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El 90 por ciento del agua presente en el planeta no es apta para el consumo humano
en su estado natural. Esto es debido a la presencia de sales y minerales como, por
ejemplo, en los casos del agua del mar y de los hielos polares. Sólo el otro 10 por
ciento constituido por el agua presente en nieves, lagos y ríos es apta para un
consumo casi directo.
La nieve es considerada como la forma más pura en la que el agua se puede
presentar, seguida de la lluvia. Se considera que la nieve es la forma más pura por
el hecho de que la lluvia, es decir, el agua en forma líquida, arrastra las impurezas
que pueda haber en la atmósfera al caer en forma de lluvia a la tierra. En cambio
esta situación no se produce en el caso de la nieve, ya que el agua se encuentra en
forma sólida y recorre menos distancia hasta alcanzar el suelo de montañas o zonas
de altura. Por esta última razón, el agua de deshielos de montañas nevadas es
considerada libre de impurezas orgánicas, aunque al recorrer lechos de ríos suele
arrastrar consigo sales o minerales.
Este tipo de agua es conocida como agua mineral, o agua con minerales, dada su
pureza y aporte de sales para el consumo sales para el consumo. En los casos de
zonas alejadas de poblaciones numerosas, este tipo de agua es utilizada para ser
embotellada por considerarse pura y potable. Esto no ocurre en las zonas pobladas
donde el agua de ríos y lagos puede encontrarse afectada por contaminantes
químicos industriales, los que la hacen no apta o muy poco recomendable para el
consumo humano. Un problema típico que presenta el agua, en zonas donde podría
creerse apta para consumo humano, es su dureza. La dureza en el agua viene dada
principalmente por la presencia de calcio y magnesio como minerales más duros,
aunque se podría extender a una lista de muchos más. Aproximadamente el 75 por
ciento de las reservas de agua consideradas potables, cuentan con durezas no
recomendables, que para ser combatidas son tratadas con sistemas de filtración de
diversos tipos y características, y así potabilizarla.
Agua Potable:
Llamamos agua potable al agua que podemos consumir o beber sin que exista
peligro para nuestra salud. El agua potable no debe contener sustancias o
microorganismos que puedan provocar enfermedades o perjudicar nuestra salud.
Por eso, antes de que el agua llegue a nuestras casas, es necesario que sea tratado
en una planta potabilizadora. En estos lugares se limpia el agua y se trata hasta que
está en condiciones adecuadas para el consumo humano. Desde las plantas
potabilizadoras, el agua es enviada hacia nuestras casas a través de una red de
tuberías que llamamos red de abastecimiento o red de distribución de agua.
Para que el agua que captamos en embalses, pozos, lagos, etc. sea adecuada para
el consumo humano, es necesario tratarla convenientemente para hacerla potable.
Este proceso se denomina potabilización y se realiza en las plantas potabilizadoras.
Existen diferentes métodos y tecnologías de potabilización, aunque todos ellos
constan, mas o menos, de las siguientes etapas: