Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
URGENCIAS EN
ATENCIÓN PRIMARIA
módulo 1 / Aspectos organizativos
Cuestiones Médico-Legales en
Situaciones de Urgencias y Emergencias
Blas Giménez
Cuestiones Médico-Legales
en Situaciones de Urgencias
y Emergencias
Blas Giménez
Índice
1. INTRODUCCIÓN.................................................................................. 4
2. EL DERECHO A LA PROTECCIÓN DE LA SALUD.
LEGISLACIÓN SANITARIA BÁSICA.................................................... 5
2.1. Principales troncos normativos sanitarios...................................... 7
3. BIOÉTICA Y DERECHO EN URGENCIAS Y EMERGENCIAS......... 12
4. SOBRE EL CONSENTIMIENTO INFORMADO Y EL DERECHO
DE INFORMACIÓN DE LOS PACIENTES Y USUARIOS.................. 13
4.1 Límites del consentimiento informado y consentimiento
por representación......................................................................... 13
5. SOBRE LA HISTORIA CLÍNICA Y DEMÁS DERECHOS EN
RELACIÓN CON LA DOCUMENTACIÓN CLÍNICA.......................... 16
5.1. Usos de la historia clínica............................................................. 16
5.2. Derechos de acceso a la historia clínica. Un tema polémico....... 17
6. SOBRE LA RESPONSABILIDAD PENAL EN URGENCIAS Y
EMERGENCIAS.................................................................................. 18
7. LAS ESPECIALES CIRCUNSTANCIAS DE TIEMPO, LUGAR
Y MEDIOS DISPONIBLES AL PRESTAR ASISTENCIA: LA LEX
ARTIS AD HOC................................................................................... 20
8. EL RIESGO QUE PODEMOS CONSIDERAR COMO PERMITIDO....... 22
9. RESPONSABILIDAD EN EQUIPO SANITARIO ANTE
URGENCIAS Y EMERGENCIAS........................................................ 23
1. INTRODUCCIÓN
Cuando se realiza una aproximación desde un punto de vista bioético y jurídico al terreno
profesional de la urgencia y emergencia, son muchos los valores y bienes en juego y que
pueden hacer surgir muchos conflictos bioéticos y jurídico: intimidad, integridad física,
internamientos, menores, confidencialidad, responsabilidad jurídica, etc, y que requiere
a los profesionales sanitarios unas destrezas adecuadas para un mejor afrontamiento; el
desconocer la Ley y las herramientas bioéticas y legales para la resolución de conflictos
bioéticos hace que se genere en los equipos asistenciales una gran inseguridad jurídica.
Siendo, como decía anteriormente, muchos los valores y bienes jurídicos que pueden
entrar en colisión en el ámbito profesional de la salud y los conflictos que pueden surgir es
importante un adecuado conocimiento de los principios básicos de la bioética:
a. Principio de autonomía.
b. Principio de beneficencia.
c. Principio de no maleficencia.
d. Principio de justica.
Estos principios son claves para que a través del denominado “método deliberativo” se
pueda dar una solución justa al conflicto bioético planteado: ¿Se puede respetar la negativa
de un paciente a un internamiento forzoso o por peligro para la salud pública? ¿Puedo no
aceptar una orden de NO RCP de un paciente en un domicilio? Éstas y otras cuestiones se
pueden dar respuesta con una adecuada formación en bioética, en sus principios y en su
método deliberativo.
Pero la bioética no debe quedar en un plano exclusivamente reflexivo, sino que debe
“ofertar” al profesional sanitario, si no la pauta, sí al menos algunas pautas justas de
actuación y que además estén amparadas por el Ordenamiento jurídico.
Los objetivos de este real decreto, con el fin de garantizar la equidad y la accesibilidad a una
adecuada atención sanitaria en el Sistema Nacional de Salud, son:
Además la existencia de este Real Decreto no habilita a los pacientes y usuarios a acudir
a cualquier profesional o centro sanitario sino que determina quiénes y dónde se han de
recibir las prestaciones sanitarias públicas2:
Un especial análisis hay que realizar de aquellas situaciones en donde concurre una urgencia
vital, y esto es importante tenerlo muy claro desde el punto de vista de la responsabilidad
jurídica, y el paciente acude a un centro sanitario privado; este supuesto cuando concurren
unas circunstancias entraría dentro de la cobertura pública aunque la atención se realice en
centro privado; y así lo determina el Real Decreto 1030/20063:
La norma jurídica es clara, en esa atención sanitaria han de concurrir las circunstancias
de: urgente, inmediata y de carácter vital. En estos supuestos asistenciales con riesgo real
para la vida y la integridad física, es ineludible la atención por parte de los profesionales
sanitarios, por ejemplo de urgencias, toda vez que no hacerlo se incurría en responsabilidad
penal por omisión del deber de socorro, y que se analizará en el siguiente tema.
