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Rodrigo Polanco
World Trade Institute
Universidad de Berna
Matthew Shearer
Sector de Integración y Comercio/BID
Joaquim Tres
Sector de Integración y Comercio/BID
Mónica Maday
Sector de Integración y Comercio/BID
Christian Volpe
Sector de Integración y Comercio/BID
Joaquim Tres
Sector de Integración y Comercio/BID
Este curso se desarrolló y entregó en colaboración con el World Trade Institute (WTI), un centro de excelencia en la
Universidad de Berna. Desde la coordinación académica del curso, agradecemos al WTI y a su Director General, Prof. Dr.
Joseph Francois.
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Las opiniones expresadas en esta publicación son de los autores y no necesariamente reflejan el punto de vista del
Banco Interamericano de Desarrollo, de su Directorio Ejecutivo ni de los países que representa.
ÍNDICE
IV.1 Presentación................................................................................................................ 4
IV.1 PRESENTACIÓN
El derecho de las inversiones es un área especializada del derecho económico
internacional, que tiene como fuentes los tratados, la costumbre internacional,
los principios generales del derecho y la jurisprudencia internacional
(Nadakavukaren, 2016).
4
OBJETIVO GENERAL
OBJETIVOS DE APRENDIZAJE
Al final del módulo podrás:
ABREVIATURAS Y ACRÓNIMOS
6
MIC Acuerdo sobre las Medidas de Inversión Relacionadas con el
Comercio
MILA Mercado Integrado Latinoamericano
NMF Nación Más Favorecida
OCDE Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos
OMC Organización Mundial del Comercio
OMGI Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones
PGE Programa de Garantía de Exportaciones
PSP Protección y seguridad plenas
PyME Pequeñas y medianas empresas
RCL Requisito de contenido local
SCC Cámara de Comercio de Estocolmo
TBI (o BIT) Tratado bilateral de inversión
TJE Trato justo y equitativo
TLC Tratado de libre comercio
TLCAN (o NAFTA) Tratado de Libre Comercio de América del Norte
TN Trato nacional
TPP Acuerdo de Asociación Transpacífico
TTIP Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones
UA Unión aduanera
UE Unión Europea
UNCTAD Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y
Desarrollo
VIC Vehículos de Inversión Colectiva
VUCE Ventanilla Única de Comercio Exterior
IV.2. ACUERDOS
INTERNACIONALES
DE INVERSIÓN
En esta sección, nos centraremos en la fuente principal de esta área del dere-
cho; es decir, los tratados de inversión en sus diferentes manifestaciones: tra-
tados bilaterales de inversión (TBI); acuerdos comerciales regionales (ACR), ya
sean bilaterales, plurilaterales, regionales o megarregionales, y acuerdos multi-
laterales. Considerados de manera conjunta, dichos tratados son denominados
“acuerdos internacionales de inversión” (AII).
8
TRATADOS BILATERALES DE INVERSIÓN
Los tratados bilaterales de inversión (TBI), conocidos usualmente por sus si-
glas en inglés, BIT (por bilateral investment treaties), son acuerdos suscritos
entre dos Estados con el objeto de crear condiciones de seguridad para los
accionistas extranjeros en el país y para los inversionistas nacionales en el ex-
terior (Nadakavukaren, 2016).
Aunque los TBI tienen muchas similitudes importantes entre sí, es necesario
señalar que también mantienen diferencias relevantes en su contenido respec-
to a sus cláusulas estándar. De hecho, los TBI no siempre siguen los mismos
patrones en cada país y no es infrecuente que los Estados ni siquiera sigan sus
propios “modelos TBI”, que en ocasiones hacen públicos como textos orienta-
dores para futuras negociaciones (Nedumpara y Polanco, 2016). Sin embargo,
1 Ver UNCTAD, Investment Hub, International Investment Agreements Navigator, frente a 303 ACR (OMC,
Sistema de Información sobre los Acuerdos Comerciales Regionales).
algunos países, como el Reino Unido, han podido mantener modelos coheren-
tes de tratados de inversiones a lo largo del tiempo.
Entre los países desarrollados, varias razones ayudan a explicar los distintos
niveles de consistencia o la disposición a apartarse de sus modelos de tratado.
Los países europeos que ingresaron por primera vez al universo de los TBI en
los años sesenta se dedicaron a experimentar y adaptar considerablemente
sus primeros acuerdos, antes de establecer un modelo de tratado más esta-
ble a partir de fines de los años ochenta. Es el caso de países como Alemania,
Francia o Italia. Otros países que también comenzaron a firmar TBI en la déca-
da de los sesenta abordaron desde un inicio las negociaciones de forma más
flexible, ajustando su modelo de tratado a sus diversos socios de negociación;
es el caso de Suiza, por ejemplo (Alschner y Skougarevskiy, 2016).
10
casos de arbitraje de inversión extranjera en los que fueron Estados deman-
dados. Otro cambio se observa en los tratados suscritos por esos países en
la última década, en los que es frecuente que se incluya disposiciones sobre
la no reducción de estándares ambientales o laborales en la protección de la
inversión extranjera, o de responsabilidad social corporativa (especialmente en
el caso de Canadá).
3 Es importante notar que a pesar de su nombre, el término acuerdos comerciales “regionales”, no significa
que se limiten a países de la misma región; es el caso del acuerdo entre México y Japón o entre Chile y Cos-
ta Rica. Incluso, pueden ser megarregionales. Para mayor información se puede visitar el sitio de la OMC.
4 En la actualidad, hay en vigor más de 270 ACR y casi todos los países del mundo han firmado por lo
menos uno.
