Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1.- INTRODUCCIÓN.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
La protección activa incluye aquellas actuaciones que implican una acción directa en la
utilización de instalaciones y medios para la protección y lucha contra los incendios. Por
ejemplo: La evacuación, la utilización de extintores, sistemas de detección y extinción, etc.
El sistema debe, además, prevenir las alarmas intempestivas y contar con un tiempo de
comprobación preestablecido antes de que se produzca la entrada en funcionamiento de los
sistemas automáticos, permitiendo su inhibición en caso de falsa alarma.
1.1. Fases del desarrollo de un incendio
Durante el desarrollo completo de un incendio pueden establecerse cuatro fases o etapas
distintas, cuyas características se resumen a continuación:
•Primera fase: Se produce una elevación muy lenta de la temperatura, que provoca la
aparición de humos o gases invisibles. Esta fase, también conocida como estado latente, puede
durar varias horas. La extinción de un fuego en su primera fase no resulta muy complicada.
•Segunda fase: Se produce un aumento de la temperatura hasta acercarse al punto de
ignición, así como una acumulación de partículas en forma de humo y gases visibles. Esta fase,
también conocida como estado visible, es más rápida que la primera y suele durar minutos o
algunas horas. Los fuegos que se encuentran en las fases primera o segunda se denominan
incubados, y se caracterizan porque producen fundamentalmente humos y gases propios de la
combustión.
•Tercera fase: Se alcanza el punto de ignición y aparecen las llamas, aumentando
considerablemente la temperatura y la presencia de humos. Esta fase, también conocida como
estado de llamas, se produce en escasos minutos (o incluso en segundos) y resulta muy
peligrosa. Para que un incendio alcance la tercera fase y, por tanto, aparezcan las primeras
llamas, deben darse unas condiciones favorables de presencia de oxígeno.
• Cuarta fase: Se produce un incremento de las llamas, de los humos y de la temperatura hasta
alcanzar un nivel de calor radiante que favorece una rápida propagación. Esta fase, también
conocida como incendio declarado, se alcanza en muy pocos segundos y resulta
extremadamente peligrosa. Los fuegos que se encuentran en las fases tercera o cuarta se
denominan abiertos, y se caracterizan porque producen llamas y gran cantidad de calor.
T2 – INSTALACIONES CONTRA INCENDIOS
Para que un sistema de protección contra incendios sea eficaz, debe garantizar la detección de
un fuego en la etapa más temprana posible, minimizando el riesgo para las personas y los
bienes y evitando que adquiera proporciones que dificulten su extinción.
2. Actuadores. Los actuadores, o salidas del sistema, son los dispositivos que reciben las
señales procedentes de la central de incendios y ejecutan las acciones para las que han
sido configurados. Los principales actuadores que pueden formar par-te de una
T2 – INSTALACIONES CONTRA INCENDIOS
instalación de protección contra incendios son los dispositivos de aviso y señalización
acústica y luminosa (sirenas, letreros, flashes luminosos y pilotos indicadores de
acción), los retenedores electromagnéticos y los sistemas de extinción.
Presentan una topología en forma radial, de manera que las conexiones se realizan a través de
varias líneas independientes de cableado. Los detectores convencionales se activan al alcanzar
un valor predeterminado por el fabricante.
Los sistemas algorítmicos son una evolución de los sistemas analógicos en la que se conserva
la topología y se aumenta la complejidad en la detección. Los detectores algorítmicos envían
continuamente información a la central, que recibe los datos y los interpreta
independientemente. Con este sistema se pueden controlar de manera individual todos los
dispositivos y configurar su sensibilidad o umbral de actuación a través del software adecuado,
en función de parámetros como el uso, la ubicación, la antigüedad del dispositivo, la
temperatura ambiente, etc.
2. DETECTORES DE INCENDIOS
Los detectores y pulsadores manuales, o entradas del sistema, se encargan de captar las
variables externas relacionadas con un incendio y enviar la información correspondiente al
resto de la instalación. Estas entradas, por tanto, pueden ser automáticas (sensores que
detectan humos, incrementos de temperatura o llamas) y manuales (pulsadores que se activan
al ejercer la presión necesaria sobre su superficie).
Puesto que cada fase del desarrollo de un incendio se caracteriza por generar diferentes
emisiones, existen multitud de dispositivos específicos capaces de realizar la detección en cada
uno de los estados. La elección del mejor dependerá de su posibilidad técnica de instalación y
del tipo de riesgo que ha de cubrir. Hay espacios en los que no siempre puede instalarse un
tipo de detector u otro, ya que pueden ser espacios fuertemente ionizados, con humos, polvo
o vapores, que provocarían falsas alarmas si se utiliza un dispositivo inadecuado.
Los fuegos abiertos producen llamas y gran cantidad de calor, mientras que los fuegos
incubados producen humos y gases propios de la combustión.
T2 – INSTALACIONES CONTRA INCENDIOS
El hecho de que un detector sea de tipo convencional, analógico o algorítmico, influye en el
sistema utilizado para transmitir la información y el nivel de detección, que puede ser
regulable o no, pero no influye en el método de detección, puesto que solo depende de la
variable física que son capaces de detectar.
Estos detectores realizan mediciones del incremento de las partículas de humos y de los gases
generados y envían la información a la central para que active el estado de alarma al alcanzar
los parámetros programados en cada caso.
T2 – INSTALACIONES CONTRA INCENDIOS
En función de su método y capacidad de detección se pueden distinguir dos tipos de
detectores de humos: ópticos e iónicos.
Los detectores de humos ópticos se utilizan en lugares donde el material inflamable desprende
humo y gases propios de la combustión antes que las llamas, como por ejemplo en las
proximidades de equipos e instalaciones eléctricas, almacenes de combustibles prensados o
áreas de fabricación.
Existe además otro tipo de detector de humos de gran alcance, que basa su funcionamiento en
la emisión y recepción de un haz de energía infrarroja que al ser interrumpida por el humo
visible envía la señal de activación correspondiente a la central. Es denominado detector de
humos por barrera infrarroja (IR).
Dado su gran alcance y cobertura, los detectores por barrera IR son utilizados en grandes
superficies y recintos de gran altura difíciles de proteger con detecto-res ópticos
convencionales.
T2 – INSTALACIONES CONTRA INCENDIOS
2.1.2 Detectores de humos iónicos
Tanto los humos visibles como los gases no visibles derivados de las primeras fases del fuego
que ascienden y penetran en el interior del detector producen una alteración de la
conductividad que es evaluada por un circuito electrónico, enviando la señal correspondiente
hacia la central de alarmas.
La instalación de los detectores de humos, tanto ópticos como iónicos, no debe realizarse en
recintos donde se produzcan vibraciones, en los que se utilicen aerosoles o donde sean
frecuentes las concentraciones de polvo y humo, como por ejemplo garajes, cocinas o talleres,
debido a que se pueden generar falsas alarmas.
Los detectores termostáticos son también denominados detectores térmicos de límite fijo o de
temperatura máxima. Su principio de funcionamiento se basa en la dilatación de un contacto
interno bimetálico, que se curva como consecuencia de la conductividad térmica.
El área de cobertura suele oscilar entre 20m2 y 40m2, no es recomendable que el montaje
supere los 8 metros de altura.
Esta radiación electromagnética, que puede ser infrarroja (IR) o ultravioleta (UV), es la variable
que se encargan de captar los detectores de llamas.
Los detectores de llamas están constituidos internamente por un núcleo compuesto por un
microprocesador o una fotorresistencia altamente sensible que emite una señal hacia la
central de incendios si se expone a la radiación producida por una llama. Envolviendo al núcleo
se disponen uno o varios filtros que únicamente dejan pasar las radiaciones ultravioletas o
infrarrojas, lo que hace que estos detectores puedan funcionar sin problemas a través de
humo, aceite, polvo, o vapor de agua, y sean prácticamente inmunes a falsas alarmas
producidas por chispas, destellos y fuentes de radiación distintas a una llama.
El detector de llamas por barrera infrarroja es un detector de humos que funciona por
la interrupción de un haz de emisiones infrarrojas. No hay que confundir este detector
con el detector de llamas IR, ya que su funcionamiento y aplicaciones son radicalmente
distintas.
T2 – INSTALACIONES CONTRA INCENDIOS
La carcasa exterior suele ser antideflagrante, puesto que están diseñados para detectar
incendios declarados con presencia de llamas.
