Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
10 Pasos Para
Amar A Si Mismo
Sin Caer En Egoismo
Simone Weil
Puede surgir una pregunta legítima ¿para qué amarnos a nosotros mismos?
En la psicología se sabe que la base del amor hacia los demás es el amor a si
mismo. Si no nos amamos no seremos capaces de amar a los demás.
Amar a los demás es importante y hasta vital. Me inclino a pensar que todos, sin
excepción alguna, buscamos el amor. Todos necesitamos el amor, hasta los más
cínicos que de cara a la galería rechazan el amor.
Toda nuestra cultura esta literalmente impregnada con las referencias al amor: la
poesía, las canciones, literatura, cine, programas de televisión, publicidad, etc. Es
una elemento tan extendido y tan reconocible que se usa como un elemento de
atracción seguro.
Podemos decir que, de alguna manera, somos autodidactas en un tema tan vital
como el amor. Aprendemos por nuestra cuenta y por imitación. Al menos al
principio. Más tarde, con más experiencia vital y el dolor acumulado a nuestras
espaldas, podemos ir corrigiendo nuestra visión del amor y con ella aprendemos a
amar de otra manera.
Yo diría que los primeros pasos en el territorio del amor deberían empezarse con el
amor hacia nosotros mismos. Y solemos empezar por el otro extremo intentando
amar a los demás. A veces nos sale a la primera otras veces pasamos por una
© Víctor Chertkov, 2014
serie de fracasos amorosos. Fracasamos en el amor a los demás precisamente
porque no sabemos amarnos a nosotros mismos.
Y para empezar este proceso de aprendizaje al menos hemos de contar con una
ayuda inicial, una guía que nos lleve por este camino.
Czeslaw Milosz
Antes de pasar a los pasos que os recomendaré más adelante vamos a ver
brevemente los beneficios de amarnos a nosotros mismos.
• Amarnos a nosotros mismos nos conecta con nuestra esencia, con lo que
somos en realidad
Estos son tan sólo unos beneficios, no merece la pena intentar enumerarlos todos
y me parece que esto no es posible tampoco. A medida que vamos ganando en la
maestría de amarnos a nosotros mismos iremos viendo estos múltiples beneficios.
François de La Rochefoucauld
A modo de introducción
Empezamos nuestro recorrido por los 10 pasos que nos llevarán a la práctica del
amor a nosotros mismos.
Digo práctica porque a diferencia del amor a los demás que a veces “se nos cae
encima” y lo vivimos como algo dado (otras veces no es así), el amor a si mismo
siempre ha de cultivarse.
No hay que apresurarse ni tampoco tomar estos 10 pasos como una ley. No son
más que unas ideas, comprobadas en la práctica, eso sí, que nos ayudan a cultivar
este amor tan necesario.
Tampoco hay que tomar esta propuesta literalmente tratando de dar, hacer, 10
pasos lineales, uno tras otro. Más bien son 10 pasos en diez direcciones distintas,
en otras palabras es abrir 10 caminos nuevos que es mucho más que dar 10
simples pasos lineales.
Cada uno de los pasos que irás dando es el inicio de un camino independiente.
Te deseo suerte y éxito en estos caminos que aún tienes por descubrir y que te
llevarán al amor.
Nathaniel Branden
Acepto a mi mismo
Esas mejoras pueden hacer nuestra vida más fácil y sin embargo hemos de tener
en cuenta que lo que ahora mismo existe es algo funcional. En otras palabras
cumple cierta función concreta.
Por lo visto no hay nada inútil en nuestro reino del alma. Todo lo que existe es por
algo y para algo.
Si, por ejemplo, constantemente llego tarde a cualquier lugar, mas que un “defecto”
es una manera de conseguir algo.
En otras palabras no son más que unos peldaños que nos llevan siempre hacia
delante. Nos movemos hacia delante y ese movimiento no siempre es
estrictamente en línea recta aunque mantiene esa direccionalidad hacia delante.
Aceptarnos es limpiar
No siempre somos conscientes de las metas que tenemos ni tampoco todas las
metas son nuestras y sin embargo nos esforzamos en conseguirlas.
¿De qué la estamos limpiando? De las imágenes que estorban a la hora de acortar
el camino hacia nuestro destino.
Esa artificialidad es un obstáculo para conseguir mis metas, intento vivir la vida que
no es mía.
Eso es un verdadero obstáculo. O, si quieres, un desvío, para ser más exacto, que
nos lleva fuera del camino de nuestra vida, la vida que podemos y queremos vivir y
sin embargo no vivimos.