12
conocido como TPP11) 5 (2018), el Protocolo Adicional al Acuerdo Marco de
Alianza del Pacífico (Protocolo Comercial) (2014) o el Acuerdo Económico y
Comercial Global entre Canadá y la Unión Europea (UE) (AECG, mejor co-
nocido por su siglas en inglés, CETA), incluyen capítulos sobre inversión, ex-
pandiendo la regulación en esta materia de un ámbito netamente bilateral a
uno regional (UNCTAD, 2016a). En el World Investment Report 2016 (UNCTAD,
2016b) se estimaba que los acuerdos megarregionales podrían consolidar y
modernizar el régimen de los TBI. Asimismo, se concluyó que estos instrumen-
tos podrían ayudar a mejorar la coherencia en el régimen de los TBI dado que
los acuerdos megarregionales reemplazarían los TBI entre las partes. Consulta
el Recuadro 1 para más información sobre la Alianza del Pacífico (AP).
5 Con la salida de Estados Unidos del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) en enero de 2017, el futuro
del acuerdo era incierto, pero recientemente los demás 11 signatarios anunciaron un acuerdo para continuar
con el tratado bajo un nuevo nombre: Acuerdo Integral Comprensivo y Progresivo de la Alianza Transpací-
fica (CPTPP, por sus siglas en inglés, Comprehensive and Progressive Agreement for Trans-Pacific Partner-
ship). Ver Trans-Pacific Partnership Ministerial Statement en el sitio del Department of Foreign Affairs and
Trade of Australia.
14
el libre comercio, en el que se puede competir en condiciones de
mercado. Asimismo, los países de la AP han unificado las reglas de
protección de la inversión extranjera y del inversionista extranjero
en un capítulo específico del Protocolo Adicional de la AP. Además,
trabaja en la creación de un fondo para financiar proyectos de in-
fraestructura, con inversiones que provendrán de agentes privados
e institucionales, tanto de los países que conforman el bloque como
también a nivel global.
ACUERDOS MULTILATERALES
6 Ver Cimino-Isaacs, Hufbauer y Schott (2017), A Proposed Code to Discipline Local Content Requirements.
16
Los intentos de elaborar un acuerdo multilateral sobre inversiones han demos-
trado ser repetidamente polémicos. Los primeros ejemplos de esta contro-
versia política pueden encontrarse en la fallida Carta de La Habana (1948),
cuyo artículo 12 pretendía regular la “Inversión Internacional para el Desarrollo
Económico y la Reconstrucción”. Otros intentos sin éxito fueron el Proyecto de
Convención Abs-Shawcross, de 1959, y el Proyecto de Convención de la Orga-
nización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), sobre la protección
de la propiedad extranjera, de 1962.
7 Argentina, Bahamas, Barbados, Chile, Colombia, Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Guyana, Haití, Hondu-
ras, Jamaica, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Trinidad y Tobago, Uruguay. Belice y República Domini-
cana han firmado el Convenio, pero todavía no lo han ratificado.
8 Las negociaciones avanzaron más adelante con respecto al cuarto tema de Singapur, facilitación de comer-
cio, y el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio entró en vigor en febrero de 2017 con la ratificación de
las dos terceras partes de sus miembros.
9 El tribunal se propuso también en las negociaciones pendientes del acuerdo megarregional Tratado Tran-
satlántico de Comercio e Inversiones (TTIP) entre la UE y Estados Unidos, aunque una conclusión exitosa
de la TTIP es poco probable en el corto plazo, puesto que Estados Unidos ha expresado su intención de
centrarse en negociaciones comerciales bilaterales en su anuncio de la retirada del TPP y altos respon-
sables políticos de algunos países de la UE se han manifestado en contra del mismo y han anunciado su
defunción.
18
En diciembre de 2016, la Comisión Europea y el Gobierno de Canadá anuncia-
ron que estaban trabajando juntos para establecer un tribunal multilateral de
inversión. El objetivo final de estos esfuerzos es establecer un único organismo
permanente para resolver los conflictos en materia de inversiones, alejándose
así del sistema ad hoc predominante de solución de diferencias entre inver-
sionistas y Estados. Este futuro órgano estaría abierto a todos los países inte-
resados y resolvería las controversias basadas tanto en tratados de inversión
existentes como futuros.
Estas iniciativas surgen en el contexto de una reacción fuerte contra los tra-
tados de inversión en general y el arbitraje inversionista-Estado en particular,
cuestionando la propia capacidad de los AII para regular la actividad de IED.
Las críticas del actual régimen de inversiones son diversas y provienen de un
amplio espectro de actores que incluye algunas organizaciones de la sociedad
civil, así como ciertos académicos y políticos. Entre las críticas más frecuentes
se menciona que el sistema permite, a través de los procedimientos de arbi-
traje inversionista-Estado, “subcontratar” la función judicial propia del dere-
cho público de árbitros privados, que deciden sobre la legalidad de los actos
soberanos. También se ha planteado inquietudes sobre las cualificaciones y la
independencia de los árbitros, la propensión a reclamaciones frívolas, la “pla-
nificación de la nacionalidad” y la “compra de tratados” (treaty-shopping), que
se refieren a prácticas mediante las cuales ciertos inversionistas realizan inver-
siones en un determinado Estado, con el fin de beneficiarse indebidamente de
estos tratados, así como sobre los costos prohibitivos del arbitraje inversionis-
ta-Estado (UNCTAD, 2013a; 2017a).
10 United Nations Information Service, UNCITRAL to consider possible reform of investor-State dispute
settlement.
A pesar de los reveses en los esfuerzos para lograr un tratado multilateral que
regule los aspectos sustantivos de la IED, existen, no obstante, acuerdos multi-
laterales que han establecido órganos que brindan mecanismos de resolución
de disputas y el aseguramiento de la inversión ante riesgos políticos. A conti-
nuación, se presenta a dos de estas instituciones.
11 El CIADI es un organismo público internacional vinculado al Banco Mundial, creado mediante el Convenio
sobre Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones entre Estados y Nacionales de Otros Estados (Conve-
nio de Washington, 1965). Su sede se encuentra en la oficina principal del Banco Mundial en Washington.
A partir del 16 de enero de 2018, 162 países han suscrito el Convenio convirtiéndose en Estados miembros,
habiendo sido ratificado por 153 países en los cuales ha entrado en vigencia.
20
hasta la fecha 12. El arbitraje al amparo del Convenio de Washington apare-
ce como el mecanismo más utilizado dentro del sistema general de arbitraje
inversionista-Estado. Como veremos más adelante, los casos en que los de-
mandados son países latinoamericanos representan un importante número del
total de casos del CIADI (alrededor de 30%) 13, lo que refleja el gran número de
TBI que los países de América Latina han negociado en los últimos años, como
resultado de las políticas de apertura y de atracción de capitales extranjeros.
Este organismo fue creado con el propósito de promover la IED hacia países
emergentes, a través del ofrecimiento a inversionistas extranjeros de garantías
no comerciales, respecto a riesgos políticos en las economías receptoras de las
respectivas inversiones.
12 CIADI, Cases.
15 Ejemplo de esto son los fondos especiales como el Environmental and Social Challenges Fund for Africa y
el West Bank and Gaza Investment Guarantee Trust Fund. MIGA, Investment Guarantees: Trust Funds.
22
comenzaron a ofrecer programas de este tipo. Actualmente, las agencias más
grandes incluyen las de Estados Unidos, Japón, China, Bélgica, Canadá, Reino
Unido, Francia, Australia y Suiza. Otros países han delegado la administración
de su esquema de garantías de inversión a empresas privadas, como es el caso
de Alemania.
225 3500
200
3000
175
2500
150
125 2000
100 1500
75
1000
50
500
25
0 0
1957
1962
1967
1972
1977
1982
1987
1992
1997
2002
2007
2012
2017
24
En términos generales, solo a fines de los años ochenta y a comienzos de los
noventa, los países de ALC comenzaron a concluir TBI. Casi todos los TBI bo-
livianos actualmente vigentes (excepto uno), así como la casi totalidad de los
TBI chilenos, ecuatorianos, nicaragüenses y peruanos concluyeron en dicho
periodo. Cuatro quintas partes de todos los TBI argentinos vigentes se firma-
ron entre 1991 y 1996. A fines de los años noventa, casi todos los países de la
región habían firmado varios TBI con el fin de estimular el crecimiento econó-
mico a través del IED, con la intención de presentarse como un lugar atractivo
para potenciales inversionistas extranjeros (Guzman, 1998).
19 Entre estos países, Cuba tiene el mayor número de TBI: 60 firmados y 39 en vigor; Antigua y Barbuda
ha firmado dos TBI, ambos en vigor; Belice ha firmado siete TBI, de los cuales cuatro están en vigor;
Dominica ha firmado dos TBI, ambos en vigor, y Surinam ha firmado tres TBI. Para la lista de AII por eco-
nomía, ver las categorías “Investment Policy Hub” e “International Investment Agreements by Economy”,
en http://investmentpolicyhub.unctad.org/IIA/IiasByCountry#iiaInnerMenu.
Nota: Esta tabla considera todos los AII firmados a la fecha (incluyendo los TBI y ACR),
incluso los que no están vigentes, a menos que hayan sido reemplazados por otros acuerdos.
Fuente: Polanco (2016), actualizado a partir de UNCTAD Investment Hub IIAs by Economy
26
La primera generación de AII suscritos por los países de ALC sigue el llamado
“modelo holandés”, caracterizado por ser conciso y con definiciones amplias
de “inversionista” e “inversión”, con estándares de tratamiento que incluyen
trato nacional (TN), cláusula de la nación más favorecida (NMF), tratamien-
to justo y equitativo y protección y seguridades plenas, libre transferencia de
fondos, compensación en caso de expropiación, “cláusulas paraguas” y arbitra-
je inversionista-Estado, entre otras disposiciones (Lavranos, 2013), los cuales
serán analizados en detalle en la siguiente sección. Los líderes en la firma de
AII en la región han sido Argentina, Cuba, Chile, Perú, México y, en los últimos
años, Colombia (Tabla 4.1).
Ante la gran cantidad de tratados existentes, ¿qué impacto real tienen los AII
en sus dos objetivos fundamentales?
¿Qué otros efectos positivos que dichos acuerdos pueden tener, ya sea en la
competitividad y desarrollo sostenible de una economía?
Según datos de UNCTAD, desde 2010 los flujos de inversión hacia América
Latina se han mantenido en niveles históricos. Pero ¿son los AII los que han
provocado el ingreso de mayores flujos de inversión? Los estudios que se han
desarrollado hasta la fecha no han llegado a ningún resultado concluyente en
uno u otro sentido. Algunos muestran que los AII tienen un impacto positivo,
especialmente, al minimizar el riesgo político (Kerner y Lawrence, 2012; Neu-
mayer y Spess, 2005; Egger y Pfaffermayr, 2004). Otros evidencian que tienen
un efecto modesto (Salacuse y Sullivan, 2005; Rose-Ackerman y Tobin, 2005;
UNCTAD, 1998), limitado (Poulsen et al., 2013; Berger et al., 2010), solo en cier-
tos sectores (Colen et al., 2016), que no tienen un impacto decisivo (Yackee,
2008 y 2010) o, incluso, que presentan un efecto negativo (Hallward-Driemaier,
2003).