En función de la energía radiante a la que son sensibles, los detectores de llamas se clasifican
en dos grupos:
•Detectores de llamas infrarrojos. El filtro solo dejar pasar al interior del dispositivo
las radiaciones IR de las llamas.
Existen también detectores de llamas más sofisticados que permiten captar ambos tipos de
radiación, y que son denominados detectores de doble tecnología.
Los detectores de llamas son idóneos para la detección de fuegos de evolución rápida, por lo
que se utilizan en zonas de alto riesgo como gasolineras, almacenes de combustible y
depósitos de líquidos inflamables, así como en locales de gran superficie, de gran altura e
incluso en zonas exteriores al aire libre donde el humo se dispersa y es difícil detectar
aumentos de temperatura.
La instalación debe realizarse de manera que los detectores no queden expuestos a la luz solar
directa, lo que podría generar falsas alarmas. Tampoco es recomendable su montaje en zonas
cercanas a fuentes de emisión de rayos X o equipos de soldadura eléctrica.
Los líquidos inflamables producen fuegos de evolución rápida en los que las llamas aparecen
en muy pocos segundos.
T2 – INSTALACIONES CONTRA INCENDIOS
2.4. Detectores de tomas de muestra y aspiración
Estos detectores recogen periódicamente muestras de aire ambiental de una determinada
zona o recinto a través de una bomba de aspiración y una o varias tuberías de plástico. Dichas
muestras pasan por uno o varios filtros y se dirigen hacia una cámara interna de detección
donde son debidamente acondicionadas y analizadas para comprobar si en el entorno hay
presencia de humo derivado de un incendio.
La cámara es de alta humedad, lo que provoca que el humo que penetra en su interior se
condense formando una sustancia parecida a una neblina. El sistema de detección Interno
mide la viscosidad y densidad de esta sustancia por medio de un haz de luz láser y emite una
señal de alarma cuando alcanza un valor predeterminado. El conjunto formado por las
tuberías, la bomba de aspiración y la cámara interna de detección es lo que se denomina
sistema de detección precoz de humos por aspiración.
Los sistemas de detección de humo por aspiración son más conocidos por su acrónimo DHA.
Las zonas de detección de este tipo de detectores quedan definidas por el número de tuberías
de muestreo que tenga conectadas. Para garantizar una detección adecuada y fiable es
necesario respetar las especificaciones del fabricante, que debe indicar el número y la longitud
máxima de las tuberías, el número máximo de tomas de muestreo sobre cada tubería y las
posibles distribuciones y ramificaciones de la instalación.
T2 – INSTALACIONES CONTRA INCENDIOS
3. PULSADORES MANUALES
Dentro del bloque funcional correspondiente a las entradas de un sistema de protección
contra incendios, se encuentra un grupo de dispositivos que se activan de manera manual por
la acción de cualquier persona, tras comprobar visualmente la existencia de un incendio.
Los pulsadores manuales se componen de una caja y una lámina de pulsación que puede ser
de cristal o plástico. Si dicha lámina es de cristal y se rompe al presionarla, se trata de un
pulsador de rotura. Por el contrario, si la lámina es de plástico y se enclava, se trata de un
pulsador rearmable. En cualquier caso, la variable física que pone en funcionamiento a estas
entradas del sistema y genera una señal de alarma en la central es la presión.
Fig. Pulsador de alarma de rotura de cristal Fig. Esquema de las partes en la que se divide
un pulsador de alarma (SIEMENS)
Es un dispositivo de color rojo ubicado a lo largo de las vías de evacuación, en los pasillos, en
las salidas, junto a los ascensores, en el interior de cuartos técnicos, en el interior de cuartos
de almacenaje, etcétera. Al presionar un pulsador manual se produce una variación de la
resistencia y de la intensidad de la línea a la que está conectado, lo que es interpretado por la
central de incendios como una señal de alarma.
Los pulsadores manuales de emergencia son dispositivos de evacuación diseñados para ser
Instalados en las salidas de emergencia de una edificación. Se caracterizan por ser de color
verde.
T2 – INSTALACIONES CONTRA INCENDIOS
En general, todos los pulsadores manuales deberán fijarse a una altura del suelo comprendida
entre 1,2 y 1,5 metros, una vez accionados permanecen conectados de forma fija.
