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SEMIÓTICA Y TEORÍA

DE LA COMUNICACIÓN
PRÓLOGO
Por Raúl Fuentes Navarro*

Las de veinticinco años separan la edad de quien escribe


este prólogo de la del autor de la obra prologada.
Convencionalmente, veinticinco años son una generación
completa. Y para nadie es desconocida la fórmula que resume las
relaciones intergeneracionales en términos de “brechas”,
tendencialmente insalvables, en las sociedades contemporáneas.
No obstante, al menos sobre el eje de sentido que constituyen los
afanes académicos, en este caso las afinidades son mayores que las
distancias. Habría que clarificar algunos de los factores que
confluyen en esa posibilidad de comunicación, que no
necesariamente de acuerdo pleno, puesto que no pueden
simplemente atribuirse al azar, ni dejarse de cuestionar en el
espacio social donde se experimenta: la academia.
Por más de treinta años, mi dedicación profesional ha
incluido como tarea central, aunque no única, la docencia
universitaria en materia de “Teoría de la Comunicación”, o en
ocasiones, de “Teorías de la Comunicación”, sin que el singular o el
plural en el nombre hayan referido nunca a alguna diferencia
significativa. La experiencia acumulada en varias decenas de cursos
formales para estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado,
además de algunos seminarios para profesores universitarios,
abarca por supuesto múltiples dimensiones, entre las cuales se
pueden identificar contradicciones flagrantes, enigmas irresolubles
y algunas articulaciones iluminadoras, que pueden utilizarse para
interpretar ciertas aparentes confluencias, como también algunas
hipótesis sobre el aprendizaje académico de la comunicación.

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