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PASTORAL DEPORTIVA1

PARROQUIA SAN PASCUAL BAILÓN


Marcando la diferencia en la Lúdicra-Agonística

La búsqueda de la felicidad resuena en las mentes de los jóvenes jugadores dando espacios a la
recreación y competición. Logrando aquello que es bueno y agradable en el deporte para acerarse
a la meta con la posibilidad de obtener un galardón, y así estar disponible a buscar todo aquello
para alcanzar la felicidad. Por ende, los espacios deportivos urbanos no son espacios verdes que
facilita al hombre y a la mujer para su re- creatividad, sino para buscar la felicidad anhelada que
perdió en el paraíso, por eso, hay que comprender el término recreación desde una óptica de
formación integral y no desde el mero plano recreacional. La integridad del ser humano juega un
papel importante para los escenarios juveniles desde las escuelas deportivas y también para los
militantes, a pesar de las dificultades y las problemáticas que se presentan en dichos contextos
deportivos.

El deporte recreativo-competitivo cultiva en los jóvenes jugadores un entrenamiento en la actitud,


la confianza, el autocontrol, la concertación, visualización, la competitividad, la comunicación,
entre otros. Sobre estos valores de entrenamiento deportivo, la pastoral deportiva crece y fomenta
una formación integral, en esta realidad deportiva en medio de los jóvenes. Dentro de ella
encontramos a los “coachee” donde nacen los dioses, los semidioses, y los que no son dioses. Al
tener en cuenta estas diferencias de estadios juveniles deportivos, la pastoral deportiva asume
espacios de acompañamiento enraizándolo en un “coaching” espiritual en la planificación y
programación, en lo que implica a la motivación y el acompañamiento personal y del equipo, y el
entrenamiento en valores, pues la función del coaching espiritual es intrínsecos y extrínsecas
porque el jugador siempre está en relación con el mismo, con los demás y con Dios. Además, la
pastoral deportiva no puede ser ajena a la diferenciación de los tres estadios de los jóvenes
jugadores, los dioses, semidioses y los que no son dioses. Entiéndase esta diferenciación de la
siguiente manera.

Los dioses, son aquellos que han sido beneficiados con talento y con actitud. Tendrán éxitos
en los niveles más altos, si los entrenadores no se cruzan en su camino. […] los semidioses
tienen talento pero les falta actitud y estarán condenados a desperdiciar su potencial. […]
los que no son dioses no tienen mucho talento pero si actitud (Beswick, 2011, pág. 9).

Ante estas realidades, las escuelas y clubes deportivas juveniles extiende su potencial en los tres
estadios, priorizando a los dioses y a los semidioses, pues lo que subraya para estas entidades es el
deporte agonístico con poco espacio lúdico, pues el homo ludens – entiéndase homo ludns como

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El proyecto Pastoral Deportiva (Cfr. Academia Deportiva Carmelitana) fue desarrollada de manera sistemática con
su fundamentación en la Tesis: “Las Escuelas Deportivas como escenario de evangelización Juvenil y promoción
humana” Cap. III por Fr. Elver Arenilla (USTA).

1
aquella “expresión que designa al ser humano que se divierte y que goza buscando en el deporte y
en el juego la fuente de la salud y bienestar” (Bolaño T. E., 2006, pág. 74) – y el homo socius se
encuentran para relacionarse y divertirse mediante el juego. Por lo tanto, la Pastoral Deportiva
acoge a los jóvenes sin importarle los estadios en que están ubicados, pues ella incorpora en sus
entrenamientos y plan de formación de la lúdica como espacio de integración, empatía, confianza,
mayor plenitud y libertad ante las reglas deportivas establecidas para orientar a los jóvenes
deportistas en la autoestima, autoconocimiento y las debilidades y capacidades que tiene como
jugador. Además, la incorporación de valores agonístico es el reto de la pastoral deportiva ante las
competencias para llegar al podio con el esfuerzo, la disciplina, la exigencia sin violentar al cuerpo
ni someter al jugador a entrenamientos rigorosos ni al dopaje, sino jugando con la seguridad, la
confianza en sí mismo y en los compañeros de juego, en el juego limpio y en el objetivo del equipo.