Tal es el caso de algún "problema". Los problemas son pocos en realidad. Pero nos
quedamos paralizados, hipnotizados por esa fantasía, esa larga cadena de
imágenes que llamamos "problema" vagando sin rumbo en el laberinto de
pensamientos que no llevan a ninguna parte.
Aceptarnos es liberarse
Si acepto que soy una persona desordenada, si me libero del conflicto que eso
inicialmente provoca en mi (mis padres, jefes, pareja, etc. se enfadarán, me
echarán una bronca, me van a ridiculizar…) con sorpresa descubriré que no estoy
forzado a ser algo que, en realidad, no soy.
Me sentiré más libre y más capaz de reflexionar, es decir de reflejar, sobre aquello
que me pasa. A lo mejor por primera vez entraré en contacto con ese alma que soy,
descubriré los anhelos, deseos y pensamientos antes rechazados, reprimidos,
negados que son míos, que coinciden con mi intención profunda.
Y ese contacto muy probablemente me permita ver una salida en dirección que
siento que es mía. Esa salida no es otra cosa que el éxito, del exitus en latín –
Luego el sentido original del éxito es salir. ¿Salir de dónde o, mas bien, hacia
dónde? Hacia esos espacios que son importantes para nosotros. No es
impresionar a la gente con ciertos logros, atesorar posesiones o hacerse famoso.
Todo eso (y otras cosas también) permite alcanzar un espacio interno que tiene
una enorme importancia para nosotros.
Y así es como llegamos a nuestro éxito. No confundir ese tema con el egoísmo.
Si soy alma, todo lo que hago proviene del alma tanto lo elevado y luminoso como
lo mezquino y tenebroso. Todo lo demás (mente, inteligencia, intuición,
pensamientos, memoria, etc.) son instrumentos, “mecanismos” o cualidades del
alma.
Podríamos decir que la aceptación de nosotros mismos es uno de los caminos que
nos lleva al alma.
Tratad de emprender ese camino de autoaceptación que, como hemos visto, nos
abre muchas puertas que antes estaban cerradas.
• De hasta qué punto nos aceptamos depende ese amor a nosotros mismos
que podemos ir cultivando
Omar Jayam
Aceptarnos a nosotros
mismos y aceptar a los
demás es una parte
importante de la
práctica del Yoga y es
esencial en el camino
de amarnos a nosotros
mismos. La experiencia
meditativa, en gran
medida, esta basada
en ésta aceptación
obligatoria de la
realidad que estamos viviendo en el momento de meditar.
Qué es aceptar
Muchas veces se confunden estos dos conceptos. Aceptar es reconocer que tal o
cual cosa, fenómeno, circunstancia, persona, etc. existen. Para poder cambiar algo
de verdad es necesario aceptarlo primero.
Ahora hablaremos de la aceptación de los demás como parte del proceso global de
Intentad aceptar a los demás tal como ellos son. Es algo que puede costar cierto
trabajo y esfuerzo. Pero si lo hacemos, iremos simplificando mucho nuestra vida a
la vez que crearemos unos horizontes mucho más amplios.
Tratad de ver a los demás no solamente como los medios para conseguir vuestros
fines. Los demás para nosotros, evidentemente, cumplen ese papel de ser unos
apoyos para que consigamos nuestros fines.
Pero al mismo tiempo, nosotros también les servimos de apoyos para que ellos
consigan los suyos. Mi jefe se apoya en mi, yo me apoyo en él, mi mujer se apoya
en mi, yo me apoyo en ella y así prácticamente con todas las personas con las nos
relacionamos.
Cómo aceptar
A veces nos puede parecer que para aceptar es suficiente hacer una declaración
interna, a nivel puramente intelectual afirmar: yo acepto…
Eso no funciona ni tiene nada que ver con la aceptación. Cuando aceptamos algo
de verdad, lo sentimos a nivel del cuerpo. Es curioso, pero nuestro cuerpo
corrobora con un sentir claro (en cada persona es distinto ese sentir) que nos
indica de que efectivamente acabamos de aceptar algo o alguien.
Es algo muy sano reírse de uno mismo. El exceso de seriedad mata una de las
características de la vida que es la alegría.
Lo mismo ocurre cuando nos enfrentamos ante alguna dificultad o reto como
puede ser un examen, una conversación difícil con nuestro jefe o cualquier otra.
¿Por qué reaccionamos con tensión, estrés, ansiedad ante algunas situaciones y
en otras nos resbala todo?