Es la norma estructural del SNS, y que vino a desarrollar la parte organizativa del derecho
a la protección de la salud (ex art. 43 CE), como dice el artículo 1:
La presente Ley tiene por objeto la regulación general de todas las acciones que permitan
hacer efectivo el derecho a la protección de la salud reconocido en el artículo 43 y
concordantes de la Constitución.
Es una ley que se dictó tras la plena descentralización sanitaria en el año 2002, y cuyo fin es5:
El objeto de esta ley es establecer el marco legal para las acciones de coordinación y
cooperación de las Administraciones públicas sanitarias, en el ejercicio de sus respectivas
competencias, de modo que se garantice la equidad, la calidad y la participación social en
el Sistema Nacional de Salud, así como la colaboración activa de éste en la reducción de
las desigualdades en salud.
a)
La prestación de los servicios a los usuarios del Sistema Nacional de Salud en
condiciones de igualdad efectiva y calidad, evitando especialmente toda discriminación
entre mujeres y hombres en las actuaciones sanitarias.
e) La financiación pública del Sistema Nacional de Salud, de acuerdo con el vigente
sistema de financiación autonómica.
4. Ley 14/1986.
5. Artículo 1 Ley 1672003 de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud.
6. Artículo 2 Ley 16/2003 de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud.
La LAP es la norma que regula los denominados derechos de relación, y que hay que
incluir en la lex artis de los profesionales sanitarios. Los principios básicos de la LAP son
los siguientes7:
5. Los pacientes o usuarios tienen el deber de facilitar los datos sobre su estado
físico o sobre su salud de manera leal y verdadera, así como el de colaborar en su
obtención, especialmente cuando sean necesarios por razones de interés público o
con motivo de la asistencia sanitaria.
Durante este Máster los alumnos como profesionales sanitarios deben ser consciente de
la necesidad de incorporar en la lex artis profesional las previsiones de la misma, pues
establece unos principios que se deben proteger tanto hacia los pacientes como hacia la
propia institución sanitaria.
El ejercicio de las profesiones sanitarias se llevará a cabo con plena autonomía técnica y
científica, sin más limitaciones que las establecidas en esta ley y por los demás principios
y valores contenidos en el ordenamiento jurídico y deontológico, y de acuerdo con los
siguientes principios:
a) E
xistirá formalización escrita de su trabajo, reflejada en una historia clínica que deberá
ser común para cada centro y única para cada paciente atendido en él. La historia
clínica, tenderá a ser soportada en medios electrónicos y a ser compartida entre
profesionales, centros y niveles asistenciales.
b) S
e tenderá a la unificación de los criterios de actuación, que estarán basados en la
evidencia científica y en los medios disponibles y soportados en guías y protocolos
de práctica clínica y asistencial. Los protocolos deberán ser utilizados de forma
orientativa, como guía de decisión para todos los profesionales de un equipo, y
serán regularmente actualizados con la participación de aquellos que los deben
aplicar.
c) L
a eficacia organizativa de los servicios, secciones y equipos, o unidades asistenciales
equivalentes sea cual sea su denominación, requerirá la existencia escrita de normas
de funcionamiento interno y la definición de objetivos y funciones tanto generales
como específicas para cada miembro del mismo, así como la cumplimentación por
parte de los profesionales de la documentación asistencial, informativa o estadística
que determine el centro.
d) La continuidad asistencial de los pacientes, tanto la de aquellos que sean atendidos
por distintos profesionales y especialistas dentro del mismo centro como la de quienes
lo sean en diferentes niveles, requerirá en cada ámbito asistencial la existencia de
procedimientos, protocolos de elaboración conjunta e indicadores para asegurar esta
finalidad.