Los componentes de la instalación que cumplen con esta función son los actuadores de aviso y
señalización, que gobernados por la central se encargan de emitir destellos luminosos y
advertencias sonoras.
Estas salidas del sistema pueden ser de tipo acústico o luminoso, superficial o empotrado y de
montaje Interior o exterior. En la actualidad, los dispositivos de aviso y señalización más
utilizados son los que se mencionan en la siguiente Tabla.
En las instalaciones de protección contra incendios es muy frecuente utilizar dispositivos que
combinen el aviso de tipo luminoso y el aviso de tipo acústico, con el objetivo de hacer más
eficaz la advertencia de peligro. Son conocidos como avisadores óptico-acústicos o sirenas
flash.
T2 – INSTALACIONES CONTRA INCENDIOS
Existen sirenas diseñadas para espacios interiores y para espacios exteriores, que se
diferencian básicamente en la cubierta protectora y en el nivel de la intensidad sonora.
También se incluyen dentro del grupo de las sirenas a las campanas metálicas, algo obsoletas
pero que siguen utilizándose en las instalaciones actuales debido a su bajo consumo, al sonido
fuerte y claro que producen y a su larga vida útil.
Las sirenas serán distribuidas de manera que se garanticen los niveles sonoros mínimos. El
nivel sonoro de la alarma mínimo será de 65 dB, o bien de 5 dB por encima de cualquier sonido
que previsiblemente pueda durar más de 30 segundos. Si la alarma tiene por objeto despertar
a personas que estén durmiendo, el nivel sonoro mínimo deberá ser de 75 dB.
La correcta percepción del sonido debe garantizarse en todos los puntos del recinto. El nivel
sonoro no podrá superar los 120 dB en ningún punto situado a más de 1 metro del dispositivo
para evitar daños en el oído, puesto que este es el considerado como umbral del dolor.
Están formados por una lámpara roja, Fig. Piloto indicador de acción
generalmente de tipo led, montada sobre
una envolvente.
Estos actuadores son también conocidos como indicadores de alarma remota. Generalmente
se instalan en zonas de difícil acceso o en edificaciones en las que el número de detectores sea
muy elevado. Un uso muy típico de los pilotos indicadores se da en las instalaciones con un
gran número de habitaciones, como por ejemplo hospitales, hoteles o residencias. En el
interior de cada una de las habitaciones se ubica un detector de incendio, y a lo largo de los
pasillos, sobre las puertas de entrada, se sitúan los pilotos. El indicador luminoso se activará
cuando el correspondiente detector interior entre en estado de alarma, facilitando su rápida
localización.
T2 – INSTALACIONES CONTRA INCENDIOS
Su configuración y montaje se corresponde con dos posibles tipologías de funcionamiento:
Se trata de un componente indicador visual, que en algunos casos resulta posible combinar
con sonidos de advertencia (letreros óptico-acústicos).
Su uso es imprescindible en las instalaciones que presentan gran afluencia de público. Los
letreros indicadores más comunes son los siguientes:
Otro mecanismo que guarda una estrecha relación con el sistema de protección electrónica
contra incendios, pero que no depende directamente del mismo, es el alumbrado de
emergencia.
Los equipos autónomos de alumbrado de emergencia cumplen una función que los asemeja
con los letreros indicadores de vías de evacuación y los letreros indicadores de salida, ya que
tienen la finalidad de garantizar, en caso de fallo de la alimentación de alumbrado ordinario, la
seguridad de las personas que evacuen una zona o que tienen que terminar un trabajo
potencialmente peligroso antes de abandonar la zona.
T2 – INSTALACIONES CONTRA INCENDIOS
Su utilización es obligatoria en todos los locales de espectáculos y actividades recreativas y en
los locales de reunión, trabajo y usos sanitarios, denominados genéricamente como locales de
pública concurrencia.
Estos dispositivos deben asegurar una iluminación mínima en los recintos interiores, vías de
evacuación y accesos hasta las salidas para una eventual evacuación del público, como por
ejemplo, en caso de que se produzca un incendio.
