidimensionalidad y transver- sistema capitalista basado en la apropia-
salidad de sus ámbitos de actuación es ción de la fuerza de trabajo de las perso-
otro rasgo relevante del movimiento. nas, pues de ser así sería indiferente que
Siendo el género un elemento de organi- fueran mujeres u hombres quienes tra-
zación social, las propuestas feministas bajan. La existencia de formas de explo-
no se pueden circunscribir a un solo tación específicas y diferenciadas, en
campo, sea éste el económico, social, función del sexo, hay que buscarla en la
cultural o político, por más que resulte integración de los imperativos económi-
necesario avanzar en cada uno de ellos. cos del sistema en la búsqueda del máxi-
Es más, no se puede prescindir de la mo beneficio, con lo que se ha llamado el
forma en que interactúan pues en todos sistema sexo-género, que hace funcional
ellos se manifiesta la adjudicación y al sistema la separación entre produc-
jerarquización de los géneros (Frasser, ción y reproducción, entre el trabajo asa-
1996). Ninguno de ellos por sí solo expli- lariado y el trabajo doméstico y de cuida-
ca ni la naturaleza ni la profundidad de dos.
la opresión de las mujeres, por tanto los
análisis que hacen recaer en la economía La opinión recogida en las encuestas,
o en la cultura la causa primigenia de la que de forma generalizada es favorable
subordinación limitan o distorsionan el al reparto del trabajo doméstico y de
alcance y el éxito de las propuestas de cuidados, no se acompaña de un cambio
transformación. Por tanto, identificar los similar de comportamientos: el 83% de
mecanismos por los que la diferencia quienes cuidan a personas dependientes
sexual se traduce en posición de subor- son mujeres, y el aumento de la partici-
dinación para las mujeres, requiere una pación masculina en el trabajo domésti-

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co ha sufrido una variación mínima en En definitiva, se trata de modificar la


los últimos diez años. Este anacronismo propia conceptualización del trabajo,
se sustenta en elaboraciones e interpre- identificada sólo con empleo, para
taciones culturales y simbólicas que incorporar el trabajo doméstico y de cui-
atribuyen a las mujeres cualidades dados, y ampliar la idea de productivi-
como la paciencia o la capacidad de dad social incluyendo las tareas de
sacrificio, que al presentarlas como atri- reproducción, atención y mantenimiento
butos propios y naturales establece la de los seres humanos, lo que obliga a
idea de su mayor idoneidad para el tra- una nueva idea de lo que representa y
bajo de cuidados, y enmascara la divi- requiere la sostenibilidad de la vida
sión sexual del trabajo que subyace. De (Carrasco, 1999).
esta forma se legitima su inestable, pre-
caria y discriminatoria participación en
el mundo laboral, y el perverso efecto de PENSAMIENTO CRÍTICO
vuelta, al servir de justificación para que
las mujeres sigan responsabilizándose El feminismo es también un pensa-
del trabajo doméstico. La conciliación de miento crítico. Sus objetivos de trans-
la vida familiar y laboral parece ser pri- formación obligan a actuar en el terre-
vativa de las mujeres (en el año 2004, no de las ideas a fin de subvertir arrai-
“por razones personales”, 379.500 muje- gados códigos culturales, normas y
res tuvieron que abandonar el mercado valores, así como el sistema simbólico
laboral). El fenómeno de la “doble pre- de interpretación y representación que
sencia” en lo público y lo privado, se hace aparecer normales comportamien-
convierte en un elemento de conflicto y tos y actitudes sexistas, que privilegian
escisión de la propia vida de las muje- lo masculino y las relaciones de poder
res. patriarcal. En este contexto el feminis-
mo desarticula los discursos y prácti-
De todo ello se deduce que, junto con cas que tratan de legitimar la domina-
la lucha por reformas y cambios concre- ción sexual desde la ciencia, la
tos en la exigencia de igualdad laboral religión, la filosofía o la política. Por
(acceso, salarios, formación) una estrate- ejemplo el fundamentalismo de la Con-
gia de cambio real implica también el ferencia episcopal formula un modelo
reparto del trabajo reproductivo con los de sometimiento sin fisuras posibles e
hombres y la responsabilización del inscrito en la familia tradicional y la
Estado en garantizar recursos públicos. negación de la libertad para las muje-
Pero también muestran la necesidad de res; tampoco hay que olvidar los distin-
cambios estructurales que apunten a la tos discursos populares o instituciona-
reorganización de la producción y la les que estimulan en el imaginario
reproducción, es decir a la propia organi- colectivo la idea de la supremacía mas-
zación social. Sin ánimo de ser exhausti- culina. Esta afirmación de virilidad
va entre esos cambios cabría citar: los resulta un elemento de identidad de los
tiempos de trabajo y de ocio, las estruc- hombres ante la percepción de una
turas de convivencia, la estructura de la superioridad maltrecha por el cambio
ciudad, la distribución de recursos natu- de las mujeres. Afortunadamente en
rales, sociales y económicos, la socializa- los últimos años empiezan a aparecer
ción de los valores que las mujeres apor- públicamente nuevos referentes de
tan por su experiencia relacional y de masculinidad a raíz de la activa y com-
cuidados, y el cambio de las políticas prometida actitud de algunos hombres
económicas neoliberales. en el rechazo a la violencia sexista.