Por consiguiente, el deporte recreativo busca “en esencia la diversión, distracción y entretenimiento
en un marco de participación e integración social” (Consultoría, 2014, pág. 44); de suyo que el
punto de sociabilidad de estos jóvenes que comparten sus dimensiones lúdicra y social es en el
campo de juego, donde cada uno según sus características hacen parte del momento recreativo; por
eso, las zonas verdes y los parques son focos de reuniones juveniles que buscan integrarse para
formar equipos de líneas y la pastoral deportiva no es indiferente a esto, antes bien, aprovecha y
hace suyo esta metodología de la re- creatividad. Teniendo en cuenta este aporte de la recreación,
la pastoral deportiva por medio de su coaching deportivo y el aporte de la psicología deportiva
observa al joven sobre sus cambios fisiológicos, emocionales, familiares, relacionales y deportivo
para poder entablar un acompañamiento desde el coaching espiritual. La finalidad de la que
persigue la pastoral deportiva es crea una figura de un asesor espiritual, concibiéndolo como un
entrenador espiritual porque le interesa es que “los jóvenes deportistas se desarrollen como
personas responsables con su vida y sus metas” (Alaminos, Bastida, & Sancho, 2013, pág. 10), esta
preocupación es compartida no solo por aquellas escuelas y clubes que buscan formación integral
de los jóvenes, también es la co-responsabilidad del coaching espiritual y de una pastoral deportiva
que entra en dialogo con estas instituciones.

Para comprender la finalidad de la pastoral deportiva y del coaching espiritual, primero hay que
explicar el concepto de recreación desde la formación integral del ser humano, porque las
propuestas de la P.D es el desarrollo de los jóvenes deportistas como personas que arriesgan todo
hasta entregarse por una causa justa en sus vidas, en la sociedad y en la Iglesia. Es de tal manera
que, la pastoral deportiva desarrolla dos momentos, el lúdico y el agonístico. Este primer momento
es sobre la recreación, entiéndase recreación, según la Fundación Universitaria Luis Amigó, de la
siguiente manera:

La recreación es trabajo creador (trasformaciones de la realidad) y aprendizaje (adquisición


de hábitos y destrezas y trasformaciones de la conciencia) (Ayala, pág. 44).

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También, hay que subrayar el aporte del teólogo Tomás E. Bolaño sobre la recreación como actitud
del ser humano desde la propuesta de la formación integral.

La recreación se considera como actividad libre, placentera; que ejecutada en forma


individual o colectiva; responde a una actividad natural del hombre, la cual busca la
perfección humana (Bolaño T. E., 2006, pág. 129).

El aporte dado por el teólogo y desde la teología deportiva, el entrenador espiritual y la pastoral
deportiva, asumen la recreación no como ha sido entendida: “el conjunto de actividades que se
realizan en el tiempo libre con la finalidad de recuperar fuerzas, de quitar tensión” (Adarme, 2004,
pág. 21). Esta interpretación de recreación no es la que subraya la pastoral deportiva, porque no
hay autorrealización ni autodisciplina en la práctica lúdicra-agonística; puesto que busca de la
recreación es apertura y desarrollo armónico.
Entender la recreación para un desarrollo armónico del ser humano, como apertura a la vida
en toda su complejidad, como un estado donde el tiempo y el espacio se diluyen creando
sus propias reglas y no como entretenimiento para el tiempo libre o residual, impuesto por
modelos económicos y políticos basados en el consumo, la competitividad y la calidad
(Adarme, 2004, pág. 21).

La actividad lúdicra – agonística es importante para los clubes y academias, y para el desarrollo y
la implantación de la pastoral deportiva, por el hecho de que desfilan en el juego, la chanza, el
chiste, los momentos en que las reglas no existen, el trato con el otro que se vuelve compañero de
juego, la admiración de un regate de una finta o un “túnel” o algo que sucedió cuando se recreaban
y entrenaban. Lo recreativo enfatiza en una lúdicra espontánea ante una recreación dirigida; es
decir, que la lúdica espontanea es donde no hay entrenador, ni reglas deportivas que encierran al
jugador sino en momentos de vivencias sin ninguna mediación adultocéntrica; mientras que la
recreación dirigida se mide por puntajes que establece el entrenador y la obediencia a las reglas
instituida, reconocimiento autovalorativo, participación solidaria en equipo, expresión con el
grupo, entre otros; estos dos estados de la recreación hacen parte de los equipos deportivos, sin
ellas una pastoral deportiva sería un pasatiempo sin ninguna finalidad formativa. Por tanto, la
pastoral deportiva forma a sus “coach” en el coaching deportivo, psicológico, fisioterapéuticos,
espiritual, sociocultural, entre otros; destacando su preocupación por desarrollo armónico de sus
“coachee”.

