Anexo
Paréntesis sobre pintura.
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Paul Claudel, L'oeil écoute, Gallimard, Paris, 1964.
12 A la semana siguiente de terminar el curso sobre Spinoza, Deleuze comienza
su curso sobre pintura. Cf. Gilles Deleuze, Pintura el concepto de diagrama,
Cactus, Buenos Aires, 2007.
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desa- es que en un momento ellos han tomado conciencia de que la
obra, en tanto que obra actual, ya no se relacionaría a la esencia, sino al
accidente. El pequeño accidente: la manera en que una copa está apenas
en desequilibrio, en que un mantel tiene un pliegue que indica que fue
arrugado, en que una fruta está madurando.
Es muy interesante, porque si nos remontamos muy lejos, yo creo que
el Oriente tuvo otro problema completamente distinto. Me parece que
la pintura occidental comienza con una especie de no pintura, a saber,
el bajo-relieve egipcio. Ahora bien, ¿qué es el bajo-relieve egipcio con la
misma proximidad de la forma y del fondo, con el contorno que cierne al
personaje, al que sustrae verdaderamente de la variación? En al arte egipcio,
si ustedes quieren, la figura, que está aplanada, rodeada-por su contorno,
está relacionada a la esencia, la esencia sustraída a la variabilidad. Ahora
bien, me parece que eso marcará todo el arte occidental. Porque la idea de
una esencia que estaría más allá de la apariencia no es una idea de Oriente.
Pero es una idea que actúa ya fundamentalmente en Egipto, que pasará a
los griegos y, como se dice, determinará «todo nuestro Occidente».
Ahora bien, ¿qué hace «todo nuestro Occidente»? Va a darse cuenta
de que, visto el caos del mundo, la figura o la forma ya no pueden ser
relacionadas a la esencia, a la esencia egipcia, sino que deben ser rela
cionadas al accidente: la pequeña cosa que descarrila, que se inclina ...
Ustedes ya no relacionarán las figuras a la esencia, sino al accidente, a
lo cambiante; al acontecimiento y ya no a lo eterno.
Y bien, allí también advertimos que las cosas son muy complicadas
porque, a mi modo de ver, el cristianismo fue un factor decisivo. Eso es
lo me llena de alegría: el cristianismo no ha cesado de abrir formidables
posibilidades al ateísmo. ¡Fantástico! Porque el cristianismo comienza por
decirnos que la medida de las cosas es, más que la esencia, el aconteci
miento. En efecto, hay una especie de gesto de Dios ... la encarnación,
la crucifixión, la resurrección, cte. En esa serie Dios ya no es pensado en
función de la esencia, es verdaderamente pensado en función del acon
tecimiento. Ahora bien, a partir de allí ¿podíamos detenernos? Difícil.
Retomo entonces un tema que había bosquejado vagamente al
principio a propósito de Spinoza. La pintura llamada «cristiana» es muy
curiosa. No podemos detenernos, en la medida en que la figura de Cristo
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Clase VI - Anexo. Parénresis sobre pintura.
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En medio de Spinoza
,
manzana y uno o dos jarrones». Y bueno, cuando se es pintor y se llegó
a eso en cincuenta años, uno puede decirse que es feliz. Y allí se vuelve
brillante, dice: «Ustedes saben, de todas maneras Cézanne es un gran
genio, pero por ejemplo jamás comprendió pictóricamente a las mujeres.
Para empezar estaba tan atormentado por ese lado, era tan puritano...».
No comprendió. La prueba, dice Lawrence -y es cierto cuando vemos
una mujer pintada por Cézanne- es que las pinta como manzanas (risas).
Son manzanas, las mujeres de Cézanne son manzanas. Y eso va muy bien
porque su propia mujer, a la que pinta, era una manzana. La genialidad
de Cézanne, dice Lawrence, sería haber captado lo que él llama «el ser
manzanesco de la manzana». Entonces lo aplicaba sobre una mujer. A
veces funcionaba, hay mujeres manzanescas. Su mufer era manzanesca,
entonces funcionaba muy bien. Después comprendió por otra parte uno
o dos jarrones, algunos jarrones y vasijas. Y es fantástico, dice Lawrence.
Eso no impide que el resto sea también genial, pero esa es la fuente.
A mí me parece verdaderamente que puede decirse lo mismo de to
dos los pintores, que podemos decir eso de todos, de todas las personas
que intentan crear algo. Es por eso que hay que ser tan modesto. Para
mí es ejemplar lo que dice Lawrence. Si son pintores y en cincuenta
años comprendieron la manzana en su realidad pictórica, díganse: «Es
formidable lo que hice». ¿Cuánto tiempo le hizo falta a Mondrian para
comprender el ser pictórico del cuadrado? Se creería que es fácil. Bien,
no es para nada fácil.
Todo esto es para que los filósofos también sean modestos. ¿Cuánto
tiempo hace falta para comprender un pequeño trozo de concepto? El
concepto de manzana... Si yo llegara a comprender filosóficamente el
concepto de manzana, sería prodigioso. Pero no sería nada fácil.
¿Qué es lo que comprendió Spinoza? Ven ustedes, es una transición
rápida (risas).
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r Clase VI - Anexo. Paréntesis sobre pintura.
Deleuze: Sí, sí, sí. Me parece sorprendente que Cézanne haya sido el
pintor por excelencia para los fenomenólogos en general. Si compren
diéramos eso... Es un aspecto muy pequeño, demasiado técnico y sin
interés, pero si comprendemos eso, comprendemos quizás algo pequeño
sobre Cézanne. Porque las más bellas páginas de hoy sobre Cézanne no
parecen tanto páginas de crítica de arte. Hay un texto muy bueno de
Merleau-Ponty, hay dos o tres textos muy buenos de Maldiney14, hay
textos de Erwin Strauss15• Ahora bien, ellos tienen en común el ser
precisamente fenomenólogos. No es sorprendente puesto que se trata
de una fenomenología que se centra sobre la sensación, una fenome
nología del sen�ir, y Cézanne es sin duda quien ha llevado más lejos,
tanto práctica como teóricamente, la relación de la pintura con lo que él
mismo llama «la sensación>>. Desde entonces no me asombra que filósofos
como Merleau-Ponty o Maldiney se hayan encontrado particularmente
inspirados o hayan tenido una relación particular con Cézanne.
14 Cf. Henri Maldiney, Re gard Paro/e Espace, I.:Age d'Homme, Lausana, 1973.
15 Cf. Erwin Strauss, Du sens des sens, Millon, Grenoble, 1989.
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