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Feminismo: un movimiento crítico

La frase que en su día formulara la ¿LO PERSONAL ES POLÍTICO?


pensadora francesa Simone de Beau-
voir “mujer no se nace, se hace”, ilus- En el marco de esta sucinta caracteri-
tra el empeño que guió y guía al femi- zación del movimiento quisiera apuntar
nismo por rechazar el determinismo la profunda transformación que el femi-
biológico que de forma reiterada y con nismo ha provocado en la relaciones
renovados discursos sustentan las entre los ámbitos en los que discurre su
teorías que asocian a los hombres con acción: el público donde concurre lo que
la cultura y a las mujeres con la se considera de interés general, y el pri-
naturaleza. Desde todas las teorías vado, entendido como el ámbito de lo
feministas, independientemente de su personal. El tratamiento de la relación
posterior concreción, se formula una entre ambos es de sumo interés ya que
fuerte crítica a la acepción androcén- estos espacios no sólo designan ámbitos
tica de categorías supuestamente uni- sociales, sino que actúan como términos
versales y aparentemente neutras que que otorgan o quitan legitimidad a inte-
han sido el soporte del pensamiento reses, opiniones y problemas. Son espa-
de la modernidad: desde el sujeto y la cios a los que se asignan distintos valo-
historia, pasando por la libertad, ciu- res y funciones y, como incisivamente
dadanía, democracia y justicia, al han planteado algunas autoras, a los
contemplar el mundo, los aconteci- que incluso se aplica éticas diferencia-
mientos y los sujetos sociales desde la das: la ética de la justicia basada en la
centralidad del varón, propiciando por imparcialidad y reciprocidad que rige lo
tanto la identificación de las personas público y la ética relacional del cuidado
con los hombres y de éstos con los que se proyecta en lo privado. Esta sepa-
sujetos universales portadores de ración, como se ha visto en el ejemplo
derechos (Amorós, 1997, Varikas). La del trabajo, resulta enormemente funcio-
formulación en positivo de estas cate- nal para la construcción de los estereoti-
gorías, una vez realizada esa de-cons- pos de feminidad y masculinidad que
trucción, es el centro de las contro- siguen operando hoy, aunque no tan
versias y tribulaciones del feminismo rígidamente como hace unos años debi-
moderno. do a las fisuras introducidas por el movi-
miento.
El feminismo aporta al conjunto de
la sociedad un prisma singular desde Ahora bien, lo que pertenece a uno u
el que analizar y ver el mundo, porque otro espacio no es algo dado ni tiene
las mujeres constituidas en sujetos fronteras establecidas, es producto pre-
activos cuestionan e interrogan a la cisamente de una confrontación política
sociedad y a ellas mismas sobre lo que e ideológica en la que intervienen acto-
son, lo que hacen, sobre la organiza- res con distintos intereses sociales y
ción social y el mundo que les rodea. económicos. El movimiento con su acti-
Realizan de este modo un proceso vidad ha modificado esas fronteras y ha
colectivo de reinterpretación de la rea- establecido el ámbito social como el
lidad, de elaboración de nuevos códi- terreno en el que se dirime lo que perte-
gos y significados para interpretarla, nece a un espacio u otro y por tanto lo
para lo que construyen términos con que es de interés colectivo y requiere
los que nombrar los nuevos fenómenos una participación pública y política. De
que el feminismo destapa: acoso este modo se introducen importantes
sexual, maltrato doméstico, violencia fisuras en una de las dicotomías más
conyugal, doble jornada. fuertemente desarrolladas por la moder-

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nidad: la que separa lo privado y lo blezcan mecanismos que institucionali-


público. La consigna que levantó en los cen la figura de la mujer cuidadora de
años 70 ”lo personal es político”, sigue su familia. Instituir esa figura como una
teniendo vigencia, aunque haya que vía de solución a la actual crisis de los
liberarla de algunas interpretaciones cuidados supone transferir los costes y
excesivamente lineales. Permite ampliar la responsabilidad en la creación los
su espacio de actuación y hacer que servicios públicos necesarios al ámbito
necesidades derivadas de una vida pri- privado, es decir, a las mujeres en la
vada en la que se manifiestan relaciones familia. Un dato significativo en este
de poder amparadas en esa privacidad, sentido es que se prevé que para el año
adquieran legitimidad por su carácter 2010 habrá mas mujeres cuidadoras
social, poniendo además en evidencia que plazas de Centros de Día y Residen-
los procesos de exclusión que tienen cia juntas.
como origen la separación entre el espa-
cio público y el privado. En definitiva, no existe una frontera
nítida y estable entre lo privado y lo
Pero, como mencionaba, también público, ni tampoco existe una norma
actúan otros actores que presionan en sobre cómo tratar los aspectos de la vida
sentido contrario. Desde planteamientos privada que pasan a la escena pública:
liberales, y en el contexto de crisis del qué aspectos hay que regular, sobre cuá-
Estado del bienestar, se busca reprivati- les se debe legislar y cuáles tienen que
zar las necesidades y recuperar una pri- resolverse en el ámbito estrictamente
vacidad que necesariamente cercena la social. En este sentido las leyes y medi-
libertad de las mujeres. Se entra así de das institucionales no pueden conside-
lleno en la pugna por la redefinición de rarse en sí mismas la solución del con-
lo que el feminismo ha formulado. Hay flicto, y mucho menos en detrimento de
algunos ejemplos que considero signifi- la acción y la movilización social como
cativos, aunque evidentemente más instrumento para transformar la reali-
complejos de lo que aquí se puede refle- dad. La historia del movimiento feminis-
jar. ta en el Estado español es ilustrativa en
este sentido.
En el contexto del debate sobre la
ampliación de la limitada despenaliza-
ción actual del aborto, aparecen pro- LAS IMPLICACIONES DE LA
puestas que vinculan la aceptación de la ADSCRIPCIÓN DE GÉNERO
decisión de la mujer como motivo para DE LAS MUJERES
abortar, a su exclusión, por tratarse de
una opción personal, de cualquier finan- A partir de esta visión sintética de
ciación pública. Sin embargo, la lógica algunas características del movimiento
debiera ser la contraria: puesto que es feminista. paso a tratar en las siguientes
un derecho no se puede privatizar más líneas alguno de los dilemas a los que en
bien al contrario se debería garantizar su la actualidad se enfrenta. Hay que consi-
ejercicio sin limitar el acceso a la sani- derar que emergen como producto de
dad pública. varios factores: de los cambios que la
lucha feminista propicia en las mujeres
Otro ejemplo. En el debate sobre la por el acceso a nuevos derechos, en su
configuración de un Sistema Nacional subjetividad, en la distinta forma de per-
de atención a las personas dependientes cibirse a sí mismas y por lo tanto de
preocupa en el feminismo que se esta- situarse ante la vida; de cambios genera-