Y el artículo 5.1 de la LOPS que determina la relación entre los profesionales sanitarios y de
las personas atendidas por ellos, se rige por los siguientes principios generales:
a) Los profesionales tienen el deber de prestar una atención sanitaria técnica y profesional
adecuada a las necesidades de salud de las personas que atienden, de acuerdo con
el estado de desarrollo de los conocimientos científicos de cada momento y con los
niveles de calidad y seguridad que se establecen en esta ley y el resto de normas
legales y deontológicas aplicables.
b) Los profesionales tienen el deber de hacer un uso racional de los recursos diagnósticos
y terapéuticos a su cargo, tomando en consideración, entre otros, los costes de sus
decisiones, y evitando la sobreutilización, la infrautilización y la inadecuada utilización
de los mismos.
d) Los pacientes tienen derecho a la libre elección del médico que debe atenderles.
Tanto si el ejercicio profesional se desarrolla en el sistema público como en el ámbito
privado por cuenta ajena, este derecho se ejercitará de acuerdo con una normativa
explícita que debe ser públicamente conocida y accesible.
e)
Los profesionales y los responsables de los centros sanitarios facilitarán a sus
pacientes el ejercicio del derecho a conocer el nombre, la titulación y la especialidad
de los profesionales sanitarios que les atienden, así como a conocer la categoría y
función de éstos, si así estuvieran definidas en su centro o institución.
Esta Ley es fundamental para los profesionales sanitarios del ámbito de la urgencia y
emergencia pues planifica y ordena las competencias de las diferentes autoridades en
circunstancias de grave riesgo para la salud de la colectividad; y en coherencia con lo
anterior se establecen una serie de principios de actuación:
•
Principio de transparencia. Las actuaciones de salud pública deberán ser
transparentes. La información sobre las mismas deberá ser clara, sencilla y
comprensible para el conjunto de los ciudadanos.
Estas singularidades obligan, y en línea con uno de los principios de la Ley de Ordenación
de las Profesiones Sanitarias, a que los equipos y soportes de este ámbito incorporen en
sus protocolos todas estas variables jurídicas tan especiales que se pueden dar. Además
de contar con dichos protocolos se deben articular procedimientos y vías de colaboración
con jueces, magistrados y fiscales.
El consentimiento será verbal por regla general. Sin embargo, se prestará por escrito en
los casos siguientes: intervención quirúrgica, procedimientos diagnósticos y terapéuticos
invasivos y, en general, aplicación de procedimientos que suponen riesgos o inconvenientes
de notoria y previsible repercusión negativa sobre la salud del paciente.
El consentimiento escrito del paciente será necesario para cada una de las actuaciones
especificadas en el punto anterior de este artículo, dejando a salvo la posibilidad de
incorporar anexos y otros datos de carácter general, y tendrá información suficiente sobre
el procedimiento de aplicación y sobre sus riesgos. Todo paciente o usuario tiene derecho a
ser advertido sobre la posibilidad de utilizar los procedimientos de pronóstico, diagnóstico
y terapéuticos que se le apliquen en un proyecto docente o de investigación, que en ningún
caso podrá comportar riesgo adicional para su salud. El paciente puede revocar libremente
por escrito su consentimiento en cualquier momento.
2.
Los facultativos podrán llevar a cabo las intervenciones clínicas indispensables en
favor de la salud del paciente, sin necesidad de contar con su consentimiento, en los
siguientes casos:
a) Cuando existe riesgo para la salud pública a causa de razones sanitarias establecidas por
la Ley. En todo caso, una vez adoptadas las medidas pertinentes, de conformidad con lo
establecido en la Ley Orgánica 3/1986, se comunicarán a la autoridad judicial en el plazo
máximo de 24 horas siempre que dispongan el internamiento obligatorio de personas.
10. Se siguen las previsiones establecidas en la Ley 41/2002 de Autonomía del Paciente.
11. Todas estas previsiones deben ser incorporadas a los protocolos asistenciales.
b) Cuando existe riesgo inmediato grave para la integridad física o psíquica del enfermo
y no es posible conseguir su autorización, consultando, cuando las circunstancias lo
permitan, a sus familiares o a las personas vinculadas de hecho a él.
a) Cuando el paciente no sea capaz de tomar decisiones, a criterio del médico responsable
de la asistencia, o su estado físico o psíquico no le permita hacerse cargo de su
situación. Si el paciente carece de representante legal, el consentimiento lo prestarán
las personas vinculadas a él por razones familiares o de hecho.