Nuestras reacciones son básicamente los sentimientos. Todo aquello que sentimos
no surge porque sí, de una manera aislada. Surge como una respuesta a cierto
cambio, interno o externo.
Y si estas situaciones son numerosas llegamos a sentir que la vida nos viene muy
grande, que no estamos a la altura de las circunstancias y que esto se asemeja a
una muerte lenta. Lo cual, evidentemente, no nos gusta y siempre queremos
cambiar. Y sin embargo una vez tras otra caemos en la misma trampa ¿por qué?
Porque estas reacciones, por muy extraño que suene, funcionan y nos aseguran
una mínima y aceptable supervivencia social. ¡Funcionan! Y por eso se ponen en
marcha cada vez que la situación lo requiere. Tenemos cierto número de
situaciones que se repiten y para cada una de ellas tenemos una reacción creada.
Las otras reacciones son para interactuar con el mundo exterior y las segundas
para interactuar con nosotros mismos. Sí, eso es lo que hacemos constantemente
– interactuamos con nosotros mismos.
Esa es la reacción interna. Para el tema que estamos tratando, quizás, es la más
importante.
Es sencillo pero no es fácil :)) Es sencillo porque lo único que hay que hacer es
amarnos sin más, directamente, sin esperar nada... Pero no nos sale, no sabemos
cómo... Descubrimos esta reacción negativa hacia nosotros mismos, envenenamos
nuestra vida con vivencias amargas.
Swami Sivananda
En el camino que nos lleva hacia el amor a nosotros mismos hemos de abordar el
tema de los pensamientos. No asustarnos de ellos como nos pasa muchas veces.
Nos viene un pensamiento “tabú” y no queremos tenerlo. Como decimos a veces
“¡no quiero ni pensarlo!”
No son otra cosa que unas largas cadenas fijas de imágenes de cómo hacer tal o
cual cosa. Si analizáis cualquier pensamiento veréis que es algo operativo, que
describe cierta acción. Cierta acción del pasado. En los pensamientos no
encontraréis ninguna novedad, tan solo lo que ya sabéis.
Tampoco se puede crear algo nuevo con los pensamientos a pesar de lo que
estamos acostumbrados a creer.
Si nos toca hacer algo nuevo, algo que no hemos hecho nunca, por ejemplo
aprendemos a bailar, descubrimos que no tenemos ningún pensamiento que nos
ayude a hacerlo. En esta situación sí que podemos caer en un estado transitorio de
tener la mente en blanco.
Pero una vez aprendidos ciertos pasos de baile, creamos imágenes que los
describen y estos son los pensamientos. A nivel de relaciones pasa lo mismo.
Esto ocurre por que no tenemos las imágenes de cómo bailar. Al no tenerlas no
encontramos nada, evidentemente. Al no encontrar nada, descubrimos ese vacío
mental, el silencio, la mente en blanco.
Es transitorio, no durará mucho porque volveremos a vagar otra vez en el laberinto
de las acciones conocidas.
En este sentido cuando nos dicen "antes de hacer algo tienes que pensar" es una
propuesta absolutamente inútil. Si sabemos lo que hay que hacer no es necesario
pensar, si no sabemos no sirve de nada escarvar en los pensamientos pasados
porque en ellos no existe lo que buscamos.
Cuando nos toca hacer algo nuevo y no sabemos cómo se hace no se usa el
pensamiento sino la imaginación. Pero esta es una historia aparte y de momento la
Resulta que ese “yo soy” es muy cambiante, cambia de una situación a otra. Y eso
que dejamos al margen el verdadero sentido de esta expresión. Quién soy yo es
un misterio que no es fácil de descifrar y para la inmensa mayoría de la gente este
planteamiento es toda una revolución.
Sentiré una enorme liberación. Es curioso, los pensamientos siguen fluyendo pero
ya no me afectan. Es tal como en el ejemplo que puse de observar el río. Estoy en
la orilla y el río no me afecta.
• Para no dejarme llevar por ellos he de saber que ningún pensamiento ofrece
novedad alguna
Es absolutamente necesario
hacernos unos pequeños premios o
regalos de cuando en cuando. Esto
mismo lo hacemos con alguna otra
persona pero nunca o casi nunca
hacemos el mismo gesto con
nosotros mismos.
En definitiva se trata de
satisfacernos al hacer algo
placentero siendo plenamente
conscientes de lo que hacemos y de cómo lo hacemos.
Hacernos un pequeño regalo a veces tiene relación con nuestro tiempo libre.
Tiempo cuando es posible y es muy necesario hacer este gesto de
autocomplacernos con algo. Sobre el tiempo libre escribo en este artículo.