De todo lo anterior, hay que señalar lo siguiente por medio un cuadro propuesto por Oleguer
Camerino Foguet sobre ¿Qué es la recreación? (Foguet, 2000, pág. 9) Para una mayor comprensión
de la pastoral deportiva y la metodología de jugar con el tiempo de los jóvenes deportistas.

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ADUCACIÓN DEL
TIEMPO
TIEMPO LIBRE
LIBRE

JUEGO
OCIO
LUDICIDAD
RECREACIÓN

RECREACIÓN RECREACIÓN
ESPONTÁNEA DIRIGIDA

En un segundo momento, el deporte competitivo incrementa el autodesafío de sus jugadores, de


suyo, la pastoral deportiva se reta a ella misma cuando participa de un campeonato que exige
rendimiento físico y una concentración de mayor alcance para ejercer ventajas técnico-táctico sobre
su oponente. En la competencia las reglas son estables y el espacio tiene sus medidas exactas para
ejercer la competición, mientras que en deporte recreativo las reglas variaban, pues el
entrenamiento es jugando y la competencia es recreándose. La competición es la guerra de 11
contra 11 – en el caso de fútbol 11 – y los niveles de ansiedad marcan la diferencia entre los
jugadores del mismo equipo, de modo que el entrenador junto con el psicólogo y el asesor espiritual
deportivo influyen en los jóvenes jugadores con pensamientos positivos para generar emociones
elevadas.

La pastoral deportiva entra en el escenario de la competición y con ella los desafíos que puede
generar el mal manejo de los recursos económicos, la participación del juego sucio, el dopaje y el
“drama de sus jugadores”; sin olvidar lo admirable de la competitividad. El “coachee” que
pertenece al equipo de la pastoral ve en la competición como “aquel puñetazo” (Talese, 2013, pág.
55) que cambia el cursos de su vida deportiva y la seguridad del equipo al que pertenece. También,
hay que agregar que en lo agonístico el jugador enfrenta una lucha interior “es el drama interior
que disputa el lado fuerte del jugador, “Puedo” y el lado débil “no puedo”. […] miedo al fracaso”
(Beswick, 2011, pág. 15); el miedo se apodera de los jugadores en momentos desafiantes, para
muchos “es la primera vez que juega en competición” donde el medio, la inseguridad y la ansiedad
muestran la finitud, lo limitado y la lucha interior del joven deportista. Estas realidades deben que
ser formadas y acompañadas por el asesor espiritual y el psicólogo deportivo para ayudar a que los
jóvenes deportistas enfrenten la realidad limitada.

Los “coachee” que han vivido en la fascinación por el deporte y la exaltación de su talento por ser
dioses y semidioses, son ahora, no dioses, pues la finitud la experimentan en carne propia porque
sus fintas y regates, o mejor, sus grandes jugadas son ahora burla del espectáculo y le han fallado
al equipo por su individualismo y vanidades deportivas, además han caído en la idolatría de los
medios de comunicación. La finitud de los “coachee” es orientado por el entrenador espiritual y el
psicólogo, cada uno según su función y la necesidad del jugador ante el partido y jugando en el
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campo, porque la presión social de los aficionados recae sobre el jugador y éste no está preparado
para sufrir la presión de los espectadores. De modo que, antes los desafíos de lo agnóstico, los
“coachee” deben tener entrenamientos psicológico y espiritual, cosas que no aceptan algunas
academias deportivas porque el entrenador hace las veces de psicólogos y asesor espiritual, por
ende, ante esta dificultad. La pastoral deportiva entra en dialogo con otras escuelas deportivas para
el desarrollo armónico del jugador, si es que le preocupa los otros que no hacen parte del rebaño
que ella cuida (Jn 10,16).

Llegando a este punto de competición en el deporte juvenil, hay que resaltar el papel importante
del “coach” en todos sus niveles: entrenadores, fisiólogos, psicólogos; y como pastoral deportiva
y la necesidad del acompañamiento espiritual, el asesor espiritual. Los “coach” tienen delante de
ellos a un ser humano, no a una máquina pateadora, que pertenece a una cultura y a una familia
con sus riquezas y pobrezas, que se mueve dentro de él una lucha interna y externa, y por último a
un joven talentoso; cada jugador trae consigo mismo un entrenamiento de vida personal y un
escenario diferente, por eso, es tarea también del teólogo es entrar en estos ambientes deportivos
cumpliendo la función de un asesor espiritual o consejería. Debe quedar claro que los “coach”, en
especial, el psicólogo que es “el único que no sigue al balón” (Beswick, 2011, pág. 44), igualmente,
el asesor espiritual. Mientras que el entrenador “es un experto en su ámbito de actuación, conoce a
la perfección la técnica, la táctica y la estrategia deportiva” (Alaminos, Bastida, & Sancho, 2013,
pág. 41) los “coach” psicológico y espiritual persiguen con sus miradas a los “coachee” para ver
su avance en todas sus dimensiones humanas, en especial, en la seguridad y confianza en sí mismo,
incluyendo el juego en equipo.

La finalidad de la Pastoral deportiva es el desarrollo armónico, como muchas veces se ha


mencionado, y la restauración del joven que hace parte de esta comunidad eclesial. El
acompañamiento es una de las herramientas que tiene la Pastoral con el simple hecho de que Los
“coach” no deben distanciarse de los “coachee” en el “coaching”, pues tienen la misión de
orientarlos, formarlos, ayudarles a descubrir sus dones y contar con la presencia de ellos en medio
de las alegrías y dificultades. Además, la teología deportiva entra en el mundo del “coaching”
deportivo que es multidisciplinar, en dialogo con las otras ciencias para el desarrollo del joven
deportista, o como lo llamaron los Padres de la Iglesia, la deificación.

Entrenador deportivo,
preparador físico, el Psicologo deportivo
fisiólogo y fisoterapeuto.

"coachee"

Nutricionista, soporte
Asesor espiritual (teólogo
médico y instructuro de
del deporte)
estilo de vida 5
Para concluir, algunas academias, clubs y escuelas deportivas no cuentan con la participación de
este equipo multidisciplinar que está en función del desarrollo del joven deportistas en todas sus
dimensiones. Este equipo de “coach” conocen los espacios de entrenamientos, el deporte
recreativo – competitivo y desde su especialización aportan al proceso de las academias
deportivas; pero el asesor espiritual no parece importante para las clubs, pues lo ven como
innecesario para la formación del deportista porque Dios no es necesario en el “coaching”. Por
tanto, el asesor espiritual está allí reflexionando sobre los gestos de los deportistas, la cruz antes
de entrar al campo de batalla, miradas a los cielos que se pierden por el grito de los espectadores,
plegarías cortas elevadas a la Divinidad, lágrimas brotadas ante la impotencia, y todo aquello que
refleja espiritualidad del deportista. El joven jugador es religioso y no es ajeno a su “coaching” y
“coach” espiritual, necesita de un asesor, para no llamarlo director espiritual, porque tiene sed de
lo Transcendente. El “coach” espiritual acompaña al “coachee” en proceso de formación para su
“cristificación” (Paikkar) o deificación; lo escucha y lo anima; el asesor espiritual trabaja en
conjunto con todas las disciplinas y no puede jugar el papel de psicólogo deportivo.

La pastoral deportiva planifica y programa sus entrenamientos desde la preparación profesional


de los entrenadores para el bien de sus discípulos – jugadores, valorando los dones y talentos de
cada “coachee” y llevándolos al servicio del equipo porque representan una comunidad juvenil
desde el deporte con sus ritos litúrgicos para agradecerle al Señor por el don del deporte a la
iglesia y a la humanidad. Además, la pastoral reconoce aquellos escenarios que deben ser
humanizados y el teólogo deportivo aquellos acontecimientos de injusticia, opresión y de miseria
en la vida del equipo, de los jóvenes y de la escuela deportiva y de la misma pastoral deportiva.

De todo lo anteriormente desarrollado, sobre los espacios de recreación y el deporte lúdicro –


agonístico, surgió la propuesta de crear una Pastoral Deportiva para la evangelización juvenil en
la parroquia de san Pascual Baylón de la Arquidiócesis de Bogotá, siendo el deporte el escenario
y no el pretexto para dicha misión eclesial. Sin embargo, la pastoral deportiva surgiría como un
péndulo entre una comunidad juvenil parroquial y una academia deportiva, en la lucha interna de
sus miembros, en la ambición del párroco por tener una mayor parte de la iglesia joven en su
parroquia, en las ambiciones de los entrenadores para formar una academia lucrativa, la
indiferencia religiosas de algunos jóvenes, en la novedad de la los fieles laicos adultos;
igualmente como un espacio de oratorios salesianos y de los oratorianos. Los primeros pasos de
las propuesta fue realmente una lucha contra una pastoral de conservación para tener que abrir
los nuevos espacios donde Dios también está allí, si es preciso entrenado con sus hijos e hijas,
pero la ceguera espiritual y pastoral no jugaran en esta pastoral deportiva por el simple hecho de
ir hacia los nuevos areópagos. Por tanto, la Pastoral Deportiva Juvenil (P.D.J) fascina a muchos
jóvenes jugadores parroquiales y aquellos que estaban alejados de la comunidad eclesial, para
comprometerlos activamente desde el escenario deportivo, animándolos que sus talentos no
pueden ser enterrados (Mt 25,18). Desde esta perspectiva nace la Pastoral Deportiva Juvenil de
san Pascual.

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La Pastoral Deportiva creó sus propios lineamientos para no compararse con las otras academias
y clubes, porque el protagonismo de los jóvenes no puede estar mediada ni encarcelada por las
palabras del director adultocentrico. Por ejemplo, sobre los aspectos, los Militantes2 junto con los
“coach” establecieron unas reglas que denominaron “valoramento”. En el valoramento podemos
encontrar las normas de convivencias dentro del equipo que son custodiadas por los asesores, y
ajustadas por los “coach” durante el entrenamiento; el cultivo de los valores y las virtudes
cristianas deportivas como la disciplina, el respeto, la valentía, la confianza, la empatía, los
sacrificios, el compromiso, la amistad, la justicia, la fortaleza, la caridad con los demás, la
paciencia, la amabilidad, humildad, entre otros; el compromiso con las actividades parroquiales y
la participación activa dentro de ella. Teniendo esto en cuenta sobre la pastoral deportiva,
vayamos a desarrollar la función del organigrama de los Militantes:

a. El líder:

El líder es diferente al capitán del equipo, pues éste entra en contacto con los directivos
encargados de la pastoral porque tiene la capacidad y la habilidad para iluminar, inspirar y
colaborar, convocar y ayudar en el avance de la P.D.J, e incluso su talento para dirigir a sus
compañeros; el líder es una figura de director técnico pequeño que mira con los ojos de su equipo
los avances y las debilidades del equipo. También, tiene la capacidad de trabajar en equipo
consiguiendo la meta y los objetivos comunes de la pastoral, e incluso, con su influjo y
persuasión emite mensaje claro a la comunidad deportiva por medio de feedback. Por ende, el
líder hace suyo el problema empático del cristianismo porque crea relaciones de confianza, de
escucha activa donde intervienen el capitán y los asesores junto con los demás jugadores, de
convocar a encuentros para solucionar conflictos internos y externo de la pastoral deportiva frente
a los desafíos que esta misma presenta.

Realmente es una figura de protagonismo y de compromiso no solo con la pastoral sino con todo
el equipo que tiene a su cargo, ya que todo el equipo desde una dirección descansa en la presencia
de él que los representa ante los administradores técnicos y los encargados de la pastoral
deportiva. El que es elegido líder de modo democrático reconoce y hace parte de los interés y
propuesta del equipo, de los conflictos internos de equipo y de la pastoral, y de las motivaciones
y expectativas del equipo.

b. Capitán

El capitán hace parte del equipo, al igual que el líder, desde otra perspectiva. El capitán alimenta
y anima a sus compañeros para mejorar el entrenamiento técnico-táctico, sociocultural,
pedagógico, espiritual y psicológico; identifica y conoce los objetivos de cada entrenamiento para

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El primer valoramento fue creado por los militantes que después acogerán a los Deltas y Eagles, sufriendo grandes
cambios para la comunión de las modalidades deportivas en la pastoral. Hay que anotar que algunos militantes
vienen de la formación carmelitana, por tanto, el valoramento es original del Movimiento Juvenil Carmelitano, en
espacial aquello que compete al deporte.

