Observacion de La Tierra Desde El Espacio

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Observacion de la Tierra desde el espacio Una ventana para conocer el mundo en el que vivimos lz | Observacion de la Tierra desde el espacio Una ventana para conocer el mundo en el que vivimos Imagen de cubierta: Impresién art{stica del Observatorio Principal GPM (GPM Core Observatory), en drbita alrededor de la Tierra. Direccién cientffica de la coleccidn: Manuel Lozano Leyva © Oscar Augusto Rodriguez Baquerc por el texto © RBA Contenidos Editoriales y Audiovisuales, S.A.U. © 2017, RBA Coleccionables, S.A. Realizacién: EDITEC Disefio cubierta: Lloreng Marti Disefio interior: tactilestudio Infografias: Joan Pejoan Fotografias: Jesse Allen/Observatorio de la Tierra de la NASA: 127; Campo de Misiles de White Sands/Laboratorio de Fisica Aplicada: 17; Jacques Descloitres, MODIS Rapid Response Team, NASA/GSFC: 91b; Ed Clark/ The LIFE Picture Collection/Getty Images: 41; ESA: 107, 141; ESA/AOES Medialab: 73a, 144; ESA/D. Ducros: 45, 46; ESA/P. Carril: 151b; Estudio de Visualizacién Cientifica del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA: 78b; FRONTEX/Eurosur: 93; Britt Griswold/NASA: portada; Laboratorio Nacional de Los Alamos: 27; NASA: 20, 37a, 37b, 67, 83a, 83b, 109, 145, 149, 151a, 152, 154; NASA/Equipo Cientifico del Landsat: 91a; NASA/GSFC: 101; NASA/GSFC/METIVERSDAC/JJAROS/ASTER Science Team: 119; NASA/JPL: 69; NASA/Robert Simmon/equipo del EO-1: 124; NOAA: 39, 49; Observatorio de Ja Tierra de la NASA/Joshua Stevens: 92; Observatorio de la Tierra de la NASA/ Joshua Stevens/U.S. Geological Survey/U.S. Drought Monitor, Universidad de Nebraska-Lincoln: 103a; Observatorio de la Tierra de la NASA/Joshua Stevens/ U.S. Geological Survey: 103b; Robert Simmon/NASA/Centro de Investigacién de Woods Hole: 90; USAF: 139. Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicacion puede ser reproducida, almacenada © transmitida por ningtin medio sin permiso del editor. ISBN: 978-84-473-8830-1 Depésito legal: B-8280-2017 Impreso y encuadernado en Rodesa, Villatuerta (Navarra) Impreso en Espaiia - Printed in Spain nih a te BRO ERECT Rl eit SUMARIO POCOLIATELALIELALISELTET IAAL PL ELL ELLIPSIS SSS PS, SOCLEOLTALT LID IDLE A, COOLOLEEELILLELEAT EES INTRODUCCION 2. | 6 gewee emer ne O44 Rw EE EA ars wen we 7 CAPITULO 1 Cienciay espionaje. . 6. eee ee 13 CAPITULO 2 Meleorolog ltt: essere sty qimtthicy paca stat wegen wes 29 CAPITULO 3 CUUAROLO REA se celeenler oi nunnasi ot otnmecet-iethgia eccstoe 51 CAPITULO 4 La huella humana desde elespacio ........5-05 77 CAPITULOS —_Los tesoros de laTierra.......... wae panes a 95 CAPITULO 6 Desastres naturales... 00 eee 113 CAPITULO 7 Sondeando los secretos ocultos de Ja Tierra ...... 133 LECTURAS RECOMENDADAS ........---5++:- Pee re ey 155 INN oe ace: ices yra) hae nse reig aden PRR EE eS OD 157 Sree ora INTRODUCCION GLE EOPETADSLALILESTLLATTATALLEALOEPELLELELETLIVIETESEISPL SETTLE LITLE PEL PLLA DEEL El 4 de octubre de 1957, un pequefio ingenio construido por el ser humano, llamado Sputnik, se adentraba en el oscuro vacio del espacio para orbitar en torno a nuestro planeta. Nacia asi lo que popularmente conocemos como Era Espacial. Once afios después del lanzamiento de aquel satélite, tres seres humanos fueron enviados mas alla de la Orbita terrestre a bordo de la nave Apolo 8, en el marco de la primera misién circunlunar tripulada de la historia. Los astronautas Frank Borman, William Anders y James Lovell quedaron aténitos cuando, en drbita alrededor de la Luna, vieron sobre el horizonte selenita c6mo emergia lentamente una pequefia esfera azulada, de un tamafio aparen- te comparable al de una canica, suspendida en la mayor de las oscuridades jamas imaginada. La imagen de la Tierra a cuatro- cientos mil kilémetros de distancia ofrecia una perspectiva sin Precedentes de nuestro planeta. Tres colores predominaban so- bre los demas: el azul de los océanos, el blanco de las nubes y el Marrén de los continentes. Sobre este ultimo se podian apreciar pequenas pinceladas de tonalidades verdosas que correspondian a los bosques y las selvas. No se apreciaban fronteras de ningun tipo. La atmosfera, a tales distancias, era totalmente impercep- tible. En definitiva, aquella imagen describfa un planeta de una enorme delicadeza, que flotaba, junto a pequefios puntos de luz, en una oscuridad infinita. La imagen que la Tierra