Aisbett (2009) muestra que es probable que los TBI se firmen en presencia
de un aumento de los flujos de IED y en el contexto de cambios generales en
la política interna de los países de destino de la IED. Otras investigaciones se
centran en la variación en las disposiciones incluidas en los TBI que afecta los
flujos de IED y muestran que la IED aumenta si los TBI incluyen disposiciones
de TN y de NMF, particularmente en la fase de preestablecimiento (antes del
ingreso de la inversión al país). Las disposiciones de solución de controversias
entre inversionistas y Estados parecen tener poca importancia (Berger et al.,
2010 y 2013) y quizás reflejen un cierto temor por parte de los inversionistas
potenciales que, en general, solicitan garantías de protección a los gobiernos
de los países de su casa matriz 20.
No hay consenso entonces sobre si los AII cumplen sus objetivos fundamenta-
les: aumentar la inversión extranjera y minimizar el riesgo político que la afecta.
Según Poulsen (2010), esto se debe a diversos factores: la información dis-
ponible no es siempre consistente o está incompleta dado que incluye prin-
cipalmente datos sobre IED sin mayor referencia a aspectos sectoriales o de
inversiones de portafolio; tampoco existen análisis detallados con respecto a
si la existencia de AII forma parte del proceso de toma de decisiones de los
inversionistas extranjeros y, en todo caso, es difícil analizar los efectos de estos
acuerdos de manera aislada sin considerar el impacto que tienen las reformas
de la legislación interna de un país, los contratos de inversión con Estados
receptores o incluso tratados en otras materias, como los acuerdos de libre
comercio o para evitar la doble tributación.
20 Un resumen completo de la literatura en esta materia está más allá del alcance de este texto. Los lectores
interesados pueden consultar el trabajo de UNCTAD (2009), así como de Sauvant y Sachs (2009) para
obtener una descripción detallada de la literatura existente sobre los efectos de los TBI en los flujos de IED.
28
Asimismo, no todos los AII son comparables entre sí, ya que algunos no solo
tienden a la protección, sino también a la liberalización de las inversiones, y
puede ser el caso que ciertos tratados sean efectivos en atraer inversiones en
determinadas industrias, pero no en otras (Comisión Europea, 2010), generan-
do externalidades positivas o negativas en diversos sectores al mismo tiempo
(Aisbett, 2009). Para algunos, ciertos países no necesitan este tipo de acuer-
dos para promover el ingreso de IED, ya que, por el tamaño de su mercado
ya son países receptores importantes, como es el caso de Brasil, que hasta la
fecha no ha ratificado ningún AII (Muniz et al., 2017), pero ha tenido flujos noto-
rios de IED, que promedian USD 60 000 millones por año en la última década
o 40% del total destinado a ALC.
Pese a que no existe evidencia concluyente acerca de que los AII promueven la
inversión extranjera, se podría afirmar que la mayoría de países de la región así
parece creerlo, dado el crecimiento extraordinario que estos tratados han teni-
do en las últimas décadas. Por supuesto, dicha afirmación no sería válida para
los países que no han ratificado estos tratados (Brasil) o que han efectuado
pasos importantes para salirse de este sistema internacional de inversión ex-
tranjera, como Bolivia, Ecuador y Venezuela, que se retiraron de la Convención
CIADI, en 2007, 2009 y 2012 respectivamente, y que también han terminado
ciertos TBI, pero mantienen otros 21.
21 Aunque el efecto de dichas terminaciones unilaterales sea relativo, considerando que la mayoría de estos
acuerdos tienen cláusulas de supervivencia que mantienen aplicables sus disposiciones por periodos que
van de diez a 20 años para las inversiones que ingresaron a esos Estados antes de que la terminación se
hiciera efectiva (Polanco, 2014).
La Tabla 4.2 presenta los tratados suscritos por los países de ALC que incluyen
cláusulas de protección de estándares ambientales o laborales de los trabaja-
dores, así como disposiciones en materia de responsabilidad social empresarial
y en prevención y sanción de la corrupción.
estándares ambientales
Responsabilidad social
No reducción de
empresarial
Corrupción
o laborales
Estado
Firma
30
Colombia - Costa Rica TLC Sí Sí Sí 22/5/2013 Vigente
Asociación Europea de Libre Comercio - Firmado
Sí 24/6/2013
Costa Rica - Panamá TLC (no vigente)
Guatemala - Trinidad and Tobago TBI Sí Sí 13/8/2013 Vigente
Firmado
Colombia - Panamá TLC Sí Sí 20/9/2013
(no vigente)
Firmado
Colombia - Israel TLC Sí 30/9/2013
(no vigente)
Canadá - Honduras TLC Sí Sí Sí 5/11/2013 Vigente
Más que creaciones propias de la región, estos tratados siguen la pauta que
avanzaron los modelos de TBI de Estados Unidos (2004 y 2012), Canadá
(2004) y Bélgica-Luxemburgo (2002), pero es interesante hacer notar que
los países de ALC han mantenido este tipo de disposiciones incluso en las ne-
gociaciones entre países en vías de desarrollo “Sur-Sur”. Por supuesto, entre
lo que se afirma en el texto de los tratados y la realidad pueden existir impor-
tantes diferencias, pero es interesante destacar que, pese a no existir claridad
en que dichos acuerdos cumplan con su propósito original de atraer inversión
extranjera, en ellos se detallan políticas públicas y principios tan importantes
como la protección del medio ambiente, los derechos laborales de los trabaja-
dores y el desarrollo sostenible. En el Recuadro 2 se explora la efectividad de
las disposiciones laborales en los AII.
