España tiene una distribución de las actividades económicas muy similar
a la que tienen en el resto de Europa. El sector primario es el que menos personas ocupa, y el terciario es el que más, casi tres cuartas partes de la población activa.
El sector primario, que a principios del siglo XX englobaba a la mayoría
de la población activa, ocupa actualmente, menos del 10% de la población total. Las causas principales de este descenso han sido la mecanización del campo y el trasvase de población activa hacia los sectores secundario y terciario. Los cultivos más extendidos son los mismos que en el resto de países de la Europa Mediterránea: vid; olivo y cereales. En el norte de España, sin embargo, destaca la ganadería bovina propia de la Europa Atlántica.
El Sector secundario, que partía de niveles muy bajos a principios del
siglo XX, creció hasta 1975 debido al desarrollo de la industria moderna. Desde entonces su porcentaje desciende, como resultado de la amplia variedad de sistemas industriales para realizar las tareas y el desplazamiento de la mano de obra sobrante hacia el sector terciario. Así, el sector secundario ocupa en la actualidad en torno al 30%. Al igual que en el resto de Europa las industrias que más personas ocupan son la metalúrgica, la del automóvil y la química. Además, la industria de bienes de consumo da trabajo a muchas personas.
El sector terciario, que partía de forma también en cifras bajas a
principios del siglo XX, ha crecido de forma continuada, hasta ocupar actualmente más del 70% de la población activa. Las causas de este incremento han sido el trasvase de población procedente desde los otros dos sectores económicos, la mejora del nivel de vida, y la implantación del Estado del bienestar, que requiere servicios numerosos y especializados. El comercio, el transporte y el turismo son las actividades de este sector que ocupan a más personas en España.