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LO QUE PASO CON MI NASIMIENTO de Cesar Bruto (seudónimo del escritor Carlos Warnes).

De los primeros día de mi vida tengo una idea más bien confusa y mentiría redondamente si digiera de que me acuerdo nada de
nada. Asegún disen los famiiares fidedinos la cigüeña me trajo a casa endemientras mi viejo estaba en la cantina como siempre y
mi vieja fue a la feriA, o sea que parese que me resibió a falta de otra persona mi tía FederacióN o miertE, y es así entonces cómo
sesplica el enorme afedto que siempre me tuvo y de ahí me nase a mí la idea de yo soy hijo de mi tía, sin que al desir esto yo me
quiera dar ninguna clase de corte ni me dea la chifladura de haserme un árbol jenealógico como hacen otros con menos méritos que
los míos.
Disen que cuando mi viejo agarró y volvió de la cantina y me miró se liebó una inpresión tan grande que desde entonces no probó
nunca más bevida, y dijo quel sielO lo había castigado sin palo y sin rebenque, o sea mandándole un mostruO como esos que solo
se ven en el delirio trémenS, palabras estrangeras que sidnifican, según mesplicó mi tío aquileZ, “furia que le da a los borrachos
cuando tienen dos copas de más y el alcól se les mescla con la sangre#. Disen también que mi viejo se pasiaba al lado de mi cuna
como un perro rabioso, mirándome y mirándome, y disiendo de que yO no podía esistir, que yo tenía a la fuerza que ser una
pesadilla, y ¡qué felís ibaser él cuando se despertara! pero a la larga se fué acostumbrando y un día agarró y esclamó: -
¡Pasiemsia…! Si uno se hase mala sangre es peor!
Otro cuento de los familiareS de mi familia dise que cuando me trajo la cigúeña al mundO yo pesaba un quilo y cuartO, de lo cual
se supone de que para esa changa usaron una desas cigüeñas viejas y lienas de romatismo y en cambio cuando en paríS usan
sigüeñas joven y de fuerza cargan de 2, de 3, de 4 y hasta de 5 ninios, como el caso de las quintililisas diondE, que fueron a caer
presisamente en lo de de los ésposos dionE y no en otra familia con otro apellido. Pesaba yo un quilo y cuarto, pero mi cabeza era
ya de un adulto grande y día por medio mi tía Federacion o muertE sencargaba de afeitarme, con gran fastidio de mi padre que
quería esibirme en un circO, adentro de un barril de vidrio y con un letrero que digiera: “Arania poyito jigantT”, pero al reunirse el
consejo de la familia se resolbió de que nadies adentro del barriO, y hasta mío seberO fue de la idea de ponerme en el sótano con
una máscara de fierro en la cara, igual como le hisieron a un hiijo de un reY de fransiA para robarle el lindo tronO y mandarlo
muerto en el reparto de la herensia. ¡Canalias!
A la final parese que se hiso una botasión y del resultado democrático resultó que yo podía andar por el patio y gayinero, pero
cuando venían visitas mescondían al altillo, de cuyo lugar mescapé una vez gatiando gatiando salí a la vedera justo en el momento
que pasaba la perrera, o sea que menlasaron y me liebaron con los perroS, los cuales empesaron a auliar asustados. Alguno que
alcansó a presenciar el espetáculo se lo fue a contar a mi viejo, el cual disen que dijo todo emosionado: -Menos mal que a la final
se lo sacamos de densima!
Pero mi noble, buena, sensilia y cariniosa madre corrió a la casA sentral de la perrera y me reclamó a los gritos. Al verla asi hecha
una lobA romanA, reclamando a su rómulO y remO quera yo (esta es otra bélia frase de mi tío aquileZ), el presidente del
establesimiento me hiso colocar en rueda de perroS y entonces mi madre - ¡ho, lo ques el instinto madrenal! - me reconosió casi
enseguida, y despué de pagar la multa me pudo liebar del vuelta al “jome sui home”. Eso sí: para que pasara otra vez el mismo
asidente, me sacó la patentE y me compró un coliar con una linda chapita con mi nombre y todo.