Hang (2014), por ejemplo, sugiere que los TBI no alcanzan su poten-
cial cuando se trata de proteger los derechos de los trabajadores, y
cita ejemplos de vulneraciones laborales en un país receptor de IED,
a pesar de un marco legal nacional que protege tales derechos. Por
lo tanto, argumenta que incorporar disposiciones más fuertes sobre
los derechos laborales en los TBI puede ser una medida preventiva
contra la vulneración de estos derechos, y que puede ser más facti-
ble incluirlos en un TBI en lugar de promover cambios en la política
laboral del país receptor. También afirma que las disposiciones labo-
rales más estrictas en los TBI equilibran la dinámica de poder entre
los inversionistas y los Estados en el arbitraje, al dar a los Estados
una base legal para comenzar los procedimientos de arbitraje, arre-
glando lo que ella llama “un sistema que favorece a las empresas
multinacionales”.
32
Sin embargo, la solución a este desafío puede no ser siempre tan
directa. Otros sugieren que, aunque un buen número de tratados de
inversión incluyen disposiciones que exigen a los países mantener
sus leyes laborales nacionales en su búsqueda de IED (es decir, no
participar en una “carrera hacia abajo” para atraer a las multinacio-
nales), estos tratados no exigen que los países cumplan con las con-
venciones internacionales del trabajo, lo que crea una laguna para
aquellos países cuyas normas laborales ya son inadecuadas (Cotula,
2016). Esto hace eco de una idea que se ha mencionado a lo largo
del curso: con un marco sólido legal a nivel nacional, el potencial de
la IED para contribuir a los resultados de desarrollo deseados, en
este caso, la protección de los derechos de los trabajadores, puede
ampliarse.
34
IV.3.1 ÁMBITO DE APLICACIÓN
DEFINICIÓN DE “INVERSIÓN”
Los AII suelen definir el término “inversión” según dos fórmulas principales:
una lista de enumeración de activos o una definición basada en el concepto
de “empresa”. La definición basada en una lista abierta o cerrada de activos
busca proteger la propiedad y los derechos de los extranjeros, mientras que la
definición basada en el concepto de “empresa” busca proteger la participación
de los extranjeros en las mismas empresas (Nadakavukaren, 2016).
Pero las definiciones con listas abiertas de activos suelen incluir ciertas cali-
ficaciones. En primer lugar, la mayoría de los TBI firmados por países de ALC
con economías desarrolladas exigen que la inversión se realice conforme a las
leyes y reglamentos del Estado receptor de la inversión. Solo los tratados con
ciertos países, como Alemania, Estados Unidos, Japón y el Reino Unido, usual-
mente no incluyen este requisito en sus acuerdos.
2. Duración. No existe claridad sobre el tiempo requerido para que una ac-
tividad sea calificada como inversión. La “duración esperada” puede ser
considerada un factor más importante que la duración real para la deter-
minación de la duración.
36
4. Contribución al desarrollo económico. Requiere determinar el impacto
de la inversión en el Estado receptor. Algunos consideran que cualquier
actividad de inversión contribuye al desarrollo de un país (Nadakavuka-
ren, 2016).
DEFINICIÓN DE “INVERSIONISTA”
Uno de los temas que suelen ser discutidos en relación con el inversionista es
su nacionalidad. Este debe probar que es un extranjero. Esto significa que el
inversionista tiene la nacionalidad de un Estado que es parte del AII distinto al
Estado al cual se demanda en el momento que se inicia el proceso (Nadaka-
vukaren, 2016).
existe una costumbre internacional que regule este tema22. Los criterios rele-
vantes para esta tarea suelen ser los términos del tratado bajo el cual se inicia
el proceso arbitral y, usualmente, son los siguientes:
22 Algunos AII protegen las inversiones de nacionales o empresas de una parte contratante, independientemen-
te de la cantidad de capas corporativas existentes entre la empresa y la inversión. Para estos efectos, definen
los conceptos de “propiedad” y “control” de una persona jurídica. En términos generales, la definición de
“propiedad” debe ser cuantitativa (una persona jurídica es “propiedad” si se posee más de 50% de los intere-
ses de capital). Por otro lado, la definición de “control” es cualitativa (una persona jurídica está “controlada”
si tiene el poder de designar a la mayoría de la junta directiva o de dirigir sus acciones legalmente).
38
una obligación internacional solo si, en el momento de la infracción, el Estado
se encuentra obligado por dicha obligación (Rubins y Love, 2015).
Por otra parte, es importante destacar que, si bien la mayoría de los AII per-
miten su terminación por mutuo acuerdo de las partes o por vencimiento de
un plazo establecido, en caso de que esta terminación se haga de manera uni-
lateral, estos tratados también suelen incluir una “cláusula de supervivencia”
(sunset clause) que garantiza que las disposiciones del acuerdo permanecerán
vigentes durante cinco, diez, 15 o incluso 20 años después de la terminación del
tratado, como se mencionó en la Sección 4.2. Estas cláusulas garantizan que la
protección internacional de las inversiones no deja de existir abruptamente en
el caso de la terminación del tratado. Por lo tanto, aunque un Estado pueda ter-
minar acuerdos de inversión, seguirá estando vinculado por sus disposiciones
con respecto a inversiones realizadas antes de la terminación del AII.
Los AII tienen un ámbito de limitación territorial, dado que se aplican a las
inversiones en el territorio del Estado receptor de la inversión extranjera, inclu-
yendo el mar territorial. En términos generales, esto es relativamente fácil de
determinar, a menos que se trate de un territorio en disputa entre uno o más
Estados soberanos.
23 Abaclat and Others v. Argentine Republic, ICSID Case No. ARB/07/5 (formerly Giovanna a Beccara and
Others v. The Argentine Republic), Decisión sobre jurisdicción y admisibilidad.