5. La prestación del consentimiento por representación será adecuada a las circunstancias
y proporcionada a las necesidades que haya que atender, siempre en favor del paciente
y con respeto a su dignidad personal. El paciente participará en la medida de lo posible
en la toma de decisiones a lo largo del proceso sanitario.
La autorización será previa a dicho internamiento, salvo que razones de urgencia hicieren
necesaria la inmediata adopción de la medida. En este caso, el responsable del centro en
que se hubiere producido el internamiento deberá dar cuenta de éste al tribunal competente
lo antes posible y, en todo caso, dentro del plazo de veinticuatro horas, a los efectos de
que se proceda a la preceptiva ratificación de dicha medida, que deberá efectuarse en el
plazo máximo de setenta y dos horas desde que el internamiento llegue a conocimiento
del tribunal. Cuando los facultativos que atiendan a la persona internada consideren que
no es necesario mantener el internamiento, darán el alta al enfermo, y lo comunicarán
inmediatamente al tribunal competente.
El personal de administración y gestión de los centros sanitarios sólo puede acceder a los
datos de la historia clínica relacionados con sus propias funciones.
El personal que accede a los datos de la historia clínica en el ejercicio de sus funciones
queda sujeto al deber de secreto.
El derecho de acceso del paciente a la historia clínica puede ejercerse también por
representación debidamente acreditada.
Los centros sanitarios y los facultativos de ejercicio individual sólo facilitarán el acceso a
la historia clínica de los pacientes fallecidos a las personas vinculadas a él, por razones
familiares o de hecho, salvo que el fallecido lo hubiese prohibido expresamente y así se
acredite. En cualquier caso el acceso de un tercero a la historia clínica motivado por un
riesgo para su salud se limitará a los datos pertinentes. No se facilitará información que
afecte a la intimidad del fallecido ni a las anotaciones subjetivas de los profesionales, ni
que perjudique a tercero.
Los requisitos que establece el Tribunal Supremo para estimar una actuación
imprudente como causante de responsabilidad penal son:
4. Causación de un daño.
• Homicidio imprudente e inducción al suicidio (a. 142 y siguientes del vigente Código
Penal)
• Delito de lesiones (147 y ss. CP) y lesiones al feto (a. 157 y ss. CP)
• Omisión del deber de socorro y denegación de auxilio (a. 195 y 196 CP)
• Violación del secreto profesional (a. 197 y ss. CP) y falsedad documental (a 390 y
ss. CP)
La mayoría de los errores resultan de problemas creados por la complejidad del sistema
de cuidado médico de hoy en día. Pero también ocurren errores cuando los pacientes
y los profesionales sanitarios, o los profesionales entre sí, tienen problemas de
comunicación. La evolución de la relación médico-paciente (o enfermero-paciente), desde
un modelo paternalista al modelo deliberativo actual, obliga al profesional a un cambio
absoluto en el rol que ha mantenido hasta ahora.
Es evidente que no es igual ejercer la medicina de urgencias en una pequeña población sin
Servicio Integral de Emergencias implantado que en una gran ciudad como Madrid. Por
esta razón, el deber de cuidado debe de ser proporcional a los medios disponibles.
Por esta razón, es de suma importancia que el juez conozca exactamente el contexto
en que se desenvuelve la conducta profesional enjuiciada, ya que el mismo adquiere
gran relevancia al establecer la “lex artis” del caso concreto y el grado de cuidado
exigible en el supuesto determinado que se juzga o valora. Es lo que se conoce como
“lex artis ad hoc”.
Debe quedar claro que la urgencia vital no nos exime a los profesionales de la
responsabilidad de pensar y actuar en beneficio del enfermo; pero este modo de
pensar y actuar, debe ajustarse a las circunstancias. En todo acto sanitario (de cualquier
categoría), ya sea con fines diagnósticos, terapéuticos, etc., en casos de urgencia vital, la
problemática rara vez se va a dar por una actitud activa, siendo precisamente la pasiva (u
omisiva) la que puede dar lugar a la denuncia e incluso a la apreciación de responsabilidad.
