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Pedro Machuca es el arquitecto del nuevo palacio que quiso erigir Carlos V. Se
caracteriza por su renacentismo íntegro y pleno. Como momento desicivo del
Renacimiento Español, la casa de Mendoza toma la iniciativa en cuanto al arte de
Machuca. En 1517 es aprobada la traza y continúan hasta 1633.
La portada occidental es más alargada: con cuatro pares de columnas por planta,
dóricas abajo y jónicas las superiores; las primeras van también sobre estilobatas
con relieves, proyecto de Machuca o su hijo y ejecución de Juan de Orea y el
flamenco Antonio de Leval. En los vanos adláteres, hay vanos de ingreso menores
con frontón curvo, cargado con niños y frutos y, encima, tondos en relieve con
escenas ecuestres; todo ello, en mármol labrado con exquisitez por Juan de
Cubillana. El cuerpo superior, levantado por Juan de Mijares entre 1586 y 1592, se
ordena en forma parecida, pero tiene los tondos sobre las tres puertas; los
esculpió Andres de Ocampo con iconografía heracleana para los lados y escudo
para el centro. Todo él se resiente de la intervención de Juan de Herrera, que
impuso a los vanos una ordenación glacial. Machuca había proyectado hornacinas
laterales bajo los medallones para albergar las imágenes soberanas y un triple
balcón en el centro, triunfalmente coronado por las armas del Emperador.
Patio de Carlos V
Proyectado el patio por Machuca, fue Luis Machuca, quien lo levantó entre 1557 y
1568. Mijares, tal vez por inspiración herreriana, colocó el macizo antepecho del
piso en lugar de la balaustrada que se proyectaría. En 1616 se asentaba el orden
superior, labrado bajo la dirección de Luis Machuca; pero la cubierta, sostenida
por obra de madera, no llegó tan sólo a iniciarse, ni aquí en la galería ni el alguna
dependencia otra del piso palaciego.
La fachada del Palacio de Carlos V, de Pedro Machuca, se sitúa como obra del
Renacimiento, presenta una severa decoración clasicista. Aunque muestras
esbozoz de la lógica de la arquitectura manierista, no recae en manierismo puesto
que no hay supresión de los elementos decorativos, no hay depuración del ornato.
[2] Sebastián, S. García, C. y Buendía, R. (1980). Historia del arte hispánico, tomo
III. Madrid: Editorial Alambra. pp. 36
El Manierismo, que surge en Europa a mediados del siglo XVI pero llega a
Latinoamércia en el siglo XVII se caracteriza por ser un arte refinado, intelectual y
reflexivo, de carácter cortesano, y por lo tanto, propio de una élite social e
intelectual amante de la complicación en el lenguaje (culteranismo) y la oscuridad
conceptual (conceptismo). Es una tendencia artística que revela una profunda crisis
espiritual, consecuencia de la destrucción de los ideales filosóficos y formales del
mundo ideal del Renacimiento. Presenta, por tanto, la imagen de un universo
atomizado cuyos principios constructivos son la adición y la yuxtaposición de
elementos sin un orden lógico claro, lo cual provoca un efecto onírico. Es ambiguo,
lleno de claroscuros y contraposiciones.
No nos olvidemos que antes del renacimiento europeo dicho continente se econtraba en una
profunda crisis económica (con hambruna) social (gente muriendo por la peste a grandes
escalas en sociedades donde eran muy pocos los que sabían leer y escribir) y política
(reinos muy debilitados al punto de encontrarse reducidos a feudos en guerra unos con
otros).