Dichas puertas son metálicas, generalmente de acero, y están compuestas en su interior por
materiales refractarios con alta resistencia al fuego y muy baja conductividad térmica. Para
indicar la resistencia al fuego que presenta un determinado elemento, se utiliza un código
alfanumérico normalizado. Las puertas cortafuegos, por ejemplo, suelen tener resistencia al
fuego RF 60, RF 90 o RF 120.
En caso de incendio las puertas cortafuegos deben permanecer cerradas para independizar los
sectores, por lo que incorporan un sistema de cierre que garantiza que al abrirlas siempre
vuelvan a cerrarse por sí mismas.
La función del retenedor es mantener las puertas abiertas siempre que la central se encuentre
en estado de reposo.
T2 – INSTALACIONES CONTRA INCENDIOS
En caso de que se produzca una alarma de incendio, la central desconecta automáticamente la
alimentación de los sistemas de retención correspondientes, de manera que las puertas
quedan liberadas y se cierran.
Los retenedores electromagnéticos pueden ser de dos tipos: de montaje de suelo y de montaje
de pared. En cualquier caso deben instalarse a ambos lados de las puertas, permitiendo la
retención y cierre de todas las hojas.
Las centrales pueden iniciar medidas para atajar el fuego disparando la extinción automática
(agua pulverizada, espuma, polvo seco, etcétera), así como cerrar automáticamente algunas
puertas, cerrar válvulas de agua o gas, o cortar el suministro eléctrico.
Las características de la central de incendio a Instalar dependen del local o locales que se
deban proteger, así como de las características del fabricante. Las centralitas se alimentan a
230 VCA y deben poseer una alimentación secundaria normalmente de 24 VCC constituida por
dos baterías de 12Vcc en serie, pudiendo controlar una o varias localizaciones diferenciadas.
La central suele estar montada en una envolvente metálica. En la parte frontal se dispone una
consola de control, constituida por el conjunto de indicadores que: señalizan el
funcionamiento de la central y llevan a cabo la comprobación de la alimentación con señal de
T2 – INSTALACIONES CONTRA INCENDIOS
aviso en caso de fallo, verifican la alimentación auxiliar (baterías), verifican las zonas que
componen la instalación y el estado en el que se encuentran; además de otros indicadores de
salidas de señalización y de zonas de sirena.
Internamente, la central consta de un panel, una fuente de alimentación, la placa base (donde
se encuentran el microprocesador, las memorias y las regletas de conexión) y dos baterías de
12 Vcc que deberán conectarse en serie.
Estado de prealarma. Cuando una realiza una detección puede ser programada para
que haya un retardo entre la alarma de zona y la alarma de la central. Esto es
equivalente a un estado de alerta, que permite a los usuarios realizar un
reconocimiento de la situación para confirmar la veracidad de la alerta de fuego.
Estado de alarma. Todas las centrales poseen este estado, en el cual se activan las
salidas de forma inmediata y continua. No obstante, si una central posee salidas
programadas en prealarma, el estado de alarma en dicha salida no entrará hasta que
transcurra el tiempo programado para el anterior estado.
T2 – INSTALACIONES CONTRA INCENDIOS
En estado de alarma, lo avisadores acústicos y luminosos deben ser audibles y visibles en el
perímetro de vigilancia o a proximidad inmediata, de manera que permita localizar
rápidamente y sin error el lugar del peligro.
Una salida programada como prealarma debe emití una señal diferente para distinguirla de
una señal de alarma real, para que así los usuarios puedan distinguir entre los dos eventos y
evacuar la instalación en caso necesario. Si se produce un estado de prealarma y no se
confirma la existencia de un incendio, un usuario autorizado deberá resetear la central antes
del tiempo programado para que no se active el estado de alarma.
En los sistemas analógicos la instalación es más compleja que en los sistemas convencionales,
puesto que se reconoce individualmente a cada uno de los detectores, pulsadores, sirenas o
módulos que conforman el sistema, por lo que a la hora de reflejar una alarma, nos indica el
punto exacto donde esta se produce, ya que previamente y mediante programación adecuada,
se identifican todos los elementos.
T2 – INSTALACIONES CONTRA INCENDIOS
La tecnología analógica es más precisa, por lo que está recomendada para grandes edificios
administrativos, hoteles, hospitales y, en general, cualquier edificación en la que fuese muy
difícil la localización de un incendio utilizando un sistema convencional basado en zonas.