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así contribuir a la animación del equipo-familia que está empeñado a favorecer el rendimiento
deportivo. Antes la realidades que afectan al grupo, como son los conflictos, el capitán junto con
la ayuda de sus compañeros dan una solución a las problemáticas internas, además avisándoles a
los “coach” sobre estos malentendidos; por ende, su función de capitanía estará ligada a la
comunicación, los puntos en común, evitar todo prejuicio, valorar el aporte de sus compañeros
sobre las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades (DAFO) que recae sobre equipo. Por
ende, el capitán está enraizado, enfocado y puesta la mirada en el equipo.

c. Asesores:

Los Asesores son “coachee” que están comprometidos a darle buen funcionamiento al equipo y a
la pastoral, ellos son los consejeros de asesorar bien al capitán y al líder, e incluso evalúan al
equipo desde el valoramento dándole buen fin para que el proyecto no pierdas sus directrices ni
se desoriente de su meta como equipo y como pastoral. Ciertamente nos enfrentamos ante unos
“coachee” con una autonomía frente al entrenador que dan sus propuestas frente a la
programación y planeación del coaching, ya que ellos han escuchado y reunidos con todo el
equipo, incluyendo al líder y al capitán. Ellos reciben una formación sobre DAFO para orientar al
capitán y al equipo, estos asesores son unos liberos, es decir; “«vehículos» de contacto y
comunicación entre el equipo técnico y los jugadores en la cancha” (Rodríguez, 2013, pág. 63).
Ellos tienen la capacidad de liderazgo, son responsables del equipo, un rendimiento de
sacrificios excelente; además, ellos junto con el capitán y el líder, dan sus opiniones que deben
ser escuchadas por parte de los compañeros y entrenadores. Cada uno de los asesores cumple una
función diferente que es distribuida por el don y la disponibilidad para encaminarlos a la
responsabilidad y al compromiso con la Pastoral Deportiva Juvenil.

Los asesores tienen una orientación al trabajo en grupo, siendo co-laburadores y corresponsable
del capitán para que las actividades y entrenamientos cumplan con el objetivo propuesto por los
“coach”; creando una atmosfera agradable, ambientes que generan espacios de compañerismo,
asertividad, capacidad de escucha y de discernimiento, creatividad y vitalidad para el equipo, y
ante todo, la aceptación de la autoridad y liderazgo en las decisiones que tomen para el bien del
equipo y de la pastoral.

"Coach"

Líder, capitán
"Coachee" y Asesores

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Líder
Administradores
DOFA y Entrenadores
Equipo

Capitán Asesores
VALORAMENTO3

Proyecto de Vida:

Los Militantes realizaran un proyecto de vida que junto con el psicólogo y el asistente espiritual
en busca de nuevos horizontes y darle sentido a su vida, siguiendo los huellas de Jesús de
Nazaret.

a. Dimensión Familiar: El militante encuentra en la familia el apoyo y el primer espacio de


interacción social, afectiva y espiritual; de manera que es la familia donde el jugador
cumplirá sus deberes como hijos, es decir, cultivar los valores del respeto, la confianza, la
solidaridad, la obediencia, la escucha y la unidad-comunión con sus demás familiares.

b. Dimisión Socio-cultural: El entorno social y cultural son los espacios donde el jugador se
desarrolla como ciudadano de una comunidad y como equipo de una escuela deportiva; e
incluso dentro de la pastoral como laico comprometido. Por tanto, las relaciones con los
demás deben ser de cordial y amable sin llevar a la violencia, la preocupación por el otro,
el cuidado pon el medio ambiente, trabajar en equipo por una acción buena, corregir y
dejarse corregir por los demás miembros. También participar en acciones culturales que la
Pastoral Escuela Promueve.

c. Dimensión Deportiva: El militante dentro y fuera del equipo cultivará el valor de la


humildad y dejar de un lado la arrogancia y la vanagloria para que reflexione que un
jugador no se hace por lo que juega sino por su humildad, actitudes, aptitudes y su
relación.

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El valoramento fue incorporado para la convivencia. No hay mediación adultocentrica, excepto la autoridad del
psicólogo y el asesor espiritual que tienen autoridad propia ante el equipo, ya que saben comprender la vida
interna del joven y del equipo. Por tanto, el director técnico y los entrenadores son asesorados por estos dos
entrenadores, pues la diferencia es la autonomía del equipo con su líder, capitán y asesores.