Fue a raiz del renacimiento que lograron sentar las bases para su desarrollo: se inició una
ola de descubrimientos e inventos que revolucionó la base del conocimiento hasta ese
momento establecida, esto movido por el cuestionamiento a los dogmas hasta ese momento
arraigados, y este conocimiento recientemente generado comenzó a distribuirse por medio
de universidades y academias que surgieron a lo largo y ancho del continente. Si bien este
cuestionamiento a los dogmas establecidos (fundamentalmente religiosos) significó un
debilitamiento del sistema moral religioso, un fenómeno interesantes se vivió a través del
auge de la ética y moral desde el punto de vista filosófico y la propagación de valores y
principios a lo largo de las sociedades europeas. Finalmente comenzaron a aparecer las
Repúblicas como formas de ordenamiento político (obviamente en procesos largos y
complejos), y algunos reinos otrora debilitados comenzaron a fortalecerse y a adoptar una
forma republicana en algunos aspectos. La estabilidad política sin duda contribuyó a
generar un escenario favorable al desarrollo de las sociedades y del conocimiento lo que a
su vez propició el desarrollo económico. (Estados Unidos vivió un proceso en la misma
dirección como consecuencia de la expansión del "espíritu renacentista" que quizá merece
otro análisis específico, pero lo que ahora nos importa es que en dicho proceso sus
sociedades se renovaron tanto a nivel de construcción y difusión de conocimiento,
fortalecimiento de las bases ético-morales y unificación política)
En contraste América Latina vivió durante ese periodo un proceso de coloniaje que lejos de
permitir un florecimiento de las nuevas sociedades creadas por el fuerte choque cultural de
dos mundos, produjo un estancamiento en todo el continente. Prueba de aquello es que de
ese periodo sólo se conocen en américa latina como "influencia" tanto arquitectónica,
artística, de pensamiento político, etc.
Prueba tangible de aquello se da con una simple comparación que el lector podrá hacer...
¿cuantos descubrimientos y/o inventos considerados trascendentales en la historia del
hombre moderno tuvieron origen y/o perfeccionamiento en europa, cuantos en
norteamérica y cuantos en latinoamérica?, por citar algunos la imprenta, la máquina de
vapor, la bombilla eléctrica, el teléfono, el aeroplano, el automóvil la teoría de la evolución,
el racionalismo, y podemos incluso continuar con la principales tendencias arquitectónicas,
artísticas, filosóficas, del pensamiento político. Con responderse a esta simple interrogante
el lector podrá darse cuenta de lo que se quiere explicar con total claridad y sin necesidad
de seguir ilustrando con ejemplos.
Lo cierto es que para lograr el desarrollo y progreso real de nuestras sociedades, ese que
estamos desde hace mucho buscando y que tanto necesitamos, primero debemos encarar
"nuestro" proceso de RENACIMIENTO, ese proceso de renovación profunda a nuestro
interior; y es algo absolutamente lógico, uno para poder correr primero debe aprender a
pararse, no se pueden saltar etapas. Si no vivimos este proceso nos veremos como quien
entra en una carrera cuando apenas aprende a a pararse queriendo competir con quienes
llevan buen tiempo corriendo, así de incoherente sería...
Publicado 24th December 2011 por Rodolfo Meyer Egüez
La irrupción de los españoles al continente americano a finales del siglo XV trajo consigo
las iniciales expresiones arquitectónicas de influencia europea que, aunque en un principio
contenían elementos del gótico tardío, pronto adquirieron aspectos tradicionales del
renacimiento español y más específicamente del plateresco. El primer monumento de este
estilo que se conserva en América Latina es la catedral de Santo Domingo. Fundada en
1523, destaca por el delicado trabajo de su portada obra del arquitecto Rodrigo Gil de
Liendo. Igualmente en Santo Domingo se encuentra la iglesia del hospital de San Nicolás
de Bari.
En América consiguieron gran desarrollo tres tipologías arquitectónicas que habían tenido
nula aplicación en el Viejo Mundo: el templo-fortaleza, la capilla abierta y las ‘posas’, una
especie de pequeñas capillas situadas en las esquinas de los atrios abiertos. La primera tiene
su principio en la España medieval y es de carácter defensivo. Uno de los ejemplos más
característicos de este tipo de edificios es el convento de Yanhuitlán, en Oaxaca, México,
que conserva, por razones funcionales, la estructura masiva y vertical de las construcciones
defensivas medievales. La capilla abierta tuvo gran aceptación en México por razones de
culto, ya que posibilitaba oficiar la misa en un amplio espacio abierto al que tenía acceso la
gran masa de nuevos catecúmenos.