TRATO NACIONAL
El alcance de esta cláusula varía según sus distintas redacciones en los AII. En
algunos, es una mera cláusula de “mejores esfuerzos” para otorgar TN (por
ejemplo, Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico –APEC), se encuentra
sujeta a restricciones en la legislación nacional (por ejemplo, TBI entre Hong
Kong y Nueva Zelanda) o solo se aplica bajo el calificativo de “circunstancias
similares”. Sin embargo, el enfoque más común es tener una cláusula de TN
legalmente vinculante.
40
3. En el caso de un trato menos favorable, se debe determinar si tiene algu-
na justificación (Dolzer y Schreuer, 2012).
24 Por un lado, algunos han sostenido que la cláusula de NMF se extendería no solo a meras ventajas procesa-
les, sino también a temas de admisibilidad y de jurisdicción. Por otro lado, otros han restringido el alcance
de la cláusula de NMF a tratamiento sustantivo (Reinisch, 2015).
La idea detrás del EMI es que, si bien un Estado no está obligado a admitir ex-
tranjeros en su territorio, una vez que lo hace, tiene que tratarlos bajo ciertos
estándares básicos de justicia y equidad. Si esto no ocurre, se debe aplicar un
estándar mínimo internacional a los inversionistas extranjeros en lugar del de-
recho nacional, aun cuando el AII considere la aplicación del TN (Subedi, 2012).
En la mayoría de AII, no existe una clara definición del contenido del estándar
TJE (Recuadro 3).
42
Recuadro 3. Interpretaciones del estándar TJE
44
han buscado determinar si el estándar de PSP se relaciona solo a la seguridad
física de inversiones o si, al contrario, se extiende también a la seguridad legal
(CIADI, 2016) 25.
Así como con el TJE, algunos países, como Canadá, EEUU y México, han afir-
mado que el estándar de PSP es parte del estándar mínimo internacional, con
lo que buscan limitar su alcance a conductas de gran entidad. De hecho, los
TLC de Estados Unidos con los países de ALC, como Chile, Colombia, Panamá
y Perú, a menudo abordan TJE y PSP en un solo artículo sobre “Nivel mínimo
de trato”.
25 Respecto al primer tipo de caso, la jurisprudencia ha sido clara al establecer que los Estados deben actuar
con debida diligencia para cumplir con su obligación de PSP. Además, la PSP no requiere de una acción
atribuible al Estado para ser infringida, pues puede serlo por acciones de actores no estatales, incluyendo
partes privadas. Respecto al segundo tipo de caso, no hay consenso. La aproximación tradicional limita la
aplicación de PSP a daño físico. Sin embargo, algunos casos recientes indican que el estándar incluiría la
garantía de una protección regulatoria y legal (CSOB versus Eslovaquia y Toto Costruzioni versus Líbano).
46
Un número significativo de tratados de inversión adoptan el estándar de una
indemnización “rápida, adecuada y efectiva”, sin distinguir entre expropiacio-
nes directas o indirectas, legales o ilegales. Esta es la llamada “fórmula Hull”,
acuñada por primera vez por el Secretario de Estado estadounidense Cordell
Hull en su nota del 21 de julio de 1938 con respecto a la nacionalización de tie-
rras que realizó el Gobierno de México en 1917 (Nikièma, 2013), como resultado
de la instauración de la Constitución de ese mismo año, que estableció a la
nación mexicana como propietaria de las tierras y de las aguas comprendidas
en su territorio (Artículo 27).
Asimismo, la transferencia de fondos suele estar regulada por las leyes del
Estado receptor de la inversión, como aquellas que se refieren a la quiebra, in-
solvencia o protección de los derechos del acreedor, las normas relativas a se-
guridad social o pensiones de retiro, obligaciones tributarias, lavado de dinero
y otros delitos de naturaleza penal, entre otras (UNCTAD, 2000). Finalmente,
otras restricciones pueden referirse al cumplimiento de determinadas forma-
lidades previas previstas en la legislación nacional, así como a limitaciones de
naturaleza temporal que afectan la repatriación del capital inicialmente inverti-
do. Por ejemplo, prácticamente todos los AII suscritos por Chile incluyen una li-
mitación a la cláusula de transferencia de fondos, estableciendo una limitación
de tiempo para que el inversionista extranjero puede repatriar su inversión, que
comprende de uno a tres años desde que la inversión se ha efectuado o desde
que ha entrado al territorio del Estado receptor (Riquelme, 2015).
48
ADMISIÓN Y ESTABLECIMIENTO
50
IV.3.3 MECANISMOS DE SOLUCIÓN DE CONTROVERSIAS
Los AII normalmente establecen que las controversias que surjan entre el Es-
tado receptor y un inversionista extranjero que haya efectuado inversiones en
su territorio, serán, en la medida de lo posible, solucionadas por medio de
consultas amistosas. Si mediante dichas consultas no se llegara a una solución
dentro de un breve periodo (usualmente de meses), estos tratados dejan en
manos del inversionista la posibilidad de elegir entre varios mecanismos, que
tradicionalmente incluyen una opción entre los tribunales nacionales del Esta-
do receptor de la inversión, o una forma de arbitraje inversionista-Estado (ya
sea institucional o ad hoc). Con este fin, cada parte contratante da su consen-
timiento anticipado e irrevocable para que toda diferencia pueda ser sometida
a dicho arbitraje (Mayorga Lorca et al., 2005).
En diversos AII, una vez que el inversionista extranjero toma una opción ¬–ya
sea por los tribunales nacionales del Estado receptor o alguna forma de arbi-
traje–, esta opción es definitiva e irrevocable. Algunos tratados dejan la opción
entre el arbitraje internacional y los procedimientos judiciales internos, la que
es reversible hasta que ocurra un evento específico que, a menudo, pero no
siempre, es una decisión del organismo de adjudicación elegido inicialmente,
o establece un plazo para que esa decisión se produzca. Finalmente, otros AII
permiten explícitamente la demanda simultánea ante los tribunales nacionales
y el arbitraje internacional (Pohl et al., 2012).