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Feminismo: un movimiento crítico

les de las estructuras sociales; finalmen- casos se definen como identidades


te también por la acumulación de expe- homogéneas y estables. El género es lo
riencias y maduración del movimiento. determinante para todas las mujeres, y a
El resultado es la aparición de nuevos partir de las características generaliza-
retos ante una realidad de las mujeres bles que establece se presupone la exis-
que es y/o se percibe más compleja, y tencia de uniformidad en sus experien-
que urge revisar y readecuar estrategias, cias (al igual que entre los hombres) lo
discursos y propuestas. que permite hablar de unidad natural
entra las mismas. Sobre ésta debe basar
Uno de los aspectos que resultan con- el feminismo su estrategia pues las dife-
flictivos es la distinta interpretación de lo rencias entre las mujeres, aun recono-
que supone para las mujeres su adscrip- ciéndolas, no se consideran relevantes
ción de género. Comenzaré haciendo una para la propuesta feminista al debilitar
breve referencia a algunos argumentos esa unidad que el género establece.
que se sitúan en los extremos de un
amplio abanico de posiciones (de los que La consideración de una naturaleza
existe abundante literatura) presentes en femenina y los valores a ella asociados,
polémicas y propuestas feministas así como la consiguiente política de reva-
actuales (Alcoff, 2002). lorización de la diferencia como lo propio
de las mujeres, son planteamientos com-
Por un lado desde posiciones que deri- partidos por el llamado “feminismo de la
van del “feminismo cultural” (corriente diferencia”, que surge en Italia y Francia,
que surge en EEUU en la década de los siendo Luisa Murazo, Luce Irigaray,
80, siendo Katheleen Bary y Adrianne Milagros Rivera algunas de sus autoras.
Rich algunas de sus autoras más conoci- Esta corriente, que aparece en confron-
das) se establece la existencia de una tación con el feminismo de la igualdad,
naturaleza femenina definida bien por la si señala como significtivas las diferen-
condición biológica y su proximidad a la cias entre las mujeres pero las sitúan en
naturaleza al ser generadoras de vida, el mundo femenino que define su exis-
bien por su sexualidad, o por diferencia- tencia diferente al de los hombres y en el
ciones culturales fuertemente interioriza- que debe circunscribirse la actuación del
das. Independientemente de estas dife- feminismo.
rencias en su definición, se la considera
provista de valores femeninos como la La polémica con estas posiciones se
ternura, entrega, paciencia y espíritu ha producido tanto en el campo de la
pacífico, asociados a su función mater- teoría como en el de la práctica del movi-
nal, a una sexualidad diferenciada, o a miento. Situar como objetivo político
su capacidad relacional. Es la represión revalorizar “lo femenino”, entendido
de estos valores por la cultura masculi- como lo que hacen y representan las
na, es decir la negación de su naturale- mujeres, tiene sin duda un efecto positi-
za, lo que origina la opresión. El objetivo vo al dar fuerza a las propias mujeres al
del movimiento es desarrollar esa cultu- verse así reconocidas. El problema es
ra femenina frente a la masculinidad que convertirlo en el centro de la política
se sitúa como el verdadero problema. feminista, pues reivindicarlo sin some-
Mujeres y hombres constituyen de este terlo a crítica, es decir tal y como hoy se
modo dos colectivos con intereses opues- manifiesta, es aceptar lo adjudicado por
tos e identidades homogéneas que, en la cultura patriarcal y que tan útil resul-
algunas versiones se consideran innatas ta para justificar situaciones de opre-
y en otras adquiridas, pero en ambos sión; por otro lado, a mi modo de ver,

