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Como tal, el agua es la sustancia más abundante del planeta, al punto de que ocupa más de
70% de la superficie terrestre en sus tres estados: líquido, sólido y gaseoso. De ella se forman
las nubes, la lluvia, la nieve, los ríos, lagos y mares; y de ella, además, están constituidos todos
los organismos vivos y muchos compuestos naturales.
Agua destilada
El agua destilada es aquella que ha pasado por un proceso de purificación mediante el cual se
le extrae todo tipo de partículas y microorganismos que puedan ser nocivos para el ser
humano, al cual se le denomina proceso de destilación
Agua potable
El agua potable es aquella que es apta para el consumo humano, debido a que no supone
riesgo alguno para la salud. El acceso al agua potable constituye uno de los problemas más
importantes a nivel mundial, pues decenas de países poseen una gran parte de su población en
situación de extrema pobreza y sin acceso adecuado al vital líquido, mientras que otras
naciones, que han implementado una serie de políticas responsables en torno al tema del
agua, su control y tratamiento, han logrado garantizar a sus ciudadanos en buena medida su
acceso al agua potable.
Aguas residuales
Las aguas residuales (también conocidas como aguas servidas, negras, fecales o cloacales) son
aquellas que se encuentran contaminadas por diversos tipos de desechos, como excrecencias
humanas, desprecios orgánicos, suciedad y basura en general, provenientes de viviendas,
poblaciones y de la industria. Este tipo de aguas, generalmente, ya fueron aprovechadas en su
uso y no son reutilizables de manera inmediata. En este sentido, requieren ser sometidas a un
tratamiento adecuado para volver a ser aptas para su utilización. Un apropiado control y
tratamiento de aguas residuales es fundamental para mantener los niveles de contaminación
al mínimo.
En las alturas andinas, encima de los 5,200 msnm las precipitaciones son en forma de nieve y
granizo, y el agua congelada queda almacenada en forma de glaciares y se reintegra más
lentamente al ciclo. Los glaciares son almacenes importantes de agua.
En el Perú la distribución del agua es muy irregular, con amplias zonas de escasez y
abundancia espacial y temporal.
En la vertiente del Pacífico y algunos valles interandinos áridos el agua es escasa, aunque con
abundancia temporal durante el verano (diciembre a marzo), cuando llueve en la Sierra. Otras
zonas son de abundancia, como las vertientes orientales andinas y la cuenca amazónica.
En el Perú las aguas continentales se distribuyen en tres vertientes o cuencas hidrográficas:
· Vertiente del Pacífico: con unos 53 ríos, que nacen en los Andes y terminan en el mar. Esta
cuenca tiene una extensión de 279,689 km2, que corresponde al 21,7% del territorio.
· Vertiente del Atlántico (cuenca amazónica): con 956,751 km2, o sea, el 74,5% del territorio
nacional. Comprende una heterogeneidad de ambientes desde más de 6,000 msnm hasta los
79 msnm.
· Vertiente del Titicaca: en el Perú tiene una extensión de 48,775 km2 y con cerca de 12 ríos
que llevan las aguas al lago Titicaca y, por el río Desaguadero, hasta el lago Poopó, en Bolivia.
Esta cuenca es endorreica, o sea cerrada, porque no termina en el mar
El 2021, año del bicentenario de la República, es el plazo fijado por el presidente Pedro Pablo
Kuczynski para dotar de agua potable y servicio de alcantarillado a los 32 millones de
peruanos, en el marco de la revolución social que caracterizará a su gobierno por las políticas
públicas que aplicará en el próximo quinquenio a fin de cerrar de manera definitiva todo tipo
de brechas.
Si bien en el Perú hay avances sustantivos en esta materia –con el tendido de redes–, la
decreciente disponibilidad de agua potable de calidad es un problema importante que aqueja
a todos los continentes y que las naciones del mundo están obligadas a enfrentar con la
búsqueda de fuentes para el abastecimiento de la población y la adopción de acciones como el
impulso de inversiones en infraestructura, la instalación de servicios sanitarios, el fomento de
prácticas de higiene en todos los niveles, y el refuerzo de la cultura del agua a fin de crear una
marcada responsabilidad en su uso racional y eficiente.