Las centrales de incendios analógicas pueden estar preparadas para la conexión con el sistema
de seguridad electrónica anti intrusión.
Las centrales analógicas de protección contra incendios pueden ser a su vez de dos tipos,
direccionables e inteligentes. En las de tipo direccionable, se puede localizar únicamente el
punto que produce la alarma o la avería, mientras que las inteligentes son capaces de
discriminar si el detector ha actuado por una alarma de incendio u otra causa, permitiendo
actuar sobre su sensibilidad.
Los sistemas de extinción de incendios se distinguen y se caracterizan por los compuestos, los
medios y los materiales que los forman. Pueden ser de tipo manual, en cuyo caso es necesaria
la intervención de una persona para su funcionamiento, o de tipo automático, caso en el que
están generalmente asociados a la central de alarmas.
Tipos de incendios
La normativa actual a nivel europeo establece una clasificación de los tipos de fuego o incendio
basada en cuatro grupos bien diferenciados:
• Clase A: fuegos que implican sólidos inflamables que dejan brasas: madera, tejidos, goma,
papel y algunos plásticos.
• Clase B: incendios que implican líquidos inflamables o sólidos licuables: petróleo, gasolina,
aceites, pintura y plásticos.
• Clase C: incendios que implican gases inflamables: gas natural, propano y butano.
• Clase D: incendios que implican metales combustibles: sodio, magnesio, potasio y muchos
residuos de virutas finas.
T2 – INSTALACIONES CONTRA INCENDIOS
En determinados países también pueden existir hasta tres grupos adicionales:
• Clase F o K: fuegos derivados de la utilización de grasas o aceites para cocinar. Las altas
temperaturas de los aceites en un incendio exceden las de otros líquidos inflamables, haciendo
inefectivos los agentes de extinción normales.
• Riesgo de electrocución: incendios que implican cualquiera de los materiales de las clase A y
B, pero con la introducción de electrodomésticos, cableado o cualquier objeto bajo tensión
eléctrica que presente riesgo de electrocución si se emplean agentes extintores conductores
de la electricidad.
• Extintores portátiles. Deben situarse en lugares visibles y de fácil acceso, cerca de las salidas
y junto a localizaciones con especial riesgo de incendio.
El tipo de extintor más adecuado se determina en función de la clase de fuego que se prevea
que vaya a desencadenarse. Los diferentes modelos de extintores y su posible aplicación y uso
en función del tipo de incendio se resumen en la siguiente tabla.
• Bocas de Incendio equipadas (BIE). Se trata de equipos manuales de extinción por agua (de
tipo manguera) que se abastecen a través de una red de tuberías conectadas a la fuente
principal. En toda edificación protegida con BIEs, debe instalarse como mínimo una por planta.
T2 – INSTALACIONES CONTRA INCENDIOS
Suelen estar en el interior de un armario, en el que se dispone una entrada de agua con una
válvula de corte y un manómetro de comprobación del estado de la alimentación.
• Columna seca. Se trata de una conducción, normalmente vacía, destinada al uso exclusivo
del Servicio de Extinción de Incendios. Parte desde la fachada principal de la edificación (donde
se dispone de una toma de alimentación) y recorre los espacios interiores dotando de bocas de
salida a los pisos. Este sistema permite que los bomberos puedan hacer uso de la presión y el
caudal de agua necesarios para la extinción del incendio en cada una de las plantas,
conectando sus equipos a la toma de alimentación en la fachada.
• Extinción automática por gas. Estos equipos entran en funcionamiento al recibir una señal
de alarma procedente de la central, tras haber sido confirmada la presencia de un incendio.
Los sistemas más utilizados en la extinción por gas son los siguientes:
— CO2 a presión: reduce el oxigeno del recinto y asfixia a las llamas del incendio. No es
adecuado su uso en zonas con presencia de público.
— Extinción por polvo seco: se compone por un depósito de polvo químico (seco, no
tóxico y no conductor de la electricidad) y un gas impulsor que conduce el polvo seco
por un sistema de tuberías hasta los difusores, creando una atmósfera inerte
alrededor del fuego.
— Extinción por espuma: de funcionamiento similar a la extinción por polvo seco, este
sistema “asfixia” a las llamas del incendio mediante una mezcla de agua a presión,
líquido espumante y aire.