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Jesucristo dentro de la Iglesia. También trabajar en equipo con un solo objetivo y metas
para el desarrollo de la lúdicra y lo agonístico deportivo junto con la compañía del
Capitán – Líder, los asesores y los entrenadores.

d. Dimensión Espiritual: La relación con el Misterio llevará al jugador a reconocerse


pequeño y grande ante los ojos de su Hacedor; ya sea en la celebración de su fe, por
medio de retiros y convivencias que realizase la Pastoral - Escuela. En dicha dimensión el
participante descubrirá la escucha de la Palabra de Dios por medio de la oración, la
meditación y los problemas de la realidad como la Voz de Dios que le habla en el interior
de su corazón. Además, fortalecer cada valor y desterrar los antivalores dentro de su vida
y dentro del equipo.

e. Dimensión Académica: Los Militantes desarrollan la disciplina deportiva junto con la


exigencia académica, pues, el juego se mide también por la capacidad de reflexionar y de
criterios; por ende, el promedio estudiantil debe ser sobre 4.0 (1-5). Sino tiene una
inscripción condicional que le permita superar en máximo de dos periodos.
f. Dimensión Militante: Los militantes tendrá presente la parábola de la higuera Lucas 13,6-
9: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y no lo
halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera,
y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Él entonces, respondiendo, le
dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave alrededor de ella, y la abone. Y si
diere fruto, bien; y si no, la cortarás después.

Entrenamiento del Valoramento4.

Admiramos las grandezas de sus jugadas, regates, fintas, trabajo en equipo, pero lo que más
admiramos de ustedes es dejarse moldear por manos de artesanos, en especial, por las manos de
Dios. Realmente este valoramento es para la deificación o en su lenguaje para llegar a la
perfección del juego. Por tal motivo, nos dirijo a todos los militantes, pequeños y jóvenes, para
vivir en la excelencia del juego limpio y del trabajo en equipo. Todos deben entrenarse en todo
porque el que persevere hasta el final se salvará – dice la Escritura (Mt 24,13) – su salvación
además de personal es comunitaria, pensamos en la salvación como esa íntima relación con el
Señor donde todo será nuevo. Por eso, hay que salvar todo, pero para salvar deben que estar
entrenado en todo, dicho en otras palabras, perseveren en la fidelidad, la lealtad y la caridad,
porque dentro de cada uno de ustedes tienen espíritu de valentía (2Tim 1, 7-9). Esta es la
edificación:

Jesús esta parábola: Tenía un hombre una higuera plantada en su viña, y vino a buscar
fruto en ella, y no lo halló. Y dijo al viñador: He aquí, hace tres años que vengo a buscar
fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala; ¿para qué inutiliza también la tierra? Él

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Género Literario Carta.

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entonces, respondiendo, le dijo: Señor, déjala todavía este año, hasta que yo cave
alrededor de ella, y la abone. Y si diere fruto, bien; y si no, la cortarás después (Lc 13,6-
9).
Abonarse en muchas cosas para dar frutos es parte del entrenamiento y del crecimiento humano;
ya que la virtud es una disposición habitual y firme a hacer el bien. Permite a la persona no sólo
realizar actos buenos, sino a dar lo mejor de su misma (CCE). Por tanto, el militante como
persona virtuosa tiende hacia el bien, lo busca y lo elige a través de acciones concretas, pues
como dice Gregorio de Niza “el objetivo de una vida virtuosa consiste en llegar a ser semejante a
Dios”; tal como afirma la Sagrada Escritura: “todo cuanto hay de verdadero, de noble, de justo,
de puro, de amable, de honorable, de todo cuanto sea virtud y cosa digna de elogio, todo eso
tenerlo en cuenta” (Flp 4,8). Por eso, les presentamos un entrenamiento:
Ejercicio de Autenticidad: “ser imagen de Dios”, la autenticidad te hace diferente de los demás,
cada uno da su fruto a su tiempo dejándose abonar por Jesucristo y por aquellos maestros –
entrenadores que son ejemplo de vida para su futuro. Es aquello que te da identidad.