52
De hecho, el primer laudo arbitral en un caso iniciado sobre la base de un TBI
se dictó en 1990 (Asian Agricultural Products versus Sri Lanka) 27. Antes de esa
fecha, solo se habían iniciado sobre la base de contratos entre inversionistas y
Estados, o en razón a referencias a arbitrajes internacionales contenidas en la
legislación interna del Estado receptor de la inversión (por ejemplo, SPP versus
Egipto en 1985).
80
Otros CIADI
70
60
50
40
30
20
10
0
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
2008
2009
2010
2011
2012
2013
2014
2015
2016
2017
27 El caso se inició en el año 1987, por un inversionista británico sobre la base del TBI Reino Unido-Sri Lanka.
El CIADI es el foro más utilizado: representa 60% de todos los casos. Según las
estadísticas del propio CIADI, el número de casos registrados en materia de
inversiones ha ido en aumento. Esto demuestra la confianza de los inversionis-
tas en su funcionamiento. Como se evidencia en la Figura 4.4, al 16 de enero
de 2018, se registró 662 casos bajo el Convenio del CIADI y el Reglamento del
Mecanismo Complementario.
28 Los Estados receptores de inversión extranjera más frecuentemente demandados (con más de 20 casos)
en estos procedimientos son Argentina (60 casos), Venezuela (42 casos), España (36 casos), República
Checa (35 casos), Egipto (29 casos), Canadá (26 casos), México (25 casos), Polonia (24 casos), Rusia (24
casos) y Ecuador (23 casos). En cuanto al país de nacionalidad de origen del demandante, este correspon-
de mayoritariamente a Estados Unidos (152 casos), seguido de una serie de países europeos como Holanda
(96 casos), Reino Unido (69 casos), Alemania, (57 casos), España (43 casos) y Francia (41 casos). El grupo
lo completa Canadá (45 casos). UNCTAD, Investment Dispute Settlement Navigator: http://investmentpo-
licyhub.unctad.org/ISDS/FilterByCountry
54
Figura 4.4. Casos registrados ante el CIADI por año
(número de casos, 1972-2017)
55 700
50
600
45
Casos involucrando al menos un país de ALC
40 500
Casos que no involucren un país deALC
35
Casos cumulativo (eje derecho) 400
30
25 300
20
15 200
10
100
5
0 0
1972
1977
1982
1987
1992
1997
2002
2007
2012
2017
Fuente: CIADI, Search Cases Database.
Además, según las estadísticas del CIADI los sectores en los que se ha presen-
tado la mayor cantidad de disputas son el sector de petróleo, gas y minería,
con 25%, y el sector de electricidad y otros tipos de energía, con 17%. Esto
podría indicarnos de manera no concluyente que las inversiones más conflic-
tivas se han efectuado en dichos sectores, quizás por el volumen y el margen
de beneficios asociados a ellos. Sin embargo, un análisis agregado de todos
los sectores en que se han presentado controversias permite concluir que la
mayoría de las disputas se refiere a servicios (comercio, informática, finanzas,
turismo, construcción, transporte, electricidad, etc.), que, consideradas de ma-
nera global, superan a las disputas por recursos naturales.
4% TLCAN
1% CAFTA-DR
3% Otros
29 Por ejemplo, la IED en el TLCAN representa 75% de la inversión total que envía Estados Unidos al conti-
nente americano y 90% de Canadá.
56
Con respecto al arbitraje internacional de inversiones, la jurisdicción abarca
tres dimensiones: material, personal y temporal.
La jurisdicción material hace referencia a si los temas pueden ser resueltos por
un tribunal arbitral. Como es evidente, en un principio los temas que pueden
ser discutidos por dicho tribunal conciernen las inversiones. Sin embargo, es
necesario hacer algunas aclaraciones. Por un lado, los tribunales arbitrales tie-
nen jurisdicción para decidir sobre su competencia y, por otro, los temas rela-
tivos a inversiones suelen variar.
31 Es importante destacar que el término “inversión” suele ser definido en los AII de manera amplia y no está
definido en el Convenio del CIADI. Sin embargo, el Artículo 25 (1) de ese Convenio, establece que la juris-
dicción del Centro se extenderá a las diferencias de naturaleza jurídica que surjan directamente de una
inversión entre un Estado contratante y el nacional de otro Estado contratante. Por lo tanto, los tribunales
arbitrales constituidos bajo las reglas de arbitraje del CIADI deben determinar si la actividad del inversio-
nista satisface los términos del AII, así como los elementos del Convenio del CIADI referidos a “inversión”
(que la disputa sea de naturaleza jurídica y que surja directamente de una inversión).
58
Sin embargo, en el caso de un arbitraje CIADI, al igual que el término “inver-
sión”, el término “inversionista” debe cumplir con los requisitos establecidos
tanto en el AII como en el Convenio de Washington. En el Convenio del CIADI,
un inversionista puede ser una persona natural o una entidad legal, mientras
que en los AII el alcance del término “” dependerá de cada caso en concreto.
Asimismo, el Convenio del CIADI establece que el inversionista debe demostrar
que no tiene la nacionalidad del Estado receptor de la inversión, lo que es apli-
cable aun en los casos de doble nacionalidad (Nadakavukaren, 2016).