La frecuencia de este disfrute en nuestra vida cotidiana puede ser un tanto escasa.
Es por eso porque es necesario hacernos regalos intencionadamente, sin esperar
cuando llegue el momento de estar satisfechos con nuestras acciones a largo
plazo.
Si esto es así ¿qué o quién me impide crear un poco más de satisfacción mientras
espero la llegada de este descanso tan merecido? Lo importante es no convertir
estos pequeños regalos en una adicción, en una dependencia que se convierte en
un “problema” añadido.
Las fuentes del placer pueden ser múltiples y muy variadas, por citar algunas:
• leer un libro
• dar un paseo
• hacer ejercicio
Lo importante es, como dije, hacer todo esto en plena consciencia de que lo hago
por disfrute, que disfruto y, no menos importante, hacerlo durante el tiempo justo.
Lo justo aquí es algo muy relativo y depende de cada persona.
Como también pasa con otros aspectos de nuestra existencia, se trata de ampliar
el sentido de la vida, de saber surfear la vida y con la vida.
El sentido que la vida tiene se extiende mucho más allá de sus aspectos formales.
No consiste en trabajar, hacer los años necesarios para poder cobrar la jubilación,
jubilarse y, finalmente, morir cuando toque. Venimos a este mundo para
experimentarlo, para sentirlo, para aprender de esta experiencia y para ser mejores
como resultado de esta experiencia increíble.
Y de nosotros depende cómo nos lo organizamos: como algo pesado, difícil o algo
alegre y ligero. La alegría al igual que la ligereza no dependen de circunstancias
externas, son fenómenos internos.
Por el otro lado, si soy capaz de desarrollar ese dialogo interior puedo organizar
mejor mi vida interna, puedo apoyarme en todo momento, puedo corregir ciertas
Para eso es necesario crear ese diálogo interno. Puede resultar muy constructivo
si es consciente y edificante o muy destructivo sin no es consciente y automático.
Todo esto suena extraño porque nos lleva a la comprensión de que si existe cierto
diálogo, como mínimo, hablan dos personas, o personalidades, o...
Es una buena pregunta :) Para contestar a ella hemos de hacer una pequeña
excursión a nuestro mundo interior para ver en qué consiste y qué o, mejor dicho,
quién lo puebla.
Entre ellos se produce este diálogo interno. Las subpersonalidades cumplen sus
funciones y todas son importantes, no sobra ninguna y todas, en este sentido, son
buenas.
Puesto que el tema de este eBook es el amor a nosotros mismos, cuando me toca
hablarme debería hacerlo en clave edificante, constructiva. No se trata de
criticarme o de buscar fallos sin ver otros aspectos que sin duda existen y son
positivos.
Manuel Altolaguirre
Paul Cézanne
Descubro mi sombra
¿Qué es la sombra?
En otras palabras además del lado luminoso de nuestro alma tenemos el otro lado,
el sombrío.
En realidad es un juego engañoso. Si declaro sin más que tal o cual rasgo de mi
personalidad es malo, por ejemplo la envidia, no me quedo a salvo de sus
manifestaciones. En algún momento dado este rasgo saldrá a la luz y proyectaré
esa envidia hacia fuera. Proyectar es lanzar, cunado proyectamos algo,
literalmente lanzamos unas imágenes. Cómo ocurre ese lanzamiento es un tema
aparte que no voy a tratar aquí.
Por mucho que yo me diga a mi mismo “yo soy bueno, yo soy generoso, yo soy
caritativo”, los rasgos contrarios a los que acabo de nombrar siguen presentes y
latentes en mi alma, “esperando” el momento oportuno para manifestarse con toda
su fuerza.
Integrando a la sombra
Pero todos estos caminos están en el mismo territorio y todos ellos llevan al amor y
a la plenitud de la vida.
Entonces, poco a poco, sin prisas, iremos descubriendo, iremos iluminando aquello
que estaba en la sombra, en la oscuridad. Y al iluminarlo estaremos más
preparados para afrontar esa integración tan necesaria que nos permitirá amarnos
a nosotros mismos sin reserva, completamente.
Henri-Frédéric Amiel
Cuido mi cuerpo
Sin embargo es de gran ayuda tener un cuerpo sano, lleno de fuerza por la
evidente posibilidad de poder alcanzar nuestras metas sin distraernos en curar un
cuerpo enfermo lo cual a veces puede consumir años de vida envenenando
nuestra existencia.
