Está en la página 1de 2

Esclavos del Tiempo

Las actividades del hombre están estrechamente reguladas por el tiempo. Esto se
ha convertido en una parte de nuestro sistema diario de hábitos y costumbres. Nos
acostamos y nos levantamos después del descanso nocturno, por el reloj.
Desgraciadamente, en muchos casos y para detrimento de nuestra salud, nuestras
comidas están reguladas mas por el reloj que por las exigencias del cuerpo.
Naturalmente, es obvio que nuestras horas de trabajo y nuestros contactos sociales
o de otra clase están regidos por una norma convencional y que esto también lo
indique la hora del reloj. Para quien usa reloj, resulta bien claro constatar
cuanto dependemos del tiempo, si se olvida usar el reloj. Muchas veces durante
el día hemos consultado su faz imaginaria o lo hemos buscado donde
ordinariamente lo llevamos y nos hemos irritado con nosotros mismos por haberlo
olvidado.
Hay ventajas y desventajas en conducir nuestra vida por la hora, y mientras
el hombre actúe en este mundo, el reloj seguirá siendo un factor importante
para regular su medio ambiente. Sin embargo, cuando contemplamos el mundo
que esta mas allá de la acción directa del hombre, vemos que la naturaleza,
en muchas de sus manifestaciones tiene un absoluto desdén por el tiempo. La
naturaleza procede siguiendo un curso que el hombre juzga en términos del
tiempo, pero ese curso esta mucho mas allá del tiempo. En realidad, trasciende
del tiempo y hace de ese factor algo de poca importancia en las manifestaciones
totales de las leyes naturales. Es cierto que la naturaleza responde de manera
muy específica al ciclo de las estaciones y funciones normalmente en armonía
con el. Sin embargo, hay veces en que la naturaleza no toma en cuenta ni aun
el ciclo de las estaciones y se expresa, si le es necesario, de maneras contrarias
a la norma del tiempo aceptada por el hombre. Desde que el hombre ha aprendido
la historia antigua, el tiempo ha sido cada vez mas una parte de su pasado,
lo mismo que de su presente. La historia es una serie de datos escrita en
términos de tiempo, pero sean cuales fueren los resultados de la actividad
del hombre en el tiempo, la naturaleza siempre resulta triunfante. En una
ciudad activa, donde el hombre ha pavimentado las calles, ha construido aceras
y erigido grandes edificios, hallamos la expresión continua de la naturaleza
hasta en las pequeñas plantas que crecen en las hendiduras del concreto. Ellas
dan siempre alguna evidencia de sí mismas, a pesar de todo lo que el hombre
ha hecho para suprimirlas, y continúan, como parte de la naturaleza, en esta
resuelta manifestación. En muchas ciudades y sitios del mundo quedan restos
de los que fueron centros de civilizaciones. En la América Central quedan
restos de civilizaciones antiguas en las que el hombre de una manera que esta
fuera de nuestra comprensión de hoy, construyo edificios, pavimento áreas
y creyó que la naturaleza estaba completa y permanentemente sujeta por la
manifestación del hombre. Ahora, esas ciudades son no solamente ruinas, sino
que han sido retorcidas y casi totalmente ocultadas por el crecimiento de
la naturaleza. La expresión de la naturaleza estaba sujeta solo de manera
temporal, no suprimida. La vida animal y vegetal continua a su propia manera.
Así lo hicieron antes de que el hombre apareciera en la tierra y según todas
las probabilidades lo seguirán haciendo después que el hombre pase al olvido.
Ciudades y civilizaciones surgen y desaparecen, pero la migración de los pájaros,
los ciclos vitales de animales y plantas que pueden ser contenidos
momentáneamente por el hombre en el tiempo, finalmente proseguirán su curso
como de costumbre.
El tiempo y lo que el hombre alcanza en el tiempo, lo hacen cada vez mas objetivo
en su pensamiento, hasta que el tiempo mismo se convierte en una carga. El
hombre se hace tan disciplinado con respecto al tiempo, que llega a darse
cuenta de que tiene muy pocas ocasiones de ser lo que verdaderamente es. Sin
embargo, en esos momentos de descanso y meditación, que son demasiado escasos
si se atiende a todas las exigencias de la civilización moderna, el hombre
alcanza breves estados subjetivos en los que puede darse cuenta de la irrealidad
del tiempo, en términos de la eternidad. La expresión de la naturaleza, a
la cual nos hemos referido, es una expresión de eternidad. No es algo que
esta en el futuro, sino la expresión de las leyes de Dios tal como son ahora. La
eternidad jamas comienza o termina, pero para el hombre parece que
verdaderamente comenzó cuando el se dio cuenta de ella. Si el hombre ha de
alcanzar su verdadero sitio y dignidad dentro de la eternidad, y por lo tanto en el
Cósmico, debe libertarse de las cadenas del tiempo. Es cierto que el tiempo puede
ser para el un siervo y una ayuda en su vida objetiva, pero no es necesario que el
hombre sea su esclavo cuando alcanza el concepto ce conocerse a sí mismo. Es en
un momento subjetivo, en un período dedicado a la contemplación, cuando el
hombre alcanza a ver el flujo de la naturaleza y del Cósmico, libre de los lazos
del tiempo, y ve que dentro de este gran flujo el puede hallar su puesto como
parte de el y progresar hacia la divinidad.
Este artículo fue publicado por primera vez en la revista "El Rosacruz" Vol.
II No.3 Editado en Enero de 1949

También podría gustarte