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a través de un proceso que conlleva aceptación. Ahora bien, este concepto de
aceptación es clave en el proceso de soltar el pasado, pues en ambos tipos de
pérdida, cómo se vive la aceptación suele ser el origen del bloqueo. ¿De dónde
surge entonces el bloqueo de la aceptación? Identifico dos grandes introyectos
bloqueadores, uno en cada tipo de pérdida. Cuando se trata de una pérdida sin
elección, el introyecto bloqueador de la aceptación más importante es el que se
deriva de creer que “Tienes que obtener todo lo que deseas, si te esfuerzas
puedes lograrlo”. Este introyecto puede convertirse en algo nocivo si
consideramos que en la pérdida sin elección no controlamos lo que ocurre, al
contrario, son circunstancias que escapan a nuestras capacidades o deseos. Por
lo que podemos pasar mucho tiempo de nuestra vida bloqueando la aceptación
por pensar que si hacemos lo suficiente traeremos de vuelta aquello que
perdimos. Nos forzamos entonces a intentar controlar la realidad externa, a
veces forzando a regresar aquello que no decidimos dejar. Esto puede
acompañarse de mucho enojo y frustración, al no ver resultados de nuestros
esfuerzos. El segundo introyecto que identifico, que es propio de la pérdida con
elección, es pensar que “cuando tomas una decisión debes seguir adelante, no
mires hacia atrás”. Aquí las cosas se vuelven complicadas cuando, a pesar de
elegir despedirnos de aquello que satisface nuestras necesidades pensando que
es la mejor decisión, después de algún tiempo nos damos cuenta que seguimos
necesitando de aquella persona o situación. Por lo regular, aparecen
sentimientos de arrepentimiento, y esto es un indicador importante de que la
necesidad de contacto con el satisfactor sigue aun presente en nuestras vidas, y
movernos desde el introyecto de “no hay vuelta atrás” puede a su vez bloquear el
contacto con dicha necesidad. En este caso, podemos estar bloqueando no solo
la aceptación de la pérdida, sino también la aceptación de dicha necesidad, y
esto nos puede colocar en un ciclo de frustración e insatisfacción que no se
resuelven debido a que nos forzamos a vivir sin aquello que decidí perder.
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Para las pérdidas sin elección, la pregunta debe dirigirse hacia afuera: ¿es
posible que vuelvas?. Si recibes una respuesta positiva estarás en la posibilidad
de hacer lo necesario para recuperar a esa persona, trabajo, casa, estilo de vida,
etc. Pero si la respuesta que proviene de afuera es negativa, temo decirte que
será necesario comenzar tu proceso de real aceptación de la pérdida, soltar para
cerrar el ciclo. Si a pesar de saber que es una pérdida sin elección, donde no hay
la posibilidad de recuperar lo perdido, decides seguir forzando tu realidad para
tener de nuevo eso que se fue, es importante que hagas todo lo posible por hacer
un alto, tal vez necesites de apoyo profesional, ya que con mucha seguridad
estarás inmerso en un ciclo de dependencia, llamado también confluencia, del
cual te será complicado salir solo con tu voluntad. En el caso de las pérdidas que
fueron por elección propia, la pregunta que debes plantearte hacia dentro de ti
mismo, desde un ejercicio de honestidad brutal, es “¿puedo vivir sin esto que
perdí el resto de mi vida?”. Si la respuesta es positiva, de nuevo estas en
posibilidad de iniciar tu proceso de aceptación de la pérdida y cierre de ciclos.
Pero si la respuesta es negativa, si no estas dispuesto a vivir sin eso que dejaste,
quiero que sepas que puedes decidir recuperarlo, arrepentirte de una decisión no
es algo sin solución, es válido y tienes el derecho de buscar lo que te haga feliz en
donde tu elijas, es parte de ser una persona autentica y libre. Por lo tanto, es
esencial que revises si te estas forzando a vivir sin esa persona, ese trabajo, sin
esa casa, sin ese estilo de vida, etc. De ser así, puede que también estes
bloqueando la aceptación de tu necesidad a través de evadir enfrentar la
situación, desde un mecanismo llamado deflexión, por lo que buscar un
profesional que te acompañe puede ser una opción para reconectar de nuevo con
tu capacidad de aceptar tus propias necesidades. En ambos casos, lo qué pasa a
partir de que inicies tu proceso de aceptación puede ser diferente en cada
persona o situación, requieres sobre todo de mucha paciencia y amor a ti mismo.
Pero más importante aun, suele ser lo que viene después de la aceptación de la
pérdida, y tiene que ver con hacerte responsable de tus necesidades,esto es,
encontrar un satisfactor diferente con el cual las necesidades que cubría aquello
que perdiste puedan de nuevo ser satisfechas. Te sorprendería la cantidad de
personas que después de pasar por un proceso de duelo, cierran ciclos y aceptan
la pérdida, pero son incapaces de encontrar un satisfactor que supla al que
tenían. Ello puede tener muchas causas, derivadas también de múltiples
introyectos, pueden moverse desde la culpa, el sentimiento de estar traicionando
a quien se fue, creer que la experiencia perdida solo se puede vivir una vez en la
vida, y un largo etcétera. Es fundamental que en este caso, también te hagas a la
tarea de hacerte cargo de tu necesidad, hacerte responsable de ti mismo. Todas
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las necesidades no satisfechas, que reprimas o evadas, tienen consecuencias en
tu vida emocional y en tu cuerpo. la frustración que viene de un estado sostenido
de no satisfacción de tus necesidades puede encontrar dos salidas: la frustración
o la agresión. Te invito entonces a hacer consciencia sobre los puntos que te
hablo el día de hoy, puede que encuentres dentro de ti la respuestas que buscas
para cerrar por fin los ciclos que bloquean tu crecimiento personal y obstaculizan
tu propia felicidad.