Además cuidando mi cuerpo, haciéndolo con amor, sigo ejercitando esta cualidad
de amar. La cualidad de nuestro alma.
Para empezar hemos de comprender que no somos el cuerpo físico. Que somos
usuarios de este cuerpo y no somos él. Lo mismo que no somos los pensamientos
que purulan por el espacio de nuestra consciencia, ni tampoco los sentimientos
que experimentamos a diario.
Cuando prestamos parte de nuestra atención o la prestamos toda, como bien dice
la misma palabra, luego recibimos esa parte devuelta.
Puede parecer un tanto extraña esa maniobra sin embargo la descripción que nos
ofrece nuestro lenguaje es esta: prestar atención. Prestar es entregar con la
condición de devolución.
También decimos dirigir o llevar atención hacia cierta persona, objeto, fenómeno,
etc. Me inclino a pensar que son acciones cualitativamente distintas.
De ahí esa agradable sensación de recibir la atención de alguien. Nos llena, nos
nutre, nos estimula, nos agrada, etc. Estamos hablando sobre una relación en
clave amorosa.
El uso de mi cuerpo
En segundo lugar, me doy cuenta del uso que le estoy dando a mi cuerpo. Porque
lo estoy usando sin parar. Incluso cuando estoy durmiendo. ¿Cómo uso mi cuerpo?
Eso es lo segundo que tenemos que hacer consciente, descubrir.
Yo diría que el uso habitual que le damos a nuestro cuerpo suele ser desastroso.
Podemos obsesionarnos con la comida sana, vegana, o la que sea y ser
perfectamente ignorantes del resto de uso de este cuerpo que llamamos nuestro.
Pero no nos importa una vez tras otra crear contracturas en el cuerpo e ir una vez
tras otra al fisioterapeuta para que nos repare. Por razones obvias nunca nos dirá
que somos tontos, para conservar tan fiel clientela (y esto es legítimo) y también
porque muchas veces lo ve como algo inevitable, poco menos que normal.
Todo lo demás se hace por el usuario del cuerpo, se hace usando el cuerpo. Y el
usuario del cuerpo siempre era el alma y lo hace a través de una serie de cuerpos
intermedios. Es un tema extenso y no libre de contradicciones por lo tanto lo dejaré
de momento al margen del tema principal.
2. Luego, sería muy interesante tener el cuerpo físico un poco más entrenado
en soportar cargas físicas variadas practicando el ejercicio físico del tipo que
sea. A mi modo de ver una buena combinación podrían ser por ejemplo
ejercicio aeróbico (correr, nadar, juegos de equipo, etc.) y la práctica de
hatha yoga como un contrapunto y una ayuda para comprender realmente el
funcionamiento del cuerpo a nivel mecánico y no solo a ese nivel.
Un cuerpo ligero y obediente es una ayuda, nunca es una meta puesto que
al final el cuerpo se quedará tirado en la cuneta y el alma proseguirá su viaje.
Nos parece que para estar sentado ocho horas en la oficina no es necesario
hacer nada. Todo lo contrario, es necesario mantener el cuerpo preparado
Richard Moss
Cultivo mi atención
Algo parecido le pasa al amor: no existe sin una atención enfocada hacia el objeto
del amor.
Atención en el amor
Dichas prácticas son excelentes para poder aplicar atención en situaciones en las
que la acción transcurre sin la necesaria presencia del amor. Por ejemplo,
haciendo algún trabajo mecánico.
Algo parecido ocurre cuando hacemos algo que de verdad nos interesa. Un interés
vivo hace que enfoquemos nuestra atención con facilidad en el objeto de nuestro
interés, se activa también nuestra memoria, todo el alma se vuelca en esta
vivencia.
Estas observaciones son muy importantes puesto que nos proporcionan las claves
para comprender qué es lo que ocurre con nuestra atención en el estado amoroso.
• fregar platos
• hacer la compra
• conducir el coche
Hemos de hacer el intento de crear ese estado amoroso que nos ayudará a hacer
todo con el amor. Es más fácil experimentarlo que explicarlo.
Sobre la marcha procuraremos ver qué ocurre con nuestra atención. Exactamente
las mismas acciones podemos abordar desde la pura atención enfocada hacia la
acción tratando de ver si surge la acción amorosa.
Llegó el momento de pasar a la acción de dar estos pasos necesarios para poder
amarnos de verdad, siendo sinceros, viviendo la vida en su plenitud.
• vuelvo a avanzar
• y así sucesivamente…
Por ejemplo:
Y así podemos dar pasos en las direcciones que enumeré en este eBook.