ofrece desde el espacio provoca un notable impacto en aquellas personas que han tenido el privi- legio de traspasar la frontera de nuestra atmésfera. Ya sea en expediciones de minutos, horas 0 dias de duracién recorriendo la érbita terrestre o en vuelos de varios dias més alla de ella, todos los astronautas regresan de sus respectivas misiones con una visién completamente diferente del planeta que es nuestro hogar. Sus conductas se vuelven mds protectoras, cuidadosas y comprometidas con el medio ambiente. Ese sentimiento, que se fue extendiendo ala comunidad cien- tifica y ala sociedad en general en un plazo muy corto de tiempo, combinado con la natural curiosidad humana y la percepci6n del potencial que ofrecia el espacio, fomenté que, a partir de la déca- da de 1960, varios paises comenzasen a poner en érbita ingenios para obtener una imagen lo mas completa posible de nuestro planeta y de aquellos fenémenos que tienen jugar en él. Desde su posicion privilegiada, estos artefactos pueden tomar imagenes globales, incluyendo aquellas de lugares remotos cuyo acceso desde la superficie terrestre es muy complicado o imposible. Las observaciones realizadas durante largos periodos de tiempo nos ayudan a comprender la evolucién que la Tierra y su atmésfera experimentan con el transcurso de los anos. El sucesivo lanzamiento de satélites con instrumentos cada vez mas avanzados y precisos nos ha permitido profundizar en el conocimiento de la meteorologia y del clima de la Tierra. Los sa- télites meteoroldgicos situados en diferentes puntos alrededor del ecuador terrestre, a unos 36000 km sobre la superficie del planeta, nos proporcionan una visién continua e integral de la actividad atmosférica en diferentes regiones del globo. Gracias asus observaciones en distintas longitudes de onda, los satélites son capaces de obtener informacién sobre fendmenos meteoro- légicos muy diversos. Dicha informacién facilita sobremanera la elaboracién de prondsticos y modelos cada vez mas fiables, con una antelacién de varios dias, algo impensable en los ahos INTRODUCCION previos a la Era Espacial. El seguimiento por satélite de fenéme- nos extremos, como tormentas y huracanes, contribuye a salvar millones de vidas y a evitar la pérdida de ingentes cantidades de dinero en el sector energético cada afio, al proporcionar una informacion extremadamente ttil para prevenir a la poblacién y alas compafiias ante tales amenazas. Otros fenémenos naturales extremos, como terremotos, tsu- namis, corrimientos de tierra y riadas, suponen ‘gualmente una amenaza potencial para la vida. De acuerdo con los datos ofre- cidos por el Centro para la Investigacién sobre la Epidemiologia de los Desastres (CRED, por sus siglas en inglés), perteneciente a la Universidad Catélica de Lovaina (Bruselas), a lo largo del afio 2015 se produjeron 346 catastrofes naturales mundiales, que se tradujeron en la pérdida de 22773 vidas humanas, cuyos efec- tos, ademéas, se extendieron a casi 100 millones de personas, pro- vocando asimismo pérdidas econémicas por un valor superior a los 66000 millones de dolares. La utilizacién de satélites para el seguimiento de determinadas regiones del globo susceptibles de ser golpeadas por estas catastrofes esta contribuyendo de mane- ra significativa a la implementaci6n de protocolos de seguridad y, con ellos, a reducir el nimero de bajas humanas cuando estos fenédmenos tienen lugar. Esa tecnologia también ha tenido una aplicaci6n militar. Du- rante los afios que siguieron al lanzamiento del Sputnik 1 en 1957, y en el fervor de la pugna entre los bioques comunista y capitalista de la Guerra Fria, multitud de ingenios dotados de c4- maras fueron puestos en 6rbita con el propésito de realizar mi- siones de reconocimiento. Esta practica ha continuado desde la caida del Muro de Berlin en 1989, y ha vivido una intensificacion en respuesta al surgimiento de las nuevas amenazas internacio- nales, con el lanzamiento de vehiculos muy sofisticados cuyas brestaciones permiten realizar operaciones que el ciudadano de a pie enmarcaria en las fronteras de la ciencia ficcidn. Por otra parte, las observaciones por satélite realizadas a lo largo de extensos periodos de tiempo nos han permitido adquirir conciencia de que la actividad humana influye en determinados fenédmenos que, a medio y largo plazo, suponen wna grave ame- {NTRODUCCION

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