De otro lado, el principio de intervención mínima del Derecho Penal y su función de castigar
conductas claramente reprochables actuando como última ratio (solo en supuestos en
que no puede ser punida la actitud por otra vía) hacen dudar de la idoneidad de la vía
penal. No se daría proporcionalidad en su uso si entráramos a resolver situaciones de
este tipo que más parecen responder a conductas resarcibles, a lo sumo, mediante una
indemnización (esto es, Responsabilidad Civil). Obrar de otro modo es injustificable y una
forma muy criticable de desvirtuar la naturaleza y fin del Derecho Penal.
• Con división del trabajo: existe un reparto de tareas, muy relacionadas entre sí, aunque
con responsabilidades individualizadas. Aparece una división vertical, ordenada en
función de la categoría profesional de cada uno de los integrantes del equipo, y una
división horizontal, entre profesionales del mismo “rango” profesional que inciden
sobre el paciente.
Cada profesional que integra el equipo es responsable del correcto desempeño de las
tareas que le corresponden dentro de su ámbito profesional.
En ocasiones, y en aras de lograr una atención más rápida, se delegan funciones de unos
profesionales a otros: esa delegación ha de entenderse reducida al ámbito de la atención,
teniendo en cuenta que no todo es delegable. Para que dicha delegación de funciones se
pueda producir, la persona que las asume debe tener capacidad y competencia profesional.
Si la delegación se realiza entre profesionales que tienen la misma categoría profesional, se
entiende que la responsabilidad que emane de una realización incorrecta la asume quien asume
la función delegada. Si la función delegada se hace a un profesional de diferente titulación,
quien delega asume la responsabilidad in vigilando con respecto a la realización de la función.
Debemos delegar solo aquellas funciones que, sabemos, puede asumir la persona
a quien se delegan y llevarlas a cabo con seguridad, calidad y responsabilidad. Es
fundamental que sepamos que sólo delegamos la función, nunca la responsabilidad,
que permanece en quién está delegando a un tercero una función que le compete.
“El profesional que, estando obligado a ello, denegare asistencia sanitaria o abandonare
los servicios sanitarios, cuando de la denegación o abandono se derive riesgo grave para
la salud de las personas, será castigado con las penas del artículo precedente en su mitad
superior y con la de inhabilitación especial para empleo o cargo público, profesión u oficio,
por tiempo de seis meses a tres años”.
• Se castiga al profesional: parece claro que el legislador está pensando en el profesional
sanitario (que es el obligado, por su formación y competencia, a prestar asistencia sanitaria).
• Se castiga al obligado a prestar la asistencia, que no es otro que aquel profesional que,
estando de guardia y conociendo de la situación, se niega a prestar socorro.
• Se castiga la conducta de la que se derive riesgo grave para la salud de las personas.
Ha de quedar claro que se exige actuar con dolo, esto es con conocimiento y voluntad
de actuar contra la norma, para que la conducta omisiva sea punible. No cabe, pues,
omisión del deber de socorro conforme a la regulación establecida en el artículo 196 si la
conducta del sanitario es simplemente imprudente.
El objetivo que se persigue con este documento es que dicha Autoridad tenga conocimiento
del hecho y de sus consecuencias (lesiones), a efecto de que pueda llevar a cabo la
investigación pertinente y en su caso, adoptar las medidas oportunas con respecto al autor.
Debe recoger como mínimo la identificación del paciente, fecha y hora de la asistencia,
identificación del médico, descripción de las lesiones, posible mecanismo lesivo
(según lo refiera el paciente), diagnóstico, tratamiento prescrito y pronóstico quo ad
vitam (es decir, el de riesgo que para la vida supone la lesión o enfermedad).
En caso de existir una negativa expresa del paciente a ser trasladado a un centro
hospitalario sería conveniente disponer de un documento en el que el paciente reconozca
de forma explícita haber sido informado de los riesgos de la enfermedad y exprese su
negativa a ser tratado o trasladado, aceptando de esta forma, la responsabilidad de las
consecuencias de su decisión.
“El personal sanitario vendrá obligado, en todo caso, a proceder a la obtención de muestras
y remitirlas al laboratorio correspondiente, y a dar cuenta, del resultado de las pruebas
que se realicen, a la autoridad judicial, a los órganos periféricos del organismo autónomo
Jefatura Central de Tráfico y, cuando proceda, a las autoridades municipales competentes
(artículo 12.2, párrafo tercero, del texto articulado).