Finta de Sacrificio y Autodisciplina: en medio de una sociedad que busca el placer, los
invitamos al sacrificio como signo de un entrenamiento fuerte que no lesione su vida sino que la
fortalece. El sacrificio y la autodisciplina los ayudarán a lograr metas, a trazar sus propios
horizontes, sin dejarse sesgar por el dopaje, la violencia y la drogadicción.
Regate de Respeto y el autocontrol: Muchas veces perdemos el control y comenzamos a
insultar al otro, ya sean estos nuestros compañeros de equipo, al árbitro, a los profesores y hasta
con nosotros mismo, sacando lo peor que hay en nosotros; por tanto, en medio de la agitación es
siempre la calma, jugar con cabeza fría, reconocer que también uno mismo la “embarra”. El otro
exige respeto, tal es la afirmación de Nuestro Señor Jesús de Nazaret: “trata a los demás como
quieran que te traten a ti” (Mt 7,12).

Equipo de Empatía: Al pertenecer a la Acción Juvenil Deportiva exige la empatía no la


simpatía, por eso, hay que abonar y regalar dicha virtud para obtener la amistad, la cooperación,
generosidad y solidaridad, porque si nos amamos unos a otros con amor fraternal; respetemos
y honrándose mutuamente (Rm 12,10).
Calentamiento en Lealtad: El militante acoge en sus entrenamientos la lealtad, la fidelidad, la
obediencia, para fortalecer al equipo y enseñarle que dentro de una casa hay normar que cumplir,
la fidelidad a los principios de los valores fundamentales, y la obediencia que se entiende por una
escucha profunda. Todo está relacionado con la exigencia y la perseverancia.

Llegar al podio con Esfuerzo: Subir una montaña exige esfuerzo, sacrificio, perseverancia,
paciencia, disciplina, cooperación y compañerismo, es una lucha constantemente con la vida y
con todo lo que hacemos; por eso, esfuércense por entrar por la puerta estrecha (Mt 7,13) para
obtener la victoria a la cual han sido llamados.

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Correr con Magnanimidad: Aspirar a los bienes de arriba, repite el apóstol Pablo, es aspirar a
lo grande. Por tanto, para aspirar a estas cosas, el militante debe estar desatado de los malos
vicios que los esclavizan, que no lo dejan jugar. Aspirar a la justicia, la paciencia, la humildad,
a la excelencia, a los triunfos lleno del don de la fortaleza y entrenándose a la templanza.
Porque todo le es permitido pero no todo les conviene (1Cor 10,23).

Meditar con fortaleza: el don de la fortaleza hace capaz de vencer los miedos, las inseguridades,
los obstáculos, ante la impotencia cuando se pierde y la alegría cuando se gane. Por eso, la
fortaleza ayuda a avanzar en un entrenamiento fuerte, a resistir ante las dificultades de la vida. El
Señor nos invita y nos grita, ¡ánimo! Yo he vencido al mundo (Jn 16,33).

Árbitro de Perdonar: no es fácil perdonar, por eso pidan la gracia al Señor para perdonar y
perdonen de todo corazón, sin rencor, sin remordimiento…. Les pedimos como sus entrenadores
perdonarse mutuamente y recibir el sacramento de la reconciliación, porque es cuando Dios y
cada jugador se abrazan después del grito del gol. Cuántas veces hay que perdonar, setenta
veces siete (Mt 18,22), es decir, muchas veces hasta que no te canses de perdonar y amar.

Vivir la Caridad: Beni, quiere decir, hijo mío, o mejor, aquel hijo predilecto – eso afirma Pikaza
en su libro. La caridad es un don que hay que sembrar para tenerlo todo, porque la fe es un don y
es a la misma vez la acogida del plan de Salvación y de Dios en sus vidas; la esperanza es
esperar aquello que no sabemos pero que nos anima a seguir entrenando; y la caridad es entrega
total, el otro, la creación, uno mismo y Dios; porque el mayor ejemplo nos lo dio Jesucristo: no
hay amor más grande que dar la vida por sus amigos (Jn 13).
El trofeo de la Contemplación: Hasta aquí llega nuestro entrenamiento, todavía falta mucho
valor para contemplar, los admiramos cuando contemplan la realidad, cuando el silencio
escuchamos la voz de Dios y la soledad no estamos solo porque el Señor está a nuestro lado; es
decir, es una soledad habitada presencia de Dios. Jóvenes de la Pastoral DEportiva no corran en
la vida sino que disciernen con prudencia, humildad y sabiduría… pues la humildad es la puerta
para entrar en este equipo y entrenar con todos…

Les decimos que se entrenen en todo porque Cristo nos alcanzó primero…

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