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dificulta la posibilidad de alterar su sig- crítica formulada al movimiento por las


nificado dominante, porque la utilidad de feministas negras y las feministas lesbia-
las argumentaciones depende no sólo del nas, calificándolo de excluyente por
valor que tengan en sí, sino del contexto reflejar sólo la realidad de una parte de
discursivo en que se formulen. En las mujeres: las blancas y heterosexua-
momentos se requiere poner en primer les, y no incorporar sus particulares
plano la revalorización, por ejemplo, del perspectivas y necesidades.
trabajo de cuidados para darle visibili-
dad y reconocimiento social, pero en En el otro extremo se sitúan las pos-
otros puede servir de excusa para, aso- turas que, influidas por el post-estructu-
ciándolo a las supuestas cualidades ralimo francés (Lacan, Julia Kristeva,
femeninas, asignar la obligatoriedad entre otros) y por la revisión que introdu-
social de cuidar a los demás, lo que en la ce el post-modernismo, buscan precisa-
historia de las mujeres ha estado asocia- mente lo contrario: restar relevancia a lo
do a sumisión, dependencia y límites a que el establecimiento del sistema de
su libertad. géneros representa, minimizar su signifi-
cado y por tanto relativizar las categorías
Por otro lado, mantener que las dife- mujer y hombre al considerar que cual-
rencias entre mujeres y hombres son quier categoría identitaria es normativa y
innatas, deriva en cierto esencialismo excluyente. Así, aún reconociendo las
que, aparte de otras consideraciones, diferencias que la asignación de géneros
plantea la imposibilidad de cambio en establece entre mujeres y hombres, con-
los propios hombres. Pero además con- sideran que el objetivo del feminismo es
templar la pertenencia al género femeni- quitarles valor político y partir del valor
no como lo único realmente significante de las experiencias singulares de cada
para las mujeres, es decir dar por buena mujer, dando un tratamiento más com-
la exclusiva identificación de las mujeres plejo a la subjetividad. Abogan por tanto
como miembros de un grupo social defi- por identidades contingentes que no per-
nido por su pertenencia de género, lleva mitan establecer una definición de lo que
a un tratamiento abstracto de las muje- es la mujer ni por tanto, hablar en su
res que dificulta la comprensión de su nombre.
diversidad y de sus cambios. Prescinde
del hecho de que las identidades indivi- Estos planteamientos han tenido un
duales de las mujeres no están determi- efecto positivo pues ayudan a formular
nadas sólo por su pertenencia al género una crítica a cualquier veleidad esencia-
sino también por otras adscripciones lista y, por tanto, a las políticas normati-
sociales: de clase, raza, sexuales, etc. vizadoras que de ellas se derivan: así
que interactúan con él, y generan necesi- como a situar la centralidad que para el
dades, prácticas e identidades sociales feminismo debe tener el acercamiento a
mucho más complejas. Nadie es sólo la construcción de la subjetividad. Pero
mujer. Además, puede llevar a posiciones también implican problemas de fondo.
normativizadoras puesto que, de hecho, Privar, como se hace, al análisis sobre la
formula una propuesta de lo que debe situación de las mujeres de la perspecti-
ser la mujer en función de la naturaleza va de género significa prescindir de ana-
que la define, sea esta de origen biológi- lizar y actuar sobre el conflicto que
co, sexual o cultural. representan las prácticas sociales de
subordinación y discriminación que,
A la reflexión sobre todo ello ha con- pese a los cambios logrados, persisten en
tribuido extraordinariamente la aguda nuestra realidad, así como de los ele-

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Feminismo: un movimiento crítico