Produsido mi natalisio, o sea nasimiento, y cuando la junta de doptoreS mandada liamar por mi viejo resolvió sertificar de que yo
pertenesía a la espesie humanA (4 votos contra 3), se presentó enseguida adentro de mi casa el problema de darme de comer. Poco
faltó para que la elepción de mi bolo alimentisio se armara la fin del mundO, porque endemientras algunos familiares sinclinaban
por la labtansia realisada en una amA de críA estrangera, otros digieron de que la leche debería ser autótona para que yo no saliera
algún día tirando en contra del paíx. Por suerte a la final interbinieron los doptores y me resetaron leche de burrA, rebajada con
agua y de a 100 gramos cada vuelta, con lo cual me fue bastante bien, asetuando aquella vez que todos se fueron al biófragO y
lencargaron a mi viejo de aplicarme la mamadera, y el viejo sequivocó de frascos, agarró el de la ontura blanca, le puso el chupete
y forsegeó 2 hora hasta haserme tragar el contenido… La cosa se descrubrió varios meses despué cuando a mi tío nicolA lisieron
unas friegas en la espalda con el frasco de leche de burrA, a consecuencia de lo cual el pobre se agarró una buena recáida al
inflamársele el lúnbago por culpa del error de mi viejo, y se murió en gran forma, dando auyidos que hasían lebantar los pelo.
¡Sienpre se dise que los grandes error caen arriba de la cabesa de los inosenteS!
De la primera labtansia pasé a la segunda, o sea a las sopitas de fideos cabelios de ángeL, la sémula con la leche y las papas pisadas
con el tenedor y con aseite del bueno, y no como el que agarran y venden haora, que uno anda todo rebentado del hpigadO y casi
todo el mundO anda con el apéndise, que antes no se conosía. De la mamadera me vino la costunbre denvisiarme con el chupete o
porquería, y no miento nada si digo que hasta los 14 ánios fui propiamente lo que se dise un favorito del chupete y los gastaba
quera un contenro, lo cual no menverguensa porque los que van a las canchas de fóbal conpran chuinga y los fifises mascan goma
de mascar, así que a la final todo es goma y el que estea esento de culpa que agarre y tire la piedra, o sea un lindo dicho que
siempre dice mi tío aquileZ, que para la cosa de andar con refranes es propio lo que se dice un libro abierto y nadies en casa puede
agarrar y discutir con él sin que le salga con una desas bélias moralejaS que a uno lo dejan chato.
A lo primero y hasta los onse ánios todo fue bien, porque con la cosa de ir siempre con el chupete no pagaba el tranvía, a los ónibus
y a los trenes, pero cuando pasé del metro y 40 de altitú ya nadies se dejaba conbencer del camuflaje mío y tenía que pagar boleto
como cualquiera hijo de vesino. Entonses canbié el chupete por un sigarro de hojA y listo el pólio.
Volbiendo al asunto de las comidas que me propinaron cuando me sacaron de la primera labtansia, todo marchó sin nada dibno de
contar hasta aquelia vez que que me preparó el chúnio con chocolate mi tío pietrO y adentro de la ólia se le fue el bisonié o sea
peluca, y despué de haberla hervido bien me la hiso tragar hasta el último cabello, con lo cualquedé por la parte de adentro del
cuerpo como si fuera un quiliango, y despué el bárbaro me quería dar vuelta para afeitarme y borrar la prueba del delito. De todas
maneras, el graso error de mi tío me salvó la vida, porque cuando fue que vino la epidemia de la gripE y muchos parientes míos y
de familia estiraban las piernas para el otro mundO, yo estaba bien abrigadito por la parte de adentro y los báciloS de cocH no me
pudieron haser nada, o sea que cuando a uno no le viene la hora de morirse del todo es casi seguro que se salva, caiga quien caiga,
y en cambio otros que andan por la vida bien sanos y robustos, con segurO de vida y todo, un día les viene la guadania y si te ví no
me acuerdo. Por eso, bien dise el refrán que dise: “¡No somos nada”!

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