LEGALIDAD DE LA INVERSIÓN
32 Por ejemplo, el Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana, Centroamérica y los Estados Uni-
dos (CAFTA-DR) establece que cada parte no deberá brindar un trato menos favorable a inversionistas de
otra parte o de cualquier país que no sea parte con respecto al establecimiento de inversiones en su terri-
torio (Artículo 10.4). Este tratado extiende el ámbito de protección al establecimiento de las inversiones y,
por tanto, brinda mayor protección a los inversionistas.
En contraste, el AII entre México y el Reino Unido establece que las inversiones no deben ser sometidas
a un trato menos favorable al ejercido en las inversiones o ganancias de sus nacionales o compañías o a
inversiones o ganancias de nacionales o compañías de un tercer Estado (artículo 4). Como este artículo
no hace referencia al establecimiento de las inversiones, el ámbito de aplicación del mismo es limitado al
post-establecimiento de la inversión.
Todos los Estados partes del Convenio del CIADI están obligados, según el
Artículo 54, a reconocer e implementar los laudos arbitrales, incluso si el laudo
no fuera llevado en contra suya. Aunque el Convenio no lo diga expresamente,
ese artículo se refiere a un supuesto de ejecución forzosa, en el caso de que
los Estados no cumplan con los laudos del CIADI. Es en estas circunstancias
que los inversionistas deben buscar la implementación y ejecución del laudo a
través de procedimientos legales nacionales (Nadakavukaren, 2016).
60
Esta disposición, en conjunto con el Artículo 53 del mismo Convenio (que es-
tablece que el laudo será obligatorio para las partes y no podrá ser objeto de
apelación ni de cualquier otro recurso), otorga unas características específicas
a los laudos dictados por los tribunales arbitrales del CIADI, que los alejan
notablemente de los que emiten otros tribunales arbitrales tanto en disputas
sobre inversiones extranjeras como en el comercio internacional en general33.
• “que no se hubieren expresado en el laudo los motivos” por los que se inició
el procedimiento.
33 Esto porque, comparándolo con una sentencia firme dictada en el Estado en el que se insta la ejecución, el
laudo CIADI no necesita una declaración previa de ejecutividad para ser implementado en el propio Estado
en que se dictó puesto que el título ejecutivo no circula internacionalmente y esa declaración de ejecutivi-
dad ya viene dada por la legislación procesal de ese Estado al reconocerle valor de título ejecutivo.
34 En contraste, los laudos arbitrales de arbitrajes inversionista-Estado emitidos bajo reglas distintas al Conve-
nio del CIADI no son parte de un sistema autocontenido y se encuentran sujetos al control de los tribunales
sede del arbitraje, a menudo con causales de anulación más amplias que el Convenio del CIADI, incluyendo
que el objeto de la diferencia no sea susceptible de solución por vía de arbitraje y que el reconocimiento
o la ejecución de la sentencia son contrarios al orden público del país donde se intenta la anulación. Por
otra parte, en lo que respecta a la ejecución del laudo, al no haberse dictado bajo la Convención del CIADI,
debe seguir el respectivo trámite de exequátur ante el tribunal competente del Estado donde pretende
ejecutarse el laudo.
62
IV.4 CRÍTICAS A LOS AII Y AL ARBITRAJE
DE INVERSIONES
Esto genera la preocupación de que los países dudarán en hacer cumplir las
funciones legítimas del gobierno en las áreas de salud, seguridad o regula-
ciones ambientales por temor a ser demandados bajo las disposiciones del
arbitraje inversionista-Estado. Este fenómeno, conocido como “enfriamiento
regulador”, es una de las causas principales del escepticismo hacia acuerdos
megarregionales, como el TPP o el TTIP.
Otra importante crítica es contra la falta de coherencia entre los distintos tribu-
nales arbitrales, dado que solo se dedican a resolver el caso en concreto que se
somete a su jurisdicción y no tienen interés en la coherencia del sistema. Asi-
mismo, esta fragmentación también impide que los errores que se produzcan
en la decisión puedan ser corregidos, al carecer de un sistema de apelación
integrado (Fernández, 2009).
64
ciados por países de la región establece una definición más clara de los están-
dares que han resultado más litigiosos. En el caso del TJE, este se ha llegado a
restringir a la “obligación de no denegar justicia en procesos criminales, civiles
o administrativos de acuerdo con el principio de debido proceso”. Asimismo,
en algunos AII el estándar de protección y seguridad plena tiene una definición
más restrictiva, equivalente a la provisión de un nivel de protección física reque-
rida de acuerdo con el derecho internacional consuetudinario (Polanco, 2016).
Por otro lado, si bien existen casos que han significado condenas por impor-
tantes sumas en contra de algunos países latinoamericanos, en términos gene-
rales, el promedio de casos que los Estados pierden no es distinto al promedio
general del sistema a nivel mundial –alrededor de un tercio de las disputas
sometidas a arbitraje (Polanco, 2014). Asimismo, en algunos casos, los Estados
demandados han utilizado recursos de anulación de manera exitosa, logrando
reducir los montos de compensación. Un ejemplo es el caso de Occidental ver-
sus Ecuador, en el que Ecuador logró obtener una rebaja de la indemnización
de USD 1 700 millones a USD 1 100 millones (Páez-Salgado, 2015).
En este módulo hemos estudiado los distintos tipos de tratados que reciben la
denominación de “acuerdos internacionales de inversión”, examinando su es-
tructura y efectos. Asimismo, se ha analizado las disposiciones que usualmente
se encuentran en estos acuerdos, en particular, las definiciones propias de su
ámbito de aplicación (por ejemplo, qué se entiende por “inversión extranjera”
e “inversionista extranjero”), las normas de protección (por ejemplo, estánda-
res absolutos y relativos, protección contra la expropiación y transferencia de
fondos) y los mecanismos de solución de controversia inversionista-Estado.
66
IV.6 BIBLIOGRAFÍA GENERAL
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