mentos de identificación que establece, des, en un campo tan relevante para la


por contingentes que sean. Al obviar teoría y práctica feminista, como es el de
cualquier otra categorización social y la sexualidad, al ser un elemento central
considerar determinante la experiencia en la identidad de mujeres y hombres.
de cada mujer, introduce cierto relativis- Por un lado se establece una oposición
mo y una visión acrítica sobre las ideas y entre la sexualidad masculina: agresiva,
procesos sociales que subyacen a dichas violenta y genital, y la femenina que por
prácticas. No me refiero con ello a la el contrario se describe como suave, sen-
práctica que muchas mujeres inician sual y no genital. La violencia sexual
ajena a cualquier consideración feminis- estaría pues intrínsecamente unida a la
ta, pero que deriva en experiencias de naturaleza violenta del varón, por lo que
defensa de espacios de libertad; sino a combatirla se convierte en el eje de la
las que se enfrentan a la autonomía de política sexual del movimiento.
las mujeres y afianzan la subordinación,
o fundamentan relaciones de poder entre En el otro extremo están las posicio-
las propias mujeres, aspectos que, en nes que se limitan a reconocer y dar por
distintas versiones, desarrolla el movi- válidas las distintas prácticas sexuale,
miento femenino de derechas. haciendo del placer el único eje de inter-
vención feminista y por tanto dejando de
Desde un punto de vista político, no lado las relaciones de poder a las que la
todo es igualmente relevante para el pro- sexualidad no escapa.
yecto feminista, pues la especificad de la
experiencia de una mujer no garantiza Diversas autoras (Vance, 1989) han
su valor político so pena de caer en lo llamado la atención sobre algunos pro-
que las feministas mexicanas llaman “el blemas que plantean estas posiciones.
mujerismo”. Cuestionar, someter a críti- Por un lado sobre la tentación de esta-
ca experiencias, intereses y procesos blecer un nuevo modelo sexual, necesa-
sociales que subyacen en dichas prácti- riamente normativo, al definir a partir de
cas resulta fundamental para formular generalizar una parte de la conducta
un discurso crítico y propuestas de cam- sexual de algunas mujeres cómo deben
bio. ser sexualmente todas ellas, y por tanto
negando sus distintas manifestaciones
Por otro lado, si no es posible ninguna de deseo, fantasías y experiencias sexua-
consideración de la mujeres como colec- les. Y por otro lado, el obviar que la
tivo, y se prescinde de la discriminación sexualidad, aun presentando cierta auto-
sexista, dejan de resultar pertinentes las nomía respecto al género, es una cons-
reivindicaciones específicas e incluso el trucción social y por tanto susceptible de
propio movimiento y la propuesta resulta modificación.
paralizante para la acción feminista, difi-
culta la crítica social y la connceptuali- Una política que sólo se centra en el
zación de la opresión como un proceso peligro, la violencia sexual, lo hace apa-
estructurado (Young, 2000). recer tan determinante que excluye cual-
quier otra posibilidad de actuación que
no sea la protección frente al deseo mas-
PROTECCIONISMO/AUTONOMÍA culino, y deja de lado el discurso del pla-
SEXUAL cer, de la autonomía sexual de las muje-
res. Pero enfatizar sólo el placer y pres-
La disyuntiva que plantan estas posi- cindir del peligro supone ignorar las rela-
ciones se refleja, con sus particularida- ciones de poder en las que se inscribe la