Entre los datos que comunique el personal sanitario a las mencionadas autoridades u
órganos figurarán, en su caso, el sistema empleado en la investigación de la alcoholemia,
la hora exacta en que se tomó la muestra, el método utilizado para su conservación y el
porcentaje de alcohol en sangre que presente el individuo examinado”.
No. Aunque es preciso aclarar que si es por razón de un trastorno psíquico y el paciente
no está en condiciones de decidirlo por sí mismo, la Ley de Enjuiciamiento Civil en su
art. 763 recoge las condiciones para llevarlo a cabo.
“El internamiento, por razón de un trastorno psíquico, de una persona que no esté en
condiciones de decidirlo por sí, aunque esté sometida a la patria potestad o a tutela,
requerirá autorización judicial, que será recabada del tribunal del lugar donde resida la
persona afectada por el internamiento”.
La ley recoge que cuando por razones de urgencia se requiera el internamiento urgente
de una persona que no es capaz de decidirlo por sí misma, éste se podrá llevar a cabo
por el facultativo sin autorización judicial previa, con la única condición de ponerlo en
conocimiento de la autoridad competente en un plazo máximo de 24horas, para que
se proceda a su ratificación posterior por parte del Juzgado.
Está indicado para prevenir lesiones al propio paciente, a otras personas, para evitar
disrupciones graves del programa terapéutico (arranques de sondas, vías, etc.), para
“El facultativo que haya asistido al difunto en su última enfermedad o cualquier otro que
reconozca el cadáver enviarán mediatamente al Registro parte de defunción en el que,
además del nombre, apellidos, carácter y número de colegiación del que lo suscribe,
constará que existen señales inequívocas de muerte, su causa y, con la precisión que la
inscripción requiere, fecha, hora y lugar del fallecimiento y menciones de identidad del
difunto, indicando si es conocido de ciencia propia o acreditada y, en este supuesto,
documentos oficiales examinados o menciones de identidad de persona que afirme los
datos, la cual también firmará el parte. Si hubiere indicios de muerte violenta se comunicará
urgente y especialmente al Encargado”.
Aunque no hay nada legislado al respecto, en cada caso particular, la actuación del
personal sanitario queda bajo su criterio profesional, ético y deontológico. Si se
está cercano al centro hospitalario de destino, parece que lo más coherente es acabar el
desplazamiento. Esto no es óbice de comunicar de forma inmediata la defunción a la
autoridad judicial. Hay que tener en cuenta que la diligencia conocida como “levantamiento
de cadáver” tiene como objetivo, entre otros, el examen del lugar de los hechos y la recogida
de indicios por parte de la policía científica. Es por lo que, en estos casos concretos, en los
que el fallecimiento se produce durante el traslado, y dado que el vehículo sanitario
no ha sido el lugar de los hechos, parece que lo más razonable es finalizar el traslado.
18. BIBLIOGRAFÍA
• Antequera Vinagre JM. Responsabilidad penal en la asistencia sanitaria. (Internet). Madrid:
Escuela Nacional de Sanidad; 2012 (consultado el 28 de septiembre del 2014). Disponible
en: http://e-spacio.uned.es/fez/eserv.php?pid=bibliuned:500639&dsID=n6.6_Casos_de_
Responsabilidad_Penal.pdf
• Gallego Riestra, S. Mala praxis y gestión de riesgos. (Internet). Madrid: Escuela Nacional
de Sanidad; 2012 (consultado 20 septiembre del 2014). Tema 16.4. Disponible en: http://
e-spacio.uned.es/fez/view.php?pid=bibliuned:500636
•
Pastor Bravo M, Rodes Lloret F. (2011) Aspectos médico legales en urgencias y
emergencias. En: Guía Asistencial Urgencias y Emergencias extrahospitalarias. Gerencia
de Urgencias, Emergencias y Transporte Sanitario del SESCAM.
REFERENCIAS LEGISLATIVAS
• Ley 14/1986, General de Sanidad.
• Ley 16/2003, de Cohesión y Calidad del Sistema Nacional de Salud.
• Ley 41/2002 de Autonomía del Paciente.
• Ley 44/2003 de Ordenación de las Profesiones Sanitarias.
• Ley 55/2003 de Estatuto Marco del Personal Sanitario de los Servicios de Salud.
• Ley 33/2011 General de Salud Pública.