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Justa Montero

sexualidad y el modelo sexual dominan- problemas se pueden vivir de distinta


te. Al feminismo no le queda otra que forma, o en distintos momentos; y los
transcurrir entre la tensión del placer y sentimientos que una misma situación
el peligro, y aunar la lucha contra todas provoca pueden ser muy diversos, como
las expresiones de violencia sexual junto lo son los recursos que tienen para
con la defensa del placer, la autonomía y enfrentarse a ella.
libertad sexual de las mujeres.
El género no define por tanto un modo
de ser estable y universal pues la identi-
LAS DIVERSAS IDENTIDADES dad de las mujeres es diversa y compleja
DE LAS MUJERES en la medida que actúa en una plurali-
dad de contextos sociales. El feminismo
La reflexión y reorientación práctica por tanto se enfrenta al reto de acoger e
que suscita asumir la diversidad parte interpretar la variedad de formas que
de considerar, en primer lugar que el adopta el ser mujer. Esos interés e iden-
sexismo se manifiesta en distintas reali- tidad cabiante de las mujeres también
dades culturales, económicas y sociales convierte en más compleja, y algo deses-
por las que discurre la vida de las muje- tabilizador, la acción del movimiento.
res: es decir que, aunque la subordina-
ción de género es común, no son necesa- Un ejemplo que puede resultar ilus-
riamente idénticas las formas en que se trativo de los problemas que plantea arti-
concreta, como tampoco lo son los proce- cular en la práctica la diversidad lo
sos que tiene que levantar el feminismo encontramos en la dificultad de las leyes
en cada lugar del mundo para enfrentar- para atender realidades tan complejas.
se a ellas. Requiere por tanto un feminis- La ley integral contra la violencia de
mo situado histórica y culturalmente. género hace de la denuncia de las muje-
res el centro neurálgico de intervención,
En segundo lugar, la ubicación social dejando por tanto fuera del acceso a los
en función del género tiene distintas recursos sociales, laborales y económi-
implicaciones en la subjetividad de las cos a quienes no optan por la vía judicial
mujeres. Indudablemente genera ele- como camino de resolución del conflicto.
mentos comunes a partir de experiencias Pese a que el número de denuncias ha
compartidas de exclusión y discrimina- ido en aumento sigue representando tan
ción, por más variados que sean los sólo el 5% de las mujeres que sufren
ámbitos en los que se producen: la per- malos tratos por parte de su pareja o ex
cepción que se tiene de las diferencias pareja. Las mujeres no denuncian por
biológicas, sentimientos compartidos de muy distintas causas: por miedo a la
injusticia, lo que representa la asigna- reacción del agresor; porque no confían
ción de las tareas relacionales y la dife- en la justicia al ver los prejuicios y la
rente forma de organizar la vida que imprudencia con que actúan algunos
implica, o la empatía que produce la jueces dejándolas en una situación de
búsqueda de espacios de libertad perso- mayor riesgo por no adoptar en tiempo y
nal, cualesquiera que sean estos y las forma las medidas cautelares necesarias;
formas de hacerlo. Pero dicho esto, no se o bien porque no quieren judicializar su
puede afirmar que todas tienen necesa- caso, quieren acabar con la violencia que
riamente las mismas experiencias: no viven pero no que “el padre de sus hijos”
todas las mujeres sufren agresiones, ni acabe en la cárcel. La denuncia es fun-
todas son madres, o heterosexuales, ni damental en muchos procesos de violen-
proceden del mismo país; los mismos cia, pero no acoge a todas las mujeres, y

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Feminismo: un movimiento crítico

al no contemplar la enorme complejidad lidades para formular sus deseos y exi-


de los itinerarios vitales de las mujeres, gencias, en base a su capacidad ética
las deja fuera del amparo de las medidas para decidir sobre su vida. Este discurso
públicas. que encuentra un particular rechazo
entre las mujeres jóvenes.
Otro tipo de problemas derivan de
negar la diversidad. Es el caso del trata-
miento de las demandas de las trabaja- JUSTICIA SOCIAL E IDENTIDAD
doras del sexo. Dejando a un lado el CULTURAL
intenso debate que suscita, me remito a
lo que ellas plantean, porque las prosti- Establecer si las mujeres ganan más
tutas han tomado la voz y plantean con políticas en las que la diferencia
cosas muy distintas. Se atiende a quie- sexual se hace irrelevante o por el con-
nes desean dejar la prostitución y trario en las que constituyen el funda-
denuncian las mafias que las fuerzan mento de cualquier propuesta; reclamar
mediante engaño y coacción a trabajar medidas específicas, proteccionistas, for-
privadas de libertad y en condiciones mulando derechos específicos o medidas
prácticamente de esclavitud. Pero desde que partan de un trato igual a hombres y
distintas Administraciones y sectores del mujeres bajo el paraguas de los derechos
feminismo se niega la voz, incluso su generales no deja de ser una discusión
propia existencia, a quienes autodefi- pragmática. Las distintas argumentacio-
niéndose como trabajadoras del sexo nes y medidas pueden tener más o
afirman que la prostitución no siempre menos interés y eficacia para lograr cam-
es producto de la coacción, que no lo es bios dependiendo de muchos factores: de
en su caso y quieren continuar trabajan- la oportunidad del momento, dónde esté
do como prostitutas. Sin dejar de cues- situado el debate de partida en la socie-
tionar el modelo sexual heterosexista y la dad, la dinámica de lucha en la que se
progresiva mercantilización de cada vez inscribe la reivindicación, y cómo se
más aspectos de la vida, resulta evidente valora la situación de partida de las
que no abordar la estigmatización social mujeres. En este sentido no se puede
que recae sobre ellas y defender sus obviar que, tras más de treinta años de
derechos es situarlas en los márgenes de presencia activa del feminismo los cam-
una legalidad donde se produce mayor bios logrados en la sociedad y en las pro-
indefensión y abusos. pias mujeres no han sido lineales y han
generado distintos niveles de autonomía
Y por último quisiera señalar un ter- económica, sexual y social.
cer tipo de problemas: la deriva discursi-
va y práctica de victimización permanen- Visibilizar y dar valor al trabajo de
temente de las mujeres (que obviamente cuidados que realizan las mujeres es de
no significa dejar de actuar sobre situa- justicia pero si esta afirmación no se ins-
ciones de opresión y desigualdad). Me cribe en una dinámica de justicia social
refiero al reiterado tratamiento de las en la que se exija la redistribución de los
mujeres como sujetos pasivos de la recursos y la responsabilización de los
dominación masculina, necesitadas de hombres y los gobiernos, caería en corro-
permanente tutela y protección. Este borar la identificación del cuidado con lo
enfoque muchas veces va en detrimento femenino como si fuera algo inamovible.
de su consideración como sujetos acti- Su sentido no es afirmar la división del
vos, capaces, incluso en situaciones tre- trabajo en función del sexo, sino al con-
mendamente duras, de desarrollar habi- trario tratar de desestructurarla.

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Justa Montero

En un momento dado puede ser via- encuentren sin recursos propios ante
ble la exigencia de medidas proteccio- una separación y por tanto requieran
nistas como son las de acción compen- medidas específicas.
satoria o discriminación positiva en el
ámbito laboral (dejo a un lado la discri- Enfrentarse a estos dilemas es un
minación positiva en la representación estímulo y plantea nuevas tensiones al
política pues incorpora elementos que lo movimiento feminista a su práctica dia-
hacen más complejo, como la represen- ria, al enfoque de las reivindicaciones, y
tación de grupo en el terreno de las a su estrategia.
ideas). Se parte de una situación de
desigualdad profunda y prolongada y se No dar por lógica y natural la unidad
enfrentan a las resistencias de un entre las mujeres no implica negar la
empresariado anti-igualitrista y pre- existencia de elementos comunes,
constitucional. A mi modo de ver se supone tratar de articular las diferen-
trata de medidas puntuales, evaluables ciar para ir trabando esa unidad y el
y modificables en función de la eficacia diálogo entre las distintas experiencias
y efectos producidos. y prácticas feministas y priorizaruna
política de alianzas sobre las propues-
Sin embargo y acercándonos a otro tas y reivindicaciones que se formulan
tema de actualidad, la defensa de la cus- desde las distintas organizaciones femi-
todia compartida, al igual que la exigen- nistas.
cia de un permiso de paternidad propio
por el nacimiento de un hijo o hija, se Requiere también desarrollar políticas
basa en el objetivo de lograr generalizar y discursos que integren el reconoci-
lo que hoy resulta una práctica minorita- miento de cierta identidad cultural de las
ria: que los hombres asuman la paterni- mujeres, la búsqueda de su reconoci-
dad social, facilitando que la maternidad miento social en tanto que tales junto
deje de ser un handicap en la vida de con políticas de justicia social e igualdad
muchas mujeres, condicionando su des- que permitan romper lo que el género
arrollo personal en otras facetas perso- determina, enfrentarse a las desigualda-
nales y laborales, sin por ello lesionar los des y discriminaciones que genera la cul-
derechos de las mujeres que por haberse tura patriarcal, las estructuras sociales y
dedicado al cuidado de hijos e hijas se económicas.

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Feminismo: un movimiento crítico

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